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Etiquetas: [cine americano]  [cine clásico]  [cine mudo]  [crítica]  [Erich von Stroheim]  [Maude George]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-12-22T19:14:00.000-05:00

Foolish Wives (1922), de Erich von Stroheim, tiene una traducción inteligente digamos, Esposas frívolas, esposas que no saben valorar (a sus maridos, hombres convencionales, más simples) por amantes y Don Juanes o seductores por naturaleza, gente que se ve más vistosa digamos también. Pero el significado literal o más específico del filme de Stroheim indica en realidad de título Esposas tontas, o Esposas fáciles de engañar, lo que lleva más ironía o algo más de perversidad. Uno de estos hombres llamativos y falsos es el conde ruso Sergius Karamzin (el mismo von Stroheim), un tipo que solo quiere dinero de las mujeres tontas. Lo curioso es que von Stroheim no es un tipo pintón, pero, claro, representa a un aristócrata, a un hombre refinado, de paso a un militar, pues aquí en Monte Carlo, donde estamos, está lleno de militares, con la guerra tan próxima detrás, la primera guerra mundial. Stroheim es un tipo muy seguro de sí, con su monóculo clásico. En el filme se presenta como un hombre sofisticado y muy masculino, un hombre de acción y al mismo tiempo un intelectual, un oficial de alto rango, como salido de una historia de Tolstoi. La mujer a engañar es esposa de un diplomático americano, Helen Hughes, es una mujer muy simple. Ella incluso aparece leyendo una novela -de mismo título del filme- donde es como una telenovela de mujeres tontas o básicas seducidas por hombres interesantes. Stroheim es un truhan que llora y se manifiesta sensible con las mujeres (frívolas o tontas) y al descuido ríe de medio lado de sus trucos para engañarlas. El personaje que escoge ser Stroheim lo sindican como un actor de los grandes, no sólo un excelente director. Es un filme mudo muy simpático con su comedia suave, pero como con aquel final del conde ruso puede tener su toque duro de realismo crudo, aun siendo todo un clásico. Lleva el aire del pasado más allá de lo evidente, como ponerse en el lugar de defender el matrimonio y a la figura del marido, cuando hoy en día se apunta al amante, al seductor, al chico malo o a la aventura. Lo hace de manera que maneja una gran historia ante todo más que un mensaje idealista, proyectando mucho con poco, valiéndose de los detalles. Por todo ello me parece una genialidad Foolish Wives, aparte de mil y un virtudes q posee. También me parece un tipo de rebeldía (positiva) valorar Foolish Wives hoy en día porque se puede entender como de cierto aire católico si se quiere, sin dejar de ser respetuosos de la libertad que puede limitar cierta religiosidad. Stroheim escoge ser un malvado absoluto, ahí lo vemos tratando de aprovecharse de una mujer-niña, de mente infantil, y hasta de la empleada, a quien no duda en quitarle su dinero con malas mañas, pero como le pasa a los perversos de los cuentos terminará padeciendo el karma de su seducción mentirosa. El filme maneja dos escenas épicas, impresionantes para la época del cine, una cuando hay una tormenta y otra un incendio. Éstas escenas tienen potente naturalidad, aun cuando el cine mudo le pide a sus personajes histrionismo, cierta exageración gestual, ya que no hay sonido directo y hay que expresarse mediante otros medios, aparte de los muy acertados intertítulos. El conde Sergius tiene dos compinches, sus "primas" amantes. Destaca de ellas la Princesa Olga Petchnikoff (Maude George), otra gran malvada y estafadora. La empleada Maruschka (Dale Fuller) tiene cara de loca y esto agrega genialidad visual en cada acto de revancha que ejecutará. Lo mismo con la anciana de la posada pobre tras la tormenta, es un escenario curioso y un personaje entre siniestro como una bruja y humano de cine social dependiendo la luz, en sí el filme tiene una estupenda producción de arte. Hay ratos donde vemos aristócratas perversos, arribistas y estafadores; pero también gente sencilla con poder y dinero como con el diplomático americano que no es en lo práctico muy relevante, más mero objeto para que el filme trabaje tranquilamente y bastante con el conde y la esposa tonta. Stroheim se roba el show con su personaje, pero tanta injerencia es pura maestría, es la gracia del filme, el demonio que empuja a que la gente buena caiga en desgracia, sean desfalcados. También el incendio se ve simbólica y literalmente como oprobio para el marido, la vergüenza de saberse dentro de una infidelidad, pero aquí lo que importa es salvar a la damisela en peligro, de ese demonio aprovechado en todo sentido. La mujer del diplomático en éste filme es un ser inocente, opuesto total de las primas amantes. La propuesta también plantea buenos ratos de ironía, como cuando el conde le dice al diplomático lo que pretende con su mujer, como quien dice la verdad y no crees que algo así tan infame, tan abiertamente, suceda.  

Etiquetas: [mejores películas del año]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-12-18T16:21:00.001-05:00


No tienen orden alguno entre sí.

  1. The lost daughter (Maggie Gyllenhaal)
  2. France (Bruno Dumont)
  3. Hold Me Tight (Mathieu Amalric)
  4. El buen patrón (Fernando León de Aranoa)
  5. Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson)
  6. Akyn (Poet) (Darezhan Omirbayev)
  7. Nightmare Alley (Guillermo del Toro)
  8. Re Granchio (Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis)
  9. The Batman (Matt Reeves)
  10. Crimes of the Future (David Cronenberg)
  11. Men (Alex Garland)
  12. The last movie stars (Ethan Hawke)
  13. The Northman (Robert Eggers)
  14. Tengo Sueños Eléctricos (Valentina Maurel)
  15.  Don't Worry Darling (Olivia Wilde)


Top 7: mejor cine de terror del 2022

  1. The autopsy (David Prior, Cabinet of Curiosities)
  2. Barbarian (Zach Cregger)
  3. Fresh (Mimi Cave)
  4. X (Ti West)
  5. The black phone (Scott Derrickson)
  6. Hellbender (John Adams, Zelda Adams y Toby Poser)
  7. Terrifier 2 (Damien Leone) 

Etiquetas: [cine europeo]  [comedia]  [crítica]  [Francoise Brion]  [Marlene Jobert]  [Paul Le Person]  [Philippe Noiret]  [séptimo arte]  [Yves Robert]  
Fecha Publicación: 2022-12-08T14:20:00.001-05:00
 
                                                                                                                               
Ésta comedia de 1968 la dirige el francés Yves Roberts. Tenemos a un granjero llamado Alexandre (Philippe Noiret) que su esposa lo tiene pisado, lo hace trabajar todo el día en sus extensas hectáreas de tierra. Alexandre para cansado y en cuanto puede ser duerme. Su esposa apodada La Alta (Francoise Brion) chasquea los dedos a cada rato llamándole a obedecerle. Es una buena comedia sobre el matrimonio, con una mujer todopoderosa sobre su marido, en donde incluso es ella quien le ordena cuando tendrán sexo. No obstante éste dominio no es través de ningún tipo de agresividad. Alexandre es como un gigante bueno, aunque finalmente no tan tonto. Lo que descubrirá es que es en realidad un terrateniente y decidirá a la muerte de su esposa pegarse un descanso, en medio de la ironía de no hacer nada e incitar de manera espontánea al pueblo a rebelarse frente al trabajo y tirarse a ociosear que se traduce en vivir la vida relajado, disfrutarla. El disfrute aquí es mal visto por el mejor amigo de Alexandre, Sanguin (Paul Le Person), un hombre que tiene montón de hijos y como que es un líder popular. Sanguin hará todo lo posible porque su amigo regrese a su monotonía laboral, lo verá como un mal ejemplo, a esa especie de enfermedad contagiosa que es estar ocioso. La ironía es notoria cuando Alexandre dispone su cama como un lugar multiusos para no levantarse de ésta. Se desprende del tránsito de Alexandre que el trabajo y las responsabilidades como que tienen oprimida a la gente -y que uno vive agotado y perdiéndose de poder existir en realidad-; Alexandre y su parábola práctica de ociosidad y vivir la vida relax y feliz lo convertirá un poco en un tipo de héroe, así llega una mujer como pretendiente de él, Agathe (Marlene Jobert), entusiasmada por su manera de vivir, pero más tarde se verá contagiada por el materialismo si se quiere y a repetir patrones, como la vida misma. Alexandre es muy unido a su perro, por quien curiosamente realiza su primer acto de rebeldía o de justicia para uno mismo. Es una comedia sencilla, pero bastante interesante. Le pasa revista a la vida común, a la vida de todos, con un estilo no tan típico, pero sumamente amable; tiene un buen tono y un humor de muy buen nivel. El campo como lugar de rebeldía se ve curioso en el filme, desde la vida de granjero de la Europa más rica, pero de ese ser humano de a pie que la mayoría somos. 
Etiquetas: [Bill Skarsgard]  [cine americano]  [crítica]  [Georgina Campbell]  [Justin Long]  [séptimo arte]  [terror]  [Zach Cregger]  
Fecha Publicación: 2022-11-30T10:02:00.000-05:00


Ésta es una de las películas de terror notables que ha dado el 2022. Dirige Zach Cregger que hasta entonces no se había hecho notar mucho. Barbarian (2022) empieza como una película un poco previsible, convencional, con un siniestro pero sobresaliente Bill Skarsgard haciendo de invitado no previsto, cuando una chica, Tess (Georgina Campbell), una morena guapa pero muy normal y formal pero amable, alquila una casa y se topa con que hay alguien dentro que dice que es él quien la ha alquilado. Ambos demuestran tener razón y como no hay a donde ir por esa noche deciden quedarse juntos hasta resolver el problema mañana. Tess como es lógico -sobre todo en EEUU- yace muy desconfiada, no es para menos, puede ser un  loco o un asesino, como se percibe que va el filme, aunque Keith (Skarsgard) siempre se justifica y todo el tiempo trata de ser simpático. No obstante sobre él pesa una cierta ambigüedad, Keith deja en el aire un cierto halo siniestro muy sutil. Con esto parece que la película está ya servida, ya planteada y estructurada y se ve un poco previsible; ya antes se han contado éstas historias de asesinos en serie o locos que esperan atacar intempestivamente, salvajemente, en medio de la soledad de la oscuridad, de la casa tenebrosa, convertirla en un habitual matadero. Pero Cregger muestra originalidad y novedad y da una vuelta de tuerca a las clásicas historias de terror o de asesinos seriales ocultos y sorpresivos. Sí, va de asesinos en serie, pero desde otro ángulo y mediante un complemento macabro propio del cine de Guillermo del Toro, pero con más perversidad que la que él suele manejar, con una historia a lo Minotauro del Laberinto, más y producto de una putrefacción humana de corrupción y despojo bastante sucia, sórdida, que hace del filme uno mucho más tenebroso y terrorífico de lo normal, más profundo como historia de miedo. La historia con Keith es sólida aunque bastante conocida, casi anécdota popular o leyenda popular urbana o crimen habitual. A muchos fans del terror les decepciona que la historia con Keith y un excelente Bill Skarsgard de un giro y cuente otra, aunque se mantiene el germen del asesino serial, pero Cregger hace bien porque apuesta por la creatividad y la originalidad, y no contar la misma historia una vez más. El cine es mucho reinvención, sino estaríamos estancados con el cine clásico y el pasado glorioso, y la rueda del séptimo arte debe seguir girando, debe continuar generando pasión, felicidad y entusiasmo. La ciudad de Detroit es otro elemento importante en el panorama, ésta parece propia de cine social americano o británico, con barrios pobres, abandonados, peligrosos, participes de una versión postapocalíptica. Los policías son los mismos de la serie Dahmer (2022); el "loco" de la cuadra más bien hace de salvador. Éste filme homenajea un poco a la magnífica REC (2007) aunque amplia el espectro con una maternidad enfermiza, muy perversa, que es tan curiosa que se enfrenta al ridículo, pero lo supera. Tiene, aunque no literal, de clásico descubrimiento de found footage. La acción pura y dura que genera una vez puestas todas las cartas sobre la mesa es típica del cine americano, pero no obstante bastante entretenida y efectiva, con un lado gory muy a favor y un Justin Long quien inicialmente ambiguo pelea por definirse como una buena persona y es en realidad tremenda joyita y un cínico de temer, logrando manejar una capa distinta a su natural simpatía y frescura de adulto joven. La propuesta exhibe la denuncia hacia los hombres abusadores, violadores y feminicidas en general. El filme recurre a un pequeño flashback y a la narración del "loco" de la cuadra para concretar un background muy bien argumentado. Las calles de Detroit son el infierno mismo, los monstruos pululan por la noche, amos, por el barrio.

