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Sandy era una amiga cercana, la conocí en la misma preuniversitaria en la que conocí a Cinthia, era una joven perspicaz, que siempre tenía preguntas y respuestas que yo no pensaba, era inteligente y sobre todo, no tenía reparos en preguntar hasta quedar convencida de que lo que oía era la verdad.
Nos hicimos amigos, juntamente con Julio y Henry, que ya eran viejos conocidos míos, éramos un grupito risueño que compartía historias y viajes camino a casa.
Sandy siempre tomaba su combi algo lejos, aunque podía tomarlo a una cuadra de donde estudiábamos, según ella era porque quería caminar y no la culpo, cinco horas sentada era suficiente para que uno quisiera pasar el resto de la tarde parado.
Pero ocurrió un cosa curiosa con Sandy, mi amiga, a quien siempre veía como una compinche más del grupo, con quien bromeaba sin tapujos y era totalmente sincero y honesto, y es que si alguna conducta indecorosa o respuesta rara existía en mi (a desconocimiento de Cinthia) Sandy la conocía, conocía como era el Yo real, sin tapujos, sin pelos en la lengua, burlón y auténtico plenamente.
Y un día, a la salida normal, me despedí de Cinthia y busqué a mi grupito, al encontrarlos, caminamos un poco y Henry dijo que tenía algunos asuntos en otra dirección, así que nos despedimos y luego cuadras adelante, mi amigo Julio sorpresivamente anunció lo mismo, nos despedimos y se fue, fue raro y lo comenté con Sandy, dije algo como:
"Qué raro, justo hoy día se fueron los dos, que tendrán que hacer que los hizo correr?", más tarde me enteré que fue la misma Sandy quien los obligó a irse porque quería hablar conmigo a solas.
Entonces me dijo:
"Bueno, ya que estamos solos..." mientras sujetaba sus manos a sus espaldas y miraba como quien no quiere mirar un pajarito o un árbol
La miré como quien busca leer algo en su rostro
"¿Qué? -me respondió cortante, ¿Por qué me miras así?- dijo soltando sus manos, acercándose y parándose frente a mi
Y es que pensaba que me diría algo de Cinthia, después de todo estaba seguro que ella no aprobaba mi relación o no relación o aventura, o lo que sea que tuviera con ella. Es más, creo que le caía antipática y podía verlo en su actitud, sólo que no entendía la razón (lento yo).
-No nada, sólo pensé querías decirme algo- respondí y seguí caminando
-Bueno si, hay algo que quiero decirte, pero ven, detente un momento, quiero hablar contigo- dijo y se detuvo.
-Ya, ok, que pasa? y regresé hasta estar frente a ella.
-Tú me gustas -no dijo nada más,
Nos miramos un momento en silencio, uno de esos silencios incómodos que todo el mundo sabe que existen pero que no pasan a menudo, sino en películas y series, usualmente de comedia.
Entonces, con toda la torpeza del mundo respondí:
-¿Qué?
Pude ver la desilusión en su rostro, de esas que uno conoce pero espera no oír. Entonces ella bufó algo molesta
Yo permanecí en silencio, en mi interior, no había otro pensamiento aparte de Cinthia, estaba enamorado de ella y en ese trance no me había percatado de nadie más, de nadie y ahora, súbitamente me enteraba que mi amiga a quien le había confiado mis secretos, con quien había compartido meses de risas, confidencias y anécdotas, de repente me decía que le gustaba... era raro, pero en mi interior estaba clarísimo, no tenía ningún sentimiento por ella aparte del amical... y no me sentí triste.
Nos seguimos mirando, fue raro, fue corto pero muy significativo, no sabía que decir, no sabía que responder, sólo mirarla.
Sandy entendió ese silencio.
- Lo siento, no debí decir esto, estaba bromeando, no me hagas caso, ya me tengo que ir - dijo atropelladamente y seguidamente corrió hasta el paradero, mirando si venía su combi que inusualmente ese día demoraba más de lo usual.
La seguí entonces, comenzó a caminar rápido y pude ver que estaba dolida y que simplemente quería irse
Pero yo, con la elegancia y delicadeza de un mamut joven le dije:
- Pero cómo te voy a gustar, no entiendo- de alguna forma, en mi cabecita inexperta, buscaba desacreditar este enamoramiento sustentando que yo no era objetivamente un buen partido, ni era inteligente, ni guapo, ni tenía los recursos para ser del gusto de alguna señorita que precie. Si señores, fui un idiota, tenía 16 recuerdan?
Lo que dije, si bien no recuerdo bien que fue, hizo que Sandy caminara más rápido, y para su mala suerte, no venía ni una sola combi.
La tomé del brazo y nuestras miradas se cruzaron, tenía los ojos llorosos y ahora sí, se me venía el mundo encima, había hecho llorar a una jovencita en plena calle en medio de la ciudad a vista y paciencia de peatones y transeúntes.
Tampoco ayudaba que nos gritaran cosas desde los autos que pasaban... Definitivamente no fue agradable.
- Por favor, suéltame, déjame ir, ya te dije que sólo fue una broma.
- Cómo puedes decir algo así en broma! - Estaba tan sorprendido que ni modulaba mi voz, ni sabía que pretendía al retenerla.
- Por favor, suéltame, me estás haciendo daño... - Entonces, como quien se entera está haciéndole daño a alguien la solté... como ella tiraba retrocedió y creo que se sorprendió que la soltara y miró más triste aún.
-Lo siento- atiné a responder
-Lo siento mucho, yo... -me acerqué lentamente
-No lo digas, olvida todo lo que te he dicho, mejor, olvídate de mí, si has eso...
-No Sandy, espera yo... - pero no podía completar esta frase, no sabía cómo completarla, al menos no de manera que la hiciera sentir mejor.
Sólo podía mirarla y decir "Lo siento"
Entonces ella retrocedió, estiró la mano y se subió a una combi que justamente paró allí y se fue.
Me quedé parado, aun procesando todo lo que había pasado en los últimos 15 minutos.
Caminé a casa ese día, luchando con mis pensamientos, en lo que dije y no debí decir, en lo que callé y en lo que sentía, pensé además en lo que sería de Sandy.
A la mañana siguiente, Sandy no fue, era viernes y no la vería hasta el lunes entrante, no vino el lunes y ya estaba preocupándome, pero el martes apareció.
El lunes les pregunté a Henry y Julio que pasó con ellos, y ambos me dijeron que Sandy, por separado, les había dicho que quería hablar conmigo una cosa seria, pero no les dijo de que o no les quiso decir de que, ambos aceptaron sin imaginar, porque les conté que pasó, que era para declararse, quedaron atónitos como yo (igual de brutos eran mis amigos, por favor amigo lecto, comprenda todos teníamos 16)
El martes, Sandy me rehuyó en los recesos y a la salida, era rápida y juraría que se teleportaba, y así pasaron los últimos días de academia, pero casi al final, 1 o 2 días antes, a la salida, me encontré con Julio y Henry luego de despedirme de Cinthia y alguien tocó mi hombro, era Sandy y tomó mi mano izquierda y depósito en ella, bien doblado un calzón rojo con mi foto clavada con un alfiler...
No mentira, pero hubiera sido un desenlace interesante en esta historia, 100% verídica por cierto, porque me pasó a mí.
Ella depositó en mi mano una pequeña cartita, en esa época la gente escribía notas y se fue corriendo, me sonrió y sin una palabra se fue rápido.
Caminé un poco más y entonces me volvió el sentido común, abrí la carta rápidamente y la leí...
Decía entre otras cosas
"Perdón por lo que ese día...
No fue mi intención molestarte...
Es sólo que al verte a diario con Cinthia, pues no sé, algo me pasaba y no me daba cuenta hasta que ya no podía hacer nada...
Yo no pedí esto, créeme...
No me malinterpretes, no odio a Cinthia, me cae bien, pero si no hubieras estado tú, hubiéramos sido amigas...
Deseo que seas muy feliz junto a quien tú quieras estar...
Yo solucionaré este sentimiento que tengo por ti, sola...
Espero me perdones por cómo te traté ese día...
Con todo el cariño del mundo. Tu amiga Sandy"
Entonces, les dije a Henry y Julio que vayan avanzando que los alcanzaba, le di mi mochila a Julio y corrí para alcanzar a Sandy
No corrí mucho, 3 cuadritas y ya podía verla, estaba con un grupo de chicas, corrí más, tomé airé y toque su hombro, ella volteo y sorprendida me escuchó
"No te odio, no podría hacerlo, agradezco todo el tiempo que compartimos, que seas mi amiga y siempre te voy a querer, bueno estimar, tú me entiendes" -dije atropelladamente
(Mencioné ya que era un bruto?)
Sonrió por mi torpeza y brutalidad, entonces dijo: "Adiós José"
La abracé una vez más, como intentando transmitirle por osmosis mis sentimientos de "Lo siento, seamos amigos, deseo que te vaya bien, lo siento"
La abracé lo suficiente como para que no me extrañara (ahí yo, poniendo sal en la herida abierta)
Nos despedimos con una sonrisa y corrí para alcanzar a mis amigos que también me esperaban y con esos pasos alejándose entre la multitud, esta historia de verano también llegaba a su fin, un poco más optimista, un poco menos inexperto y quizá, sólo quizá un poco más agradecido.
Cinthia era una jovencita que conocí en una pre-universitaria, era verano, y siempre me matriculaban en preuniversitarias entre grados, con la esperanza algo se quedara, lograra una vacante e ingrese a la universidad, pero sinceramente en ese momento de mi vida, no era importante ni urgente.
Cinthia era una buena chica, linda, estudiosa, atenta y delicada según recuerdo, nunca la vi levantar seriamente la voz, aunque una vez estaba molesta por algo y recuerdo que se puso roja de la ira. No recuerdo exactamente porque, pero fue una discusión que tuvimos, la hice sentir mal y le pedí perdón por aquello.
