Te encuentras en la páginas de Blogsperu, los resultados son los ultimos contenidos del blog. Este es un archivo temporal y puede no representar el contenido actual del mismo.
Recuerdo que con Wendy, descubrimos mucho sobre pasión. Haciendo un
resumen de todo lo vivido, puedo decir que estábamos aprendiendo cosas para las
que aún no estábamos preparados, pero también debo decir que no nos importaba.
Recuerdo que absolutamente todo era emocionante, aparte de nuevo y exótico,
éramos 2 jóvenes conociendo la pasión, la aventura y el riesgo, pero no me
malinterpretes, no estoy diciendo nada pornográfico, sólo estoy mencionando que
el encontrar a alguien a quien pudiera besar, aún si era a escondidas, era
emocionante y si a esto le sumas que nuestra relación era a escondidas, pues,
tenía doble emoción, era una doble apuesta, no sabíamos exactamente si íbamos a
ganar algo, pero queríamos estar allí en esta suerte de aventura ilícita colegial amorosa.
Recuerdo los besos, realmente no te enseñan a dar besos en ningún lado, es algo
que aprendes por experiencia. En mi caso, aprendí a besar con mi primera
enamorada obviamente, pero eran besos normales, de películas dramáticas, aquellos románticos que
suelen aparecer en telenovelas mexicanas, aquellos que podrían catalogarse, si
es pueden catalogarse, de nivel pasional 1, besos cortos, suaves, rápidos, la
intensión era lograr el contacto. Y luego estaban los besos que nos
dábamos con Wendy, eran una evolución del beso francés, una mezcla bizarra
del romanticismo francés y el más franco canibalismo tribal.
Era como si, de alguna manera, el uno al otro tratáramos de devorarnos
mutuamente, en una feroz vorágine de labios, lengua y saliva. Hoy me causa
gracia, pero en aquel tiempo, no sé, no sé por qué nos besábamos así. Ni
siquiera sé cómo empezamos a besarnos así, con tirabuzón. Era como si nuestras
lenguas, desataran la más extraña pelea de zumo de la historia, buscando una
supremacía pocas veces vista, a veces ganaba yo, a veces ganaba ella. Éramos un par de babosos. Casi, casi como si estuviéramos empujando
los límites del concepto beso, forzando su evolución hacia algo más.
Pero bueno, así estában las cosas, Wendy y yo desarrollamos una relación de
enamorados de colegio, pero su familia no estaba totalmente enterada, su padre quería que
ella estudiara y sólo se enfocará en sus estudios, o al menos es lo que me decía
Wendy. Quizá y tenía vergüenza, quizá éramos demasiado niños como para socializar
una decisión mutua, en fin, nunca lo supe.
Lo que si supe es que, el trance de tener una relación a escondidas, ser un
amigo más, escaparme para poder encontrarla, encontrarnos en privado, llegar
tarde a casa luego del colegio, se convirtió en parte de mis días y acompañó
unos buenos años de mi etapa escolar, y debo decir que era excitante.
Nada te emociona más, que el saber que estás haciendo algo que no se puede
hacer, o que no se debe. Independientemente de si estés haciendo algo bien o terriblemente
mal. En nuestro caso, siendo algo condescendiente, te diré que éramos dos mocosos descubriendo
y experimentando, al menos para mí lo fue así. Está demás decir que no quería
aprovecharme de ella, no era mi intención como imagino podría ser la intención inicial, básica de cualquier mocoso en una relación amorosa. Pero llegados al momento en que estábamos solos,
lejos de la supervisión y reglas de la sociedad, lejos de los límites morales
que la sociedad civil ordenaba a cada uno de sus integrantes, pues, las cosas
se relajaban un poco.
Se relajan un poco en que, podíamos hacer lo que quisiéramos, teníamos el
espacio y tiempo, así que nos dedicamos a amarnos, o a intentar amarnos, claro
que, no pasamos de besos y abrazos, uno que otro toqueteo indecente, pero nada
serio o de que tuviéramos que preocuparnos en 9 meses.
Desarrollamos nuestra relación en el colegio, era lindo saber que le gustabas a
alguien o que alguien quisiera estar a tu lado, te hincha el pecho, te eleva la
confianza al 200% y finalmente, como todo enamorado, te hace medio, sino un total, idiota. No me malinterpreten, no está mal enamorarse, no digo eso, sólo digo que al enamorarse uno corre severo
riesgo de perder perspectiva y en consecuencia, tomar decisiones poco acertadas,
todo en pro de un único momento, de minutos incluso, de un único toque, de un
efímero contacto.
Supongo que eso es finalmente lo que anhelan las almas cuando entran en una
relación, un contacto. Lastimosamente, la mayoría de personas confunden el
encontrar este nexo con tener relaciones sexuales, y tarde comprenden que, no
es así y nunca será así.
Wendy, como mencioné alguna vez, era una chica bonita, inteligente, despierta y
algo pícara, había algo en su mirada que me lo decía y había algo en sus susurros
que tocaban hábilmente ciertos hilos en las profundidades de mi alma. Estaba
encantado, enamorado, templado, cautivo... atrapado.
Recuerdo que siempre buscaba impresionarla, llamar su atención con algún
chiste, alguna respuesta ingeniosa, una respuesta correcta a preguntas del
profesor, llamar la atención. Irónicamente, ella no era la única que se
enteraba de mis intentos, sino todo el salón. Es como si tuvieras una mancha en
la frente, tú no te de das cuenta, puedes entenderlo y quizá hasta actuar al
respecto, pero no puedes verlo y menos en su real dimensión. Para Wendy, supongo que le
parecía gracioso y aunque no lo crean, este comportamiento, de alguna forma, llamaba su atención. Así que
señores, di en el clavo intentando impresionarla, porque sorprendentemente lo
conseguía.
En el colegio, era un secreto a voces, la gente pensaba que nos gustábamos y que
había algo allí, pero no sabían que en realidad, ya teníamos una relación y así
estuvimos un tiempito, hasta que un día, finalmente nos tomamos de la mano.
Recuerdo que hasta los besos eran fortuitos y fugaces, besos de ninja. Al salir
de colegio, salíamos en grupo y nosotros salíamos con Johana y mi fiel amigo Chichu, y caminábamos por ahí, y cuando no había nadie mirando, nos dábamos un beso, pequeño, fugaz. Un par de veces, entramos en un mercado del camino y entre los callejones nos
besábamos, hasta que claro, uno de nuestros amigos nos jalaba y nos separábamos.
Johana solía ser la "guardiana" de Wendy, vigilaba que no hubiera chismosos y que
no nos metiéramos en problemas, también nos cuidaba de chocarnos o estrellarnos
por andar besándonos sin mirar por dónde íbamos. Y chichu... también nos
cuidaba, a su manera claro, creo que para él era divertido andar con nosotros, él era la
distracción, si es que alguien miraba, en fin, eran sin duda, buenos amigos.
Olvidamos con el tiempo... Y con el tiempo correcto, recordamos.
Ella no era un pan de Dios, había algo peligroso en su mirada coqueta y la
inmadurez de ciertas actitudes me hizo pasar algunos malos momentos, como
cuando su coqueta actitud llevó a ilusionar a otro compañero de clases y terminamos
compitiendo por quien era mejor que el otro, todo esto frente a su pasividad
infantil. Nunca dijo nada, sólo dejaba que las cosas pasaran y lo recuerdo bien, me
molestaba y mucho. Ese doble ánimo, detestaba profundamente ese doble juego.
Me lo dijo su mirada, no sería fácil, y quizá hasta imposible. Tener una
relación con esta señorita no era lo que yo había soñado, no era lo que yo, en lo profundo de mi alma anhelaba. Quizá no lo aceptaba porque estaba enamorado, pero poco a poco esa realidad me iba abarcando.
Recuerdo que en algunas oportunidades ella simplemente me golpeaba espontáneamente, claro que no eran golpes duros o hirientes, pero tenía esos arranques, como si yo
no fuera lo que estaba esperando y que en el colmo de su frustración tuviera que
contentarse con lo que tenía al costado. Y déjame decirte querido lector que, este pensamiento no era bonito, no
era placentero y definitivamente, no era lo que yo quería.
Sobra decir que yo no era precisamente el más maduro, inteligente o perceptivo
de los jóvenes, a mis 14 años recién empezaba a adentrarme en el escabroso
y misterioso mundo de la psyche femenina, y debo confesar que nunca terminé de
entenderla plenamente, pero si entendí esto, que esas pequeñas actitudes,
respuestas y maneras, no me agradaban, y poco a poco se iba cimentando el fin de
nuestra historia... Por eso no me representó mucho esfuerzo decir adiós a la
primera oportunidad que tuve.
Bueno, no era precisamente elegante, maduro o como quieras llamarlo, pero era
algo que decidí afrontar y cuya responsabilidad y consecuencias estaba
dispuesto a pagar.
Todavía creo que fue la mejor decisión, y todavía creo que debí haberlo hecho un poco
antes, después de todo, Wendy, con defectos o sin ellos, era una señorita y
merecía, fue mi plan durante toda nuestra relación, todo el honor que
pudiera brindarle mi muy escuálida masculinidad.
Cierro los ojos y me vienen a la mente escenas de fiestas, donde rodeados de
amigos y de euforia juvenil, bailando en círculos, sudando como maratonista,
se despertaban ilusiones en mi corazón y los sueños de un contacto se alzaban
libres entre saltos y canciones de rock. No me arrepiento de lo que hoy son
recuerdos que nadie puede borrar, hoy los veo con nuevos ojos, añejos de
vivencias, aún ilusos, aun buscando en la distancia, aun sorprendiéndome de los
caminos que transcurrió mi alma en los novatos años de mi mocedad.
Y finalmente, cayendo la noche, a la mitad de un callejón, a escondidas y
tomados de las manos, buscando una mirada, una sonrisa, confieso que mi corazón
latía a mil por hora, y confieso además que, creía era feliz. Así pues, puedo mirar al abismo con una sonrisa, y cuando llegue el tiempo, podré
decir que viví y aún vivo allí, en un recuerdo de mi mente, eternamente.
Cuando entre a primaria, mi búsqueda por aquella, la única y especial
iba cobrando forma y propósito, la verdad es que no estaba seguro del todo que
es lo que buscaba, sólo sabía que era alguien y que quizá podría estar por
allí, esperando que la encuentre.
No estaba y aún no estoy seguro si esta aspiración de encontrar a la
ideal también viene preinstalada en la cabecita de otros jovencitos de edad
escolar, y como no estaba seguro, pues no lo compartía con nadie, era un
secreto.
Cualquiera podría mirar por ahí y decir, mira, ahí va un chibolo
cabezón, típico mocoso como cualquier otro, seguro que corre a su casa a ver
supercampeones u otro dibujo y lo cierto es que esta observación, si bien algo
general, podría abarcar sin ningún problema al 80% de los jóvenes entre 7 y 11
años, al menos en la época en que tuve esa edad, era así. Incluso podrían
adivinar que se trataba de un chibolo enamoradizo, y razones no les faltarían
para poder señalarme con nombre y apellido, pero ninguno podría decir que yo
iba por ahí a loco, coqueteando con cuanta señorita se me pusiera en frente,
pues nunca fue así, mi actitud hacía todas y cada una de las señoritas que me
interesaron siempre fue absolutamente reservada, tanto que ni ellas mismas se
daban cuenta que eran objeto de mi afecto.
En mi cabecita pre-puber, la indicada vería las pequeñas pistas, los
pequeños favoritismos y de alguna manera reaccionaría, podríamos acercarnos y
comenzar nuestra historia. Lo curioso es que quizá la mayoría de estas
señoritas si se dieran cuenta de algo y luego olímpicamente fuera obviado y
apartado al cajón de la friendzone, que dicho sea de paso aún no se había
definido como tal. Y confieso que ese era uno de mis más grandes temores,
encontrarla y que me diga algo como -José, sólo te veo como un amigo, sigamos
siendo amigos! Gracias a Dios nunca me... no, si me pasó y si oí esas palabras
y otras peores, pero esa es otra historia que espero con tiempo poder dejar por
escrito un día de estos.
En muchas maneras, la vida de un colegial de primaria de clase media,
no era nada complicado, sólo tenías que ir a clases, hacer tus tareas, comer tu
comida, hacer tus tareas, portarte bien y ya. Era lo mínimo que podías hacer,
si no te toca trabajar, por lo menos tendrías que tener excelentes notas. Pero
secretamente había una asignatura en la que, según mi propia opinión, tenía muy
bajas calificaciones... era la asignatura de "Encuentre a la correcta -
Principios Básicos", y es que si no aprendes los criterios básicos, pues
podrías convertirte en alguien que busca un inalcanzable o peor aún,
encontrarla y no darte cuenta de ello.
Pero qué criterios básicos podría definir una cabecita de 7, 8 años,
nada serio señores, y en líneas generales no tendría nada de malo si no fuera
porque personalmente me lo había asignado como propósito en la vida, totalmente
lejos de obtener un trabajo, completamente extrañado de formar una familia,
nada de eso siquiera estaba mapeado en mi radar mental... nada, como cualquier
otro niño normal, espero. Sólo encontrarla, a ella, la ideal, la única, la
luna! Todavía me cuestiono por qué, de todas las cosas que uno podía perseguir,
decidí perseguir un ideal... Hay quienes se aventuren a conjeturar hipótesis
relacionadas con los instintos primarios, la búsqueda de reconocimiento, el
autodescubrimiento de uno mismo, la validación social o el simple atractivo
sexual. Pero déjenme decirle, que mi caso, no iba por ninguno de estos caminos,
era simplemente el hecho de que me percibía incompleto y buscaba a aquella
doncella especial que tenía la otra parte de mi alma... nada más. Y estaba
ferozmente dispuesto a encontrarla, pase lo que pase y aunque tenga que buscar
incansablemente, pues, lo haría y según recuerdo y pueden dar cuenta otros
posts de este blog, continué con la aquella costosa búsqueda.
Recuerdo que en esa época con el descubrimiento de las nuevas cosas,
habilidades, capacidades que podía hacer, venía también una serie de nuevas
emociones, era casi como tener gadget nuevo y descubrir que cosas podía y no
podía hacer, cada día era interesante en su propia manera y eso si era algo
común en todos y cada uno de los chibolos que estudiaban y transpiraban las
horas de clase, y me atrevería a decir que aún hoy, muchísimos años de
terminada mi formación escolar sigo descubriendo los límites y efectos de mis
propios sentimientos y emociones. Lástima que en esa edad uno simplemente no
tenga la serenidad para poder medir como afectan las emociones las decisiones
que uno toma y por supuesto, que niño, aún en desarrollo podría hacerlo...
pero, así es la vida y en el tren de aprendizaje me vi descubriéndome día a día
y con ese descubrimiento, también venía solapado una mejor definición de lo que
uno ansía encontrar y más o menos iba pensando que es lo que buscaba realmente,
ya no estaba a lo loco, a lo que venga, sino que más o menos iba ajustando una
búsqueda más precisa... con toda la precisión que se puede tener a los 7, 8
años de vida...
Y en punto dado, dejé de ver a las señoritas y comencé a verme a mí
mismo, como me sentía, descubrí que mis propias emociones eran un poco
desordenadas e intensas, tendría que aprender a dominarlas primero si pretendía
utilizarlas de guía... estaba equivocado, lo sé, pero diré que realmente nadie
te enseña a enamorarte, y cuando te dan pautas no toman en consideración tu
propia realidad, quizá te den pistas genéricas aplicables a la mayoría, pero si
eres un buscador en ciernes, pues... es insuficiente. Sin mencionar que tarde o
temprano te das cuenta que tienes que buscar algo para ti y no para otros.
Pero bueno, volviendo al asunto de las señoritas, en colegio sólo ves
niñas lindas que van por ahí sonriendo, gritando, siendo ellas y uno que recién
descubre que tiene emociones pues, repentinamente es impactado por una bala
perdida y a veces hasta son ametrallados cuando pasa algo indescriptible como
cuando una niña te dice: "Hola, me pasas mi borrador por favor" y te sonríe...
bang! headshoot!
Lo veo ahora en retrospectiva y no puedo evitar una sonrisa, éramos
niños! niños jugando a ser grandes, y quién podría reprocharles algo, como si
no hubiese todos pasado por algo similar. El que esté libre de recuerdos que
tire la primera bola de papel!