Etiquetas: [Alberto Sordi]  [cine europeo]  [crítica]  [guerra]  [Mario Monicelli]  [Silvana Mangano]  [séptimo arte]  [Vittorio Gassman]  
Fecha Publicación: 2022-11-26T19:20:00.002-05:00


La gran guerra (1959) es una muy buena película bélica, dirigida por el italiano Mario Monicelli. Es una comedia también y tiene gran tino donde pone la broma como cierre de cada secuencia. El filme es un retrato duro de la primera guerra mundial, donde se escenifica la lucha entre austriacos con italianos. Ostenta una mirada seria de los terrible que es la guerra, pero al mismo tiempo se permite hacer humor dentro de un contexto atípico de esto. Nunca la broma anula el contexto de guerra, no lo superficializa, pero la broma es buena porque bromea donde "no" se debe bromear, pero no llega a ser humor negro, sino es algo más inocente, aunque tiene de comedia italiana y ésta permite cierta llaneza o un poco de ordinariez, pero es un mínimo, porque Monicelli siempre mantiene el buen nivel de su comedia, sin perder identidad general y al mismo tiempo ponerle su impronta. Tiene a 2 pillos como protagonistas, pero nunca caricaturas ni que la comedia los exceda de perder su humanismo, su nexo fuerte con lo real. Están interpretados por dos actores italianos de mucho talento. Vittorio Gassman como Giovanni Busacca y Alberto Sordi como Oreste Jacovacci. Bussacca es de gran tamaño y le gusta jugar un poquito al intelectual pero desde el campechanismo; Jacovacci es bajito y más débil, pero bastante pícaro. Los 2 se parecen bastante, pero Jacovacci es más abierto con quien es o no es algo que le interese o esté al tanto; Busacca es más cínico. Pero los dos temen por su vidas y tratan de escapar en cuanto pueden del peligro natural del enfrentamiento, de la guerra. No temen hacer trampa, ser un poco viles, como que el miedo les gana y predomina su preservación, pero aun así no quieren ser malas personas, y tiene ratos muy humanos, quizá por eso son unos cobardes y requieren de ser tramposos y ladinos para sobrevivir. Se conocen cuando Jacovacci lo tima a Bussacca, pero éste finalmente lo perdona, pero luego logra desquitarse poniéndolo en aprietos con el paredón. Hay otros soldados que trasmiten nobleza y personalidad, como el ducho Bordin (Folco Lulli) que a pesar de tener una numerosa familia detrás se arriesga bastante, pero siempre mostrando que tiene mucha experiencia en la guerra. El mismo teniente Gallina (Romolo Valli) es otro gran personaje secundario, como un muy buen líder, muy identificado con su pelotón. Tanto Sordi como Gassman tienen momentos propios de genialidad en la comedia, son realmente un éxito, tienen mucha empatía con el género y se trasmite bastante al público. Uno puede verse bastante reflejado en su llaneza, en su campechanía y picardía, aunque son timadores y cobardes. Esa es la genialidad de Monicelli, de ponerles matices, nunca son tontos del todo, bonachones sí más a ratos. Tampoco temen jugar con quedar mal parados. No obstante siempre salen ilesos, son inmunes a la lapidación total. El final redime a uno de ellos y el otro cae en la misma situación pero en la ley de la eterna venganza de los compañeros disparejos o peleados, jugando a tomarse el pelo siempre. Se parecen bastante, hacen de compinches, pero en el fondo son agua y aceite porque son como espejos y saben de sus defectos y en el fondo se da una autocrítica. El cierre es como una última broma macabra, con su cuota de perversidad, pero curiosamente dentro de cierto toque tangencial o envuelto en cierto paquete de inocencia. La picardía y la perversidad maneja mucha astucia en la propuesta, nunca deja de ser un filme amable, popular, buena onda, pero es notoriamente inteligente. Hay muy buenas bromas al termino de cada secuencia, hay tremendo nivel de humor, y es una gran película de guerra y a la vez una excelente comedia. La parte femenina que hace Silvana Mangano como la prostituta Constantina es también maravillosa. Tiene escenas muy pícaras y graciosas con Gassman que hace de pretendiente serio como que no sabe de su oficio, pero se da un juego donde disimulan no conocerse para timarse mutuamente, pero también se forma un lado romántico muy bueno. Es una mirada muy liberal; al mismo tiempo Mangano maneja un lado rústico y naturalmente sensual y un toque de humanidad, un lado femenino común, a pesar de su profesión donde suele calmar sexualmente a los soldados y se conoce a todo el regimiento. Mangano es bella y muy chispeante, es muy intensa, tiene un personaje lleno de carácter y llano, típico de la comedia a la italiana. El filme tiene de violencia propio de la guerra, tiene de comedia y también tiene ratos de ternura. 

Etiquetas: [cine latinoamericano]  [crítica]  [Emilio Fernández]  [Fernando Fernández]  [guerra]  [María Félix]  [Miguel Inclán]  [Pedro Armendáriz]  [romance]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-11-20T16:52:00.003-05:00


Enamorada (1946), de Emilio "El Indio" Fernández, es una gran película, se puede decir que es una comedia romántica, a la mexicana, con la revolución mexicana de contexto y un general revolucionario, José Juan Reyes (Pedro Armendáriz), perdidamente enamorado de la hija de un aristócrata, de Beatriz Peñafiel (María Félix). José Juan es muy idealista y un revolucionario de pura cepa, además tiene de intelectual, es un tipo muy inteligente y muy justo, pero tampoco le tiembla la mano para fusilar a los enemigos de su revolución y enaltecer su ideología de justicia e igualdad social, pero una muchacha de porte, carácter y vanidad que lo rechaza y le tiene ojeriza lo pondrá en jaque con no poder conquistarla y padecer sus terribles desplantes que juegan a la broma de los golpes y las caídas, como con los fuegos artificiales. Éste general revolucionario domina un pueblo, empieza a ejercer su deber con su puesto y de pronto conoce a Beatriz que no le teme en absoluto y más bien lo reta constantemente, aun cuando José Juan la perdona la vida a su padre que también es altanero con los revolucionarios. Hay momentos donde José Juan define muy bien su lucha, como con el uso de la pintura y los reyes magos. En cierta circunstancia José Juan pierde la paciencia y la abofetea a ella y al mismo tiempo golpea al cura del pueblo, que es un viejo amigo suyo, también muy inteligente e idealista, al padre Rafael (Fernando Fernández). Pero esto lo lleva a redimirse más adelante y mostrar su calidad como ser humano en todo sentido, aun cuando él representa el poder absoluto y ésta aguantando a gente contraria a su revolución, pero así mismo el enamoramiento que plantea tiene que hacer que Beatriz aprenda a convivir con su ideología y ese es otro reto, aparte del carácter díscolo de ella y su ira natural hacia él. El filme es astuto y creíble, aun cuando el escenario de enamoramiento luce propio de la ficción y la libertad creativa, de la comedia romántica. Es una propuesta que diluye un poco lo revolucionario y da más cabida a la interacción del enamoramiento "imposible", que es el juego de éste subgénero, poner siempre las cosas complicadas. Ciertamente el general desde su humildad las tiene muy difícil, pero ese es el encanto de la propuesta. El Indio no sataniza ni a los revolucionarios ni a los aristócratas, si bien presenta una versión light de los revolucionarios (y es ahí donde se posa más). De la misma forma exhibe a un líder ideal, a alguien excepcional, en el general José Juan, pero digamos que se pone en el punto medio donde Beatriz, la representación de la élite, debe trabar conexión favorable con la revolución y un nuevo mañana para el país. No se irá a fusilar a todos los ricos, como reza el original estribillo revolucionario. La intervención con el cura también es bastante buena, hace de entrada que el general sea más suave y ya con Beatriz se humaniza bastante. Los soldados de José Juan lo entienden y lo respetan, lo admiran, y nunca hay descontento en el grupo, por lo que se mantiene una imagen de unidad detrás de cada acción del general enamorado, aun cuando puede parecer algo risible frente a la mujer que lo humilla, lo rechaza, pero en tono fresco y jocoso. La guerra queda bajo el concepto del amor como prioridad y ese es el talento del Indio, hacer la temática de la revolución muy accesible, aunque infaltablemente con un velo de cierta fantasía, donde hay rudeza notable también, como con el subalterno bien mexicano que hace el talentoso Miguel Inclán, y el mismo Pedro Armendáriz que es de mente abierta, pero también un tipo fiero. Esa ceja levantada en él es toda una expresión de estar pensando ir a la yugular, pero dentro de un ser racional, contenido, pero con fuerza interna. El filme manejará melancolía, propio del romance negado, y habrá gran maestría en todo el soltar del objeto amado. Pensemos que Beatriz se va a casar, con un gringo, aunque luce poca competencia en realidad, y su intervención es muy de quehacer ligero, que incluso pregunta tranquilo si el matrimonio está todavía en pie frente a saber de la pasión que siente el general, pero el meollo es la posición férrea de la dama, donde entra a tallar la canción "La Malagueña" que es muy precisa en lo que dice y es muy representativa con lo mexicano, con los mariachis y cantar de noche a la dama amada, hacia su balcón, despertándola en varios sentidos. 

Etiquetas: [cine latinoamericano]  [crítica]  [Dario Levy]  [Jorge Román]  [Mimí Ardú]  [Pablo Trapero]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-11-18T20:14:00.002-05:00

Mundo Grúa (1999) es una película representativa del cine argentino, propia de una época de renovación en su cine, una cinta de bajo presupuesto y de corte popular, un retrato moderno o último de cine social, pero El Bonaerense (2002), la segunda película de Pablo Trapero, es hacer algo mucho más notable bajo el mismo concepto que Mundo Grúa, con un poco más de arte en todo sentido y no notarse tanto como un filme indie austero, sino más que hacer notar su presupuesto es hacer cine popular y social pero con mayores recursos, estéticos y narrativos. Se nota que Pablo Trapero ha hecho la tarea y su guion y sus coguionistas han investigado en los casos policiales o los conocen bien o donde está la carnecita o llamémosle el espectáculo, aun cuando su retrato de la policía de Buenos Aires, de donde viene la designación de bonaerense, ciudadano de la capital, es bastante crítico con la policía nacional, luciendo estos muy emparentados con la corrupción y la pobreza social, tanto que a ratos estos policías se comportan como narcos o gángters, como con su cena navideña con disparos enloquecidos al cielo en medio de cumbia electrónica, o mediante actitudes matonescas y criminales directas, como el rato con los de una moto, aunque le costó el puesto al jefe policial. Uno de los relevos será nuestro protagonista, apodado Zapa (Jorge Román), quien llegará como todo muchacho provinciano, exhibiéndose un poco lento, pero pronto no desperdiciará ninguna oportunidad de crecer, aun cuando esto quiere decir ser criminal y corrupto dentro de la policía. No obstante éste retrato no satanizará a Zapa, sino como buena ficción, en pleno estado de libertad, lo mostrará típico criollo u hombre astuto, hombre propio de éste mundo deplorable y sórdido que veremos en pantalla. Zapa tiene un lado humano, sensible, y nunca estará del todo contaminado por su entorno, si bien su decisión será hacer carrera en la policía y pues será parte de un retrato conjunto muy criticable, con cero ética, en total opuesto de la esencia que representa ser policía y pues es notorio que se quería dar espectáculo con el filme y el retrato busca cierta empatía y exageración con una línea de negatividad y pobreza general, propio de un cine latinoamericano que en buena parte ha dejado de mostrarse así hoy en día. Lo sueldos magros y los malos líderes tienen asidero real en toda Latinoamérica y pues el filme se ceba en todo ello, especialmente con un jefe policial como Gallo (Dario Levy), que también son gente que son todos unos personajes, propios genéricamente de lo ciudadanos de las capitales, como indica el título, típicos criollos. En pequeñas dosis vemos todo lo que se enfrentan también los agentes, que no es cosa fácil, si bien hay una cultura del machoman muy fuerte como núcleo, pero es indiscutible que hay que ser valiente y un poco en ese lugar Zapa también es bien humano. En otro aspecto el lado sexual de Zapa es bastante seguro de sí, como con su relación con su maestra de la academia, con una genial Mimí Ardú como Mabel, quien como que se niega a tener sexo cuando le sobran las ganas y forcejea con sus propias decisiones, lo cual da bastante momentos jugosos, escenas eróticas potentes y que tienen de políticamente incorrectas. Mabel tendrá matices y personalidad, y será parte de éste Buenos Aires digno de periódico amarillista. 