Era una chica de la que podrías enamorarte con facilidad y yo con mis 16 años no era la excepción, quedé enamorado de ella y consideré seriamente, con lo serio que puede ser uno a los 16, casarme y tener una familia con ella. Sólo había un problema, yo ya tenía una enamorada y todos estos sentimientos pues me hacían sentir una basura, así que antes de declararle mi amor (que era evidente) conversé con mi enamorada de ese momento y terminamos, le dije que lo hacía por su bien para que pudiera enfocarse en sus estudios, obviamente no mencioné que el que se estaba distrayendo en realidad era yo y no ella. En fin, terminé con ella, cachetada incluida y aunque triste me sentí bien, ya no lo estaba engañando, porque el engaño viene con los pensamientos del corazón y no con la acción, y al día siguiente, pude mirar a los ojos a Cinthia y amarla, como puede amar un niño de 16.
Ella era algo tímida, delicada, pero siempre respondía en clase, tomaba notas con colores y tenía una bonita letra, ojos café, pelo castaño medio largo, 1.60 de altura, delgada, era buena amiga como todas las chicas, tenía su grupito y sus rivales. Me sentaba detrás de ella y siempre procuraba estar allí para ella, tomar su mano cada vez que podía y bueno, me gustaba y mucho. Todo el salón había dado cuenta de mi comportamiento y sinceramente no me molestaba.
Tenía mi propio círculo de amigos, estaba Henry, Julio y Sandy, caminábamos juntos hasta el paradero para coger nuestras combis e ir a casa, era una caminata como de 4 cuadras, así que conversábamos bastante y ellos me preguntaban algo así como:
- Oe Lima - así me decían. -Estás con Cinthia?- preguntaba mi buen amigo Julio
- Por?-respondía - Que pasó, hay algo? has escuchado algo?
- Pero todo el mundo te ve todo acaramelado, sosteniendo su mano, estas o no?
- No sé, no le he dicho.
- ¿Cómo que no le has dicho- replicó Sandy, abriendo mucho los ojos
- Pues no, no le he dicho para estar, pensé que se entendía
- Entonces no están, o si están- preguntó Henry
- Es que es raro, osea, estamos no?, no le he dicho, pero estamos
- Entonces no están -sentenció Julio
- Que si estamos- repliqué.
- Pero no has dicho que no están?- replicó Sandy
- No he dicho que no estemos-repliqué algo a la defensiva.
- Tampoco has dicho que están- señaló Henry
- Que si estamos!- ya con una venita latiendo en la sien.
- Ya, ya, ya, si están- dijo Julio
Y todos caminamos callados y en paz un tiempito hasta que Henry dijo:
- Entonces, están o no están?
Empecé a corretearlo pero él fue más rápido en huir antes que pudiera atraparlo. Henry era bajito, pero era rápido y según veía corría muy bien a pesar que cada uno llevaba kilos y kilos de separatas, cuadernos, libros y balotarios de la academia.
Y así, sin darme cuenta, se pasó el verano y el curso de verano de 3 meses llegaba a su fin, y yo sinceramente no lo esperaba, habría jurado que mi vida sería así.
Y aunque no lo crean, no le había dicho a Cinthia para ser enamorados.
Entonces una tarde, en lugar de separarnos a la salida de la preuniversitaria, pues la acompañe a su casa, o bueno, hasta su paradero. Caminábamos tomados de la mano y era el muchachito más feliz del mundo, sonrisa de oreja a oreja y debajo de un arbolito le dije que me gustaba y que no quería separarme de ella y para mi sorpresa, ella sentía lo mismo... pero no nos besamos, nos abrazamos.
Sentí que aunque ninguno lo había dicho, tácitamente éramos cómplices de un amor de verano.
Al día siguiente, un nuevo temor embargaba mi alma, se termina el verano, se termina el curso y ahora? Viviría al máximo esta vida hasta que termine el tiempo, decidí valientemente.
Pero el tiempo no perdona y esta historia tuvo que terminar, nos dimos el adiós como amigos, con la promesa de continuar un lazo que simplemente se esfumó. No hubo llamadas, sólo suspiros y toda esta acaramelada aventura veraniega pues terminó, sin gloria, sin enamorada y otra vez, de patitas en la calle.
Huelga decir que, el examen de admisión se sentía lejano, y lejano con ganas, hasta diciembre, estando en fines de marzo. Además, ahora tenía una ex Enamorada, que recién recordaba tenía, que estaba molesta conmigo y me tenía bloqueado en Messenger.
Bueno, tuve un verano agridulce, por primera vez en mi vida me había visto en una encrucijada y vaya que, la vida no te espera, sé que fui un desgraciado con mi ex y sé también que lo que sentía era real e hice lo que pude por no fallarle a nadie.
Aprendí que eso es imposible y siempre seré el villano de alguna historia, con razón o sin ella, acepté ese hecho, y decidí seguir adelante con las decisiones que había tomado. La próxima vez que el amor me sorprenda, no permitiría que la historia simplemente se pierda en el aire.

La esperaba allí en aquel olvidado pasaje, miraba la hora, la calle y el cielo y ya casi era la medianoche de navidad, pero nadie apareció, ni siquiera Ella, aquella persona que con tanta ilusión esperaba.
Era tonto pensar que alguien saldría respondiendo a un llamado, pero quien atiende a los corazones cuando son sinceros, inoportunos y jóvenes?
Y sin embargo, seguía mirando la noche, y mientras escuchaba las voces felices en las casas, el sonido de platos, yo esperaba con el corazón latiendo en una mano y toda el alma en la otra. Y buscaba en el silencio un instante, una señal, una esperanza.
Y allí a la mitad de la nada en una fría nochevieja... me quedé.
Esperaba con todo mí ser verla tan sólo un momento, y hubiera bastado con tan sólo unos segundos. Esperaba y esperaba, pero el tiempo no tiene piedad y seguía avanzando, implacable, aplastando mis sueños por segundos.
Cerré los ojos un instante e imaginé que pasaría cuando ella apareciese. Sonreiría, tomaría sus manos, la miraría directamente a los ojos, apartaría el cabello de su rostro y luego lo tomaría entre mis manos cálidamente, como quien sostiene algo precioso y la besaría con toda mi existencia, la besaría con la esperanza que todo lo que no podía decir en palabras pudiera transmitirse en un único beso que le dure toda la vida.
Quería decirle que ella era "Ella" y que yo era "Aquel", que estaba dispuesto, que lucharía, que creería en ella y que la amaría con todo mí ser, quería decirle que estaría para ella hasta el último aliento de mi vida, quería decirle que la amaba.
Mi corazón latía a mil...
De pronto en el cielo los fuegos artificiales anunciaban que la navidad estaba más y más cerca y podía imaginar a las familias en sus casas, abrazándose, compartiendo un momento propio y por un instante pude imaginar nuestro futuro, quizá nuestro hogar, con la familia reunida, quizá cargando una niña pequeña, quizá fundiéndonos en alegría y un cálido abrazo, quizá...
Pero era un sueño que se iba desgastando por segundos y que se deshilaba con el viento que soplaba frío en mi interior, era un sueño hermoso y condenado.
Nadie nunca supo, ninguna de esas familias jamás imagino que a pocos metros de su felicidad, mi navidad iba muriendo poco a poco.
Recuerdo que levanté toda la esperanza que quedaba en mí y no dejé de mirar la calle, tan sólo unos segundo más y Ella estaría allí. Pero entonces me empezó a embargar la realidad y aunque casi era hora... me aferré como niño a que vendría, como viejo que no quiere admitir que no había más que una desilusión en ese callejón.
Era el héroe olvidado de una historia incompleta, de una promesa olvidada, de un sueño menospreciado, de una ilusión perdida, un triste soldado caído.
"Está bien..." pensé.
De pronto sonaron los cohetes en el cielo y tenía que despertar a la nueva realidad que estallaba ahora a colores sobre mí. Se había agotado el tiempo.
Entonces escuché los aplausos en las casas, los saludos, las sartas de cohetecillos reventando en la distancia, los sonidos de júbilo por aquí y allá y... eché a correr, lo sabía bien, ella no vendría, no vendría más.
Y aquella noche de navidad, la Luna se había vuelto una ilusión.
Recuerdo que era verano y el sol de la mañana hacía estragos en las fuerzas de todos los alumnos. La preuniversitaria Albert Einstein, tenía en su salón alrededor de 40 jovencitos. Recuerdo que las bancas no eran particularmente cómodas, eran las clásicas bancas universitarias hechas con madera, fierro y pernos, en una sola banca podrían entrar hasta 10 jóvenes, pero claro, incómodos. Recuerdo además que estábamos en carnavales y eso sólo significaba una cosa, agua, agua sorpresiva que podría encontrarte en forma de globos y baldes. Me llevaba bien con todos, no era especialmente bueno en ninguna materia, y sinceramente tampoco me esforzaba por ser el número uno de la clase, sólo las disfrutaba, así sin más. Hice grandes amigos allí y en general fue divertido.
Pero recuerdo un incidente, había una jovencita cuyo nombre no recuerdo, a la que yo simplemente le caía mal, hacía cualquier cosa para "ganarme", humillarme, molestarme y era bastante persistente. Yo intentaba no caer en sus provocaciones y siempre tener a mano un argumento listo. Además, intentaba no quedarme solo, ya que en esas oportunidades es cuando más molesta se volvía. Recuerdo que era bonita, era inteligente y se llevaba muy bien con su grupo de amigas y si no la conocías como yo, dirías que era una chica linda, pero claro volvía a verme y sentía como me detestaba desde el fondo de su ser.