Se llamaba Yerka, era una compañerita de mi salón, y allí estaba yo, enamorado. Yerka no había hecho nada más especial que respirar, sonreir e ir por ahí siendo una niña cualquiera. Ella no era el problema, era yo, me había enamorado con el amor que un niño de 7 - 8 años puede tener, sólo que no sabía como expresarlo, jamás se me pasó por la mente decirle algo tan precipitado como "me gustas", hasta lo consideraba una especie de herejía que debía eliminarse con la mayor prontitud. Estaba condenado a ser el típico chiquillo enamorado que no sabe como hacerle saber a la señorita objeto de sus afectos que bueno, estaba templado de ella. Así que, en mi neófita cabecita pensaba día a día en cómo impresionarla, quizá con resultados en las pruebas y notas, pero eso no la impresionaba, sólo hacía que te etiqueten de "él sabe" y listo, así que pensé que tal vez podría ganarme su simpatía siendo simpático. Debo precisar que para mi, en esa época, ser simpático significaba ser buena gente, divertido, bueno, empático y otros par de valores más. Así que cuando jugábamos en recreo, porque aún salíamos a jugar en recreo, digamos a las escondidas, pues, yo la beneficiaba permitiéndole escapar, cuando jugábamos "lingo", saltaba más alto para no golpearla o ensuciarla siquiera.
Recuerdo que en ese afán de mostrarme impresionante, sin querer dibujé demasiado bien algunas cosas y me dieron un pequeño premio por buen dibujante. Pero bueno, lo poco que me importaba no ser reconocido por alguien que no sea ella.
El tiempo pasó, y nunca se enteró de que yo estaba enamorado de ella, y debo decir que, a pesar de mis esfuerzos, uno que otro compañerito si se enteró de este afecto mío... Felizmente en esta corta edad ya había desarrollado mis habilidades de "hacerme el loco" y aparentemente todo el asunto quedó allí en el más recóndito secreto de mis recuerdos. Y aunque seguimos siendo compañeros durante todo primaria, repentinamente caí en cuenta de que ya no me provocaba mariposas en el estómago y entendí que Yerka no era "Ella". Claro que si me hubieran preguntado que características tenía "Ella", no hubiera podido responder con detalles.
Irónicamente, cuando comencé a ver a Yerka como una amiga y no como una potencial pareja de vida, comencé a llevarme mejor con ella, se reía más y sinceramente me divertía más, creo que el estar pretendiendo impresionar limitaba seriamente mis reales capacidades de simpatía. Y es ahí cuando caes en cuenta que aquel dicho "sé tu mismo" realmente podría tener sentido. Yerka se convirtió en una amiguita del salón con quien me llevaba bien y con quien estudie durante primaria, un interesante recuerdo de una búsqueda que aún estaba iniciando.
Recuerdo que mientras yo estaba en ese trance con Yerka, había otra compañerita que sinceramente molestaba a más no poder, era como si tuviera alguna clase de manía conmigo, era la típica mocosa linda por fuera pero que molesta y te hace querer alejarte lo más posible. A ella también la recuerdo bien, se llamaba Carolina, era una jovencita de pelo corto, chinita, que si la mirabas de lejitos podías pensar que era un pan de Dios llegado al mundo en una carroza de fuego, pero... al menos para mi, tras conocerla, querías huir, y huir rápidamente sin voltear la cabeza por temor a convertirte en sal por su mirada. La cosa es que esta otra señorita me molestaba, en esa época no se llamaba bullying, pero claramente era bullying. Lo que no entendía era la razón, por qué lo hacía?, por qué razón se metía en los juegos, por qué razón siempre quería resaltar y mandar. Recuerdo que echaba por tierra mis más brillantes planes para impresionar a Yerka, y que normalmente terminábamos discutiendo, y para variar, con ella también estudié varios años de primara, hasta cuarto sino me equivoco, quinto y sexto ya se fue a otro salón para mi alivio y paz mental, pero allí estaba, intentando impresionar por un lado y por el otro, intentando acercarme lo menos posible a Carolina, sino, ya sabía que no me dejaría en paz y que molestaría...
Recuerdo que en un par de oportunidades quise genuinamente entenderla, a lo mejor estaba haciendo algo que le molestaba y no lo sabía, así que le pregunté directamente por qué lo hacía... sus respuestas no tenían sentido, al menos no uno que yo pudiera entender, así que concluí que era inútil razonar con ella y en consecuencia, decidí evitarla lo más posible. La táctica funcionaba bien en clases, donde por supuesto, era una alumna modelo, de esas con la que compites por saber quién era más inteligente o saca mejores notas... tal vez por ahí nacía nuestra rivalidad, porque, modestia aparte, yo tenía buenas notas. El tema era el recreo, donde ningún profesor vigila y casi a ningún auxiliar le importa. Y en recreo, pues, mis tácticas usuales eran desaparecer completamente, el colegio ofrecía múltiples pabellones donde uno podía simplemente desaparecer en la distancia, o andar acompañado, que era lo normal para todos los niños, andar en grupo, jugar en grupo, salir de clases en grupo, ser castigados en grupo, todo en grupo, chicos con chicos y chicas con chicas, en esa época tu tienes tu grupo de amiguitos de tu mismo sexo, era inusual encontrar grupos mixtos... la razón? pues, me aventuro a pensar que porque era evidente que todos los grupos tenían prioridades y gustos diferentes, era divertido así por lo que sortear a Carolina no representaba un problema real, a menos que quisieras acercarte a Yerka que, obviamente estaba en el grupo de las niñas, el mismo grupo donde estaba Yerka.
Recuerdo que eso me llevaba a organizar algo así como competencias entre grupos de chicas y chicas, con el único propósito de tener una excusa para acercarme a Yerka e intentar impresionarla, aunque claro, todos esos esfuerzos a veces se topaban de bruces con Carolina y sus malas vibras. Al menos se controlaba bastante cuando estaba en su grupo, sino se la pasaría molestándome todo el rato.
Nunca consideré la posibilidad de que la melódica Carolina sintiera alguna clase de afecto a mi persona, ni que no supiera como gestionar apropiadamente sus emociones, ni que no supiera como acercarse. Tampoco consideré que podría sentirse frustrada al intentar impresionar a un niño que siempre sacaba excelente en todas sus notas. Mucho menos imaginé que podría causarle dolor el ver como aquel mismo niño desaparecía y se alejaba de ella adrede y que aunque se esforzara no lograba acercarse como quería. Tampoco imaginé que en realidad no tenía otra forma de llamar la atención y que a pesar de lo loco que pudiera sonar, no sabía realmente como comunicarse conmigo...
Entendí todo esto el último día de clases, la última vez que la vi, antes de navidad cuando de pronto, al terminar las clases de la mañana, cuando había sonado el timbre del recreo y todos se levantaban, ella se acercó y dijo:
—José... —dijo con una voz tímida y hasta inocente
—¿Qué? —con impaciencia, sinceramente no esperaba nada bueno viniendo de ella.
Mi miró un momento, con una mirada rara, no era la clásica ira contenida, era diferente y eso me alertó un poco, cambió mi manera de mirarla, porque sabía que estaba lanzándole mi mirada de "otra vez Carolina"
—José perdón, perdón por estar siempre molestándote, eres un buen chico.
—Ya, te perdono —no quería seguir este juego, si es que quería molestar quería que terminase pronto
—No, de verdad, perdón —y luego sin más se fue con su grupito de amigas
Seguí guardando mis cosas rápidamente para salir al recreo y la verdad, no pensé mucho en lo que acaba de decir, pero me pareció rara y... sincera, por un momento pensé que había cambiado y que hasta podríamos ser amigos. Era una posibilidad extraña, pero luego me convencí que era sólo una ilusión o quizá una nueva estratagema para molestar, después de todo, ya me había sorprendido en par de oportunidades, así que no esperé mucho, sólo me agradaba el cambio. Al retornar del recreo noté su sitio vacío y al final del día me enteré que se había despedido de todas sus amiguitas, porque iba a viajar con su familia.
Así que ese día mientras me iba a casa iba descubriendo un totalmente nuevo aspecto de las relaciones entre personas, iba meditando e intentando descubrir realmente que había querido decir... porque bueno, era la primera vez que hablaba con ella y no discutíamos, tardé muchos años en terminar de comprender esta situación y un par de años más en comprender que había pasado.
Y de verdad no la volví a ver en muchos años, porque la cambiaron de colegio, me enteré por unos amigos que había sido de ella y pensé que si estábamos tranquilos así, mejor seguir así...
Y un día cualquiera, al borde de una grada, a mitad de la calle, finalmente la encontré
Recuerdo que después de Lya, mientras deambulaba en la nada pensé que tal vez no merecía amar, después de todo, aquella a la que había amado, o había intentado hacerlo, con todo mi corazón resulto muy lastimada y aquella a la que quería amar, simplemente no reparaba mi existencia.
Así que mientras me perdía en la apacible marea, pensé que tal vez nunca encontraría a esa "alguien" especial que tanto tiempo había perseguido entre letras y fantasías.
Sólo me quedaba mirar el cielo estrellado y pensar si alguna de esas estrellas podría algún día ser para mi, no veía un futuro posible y con ello en mente me perdí, lo recuerdo bien.
Pero las cosas pasaron y aunque decidí atesorar mi propio corazón, un buen día me encontré volviendo a sentir, volviendo a sonreír a una posibilidad y le preguntaba al mismo Dios si esta vez era la correcta, y más aún, si esta vez, yo era el correcto. No quería repetir todos los errores del pasado, bastantes lágrimas habían terminado en la mar como para emprender otra mala historia. Recuerdo simplemente estar sentado en el pasto y pensar que tal vez, sólo tal vez, habría una posibilidad.
Y allí estaba ella, sin buscarla, justo al frente.
Y para variar... inalcanzable.
Esta vez, no correría como niño, había madurado lo suficiente como para comprender mi posición y al acercarme, lo haría de pie, con pasos seguros, como hombre.
No mentiré, no estaba ansioso, a pesar que la búsqueda de toda una vida me sonreía a sólo unos pasos, y yo, deteniéndome, quería estar seguro. Estar seguro que esta vez sería diferente y que la historia que se contará tendría un final diferente a los que fatalmente se había escrito ya en mi pasado. Así que fui a preguntarle a Dios mismo, como iba la cosa.
Lo curioso, es que no sólo me dijo que era ella, sino quien era Yo y quien debía ser yo, si quería seguir con esta empresa tenía que ser al más de lo que ya era y escribo con orgullo que yo acepté el reto, que no era el fin de una historia sino el comienzo de otras duras batallas, batallas de conquista.
Y hoy, tan sólo unos años después, los frutos de esta historia me miran y entre pasitos, entre días, entre asombro, entre lecciones y sonrisas se siguen escribiendo.
Como cuando te das cuenta que has hecho algo terriblemente mal y no puedes terminar de imaginar todas las cosas que van a suceder a continuación.
Cuando algo tan severo impacta tu realidad, es imposible que no se produzca una marca en tu carácter, un antes y un después.
Cuando suceden una de estas cosas un vacío, casi insondable pero dolorosamente familiar al género humano, toca tu puerta y hace habitación en la parte más brillante de tu alma, oscureciendo tu mirada, carcomiendo esperanzas, destruyendo sueños, futuros, aspiraciones... Atrás muy lejos quedaron aquellas preocupaciones vanas, ideas, problemas minúsculos que el día a día carga a cuenta de uno, esas preocupaciones simplemente dejan de existir y de ser.
Es como oír un rumor insondable que se aproxima, a veces rápido, a veces lento, siempre cruel, siempre arrastrando de ti la vida, que instantes antes podías apreciar. Lejos queda el recuerdo de una normalidad ansiada, de paz.
Cuando golpean estas tormentas, no tendrás tiempo de pensar, menos razonar, tienes que actuar, cual tormenta real, porque en el peor de los casos lo será, y demandará tu vida, poder llegar a puerto seguro. No sé que decisión tomarás, podrías tener un ancla, pero eso implica quedarse en la tormenta hasta que termine, podrías tener un bote salvavidas, pero de igual forma quedarás a merced de la tempestad, podrías dejar que el viento te lleve, pero Dios sabe a que destinos te arrastrará, no permite sugerencias.
Cuando hayan tormentas, tienes, por difícil que parezca levantar la mirada y fijar un destino, encontrar una referencia y salir de allí. Si, quizá te cueste la vida, Sí, quizá remes en círculos, pero tienes que moverte, no sólo dejarte llevar, no sólo dejarte ir, tienes que obligarte y luchar, tienes que obligarte a encontrar una estrella, a seguir un camino, a remar a través de la propia tempestad, porque sólo así se podrá contar una historia de los segundos que te toca vivir.
La pregunta, ahora que aún no llega la tormenta es, que clase de historia querrás que se cuente?
La
historia de Hoy No Gracias
Una
vez en Ica, mientras estudiaba en una preuniversitaria, me enamoré de una chica
que se llamaba Gabriela, ella quería entrar a Derecho y en la opinión estricta
de mis amigos, era inalcanzable.
Pero
ninguno de ellos podría decir que no lo intenté, Gabrielita estaba en mi salón
y no era particularmente cercana, mis amigos, Acevedo y Gloria, opinaban que
ella no me "daba bola", pero yo era optimista y pensaba que un poco
más de genuina atención tal vez podría penetrar en su hermético y laminado
corazón.
Recuerdo
que, según lo descrito por Acevedo y Gloria, eran totalmente evidentes mis
intenciones con Gabrielita, y en mi defensa debo decir que nunca fui capaz de
ocultar perfectamente un sentimiento. Y aunque digan que es una habilidad
esencial para la supervivencia social, dominar los instintos, no dejar al
descubierto los sentimientos y comportarse con sobriedad y elegancia. Bueno, yo
recién estaba aprendiendo y simplemente no podía ocultar mi interés, genuino
interés por esta señorita.
Y
aquí puedo recordar con claridad una conversación que tuvimos justo sobre el
tema, cuando reunidos durante un receso conversábamos de todo y nada a la vez,
y pasó lo siguiente:
—Oye
José, que te gusta de ella?— preguntó Gloria que nunca tenía pelos en la lengua
—Qué?
qué?— respondí, inteligentemente
—Que,
qué te gusta? Por qué te gusta? si no te da bola — espetó la directa Gloria
—No,
lo sé —no quería decir que porque era bonita, pues me haría ver tan básico y
carnal como aparentaba no ser— hay algo en ella que me gusta
—Su
indiferencia tal vez? —agregó Acevedo, siempre tan amable — O sea, lo
inalcanzable, el reto! Eso te gusta verdad, un reto que demande lo mejor de
ti.... —siguió agregando leños al fuego sutilmente.
—Si
—respondí dándole una significativa mirada, y esperaba con todas mis fuerzas
que leyera en mi mente las palabras "enano desgraciado"
—Ese
es mi José caracho, un hombre entre hombres!
—Bueno
ya, déjame pensar, por dónde empiezo... hmmm
—Hombres
—Pero
si no he dicho nada!
—A
ti que te gusta Acevedo?
—A
mí? Hmmm...
—O
sea, qué es lo que ves en una chica para que te guste
—hmm
los pechos, pechos grandes
Y
se produjo un silencio ligeramente incómodo, que desapareció cuando yo
puntualicé — Hombres!
—No,
en serio, no sé qué es, pero algo en mi interior me obliga a mirar esa parte de
ellas, es magnético, casi instintivo...— Gloria lo miraba cada vez con más
furia.
—O
sea, pienso que en los genes del hombre, está escrito en su instinto de
supervivencia... de buscar una compañera que pudiera amamantar bien a sus
niños, o sea, tú me entiendes no? —mientras me dirigía una mirada de socorro.
—
Yo creo que puede tener algo de cierto — Ahora gloria me miraba a mí con el
mismo asco que a Acevedo —Es decir, algo de cierto debe tener el interesarse
por alguien físicamente atractivo, y seguramente está en cómo funciona nuestro
inconsciente.
—Claro!
ves —opinó Acevedo
—Ya—
respondió la no tan convencida Gloria
—Bueno,
a mí, yo busco a alguien especial, sólo que no sé quién es, tengo en mente que
es lo que estoy buscando, pero realmente no sé quién es... Gabriela es bonita sí,
y creo que podría ser, es inteligente, despierta, tiene metas claras y también
sabe lo que quiere.
—Huy
flaco, ya fuiste entonces... —dijo Acevedo
—Qué?
por qué?
—Pues
si ya sabe lo que quiere, y no eres tú, entonces estas perdiendo el tiempo.
Gloria
me miró con aquella mirada que dice "pobre perrito" y seguidamente me
dio un par de palmaditas.
—No,
yo creo que hay algo, al menos tendría que averiguarlo no?
—Eso!