Etiquetas: [Alberto Sordi]  [cine europeo]  [comedia]  [crimen]  [crítica]  [Mario Monicelli]  [Shelley Winters]  [séptimo arte]  [thriller]  
Fecha Publicación: 2022-11-15T19:46:00.002-05:00


Un burgués pequeño, muy pequeño (1977), de Mario Monicelli, es una película bastante curiosa, original, pues maneja a grosso modo dos géneros cinematográficos pero no los mezcla. Utiliza primero únicamente uno y luego sólo el otro, pasa de la comedia al terror, para ser exactos pasa hacia el thriller. Empieza como una comedia a la italiana por 1 hora, todo es veloz, los diálogos son intensos y extensos, las situaciones igualmente, es complicado llevarle fiel el ritmo, pasan varias cosas rápidamente. Se trata de un padre que tiene un trabajo de oficina de clase trabajadora donde es un simple empleado administrativo, pero éste pequeño personaje tiene tremenda personalidad, y aunque no es un astro en el trabajo el sabe que tantos años en donde trabaja le otorga inmediatamente influencia con el resto, si no pues él lo vé así y lo pondrá en práctica, en ejecución, y esto es hacer que su hijo entre en su mismo espacio laboral, como figura prometedora, ya que aunque es un empleo burocrático y de esclavo donde difícilmente creces no abundan los trabajos y postulan montón de personas a éste y es bastante arduo conseguirlo, lo que significa estabilidad económica aunque siendo clase media baja. Son épocas de crisis en Italia y estos trabajos se veneran, son muy pedidos y escasos. Es como reza el título, propios de burgueses pequeños pequeños, cójase cierta ironía, pues son en realidad clase obrera, aunque dentro de una oficina. El hijo, un carismático Vincenzo Crocitti como Mario Vivaldi, es la luz de los ojos de su padre, Giovanni Vivaldi (el inconmensurable y magnífico Alberto Sordi), es un chico super bonachón, pero quizá demasiado sencillo, pero su padre hará absolutamente todo para que entre al trabajo y triunfe en la vida. Su relación y amistad es amor en estado puro, y bastante práctico, no se ven como palabritas, Monicelli crea semejante vinculo entre ellos, se manifiesta mucha empatía entre padre e hijo, lo que vemos se luce harto sólido, dentro de un ambiente simpático, alegre, lleno de humor suave pero siempre astuto reflejando la cotidianidad y los lugares comunes de los italianos, desde la austeridad económica, mediante una estética humilde, reflejando al italiano de a pie o en general promedio, si bien abunda aun así gente muy curiosa -como el jefe y la atroz escena de caspa- o se le suele subestimar a la clase media baja quizá. Monicelli es uno de sus mejores representantes recreando su idiosincrasia. No obstante Monicelli se permitirá un cierto WTF que es el thriller-terror que vendrá. Luego de una hora impecable, de una obra maestra absoluta, con la intromisión desestructurando lo estérico, desde la injerencia en el panorama de unos "improbables" o atípicos masones o más random de lo que conocemos, entramos a una espiral hacia el horror absoluto. Lo que viene después es reimaginar a la italiana -por la mente de Monicelli participando del guion, adaptando la novela de su compatriota Vincenzo Cerami quien escribió su novela en 1976- el nacimiento de El Vengador Anónimo (1974). Lo que manejaremos ahora es un registro lúgubre y tétrico, y hasta un poquito sórdido. La transición es brutal, pero no obstante funciona, aunque inevitablemente decae un poco de la maestría de la hora inicial, sin dejar de ser un filme notable. Monicelli en una escena de la apertura ya lo deja ver, cuando Giovanni mata un pez con una piedra, le saca la cabeza. Éste bromea con estar haciendo una película de cine B de terror. Puede haber sido un reto personal para Monicelli intentarlo o alguien quizá lo retó y se animó al libro de Cerami. Hay que decir que Monicelli maneja muy bien lo popular, como epitome de la comedia a la italiana, y lo hace bastante bien con el thriller o el terror, aunque aquí es menos creativo, si bien Sordi, con el terror aunque aun más con la comedia, es oro puro e igualmente Shelley Winters, ambos de principio a fin. Sus escenas matrimoniales son la gloria misma en persona. 

Etiquetas: [cine asiático]  [crítica]  [Nagisa Oshima]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-11-14T20:10:00.002-05:00


Doble suicidio en un verano japonés (1967), del nipón Nagisa Oshima, es una película peculiar de un director peculiar, de esos que buscan confrontar o ser originales, llamar la atención. Todos quieren atención, pero pocos se atreven a no tener límites y buscar donde van a quemar las papas, ese es el tipo de director que es Oshima, pero con cualidades, no es un tipo efectista vacío, es alguien con sus fundamentos si se quiere. Éste filme es muy teatral, sus criaturas parecen del tipo de los personajes extravagantes y simbólicos que pululan en las tablas. Tenemos a la chica de 18 muy despierta sexual, quiere acostarse con cualquiera, prácticamente ruega por ello y curiosamente no encuentra con quien. Aunque de aspecto algo punk es provocativa físicamente, es una mujer de voluptuosas tetas y tiene belleza en su propio tipo bien oriental. Ella rebosa intensidad y alegría. Después en contraste tenemos al soldado o excombatiente retirado, el hombre sin nombre, que parece cargar una enorme cruz que no conoceremos y quiere suicidarse, pero quiere que lo maten, no quiere hacerlo él, igualito al famoso filme de Kiarostami, El sabor de las cerezas (1997). Ellos son la pareja protagonista, pero hay otros personajes menores que los acompañan, si bien todos estarán reunidos como iguales en lo que lucen como unos bunkers, sojuzgados por el crimen, por unos gángsters. Ellos no parecen temer su situación, pero están atrapados, hay coerción con armas de por medio. Tendremos a un asesino por naturaleza, alguien que mata sin pensarlo mucho, y viste medio como del tipo del samurái, es un especie de asesino serial. Habrá un tipo entre budista y hawaiano que jugará al veterano de guerra, entre fresco y moderno y viejo sabio. Luego a un chiquillo de 17 que quiere usar armas y aprender a matar, en sí todos están ligados a la muerte, al crimen y a lo anárquico. Por el final la cosa será muy clara cuando un grupo de ellos, de los apresados, ayuden a un joven asesino blanco, del tipo tirador, loco furioso con la sociedad. El filme es polémico porque quiere medio que justificar el crimen o el deseo de matar y claro la vida puede ser muy miserable pero ese no es el mejor mensaje, pero ahí hay algo de honesta verdad. También quiere ser ligero con esa juventud que no tiene reglas, o yace perdida. Es una propuesta curiosa, pero más es no tomársela demasiado en serio, aceptar que se mueve bajo cierta dosis de absurdo general, dígale nihilista y que aguante. No es un filme magnifico, pero tampoco es malo, y es entretenido. Sus escenarios austeros -de barro o desérticos- son aun así muy sugerentes, parecen de sci-fi de bajo presupuesto. A veces ver éstas películas desprejuiciadas y muy libres es dejarse llevar y disfrutar el recorrido. Vale el paseo cinéfilo.  

Etiquetas: [cine latinoamericano]  [crítica]  [Elsa Daniel]  [Francisco Rabal]  [Leonardo Favio]  [Leopoldo Torre Nilsson]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-11-14T00:05:00.007-05:00


La mano en la trampa (1961), del celebrado director argentino Leopoldo Torre Nilsson, es una película interesante, un poquito rara, de narrativa amable, pero tampoco demasiado convencional. Adapta una novela corta de su esposa, Beatriz Guido, quien fue una escritora de cierta fama por esa época. Guido colaboró con el guion. Es un filme que exuda frescura. Retrata una sociedad prejuiciosa, así como convenciones que se tienen que salvar a toda costa, una deshonra emocional que manipula el escenario y hace que la gente opte por acciones extremas, raras. No obstante nuestra protagonista, una muchacha joven llamada Laura (Elsa Daniel) es de cierto aire liberal, o despreocupado en cuanto a la sexualidad, aunque no es una mujer sensual, pero como es bonita despierta fácil atracción. Ese es otro tema del filme, el peligro de tener una sexualidad despierta, o fuera del matrimonio. Laura tiene un noviecito de su edad, medio locuaz, intenso, pero respetuoso, incluso más de lo que aparenta, interpretado por Leonardo Favio. Laura no obstante es algo aventajada en su sexualidad y no teme meterse con alguien mayor y hasta casado, quien es el verdadero demonio del filme, en la actuación de Francisco Rabal como Cristóbal Achával, quien es un playboy, un millonario y mujeriego, aun estando casado. Ahí anida el peligro, Cristóbal destruye finalmente a las mujeres con su actitud de playboy. Pero ésta propuesta es más que esto, sino sería otra cosa, algo muy básico, propio de mensaje simplón sobre simplemente cuidar la sexualidad. La película entre manos un poco es un drama psicológico y en una medida un filme de terror. Esto yace mezclado con cierto aire fresco como de fiesta, propio de la élite que retrata la obra, aun cuando las mujeres de la casa de Laura son costureras, pero ahí tenemos el ejemplo de Phantom Thread (2017), dicha labor puede significar sofisticación y pues las tías y madre de Laura se codean con ésta élite. Otra cosa que influye en el retrato general es que se hallan en un especie de pueblito. El relato parte de la curiosidad de Laura por un pariente que esconde su familia en su misma casa quien dicen que sufre de retardo o hasta puede ser deforme. Con esto de arranque el filme mantiene cierto misterio y es interesante el giro que pega tras el primer tercio de la propuesta cuando Laura se topa con lo que le ocultan de ver, más no oír hablar, ya que éste pueblito es muy entrometido y chismoso, andan pendientes de todo para juzgar. Laura representa a una chica algo malvada, el filme tiene una cierta perversidad secreta o sutil. Laura como viene de un colegio estricto de monjas está como próxima a experimentar cosas, ella es algo extraña. Torre Nilsson le pone una personalidad y acciones que hablan de una chica misteriosa, algo compleja de entender. Aunque no parece inocente o lenta también se comporta a ratos como una simple chiquilla, aunque no por su comportamiento con los hombres, pero en la historia esto le traerá problemas. Es una trama lineal con algún pequeño flashback, pero puede entenderse un poco como que convive en un tiempo el pasado con el presente o el presente con el futuro de una sola persona y dentro en ese mix entra algo de drama psicológico. Puede que solo sea un esbozo, pero eso le pone una dosis más de curiosidad a la propuesta, aunque el filme finalmente va de simple. Tiene además su cuota de cinefilia, se menciona al Marlon Brando muchacho rebelde, a La Dolce Vita (1960) y a Rebeca (1940) y hay en la trama justamente eso. 

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Fecha Publicación: 2022-11-13T16:49:00.000-05:00