Y sucedió que un día, me quedé solo en el aula; era la hora de salida y curiosamente todos se fueron muy rápido, sospechosamente rápido debo decir y luego me enteré que, fue premeditado. Cuando me dí cuenta, empecé a guardar mis cosas rápido y a salir del salón, entonces la encontré en la entrada del salón, me miró y en su mirada encontré ciertos toques de apuro y agitación. Supe que no sería agradable. Sacó de su bolsillo un plumón y lo próximo que recuerdo es estar forcejeando con ella por el plumón, cual puñal en película de sanguinarios asesinos, hicimos bastante ruido y me sorprendió que nadie llegase, caímos al suelo, rodamos, nos empujamos, siempre mirándonos y midiéndonos, ni una sola palabra.
Ella era rápida, pero yo era más fuerte y su resistencia ya empezaba a flaquear, pero seguía luchando, entonces ella cayó y yo me aparté, la vi derrotada y extendí mi mano para levantarla, sinceramente no tenía razones para odiarla y verla allí sentada en el suelo me hizo pensar que yo no estaba siendo precisamente un caballero, extendí mi mano. Ella tomó mi mano y se recargó para levantarse, luego con su otra mano, me sujetó con fuerza de la muñeca y tiró de mi, tuve que saltar para no caer encima y me golpee con unas bancas al hacerlo, eso si dolió. Me resentí y me aparte, entonces se puso en pie y otra vez comenzó a empujarme y ese fue mi error, me arrinconó y caímos a un pequeño espacio del salón que funcionaba como un almacén, ella sobre mi, forcejeamos en el suelo y debo decir que colmó mi paciencia, así que me puse rudo y me separé de ella, sujeté sus muñecas y le grité.
Recuerdo sus ojos al gritarle, no era rencor, ni menos odio, era tristeza y comenzó a llorar. Su actitud había cambiado por completo y yo estaba totalmente perplejo, nunca esperé esa reacción, la solté y me aparté, tomé el plumón del suelo por si estuviese intentando engañarme para abalanzarse sobre mi, tenía la plena seguridad de que era una trampa. Entonces alguien entró al salón y rápido llegó hasta donde estábamos los dos, era su amiga, me miró feo y se arrodilló hasta abrazarla, consolándola. Me miró con furia y me preguntó que le había hecho. Indignado le dije que yo era el agraviado, señalé las marcas de plumón en mi ropa y rostro, los golpes que había recibido y señalé que no entendía porque ella siempre era tan hostil conmigo y mientras seguía hablando, ella seguía llorando, entonces me dijo "Idiota! Tu le gustas! ¿No te das cuenta? " Y allí quedé, total y absolutamente petrificado. Nunca lo vi venir.
Fueron quizá segundos de silencio, eternos para mi, no sabía que sentir y aún ahora no lo sé, entonces la amiga ayudó a chica llorosa a incorporarse y salieron del aula. Ella no dijo ni una palabra, ni me miró, ni me insultó, nada, sólo se fueron y yo me quedé allí con una sensación extraña en el corazón y una pregunta en mi mente ¿Y si todo este tiempo siempre fui yo el villano? No volví a saber de ella, no volvió a clases en lo que quedaba del verano y su amiga, quien siguió asistiendo, siempre me evitó, no me dijo nada aunque intenté varias veces me dijera algo de ella.
Yo le grité: "¿Por qué me odias tanto? ¿Que te he hecho? Dime"
Y ella en silencio respondió: "No era eso"
Hasta que el último día de clases, ella apareció. Se despidió de sus amigas y de todo el mundo, dijo que fue por problemas de salud que se tuvo que retirar, pero que volvió para despedirse, yo la miraba. Entonces la misma amiga me dijo que la espere a la salida en el último piso de la academia, que quería hablar conmigo. Me preguntó si la esperaría, le dije que si. Y esa misma tarde, a las 12:00 pm. la esperé como prometí y ella vino sola.
"¿Estás bien? –le dije.
"Lo siento mucho. Yo, todo este tiempo, todo lo que te dije y dije de ti. Perdóname" –respondió sin levantar la mirada.
"Te perdono. No te odio." –respondí inocente, porque realmente no la odiaba y ahora que creía entender mejor la situación pues, era imposible sentir rencor u odio hacía ella.
Entonces saltó hacia mi y me abrazó, pensé que iba a apuñalarme o algo, así que estaba entre emocionado y asustado, me abrazó fuerte y sentí su perdón, me relajé y le dije: "Seamos amigos!" Y escuché su risita, se separó y vi sus ojos, brillantes, marrón claro, era guapa y me puse nervioso, le sonreí. Me dio un beso en la mejilla que fue más largo de lo usual, cálido, diferente a un simple saludo y me dijo al oído "Adiós José". Y se fue, sonriendo, bajó las escaleras y la perdí de vista. Yo bajé despacio, procesando lo que acababa de pasar en mi vida, tocando mi mejilla donde un beso inusual había golpeado mi alma.
Estaba molesto por una simple idea, nos habíamos levantado temprano para hacer el mercado por lo que estaba un poco más cansado, luego habíamos ido a la iglesia, cansados y finalmente a un mall a comprar lo que faltaba, decididamente no estaba de humor para varias cosas.
Lavaba los pañales de nuestra pequeña, que con tan sólo 6 meses de vida nos enseñaba que había que esforzarnos más para ser mejores que nuestros padres. Yo estaba en el cuarto posterior, de servicio, donde tenemos un espacio de lavandería, una gran ventana iluminaba ese cuartito pintado de un brillante naranja.Renegaba se lo que podía hacerse y no hacerse, de las actitudes de las demás personas a pesar de las mías.
Estaba absorto en mi pequeño mundo de rencor e incomodidad cuando de pronto un sonido agudo pero constante como el zumbar de oído corto el silencio.Extrañado se acercó a la ventana, la calle, pacífica, domingo por la tarde garantiza una paz casi inusitada, adormilada sería más exacto. Y en el cielo unas delicadas líneas se iban dibujando, no pude verlas bien cuando el suave silbido se transformó en un retumbar como de mil olas estrellándose a la vez.
Toda la tierra lo sintió, todo su ser lo sintió y corrió.Su esposa ya sostenía a su hija en la sala, las abrazo mientras tras las enormes ventanas de su sala el cielo desaparecía. Lejos en la distancia, tocando los límites de la vista, un rayo de luz dejaba un rastro de humo mientras descendía de los cielos lentamente... Ya no había tronar, ni silbar, nada, ni un ave, ni una alarma, ni siquiera su propia respiración, nada, era como si el mundo entero estuviera en silencio.
Y de pronto se hizo la luz, quedaron ciegos en el acto, un momento. Un momento basto para comprender que ya no habrían más oportunidades para discutir, ya no habría más lucha diaria contra sus propios problemas.En la lejanía la luz se iba tornando en tonos rojos mientras los montes desaparecían, y en el aire como notas de polvo en algún remolino de viento, edificios, árboles, autos, vidas iban danzando a su encuentro. Las lunas reventaron, se abrazaron cuando el aire los golpeó, cayeron de rodillas en ese mismo lugar, el rostro de su esposa en lágrimas no podía creer lo que veía, su bebé lloraba, aterrada ante el miedo ahora ensordecedor.
Las miró, y las abrazo, ya no habrían más sueños ni canciones, miró a su hija llorar y entendió por fin lo que es un Padre. Empezó a cantarle a su bebé mientras miraba su rostro. Se forzó a sonreírle con todo el alma y con todo su corazón, se forzó a no llorar a ser firme a ser un Papá poderoso y protector, tomó su manito, abrazó a su esposa y cantó:
"Susanita tiene un ratón...
Un ratón chiquitín...
Que come chocolate y turrón...
Y bolitas de anis...
Duerme cerca del radiador...
Con la almohada en los pieeeees...
Y sueña que es un gran campeón...
Jugando al ajedrez... "
Su hijita, de sólo 6 mesecitos de vida mirando a su papá ser un hombre, sonrió. Ella sonrió
- Vamos a estar bien bebé -le dijo mirando a su hijita.
- Vamos a estar bien amor -le dijo a su esposa.
Y las abrazo, las abrazo fuerte mientras seguía cantando para ellas.
Y aquella cálida luz los envolvió.
Y no pudo arrebatarles su instante.
-EL FIN-
Como el chico bestia, él tenía la habilidad de transformarse en cualquier animal o insecto, con el tiempo se dio cuenta que podía convertirse también en animales extintos, de pronto se vio convertido en gigantes dinosaurios, pequeño insectos, aves y animales marinos de todo tipo. Un día intentó convertirse en una jibia gigante, y sin querer se había convertido en un Kraken, entonces pensó que tal vez, también podría convertirse en otras figuras mitológicas, cíclopes y demás y para su sorpresa, pudo hacerlo.
Un día mientras estaba transformado en un simple hurón, pensó en volver a ser humano pero pensó ser alguien más y se transformó en otra persona, después de todo, cada uno era diferente en si y descubrió que incluso podía copiar la forma externa de cualquier ser, excepto robots claro, cualquier cosa que haya tenido vida él la podía copiar, pero mientras hacía todo esto, se dio cuenta que había algo en su interior, al transformarse según dijo, era como si el tomara un poco de ese poder en su interior para moldear su cuerpo y transformarlo, pero se preguntaba de donde venía este calor y que pasaría si simplemente lo dejara fluir todo.
Un día, luego de haber ayudado a muchas personas, se sentó en un pequeño puerto mirando el horizonte, cerró sus ojos y extendió las manos con las palmas abiertas. Se quedó allí escuchando el rumor de las olas y sintiendo la briza marina mientras el sol se ponía en la distancia, y entonces, lo dejó fluir todo.