Ve, con fe mi hermano, lánzate! Esa! Esa es la clase de hombres que necesita el
Perú mi buen amigo José! Así, macho, decidido! valiente! — decía Acevedo,
poniéndose de pie y golpeándose el pecho con una mano.
—Suicida
— Agregó Gloria
—Si,
eso también, pero ve, averigua si es y sino, ya sabrás que no es y podrás
buscar a la susodicha en otro lado no?
—Sólo
espero que esa susodicha este de acuerdo en que la encuentres — Añadió Gloria
—Yo
también lo espero... Y ponerle un límite no? uno no puede ir por ahí enamorado
como un tonto todo el tiempo.... Menos mal que Gloria tiene su...
—Tiene
su qué? dijo y en sus ojos castaños un destello indescifrable ardía
vehementemente
—Tiene
su.... dudé por un segundo en continuar lo que iba a decir, así que dije: Tiene
su, sus metas bien claras no?
—Esa
es mi Gloria! Macha!, tiene los ovarios bien puestos! —continuó Acevedo,
haciendo el ademán de darle una palmadita en la espalda, justo antes de ser
impactado por una mochila llena de separatas.
Sinceramente,
fue una buena charla, pues entre broma y broma me puso las cosas en claro, que
hay un tiempo y un lugar para todo y tenía que averiguar si este era nuestro
tiempo o si me encontraba el lugar correcto. Así que decidí que esa misma tarde
descubriría si tenía alguna clase de futuro con Gabriela. Así que al salir,
quise acompañarla a tomar su colectivo.
—
Hola Gabriela
—
Hola José, cómo estás?
—
Bien, cómo estás tú? que tal te fue en el simulacro?
—
Bien si, aunque no respondí bien las de algebra lineal
—
Sí? a mí no me fue tan bien con fechas y obras —mentí, porque si me fue bien en
ese tópico, por no decir en todos.
—
Si, tengo que repasar un poco los balotarios
—
Usas balotarios? todos los que he encontrado no te explican el desarrollo, sólo
te dan la respuesta.
—
A mí me gusta así la verdad, me da más tiempo para poder desarrollar otros
temas.
—
Bueno, ya tengo que irme José, ya viene mi colectivo
—
Ok, no te preocupes, cuídate
Y
subió rauda a su Station Wagon y desapareció en la distancia.
Era
obvio, no había nada allí, nada de nada, ojalá hubiera algo para poder sentirme
al menos triste por lo perdido, pero no era el caso, simplemente no podía
sentirme triste por algo que a todas luces no sucedía, o al menos no sucedía
entre nosotros.
No
sólo era la conversación insípida, no sentí interés alguno en conversar, que
quiere decir me interesa esta persona y quiero seguir hablando con ella, me
interesa una conversación donde podamos compartir un punto de vista, debatir
otro, no encontré ese interés.
Su
semblante no cambió, siguió andando, como quien simplemente recibe un folleto
en la calle y sigue andando, no había nada importante a su alrededor
Y
finalmente, no me miró, nunca se detuvo a mirarme directamente, siempre mantuvo
la vista en el horizonte, buscando un colectivo salvador, que la lleve lejos de
esta aburridísima conversación... recuerdo que intencionalmente me puse entre
ella y el horizonte, como buscando una mirada, pero fui olímpicamente eludido.
Simplemente no era importante.
Así
que, me quedé allí parado un momento, viendo como se alejaba el colectivo,
irónicamente yo tenía que tomar el mismo para irme a mi casa, pero decidí no
subirme al carro de la ilusión y permanecer parado allí, contemplando una
realidad liberadora y en cierta forma, hasta tranquilizadora. No tenía que
impresionar a nadie o estar mendigando atención, cerré esta historia y
continué. Ya encontraría a la ideal, en algún momento, por ahora, me
concentraría un poco más en ingresar a la universidad.
Los
días siguientes, seguí en la academia, mis amigos me preguntaron si había
pasado algo, y les conté muy escuetamente que había comprobado que Gabriela, no
me daba bola y que no tenía un futuro ya que literalmente Yo era parte de la
escenografía y no un actor de esta historia.
—
Ya ves, así pasa flaco, a veces se gana y a veces se aprende — dijo Acevedo,
condoliéndose solidariamente.
—
Al menos ya sabes
—
Si, todo tranquilo, tenías razón, por ahora creo que dejaré mi corazón en pause
y le pondré más punche a este asunto de la universidad.
Asintieron
y continuamos las prácticas, clases y demás actividades de la Academia, sin
mayor sobresalto al respecto, y creo que hasta Gabriela se dio cuenta que ya no
tenía escolta porque uno de aquellos días en que menos los esperaba, se acercó
y me dijo:
—
Hola José — dijo la inocente palomita del señor
—
Ah, hola Gaby —respondí evidentemente sorprendido — Qué tal, cómo estás?
—
Bien, luchando con mates
—
Si pues, hay que meterle punche nomas — lo siento señorita, basta de
zalamerías! pensé con renovada dignidad.
—
No tienes un tiempito para enseñarme, necesito mejorar esta puntuación
Y
debo admitir, que lo pensé por un momento, seguía siendo una amiga y yo tenía
el tiempo y los conocimientos para ayudarla... pero instintivamente supe, que
sólo me miraba como alguien que le podía enseñar lo que quería y chau, así que
con la mejor de mis actuaciones le dije:
—
Oh, lo siento amiga, no puedo, estoy full y ya estoy saliendo. Pero sigue con
los balotarios, seguro allí te aparece alguna pregunta parecida, nos vemos!
chau!
Y
raudo, escapé de esta situación dispuesto a no voltear hasta llegar a casa. En
el camino, una que otra vocecita me decía que tal vez ahora sí o que no debí
irme y otras vainas similares, pero nada podían hacer para convencerme, sabía
perfectamente que Yo no era sólo un arbusto de decoración, sino el actor
principal de otra historia y por supuesto, la encontraría a su tiempo, así que
ya sin dudar, seguí andando.
Al
día siguiente mis amigos me contaron que me vieron y encontraron a una irritada
Gabriela, buscando a algún otro tonto que le enseñe lo que quería para luego
decir chau... Y non pues, si uno no estudia apropiadamente no puede esperar
aprobar, todo lo que uno siembra, tendrá que cosecharlo.
—
Inalcanzable... Fuera!!! me dije para adentro mientras admiraba el paisaje
iqueño y sentía la suave brisa de verano insuflando una paz... indescriptible,
invaluable y digna.
Siempre
me interesó el tema de la psicología, el comportamiento de las personas, y
apreciaba con silencioso juicio el carácter y características de las
personalidades de mis amigos, de alguna forma terminaba analizando sus
criterios y me imaginaba los procesos mentales que los habían llevado a una u
otra conclusión. Pero mientras estudiaba para ingresar a la universidad, con
regularidad visitaba los locales de venta de libros usados y me dirigía
directamente a los de ciencia ficción que me encantaban y a los de psicología,
de los cuales, de encontrar algún título llamativo, podría animarme a comprar
alguno.
Es
así que un día, ya por la tarde, saliendo de clases de la academia, pasé por
una tiendita ya conocida, donde siempre había un señor bajo medio calvito,
amable a quien varias veces le pregunte por uno que otro libro y con quien
incluso regatee por alguna separata o balotario.
Pero
ese día en particular, mientras dirigía mi atención integra a los libros en
exposición, me interesé por uno y al preguntarle el precio me encontré con que
el vendedor habitual había sido sustituido mágicamente por una señorita de
cabellos castaños, bonita sí, pero algo aburrida, entiendo que cuidar una
tienda de libros no era particularmente... divertido, así que, luego de mi
momentánea sorpresa le pregunté el precio.
De
manera curiosa, la chica, miró el libro, frunció el entrecejo, como buscando
algo en un rincón olvidado de su memoria y soltó:
—
Hmm... 10. No, 20, no sé cuánto costará este libro...
No
me lo esperaba, normalmente los dependientes de estos puestitos conocen todos
los libros que venden y fácilmente podrían decirte de que trata uno y otro
ejemplar en vitrina. Pero este no era el caso, la chica, se veía tan
genuinamente perdida que no pude sentir otra cosa que simpatía.
—
Ok, respondí lentamente
—
Disculpa amigo, crees que puedas regresar más tardecido, es que mi papá no
tarda en venir.
—
Si claro, ehmm no hay problema, yo regreso — y salí de la tienda dando unos
pasos largos y forzados.
No
había nada más que decir, no tenía ya nada por hacer en aquella tienda, tenía
que irme. No había siquiera un tema de conversación, nada que pudiera
decirle... o podría? Y mientras andaba lentamente de detuve, había descubierto
que, para variar, podía crear un tema de conversación. La chica se había
comportado amablemente, había sido sincera y de alguna manera pensé que tal vez
podría conversar con ella... pero de que conversaría? no la conocía, no sabía
quién era, sólo sabía que estaba allí, aburrida y que era simpática, total, si
me chotea, se molesta o algo, pues me voy y ya... Y en mi mente una frase
cobraba más y más fuerza: —Que pasaría si...
Entonces
me detuve, di media vuelta en seco y comencé a regresar a aquella tiendita.
Al
regresar, volví a entrar y repentinamente caí en cuenta que no tenía
absolutamente nada que decirle, no había planeado que hablar, nada, había sido
totalmente impulsivo que sólo me quedaba mi espontaneidad y pensé, si ya llegué
hasta aquí siendo espontáneo, ¿Qué pasaría si continuara así? tomando lo que
venga y siendo completamente despreocupado de lo que debería o no debería
decir, porque debo admitir que hasta ese momento toda interacción que había
tenido con extraños, era previamente meditada y hasta ensayada. Uno se preocupa
de cosas insignificantes cuando está creciendo y madurando, y yo en ese
momento, me preocupaba de lo que podían pensar o no pensar de mí, al menos
tendría que ser inteligente y listo, pensaba, pero sin llegar petulante o
altanero, puntualizaba.
Y
bueno, allí estaba yo, parado frente a esta señorita que me miraba con una
expresión curiosa y luego dijo: — Mi papá todavía no ha regresado...
—Ah
sí, no no te preocupes. ¿Puedo ver que más hay?
—Si
—dijo, cayendo en cuenta que era una tienda y tenía que vender — claro,
adelante, tómate tu tiempo y si hay algo por ahí que te interese, me avisas
—
Gracias! —dije y continué mirando los libros, después de todo, podía haber por
ahí algo interesante.
Pero
luego de una minuciosa revisión a cada mesita, a cada vitrina caí en cuenta de
que efectiva e ineludiblemente, no había nada interesante en esa tienda.
Así
que me acerqué al mismo libro de hace un momento y le pregunté: —Puedo mirarlo?
Me
miró un momento y dijo: Si! claro, entonces lo tomó con una mano y me lo dio.
Lo
cogí con una mano y dije —Gracias, y luego comencé a revisarlo, era uno de esos
típicos libros de imprenta y papel Kraft, que se retuercen a la menor mojada y
que tan útiles resultan para encender fogatas... debo decir que su calidad de
fabricación no me impresionó positivamente.
Me
dirigí al índice en un esfuerzo por encontrar algo digno de interés, pues luego
de mi inspección el libro se pintaba aburridísimo. Era algo de psicoanálisis y
estoy seguro de que a Freud y muchos otros les gustaría ese libro, aunque a mí
personalmente me daban ganas de dejar ese libro en su lugar y retirarme
lentamente con las manos en la nuca.
Entonces
la chica dijo: —Estudias psicología?
—Hmmm!
respondí yo, volviendo la mirada hasta encontrarla mirándome, sin querer para
leer el libro había sacado mis lentes de carey de su estuche y mientras lo leía
debí de haberme visto muy... pintoresco, no eran precisamente el par de lentes
que me gustaba usar, pero la letra era pequeña y me exigía, así que no tenía de
otra.
—Ehmm
no, solamente... e hice algo que no me esperaba, hablé con total honestidad,
—Sólo
me gustan ver estos libros a ver si hay algo interesante, siempre quiero
conocerme más y mejor a mí mismo así que busco libros y cosas que más o menos
me lleven por ahí, a entenderme, cosas así.
Pensaba
que la chica diría algo como: Ya veo — y no diría más hasta que me vaya de la
tienda. Pero sucedió que ella dijo: —Eso es interesante, yo también quiero
saber más sobre mí. Y qué has encontrado?
Esa
respuesta, sinceramente me desconcertó, no esperaba ninguna clase de interés y
sin embargo, allí estaba ella, mirándome expectante. Quizá estaba jugando
conmigo, quizá estaba tan aburrida que hablar con un flaco desconocido le
resultaba divertido, y como yo no tenía particularmente nada que perdí,
continué. En mi mente seguía la frase: "Qué pasaría si...", que me
daba ánimo y me empujaba a improvisar un poco más.
—La
verdad, hay un montón de teoría y casi todas son aburridas de aplicar, sin
embargo hay una que otra cosa interesante, como lo de los sueños y sus
significados, a nivel psicológico claro.
—O
sea cómo? preguntó no tan convencida
—Por
ejemplo leí por ahí, no recuerdo el nombre del libro que podemos
sugestionarnos, como hipnotizarnos para poder alcanzar algo consciente e
inconscientemente, el tema ahí era como reaccionaba tu psiquis, y más o menos
la teoría decía algo de los sueños que uno tenía
—Bueno
varias cosas así.
—
Yo leí que una persona puede heredar algunos comportamientos, como un dejo,
pero psicológico.
Y
así, sin querer nos enfrascamos en una conversación un poco ridícula, yo
deliberadamente argumentaba que estaba en la luna y que no tenía idea de lo que
estaba buscando y ella sonreía ante mis explicaciones a los problemas
psicológicos que mentes más maduras intentaban explicar en los mismos libros
que yo andaba mirando. Y debo decir, que toda esa charla, que más o menos
calculo fueron unos 30 minutos, fue divertida.
Y
sin darnos cuenta, comenzó a anochecer en la calle cuando de pronto, apareció
su papá. Entró a la tienda rápido como quien llega tarde a una cita médica y lo
primero que dijo fue:
—Disculpa
hijita, se me hizo tarde...— luego reparó en mí y dijo: —Sí, joven?
Confieso
que no supe que responde ante aquella sutil invitación al olvido, casi puedo
traducir lo que realmente quiso decir y sonaba así: "¿Que michi quiere
este insecto aquí? Así que sólo atiné a decir: —Buenas noches maestro
Entonces
la joven apareció a mi costado, por dónde había salido del aparador, ni idea,
pero apareció allí a mi lado y dijo algo que me alegró: —Es un amigo papá
—Ah!,
un amigo, ya hijita, ve a la casa yo cierro
—OK
—Hubo
ventas? vendiste algo? —preguntó el señor
—La
chica me miró como diciendo: —Vas a comprar algo? y yo le devolví una mirada
que decía: —Comprar qué? si sabes que es aburrido — Así que lentamente y casi a
la vez los dos dijimos: —No
—Ya
hijita, nos vemos
—Chau
Papi y le dio un beso
Entonces
me di cuenta que la chica, pues, se iba a su casa... había sido divertido,
tenía una amiga con la que había conversado un largo rato de forma totalmente
despreocupado y transparente, estaba satisfecho y me preparé para despedirnos,
aunque, sinceramente no quería hacerlo.
Y
aparentemente la chica tampoco quería hacerlo porque súbitamente dijo: —Vamos?
y confieso casi le pregunto algo como: A dónde? Por qué? Para qué o qué?, pero
finalmente respondí con el inteligentísimo: —Eh? si — y salí detrás de ella de
la tiendita de libros.
Caminamos
un momento por la calle y me dijo que tenía que ir a su casa a dejar algo y que
si quería seguir conversando podíamos caminar, así que asombrado por esta
inesperada posibilidad le dije
—Oh
sí, me encantaría — y sonreí, ella respondió con su propia sonrisa y nos fuimos
andando
—Pero
aún no nos conocemos
—Si!
verdad! y paró en seco, se puso delante mío y dijo: —Mi nombre es Cynthia,
mucho gusto —estreché su mano, estaba fría y dije: Mi nombre es José, el gusto
el mío y caminamos por las calles iqueñas.
Gracias
a Dios ella vivía no muy lejos de allí en el mismo cercado, no me imaginaba
tener que acompañarla a tomar un colectivo o a una zona lejana que no
conociera.