Perteneciente a la época de oro del cine mexicano y a uno de los más grandes directores de cine que ha tenido México, Emilio "El Indio" Fernández. Tiene a la famosa actriz mexicana Dolores del Rio como musa de Fernández, como María Candelaria, representación de la máxima belleza indígena y la mayor representante femenina de su país. Al mismo tiempo es representación de la belleza en general, como objeto de estudio. María Candelaria carga un estigma familiar, a su madre la mató todo el pueblo en que vive, en la demarcación de la capital mexicana de Xochimilco, por mujer pecadora, por mujer fácil, por mujer traidora a su gente y a su honra y costumbres, teniendo a la religión católica como muy pegada y dominante a su folclore y tradición. El pueblo estima mucho su honra y devoción religiosa, aun cuando paradójicamente ajustician a los pecadores. Como María es martirizada por su estigma se desprende una critica al fanatismo religioso y a la belleza emparentada con la vida lujuriosa y fácil lo cual es en gran parte injusto y arbitrario. La lujuria depende de los individuos, no de su belleza o la atracción que generan intrínsecamente, ni siquiera producto de su sensualidad natural, y María es una mujer muy honrada, muy tranquila, cero lujuriosa, muy humilde, pero tiene ese estigma familiar encima, que también se lee como envidia, celos de que los hombres la deseen y en especial que el tipo más prometedor del pueblo, Lorenzo Rafael (Pedro Armendáriz), se haya vuelto su pareja; y él también por ello tiene el rechazo de su gente. María sólo cuenta con Lorenzo, las mujeres la vigilan, no la dejan ni vender sus flores, todo esto acarrea infelicidad y pobreza, aun cuando la pareja es el ideal romántico entre ellos. Encima, el patrón del pueblo, un cowboy mexicano, un criollo, un terrateniente y dueño de casi todo en la zona deseaba, como todos, a María y como ella eligió a Lorenzo, él lo detesta y también quiere castigarlo(s) con su poder y dinero. Los actos de hombría, machismo, hasta salvajismo, y posesión sobre las mujeres que ejemplifica el patrón son otra muestra de la genialidad de ésta obra. Es un melodrama en toda majestuosidad, dentro del mundo indígena, tratado por Fernández con una delicadeza, belleza y sabiduría práctica y atrapante que es sumamente notable. Cuántos en Perú, país que se parece -aunque no somos iguales- al México indígena, quisieran tener la maestría para hacer cine del Indio Fernández. No solo tratar con lo indígena, sino hacerlo en el nivel de arte que él tiene en ese trayecto, y lo hace desde un cine amable y entretenido, y al mismo tiempo interesante. Lo indígena pasa por el uso de especie de canoas, vemos de ello mucho transporte en el río, incluso la pareja protagonista se ama a la luz de la luna en una escena hermosa llena de sentimiento. Hay mucho melodrama -asoma la enfermedad y la muerte, la desesperación- pero también mucho amor. Participamos de escenas de amor que calan tremendamente. Así mismo, tenemos en el mismo level de gloria escenas de melancolía, como cuando Lorenzo toca la flauta o va a la iglesia a pedirle paz a Dios. Se exhibe mucha interacción con la religión en distintos niveles. En un momento, en plena iglesia, María se molesta con la Virgen y enseguida emotiva le pide perdón, se da comprensión hacia la crueldad y el silencio de Dios. Éste es un filme triste, finalmente pasivo, y al mismo tiempo impone leyenda romántica, propone la redención al conocer la fatalidad y la injusticia de la historia que nos cuentan, guiada por un pintor que rompe con el lugar común y presenta una relación original con la historia. Aun cuando lo criollo puede ser brutal, con Don Damian (un talentoso y que se ve bien mexicano, Miguel Inclán), el patrón del pueblo; el pintor implica torpeza y no maldad, y se presenta un cierto halo de perdón en general o no se quiere meter a todos en la bolsa. El Indio Fernández luce sabio, luce muy enaltecedor de lo indígena, con un talento gigante en su retrato. Muestra también al pueblo como castigador, como cruel, pero dentro de cierta exageración de devoción, es decir pretender el bien -para la comunidad- pero que se halla equivocado. Siempre es notable ver matices en la humanidad, en colectividad no faltan, es parte de retratar con realismo, es difícil que el mal no exista de cierta manera en toda comunidad, así sea como advertencia o como tentación. Lo indígena también enfrenta la propia crueldad, y esa es la lección de la vida de María, un aprendizaje colectivo, porque aun ahí se ve que el cura también tiene culpa -su palabra tiene fuerza y respalda- y tiene de errado, aun cuando parece pura bondad, porque justifica la muerte de la madre de María y el proceder del pueblo. Todo esto tiene un lado muy campechano y también curioso, porque hoy en día puede leerse como políticamente incorrecto, pero es un buen retrato de nuestra imperfección natural y una gran ilustración del pueblo. La belleza como estigma de una mujer honrada, envidiada su hermosura por las demás mujeres, aunque aludiendo a la madre, como pretexto, es, sin duda, algo original de ver, o más pegado a lo clásico. Qué tal manera de auscultar la humanidad que tiene El Indio Fernández que también es guionista de sus filmes, dentro de una propuesta que está plagada de escenas maravillosas. La secuencia de la persecución del final no solo es impresionante visualmente sino inaudita, terrorífica a su modo, para cerrar éste melodrama maestro. 

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Fecha Publicación: 2022-11-07T21:39:00.002-05:00


Modesty Blaise (1966), de Joseph Losey, es una sátira de las películas de James Bond, con una agente así de espectacular como él, interpretada por la italiana, la bella y carismática, Monica Vitti. Ya el nombre habla de sorna, la protagonista se llama Modestia, todo lo que no es James Bond, un superhombre, un tipo de ego colosal, ésta es la versión femenina de todo ello. El filme no tiene grandes escenas de acción, aquí todo parece broma. Modesty pelea prácticamente a cámara lenta, se ve muy común, aunque aun así Losey se las arregla para presentar ingenio en los combates cuerpo a cuerpo, aunque van de muy simples. Modesty tiene un aliado, Willie Garvin (Terence Stamp), que es un seductor. Modesty lo estima bastante en particular, pero como dice él, no sabe porque nunca han tenido relaciones sexuales. Modesty es liberal sexualmente, pero no es algo que lo tenga todo el tiempo presente, aun cuando estamos en los 60s. El enemigo lo interpreta Dirk Bogarde como Gabriel, quien parece un simple millonario disfrutando de la vida; lo de ser una mente maestra del crimen parece secundario aunque ésta es la idea de su personaje que se presta a la broma. Lo acompañan siempre su amable pero lógicamente preocupado contador y tiene una ejecutora guardaespaldas que poco se parece a ese estilo comiquero y fantástico de las clásicas películas de estilo Bond. Ésta es la señorita Fothergill (Rosella Falk), la que goza torturando y es también bien sexual, pero esto último queda en el guiño. El filme tiene giros, pero la premisa es sencilla, el servicio secreto británico quiere que un jeque árabe reciba unos diamantes para beneficiar con petróleo al estado inglés, pero ésta entrega corre peligro porque hay muchos ladrones y criminales en busca de los diamantes, como Gabriel, y hasta la propia Modesty que es una ex ladrona. El filme no se toma en serio nada, pero tampoco cae en ser una comedia sin contención o exagerada; su comedia es suave, tiene una ironía elegante o cuidada, pero cercana. Exhibe un nivel de seriedad aun así, la broma a veces es muy suave, puede que por ello sea un filme que no gusta mucho al gran público, y sea más una película medio de culto, como para cinéfilo hardcore. No es que sea una propuesta demasiado graciosa, no es que tenga mucha acción decente, pero todo esto tiene estilo, es un filme que parece como muy relajado, como quien yace con flojera, aunque no es que el ritmo sea malo, sino que no es un filme de adrenalina, sino ilustrado por gente ordinaria en personajes distintos a lo que representan. En un momento Gabriel deja la posibilidad de perdón a Modesty si ésta acepta ser su pareja. Modesty responde siempre como una party girl o una mujer de gran personalidad, pero de guerrera amazona no tiene nada, igualmente tanto Stamp como Vitti destilan notable simpatía. Éste filme no sigue los parámetros del cine de acción, y se hace impredecible en las respuestas de actividad que se dan, esa es una forma de comedia también, y de cierta originalidad, dentro de un cierto estilo propio. Es una película amable, pero como no es propiamente un filme de acción y su comedia es suave es claramente difícil de que guste fácilmente, es medio inclasificable y eso lo hace curioso. Es como hacer todo con cierto adrede desgano, pero es solo una apariencia, mientras la gente reboza de personalidad, y no le falla el ritmo. Incluso el esperado combate de Modesty con Fothergill es despachado como quien se saca de encima un pequeño estorbo. El servicio secreto británico liderado por Gerald Tarrant (Harry Andrews) también luce ocioso o muy pasivo, parecen andar en plan de cocteles, observando y pensando todo con lentitud abierta. Todo esto luce adrede y marca estilo, sin malograr la atmósfera de pseudo acción James Bond. Sin duda, éste es un ejercicio de personalidad y un lujurioso fracaso de recepción fácil. Aquí no hay computadoras, no está abierta la puerta de Jason Bourne donde cualquiera puede ser un héroe de acción de los más bravos, ni tampoco siquiera se han buscado dobles para las peleas. Vitti es tal cual, se mueve con la gracia de una mujer bella y simpática, solamente. Es un filme malo a vista y paciencia de todos, imitando a James Bond, pero eso es, una sátira para cinéfilos raros, hardcore. 

Etiquetas: [cine latinoamericano]  [cine negro]  [crítica]  [Hugo Fregonese]  [Jorge Salcedo]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-11-07T20:15:00.000-05:00

Ésta es la obra más celebrada del argentino Hugo Fregonese y una de las grandes del cine de su país. Es considerado uno de los mejores noir del cine argentino. Empieza llena de adrenalina, llena de velocidad, con un auto volcándose para pasar a ver la vida ajetreada e intensa de la ciudad de Buenos Aires. Luego conoceremos a un hombre llamado José Morán (Jorge Salcedo), un hombre lleno de sueños, quiere tener dinero, le gusta el dinero, como a todos, el dinero es necesario, pero José quiere una vida de privilegio y yace estancado en un trabajito de banco donde es un simple y pobre empleado. Apuesta mucho y está endeudado. Un día surge todo de pronto, se carga de presión y decide estafar a su banco. Lo que viene es ir a la cárcel. Por el final será puro noir, pura acción, lo veremos a José nadando y sobreviviendo en el mundo criminal. Lo que le juega en contra a José es su ego gigante y su tremenda ambición y su cierta inutilidad (normal) con el mundo, un mundo donde se presenta difícil triunfar y ser rico. José es del espíritu del hombre grande, pero vida pequeña, es ahí que su silenciosa -y no tan silenciosa- frustración le hace cruzar el límite donde uno hace todo, hasta delinque, para tener dinero. Como indica el título, José no es realmente un criminal, es solo un hombre estancado, un hombre común, que quiere lo que no puede tener, lo que la vida le niega a muchos. Es un filme sobre la aceptación de ser promedio o clase media baja; random, como indica ésta palabra tan popular actualmente. Es una historia clásica del hombre que se convierte en gángster, de lo que los motiva a serlo, pero José, como dice muy bien otro preso, es del tipo intelectual del crimen. Lo que hace para engañar al banco es sencillo, pero bien hecho, Fregonese economiza mucho trabajo en ello y propone ingenio. Es un filme también sobre la duda que carcome, la personalidad que nos hace trampa. José caerá en el mundo del crimen donde hay verdadera gente horrible, ese será el precio de su sueño, de cruzar el límite hacia la corrupción. Hay una escena muy representativa y sugerente donde una bella mujer baila como vedette, hace un impresionante baile. Termina de danzar acrobáticamente y camina hacia una mesa, pasa cerca de José que se levanta como para recibirla y, como la vida misma, ella le pasa de largo, lo ignora por completo, y se va a una mesa donde le espera un millonario. A José le gusta lo bueno, pero no está a su alcance, ese es el gran dilema.

Etiquetas: [Antonio Banderas]  [cine español]  [cine europeo]  [crítica]  [Pedro Almodóvar]  [Rossy de Palma]  [séptimo arte]  [Victoria Abril]  
Fecha Publicación: 2022-11-07T17:36:00.004-05:00

Pedro Almodóvar dijo que El Coleccionista (1965) lo inspiró a hacer su película e hizo algo totalmente distinto, tomo lo general solamente y algunas cositas de la de Wyler, pero hizo algo totalmente suyo, le puso su impronta, su cine, su visión, su personalidad, lo cual está muy bien. Le quedó algo bueno y, elogiablemente, propio. En éste filme el protagonista, Ricky (Antonio Banderas, en una de sus mejores actuaciones), sale de un sanatorio mental, curado o aprobado para volver a circular, y decide secuestrar a la mujer que lo vuelve loco, una mujer con la que se acostó una vez y quedó prendado, pero ella lo olvidó por completo. Ella, Marina (Victoria Abril), es una ex actriz porno que quiere hacer una carrera seria digamos, y trabaja actualmente en una película de terror. Hay algunas buenas escenas ahí de ese tipo de película, siempre con la impronta de Almodóvar, aunque trabajando con el giallo o viéndose reflejado en éste. Marina es una mujer simple y, obviamente, muy sensual, plasmando Almodóvar sexualidad con ella, pero sin llegar a lo explícito, aunque hay una escena cuidada de coito que desde el espejo del techo deja ver carne y su toque erótico, marca de la casa, de la irreverencia que lo acompaña siempre a Almodóvar. Lo mismo con hacer a la protagonista actriz porno y hasta pone un video solo sugerente de ello, acomodado, con el que el director del filme de terror en que trabaja está más que obsesionado, y quien no, es una mujer muy provocativa, en ello Almodóvar sabe sacarle mucho jugo a Victoria Abril. Es una obra sensual, pero nunca chusca, aunque no le falta erotismo. Ricky también es muy básico, por ello puede recurrir a ser tosco, el filme lo hace dar algunos golpes, pone realismo. También cómo al tratarse de la interacción de un loco y de una mujer ligera pueden haber algunas libertades, aunque acotando que Almodóvar le otorga seriedad a ella, pero a fin de cuentas es irreverente porque estará el síndrome de Estocolmo siempre latente, rondando, aunque Marina inicialmente esté más que asustada, bastante enojada con su secuestrador. Ricky es muy frontal, muy primitivo a ratos, pero también su sencillez puede ser algo empática, lo mismo que Marina se comporta coherentemente, muy campechana, sin restringirse sólo a su sexualidad. Ésta pareja es creíble, no son gente sofisticada, son gente de la calle por decirlo así y todo esto se presta para que el retrato sea contundente, porque así es éste cine de Almodóvar, directo al punto siempre. Es un filme que juega frontalmente y cada acción se ve lógica de acuerdo a quienes son los protagonistas. No hay romanticismos, hay carne, hay deseo, hay anhelo y todo es llano y práctico. Es un retrato moderno, muy propio del cine de Almodóvar, y es uno bueno. Rossy de Palma como la medio marimacho vendedora de drogas, una pequeña gángster, está super bien como secundaria, tiene una cierta notable vena cómica, y al mismo tiempo se deja ver real, curiosa también, y seria. Almodóvar no obstante les da inteligencia suficiente para que sus protagonistas tengan aunque simples su cuota de personalidad y hacer de ese tira y afloja del secuestro que busca finalmente ser fuente de seducción un lugar entretenido y, aunque llano, interesante. 