Al principio no sintió mayor cambio, sólo una paz completamente inusual, así que tomó un poco de ese poder y lo dirigió a sus manos, las sintió cálidas y algo extrañas, como si un millón de cabellos brotaran de cada una de sus manos, luego tomó otro poco de ese mismo poder y lo dirigió a sus piernas que colgaban, sintió la brisa y luego una calidez familiar y entonces dejó que ese calor invadiera todo su cuerpo desde su centro, porque así lo describía él, desde su centro tomaba ese calor, y lentamente como el mismo sol que se escondía en la distancia, ese calor lo fue llenando, desde el centro hasta el último de los cabellos en su cabeza y él se sentía crecer aunque realmente no estaba cambiando, se sentía de pronto como que aún no había empezado a soltar poder y decidió soltarlo todo, dijo "se siente bien".
Yo estaba a su lado y lo vi, de pronto su cuerpo se había vuelto totalmente blanco, hasta sus cabellos, pero lo cierto era que brillaba y cada vez brillaba más y más, uno simplemente no podía mantener la mirada, su brillo iba en aumento y competía directamente con el sol poniente, entonces intentamos llamarlo o despertarlo, pero creo que él estaba más que despierto, pronto no sólo era luz sino calor y no podíamos estar cerca, pero no había llamas, su cuerpo había empezado a desprender una especie de polvo brillante que se elevaba con el viento, él sonreía y decía algo que ya no podíamos oír, el puerto donde estaba sentado crujía, así que nos retiramos a la orilla, pensamos que se rompería o estallaría en llamas pero nada pasaba sólo el calor y el brillo que aumentaban y el viento que levantaba esa especie de cenizas brillantes.
Entonces lo vimos, levantó un poco más las manos y comenzó a deshacerse en ese polvo brillante, siempre hacía el cielo, hasta que no quedó nada de él. El polvo brillante desapareció al mismo tiempo que el sol se puso y quedamos en oscuridad, atónitos y extrañamente cálidos, no había brisa tan sólo el rumor de las aguas moviendo los botes. Nuestro amigo ya no estaba pero al subir al puerto nos dimos cuenta que no habían marcas de quemaduras, sino que el puerto que era de madera tenía múltiples rajaduras y de estas brotaban ramitas y hojas por todo lado, como si la madera hubiera vuelto a la vida y reverdecido desde su mismo centro. Y quien subiera y viera todo esto, inexplicablemente decía "se siente bien".
Tiempo después al fin lo entendimos, el chico bestia no tenía el poder de transformarse en algo más, el chico bestia tenía el poder de la creación misma y al dejarlo fluir todo dentro de si, simplemente la devolvió.
Tengo un pequeño reloj especial, sólo necesito concentrarme un poquito para hallar su fiel tic, tac, tic, tac.
Es un reloj especial por que me lo dio mi amada, es un reloj especial por que marca el tiempo en reversa.
Me dice cuanto falta para volver y tenerla a ella y a nuestra hija en mis brazos. Y allí va de nuevo, tic, tac, tic, tac, pronto y más pronto de lo que imagino, mi paciencia y esfuerzo serán recompensadas.
Pero por ahora debo dejar que la paciencia tenga su obra completa en mi y esforzarme en aquello que fui mandado a hacer, no dar medio esfuerzo, ni siquiera el esfuerzo completo. Tengo que hacerlo como lo haría para el Rey y volver a afirmarme en su promesa, en que puedo vivir la vida que rescató y que voy a volver a mi hogar.
Y así al acostarme, volveré a contar las horas hasta el amanecer, sólo que esta vez, las estaré abrazando.
Lima es una ciudad grande.
Y tiene la mala costumbre de hacer pequeña a su gente.
Hay cierta herrumbre que desciende como polvo sobre todo, apagando incluso los colores más vívidos y los sonidos más alegres. Las almas más brillantes se resisten, llevan lejos sus ojos, a los montes, a las aguas, a sus tierras, lejos, muy lejos, lejos de Lima la ciudad grande.
Pero el polvo desciende y se impregna, te acompaña tiñendo todo de un gris insano. Y es fácil amigo, quizá demasiado fácil olvidarlo y seguir cargando aquella mancha.
Yo por otra parte, sólo soy un simple joven y esta ciudad intenta imponerse haciéndome más pequeño y más violento. Pero no lo permito. Permito que el Gran Creador, que si es Grande, sea Grande dentro de mi.
Y entonces ésta ciudad, que cree ser grande, repentinamente se hace pequeña.
Se hace cobarde.
Caminó conmigo a todos lados, pacientemente me miraba mientras buscaba una promesa que no era para ella, pero continuó a mi lado.
Me pregunto si, en lo profundo de su ser, en alguna parte de su conciencia esperaba algo de mi parte. Quizá una mirada, una palabra, algo que le dijera lo que su corazón esperaba oír aquella tarde de agosto.
Me pregunto cuantas miradas eludí ese día, cuantas pequeñas ilusiones se desvanecieron en la fría brisa. ¿Hubiera sido diferente nuestra historia? ¿Habría alcanzado un final feliz, siquiera hubiera sido un sueño feliz?
Sólo la última mirada, en el último momento eterno de esa tarde nos dijo lo precioso que fueron esos momentos y que, lamentablemente, eran el fin anticipado de una historia que nunca fue, de un recuerdo bonito que ahora queda grabado amargamente en la experiencia.
Tan sólo pude mirarla, dejé mis cosas en el suelo y tome su rostro entre mis manos, la miré como quien no quiere decir adiós y bese su frente, era todo lo que podía dar.
Y allí acabó todo.
Como podría tener paz en un mundo sin Dios...
Acaso las sombras de la guerra no celebrarían un mundo sin
Dios?
Sin ideales que luchar o familias que proteger, para que
vivir por qué morir?
Acaso la furia supliría todos mis sueños, en un mundo sin
Dios?
Ni siquiera el sabor de la sangre en mis labios tendría
sentido, para que luchar?
Acaso el dinero pagaría mi paz o siquiera mi descanso, en un
mundo sin Dios?
Nada compra un segundo de tranquilidad, un segundo de
seguridad, un segundo de descanso pleno.
Acaso el amplio mundo me daría caminos para recorrer, en un
mundo sin Dios?
Claro que no, el mundo sólo me perdería más y más, hasta que
olvide quien soy y a donde voy.
Acaso las canciones tendrían algo que decirle a mi alma, en
un mundo sin Dios?
Nada podría darle luz a mi oscuridad, nada llega tan
profundo, nada sabe, nada conoce quién soy.
Acaso la comida podría saciar todos mis apetitos, en un mundo
sin Dios?
Insípida, desabrida, sin gusto ni rastro de placer, nada sabe bien, no lo quiero.
Acaso las pasiones apagarían todos mis deseos, en un mundo
sin Dios?
Quien podría apagar un fuego que ya no existe, o ver
siquiera un deseo que ya no arde.
Acaso el dolor sino la muerte podría darme paz, en un mundo sin
Dios?
Ni siquiera el dolor podría sentirse como debe y quizá la
muerte sería lo único digno de alcanzar.
¿Entonces por qué? por qué vivir así?
¿Por qué pretender eso para mi familia?
¿Por qué querría la muerte en cada esquina?
¿Por qué desearía no poder desear?
¿Por qué querría adentrarme en el silencio, de todo un mundo
sin Dios?
Como podría tener paz en un mundo sin Dios...
- Buenas noches Capitán - dijo un joven oficial
- Buenas noches Comandante. -respondió una cansada figura mientras se adentraba a una oscura habitación.
No encendió las luces, sino que entró directamente en las sombras. Y en el fondo de la habitación, en un escritorio de
madera, una pequeña luz titilaba, tenue como una minúscula llama. Alumbraba un
pequeño marco con una foto inmóvil.
Sus ojos encontraron los rostros en aquella fotografía y
avanzó hacia ellas dando pasos largos, pesados y meditabundos. Se detuvo justo delante, extendió una mano y tomó el marco.
Sin decir una palabra acercó un sillón alto forrado en cuero
y dejando caer su peso, se sentó.
Y allí en la más confidente oscuridad, recordó...
Cerró los ojos e inmediatamente pudo oír un sollozo, abrió los
ojos y se puso en pie de golpe, escudriñando la oscuridad, buscando un quizás...
Pero nada le dijo la oscuridad esa noche, ni las que habrían de venir.
Volvióse a sentar, y ya sin cerrar los ojos, ni encender
la luz, miró la foto, le dedicó una pequeña sonrisa y la devolvió a aquel
pequeño altar en su escritorio.
- Sistema -dijo con voz apagada.
- Si capitán -respondió una voz femenina mientras un holograma
de una pequeña joven iluminaba la habitación.
- Status -contestó mecánicamente.
- Capitán, todos los sistemas están ok -respondió cortésmente la jovencita virtual.
- Status detallado por módulo... -replicó la figura y luego de un momento agregó: Por favor.
- Si capitán -respondió inmediatamente la joven.
(...)
Las mega plantas de procesamiento atmosférico rugían
furiosamente cada mañana en la tierra y las personas, a pesar del tiempo, despedían
a sus familias y salían a sus trabajos.
Pero este planeta estaba condenado, sólo tenían reservas
para 20 años más y luego, tendrían que dejar el hogar.
Un padre en la puerta de su casa, levanta a su pequeña hasta
que pueden verse cara a cara y besa su frente, su esposa recibe a la pequeña y
se despiden con un beso. El padre baja las gradas de su casa y se dirige a su
automóvil para ir trabajar, se revisa los bolsillos intentando no olvidar nada
mientras desciende, pero entonces algo llama su atención y se detuvo, un pequeño resplandor en el horizonte dibujaba
colores extraños en el cielo y un ligero temblor se dejó sentir en toda la
ciudad.
El padre rápidamente pone su mano en la pared y mira a su esposa y su hija en la
entrada de su casa...
- Capitán? ¿Se encuentra bien?
- Si sistema, ¿Cuánto estuve ausente?
- Toda la presentación detallada Señor -respondió la joven, notándose ligeramente preocupada.
- Entiendo, muéstrame una vez más el detalle por favor -
dijo mientras se quitaba el tradicional sombrero y lo colocaba lentamente en un escritorio cercano. Encendió una pequeña lámpara.