Al
llegar a su casa, descubrí que había pasado frente a ella infinidad de veces en
mi camino a mi propia casa. Vivía en una casita que, para mi sorpresa, era otra
tiendita de libros, a lo que sonreí
—
Negocios! mi papá es empresario muy activo, le encantan sus libritos —dijo
mientras sacaba un manojo de llaves que muy sonoramente insertó en la chapa e
ingresó
Entonces
verdaderamente pensé que nos despediríamos, total ya estaba en su casa,
habíamos caminado y ya estaba a punto de empezar a despedirme pero una voz en
mi cabecita me comenzó a decir: No quieres seguir hablando con ella? Es
divertido verdad? y Si, quería seguir conversando, pero ya estaba en su casa,
observaba mientras luchaba con su chapa poniéndole llave en lugar de abrirla y
dije:
—Bueno,
ya que estas en tu casa, ehmm yo...
—
Espérame un ratito —dijo, sorprendiéndome una vez más — sólo tengo que dejar
estas boletas y ya podemos dar una vuelta más.
—Ah,
genial! dije casi sin pensarlo, entonces se volvió y siguió trabajando con
aquella chapa —amiga, eres puras sorpresas! —dije sonriendo y encontrando otra
sonrisa como respuesta.
Esperé
un momento mientras deambulaba por la calle, nunca me había detenido a observar
los jardines, tanto como aquella tarde que poco a poco se iba convirtiendo en
una noche, algo rara, pero definitivamente una noche que no cambiaría por otra,
pero, qué es lo que estaba pasando realmente, hay algo aquí? estaba buscando
algo? o inadvertidamente encontré algo muy especial. Estaba meditando en esto
cuando Cynthia salió de su casa, traía puesta otra blusa y cerró con llave
tanto su puerta como la reja de la calle de su casa y me dijo: —vamos por ahí?
—Si,
vamos, pero... no te estoy quitando tiempo? quizá tienes algo urgente que
hacer...— dijo mientras me miraba con esa mirada que dice: —acabo de notar que
también tiene vida...
—No,
estoy bien, y tú? te estoy quitando tiempo? dije mientras ponía mi mejor
sonrisa como intentando decir: —todo bien, sigamos
—Estoy
bien, tengo tiempo, podemos caminar por ahí...
—Qué
te parece caminar hasta la plaza, hay luz, hay bancas, está cerca y a esta hora
es bastante seguro
—Si!
vamos... y comenzamos a andar por las calles, en el camino me contó un par de
cosas interesantes, como que no quería ir a la universidad, ya tenía una
formación técnica y quería trabajar de frente, quería hacer negocios y a pesar
de los deseos de su papá de que fuera a la universidad, ella consideraba que
hacer negocios se aprendía en la misma calle y hasta el momento ya tenía
bastante práctica.
Por
supuesto, era la primera chica que encontraba que tenía las perspectivas de su
futuro tan claras, es decir, a esa edad, uno normalmente está en medio de la
emoción de estudiar aquello de lo que vas a vivir y tener que enfrentar un
nuevo mundo, responsabilidades y aprender a gestionar el dinero. Bueno, pues
Cynthia ya había pasado por todo eso y me contaba que lo más difícil de hacer
negocios era la competencia, encontrar un buen nicho de mercado, que librerías
había en todo lado y que el dinero se encontraba en construcción... creo que se
perfilaba a poner su propia empresa y le interesaba tener perspectivas de
negocio diferentes y que por eso terminó hablando con un total desconocido como
yo, y luego cuando ya estábamos llegando a la plaza de armas, dijo algo que me
dejó pensando.
—
Hablar contigo es muy fácil...
—
Gracias —respondí y luego de un segundo agregué — o sea, cómo?
—
Es que te explico algo y me entiendes, te pregunto algo y me respondes —observó
—
Qué no son así las conversaciones normales? Es decir, estamos teniendo una
conversación normal, cierto?
—
Si, bueno, no tan normal, me entiendes?, uno no sale a conversar así con
cualquier desconocido...
—
Si, tienes razón, pero sabes, me gusta esto, poder conversar así, sin más —Me
lanzó una mirada inquisidora. —Es decir, no tengo que pretender ser alguien que
no soy, no tengo que mentir o intentar impresionar o inventar nada, sólo ser
Yo... — Y era cierto, no estaba trabajando en ningún esquema, no tenía ninguna
estrategia, ni plan, ni mucho menos un guion de que seguir, estaba siendo
espontáneo, tomando lo que viniera y respondiendo, ya no me preguntaba ¿Qué
pasaría sí?, de frente me estaba lanzando y esa osadía, estaba siendo 100%
José, genuino y lo disfrutaba.
Se
quedó callada un momento, como apreciando algo y luego dirigió su mirada a la
pileta que levantaba chorros al cielo...
—
A mí también me gusta... —la miré y sin mirarme, se abrazó las piernas algo
embarazadas. Nos quedamos así un momento, compartiendo un silencio cómplice,
entonces preguntó: ¿Qué es o sea?
—O
sea, se usa para aclarar algo, explicar algo, también puedes decir "es
decir, en otras palabras" —respondí casi en automático, como un
diccionario andante que vivía para dar aclaraciones verbales.
Se
río un poco por la manera robótica de responder y también se sorprendió un poco
por no haber encontrado las mismas respuestas que yo, o al menos eso es lo que
quiero creer que significaba la expresión de su rostro.
Conversamos
un poco más de diferentes cosas hasta que llegamos a temas más profundos, no
estoy seguro de por qué razón uno llega a esos temas, pero la cosa es que
repentinamente entramos en estas charlas complicadas, como si inocente y
descuidadamente nos hubiéramos acercado a este peligroso territorio, cuando
ella preguntó: —Y tienes enamorada? —la pregunta me aterrizó la mente que
literalmente estaba muy muy lejos de allí. Pero al oír esa inconfundible
pregunta y ver sus gestos excesivamente desinteresados, como intentando
aparentar una naturalidad que posiblemente no le cabía en ese momento, sentí un
cariño especial por esta señorita, no en lo que estaba diciendo, sino en la
forma en la que lo estaba preguntando, tenía vergüenza e intentaba que no se le
notara, después de todo, qué chica no le pregunta eso a un chico sin
ruborizarse aunque sea un poco.
—
No, no tengo... dije mirando también la pileta y luego de unos segundos
continué: —supongo que estoy buscando a alguien especial... —era lo que sentía,
no intentaba impresionarla, pero sabe Dios que mientras pasaban los minutos
algo bonito se iba dibujando en nuestros corazones, pero para no quedarnos con
esa vibra emocional encima proseguí: — Y tú? tienes enamorado?
Entonces
ella guardó silencio, comenzó a mecerse en la banca a mi costado, nos habíamos
sentado no tan cerca y poco a poco nos habíamos ido acercando. Curiosamente esa
noche resultó algo fresca así que terminamos acercándonos hasta apoyarnos el
uno contra el otro. No había contestado mi pregunta y decidí no seguir
preguntando.
—Si
— dijo al cabo de un rato, y su respuesta me hizo pensar que después de todo,
había sido una noche agradable, había conocido una amiga nueva, lastimosamente,
no era a quien venía buscando... pero luego agregó — Si, bueno no, tengo a
alguien, pero no estamos, es complicado.
Normalmente
habría aceptado esa nueva información sin discutirla o indagar sobre los
detalles, pero una vocecita en mi interior iba cobrando fuerza: —¿Qué pasaría
sí?
—Entiendo...
puedo preguntar por qué?
—Es
complicado... o sea Si, pero No; estábamos, pero tuvimos una pelea y nos
separamos, éramos bastante unidos, pero desde que nos separamos... no ha estado
lejos sabes, mis padres lo conocen de tiempo, tenemos o bueno, tuvimos una
relación de años, desde el colegio y siempre pensé que terminaríamos juntos,
pero ahora, no sé qué pensar...él me dejó... y unas lágrimas se asomaron tras
sus castaños ojos.
Y
pasaron 2 cosas en mi interior, la primera, ese espíritu de busca se atenuó un
poco, entendía que ella ya tenía a alguien, no tenía que perseguirla, pues ya
la habían encontrado y la segunda, de lo poco que la conocía y por todo lo que
había aprendido de ella en las últimas horas, pues, quería ayudarla, apoyarla
en la medida de lo posible. No era una mala persona y no percibía que buscara
hacer daño a nadie, así que me dispuse a consolarla y darle apoyo, sin más, sin
nada de por medio, sólo era un desconocido ayudando a una desconocida en medio
de un peregrinar peligroso hacia nuestros propios futuros.
La
miré, pasé mi brazo por sus hombros y la abracé, la estreché entre mis brazos
mientras seguía con la vista en la pileta, la consolé. Y así estuvimos unos
minutos, en silencio y luego dije:
—Los
chicos somos idiotas sabes... a veces lo tenemos todo aquí, justo en frente de
nosotros y desviamos la mirada como tontos para perseguir una ilusión. A veces
no valoramos un don precioso, un regalo inmerecido y como tontos, lo echamos a
perder, por no cuidar, por no pensar... los chicos somos tontos.
—Tú
no eres tonto —me dijo entre gorjeos, había llorado un poco e intentaba
despejarse, se separó un poco pues aún la tenía entre mis brazos... le extendí
una servilleta, la tomó, se secó las lágrimas, recobró su compostura y dijo: —Gracias
— luego miró al cielo, el cual estaba asombrosamente despejado y límpido. Las
estrellas brillaban en la distancia, testigos silentes de nuestros destinos.
—Pero
tú no eres tonto, no digas cosas así... —dijo, ya recobrada.
—Oh,
sí que lo soy, es sólo que no se nota mucho, nomás cuando me levanto... o tengo
hambre
—Se
rio al imaginarme despeinado y perdido, como me había descrito yo mismo.
—Me
haces reír... Sonreí al verla nuevamente tranquila
—No
puedo decirte que pasa por su mente, tampoco puedo decirte que es lo que
pretende ni mucho menos puedo explicar sus sentimientos... pero puedo decirte
esto... Tú, toda tu, todo lo que tú representas y eres... eres preciosa... —la
miré y me encontré viéndola directamente a sus profundos ojos y continué —y
estoy seguro que dondequiera que esté, debe estar arrepentido... y volví la
mirada a la pileta, estaba escapando — Uno no puede simplemente perder el sol y
seguir como si nada, es como si de repente perdiéramos todas las rosas del
mundo, como si todos los sonidos hubieran desaparecido y esa falta, créeme que
duele... A mí me dolería. — Y me forcé a no verla, no quería encontrar esa
mirada, no quería dejarla entrar en mi corazón, después de todo, había
descubierto, no sin pesar, que no era para mí.
Y
nos quedamos allí un momento, sólo contemplando las gotas caer, ver la gente
pasar, los autos, todo en una completa e invisible armonía, la vida seguía
avanzando.
—Las
cosas pasan por algo, y quizá sea para bien, quién sabe — y voltee a verla, me
miraba y continué —eso es algo que vas a tener que descubrir por ti misma. —y
sonreí como si ya supiera el final de su historia, realmente no lo sabía pero
de alguna extraña forma, estaba seguro que todo saldría bien.
Sonrió,
le sonreí y dijo con tono empalagoso —Eres un tonto —Me reí, había llegado
exactamente donde quería llegar y la había hecho sonreír... mi noche estaba
completa, podía irme en paz y dejar esta historia allí a que siga su propio
curso.
Y
mientras compartíamos ese momento de gentil complicidad vimos en la distancia
que un ambulante con vestido de flores y globos, de aquellos que son
especialmente molestos si no les compras algo se aproximaba...
—
Eh...—miré mi reloj y noté que eran ya las 9 y pico, llevábamos allí ya unas
buenas 2 horas y dije —creo que ya es hora de irnos
—Si,
se está haciendo algo tarde —respondió la simpática muchacha
Vi
que el ambulante estaba ya casi sobre nosotros así que rápidamente le dije: —Tu
por este lado y yo por este otro, nos encontramos en la esquina, allí — Y
señalé una esquina de la plaza. Entonces el ambulante nos alcanzó, pero antes
de que inicie su show con nosotros, despegamos del asiento y cada cual por su
lado escapó... no nos persiguió, no sabía a cuál seguir.
Nos
encontramos y desanduvimos el camino que tomamos para llegar a la plaza... noté
que nuestros pasos eran cortos, como intentando retrasar lo inevitable.
Conversamos un poco más durante el camino, sobre lo pesado y hasta agresivos
que se pueden volver algunos vendedores y de las estrategias que podíamos usar
para burlarlos en una próxima, eventual e imaginaria salida... Y debo admitir
que imaginarlo, me causaba una pequeña suerte de tristeza, no sabría explicar
por qué. Pero al mirarla, escucharla, supe que había hecho algo bien, su
corazón... ya no estaba roto, acababa de ser remendado, o bueno, al menos le
había dado la esperanza de que su historia no había llegado a su fin.
Caminamos
muy despacio hasta que llegamos a su casa, estaba allí, como una verdad,
imponente, cual cruel punto que le pone fin a este párrafo que juntos habíamos
estado escribiendo durante las últimas 5 horas.
—Bueno
—comencé sin saber exactamente qué decir, pues realmente no sabía que decirle,
sólo tenía la idea en mente de que si la noche terminaba así, era una noche un
poco triste, pero que su corazón estuviera alegre era algo reconfortante, así
que digamos era un fin agridulce.
—Ha
sido un placer, mi querida Cynthia, jamás imaginé encontrar a alguien como tú —y
sonreí sinceramente.
—José...
me has dado mucho en que pensar y meditaré cada una de tus palabras, lo prometo
—me devolvió la sonrisa y como dos viejos amigos nos abrazamos fuerte para
despedirnos. No sabía que pasaría cuando nos separásemos, pero lentamente nos
soltamos, ella miraba al suelo y yo la miraba a ella, tenía un sentimiento
nostálgico en el pecho, entonces sacó las llaves de su bolsillo y abrió su
reja, entró y cerró con llave...me apoyé sobre su verja y le dije —chau amiga,
sonreí y me dispuse a marcharme.
Y
entonces, su mano tomó la mía y no la soltó, volví el rostro y ella estaba
allí, parada en la verja y tiró de mi brazo suavemente. Como movido por un
embrujo invisible volví a subir a la verja, soltó mi mano, tomó mi rostro con
suavidad y me besó.
"Natural",
fue la palabra que atravesó mi mente en ese instante. Era tan natural que dos
personas que buscaban amor, al encontrarse, al reconocerse, al pasar tiempo
juntos construyan una relación y terminen creando un vínculo. Con Cynthia aprendí
que no se le pregunta a la musa si es la musa, eso es algo que uno tiene que
descubrir de propia cuenta.
Fue
un beso corto, de despedida, de gratitud, de amor, un beso que significa mucho
y muchas cosas a la vez, un beso ineludible, no buscado, no planeado, no
forzado... fue genuino.
Entonces
súbitamente, la luz de su frentera se encendió y Cynthia como si hubiera
recibido un toque eléctrico saltó hacia atrás y dijo: —Mi mamá! mi mamá está en
la casa!, Se acercó rápidamente a la puerta y dijo en voz fuerte —Soy yo mamá!
ya voy!, yo seguía en la verja, aún perplejo, aún en el beso... la miré
Y
ella volvió dando un par de saltos, volvió a tomar mi rostro entre sus manos y
esta vez yo tomé su rostro entre mis propias manos y la besé... Le di el beso
que hubiera querido darle a la chica que había estado buscando durante años, un
beso calibre "No me olvides", cargado de sentimiento, pero también
cargado de despedida. Ambos lo sabíamos, no volveríamos a este instante en toda
nuestra vida y no se nos ocurrió mejor forma de decir adiós.
Luego
de ello, finalmente nos despedimos de verdad y ella entró en su casa, bajé de
la verja, retrocedí un poco para grabar en mi memoria este escenario donde una
pequeña historia inusual terminaba de ocurrir. Me preguntaba sinceramente si
Dios estaba mirando y si estaba sonriendo. Me coloqué bien mi mochila, cerré mi
casaca y eché a andar, rumbo a casa, había sido una tarde algo extraña y
memorable. No dejaba de pensar en los últimos acontecimientos, en su
significado, en lo que nos esperaría el día de mañana, no podía creer que este
momento, fuera real.
Y
vaya que lo fue
Una
vez cuando estaba en medio del vacío de la depresión, me encontré a una chica
simpática, era entretenida, por no decir que estaba rayada, era inteligente,
divertida, despierta y tenía una habilidad indiscutible para decir cosas
ingeniosas, en eso se parecía a su humilde servidor, por lo que
instantáneamente congeniamos. Recuerdo que no había ninguna intención amorosa
por parte de ambos, ni de ella hacía mí ni de mi persona hacia ella, solamente
éramos amigos, graciosos, una decía cosas ingeniosas y el otro saltaba con
cosas del mismo calibre, y recuerdo que podíamos seguir por horas.