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Fecha Publicación: 2022-11-03T18:41:00.005-05:00

Éstas son las mejores propuestas.                                                                                                                     


The autopsy

Es la mejor obra de las 8 de la antología, perteneciente al talentoso David Prior, que adapta un cuento del americano Michael Shea. Es una historia compleja, sobre un ente del espacio que se oculta, pero actúa como un asesino que lo hace para alimentarse y sobrevivir, el que esconde sus rastros, es un parásito que se alimenta de los cuerpos humanos, un depredador. En la primera parte tratamos con un misterio, seguimos los pasos de un criminal, de éste asesino, pero con el elemento sobrenatural. Ésta propuesta es mitad sci-fi y mitad terror. En la parte de la autopsia es terror en toda la palabra para entrar luego de lleno al sci-fi; la autopsia exige gore y su meticulosidad es extraordinaria y a la vez muy práctica. El lugar de congelación se exhibe perfecto para generar una atmósfera de miedo. El forense que hace F. Murray Abraham es nuestro héroe quien tiene una historia triste a cuestas. Así mismo es un buen compañero el sheriff que hace Glynn Turman. La primera parte la domina el sheriff quien va contando los elementos extraños que ha podido revisar y que se asocian al ente del espacio que más tarde explicará con gran precisión su interesante concepción. El final es lo que hace compleja la historia, como esa lucha que entablará el viejo forense con el poderoso y sanguinario extraterrestre, desde lo atípico, mediante el intelecto pero teniendo brutalidad (violencia) aun así y no mediante un ataque frontal de acción. Es un relato que tiene una parte médica real o científica que acompaña y que está muy bien adaptada, muy bien racionalizada. La lucha con el extraterrestre es una lucha de conocimiento y mientras esto sucede asistimos a tremendo uso del gore en un ambiente siniestro de una improvisada morgue, lugar idóneo para lo que sucederá más allá de lo lógico que indica el título. Se plasman muy buenos diálogos, muy naturales y sabios de a pie; y hay un notable americanismo. 


The viewing

Es la única obra del grupo que no adapta a nadie sino es una idea original y guion del director de la película, de Panos Cosmatos, y de Aron Stewart-Ahn. Es la segunda mejor propuesta de la antología. En ella un grupo de personas, cuatro invitados, llegan a un lugar extraño y misterioso donde han sido seleccionados por un anfitrión multimillonario y particular interpretado por Peter Weller (RoboCop), para una experiencia única. Antes de ir al asunto es como una reunión moderna donde hay drogas y varios antojos y exquisiteces cumplidas por el anfitrión como regalos para sus invitados. Cosmatos se las arregla para introducir terror en una noche de juerga de una élite. El filme nos dice que lo mejor del planeta está al servicio del cine de género; literatura, música, ciencia y estudio extrasensorial o esotérico yacen a los pies del terror. Es un filme misterioso e intrigante, ¿por qué están ahí estas 4 personas de apariencia de nerds sofisticados?, el filme lo resuelve y lo hace muy entretenido, antes es como un juego cool entre muy laxo y de solo mención del aparato intelectual. El filme se contextualiza en 1979, pero parece la mansión de Lionel Lassiter (Weller), hombre poderoso, líder del orden mundial, un lugar futurista, aunque se hace alusión a un gusto muy personal y poder adquirir lo inusitado producto de tanto dinero en su haber, y justamente de eso va la noche, de adquirir lo increíble. 


The outside

Éste es el tercer puesto de la antología. Ana Lily Amirpour adapta un cómic de comedia de terror de la canadiense Emily Carroll y es uno que va con su personalidad rebelde y políticamente incorrecta si se quiere. Su película no deja títere con cabeza, trabaja con cierta crueldad que le permite el humor negro. En el filme vemos a una mujer en sus 40s, de trabajo y vida sencilla, Stacey (Kate Micucci), que siente que es fea -físicamente exagerada la apariencia de la actriz en prótesis y que permite humor visual también- y que por ello se siente marginada o excluida o se le hace difícil integrarse al grupo de su trabajo, que más que un banco parece una peluquería donde las mujeres todo el tiempo hablan de arreglos físicos, así como de órganos reproductivos masculinos gigantes. El relato se ubica en navidad y surge un juego del amigo sorpresa y Stacey termina compartiendo con la mujer más popular de su trabajo, la mujer que ella cree perfecta. Le regalan una crema y ahí empieza su viacrucis. El filme es cruel con Stacey, su deseo de ser bella se trabaja con la locura, entra el ridículo adrede, manejado con humor negro, se marca un tono irreverente, socarrón. Pero el filme también recurre al gore y a lo impredecible, como con la interacción con el marido que es algo tonto o peca de muy simple. Él no puede hacerle entender a Stacey que se quiera a si misma. Stacey le dice que los hombres son despreocupados porque a ellos no se les exige nada de atractivo físico, igual poco agraciados son aceptados; en cambio lo suyo es un verdadero problema, manifiesta. El filme crea humor con Stacey, así mismo con las mujeres que admira o a las que ella quiere pertenecer; éstas son vistas como mujeres estúpidas, mujeres cliché, exageradas, pero que existen; llenas de vacío y superficialidad, pero Stacey es el meollo de todo, su falta de personalidad le juega mucho en contra para hacer de la crema que usa un detonante de más humor cruel, más tontería. No para de caer en errores, todo a raíz de su falta de autoaceptación que ese es el mensaje (fuerte y claro), a pesar de tanto juego con ello o producto de ello, pero con un muy buen anexo de horror desde la vida en el suburbio y con cierta ruralidad cerca. Stacey ve el opuesto de la realidad y eso la lleva a percibir un monstruo muy vistoso al son de su fijación, y como dicen, quien entabla vínculos con monstruos es propenso a terminar convirtiéndose en uno. 


The murmuring

Cuarto puesto. Dirige la australiana Jennifer Kent. Adapta un cuento del mismo Guillermo del Toro y lo protagoniza su habitual Essie Davis junto con el británico Andrew Lincoln como una pareja de esposos que pasan por un momento traumático e inconmensurable. El filme puede tener una historia que no es muy novedosa en realidad, pero el tratamiento es bastante bueno. Hay una relación muy cercana con unos pájaros canadienses que la pareja estudia y quieren comprender y habrá una relación de sobrenaturalidad con estos y de la mano de la historia de la casa que habitan para sus estudios. El filme pasa por momentos de terror, pero también es un drama de matrimonios. Ese tamiz de reunir todo, el terror como canalizador de lo real es lo que eleva el nivel aunque nade en aguas muy visitadas. Hay ideas ligeras que suenan bien como llamarla a ella la mujer de los pájaros, cuando estos hacen de vías de sanación, por su parte, como complemento. Se da una escena sencilla donde revolotean a su alrededor, habiéndose introducido que sus formaciones en masa generaban misterio, que se ve muy bien visualmente, como cine. Lo mismo, los pájaros acomodados en la casona, en el desván, hacen pensar en la obra maestra de Hitchcock. Éste filme es de un gótico light


Graveyard Rats

Quinto puesto. Dirige el americano-canadiense Vincenzo Natali. Adapta al americano Henry Kuttner, quien murió joven -en los tempranos cuarentas- y fue admirado por gente de la talla de Richard Matheson. Éste es un filme que igualmente puede verse no demasiado original, pero es bastante entretenido. Hay mucho juego con ratas, hasta con una gigante y desagradable y terrorífica, que en el relato se les conjuga con muertos, a través de un protagonista entre suavemente perverso y ligeramente cómico, Masson (en una muy buena actuación del británico David Hewlett). Masson busca robarle a los muertos, es cínico y aprovechado, pero es porque tiene también gente a la que le tiene que pagar, está endeudado. Hay mucha acción en el filme como si viviéramos una película a lo Indiana Jones pero con muertos y ratas por doquier, en cementerios, catacumbas y morgues. Ésta acción trepidante hacen del filme uno recomendable. Así mismo tiene un buen uso con lo desagradable como cuando Masson revisa los dientes en los cuerpos podridos, quiere hallar dientes de oro. Es una historia de karmas, donde Masson hace de una mala persona, aunque exuda cierta simpatía con su cinismo cómico. 

Etiquetas: [Chris Pine]  [ciencia ficción]  [cine americano]  [Florence Pugh]  [Harry Styles]  [Olivia Wilde]  [séptimo arte]  [thriller]  
Fecha Publicación: 2022-10-30T15:49:00.002-05:00


Ésta es la segunda película que dirige la actriz Olivia Wilde, donde hay mucho de The Stepford Wives (1975) en una especie de ciudad maravillosa, idílica, donde todo es bello, y una mujer en particular, Alice (la deliciosa Florence Pugh), parece vivir un sueño hecho realidad de existencia, en un suburbio perfecto de clase media alta, con un marido igual de perfecto (Harry Styles) que le da el sexo perfecto y la ama de verdad y es exitoso, mientras ella hace de ama de casa sin hijos y todo alrededor es paradisiaco. Todos en éste lugar están conscientes que viven en una colonia experimental, especial, en condiciones que no se preguntan, como con el trabajo de los maridos que es secreto para ellas. Pronto una mujer empieza a desvariar y poner en duda el lugar y Alice sigue sus pasos, empieza como a alucinar y a preguntarse y ver cosas. Se desata cierto estado de paranoia. El  relato si bien juega un poco a The Matrix (1999) el filme tiene poca ciencia ficción, más por el final, pero en realidad ésta obra habla de la ruptura de una relación. También el filme trabaja mucho con las frustraciones y las expectativas en la vida y lo hace a través de la fantasía y el sci-fi. Ésta propuesta trabaja un poquito con el terror, pero no llega a ahondar mucho en la locura, tema ubicuo en el cine de la actualidad, pero aquí desde que hablamos de una colonia experimental la perspectiva de lo sobrenatural desde un principio ya está abierta y en movimiento, aunque Alice siempre está desconfiando de todo, ¿de qué, al final?, quien sabe, pero el filme pretende criticar la llamada pseudo perfección del romance y la vida familiar desde la clase media alta, pues ésta gente tiene poder adquisitivo aunque también son promedio, son muchos, y van para arriba porque son igualmente una empresa y un especie de club. La trama en el filme se ve como un gran negocio donde se proclama que todos irán a salir beneficiados, pero se articula finalmente como una critica a cierto capitalismo y quizá hasta al propio Hollywood, como recordando que la misma Wilde dijo que muchas malas películas (la mayoría de su carrera; hechas en Hollywood) le habían enseñado a ser directora de cine y hacer o intentar lo contrario. Lo idílico, nos dice el filme, te corta la libertad, la independencia, te mocha las alas del verdadero ser (y por qué no, tu verdadero potencial). Se entiende que se prefiere sufrir la vida, pero que ésta sea auténtica, que sea nuestra, y ahí yace otra crítica a ser otra persona dentro del matrimonio (una mirada contemporánea feminista), aun cuando en éste filme todo es perfecto, que se deja claro con el repertorio musical que acompaña toda la película, las tantas canciones que embellecen el asunto, propician ese contexto puesto en duda y bajo la lupa de la recriminación, porque es como decir que la vida se trata de imperfección y lucha pero así ésta nos describe tal cual, y no la ilusión (lo que propone la colonia), no vivir entre las nubes, en lo artificial. La desconfianza de Alice es un poco arbitraria y caprichosa en el relato práctico, la colonia -que todos saben que es experimental- da lo que la gente que está ahí quiere. Hay cierto misterio, con el trabajo de los maridos, donde tiene que ver la tecnología, pero en general puede leerse también como una lectura propia de la misma realidad, hacer lo que sea para llevar el sustento y que no se pregunte, pero el líder (Chris Pine) trata directamente, con relajo y con feeling, a los que considera su gente (no obstante puede ser un poco perverso, como permitir el reto y la audacia de que lo pongan en duda), pero, claro, Alice es una inconformista, alguien que reflexiona por si misma, e igual el personaje clave que hace Olivia Wilde tiene sus motivaciones para querer a la colonia (como ella, otros). A Alice no le gusta éste tipo de vida, la siente falsa en el fondo -y ésta es una clara simbolización reflexiva- y eso es lo que la hace ver cosas; ésta existencia no le provee de retos ni de verdadera realización, también porque aquí las mujeres son solo amas de casa y va por ese lugar así mismo la crítica. En ese sentido Wilde -la actriz del sugerente apellido- parece decirnos que el matrimonio no es esto, es un cuento creerlo perpetuado en el estilo romántico, apasionado, cálido y familiar que representa, un idóneo en su rol, Harry Styles. Alice sentirá que él le ha fallado, la ha traicionado, le ha engañado con éste tipo de vida, como si se tratara de un secuestro y la envestidura de una enajenación, como si habláramos de enamorarnos del secuestrador, del Síndrome de Estocolmo, y por ello el germen del subconsciente late, busca hacerse notar, como con las alucinaciones (el descontento); o los glitchs y el delato del hacker, leyéndolo como Matrix. Puede leerse una lectura del propio matrimonio de Olivia Wilde (se separó el 2020 del actor Jason Sudeikis y surgió a la par su romance con Harry Styles), de su experiencia, y así de mucha gente; se puede haber sentido identificada así con el guion y entusiasmada luego con llevar a cabo el proyecto. 