-Muy bien -respondió la joven no tan convencida y comenzó:
- Fragata de Combate modelo Albatros T250, nombre clave:
"Melancholy"
- Día Estelar: NOR7825
- Tripulación 325 oficiales, 35 civiles, plena capacidad.
Sistemas de Soporte:
- Ambiente: Purificación en Proceso (65%). Completado en 5
horas.
- Moral: Programa
de adecuación implementado con éxito. Sincrosueño actualizado.
- Calendario: Todas
las actividades fueron completadas en el plazo establecido.
Sistema de Armas:
- Completando Revisión... (85%)
- Sistema de Armas OK.
- Subsistema de Armas OK, lanzaderas preparadas y listas.
- Sistema Defensivo... OK, integridad del Escudo: (100%)
Sistema de Navegación:
- Motores "Warp Pest" En línea
- Subsistemas de Traslación... OK, usando potencia Inercial.
- Todos los sistemas ok cierto? -dijo mientras se acariciaba las cejas.
- Si capitán, todos los sistemas están preparados y listos
para cualquier eventualidad. -respondió y luego añadió: Si me permite decir algo más...
- Permiso concedido -dijo sin levantar la mirada.
- No entiendo porque pide detalles operativos si no está
dispuesto a recibir el informe completo. No logro percibir el propósito de esta
diaria petición, no me malinterprete, no me causa molestia alguna, sólo me
intriga saber que procesos mentales apoyan esta particular petición.
- Es que me gusta oír tu voz, Sistema. -dijo levantando la mirada a la figura con expresión astuta.
- Gracias Señor, como siempre, es un placer servirlo. Tenga
usted buenas noches.
- Buenas Noches Sistema.
Nueva entrada en perfil del capitán:
NOR7825 - 13:03:03.990 - 344EPP
El capitán sabe lo que quiere, pero nunca dice lo que es.
Rufus levantó la mirada por sobre la cerca, y su dueña se
acercó, instintivamente se levantó para jugar, movió la cola esperando el premio,
entonces fue recompensado, acariciaron su rostro y le dieron un pequeño pan que
recibió con gusto, entonces la dueña se fue, Rufus se quedó mirando si alguien
más venía a jugar pero nadie vino.
Pasaron las horas y oyó cuando alguien se iba, se paró sobre el muro para ver
quien se iba, era la dueña que lo miraba con una mirada extraña en su rostro,
la vio alejarse hasta que se perdió de vista.
Entonces un cansancio particularmente extraño empezó a recorrer todo su ser,
sintió mucho más sueño del usual, se metió a su casa, miró por última vez la
cerca, tal vez alguien podría aparecer, parpadeó, y allí lentamente fue
cediendo a la noche, hasta que finalmente cerró los ojos...
No los volvería a abrir
No volvería a mirar la cerca vacía esperando una sorpresa que no llegará, tampoco volvería a trepar los muros para ver más allá, y nunca más tendría frío, hambre o sed.
Sólo soñar
Y en sus sueños, corría salvaje por un campo repleto de grass, corría junto a
varios otros perros como él, todos jadeantes, todos alegres ahora, meneando los rabos
y saltando, corriendo sin detenerse, sin cansarse de esto, sin voltear atrás,
siendo libres y felices hacía algún destino infinito.
Y allí estaba Rufus, corría feliz, como si hubiera nacido para eso
Y quien lo viera no podría decir otra cosa que "que feliz se
ve"
Adiós Rufus.
En una habitación de madera, iluminada por una
suave luz dormía un pequeño mapache.
Y tan plácidamente dormía que la joven mañana
pronto se convirtió en una mañana ya más adulta, sonaron entonces las alarmas
para despertarse.
Nos sobra decir que nuestro pequeño y algo
maltrecho mapache, no era particularmente adepto a las alarmas, en especial
aquellas que lo separaban del país de los sueños.
Cuando por fin abrió los ojos, la mañana ya
estaba avanzada, cogió el celular de la mesita de noche, entonces con un
esfuerzo sin precedentes abrió un ojo.
Los siguientes acontecimientos pueden
claramente definir la palabra "Prisa", abrió los ojos de par en par y
de un salto se puso de pie, cogió unos jeans, un polo, metió rápidamente
algunas cosas a su mochila, cogió un pan de la mesa, sus llaves, celular y
salió corriendo de su cuarto.
Vivía en un 4to piso, al final de una larga
urbanización con muchos parques y también con muchos perros, saltó las gradas
lo más hábilmente que pudo y algunas se quedaron reclamando. Cuando finalmente
salió a la calle siguió corriendo, con un pan en la boca y con una mochila a
cuestas, un perro la empezó a perseguir por lo que tuvo que acelerar la marcha,
y casi la muerde sino fuera por la oportuna aparición de un taxi.
-Buenos días -dijo el amable taxista- a dónde
la llevo?
-A la avenida ejercito por favor y rápido que
estoy con la hora
-Es un lindo día no cree -dijo con una sonrisa
-Ah? Si, si, es un día lindo -repuso el
mapachito mientras revisaba frenéticamente su mochila con la esperanza haya
dinero para el taxi.
-Si! -dijo para si mientras levantaba en su
puño el billete, como quien levanta un Oscar, y lo dijo tan fuerte que lo oyó
el taxista, quien volteo a verla, pero ya había bajado la mano.
El mapachito le sonrió.
45 minutos después
-Vaya tráfico no mapachito?
-Si, aquí tiene, Gracias - mientras salía del
taxi, y lo hacía tan rápido que dejaba una sombra en el aire mientras se
desplazaba.
-Gracias a usted - repuso el taxista, viéndolo correr, ahora
sonriente pues resulta que había recibido un poco de dinero de más.
Nuestro mapachito entró a la empresa donde
trabajaba, saludó rápidamente al hurón que vigilaba y subió las escaleras
rápidamente, 1er piso, rápidamente, 2do piso, rápidamente, 3er piso,
rápidamente, 3er piso, rápidamente... casi 4to piso, casi rápidamente, hasta
que finalmente. 4to piso, sacó fuerzas de sus adentros, más agitados que nunca
y corrió por todo el pasillo hasta el marcador electrónico el cual chilló de
alegre al capturar su marcación.
-Buenos días - dijo la despeinada ante los ojos
de sus acostumbrados compañeros.
-Tarde! -dijo su jefe la tortuga sin despegar
sus ojos de su computador, era una tortuga hacendosa después de todo.
-Buenos días mapachito, dijo la zarigüeya,
sonriente, mientras realizaba complicados pasos de Michael Jackson, aunque sin
la misma elegancia.
-Mapachito - dijo el gato que la miraba mientras
tecleaba frenéticamente en su teclado
Entonces el mapachito caminó hasta su sitió,
dejó su mochila, terminó de tomar aire y se dejó caer en el asiento.
-Al fin -se dijo mirando al techo
De pronto en la lejanía sonó una alarma y
mapachito se preguntaba de dónde venía ese sonido, el cual se iba haciendo más
y más fuerte, intrigada el mapachito se dijo -No será que...
Y abrió los ojos Grandes
Estaba en su cama, en su cuarto, tapada hasta
el rostro, viendo un celular sonar la alarma.
Y los siguientes acontecimientos pueden
claramente definir la palabra "Prisa".
FIN
Ni bien entró al local la vio, era delgada, morena y tenía
una sonrisa que iluminaba aquella pequeña estancia, llevaba un vestido negro
elegante que no hacía más que resaltar sus delicadas facciones, como si un
escultor divino la hubiera tallado de un caoba suave y perfecto.
Fue sólo un momento de admiración, cuanto tiempo habrá
estado así, completamente congelado, como si su mente se hubiera ido muy lejos
dejando sólo su cuerpo en representación. Lo despertó la tonada de violines,
bajó la mirada y se movió, no tan lejos como para perderla de vista, no tan
cerca como para quemarse con el sol.
-Que le sirvo señor, ¿oxígeno? -dijo el mozo, que había
captado toda la escena.
-Si, no, si, en las rocas y con crema -replico ya más fresco
El mozo sonrió y se puso a trabajar, preparando un
interesante y variopinto vaso con agua "en las rocas"
-Aquí tiene -remató el mozo, presentando un vaso multicolor
-Gracias - dijo el joven, tomando su vaso y buscando ahora
con la mirada a sus amigos.
El local estaba atiborrado, era la cena de gala de fin de
año de la compañía minera Visa y según parecía no había reparado en gastos para
esta cena, pudo contar a grandes rasgos un total de 25 a 30 mesas circulares
plenamente adornadas, menajería impecable y una gigantesca araña de cristal de
estilo clásico. Pero mientras buscaba, se encontró buscándola a ella, no la
conocía y le sorprendía no hacerlo, llevaba trabajando en el área
administrativa sus sendos 3 años y creía conocer a casi todo el personal, sino
de vista, de trato.
Y sus ojos, como sabuesos dieron con ella, no sabía su
nombre así que la bautizó como "Diana". Siguió mirando y descubrió en
su mesa personas del área de recursos humanos, por lo que pensó en preguntarle
luego a alguno de ellos sobre Diana, cosas elementales pues no quería parecer
más interesado de lo que realmente estaba, entonces vio como uno de los
comensales de su mesa se levantó y se dirigía a la barra, justo en el camino
donde él se encontraba.
-Hola Martha - le atajó, intentando parecer casual.
-Hola Martín, feliz año - le dijo haciendo un exagerado
gesto de querer saludarlo con un beso en la mejilla, a lo que Martín cortésmente
respondió.
-Feliz año para ti también Martita, como están los bebes?
-Los bebes? bien en casa, espero durmiendo, los abuelos se
ofrecieron voluntariamente a cuidarlos y francamente no era algo que dejaríamos
pasar... ¿En qué estas Martincito?