Parecía
que al menos en lo que respecta a carácter estábamos cortados por la misma
navaja, lo cual a mí me decía mucho más de lo que podían apreciar aquellos a
quienes hacíamos reír, que obviamente tenía un carácter fuerte y que debajo de
aquella apariencia inofensiva y hasta tierna se encontraba encerrado un pequeño
demonio de Tasmania, sino una jauría entera, pero bueno, ese es otro cuento.
La
cosa es que por alguna extraña razón ajena a nuestro entendimiento, pues me
atrevo a pensar que ella pensaba exactamente lo mismo, las demás personas nos
relacionaban y nos pintaban en una relación que bueno, no existía, es más ni
siquiera buscábamos encontrarnos o salir, simplemente por trabajo coincidíamos
en el comedor o en algún lado y ya pues, hacíamos chacota, o bueno, yo lo
intentaba, para mí era un reto cambiar de humor porque siempre andaba algo
(sino totalmente) alicaído, el punto final de mi relación con Joa había traído
secuelas, me sentía responsable y la manera en que finalmente nos dijimos (le
dije) adiós, no fue la mejor que digamos, volví a empuñar el hacha de guerra y
asumí el rol de villano, cortando toda esperanza en lo que a mis ojos era una
relación tóxica, que a pesar de tener sus momentos bueno y buena cantidad de historia,
lentamente nos había ido introduciendo en un mundo de dolor e incomprensión,
nos estábamos haciendo daño y aunque lo habíamos intentado bastante tiempo, yo
consideraba que no tenía futuro, así que un buen día decidí ponerle punto final
y afrontar lo que tengamos que afrontar para salir de allí... y así fue,
pasaron los días, semanas y con depre o sin ella, teníamos que seguir viviendo,
trabajando, viajando, caminando, respirando... a mí me toco afrontar este
camino mientras estaba fuera de Ica, y allí conocí a personas que quisieron
ayudarme, supongo que mi malestar era evidente porque me habían conocido cuando
aún estaba bien. La cosa es que cierto día en esta empresa ingresaron varias
señoritas practicantes de una lejana tierra llamada Arequipa, y por cuestiones
de trabajo yo tenía que coordinar y trabajar con al menos 2 de ellas, y como
quien no quiere la cosa, nos hicimos amigos.
Con el tiempo me presentaron a sus otras amigas, con quienes también conversaba
en buenos términos, una de ellas era Vanessa, o VaneVane como le decían sus
amigas, era una impetuosa jovencita que había ingresado como psicóloga al área
de recursos humanos, con quienes mi equipo desarrollaba algunos proyectos, así
que varias veces tuvimos reuniones de coordinación y trabajos, nada fuera del
otro mundo, pero debo reconocer que su energía y espíritu eran contagiosos,
eran buenas personas, trabajaban bien, eran responsables y lógicamente cuando
era hora de comer, almuerzo o cena, estaban muertas de cansancio.
Normalmente cuando uno está muerto de cansancio, busca relajarse, y la forma de
relajarse de estas señoritas era hablar (como si no lo hicieran todas las
señoritas) y comer, pero sin dejar de hablar. Así que cuando nos encontrábamos
en los comedores de la empresa pues, conversábamos, Hasta ahí normal, pero Vane
comenzaba con sus chistes y ocurrencias, luego yo aportaba tímidamente con
apuntes ingeniosos, como rematando un chiste o afilando una broma y las risas
estaban aseguradas al menos la media hora del almuerzo. Quizá lo hacían a
propósito, no lo sé, pero era divertido y te cambiaba de aires, al menos a mí,
me cambiaba el chip depresivo al menos unas cuantas horas al día.
Durante
las noches, algunas veces nos encontrábamos a la salida y las acompañaba (a
todas porque salían todas juntas) a su hospedaje donde seguían conversando y
riendo en la sala común, y un par de veces creo que cocinaron algo y me
invitaron, normalmente ya comíamos en la empresa así que era raro que siguiéramos
comprado comida a menos que sean snacks o gaseosas, pero allí también había
bromas... al menos un rato, luego se hacía tarde y yo también me iba a mi
hospedaje. En el hospedaje de los hombres, la sala común siempre tenía a
alguien semidesnudo viendo algún partido, especialmente si jugaba Perú, que
eran fechas en que esa sala se convertía en un Pub con todo y Dj, pero bueno,
ese también es otro cuento.
Recuerdo
que había una mesa de billar, si tenías suerte y encontrabas los tacos, podías
jugar con las bolas que aún quedaban en la mesa, recuerdo que me llevé una como
recuerdo. ja.
Recuerdo que nunca le pregunté si tenía enamorado, sino que ella saltó dando la
noticia a los 4 vientos, que tenía su enamorado, que era el ser más hermoso del
universo y otras pavadas, bueno, enamorada estaba la chica y sinceramente, me
traía sin cuidado, pero cuando sacaba su celular para enseñarme la foto de su
flaco y yo veía que era un ser muy parecido a Dobby, bueno, sólo por respeto a
la amistad que tenía, no decía nada. Noté que de alguna manera, ella excusaba
la falta de atención de su enamorado como que era muy dedicado a su trabajo o
algo así... Bueno, yo no lo conocía y no podía expresar ninguna objeción a su
comportamiento, pero desde que empezaba a presumirlo, debo confesar que se iba
ganando mi antipatía. Especialmente porque yo no tenía a nadie y porque la
última persona a la que había amado, la había hecho llorar.
Supongo que emociones tormentosas se enfrentaban en mi mente y corazón por
aquellas épocas, tanto así que ni siquiera se me cruzaba por la cabeza la
posibilidad de comenzar una nueva relación, quería estar solo. Estaba
consciente, quizá por primera vez en mi vida, que mi propia inmadurez, orgullo
e egoísmo me había transformado del príncipe al ogro, de la alegría a la más
pura expresión de tristeza y dolor y había entendido que, de no cambiar lo que
estaba mal en mí, no tendría un futuro.
Creo que trabajar lejos de Ica, lejos de todo lo que había pasado, la ciudad,
me permitía tener la soledad que buscaba, los viajes y distancias me permitían
encerrarme en mi propio cascaron y pensar, sufrir lo que tenga que sufrir y
cambiar, cual insana metamorfosis. Y en ese trance es cuando conocí a la
VaneVane quien a pesar de mi tormentoso trasfondo supo dibujar una sonrisa en
mi rostro, comencé a recordar que yo era así, ingenioso, "medio
payaso".
Recuerdo que una amiga una vez nos digo algo así:
—Vane, tú eres medio
payasa... José, tú también eres medio payaso...
—Ah
mira —dijo Vane, cayendo en cuenta de esta revelación — juntos somos un payaso
completo!
— y luego se desternillaba en una risa contagiosa.
—No,
ella es media payasita payasita —haciendo los gestos de sostener algo muy
pequeño— porque es flaca y bajiiita bajita.
—Jajajaja
— ahora se reían todas las demás mientras Vanessa buscaba algo que lanzarme.
Y es que si, era algo bajita, al menos la más bajita de todas estas señoritas y
delgada, al menos más bajita que el 95% de todas las mujeres de la empresa,
algo que yo aprovechaba para molestarla.
La cosa es que cuando finalmente terminaban los refrigerios y cada uno
regresaba a su área, yo descubría, no sin algo de embarazo que habían estado
observándonos desde los pisos superiores, así que al volver me preguntaban:
—Bien
José, me han dicho que estas con una flaquita de recursos... —decía, como quien
escucha un chisme, aunque yo sabía bien que estaban todos sapeando desde las
ventanas...
—No,
sólo somos amigos — decía con un tono medio cansino.
Luego
llegaba a mi área y me preparaba para continuar mis labores cuando alguien
grita desde el otro extremo de la sala: —Bien ahí José, te vimos, no te pierdes
ni una... Tu si ah! Pásale los tips a los chicos! Ni bien llega una chica nueva
y Zas, el José no perdona! —no sabía realmente que sentir frente a tales
expresiones, sólo atinaba a decir: —Sólo somos amigos y a continuar con mis
asuntos, pero escuchaba la replica: —Ya ya, amigos —replicaba la incrédula
"la tía" jefa de equipo
—Si!
de verdad, ella tiene su flaco —respondía sin esperanzas de que me creyeran
—Huyuyuy —respondía la tía.... — tu si ah, nada le importa al José, tiene
flaco... Igualito, no perdona!
—Aprendan ahí, Jonathan, Joel, Christian, pásales los tips mi estimado —continuaba
la tía, quizá había comido demasiado picante aquel día.
—José
mete serrucho! Así, suavecito! — señalaba Joel
—Es
un ninja — señalaba Christian
—Maestro!
—señalaba Jonathan
Y bueno, luego de burlarse un rato a mis expensas ya continuábamos trabajando,
recuerdo que hasta Giuliano, nuestro Gerente del área, también se sumaba a la
chacota, diciendo algo como:
—Ese
José, así calladito, nadie lo ve y Zas Zas —y hacía gestos de cortes ninja y me
lanzaba una mirada de orgullo. No había forma de responder todas sus bromas,
sólo atinaba a reír con ellos, después de todo, eran buenas bromas.
En
fin, nos molestaron casi todo el tiempo que ella estuvo en la empresa, no por
ello dejaron de molestarme con el resto de las chicas que quedaban, los muy
divertidos inventaban historias de oficina, como que provocaba accidentes que
casualmente sólo yo podía resolver y corría a ayudarlas como un oportuno héroe.
Le sacaron hasta la última carcajada a aquella broma.
Pero un día, ciertamente la VaneVane decidió que su tiempo en la empresa había
llegado a su fin y simplemente se despidió de todos para ir a su nuevo trabajo,
nos alegramos por ella, la despedimos juntos en una pequeña reunión y ya, esa
fue la historia de la pequeña e ingeniosa Vanessa, reconozco que fue capaz de
hacerme sonreír en uno de los momentos más oscuros de mi existencia y agradezco
sinceramente conocer gente así, cuyo espíritu e ímpetu los impulsas a seguir a
pesar de las mareas y que por supuesto, no dudan ni un instante si encuentran a
alguien en apuros.
Recuerdo que cuando
estaba ya en la Universidad, luego del ciclo introductorio, terminé con una
agenda cargada y con varios más contactos de los que normalmente tendría, después
de todo, terminaba de ser, aunque por brevísimo tiempo el delegado del aula y
por tanto, había establecido lazos amicales con una gran mayoría de los chicos
del salón.
Uno de esos contactos
fue Vicky, que estudiaba en la facultad de Civil, la Vikinga le decía yo, quien
como todo joven en apuros, necesitaba información recurría a mí, quien a su vez
era el dispensador oficial de información institucional, dicho de otra forma,
les compartía separatas, copias, números, contactos, avisos y chismes diversos.
Habremos conversado
unas 2 o 3 veces, pero de alguna forma terminé siendo agregado a su lista de
contactos "para chatear" y comenzamos a cotorrear varias veces por
Messenger. Nuestras conversaciones corrían sobre asuntos del aula y el día a
día, hasta que terminó mi designación y cada uno empezó su propia carrera; sin
embargo, como con otros amigos, mantuvimos el contacto y chateábamos cuando nos
encontrábamos en línea.
Recuerdo que era un
poco eléctrica, como si tuviera muchas emociones contenidas a punto de
estallar, y yo, bueno intentaba siempre echar más leña al fuego y procuraba
simplemente no estar en el lugar menos indicado a la hora menos indicada.
Naturalmente, era simpático, de conversaciones ligeras y divertidas, no
necesitábamos más estrés del que tan afanosamente nuestros profesores insistían
en regalarnos, y en términos generales, nos llevábamos bien.
Y un buen día, la Vikinga
me invitó a una reunión, que fue muy cuidadosa de describir como una
mini-fiesta, pero no fiesta, sino una reunión de amigos, que sería en su casa.
O sea, una fiesta chiquita. Recuerdo que la conversación iba más o menos así:
—Hola José
—Hola Vicky
—Tienes tiempo este
viernes?
—Hmm... justo este
viernes tengo planes
—En serio?
—No, mentira, estoy
libre, que hay?
—Estoy haciendo una
pequeña reunión de amigos, así, pequeña nomas, con unos cuantos amigos
cercanos, quieres venir? —cercanos? me está diciendo cercano a mí? oh vaya, me
halaga... le escribiré algo acorde
—Ohh me halaga en
sobremanera vuestra invitación mi estimada Vikinga, tenga a bien tomar nota de
la confirmación de mi asistencia...
—Okey
—Estaré expectante,
tenga usted por seguro que estaré allí a la hora indicada... Por cierto, a qué
hora es pe amiga, y más importante aún, dónde será la reunión —de alguna forma
intuí que podría ser en un parque o quizás en algún lugar del centro, como dijo
unos cuantos... hasta pensé en un pubcito que hay en el centro de Ica, bastante
popular por aquella época.
—jajaja
—Verás, no soy de Ica
Ica, pero conozco las calles, si me dices dónde es, prometo encontrar la
dirección —estaba siendo sincero, conocía Ica bastante bien, pero nada que ver
con las direcciones.
—Es en Valle Verde
234, camino a Huacachina
—Ok —No tenía la
menor idea de dónde era, pero ya planeaba que gracias a Google maps podría
orientarme
— Camino a Huacachina,
de la caseta de ventas, donde empieza valle verde
— ya —me ubicaba
— toda esa recta
tiene arbolitos en la pista esa de ida, la paralela que es de retorno, allí es,
en esa primera cuadra, es una casa de 1 piso, blanca, sin rejas, con puerta de
madera, no te vas a perder porque es la única casa sin rejas...
— listo, me ubico —eso
no es peligroso? pensé, ya que Ica no es conocida precisamente por su
seguridad, mucho menos por la celeridad de sus servicios policiales - Estaré
allí entonces...
— Y a qué hora es?
— Es a las 7, pero en
punto
—O sea comienza a las
6, pero si le digo a la gente que venga a las 6, llegan a las 7, así que les
digo a las 7 en punto.
—Ok, llegaré a las 8
—Nooo
—Mentira Vikinga,
sólo estoy bromeando, estaré allí a las 6:59 con 59
—Ok, queda
—Por cierto, tengo
que llevar algo? —pensaba que tal vez debía llevar snacks, gaseosas, vasos,
algo... aunque ya iba sacando cuentas porque en realidad no tenía donde caerme
muerto, mis finanzas eran dramáticamente escuálidas en aquella época.
—No, no te preocupes,
ya tengo todo
—Ah chévere, tomaré
langosta, Gracias
—Jajajaja
Por esas fechas ya
había conocido a Joa y también chateaba con ella, bueno, cuando se conectaba, y
poco a poco me fui interesando en Joa, de quien no hablaba con nadie más, pero
un buen día en medio de las múltiples conversaciones que uno podía tener paralelamente,
descubrí que ambas se conocían y que incluso habían sido compañeras de colegio,
que se habían reencontrado en el ciclo introductorio y que estaban contentas de
haber coincidido. No recuerdo exactamente cómo pasó, pero me parece que me lo
comentó Joa, le pregunté su nombre, le describí un poquito la Vikinga,
especialmente la parte eléctrica, y resultó que eran amigas de secundaria...
Fue inesperado y comprendí que el mundo, aún el virtual, a veces es un lugar
muy pequeño.
Chatear era una parte
importante de las relaciones entre personas, aun cuando nunca habrías cruzado
una sola palabra frente a frente con las personas que chateas, y enterarte que
tu amiga, que se está convirtiendo en alguien especial, que no conoces en la
vida real (en persona), es vieja amiga de una chica que si conoces en la vida
real, pues, era emocionante.
A mi personalmente,
me despertaba la curiosidad, quería preguntarle más cosas de Joa, pero ante el
riesgo de parecer un acosador en ciernes, decidí suprimir este pequeño monstruo
de incertidumbre, he hice exactamente lo contrario, le seguí preguntando cosas
de la vikinga, solamente para tener más información de a que me estaba enfrentando.
Ya algunos de mis sensores estaban sonando, así que era mejor tener la mayor
cantidad de información disponible para tomar decisiones más certeras, o dicho
de otra forma, quería saber a qué me enfrentaba y que podría esperar en aquella
reunión, era la primera reunión no reunión a la que me invitaban que no tenía
cartas Yugioh, ni Starcraft, Dota o sopa instantánea.
Pero lo más
importante de todo, durante estas conversaciones descubrí que la Vikinga
también había invitado a Joa a esta fiesta, así pues, de repente había
aparecido ante mí la oportunidad que estaba buscando, era la excusa perfecta
para poder conocer al fin a Joa, con quien tantísimas veces había chateado y
con quien durante muchísimas horas habíamos desarrollado una amistad y una
especial consideración. Así que, era obvio, tenía que ir.