Etiquetas: [Alfred Hitchcock]  [cine europeo]  [crítica]  [Jon Finch]  [séptimo arte]  [thriller]  
Fecha Publicación: 2022-10-28T15:03:00.003-05:00

 


Alfred Hitchcock tiene varias grandes películas; populares, exitosas y hasta bastantes alabadas por la crítica hoy en día. Frenzy (1972) es su penúltima película y una muy buena. Es sobre un asesino en serie que mata con corbatas, estrangula mujeres con éstas. El protagonista es Richard Blaney (Jon Finch), un barman que es echado de su trabajo y se va en busca de su ex mujer que tiene una agencia que te busca pareja para casarte. Blaney tiene una buena relación con su ex mujer, aunque él es una joyita, es muy enojón y arrebatado, y no fue un buen marido. En fin, todo apunta a culpar a Blaney de ser el asesino en serie de éste Londres que se mueve entre un gran mercado típico de pueblo, de alimentos, pero Hitchcock en su estilo muestra la verdad rápido al público y empieza a laborar desde ahí con su excepcional maestría en el suspenso y una investigación a puertas abiertas, visible para entusiasmar así a un público voyerista y espectador privilegiado. Muestra con pelos y señales al asesino en acción, su personalidad y sus motivos a raíz de su locura, en una escena gloriosa, donde una mujer mientras es asesinada recita una poesía sobre lamentaciones y malas circunstancias al tiempo que el asesino la viola, se excita con su sufrimiento y hace lo que siempre hace con las corbatas. El filme abre con un cuerpo femenino joven flotando desnudo sobre un río. Hitchcock puede ser crudo. Frenzy abre como con la intro musical de Jurassic Park, con apoteosis, como si fuéramos a ver una película grande popular, y es verdad en cierta manera, aunque el presupuesto sea mucho más pequeño y el filme sea británico y no americano, pero Hitchcock se ha ganado ese lugar en toda grandeza, de entretenedor mega popular, el más internacional y grande, por algo fue muy célebre y ganador en Hollywood haciendo sus películas. Es un filme que no tiene estrellas como actores pero todos lo hacen estupendamente, dentro de un gran nivel que otorga personalidad, siempre manejada desde la creatividad e ingenio del maestro del suspenso. Hay una secuencia de esas impresionantes que hacen un portento del séptimo arte con el deseo de recuperación de un pin por parte del asesino en un camión que transporta tubérculos y algo que ha dejado el maldito. La secuencia es una clase maestra de suspenso, es ponerse a intentar algo riesgoso e ingenioso con mayúsculas. Hitchcock usa aquello de que objetos olvidados o dejados por descuido incriminan y hacen capturar a los malvados una clase personal de como hacer un thriller, de propias reglas y originalidad, se muestra impredecible. Por algo fue quien fue en el género y la historia del cine. También el gran Hitchcock se permite ironizar con el matrimonio desde la interacción entre la comida gourmet y la comida humilde o típica británica que define justamente qué estamos viendo, un filme magnífico popular, de entretenimiento sin complejos pero realmente bueno (con autoría); es decir lo muy extravagante o raro, lo disforzado u oscuro es lo gourmet y la comida realmente deliciosa es la que solemos ver como más próxima a la gente común, tremenda declaración de principios de alguien que puede hacerlo, decirlo, porque en efecto fue un genio en lo suyo. Hitchcock celebra al clásico británico con su buen investigador; educado, formal, sensible, pero también sencillo; además muestra mucha gente más pedestre en ese contexto de mercado que proclama lo popular con veracidad pero sin perder tampoco ese cuidado donde nunca asoma lo impresentable en su cine. Hitchcock con poco y tangencial es más divertido, sabio e interesante hablando del matrimonio que esas comedias que se dedican a ello. Como Hitchcock con su asesino juega sus cartas a vista del publico presenciamos la maldad y el peligro en toda plenitud en varias escenas de lujo, de esto se permite varios giros y se salta las resoluciones obvias a la hora de la verdad -tras plantear expectativas- para que en los últimos 15 minutos del filme -como es clásico en él también- dé una clase magistral de mostrar mucho en muy poco tiempo, dando tremenda profundidad escénica y narrativa en 15 minutos resolutivos, cuando ya ha dado un montón de suspenso, mucha sabrosa tensión cinéfila, mucho cine, mucha hondura psicológica desde un asesino y desequilibrado esencial, y desde su protagonista, Blaney, que es también ver la cotidianidad del hombre de a pie, del que no tiene ninguna excepcionalidad, y de un ser golpeado. Un poco ésta obra es cine social -en Inglaterra éste cine es toda una escuela- aunque esto no es lo suyo sino el mejor entretenimiento. 

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Fecha Publicación: 2022-10-26T15:46:00.000-05:00

Éste filme de Damien Leone es cine independiente y se nota, rompe muchas reglas, no teme ser trasgresor y se distingue. No es fácil con un bajo presupuesto lograr la distinción tampoco, pero también el cine popular grande se distingue en algunas oportunidades, pero tiene como un estilo que no quiere perder y está bien, a un punto; el cine popular grande puede apostar por su propia originalidad, que esa sí deben buscar, como todos. Por un lado Terrifier está bien y por otro no, es un filme bastante violento, muy sádico, muy explícito, su gore es realmente salvaje, esquizofrénico, y en esto puede distinguirse de cierta manera; digo de cierta manera porque el cine de terror tiene mucha agua bajo el puente. No es cliché decir que Terrifier 2 es para estómagos realmente fuertes, pero también ha sido todo un éxito de recepción, un éxito inesperado y sorprendente de cierta manera, sobre todo sin tener una maquinaria formal potente de venta; y finalmente ganan todos, aunque como parte de un lugar ecléctico como el terror, un espacio muy inventivo y por algo tan cinéfilo y querido, agregando a los cineastas en esa fanaticada por el género. Hoy en día el cine de terror tiene una etapa de efervescencia nuevamente, hasta lo toman más en serio, como arte, gente que no solía hacerlo, el terror ha dejado en éste último tiempo de ser un patito feo, ya no es llamado o preferentemente visto como un lugar de muchas malas películas por segundo o un lugar de muchos rellenos, para haber más entusiastas que detractores -en todas partes asoman- y ese es un éxito que recoge y es una raya más al tigre con Terrifier 2 que hace lo suyo y se distingue, aun cuando su gore puede ser demasiado, incluso para los fans de mente abierta del terror, o aun cuando uno puede valorar más el arte del cine de terror más intelectual o más profundo, menos frontal, menos sádico, menos regodeador en lo brutal y literal, aun cuando Terrifier 2 también trata con lo esotérico y con la locura, propio del cine moderno o último, aunque lo hace sin darle mucha profundidad, sino en su propio estilo pedestre. Lo sobrenatural siempre acompaña al protagonista, al maniático y asesino en serie Art The Clown (un excelente David Howard Thornton), pero lo hace de manera que es menor y muy sencillo, llámele si quiere con vacío o si quiere elipsis o propiciando la libertad mental, es mero acompañamiento de lo macabro, pues Terrifier 2 es entretenimiento puro y duro, brutal, muy frontal ante todo, es una carnicería, pero esto sobrenatural también otorga distinción, y presenta escenas interesantes, muy perversas, aporta al terror abierto, pues es eso al final, más halla de tocar lo esotérico que suele ser más complejo. El filme también se distingue con el propio Art The Clown, que tiene un verdadero cruel humor negro y hace uso del cine mudo en su comportamiento, como la maravillosa escena cuando descubre a su pequeña imitadora o compañera, en el lavado de ropa de pago (también visto como un acto de demencia o alucinación que acompañara a la heroína por una parte y a su hermano menor, como estigma familiar, a raíz de las premoniciones esotéricas paternas). La niña clown es una mini Art versión femenina, una Harley Quinn infantil. Con ella y lo sobrenatural que representa se agrega dimensión y algo de matiz al cine puro y duro, al gore brutal, que predomina en la propuesta. Esto sobrenatural será también parte del concepto de quien es Art The Clown, un ser que parece admirar -como el director- a Pesadilla en Elm Street y al universo de Freddy Krueger, como con la pesadilla tras las velas, de la heroína, de Sienna (Lauren LaVera), aunque esto tiene la personalidad de Damien Leone, de cine B, de cine exagerado que tiene de ridículo (ya la canción es como querer tener algo que nos gusta pero no es demasiado logrado; algo absurdo igualmente). Art The Clown como el propio gore hacia él, los palos que recibe, y en sus asesinatos, es algo que denota sobrenaturalidad, aquí no hay realismo al 100%, hay una notoria exageración que unos llamaran divertido y, otros, repulsivo y demasiado, pero es indudable que Terrifier es interesante aun así, pero es un tipo de filme que no debería ser prolífico, pero debe existir como parte del eclecticismo del género. El cine de arte de terror es el que justamente le está dando mayor favoritismo y mejor receptividad actualmente, y esto es porque el terror intelectual trasciende el género, trasciende el solo divertirse, y se difumina un poco en el océano -en mayor alcance y definición- o las palabras mayores en cuanto a arte, juega en la misma cancha que los otros géneros consagrados y alabados, pero ciertamente el género amerita ésta diversidad, y ser también entretenimiento puro y duro, aun con un gore tan extremo, tan sádico, tan enfermo, como se autodenominarían amantes del terror, criticados por sentir pasión por el horror, como Stephen King, aunque éste escritor y ultra fan del género es mil veces más soft que Terrifier (que por algo éste último asemeja un circo del miedo). Stephen King nunca abandona del todo su inocencia y siempre pervive una buena onda en su arte. Stephen King ha hablado con entusiasmo de ésta película, llamándola old school. La perturbadora Terrifier 2 no quiere ser realista, aun con semejante explicites gore que tiene y que puede histerizar tanto como algunas amigas de Sienna repitiendo ochenta mil veces la palabra Molly (jerga americana para un tipo de droga), dentro de una indiscutible lograda representación juvenil americana o de una buena parte; así el background como asesino en serie y una memorable matanza vista en la anterior película de Terrifier es simple intro, no se ahonda en ello o al poco rato Art entra de lleno a lo suyo sin ya pedir permiso o antecedentes, aunque es una excelente intro con el hermano menor (Elliot Fullam) amante de los asesinos en serie y su investigar sobre Art The Clown para hacer un macabro disfraz de halloween. Así la festividad de Halloween tampoco se ahonda demasiado como espacio, es parte contextual sí, pero se diluye mucho hasta pasar a ser complemento menor del filme, que trasciende en lo sobrenatural en fechas y se eleva en su modo de destruir, incluso lo hace con el alma de la gente, aunque lo hace como juego de humor negro y perversa ocurrencia, escenificado vistosamente en ese colofón entre memorable y peliculero del manicomio. La laboriosa hechura del disfraz de Sienna sí es tremendo alegato de la fiesta de noche de brujas y al mismo tiempo genera atmósferas, un ambiente de personalidad y buenas escenas, y también mete en el saco -no de ese de basura tenebrosa de Art de donde saca sus herramientas de matanza- un poco al cine de fantasía, con ésta heroína o final girl con la que se parece pensar en la doble de He-Man, She-Ra. 