-Yo? en nada - dijo queriendo mostrar un lado inocente que
no terminó de cuajar.
-Algo quieres - dijo en un susurro certero y hasta criminal.
- ¿Cómo se llama la chica del vestido negro? - le respondió
sin más
-Vanessa? es la nueva psicóloga, nos va a apoyar en capital
humano
-Oh ya veo -dijo en un tono más condescendiente, como quien
da las condolencias.
-Hmm suenas algo decepcionado, esperabas otra cosa? - le preguntó
inclinando la cabeza.
-No me llevo bien con las psicólogas, sólo me llamó la
atención, no la había visto antes- sentenció intentando cambiar de tema
-Ven! Te la presento -dijo mientras se regresaba a pasos
largos de vuelta a su mesa
-NO no no, Martha, así nomás, no es para tanto -replicó
Martín mientras la capturaba a pasos más largos camino a su mesa
-Tu espérame aquí, yo sé lo que hago -dejando entrever sus
oscuras intenciones
-No te preocupes, en serio, no es nada -con el pulso en continuo
aumento
-Es año nuevo hombre, nunca te he visto con alguien y
siempre andas medio tristón, tener una amiga te levantará el ánimo - dijo
zafándose de la marcación mucho más hábilmente de lo que Martín hubiera
esperado.
Abrió los labios como queriendo decir algo, pero nada salió,
pues ya había sido derrotado al menos en argumentos, miró al cielo, luego a
suelo buscando una pequeña grieta dimensional que lo saque de esa realidad no
esperada, luego volteo y miró detrás de si, tal vez había algún letrero o algo
que dijera "¡Cuidado! Campo minado"
Entonces escuchó un suave saludo detrás de si - Hola
Y volteo lentamente, como intentando descubrir a su
acechador y allí estaba ella, parada frente a él, deslumbrante, cautivante,
apabullante, intimidante... viéndolo reflexivamente era interesante como habían
sucedido las cosas, uno se interesa y repentinamente eres descubierto y
expuesto, como una mosca atrapada en una telaraña
-Martín, ella es Bertha nuestra Psicoloca, Bertha, él es
Martín, nuestro Asesor Tecnóloco
-Mucho gusto Martín, ¿dónde estudiaste eso? - dijo la guapa
y ahora risueña señorita
-El gusto es mío, hice un postgrado en la luna - dijo
intentando conservar los colores de su rostro
-En la luna de Paita? -pregunto levantando una de sus
perfectas cejas
-Esa misma, aunque tuve suerte, fue un gran salto -
señalando con el índice haciendo un gesto de disparo de vaquero colocándole
mentalmente el "bang" a la situación, mientras se decía mentalmente:
Ro-che-za-zo!
-Ósea eres piurano? no se te nota el dejo, cómo llegaste por
estos lares - dijo ahora bajando la ceja perfecta y entrecerrando ambos ojos,
inquiriendo sospecha, intentando ver detrás de las palabras.
-Bueno pues, soy ciclista urbano y fotógrafo, pero llegué en
avión un martes de primavera, mira, por ahí está el cráter en que aterricé -
tomando prestado el dejo piurano mientras inclinaba la cabeza dejando entrever
su locura, Total, si se iba a hundir iba a hundirse con estilo.
Entonces sucedió el milagro, ella sonrió... y el, sorprendido
sonrió con ella
-Bueno chicos, los dejo un momento tengo que ir por unas
bebidas - dijo mientras se retiraba raudamente
- Ehm ¿Voy a tomar algo, me acompañas? dijo mientras
señalaba al barman
- Martín miró entonces en la dirección que señalaba y vio al
barman viéndolos, sonriente de oreja a oreja y sin dejar de mirarlo respondió
-Eh... quieres agua? -dijo Martín levantando un vaso con
agua multicolores
-Ehmm Ok -dijo tomando el vaso y levantándolo a la altura de
sus ojos, intentando descubrir que tenía
-Ya en serio, quien eres- dijo de pronto a la mitad del
paseo sin despegar la vista del vaso
-Soy Martín Caspian Josué Lama Sáenz, escritor avezado y
fotógrafo tímido, ah y también soy ingeniero de Comunicaciones y asesor en
gerencias de TI, trabajo en la torre sur, llevo un par de proyectos con Capital
Humano, y tengo cierto tiempo trabajando en esta empresa, ¿Qué hay de ti?
-Abrió los ojos un poco como sopesando si sus palabras eran
ciertas o sólo presumía, al no encontrar ironía o falsedad respondió con la
frescura de un policía.
-Mi nombre es Bertha Alexandra Sophia Fernández Sandoval,
pintora avezada y actriz clásica, pero también soy Psicóloga y Socióloga, ah e
ingeniera industrial, vengo de muy al norte donde abunda el ceviche y las
playas de aguas cristalinas.
-Ohh una artista!, colega! Bienvenida, sé que en Capital
Humano te van a tratar bien, todas son buenas personas, incluso las que no lo
parecen.
-Gracias, ¿dime Martín, que es esto que estas tomando?
-Ah... eso es "oxígeno"
-Oxígeno? wow es otro level, tiene un sabor interesante
-dijo mientras movía el vaso cerca a sus ojos y caminaban a la barra
-Si señorita- dijo el mozo, ahora con un gesto entre
desconcierto y comprensión o entre alegría y sorpresa, o quizá entre sueño y todo
lo demás.
-Deme un "oxígeno" por favor, -dijo la ex-Miss
Norte, ahora recatalogada como “persona interesante"
-PI - dijo Martín sin pensarlo mucho
-Perdón? - le respondió Bertha
-3.1415 - Le explicó Martín, ante los ojos incrédulos de
Bertha, como si la pronunciación de los números contuviera en si toda la
explicación necesaria
Quiso hablar y responder, pero fue interrumpida por el mozo,
que le acercaba una copa alta con agua multicolores y una cereza coronando su
creación.
Miró la copa con la misma extrañeza que escuchó a Martín y
balbuceo un par de "buah buah" dejando por sentado que la lógica e
ilación racional no tenían nada que ver en aquella conversación y que no sería
malo unirse de vez en cuando, después de todo, como parte de su formación
actoral, la improvisación era algo que debía aceptar y dominar.
-De verdad escribes? -dijo mientras colocaba una pajita en
su copa variopinta y psicodélica
-Si, eso creo, tengo un pequeño blog donde publico algunas
historias que hago, intento compartir experiencias más que historias
-Interesante, déjame leerte algún día
-Hmm no
Dejó de sorber abruptamente, casi atorándose de la risa.
Entonces dijo: - Entonces porque me cuentas todo eso de que escribes.
-Ok sí, pero no te robes mis historias por favor.
Ahora sorprendida, sonrió nuevamente y asintió.
-Y de verdad pintas? - dijo mientras le daba un sorbo a su
vaso de ambiente.
-Si, eso creo, tengo unas cuantas pinturas en exhibición, me
gustan pintar paisajes diversos, desde la campiña hasta la ciudad, casas,
animales, lo que llame mi atención.
-Me dejarás verte actuar algún día?
-Primero tendrás que pagar la entrada al teatro
-Y qué hay de las pinturas? ¿esas las podré ver en línea?
-Si, pero espero compres alguna
-Ya, compro si tu compras una de mis historias?
-Ya las tienes publicadas? Wow -dijo abriendo los infinitos
ojos café una vez más.
- ¿Entonces, tenemos un trato?
-Hecho- dijo sonriendo y extendiendo la mano
-Hecho- Replicó sonriendo y respondiendo al pacto con
firmeza.
Y así, sin esperar nada, sin pretender nada, 2 almas encuentran
algo de paz en la locura del otro, sabiéndose ya no extraños, sino amigos y
quizá, sólo quizá, algo más.
Tomó un pasador y luego de jugar con los dedos durante un
rato finalmente se amarró bien las zapatillas.
Se puso de pie e inmediatamente metió la mano en los
bolsillos de su jean, de uno sacó un par de auriculares sin cables y de otro un
celular, se colocó los auriculares y rápidamente seleccionó su reproductor de
música favorito, escogió una canción, metió el celular en su bolsillo y cerró
los ojos esperando.
De pronto, en el silencio de su mente, una suave y poderosa
melodía reclamó su alma, sintió cada nota de la partitura recorrer su ser,
primero fueron sus espaldas, llenando todo su ser hasta las profundidades más
remotas, luego se extendió por sus brazos, piernas y dedos, podía sentir
pequeñas vibraciones en sus venas, sintió la música hasta en el cabello, sintió
la letra, la intención.
No dijo ni una palabra, entonces levantó las dos manos y las
puso sobre un teclado que nadie más pudo ver; empezó a tocar la canción que
escuchaba.
Rápidos y furiosos dedos recorrieron un teclado imaginario,
trazando caminos difíciles de ver si no se está habituado a las artes clásicas,
dejó de ser él, ahora era Schumann y la
Kreisleriana volvía a la vida para volver a él una vez más; casi podía verlos
allí, su público, sentados en fila, siempre enternados, siempre adustos, era
imposible ver en sus rostros la satisfacción de recibir lo que estaba
entregando, si bien habían pagado una buena cantidad de dinero para estar en el
teatro, él entendía que tenían que pagar el precio de haber estado allí.
Entonces a propósito cambió la marcha de la tonada, como un
exponente que nota a su audiencia adormilada, subió el tono de voz, jugó con lo
mejor de sí e imprimió su alma sobre las notas que tenía frente a él; nosotros
solemos decir que "le puso su sabor"; y cambió por completo el
ambiente de la sala.
Ya no eran más gestos de adusto conformismo, algo nuevo se
movía en su interior y aparentemente no era de su agrado, y siendo honestos,
rara vez la creatividad es reconocida, sino temida y muchas veces repudiada.