De pronto se presentó
ante mí la primera gran duda, cómo acudiría a esta reunión, cuál sería mi
actitud, qué impresión quería dejar, cómo quisiera que me recuerden? Debo ser
yo e ir con mi habitual look universitario, una suerte de pandillero desteñido
o debería alistarme para la ocasión y presentar mis mejores fachas... o bueno,
ponerle el polo con los colores más enteros disponible. Al final decidí que
iría como siempre, eso sí, bien limpio, todo lavado al derecho y al revés,
jean, zapatillas, polo gris, casaca negra Adidas (de toda la vida), actitud
expectante e ingeniosa (de toda la vida)... pero no sabía cómo ocultar mis
nervios, soy malo disfrazando mis nervios así que lo que solía hacer era,
admitir que estaba nervioso y luego saltar al vacío! total, si al final me iba
a estrellar había que hacerlo a lo grande! Ja! y así me preparé mentalmente
para aquel día, qué me encontraría?, ya había intentado reconocer a Joa en la
universidad, pero todos mis intentos habían fracasado estrepitosamente
Y llegados a este
punto, debes entender que, me olvidé totalmente de Vicky, está ya no era una
reunión en su casa, con sus amigos o que ella estuviera organizando, no no no,
esta era una reunión para conocer a Joa y punto final, nada más importante, ningún
otro punto en la agenda del día, era el objetivo último y crucial de la misión
y tenía que asegurar el éxito, sí o sí. Ver quien era en persona me permitiría
decidir, tomar una decisión, profundizar en nuestra relación o de ser el caso,
dejar el asunto en una amistad sincera. Yo quería avanzar a algo un poco más
que sólo amigos de chat, quizá a amigo cercano. Claro que no quería ir,
enamorarla y ser el galán de la fiesta, nada más lejos de mis intenciones y
realidad, ese actuar aún me parece ridículo y no quería ser el héroe de nadie,
sólo quería conocerla y ver si era tan linda como percibía de nuestras
numerosas conversaciones. Dicho sea de paso, no le había preguntado si tenía a
alguien, un enamorado, novio, perrito, nada, porque consideraba que preguntar
estas cosas se correspondían con un vínculo más profundo y revelarían ciertas
intenciones de mi parte, si es que no se hubiera dado cuenta antes claro, así
que este primer acercamiento era importante.
Ahora que lo pienso
bien, nunca le dije a Vicky que yo conocía a Joa, creo que asumí que esta
última le contaría porque eran amigas, aunque no sabía exactamente qué le diría
Joa a la Vikinga, después de todo... era evidente y apreciable, por la calidad
de nuestras comunicaciones, al menos para Joa y para mí, que "algo"
estaba pasando... pero no podíamos y estoy seguro que Joa también podría
afirmar esto, que no sabíamos nada más el uno del otro. El chat te permite
hablar y conocer es verdad, pero uno sólo recibe lo que la otra persona quiera
comunicar, por lo que descubrir cómo era una persona en el chat, pues, tenía
sus desventajas, y a pesar de todo lo dicho, más de uno que haya estado en una
situación similar habrá pensado o dicho: "Y si es feo(a)" porque no
me van a dejar mentir, engatusarse por chat era una cosa, escribir bien,
expresarse bien, ser casual, simpático es otra y como nos vemos en persona,
como nos comportamos, que decimos, el timbre de nuestra voz, nuestras posturas,
eso es algo totalmente diferente y pesa damas y caballeros, por más que digan
que no, que esto o lo otro, pesa y bastante.
Y allí estábamos,
preparándonos para lo que podría ser el inicio de algo o el punto final de una
historia interesante y hasta anecdótica. Los días pasaban pesadamente y la
ansiedad se iba acumulando poco a poco, si bien no lo discutimos directamente
en nuestros chats, que ya eran diarios, podía decirse que ambos estábamos
expectantes de lo que encontraríamos, yo por mi parte, le había asegurado a Joa
que Yo era especialmente horrible, chato, desmuelado, que lo más atractivo de
mi persona era claramente mi personalidad, ah y que no tenía un sólo sol en el
bolsillo, lo cual, obviamente era una exageración, pues yo tenía exactamente S/
0.50 céntimos de sol en mi haber. Obviamente no iba a decirle que era
orgulloso, inmaduro, medio cochino, friki, además de noctámbulo y misio, se
habría espantado, así que, como todo ser humano hace ante la perspectiva de
encontrar una potencial pareja de vida, puse en el escaparate mi mejor versión,
lo que me faltaba en recursos materiales lo compensaba largamente con ingenio,
astucia, sentido común y una buena y exuberante dosis de Gracia divina.
Recuerdo que en
aquella época, me gustaba andar con el cabello mojado, así que luego de
alistarme procedí a la mojada de pelo respectiva, después de todo hacía calor
en Ica, pero no caí en cuenta que exageré con la mojada y terminé empapando mi
casaca, pero ya estaba en la hora así que salí, esperaba que se evapore pronto
y no tuviera ninguna complicación posterior, la cosa es que mi cabello seguía
goteando y mi casaca ya estaba visiblemente mojada cuando encontré la casa,
toqué la puerta a la hora señalada, más en punto no podía estar y resulta que
al llegar descubrí que "a las 7" no era la hora de inicio, sino un
poquito antes, porque el asunto había comenzado a las 6 y algo, y yo estaba
llegando a las 6:59 para estar puntualmente tocando su puerta.
Pasó un momento y
alguien al otro lado de la puerta preguntó: —¿Quién es?, me vi tentado y
respondí: ¿Hay pan? y la otra voz repitió mi pregunta: —¿Hay pan? —y añadió con
tono interrogativo: —¿Quién es? — a lo que simplemente respondí: —Soy Yo... —y
casi digo Vastian, pero lo pensé mejor y respondí correctamente: —Soy José y mi
interlocutor respondió: —Ah José! espérame un ratito, y se alejó... ¿Es que
acaso se encierran con llave? ¿Qué clase de reunión tienen ahí?, pero sólo era
que la Vikinga no tenía la llave de la puerta, que siempre colocaba en la chapa
para evitar robos, entonces abrió la puerta y me recibió, se la veía contenta,
quizá algo sorprendida, tal vez no esperaba que llegase a tiempo (y mojado) y
confirmó mis sospechas cuando dijo:
—llegaste temprano —sonriendo.
—¿que no era a las 7?
—y levanté mi mano para revisar un reloj invisible, porque no llevaba reloj.
Ella captó la ironía de mi comportamiento y poniéndose en orden porque
demasiada información estaba entrando en su cabecita, dijo:
—Te dije a las 7 en
punto porque pensé que llegarías un poquito tarde, algunas amigas ya llegaron,
pasa, están en la sala — Esa noticia no me hacía particularmente feliz, puesto
que en un momento dado había imaginado, tontamente eso sí, que Joa sería la
primera y que al llegar yo, podríamos tener más tiempo para conversar, pero
bueno, ya estábamos allí, la esperé un momento y dejé que me condujera a su
sala, me pareció correcto así, después de todo era su casa y yo nunca fui tan
confianzudo.
Entonces seguí sus
indicaciones y entré a una amplia salita, tenía pocos muebles y decoración, a
decir verdad estaba algo vacía y allí había sentadas en unas sillas acomodadas
en un rinconcito, 3 señoritas, y al verlas inmediatamente pensé:¿cuál de ellas
sería Joa? —de repente caí en cuenta que eran 4 chicas y yo era el único chico.
Bueno, eso no me intimidaba, aunque ciertamente no sabía que decir, estaba
seguro que ellas iniciarían o continuarían cualquier conversación, las chicas
son admirablemente hábiles a la hora de crear conversaciones, a veces largas,
profundas y reveladoras y a veces todo lo contrario.
—Buenas noches —dije tímidamente
—Buenas noches
respondieron casi a coro las sorprendidas muchachas —me gusta pensar que tuvieron
una buena impresión de mí, aunque mucho tiempo después me enteraría de lo que
finalmente habían pensado al verme. (cosas como: ¿Quién es este chibolo? ¿Por
qué está tan mojado? ¿Y éste? ¿quién es?)
Y es que debo
reconocer, que me parecieron simpáticas sí, pero no chibolas (como yo) de
alguna manera me parecieron mayores que yo, quien rondaba los 18. Entonces
Vicky comenzó a presentarnos a todos y finalmente la conocí, era la última
chica del grupo, era algo bajita, cabello amarrado, blusa floreada, jean azul
claro con un adorno de flores, sandalias caqui y estaba seguro que por su mente
pasaba exactamente el mismo pensamiento que en mi propia mente: "Así que
este es José", pensó, "Así que esta es Joa", pensé. Cuando la
saludé no pude evitar sentir lo que pensaba, porque al fin la conocía, así que
la saludé quizá un poco más risueño y diferente, cosa que no pasó desapercibida
por Vicky y las demás, por lo que preguntaron, y fue más o menos así:
—Jenny, te presentó a
José, José Jenny —cantaba la vikinga
—Mucho gusto
—Igualmente
—Paty, te presento a
José, José Paty —volvía a cantar en el mismo tono, por un momento pensé que me
estaba presentando como si fuera algo más, y alejé rápidamente ese pensamiento
pero lo mantuve presente porque después de todo, no era nada particularmente
especial, sólo un amigo más.
—Mucho gusto —
sonriendo
—El gusto es mío
—Joa, te presento a
José, José te presento a Joa —cantó una vez más
—Joa...mucho gusto —y
sonreí genuinamente, quizá muy genuinamente, y es que estaba emocionado, estaba
encontrando a la chica con quien tanto tiempo había chateado y chateado... Y
creo que algo brillo en nuestras miradas en ese simpático instante...
—Se conocen? —dijo la
Vicky, mirándonos a ambos, como buscando respuestas...
—Si, bueno, no —respondió
Joa risueña, como si estuviera siendo descubierta infraganti en algo ilícito
—no nos conocíamos —respondí
también sonriente
Vicky inclinó su
cabeza como procesando esta nueva información y preguntó: —O sea, cómo?
—Lo que pasa es que
nos conocíamos, sólo por chat —respondió Joa
—Es la primera vez
que nos conocemos en persona —agregué
—Sí? Asu, que chévere.
Bueno toma asiento, jala una silla José
—Si claro, voltee
buscando las dichosas sillas, la espaciosa salita de repente me pareció más
acogedora, más colorida que instantes antes.
—O sea como se
conocen? —preguntó una de ellas, y comenzamos a relatar que durante el ciclo
introductorio habíamos entablado contacto por chat y nos habíamos hecho amigos
desde allí. Y también me enteré que ellas también estuvieron en el ciclo
introductorio y que a una que otra le parecía haberme visto por ahí, y es que
letras y ciencias estaban en dos salones diferentes, por lo que estas señoritas
estaban en el otro salón, una estudiaba derecho y la otra... educación creo. En
fin, debo señalar que en este punto de la historia, ya había perdido total interés
por el resto de mortales de la habitación y no podía evitar mirar a Joa, a
pesar de que con todas mis fuerzas intentaba no ser don Evidente, creo que
fracasé rotundamente, por supuesto, las señoritas sabían disimular mejor que yo
su curiosidad.
Luego que agotamos
este tema de conversación, empezaron a llegar otras personas, mismo rito de
presentaciones y comenzaron también a pasar algunos snacks, papas saladas y
gaseosas que tuve oportunidad de ayudar a repartir entre los invitados, era don
servicial, don atento, como cualquier joven que quiere dejar una buena
impresión. Sin embargo, aún no habíamos tenido una "conversación
oficial" con Joa y no encontraba forma de acercarme para poder hacerlo.
Quizá esperaba demasiado de esta pequeña reunión, en mi cabecita el plan de "casualmente
quedar sentado a su lado" estaba fracasando, así que me contenté con
haberla conocido, después de todo ese era el plan original para aquella noche.
Cuál habría sido el plan original de Vicky? Ni idea, poco me importaba, lo que
contó o lo que hablaron los demás, no lo recuerdo, sinceramente mis sentidos no
estaban allí, o mejor dicho, mi atención no estaba con ellos, estaba en otro
lugar, en otro tiempo, con alguien.
Y de pronto, para mí
fue de pronto aunque ya habían pasado varías horas, Joa se puso de pie y con
una chica más comenzaron a despedirse de todos, ya tenía que irse y para mí
tristeza, no podía acompañarle, aparte que se hubiera visto super-raro que
habiéndola conocido recién, quisiera ya abordarla, cual chibolo enamorado y
desesperado. Así que hice de tripas corazón y me forcé a quedarme donde estaba,
no iría tras ella aunque francamente sin ella en aquel lugar, estar en esta
reunión ya no me era importante ni urgente, tenía varias cosas que procesar y
pensaba que una caminata nocturna no me caería mal, quizá comprar un par de
hamburguesas y simplemente andar. Así que cuando llegó hasta donde estaba yo,
me incorporé para despedirme y dijo:
—José... —sonrió— ha
sido un gusto conocerte en persona
—El placer ha sido
mío, señorita Joa —dije de pura cortesía, pero entrecerró los ojos pensando si
había querido decirle algo más o si quería gastarle una broma, finalmente
decidió que no había mensaje oculto y volvió a sonreír, quizá mi cara de total
ingenuidad inclinó la balanza a mi favor.
—Nos vemos —dijo
—Nos chateamos —le
respondí y ella inclinó la cabeza pensando lo que dije —Ah si —volvió a sonreír—
nos chateamos. Era una chica muy educada. O quizá se deba a que sonreí mucho,
pero luego continuó despidiéndose hasta que terminó con todos los asistentes y
se retiró.
Instantáneamente
sentí las ganas de marcharme también pero decidí esperar un rato más, quizá
salir con el próximo grupo, no era tan tarde, pero es de buena costumbre volver
temprano a casa, aunque yo no planeaba precisamente llegar temprano a casa,
dudaba que volviera a encontrarla en internet, pero seguramente ya tendríamos
oportunidad para chatear al respecto. Así pues, me quedé en la reunión, un
tiempito más, lo suficiente como para corresponder la invitación y no ser
demasiado descortés... que al final del cuento fueron alrededor de 10 minutos,
aproveché que unos cuantos también estaban saliendo para levantarme, agradecer
la invitación, despedirme de los demás asistentes y salir a la noche sin mirar
atrás, quería pensar, tenía varios temas en que pensar, en lo que había visto, oído,
quería analizar la información que todos mis sentidos habían capturado tan acuciosamente
y emocionado, pensar, que pasaría de ahora en adelante.
Total, el muro de la
impersonalidad, la barrera de la distancia física era ahora sólo un pequeño obstáculo,
algo salvable. Tenía mucho que pensar y contento, me fui andando a casa... Pero
era inevitable que en el camino me hiciera la pregunta: ¿Quiero... continuar?
¿Realmente quiero avanzar a algo más que amigos con Joa? e inadvertidamente
comencé un gran diálogo conmigo mismo.
—¿Qué te pareció?
—Era bonita, o sea,
no era una modelo de pasarela, pero hey, yo tampoco soy brat pitt
—Era bajita
—Si, era algo bajita,
me llegaba al hombro
—O sea chata
—Si, era bajita,
delgada y de buen semblante
—Eso no llamó tu
atención verdad... era mayor
—Si, es mayor, y
hacía gestos.
—Notaste que ocultaba
su sonrisa... o sea, por qué lo hace?
—Esa es una buena
pregunta mi estimado, lo vi varias veces, ocultaba su sonrisa, como si tuviera
algo en los dientes... pero cuando sonrió sin taparse no vi nada—Habría que
preguntarle... pero con tacto, me parece que hay algo ahí que podría ser
sensible.
—De alguna manera la
imaginé diferente...
—Lo que hablaba no
era exactamente lo que hubiera dicho la versión que tu conoces, verdad?
—Si, lo que quiere
decir que a mí me muestra otra faceta diferente...
—Toca descubrir cuál
es la verdadera Joa, a cuál viste hoy?
—Ya, dime la verdad,
te gustó o no? — y me puse a pensar, quizá comencé a unir la parte que conocía
en chat con la parte que acababa de conocer
—Si, si me gustó, o sea
me agradó
—Y si hubiera sido
una de las otras chicas?
—Pensé que era la
segunda, la alta, pero era otra
—Al menos no fue la
primera, verdad?
—Hubiéramos quedado
como amigos! Intentas insinuar que sólo veo su apariencia física?
—Pero hoy sólo
querías descubrir cómo era su apariencia física! si eso no es ser superficial,
no sé qué lo es!