Etiquetas: [cine americano]  [crítica]  [Samantha Eggar]  [séptimo arte]  [Terence Stamp]  [thriller]  [William Wyler]  
Fecha Publicación: 2022-10-24T18:23:00.000-05:00


The collector (1965), de William Wyler, puede verse como el despertar de un asesino en serie. Es un filme donde un hombre llamado Freddie (Terence Stamp) secuestra a una mujer de la que está obsesionado, Miranda (Samatha Eggar en el gran papel de su humilde carrera). Él dice estar enamorado y quiere hasta casarse con ella. Tiene un pequeño plan, compra una casa de campo, acompañada con un especie de Mausoleo sótano de esos de estilo gótico que hará de cárcel, y la secuestra. Miranda es una chica pudiente, hermosa -con espacio para la sensualidad- e intelectual, también sensible, y será muy coherente en no dejarse seducir de ésta manera tan ruda y poco ortodoxa, aun cuando el filme tiene momentos donde Freddie es un tipo dulce y curiosamente tímido y a ratos parece que tratáramos con una sutil aunque perversa comedia romántica. Terence Stamp es un tipo de particular presencia, aunque tiene atractivo físico hace muy bien de un tipo freak, de un raro en toda la palabra. Tenía 27 años y recién empezada su carrera en el cine. Freddie más que seguro tiene de loco, pero la propuesta de Wyler no va por ahí, le pone fundamentos y personalidad al secuestrador, con él hay ideas sociales, hay ideas de popularidad y marginalidad, hay ideas de distintos intelectos en movimiento. Miranda ciertamente es una mujer sofisticada, aunque también de obvias emociones comunes ante lo que sucede, en que surgen ratos de violencia, aunque pocos, pero el intelecto de ella nunca se desmarca de la realidad, entiende perfectamente lo que está sucediéndole, y al final Freddie se dará cuenta de ello. Miranda no es el tipo de mujer para él, pero en todo el filme participaremos de su anhelo ciego y obsesivo. Freddie es un tipo impredecible por raro, Miranda con toda su capacidad no puede con la situación, pero el panorama es demasiado horrible y Wyler lo deja ver con sutileza y matices, con ingenio, aun cuando su filme tiene de clásico, y es una obra de formas amables, con esa sabiduría de antaño que se siente muy diferente a la actualidad. Es sin duda un cine de otra época, y uno muy bueno hay que decir; sabe ser amable con algo espinoso y difícil, sabe ser coherente y poder llegar a muchos con algo por entonces aun no tan popular. Hoy en día el público masivo es otro, mucho más abierto con la brutalidad. El filme tiene un clímax glorioso, el momento en la lluvia genera tremenda secuencia, estética, visual, argumental y emocionante en una película que siempre genera curiosidad, que piensa bastante y que da con un final -como su título simbólico- perfecto. 

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Fecha Publicación: 2022-10-18T14:39:00.003-05:00


Happy death day (2017)

Dirige Christopher Landon. Es una excelente película de terror con comedia en su punto (una comedia de terror en la esencia de la saga Scream), cine amable lleno de audacia y harto entretenimiento, en todo el espíritu del mejor Hollywood, del mejor cine americano popular, ubicándose en el Hollywood de los 80s para arriba. Es una obra destacada (ingeniosa) en el género, que no teme homenajear a Groundhog day (1993) con la que en el cierre llega a ironizar. Las repeticiones del día del cumpleaños son muy buenas, van entre 10 a 15 minutos hasta la muerte, y hay bastantes. Se repite la idea del mismo día y con quien se topa de camino y que dicen, que hacen, y que pasa en general, pero obviamente con nuevas tomas, nuevos ángulos, nuevas ocurrencias, nuevas peripecias, incluso nueva actitud, como hacer de la protagonista, Tree Gelbman (Jessica Rothe), una mejor persona. Ella misma hace ver que reflexionar -lo que producen las tantas muertes que le pasan- sobre uno mismo le muestra ser alguien más noble, menos egocéntrico, menos vanidoso y menos superficial, la hace pensar en los demás. Es detenerse un momento ante tanto embate -que tiene de estado de posible crisis, de desequilibrio ante lo fantástico- y de donde surge la luz detrás de la oscuridad, esos lugares que antes no nos habíamos detenido a admirar. Ella empieza como la típica chica bella que hace de su sexualidad y su atractivo físico un gancho para maltratar a todo el mundo alrededor; ser popular lo tenemos por un lugar de estar por encima del resto y ejercer poder y maltrato, comportarse mal con todo el mundo, dentro de su universidad donde curiosamente estudia medicina. En medio de las tantas repeticiones se enamora del menos pensado, y aunque con la muerte todo se repite, vuelve todo a comenzar y se pierde la memoria de los demás, hay vínculos que surgen, que el espectador recoge y en especial la protagonista. Tree se volverá una persona más humana, más común, más generosa y más querendona. También se ampliará su suspicacia e inteligencia, porque empieza en buena parte como una chica tonta, propia de la facultad donde un grupo de mujeres estudiantes -paradójicamente líderes- se asocian con la superficialidad y ejercen una superioridad con el mismo maltrato que se define a la primera Tree. Es una película típica (muy buena) de facultad, donde los losers enfrentan la popularidad, a los populares, donde hay quienes tienen que aprender a ser gente. Tenemos una investigación clásica entre manos, ¿quien es el asesino de Tree?, y aparece hasta un vulgar asesino en serie, Tombs (Rob Mello). La secuencia del escape y el arresto del policía y como surge y ejerce su maldad el de la máscara del bebé representativo de la facultad, el misterioso asesino del filme, es un prodigio del género. Muchos odian a Tree, hay muchos sospechosos, aun cuando yace entre jóvenes universitarios, misma inocencia contextual de Scream. Las muertes ocurren y son brutales, pero todas terminan en elipsis y un cuidado maravilloso, donde hay ironía y creatividad, como cuando enseguida de despertar se desmaya Tree y se recurre a una radiografía esclarecedora. El filme es bastante amable que a veces puede ser algo ñoño, pero es un filme muy disfrutable, proveedor de una cinefilia muy diáfana. 



A page of madness (1926)

Es una película muda japonesa -cuando no hay muchas de su tipo o época- de corte expresionista y avant garde basada en un cuento del futuro premio Nobel Yasunari Kawabata, dirigida por Teinosuke Kinugasa. Es una propuesta que hace énfasis en la locura, que muestra mucho ese estado mental, desde lo visual y hasta estético, como si fuéramos parte de un teatro de histrionismo (el filme también tiene vínculos con el teatro tradicional nipón), de enajenación ubicuo, continuo, puesto que estamos dentro (casi) todo el tiempo de un sanatorio mental, salvo por los flashbacks del empleado protagonista. Es un filme que no tiene intersticios, subtítulos, palabras escritas, de ningún tipo, por lo que seguir la historia puede ser algo complicado. Éste filme estuvo perdido y décadas después se halló y se reparó por el propio autor. La aclimatación constante y poderosa es lo que puede atribuírsele de terror a la obra, un terror que se erige sobre la demencia, que puede haber alcanzado quizá al empleado protagonista -sobre todo por el final- que llega a ver un festival de máscaras nipón, un acto tradicional y folclórico dentro de lo extraño o no el lugar típico que implica diferentes dimensiones de la mente. La historia que se puede comprender es que un empleado ya anciano halla a una mujer mayor en un sanatorio, y el lugar de trabajo del hombre, que parece reconocer del pasado o identificarla con su propia familia, una familia destruida, señalada desde algún flashback con un muchacho en particular. Éste hombre trata de sacar a la mujer del sanatorio en repetidas ocasiones, es como una misión, una fijación, cuando ella no está capacitada para ello, pero hay fuerzas que no la dejan irse, la locura los persigue, hay hasta hombres locos que ejercen la fuerza sobre el empleado, éste especie de héroe extraño. Puede que todo el filme sea una lucha mental, contra las propias culpas y las perdidas dolorosas. El empleado parece arrastrar una cadena o esclavitud que apunta a la mujer loca (esa que ríe con notoria enajenación), la que es asociada con la bailarina del lado, como si ésta fuera un trasunto de su pasado, de su belleza, puesta desde el teatro y la ubicua demencia, vestida de harapos. 

Etiquetas: [ciencia ficción]  [cine europeo]  [crítica]  [Imogen Poots]  [Jesse Eisenberg]  [Jonathan Aris]  [Lorcan Finnegan]  [séptimo arte]  [terror]  
Fecha Publicación: 2022-10-16T04:34:00.000-05:00


Vivarium (2019), del irlandés Lorcan Finnegan es una película extraña pero se entiende más o menos bien las ideas que está manejando o intenta manejar. El filme abre con una escena donde un cuco mata una cría de ave e introduce la suya, la escena se toca con frialdad; se dice, el mundo puede ser un lugar cruel, hay momentos de crueldad. En ésta escena conversa la protagonista -una maestra- con una niña que se siente apenada por hallar el ave muerta. La protagonista muestra su sofisticación, habla bien, pero lo toma todo muy normal. Luego aparece su pareja y lo asume a la broma, ésta crueldad a él no le molesta, no le hace mella alguna. Ésta pareja la interpretan la británica Imogen Poots y el americano Jesse Eisenberg. Esto será lo que veremos con personas humanas y en el mismo tono, de frialdad y crueldad, en éste sci-fi con algunos momentos de terror, aunque el filme se puede leer como de tortura psicológica. El filme abre con un tipo notoriamente extraño, abiertamente freaky, con un vendedor de inmuebles, interpretado por el británico Jonathan Aris -un actor muy poco conocido, pero que hace una muy buena performance, representativa de éste universo- que trata de venderles un lugar a la joven pareja protagonista, a Gemma y Tom. Al poco rato llegan a un lugar que es misterioso y raro, un laberinto y una cárcel, luego aparece la idea del cuco y la repetición de un patrón que conoceremos al final. Después surgen las ideas reconocibles, una critica a la clase media americana, a la vida común, a la existencia promedio, es decir, a la vida de las mayorías, esa que se basa en el trabajo y el hogar, una critica a la normalidad, sencillez o, si quieren, ordinariez desde lo anormal o extravagante, partiendo de los representantes más populares o, llámeles, universales. Cavar un hueco día tras día sin hallar triunfo habla del trabajo esclavizante y que no lleva a ninguna trascendencia, moriremos cavando nos dice el filme pesimista y cruel, muy franco y simplista y torpe, pero, seguramente, con cierta infaltable verdad. Estos padres que no son específicamente padres o están obligados a serlo con algo que les permite ser crueles, pues de quien cuidan no es humano, habla de la frustración de ser justamente padre y lidiar con los hijos, que en la modernidad no es que se mienta, pero se aplica renegar de todo ello con alevosía y bastante soltura, nombrémoslo, mucha libertad. Es bueno sentirse identificado, saber que no por sentir algo de frustración o fastidio somos malas personas o malos padres, pero aquí la crueldad no solo viene del ente extraño sino está en los supuestos humanos, en la típica pareja promedio, la que se podría decir que se supone parecerse a todos. Surge maltrato obsceno, que trata de justificarse, ¿no es acaso un sci-fi? Quizá leerse lo que vemos sin su contraparte realista le haga bien al filme, pero esto habla también de una torpeza generalizada para darse profundidad con estupidez. El filme tiene un buen arranque, es bueno en su función de Dimensión desconocida, su repetición y formalismo expresivo cuando yacen atrapados, esa estética que se maneja, pero también hace alarde de inmadurez dentro y fuera de la propuesta. Cuando las cosas están claras luego se introduce algunos elementos de terror notorios que se leen superficiales, ahí da la impresión, como en el final de Hereditary (2018), que entra cualquier cosa. Leído el filme como más oscuro puede ganar desde al abordaje del terror, es una película curiosa finalmente, pero adolece de una mejor narrativa, faltan más recursos. 