Entonces recordó una frase de su difunto padre mientras
ensayaba una tonada por cincuentava vez consecutiva "Hijo, todos los
hombres vamos a morir, por eso tenemos que encontrar algo porque vivir"- y
dejó que, de lo más profundo de su ser, todas las emociones, sentimientos,
recuerdos, salieran y brotaran hacia sus notas... Ya no soy Mendelssohn, ni
Beethoven, ni Pachebel, ¡mucho menos Chopin!
Dirigió una mirada a su público impactado y sonrió, volvió a
cerrar sus ojos y permitió que una pequeña lágrima recorra su rostro; fue un
movimiento audaz que pocos artistas logran en su vida, pero este muchacho
estaba reescribiendo la historia musical armado solamente de un piano y un espíritu
en llamas.
Fue odiado, fue señalado y apartado, empero a pesar de
cuanto pudieran decir, fue reconocido, el mundo entero lo supo y sólo podía
llamarlo por lo que era, un valiente, un genio.
Era casi como si llevara la música a otro lugar, como si
nosotros su público sólo fuéramos peatones en la calle, claramente dirigió toda
tu interpretación a un lugar lejano, apartado de nosotros donde apenas y
podemos imaginar. ¡Queremos creer que éramos parte de su viaje, pero era claro
que sólo éramos la decoración y él lo sabía! Nos abandonó para llevar su música
a esferas en las que no podemos estar.
Tan sólo pudimos verlo pasar, ni siquiera tuvimos
oportunidad de decir algo, sólo siguió la ruta que ya se había trazado -dijo un
asistente entre enfurecido y asombrado, cuando lo más inaudito era que no sabía
exactamente cuál era la razón para sentirse así.
Alguien había impreso en su
alma sus propios sentimientos y tuvo éxito.
sonrió, sin mover las manos, sin abrir los ojos, sólo sonrió.
Tan sólo ayer tenía amigos, y podía hablar con ellos,
escucharlos, pero hoy no sé nada de ellos, algunos partieron muy lejos como yo,
buscando una vida, otros sólo Dios sabe en qué andarán.
Pero los recuerdo a todos.
Recuerdo que pasé noches enteras hablando de nada y riendo
de todo, cuando sólo había compañeros que charlaban, cuando el tiempo era más
tranquilo y la vida no corría tan a prisa.
Que serán de esos días, que serán de esos amigos.
Recuerdo además que estuve entre callejones, viendo la sombras,
esperando a la luna sin saber que era una noche nublada y que nadie me diría
Feliz Navidad. Nadie me dijo que tendría que dejarlo todo y partir, pero aun
así lo hice.
Recuerdo que deambulé un millón de veces por calles vacías,
esperando no ser alcanzado, esperando estar haciendo bien las cosas, cuando
realmente las estaba haciendo terriblemente mal.
Recuerdo a las cómplices estrellas, advirtiéndome entre
bailes, que el tiempo no era el tiempo y algún día tendría que pedir perdón de rodillas.
Tan sólo ayer metía mis pies en el agua helada de mis
playas, mirando en la noche, buscando un futuro. Y la brisa olvidada, llamaba
en la distancia, promesas e ilusiones, susurros que se lleva el viento y olvidan los
años.
Recuerdo que un día de mayo quise escribir, que quise decir
algo desde mi oscuridad, que quise expresar lo que mi alma cantaba, sin
barreras y sin límites.
Recuerdo también que un día cualquiera, morí.
El tiempo nos cambia.
El joven entró en la capilla, no hacía ningún ruido y sus zapatos que ya
conocían el camino lo guiaron a un lugar apartado, no tan lejos como para escapar
del mensaje, pero lo suficientemente cerca como para sentir el ambiente.
Se sentó en la banca y se sacó el gorro de lana, hizo una reverencia y se
inclinó sobre el descanso, unió sus dedos y cerró los ojos.
"Padre, gracias por este frío, gracias por que puedo sentir frío,
gracias porque me has dado todo, porque a pesar de todos mis fracasos no me has
abandonado. Reconozco Señor que de ti proviene todo y te doy las gracias por mi
familia, por la vida que tengo, por el trabajo que tengo, por los amigos que
tengo, perdóname cada vez que me he quejado de tu gracia, porque cuando no tuve
trabajo me diste el que tengo ahora, pero no pasó mucho tiempo hasta que se volvió
una carga y hoy lo reconozco, me ayudaste, puedo pagar mis cuentas, puedo
llevar comida a casa y eso es más que suficiente Señor. Gracias porque has
puesto a mi alcance tu palabra, déjame escucharla este día, cambia mi manera de
pensar, ayúdame a pensar como lo harías tú, a sentir como sentirías tú y a
actuar; a ser bendición para todos a mi alrededor, no solamente ser yo, no ser
solamente yo todos los días, quiero ser diferente, quiero ser como tú, ayúdame
por favor Dios mío.
Confío en que cumples tus promesas y que todo lo que permites en mi vida tiene
un propósito, así que Señor, aquí te espero y seguiré creyendo que tú tienes
asuntos conmigo que vas a completar. Gracias."
Se persigno y se sentó en la banca, casi sin mirar y en completo silencio.
Había alguien a su lado, era un anciano, a juzgar por su apariencia tendría
unos 60 y 70 años, también estaba de rodillas, orando, no lo miró mucho cuando
descubrió que este señor no tenía zapatos, hecho que hizo que abriera más los
ojos para examinarlo, al verlo nuevamente descubrió lo poco abrigado que
estaba.
Entonces dejó de pensar, dejó al lado del anciano algo y se fue por donde
vino, silencioso, casi inexistente.
Cuando el anciano se intentó recoger, encontró un par de zapatos a sus pies
y una billetera que sólo tenía dinero, no había identificaciones ni nada que
identificara al dueño. Tomó los objetos y miró a su alrededor, algo asustado
encontró que no había nadie, ni siquiera el joven muchacho que estuvo sentado
cuando él entró.
Miró nuevamente los zapatos, y ¡Hasta incluían un par de medias!
Contó el dinero, era exactamente la cantidad que necesitaba para pagar todas
sus deudas. Y lloró, se aferró a las cosas y comenzó a llorar.
Entre lágrimas y balbuceos sólo se pudo distinguir un bajito pero constante:
"Perdoname Dios..." y un poco más fuerte "Gracias..."
Acuérdate de mí con misericordia... decía el capellán en los altavoces.
Duerme preciosa, es hora de dormir- le dijo el Padre a su hija en brazos.

Ella lo miraba, su mundo eran sólo unas cuantas personas, pero era un mundo
basto y amplio.
Y su pequeña mente se expandía hacia lo desconocido, guiada por los suaves
cuidados de su madre y los arrullos de su padre, la bebé crecía en Gracia y Sabiduría, tal y como lo planeo Dios.
Al otro lado de la ventana, elefantes rosas volaban moviendo sus grandes
orejas, seguidas por bandadas de pañuelos, todos en perfecta formación y abajo
en las calles la nieve se levantaba hacía el cielo puro.
Era una suave canción de un mundo diferente, un mundo donde querríamos
estar, un mundo sin hambre, ni frio, ni guerras, ni maldad.
La pequeña niña parpadeo, dejando vencer al sueño esta vez, pues adoraba ser
arrullada, miró por última vez a su tarareante padre, le sonrió antes de dormir y
volar a ese mundo en paz.
Su pequeña manito se aferró con más fuerza a la camisa del papá que ahora
dirigía su mirada fuera de la ventana, intentando ver el mismo mundo que su
hija, poniendo todos su sueños, esperanzas y anhelos, todo de si porque sea
diferente, queriendo ser diferente, queriendo arrullarla un ratito más.
Nevaba...
hacía frío, estaba oscuro
y el joven soldado estaba allí
escondido, agazapado, aferrado a su vida
tan sólo el leve sonido de sus suspiros lo delataban
"es diciembre y quizá navidad..." pensó
"comida, papá, mamá"
"mamá...."
quizá pensó muy alto
una explosión mandó por los aires el tanque de asedio a sólo unos metras tras él
el cielo oscuro, negro, indiferente, comenzó a cambiar, era rojo
casi como un amanecer, casi como un atardecer otoñal
era el final de algo? o quizá sólo era el inicio
suena un silbato en la distancia
y otro
y otro más cerca
y otro un tanto más lejano
entonces un instante antes de todo, un diminuto y eterno instante
su vida, sus amigos, sus recuerdos, sus sueños
su amor, su anillo, su esposa, su perro
todo parpadeó
Se levantó
y con él, miles de hombres más se levantaron recordando un hogar al cual volver
entonces no puedes explicártelo, ni siquiera necesitas pensarlo, tienes que correr, lo sabían sus piernas, lo sabía su alma
y ya estaba corriendo
boooooooooooooom
otra explosión, metros delante
el cielo rojo comienza entonces a llover metal
la tierra, siempre bajo nuestros pies, comenzó a volar, saltar, bailar en el recuerdo del silencio
las bombas comenzaron a caer
izquierda....
atrás....
ensordecedor, terrible
pero en sus oídos sólo hay un sonido
bum
bum bum...
son sus propios latidos
le arde la espalda, las piernas le duelen tanto que hasta podría llorar
pero sabe bien que si se detiene jamás volverá a ver a su familia
la trinchera está a sólo 200 m.
debe correr...
Y de pronto algo pasa, todo es blanco
“¿El cielo? ¿Por qué estoy viendo el cielo?"
y tan rápido como apareció el pensamiento... desapareció...
"donde estoy" preguntó su mente
y el dolor de su cuerpo contestó: "estoy vivo!"
"¡corre!"
"corre por favor, sólo corre!"
entonces como conectándose desde algún lugar lejano, viene el sonido, la metralla que ilumina la falsa noche
los tornados de humo que descienden desde el cielo
la tierra que salta, y por supuesto... el dolor
está sangrando
ha perdido su fusil, milagrosamente está entero
pero donde estaba sólo hay restos de que alguna vez fueron personas
entonces el desconcierto es reemplazado por pánico
ya no está corriendo, está arrastrándose, abajo, lejos del aire, lejos de la mira atenta de las torretas
el sabor de la tierra lo hace más consciente, sólo 50 m.