—Si, tienes razón, me
doy asco
—Pero resultó ser
bonita no?
—Si —y sonreí — creo
que es un buen partido, o sea, es inteligente, lista, temperamental, no es
arrojada, piensa las cosas, entiende y tiene chispa, por un lado, el lado que
conozco...
—o crees conocer
—Y por el otro lado,
es físicamente atractiva... se ve sana, inocente, parece una buena chica, me da
la impresión de que está preocupada por algo o que tenía algo en mente
—Sigues intentando
conciliar lo que sabes con lo que has visto no? Y si te equivocas?
—Pero cómo saber si
me equivoco o no? tengo que avanzar, quizá y ella no quiera absolutamente nada
conmigo, quizá y pensara como las demás que soy un chibolo, una wawa
—Y tienen razón, eres
un chibolo, mírate, no tienes nada que ofrecer
—Soy buena gente, soy
un chico sano, gracioso, un universitario! no tomo, no fumo, no soy
parrandero... creo que algo bueno debo de tener.
—Tienes un buen
sentido del humor y una alta autoestima...
—Ah! y escribo! soy
un escritor—Que no escribe muy a
menudo no?
—Cállate!
—Y también eres un
otaku...
—Le gustarán los
animes?
—Viéndola así y conociendo
lo que conozco de ella, no creo que mire animes con regularidad, a lo sumo y
mirará sailor moon...
—See, definitivamente
ahí no son compatibles en absoluto
—Somos compatibles?
podemos ser algo? me considerará como una potencial pareja? o la edad será un
problema?
—Pero... te gusta?
Así, sincero, te gusta como para arriesgarte? o sea, ella, podría ser la ideal?
Piensa! puede ser?
—Podría ser...
Entonces me paré
frente a un puestito de comida que había en Ica por aquella época, se llamaba
el Ovni, yo era un caserito así que ya no pedía carta, me la sabía de memoria
—Señito buenas noches
—Buenas noches Joven,
que hace por aquí tan temprano
—Hoy temprano nomás
señito (eran las 9 pm.)
—Me da por favor uno
de chorizo, uno de carne y uno de hotdog... para llevar todo
—Ya joven!
Qué puedo decir, era
un buen cliente... sus hamburguesas eran buenazas y me parecía un desperdicio
pasar por ahí y no comprar alguito
—Y me da una
gaseosita seño, una Don Isaac
—Ya Joven!
Y mientras yo seguía
debatiendo conmigo mismo otros detalles de la reunión, la señito con gran
habilidad preparaba y embolsaba mi pedido.
—Listo Joven
—Gracias señito, aquí
tiene (pagaba exacto y con sencillo)
Luego terminaba de
llegar a casa, subía a mi habitación, preparaba mi escritorio para cenar y
ponía un anime, de los que seguía, tenía que mantener el ritmo, para poder
conversar o contarlo en las reuniones con mis amigos frikis, quizá del día
siguiente... y por un momento, me olvidé de Joa, pensé que ya le había dedicado
suficiente tiempo mental a la duda de si era o no era, de si soy o no soy, de
si la buscaría aunque me rechace, de si tendría el coraje de seguir intentando
aunque me chotee, de si era muy pronto para invitarla a salir y conversar más,
de cómo le preguntaría por qué escondía su sonrisa...
Mientras comía y
miraba mis animes pensaba si las relaciones entre las personas podían ser tan
cómicas e inocentes como en aquellas comedias románticas que me gustaba ver,
podían llevarse a ese campo sí, pero sólo puede pasar en la ficción, donde los caracteres
de personalidades de las personas son extrañamente compatibles, donde las
discusiones rara vez son serias y cuando lo son, se suceden únicamente para
fortalecer su relación.
Había una gran
diferencia entre la realidad y los animes, era obvio, las personas somos
sumamente complejas, tan complejas que creamos interfaces, barreras, imágenes
de nosotros que presentamos a los demás para ser aceptados, amados, entendidos,
creamos falsos yo para entrar a grupos o para salir de ellos, rara vez somos
honestos y sinceros, podemos simplemente brillar y ser admirados o ser tachados
y excluidos en el acto. Nuestros gustos podrían hacernos llamativos o
totalmente eludibles, nuestras decisiones podían llevarnos a la cima o sumirnos
en el completo "no te juntes con ese"
Quizá eso era lo que
más me gustaba de los animes, que no había dobles tintas, a menos claro que
fuera un anime de eso, como Death Note, me gustaba el esfuerzo que ponía cada
personaje, su diseño, la trama e inconscientemente eso era lo que buscaba para
mi vida, una trama especial, una búsqueda, lo sabía desde mucho antes, pero
quizá con la vida que comenzaba a expandirse lo estaba olvidando, mi búsqueda,
mi propia búsqueda, la ideal, era algo que yo ya tenía desde hacía muchísimo
tiempo, sólo tenía que recordar que estaba en una cruzada, que ya era un
personaje de ficción en la realidad, que ya tenía una lucha particular, que ya
estaba buscando... y que algún día, esperaba encontrarla.
Terminé de cenar y me
alisté para dormir, eran cerca de las 3 y ya tenía algo de sueño, cerré todo,
apagué todo, verifiqué las puertas y entonces me acosté para dormir, hacía
calor en Ica en esa época, dormir antes de la madrugada era muy difícil porque
el calor no te dejaba, por eso me quedaba despierto hasta que empezara a hacer
algo de frío y por fin pudiera descansar.... me acosté, me acomodé y el último
pensamiento en mi cabecita fue: —¿Sería Joa acaso, la ideal?
Ah y que pasó con
Vicky? pues, me dio la impresión de que el conocer a Joa no le sentó muy bien
que digamos, por supuesto, son sólo conjeturas mías y podría equivocarme, pero
recuerdo haber conversado específicamente sobre este tema, tiempo después, y
descubrir que en realidad yo había sido invitado a la fiesta para que 1) me
conozcan y 2) le den una opinión sobre mí, en una suerte de concejo de chicas.
No estoy seguro de como sentirme al respecto, pero imagino que si bien falto de
tacto puede resultar en una buena táctica para obtener una opinión respecto a
algo/alguien que no terminamos de analizar. Esta situación implica que yo fui,
deliberadamente invitado para ser observado, por consiguiente, alguna clase de interés
debo de haber despertado. Si bien no me siento particularmente cómodo por la
forma, creo que es una estrategia válida de conocer aspectos que quizá no somos
capaces de detectar, aspectos que a ojos de otros observadores cobran fuerza y
son apreciables.... en mi caso, creo que el rasgo que más comúnmente me
describió en aquella reunión fue: "chibolo". Y ciertamente luego
sería una importante razón por la que no podía estar con Joa, a pesar de lo que
se venía desarrollando.
Tiempo después, una
tarde cualquiera, me encontré con Vicky por chat, la saludé como siempre y
conversamos un rato, y en ese chat, ella me dio a entender de que quería
fuésemos algo más que amigos, no estoy muy seguro de los detalles pero me
preguntó si tenía a alguien que me gustara y le respondió que Joa, entonces
cambio el tema de conversación, dijo un par de cosas raras y nunca más volvimos
a conversar... No recuerdo toda la conversación, que aquel día fue breve,
porque había quedado de encontrarme con Joa y estaba matando tiempo en
internet, cuando me dijo:
—Oye José, te puedo
hacer una pregunta?
—Si, dime
—Te gusta alguien?
Me demoré un poquito
sopesando las implicaciones y luego respondí: —Si
—Te gusta Joa?
Esta vez no me demoré
nada, pues estaba seguro e inmediatamente respondí: Si
Y recuerdo que hasta
presioné fuerte las teclas al escribir mi respuesta. Pero Vicky se quedó sin
responder un momento y luego soltó:
—Toda la vida voy yo
a empezar algo, me esfuerzo pero no consigo resultados, cada vez que yo... —y
varias otras cosas similares, que me parece escribía con amargura y hasta
cierto grado de malestar. Y luego terminó con una frase que no he olvidado,
pues la tengo grabada, ella dijo: —Siempre me pasa lo mismo
Luego pasó un momento
más en el que nadie dijo nada, así que escribí: —hola?
—No es nada, no me
hagas caso, chau —y cerró su chat...
Debo decir que, me
impresionó esta revelación que acababa de recibir y confirmaba mi hipótesis de
que había sido invitado a la fiesta para ser analizado. Y pensé que, como este
era un asunto suyo, no debía de meterme, no la busqué ni mucho menos quise
aclarar aquello que solita había descubierto. Todo este asunto me animo a
pensar que, se había ilusionado con mi persona (modestia aparte).
Debo decir que, la Vikinga
nunca pasó del umbral de "amigas del lonsa", no noté sus atenciones y
comportamientos fuera de lo usual, que imagino sus amigas si lo habían
advertido pero obviamente no me dijeron nada, para mi ella era simplemente algo
eléctrica, nunca pensé en ella de esa forma y quizá esa falta de consideración
hizo que me mostrará más abierto, relajado, juguetón de lo que socialmente me
comportaba, es decir, con ella no fingía lo que hacía o decía, no usaba
filtros, sólo era espontáneo, no me preocupaba que fuese a pensar o decir, sólo
quería jugar, reírme, no lo hacía por hacer reír a los demás, lo hacía porque
me gustaba ser así, reír, reírme de mi mismo, de otras cosas, eso me llevó a
ser un poco burlón y quizá demasiado suspicaz con los detalles y pensamientos a
los que le ponía enfoque. Desgraciadamente, no me hacía nada consciente del
efecto que causaba en otras personas, y no lo digo con orgullo ni con ánimo de
quedar como un incomprendido de quien todas se enamoran, porque ese no era, ni
fue mi objetivo, no buscaba impresionar a nadie (excepto a Joa) y francamente,
no quería que las cosas terminaran así con Vicky, a quien consideraba una amiga
más.
Y puede ser que, a
veces, ser uno mismo es peligroso para terceros. No todos tienen sus escudos
activos, no quiero pensar que pasa por las mentes de las almas quienes como yo
en ese momento buscan desesperadamente un poco de amor en un mundo tan solitario,
quizá encendí luces en cielos en los que no tenía intención de participar y el
hacerlo tan inocente e inconscientemente me otorgaba irremediablemente el
título que me habían conferido: "chibolo", "inmaduro",
"novato", "mocoso".
Esta situación me
hizo replantearme si Joa y yo teníamos algún futuro, quiero decir, estaba claro
que era un niño, y siendo un niño, no podría amar, no como Joa merecía ser
amada, esto terminaba siendo muy claro... y comenzaba a preguntarme, qué es ser
maduro? soy lo suficientemente maduro para ella? puedo? debo?
Recuerdo que me tomé
mi tiempo, una semana para pensar, luego de lo cual llegué a la conclusión de
que estaba enamorado y que quería tener una historia con Joa. Pero, y que hay
de tu inmadurez e inexperiencia? Pues, intentaré hacerlo mejor, intentaré estar
alerta, intentaré esforzarme lo mejor que pueda! —fue lo que resolví creer y me
lancé. Estaba consciente que tendría que enfrentarme al estigma del chibolo
enamorado y que tendría que ir más allá si pretendía tener algo con Joa...
Ese comportamiento
despreocupado, permitió que años más tarde tuviera mi más grande derrota. El ir
por ahí encantando hace que otras personas se sientan atraídas y busquen una
relación, una vía exclusiva, un enlace, algo que los haga únicos contigo, pero
si tú no lo buscas o no lo quieres, estas creando una cadena, que puede
terminar en un lazo alrededor de tu corazón, lazo que buscaste, pero que en la
estupidez de tu intransigencia permitiste existir, sentimientos que no
cuidaste, muros que no levantaste, dolor que tarde o temprano tendrás que pagar
con más dolor. Así pasó conmigo, no aprendí la lección y tuve que pagar el
precio.
Hace mucho tiempo atrás, perdido en el recuerdo de los hombres se levantó una orgullosa estirpe, cada hijo de esta familia llevaba una marca en el cuerpo, símbolo de su nobleza y sello de su propio destino.
Todos estos pequeños eran capaces, a su propia manera, de entender el mensaje secreto impreso en todas las cosas de esta realidad. Cada uno a su propio ritmo iba desarrollando cierta visión superior de las cosas, y cada uno de ellos, irremediablemente se convirtió en un villano, todos menos uno que escapó de sus hermanos y se perdió en el tiempo.
No era el menor de ellos, ni el más prometedor, solo sentía diferente cada cosa que encontraba y esa particularidad le permitió desarrollar una conciencia particular sobre todas las cosas.
Cuando pasó el tiempo y el mundo cambio, sólo éste de todos los hermanos volvió, y miró asombrado el nuevo mundo que descubría, disfrutó la brisa, disfrutó los amigos, disfrutó el amor, vivió y siguió viviendo, irónicamente lo que más apreció de esta nueva llegada, era que estaba solo, ninguno de sus hermanos había vuelto y él, bueno, era feliz.
A veces se preguntaba a dónde habrían ido o por qué razón sólo él habría retornado, pero era el pensamiento de una tarde de colegio, así que no le prestó mucho tiempo, siguió avanzando en calma el camino que no pudo recorrer en otra vida, aquella donde sólo se levantaban humaredas y olor a sangre.
Ya adulto formó una familia, y se esforzaba porque ninguno de sus hijos se convirtiera en sus hermanos, ya que, todos habían heredado su marca y presumiblemente, también habían heredado sus visiones, juró tener el cuidado que no tuvieron con él en su tiempo.
Por las tardes, regresando a casa, le encantaba caminar por los puestos de la calle, mientras lanzaba sus inquietudes a la fría corriente, limpiando su alma y cerrando sus puños con coraje. Y una tarde se detuvo en el ocaso y entre líneas, escribió: "este mundo no necesita más villanos", nadie lo vio, pero esas palabras quedaron escritas para siempre en la eterna escritura del espacio, más brillante que todas las demás historias que allí a la mitad del cosmos refulgían cual estrellas en una fría noche de invierno.
Siguió andando...
Al final del día lo único que importa, más allá de posesiones, cosas, dinero, terrenos, estudios u otra cosa que puedas imaginar, indefectiblemente será escuchar la alegría de aquellos pequeños que amas, nada más, tu mundo entero dependerá de este único y pequeño instante en que sabes que están bien, que están sanos.
Que tengan comida, recursos, un techo, un piso solamente es motivo de gratitud, nada de lo que puedas quejarte porque en la calle, miles de familias adolecen de estas comodidades. Pero abrir la puerta y escuchar a tus hijos correr a recibirte, abrazarte así estés hecho mugre, ver sus caritas sonrientes... como no desear entregarles algo más de lo que el mundo podría dar, como no darles un regalo, como negarles algo. Acaso el Dios de los cielos, que también es padre, no lo haría? acaso no es aquello un punto de partida? acaso no es aquello un punto de guardado? ojalá y pudiera volver siempre a aquellos días en que, pequeños corrían a tus rodillas y en sus rostros una sonrisa se dibujaba bajo la expresión de tu nombre en sus sonrisas. Por que al final del día, independientemente de donde vengas, es lo que más vas a querer ver, lo que vas a desear, aquello por lo que orarás, aquello que creerás y aquello que esperas alcanzar.
Aquello te dibujará serias presiones respecto a tu futuro, a lo que esperas para ellos, respecto a lo que nosotros, como padres, podemos entregarles, no podemos luchar su camino, sólo Dios lo conoce, pero encaminarlos, equiparlos, orientarlos, sino instruirlos y adiestrarlos, en esto si podemos participar y sabe Dios, que debajo de cada capa de nuestras ansiedades, ese deseo persiste y persistirá en tanto nuestro músculo lo permita y nuestra mente nos lo demande... Pero y aún así, cuando adultos se vayan del hogar, no querrías encontrarlos tras una puerta con la sonrisa en el rostro, acaso no quisiéramos verlos tener éxito, una familia, un trabajo, un futuro! Cómo no añorarlo. Pero esos días, en que tus rodillas recibían felicidad, me temo que, no regresarán.
Estarán cerca? estarán lejos? verán las cosas que tu? verán mas cosas que yo, comprenderán mejor las diferencias entre luz y sombras que este mundo aporta, es de esperar que lo vean siempre desde el lado de la luz y que conscientes de su equipaje tengan un viaje ligero, enriquecedor, con paisajes, con sonrisas, con aire, con agua, con paz, en paz.