Etiquetas: [cine asiático]  [crítica]  [Hiroshi Teshigahara]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-10-11T16:33:00.002-05:00


The face of another (1966), de Hiroshi Teshigahara, guion del escritor Kobo Abe, es una película filosófica que versa sobre un hombre desfigurado que mediante un psiquiatra y cirujano se pone una máscara de rostro humano y se convierte en otra persona. Ésta máscara también plantea la posesión de la personalidad como si fuera un maleficio, pero se esboza solamente, en sí el filme filosofa bastante pero ejecuta poco. Se centra más en el adulterio. El hombre de la máscara -quiere tentar al demonio- quiere acostarse con su esposa pero ella no sabe que es él. El filme trasgrede o pica a la sociedad tradicional nipona -aunque inteligentemente-, las leyes de la sociedad y la cultura; lo hace primero levemente, y luego propone un incesto como complemento, dejando en claro su deseo de quizá polemizar un poco con su sociedad, pues para los 60s el mundo es muy abierto, pero es ahí que el incesto deja en claro éste anhelo de trasgresión y animo de cierta polémica. La propuesta es muy delicada y cuidada, se toma mucho su tiempo en planificar y realizar las cosas, es una película lenta, pero también es muy clara, se deja entender perfectamente, aun cuando trata con la ciencia ficción a un punto, y se implica mucho con la filosofía. Se reflexiona sobre la identidad y las responsabilidades y obligaciones, sobre la libertad a esa vera, se habla de la moral y el crimen, se va incrementando éste especie de diálogo, meditación. Con una máscara somos libres de hacer cualquier cosa nos dice el filme, es una idea también que se puede pensar desde lo virtual (aunque por entonces no había tantos avances tecnológicos). Da que pensar que la gente identificada son como autómatas, la nada, metido desde la pequeña cuota de terror visual de la propuesta cuando vemos al psiquiatra y al paciente caminando por la calle entre la gente. En The face of another estamos frente a la historia de un amor en crisis, a puertas de la disolución, teniendo como elemento especial la desfiguración, pero retrata el final del amor. El hombre de la máscara es alguien que no puede soportar éste final, ama mucho a su esposa, pero como se siente fastidiado la maltrata. La decepción de la vida lo tiene como una mala persona al protagonista. A ratos coquetea con la perversidad, pero es su frustración lo que en realidad lo manipula (esa es otra máscara, la personalidad más las emociones pueden tener muchas). Así mismo se estudia la infidelidad, hay un par de giros de ello. Se manifiesta que la libertad es estar solo, es decir, te atas a la sociedad -te beneficias y sacrificas cosas- porque tienes obligaciones y códigos que respetar. El matrimonio es esto también, es orden, y se trabaja desde lo esencial, aun amar y producir empatía. Cuando dejas absolutamente todo atrás te puedes criminalizar, pero también es una puerta de posibilidades, aunque el filme es pesimista. 

Etiquetas: [cine americano]  [crítica]  [dibujos animados]  [Stephen Quay]  [séptimo arte]  [Timothy Quay]  
Fecha Publicación: 2022-10-10T21:29:00.002-05:00

Street of crocodiles (1986) es stop motion de 21 minutos de duración, dirigido por lo hermanos Timothy y Stephen Quay. El que vemos es un mundo surrealista, que abre con una sala de teatro y un hombre como cualquiera que corta las ataduras de un títere en una caja. Así éste títere se sumerge en un mundo de muñecos de bebé, que tienen un tono siniestro. Éste títere en el espíritu de un Vincent Price o un Peter Cushing va investigando dicho universo de muñecos. El títere recoge tornillos, dentro de un espacio del tipo de un anticuario. Éstos muñecos trabajan con carne, con lo orgánico. El filme se basa libre e imaginativamente en un cuento del judío polaco Bruno Schulz y parece haber inspirado Hellraiser con el que hay algo de similitud. Es un lugar también de relojería. Viajamos por miniaturas perfectas. No es un corto difícil de entender, es un espacio de entes gobernantes de sus propias leyes (hay un trabajo macabro con el contexto de la costura). Hoy en día se puede percibir influencias en Mad God (2021), pero éste filme de los Quay es bastante comprensible; un recolector pasea por un mundo extraño, pero reconocible. Una cuerda fina abre semejante a la caja de los Cenobitas una ciudad peculiar domesticada por estos muñecos de plástico o de porcelana, estos entes misteriosos, desprovistos de alma. El recolector parece representar a la humanidad y los tornillos son como el puente y el oro. Es un filme curioso para dejarse llevar. Ésta propuesta posee un gran detallismo técnico, como ver carne, metal y hielo en la miniatura. Es descubrir una ciudad de la noche, de cierto terror. Éste títere nos permite ver un lugar gótico, su aspecto europeo yace entre la relojería, el viejo museo y las antigüedades, en parte es entrar en una casona abandonada, mientras bebemos de los colores fríos. 

Etiquetas: [Adolfo Aristarain]  [cine latinoamericano]  [crítica]  [Federico Luppi]  [séptimo arte]  
Fecha Publicación: 2022-10-01T21:31:00.001-05:00


Tiempo de revancha (1981)

Pedro Bengoa (Federico Luppi) es un ex-sindicalista que desesperado acepta un trabajo con mucho riesgo en una cantera con el uso constante de explosivos. Pero su padre le dice que lo ha decepcionado, es decir se ha vuelto dócil con la lucha por los derechos laborales, con defender cierto socialismo digamos, esto le queda en la mente a Pedro pero no lo dice en ese momento. Luego Pedro trata de ser sumiso, pero cuando un amigo le ofrece engañar a su empresa, es decir, sacarle la vuelta al capitalismo, primero se enoja, se hace el loco, pero luego acepta el plan, un buen plan, aunque enfrentaran también un lado criminal que tiene la empresa y que lo meterá en cierta terrible tensión y latente peligro. Bengoa tiene que ceñirse fiel al plan, para ello incluso se pone cinta en la boca por las noches, no debe hablar nunca, por nada del mundo. El dinero no es solo lo que busca, quiere darle un gran golpe a la empresa, desprestigiarle y es que ponen realmente en peligro a sus trabajadores y lo que supone la elipsis de las reivindicaciones sociales. Es una lucha contra el poder pero también el poder que tiene ramificaciones criminales. Bengoa es un especie de héroe de alma sindicalista, como su padre deseaba y a quien le tenía devoción y no quiere traicionar. El filme de Adolfo Aristarain pone como compañero de Bengoa en el plan en ejecución a un abogado mercenario, como el mismo se hace llamar, a Larsen (Julio De Grazia), que es todo un personaje, gritón, efusivo, intenso, histrión, en una muy buena interpretación. Bengoa puede ser un poco frío, con la muerte que presencia, pero tampoco es su culpa, el plan lo es todo, incluso cuando su mujer quiere dejarlo por tanto conflicto, que ella cree algo descabellado de él. Bengoa, el gran Federico Luppi, lo hace muy bien, con gestos sugerentes sin hablar, pone emociones visuales, en un tipo que no es de llamar la atención, sino es de perfil bajo, y eso lo hace más astuto, porque se guarda todos sus pensamientos, como el literal silencio lo hace ver. 


Últimos días de la víctima (1982)

Éste filme juega un poco al thriller psicológico, pero al final opta por el realismo si bien puede leerse algo en parte excepcional, es como un espejo lo que va a suceder. El gran Federico Luppi es un sicario, Raúl Mendizábal, muy meticuloso. Hace unos seguimientos muy detallistas y ahí entra lo que genera el estado de suspenso psicológico, un estado de cierta psicosis, aunque al final la decisión será normalizar todo, pero en esto cae en lo un poco tonto, y en lo muy básico. No porque requiera ser un thriller psicológico, sino porque su realismo final o retorno a ello no es muy bueno, encima deja cabos sueltos como los sacrificios humanos, e igualmente suena medio fantástico cómo se duplica al protagonista, lo que se arma. Pero en gran parte es un filme decente, interesante, como cine negro, la historia de un hitman. Luppi está muy bien, hace un criminal creíble, muy rudo y violento a ratos, muy tranquilo y llevadero en otros; puede ser amigable (como con la ex-esposa y su hijo o su amigo el Gato y la prostituta), o puede ser frio y de temer (como con los que le pagan para matar). Es una mala persona, pero tiene rasgos engañosos de empatía (simpatía), que finalmente justifican el final, es un mero elemento de un sistema digamos. El filme de Adolfo Aristarain es muy erótico a ratos, muy liberal, hay un gran trabajo ahí, que le da esa cierta sordidez que ostenta el trabajo del hitman. La mayor parte del filme está bien realizada, es interesante ver como ejerce el sicario, como va montando su trabajo, como se relaciona con la gente, pero cuando el filme se transforma en un misterio éste termina de manera muy inferior a lo que había prometido, quizá por tratar de ser original. Hubiera optado por ser un noir puro y duro y no tanto entrar y salir del thriller psicológico. Cuando mata a la mujer todo es intenso, pero luego decae mucho. 
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Fecha Publicación: 2022-09-30T20:52:00.001-05:00


El neozelandés Andrew Dominik ha hecho una película en la esencia del cine del austriaco Ulrich Seidl, no tan barata como las que él hace en cuanto a producción, y quizá dentro de otro status social, donde debería existir cierta elegancia, pero al igual que el austriaco donde muestra todo de manera atroz, desagradable, penoso, humillante y sucio o sórdido. La vida de Marilyn Monroe es miserable en todo sentido, desde su ingreso a la industria donde la tratan como una prostituta hasta sus parejas que le pegan, la menosprecian o la usan como simplemente un pedazo de carne bajo las sábanas. Marilyn es una chica buena en el fondo digamos y la vida la trata con un asco que Dominik no tiene nada que envidiar a Seidl. Ana de Armas como buena actriz lo hace prácticamente todo, así como Evan Peters en la bastante notable pero mucho de lo mismo que aguantar, la serie Dahmer -Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, un asesino en serie, necrófilo, caníbal, pedófilo, etc. Éste Dhamer es atroz, como la Monroe de Dominik, trabajos que exigen mucho talento y no son bellos, no generan empatía, sino fastidian, desagradan, incomodan, son retratos horribles, lastimeros y hasta cochinos. Marilyn no parece esto que vemos, aun cuando el filme se basa en la novela de Joyce Carol Oates, una escritora americana quien siempre está cerca de ganar el Nobel, coge de la biografía del ícono, pero las interpretaciones y los argumentos que plasma son de vergüenza ajena, quizá por la manera de exponerlos en pantalla. Tenemos a JFK obligándola a que le haga sexo oral y toda la escena es muy humillante. En ésta propuesta Marilyn Monroe sentía vergüenza de ser ésta estrella que habían inventado, la rubia hermosa, sexy y tonta, siempre generando deseo. Todo el filme juega con la verdad pero no es exacta, lo hacen ver asqueroso todo, penoso, patético, bajo. Es como tergiversar la verdad y la realidad pero con maña, como para que parezca cierto. En sí el filme inventa mucho, aunque no lo parezca, genera un engaño e ilusión de veracidad, pero todos son interpretaciones y de una mente torcida, corrupta, algo demencial, no sé si es la propia Oates o es el guion de Dominik a los que culpar. Dahmer al menos es ciertamente un hito (secreto), habla especialmente de la homosexualidad, detrás de los asesinatos de Dahmer, lo plasma como pocos lo han hecho, es un retrato totalmente queer, pero lo hace con astucia, lo hacen como si fuera ante todo la locura de un asesino en serie, ahí la mayoría quizá no notan que en realidad están viendo la existencia y toda la esencia de la homosexualidad, aunque se le suma el lado de un desquiciado, como puede que paliativo visual o hacerlo más universal, aunque las muertes pueden ser brutales, él es un golpe certero de le peor brutalidad. Blonde en cambio es todo atroz sin ningún aporte, más bien destruye toda la imagen de Marilyn Monroe, no permite ninguna concesión, todo es vulgarmente penoso, es el horror absoluto, como si Dominik haya pensado en lo peor y lo haya puesto en su película, las peores imágenes sobre su vida. La historia de su padre es cruel (sobre todo al final), la perdida constante de hijos es también cruel, es pornomiseria en toda la palabra. Armas deja todo en la cancha, pero a diferencia de Dhamer no tiene ninguna redención en su retrato, no tiene un sentido mayor, algo rescatable (como exhibir una inclinación sexual en toda fuerza, lo que en realidad es); en Blonde todo es el horror, ¡el horror! Es un filme terrible. Como dicen por ahí en la historia, todo puede ser filmado, pero también requiere arte, no solo estética o ser arty o un autor, el arte va más allá, todo éste retrato es vulgarmente penoso, excesivo, mentiroso. La vida puede ser miserable, pero esto es el colmo, y escogerlo así es digno de rechazo, el cine es más que cualquier tipo de realismo. ¿Dónde están los logros de éste icono?, ¿cómo se convirtió en alguien tan querida?