"sólo 50 m. más y podré ver a mi familia"
"sólo un poco más... ya casi lo logro"
fueron minutos...
horas... semanas quizá
no se pudo levantar
estaba entero, pero algo en su interior había sido "estrujado"
el sabor de la vida a veces es cómo el lodo del suelo
se arrastró
se ganó el derecho a decir que lo logró
llegó al borde de la trinchera y se dejó caer
cayó en seco...
"otra vez el cielo... "
"otra vez estas nubes horribles"
"quiero volver a casa"
"no quiero estar acá...."
cerró los ojos
Lejos, muy lejos de allí, una mano cariñosa acaricia los cabellos de un bebe
la joven vida duerme, sueña quizá con futuros fantásticos
con una vida rica, con cielos azules, con bravos mares
con la infinita tranquilidad de los bosques, con el abrazo y el calor
con la dulzura que sabe protege su sueño
la madre no pierde su mirada, está allí, memorizando cada segundo
atesorando cada instante de felicidad que Dios le concedió dar a luz
confundida
una lágrima acaricia su rostro y cae
Vuelve a abrir sus ojos
es el mismo cielo
aquel era un mundo diferente
"Quiero estar ahí" -pensó
Nunca sabrán que caminos ha transitado mi alma
Y aún si pudieran oírme deambulando, no me verán.
Sólo existía buscando, buscando sobrevivir en el día, buscando en que morir de noche.
Siempre buscando pero nunca encontrando.
Y
así poco a poco, todo se fue desgastando, todo fue tornándose gris e insípido y poco a
poco la vida me fue perdiendo significado... estaba muerto. Ningún
brillo se asomaba tras las ventanas de mi alma ahora.
Pero el tiempo indolente siguió avanzando, minuto a minuto, hora a hora, semana a semana...
Salida del sol, despertar, trabajar, comer, trabajar, caminar, recostarme... pero nunca dormir
Salida del sol, despertar, trabajar, comer, trabajar, caminar, recostarme... una y otra vez, día a día, noche a noche, miseria a miseria.
Atrapado donde nadie busca ir.
Siempre buscando pero nunca encontrando
Y de pronto, en una fecha que alguna vez tuvo significado, pude creer otra vez.
Alguien
había estado conmigo todo ese tiempo perdido, alguien vio lo que
escondía, alguien vio dentro de mi y descubrió mi alma, oyó mis lamentos, contó mis pasos... y fui rescatado.
Nadie, nada,
ninguna condición, sin canje, ni prenda, ni rescate, fui rescatado desde la nada, desde el profundo abismo
de quien no tiene esperanzas ni razón para vivir.
Y por primera vez en muchísimo tiempo... dormí en paz.
Siempre buscando pero, Hoy encontrado
Y se levanta el cazador, sigiloso andante, sus ojos certeros nunca pierden la presa
El hombre fuerte conoce su oficio y tiende sus trampas.
Pero no hay trampa que pudiera coger a esta bestia
No hay tretas o mentiras que puedan dominar su fiero espíritu
El cazador observa insolente, indolente e inmisericorde
urdiendo en secreto planes siniestros
tramando estrategias que pronto darán a la nada
odiando segundo a segundo cada existencia frente a él
Pero la presa no es una presa cualquiera y aunque el cazador no lo sepa... No puede ser cazada.
No puede ser cazada porque libre es su espíritu, orgulloso guerrero planta cara al desafío, conoce el juego.
No caerá, No cederá y No se doblegará
El cazador tensa su arco, afila sus sentidos y baila este vals mortal...
Calcula, medita, anticipa, predispone, urde y actúa, es un viejo astuto.
Pero la bestia espera el golpe, hay seguridad en su pisada, confía y peor aún, cree.
Cree salvajemente, cree fieramente, cree sin reservas pues es todo lo que tiene.
Y vuelve a escapar, en silencio, a la seguridad de la distancia.
Y el cazador se queda allí, saboreando la amarga derrota.
Pondría su mano en mi brazo
miraría al suelo
no levantaría la mirada
quizá y hasta jugaría con los pies
haciendo formas que no puedo imaginar
mis ojos estarían clavados en la espesura de sus cabellos
esperando...
aguardando...
Pronto se asomará esa mirada
y quiero estar presente cada milisegundo
su mano solitaria hará puños, dudará levantarla, soltarla o volverla a soltar
la mano que sostiene mi brazo sin embargo, sujeta mi camisa testarudamente
como niño pequeño que no quiere soltar un dulce
y no lo hace, sino al contrario, me sujeta con más fuerza
son segundos
un breve instante antes de que cambie de color el semáforo
hace frio, ni enterado
hace hambre, ni enterado
personas, adultos y niños caminan en rededor
algunos curiosos lo saben, lo esperan y conservan la mirada
cómplices quizá de algo pequeño pero poderoso
y de pronto
levanta la cabeza y allí están
es ese el momento que estaba esperando mi sonrisa.
(…)
Fuera de esta historia.... el mundo sigue y sigue
pero en mi mundo... es un momento eterno
Entonces la vi
Ella estaba ahí, distraída
conversaba, sólo conversaba
y entonces pasó lo de siempre
el tiempo se detuvo
todo se volvió lentitud
mi respiración sin embargo se aceleró
podía sentir cada latido
pum
una vez
pum
en todo mi cuerpo
sentía todo mi ser
y ella estaba ahí
entonces me notó
volvió la mirada
vi sus ojos mirarme
eso no fue mirar
ja
creo que fui devorado
me pregunto si volví
me pregunto si realmente estoy escribiendo esto
siento como si pudiese volver en el tiempo
siento que en uno de esos parpadeos no voy a volver más
Volveré a ese lugar
a ese pequeño instante en que caminamos uno hacia el otro
ahí había algo, era indecible
quizá y no había necesidad de hacerlo
sentí cada paso que dio
el eco aún retumba en mis oídos
quedo grabado con algo más allá del fuego
callado
silente
adoré esos segundos
adoré ese instante
como bestia que sale de su cueva y descubre la luna
recuerdo todo
hasta el trazo de su suéter
los cabellos rebeldes danzando
la sonrisa disfrazada
pero esa mirada
no, no podía esconder esa mirada
nadie podría...
Me pregunto que habrá visto ella
estaba tan embobado q a duras penas recuerdo haber estado decente
recuerdo el tacto
ese pequeño escalofrío
centímetros, a sólo centímetros de besar su rostro
no lo pone nada fácil
y sólo puedo sonreírle… feliz.
Te recuerdo, estaba trabajando tranquilamente, un día cualquiera de
enero, un momento cualquiera en mi rutina y sin embargo todo estaba a
punto de cambiar.
Me vino tu recuerdo, me vino tu sonrisa, fue un
recuerdo suave, iluminado por una bruma desconocida, estabas allí, eran
mis recuerdos, era un pensamiento alegre, era una tarde... era de día?
no lo recuerdo, recuerdo esa mirada...
Poderoso recuerdo Señor, vino como una ola, sorpresiva, refrescante, llena de vida.
Me
hizo recordar que soy amado, me hizo recordar porque razones latía mi
corazón. Entonces viene la constante lucha, un recuerdo que ya es mío y
las preocupaciones del futuro, y es aquí donde podemos decidir si gozar
nuestro hoy o simplemente existir para el mañana, dudando o pensando en
nuestras posibilidades, en si habrá dinero, en si estamos mal o si
podremos alcanzar aquello que soñamos, quizá y todo se trata de eso, de
ese pequeño instante en el que tomas una decisión.
Quizá era así
desde el principio, quizá y no nos enteramos porque estamos distraídos,
viviendo, irónicamente pensando en cómo vivir el día a día, cómo si
existiera un manual donde sólo hay una certeza, este es un día nuevo,
nadie lo ha usado aún.
Excepto tú.
Excepto yo.
El águila no busca volar de forma especial para impresionar a su creador
sólo con volar, hacer aquello para lo que fue diseñada, ya constituye su ofrenda
Honrar al creador que la imaginó, diseñó y formó para surcar los cielos majestuosa hacia el infinito.
Sale el sol en el horizonte, y en tierra las bestias desesperezan sus existencias, conscientes quizá, inconscientes tal vez, sólo son.
Pero
en lo alto, en la solitaria grandeza que a veces rodea a esta especie,
la mirada aguda se extiende mucho más allá de lo que podemos imaginar.
Mientras el sol se yergue por sobre nubes y montañas, barriendo brumas y temores, formando
montes, perfilando caminos, formando pequeñas gotas de ilusión en
plumajes ramas y follajes.
Y sólo si pudiéramos advertirlo, la vida, inicia su baile
a veces frenético, a veces en calma.
y sólo está allí, mirando más allá de ida y más allá de vuelta
no necesita impresionar a nadie, sólo parpadea antes de saltar a la inmensidad y llenarlo todo con el genio de su creador...
Y vuela alto, alto y más allá, hacia la gloria eterna...
alto y más allá, hacía el infinito...
alto y más allá, hacía la promesa...
Y
no hay mas ataduras, ni miedos, ni dudas caben ya, ni oscuridad, menos
frío, sólo una promesa cálida calmada luz inacabable ante ella.
Tan
sólo es el amanecer de un nuevo día, la promesa completa que el mundo
espera, la certeza de que podemos esperar ir más allá de lo que podemos
siquiera soñar, la promesa de una respuesta, de un respaldo que
sobrecoge y va más allá, que levanta vuelto y llega más allá, la
compresión de que todo lo vivido aún necesita ir más allá.
Y las águilas lo saben,
y el Dios que las creo lo sabe,
y el espíritu en tu interior...
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