Hola mis pequeños, nos volvemos a encontrar, aquí, en un recodo de la avenida recuerdos, en lo profundo de mi corazón, en un espacio especialmente brillante donde puedo simplemente abrir la puerta y automáticamente y en tropel, ser atropellado por la vida, la vida alegre, la vida chiquita que te pide no te vayas, que se alegra al verte, la vida chiquita que cual regalo aprendes a apreciar y no dejas de agradecer, la vida chiquita que algún día no será tan chiquita, que algún día brillará en otras primaveras, pero que hoy, cimientan, edifican y alimentan estos recuerdos, de los que estoy seguro, escribiré entre recuerdos canosos, entre discretas sonrisas a mitad de la calma, en la noche, justo antes de partir.
Hoy quiero hablarte sobre extraterrestres, sombras y demás
Te diré lo que sé y también lo que no sé. Verás, es un tema sumamente apasionante, y en muchos aspectos el hecho de que no se tengan datos concretos hace que el asunto se mantenga hasta cierto punto, emocionante, pues nadie (en teoría) sabe que sucederá.
Pero bueno, decir A o B ya es estimar posibilidades sobre las cuales no tenemos mayor indicio que un suspiro, o dicho de otra forma, no sabemos nada. Nuestras fuentes de información son tan poco confiables que toda la evidencia digital registrada puede ser duramente cuestionada y valgan verdades, con las recientes capacidades de las IA en generación dinámica de contenido, pues, encontrar algo digital real se vuelve cada vez más y más difícil. Así que recurrimos a nuestros (en teoría) confiables sentidos y nos planteamos seriamente sobre lo que hemos visto, oído y sentido.
Para empezar aquí caemos en una vaguedad tan amplia que ya de por si, las conclusiones que pudiéramos extraer también pueden ser duramente cuestionadas. Nuestro cerebro es un complejo sistema de procesamiento, y la verdad es que cuando no interpreta correctamente los datos que recibe, pues, se inventa una representación que podamos comprender, es así que a veces podemos sentir cosas extrañas, que es cuando algo no es correctamente interpretado por nuestro cerebro. Ah, pero si he visto algo o no, te diré que si, muchas cosas, si he sentido algo o no? te diré que si, también muchas cosas.
Para empezar, y sin un espíritu arrogante, te diré que en mi búsqueda de la verdad me dediqué a examinar cada evidencia que estuviera a mi alcance, en todos los temas poco habituales, vi todos los videos que encontré, revisé cada imagen disponible, escuché y analicé cada testimonio disponible y encontré muchos caminos, muchas ideas.
En esto que en medio se suele llamar como conspiración alíen, encontrarás historias como que hay diferentes razas, facciones, tratados, visitas, experimentos, testimonios, grabaciones, etc. etc. ad nauseam, y casualmente en medio hay toda una cultura que acepta ciegamente o no acepta tajantemente, por que la verdad, lo único cierto y que puedo afirmar con rotundidad es que ciertamente hay algo ahí afuera, fenómenos que se suceden que simplemente no pueden explicarse con las leyes de la física y ciencia que tenemos actualmente. Si, es algo desilusionante, pero quiero que entiendas que aún no entendemos muchas cosas, y que en su momento, ten por seguro, lo entenderemos.
Sobre mis propias experiencias? Bueno, es simple, en varias oportunidades (5 o 7) he visto cosas raras en el cielo, podría decir que son objetos, cosas que desaparecen, trazan trayectorias irregulares, brillan de manera sospechosa hasta desaparecer en la distancia, todo ciertamente alucinante y por supuesto, no tengo ninguna grabación o evidencia gráfica que pueda corroborar mis propias avistamientos, uno simplemente nunca lleva un celular con la calidad de grabación suficiente como para captar una evidencia analizable y en la mayoría de los casos, estos avistamientos han sido tan fugaces que ni tiempo de sacar un celular hubo.
Sobre sombras y fantasmas, los hay, es bíblico, tienen que existir, como una vez dije, no todas las personas que ves en la calle son personas y con eso te diré que mucha de nuestra realidad está determinada por la calidad de percepciones que nuestro cerebro procesa y logra interpretar correctamente. Estamos sujetos a un continuo análisis de todo cuanto (en teoría) nos rodea. Claro, nuestro cerebro funciona lo suficientemente bien como para mantenernos con vida, tener hambre y reaccionar a todos los estímulos (incluso los artificiales) con que nos enfrentemos, ese es su trabajo, pero para poder capturar y ver algo más, pues, como se dice en el argot tecnológico, necesitas más fierro, otros elementos y aún así, te diré que lo que logres recuperar será cuestionado y en la mayoría de los casos, difícil de interpretar.
Así que, básicamente nos jugamos la vida lanzando hipótesis, a veces siendo molestamente crédulos, pero en medio de todas estas cosas, aún es posible hallar la verdad, no la que te cuentan, porque ya sabemos que son sus propias percepciones y por tanto pueden ser su propia verdad, sino una propia verdad, fruto de una revelación particular y debo añadir, de sentido común.
Es decir, que no te lo cuenten, es como conocer a Dios, puedes escuchar mil cosas de Dios, pero si tu mismo no tienes una relación con él, te será absolutamente difícil aceptar su existencia y creer que lo que dice es verdad, porque existe, dejando atrás toda postura religiosa, legalista, evangelico-apocalítica, existe un Dios y entender que este mundo, su funcionamiento, sus leyes, el universo y como se interrelaciona todo, te permite entender que es literalmente imposible que un cuadro se pinte solo, por más que digan que si, porque al tener tan claro tantas relaciones y entrelazamiento, tantos datos y tantas tesis, te das cuenta que hay un orden y por tanto un orquestador en esta inconmensurable sinfonía que constituye nuestra realidad. Aún si es virtual.
Qué pasa cuando has pecado?
Qué pasa cuando has cedido a la tentación?
Bueno, quizá no seas consciente al 100% de lo que acaba de ocurrir,
pero te diré que como mansa palomita no has caído en una trampa. Has caminado
directamente al agujero y has saltado a su interior, voluntariamente. Tomaste
tu decisión y aunque supuestamente no oyeras otras voces más cuerdas, decidiste
ir al agujero y saltar tu solito.
Has pecado y el pecado corta la relación que tienes con Dios
Perder una conexión con Dios implica aborrecerlo, preferir otras cosas
en su lugar y si bien Dios te ama, le duele saber que un momento de placer es
lo que quieres más que estar en su presencia
Lo peor es que dañas tu espíritu, lo haces sufrir, vive en tu interior,
dice la palabra que nosotros somos templo del espíritu santo, por lo tanto él
vive en tu interior, como una llama viviente, testigo, no mudo y quiero que
entiendas esto, testigo no mudo, porque estoy más que seguro que dice algo, se
manifiesta, a veces grita, es sólo que nosotros no escucharnos, no queremos
escuchar, no queremos sentir, no queremos la responsabilidad de reparar el
daño, de pedir perdón, de sentir culpa
Y si bien la culpa no viene de Dios, el arrepentimiento debe venir de
nosotros.
No importa tu grado de instrucción, títulos, dinero o la sabiduría que
digas tener, al final lo que cuentan son los actos y tus actos, siempre dirán
lo que hay en tu corazón.
Pero volvamos a los hechos, hay consecuencias, cosecha de una siembra,
resultados de una acción, situaciones que se desencadenan de una decisión. La
peor decisión de todas es querer apartarse de lo eternos, de la luz, por un
pequeño, efímero, momento de placer, de egoísmo. Un pequeño momento de
desprecio, porque en realidad estas tomando en poco el regalo de la cercanía,
el regalo de la tutela, la gracia. No te engañes, es eso.
Aceptarlo te permitirá entender la verdadera dimensión de tus actos...
Aún estoy siendo suave, sólo estoy usando los términos correctos. pero ahora te
diré la otra verdad, cortar una relación con la fuente de luz, permite en todo
sentido, que estés en oscuridad, al menos rodeado de oscuridad, porque si obviamente
te alejas de la luz, pues... irremisiblemente te veras rodeado de oscuridad.
Sin embargo, eso no implica que estés separado para siempre, sólo durará el
tiempo que a ti te apetezca permanecer en oscuridad, Dios nunca se aleja en
realidad, somos nosotros los que... soltamos, abandonamos, herimos, humillamos,
despreciamos, insultamos, desvalorizamos, maltratamos, desperdiciamos e
insultamos su intención pura, intención de alguien que ama, de permanecer a
nuestro lado.
Quizá no te veas así, es más, quizá y ni te importe, ni lo sientas,
quizá no veas un efecto en ti, pero déjame decirte que eso es en apariencia, en
realidad, acabas de cubrirte de una podredumbre que, si no abandonas pronto, te
carcomerá u desgastará cualquier pequeña chispa que aún intente refulgir en tu
interior. Necesitabas luz para tu trabajo, familia, estudios, relaciones, pues,
sumirte en las profundidades de la oscuridad, abandonar la fuente de luz y Gracia,
PUES, OBVIAMENTE PROVOCARÁ QUE TODAS ESAS COSAS QUE TE IMPORTAN, TAMBIÉN SE
VEAN AFECTADAS POR TUS DECISIONES. NO PUEDES EVITAR LAS CONSECUENCIAS.
Bueno, acabo de darte la perspectiva legal, te acabo de leer la
situación actual cuando... voluntariamente pecas.
Aquí, podría decirte que te arrepientas para restaurar esa relación...
pero creo que no te estaría diciendo toda la verdad, si bien es cierto un
arrepentimiento genuino, quebrantamiento del espíritu, tiene la consecuencia de
ser oído y poder acceder a una mini audiencia para que puedas pedir perdón...
pero todo esto no sirve, no servirá absolutamente de nada si tu arrepentimiento
sólo es una respuesta a lo que alguien más te dice, incluso si lo haces a la
perfección y utilizas las palabras correctas, aún si levantas la oración más
hermosa, estando de rodillas, llorando,.... Si no es real, no es real y
nuevamente, la consecuencia de que algo no sea real es que no obrará una
respuesta, no mediará un cambio, no llegará donde tiene que llegar...
Quizá puedas seguir existiendo con la luz que estoy seguro aún
dispensará para tu bien, después de todo, él sigue siendo fiel, a pesar de
nosotros, pero... qué pasa con lo demás, pues lo demás quedará al desamparo. No
te equivoques, no hay... abandono. Hay desagrado, no hay ira a ti, es ira lo
que has hecho, y por supuesto, hay control, hay gracia, no justicia, de lo contrario
tú y yo hace rato ya habríamos recibido lo que merecen nuestros actos, pero
como un papá, no nos odia, sólo tristeza, decepción y seguramente, también hay
amarga experiencia.
Mírate, pareciera que no pasa nada, cierto?
Ohh, ten la seguridad que algo ha pasado, por qué estoy tan seguro?
pues, no oigo la música... quizá no podías escucharla antes, pero déjame
decirte que había música, una música continua que tus actos hicieron enmudecer,
ha sucedido, quizá notas su ausencia, quizá no, ese no es el asunto, pero que
sepas, que estaba allí, en medio de todo, en ningún lugar que puedas ver con
los ojos, y ahora, tu mundo lo carece.
Solución?
Sé real, sé honesto, no necesitas endulzar, mentir o pretender que no
pasó nada.
No digas nada, así como lo veo, si tienes real intención de acercarte,
antes de que abras la boca, ya estarás entre sus brazos.
Qué deberías decir? Qué podrías decir tú? Qué podrías ofrecer? Tienes
algo, siquiera, que ofrecer? No lo tienes y sin embargo, en este punto...tienes
toda su atención
Sabes, te has preguntado qué pasa con el espíritu en tu interior; es
decir, que pasa cuando tú decides apartarte de la luz, qué pasa con ese
espíritu? pues... se queda en ti, sí, pero se entristece. Y no es poca cosa,
sólo por este hecho, ya serías merecedor de un terrible castigo... y sin
embargo, este mismo espíritu increíblemente, abogará por ti.
Y qué pasa con aquel que te llamó de las tinieblas, el que extendió su
mano para darte vida nueva? qué pasa con aquel que te llamó? pues, te sigue
viendo... imagino que nos espera, y también imagino que al acercarnos nos
preguntará... me amas? No avanzó ni un paso, se quedó allí, no desvió la
mirada, nos miró todo el tiempo, durante y aún ahora, su mirada no es severa,
no juzga, no hiere, pero pesa y le pesa más de lo que pudieras imaginar. Le
pesa por quién tú eres, por quién eres para él, lo que representa que precisamente
Tú entre todos hayas tomado estas tristes decisiones, eso le pesa.
Y ahora que, recién sabes una pequeña parte del todo, te pregunto...
¿Qué decides ahora?
Lo veo allí, jugando y puedo percibir su imaginación, es evidente que no necesita de alguien más para crear historias y, como todo niño, jugar. Es completamente diferente a su hermana que necesita de un contacto, él puede hacerlo sólo.
Pero al darse cuenta que estas a su lado, corre y se estrella contra ti, en una curiosa forma de decir: ¡Hola!. Le pregunto qué está haciendo y me cuenta una historia de su cabecita, y sin decirlo me invita a formar parte de su mundo, y aún si no lo pidiese, yo quisiera hacerlo.
Me mira y estoy seguro, está expectante
Cómo decepcionar esa mirada?,
Cómo fraguar lágrimas en esa mirada inocente?,
Cómo no querer ser su héroe, al menos unos segundos,
Cómo no agradecer los milagros, cómo lograrlo y no arriesgar el alma, sino el corazón.
Ese pequeño me mira y sólo quiere estar a mi lado, aún cuando yo no quiero estar a mi lado.
Se esconde entre mis piernas y se sujeta con fuerza, como para no volver a perderme.
Me mira a los ojos mientras sujeta un pequeño juguete y puedo ver su brillante corazón.
Puedo ver una promesa y me pregunto con todas las fuerzas qué humanamente puedo brindarle...
Cómo puedo proteger este tesoro?,
Cómo puedo granjearle un futuro?,
Cómo puedo prepararlo para las batallas, aún para las frías temporadas de invierno.
Cómo puedo señalarle el camino?,
Cómo puedo caminar a su lado, sin caminar a su lado?,
Cómo puedo asegurar la sonrisa de sus ojos, aún en medio de la tormenta.
Son sólo preguntas que mi alma medita, y que mi espíritu anhela poder responder.
Y más allá, me pregunto, Señor, si seré suficiente, si estaré a la altura de tu exigencia, si seré como un cristal que permita tu luz o seré oscuridad para sus pasos, amarga sombra de experiencia o brillantes y sabias lecciones.
Lo veo allí, jugando y casi puedo verme a mi mismo.
Y no puedo más que buscar ser un buen padre.
Suena una alarma y todos corren a sus puestos de batalla
Antes siquiera que las personas lleguen a sus estaciones, el sistema de defensa ya se encuentra a punto y a la espera de la orden, porque alguien debe dar la orden, o al menos eso es lo que se pretende con estos ejercicios, que alguien tome la decisión y ordene abrir fuego.
Mientras tanto, oscuras figuras se esparcen en el firmamento, tomando posiciones, trazando mapas, proyectando estrategias y analizando posibles desenlaces.
Una fría inteligencia se acerca al tablero de juego y espera expectante el inicio del enfrentamiento.
Cuando el capitán toma posición en el puente de mando, todas las estaciones se encuentran a la espera.
-Computadora, despliega mapa de estrategias- entonces una proyección holográfica traza mapas y distribuye las fuerzas que participan de este enfrentamiento, las cifras no son alentadoras, aún en los escenarios más optimistas, no se se puede garantizar la supervivencia de la tripulación o peor aún, la consecución de los objetivos de la misión.
Es una decisión difícil, avanzar en este sector desconocido y enfrascarse en una batalla que a todas luces está perdida o fraguar una retirada estratégica que pudiera permitir una incursión con mayores indices de éxito en otro momento.
El capitán se deja caer en su asiento, mientras los datos se desglosan y gratifican frente a él.
La tripulación está inquieta, son humanos después de todo e independiente de lo que puedan decir los números, le tienen miedo a la muerte, pero no a la buena muerte que en buena profesión un navegante aprende a amar, sino al inmisericorde olvido que brinda el espacio y al silencio que quedaría tras su partida.
–A dónde irán las oscuras golondrinas...
–Capitán? se encuentra bien –preguntó el primer oficial, un tipo joven sin muchas aspiraciones de pasar a la historia de forma anónima.
–Signos vitales estables –puntualizó la voz sintetizada de una mujer virtual
–Gracias computadora –respondió el capitán, entendía la urgencia, su decisión posiblemente demarque el destino de las 108 almas que componían la tripulación del crucero de combate Aurora.
Pero entonces se colocó bien la gorra de capitán, se percató del guante de cuero y se percató de la prótesis cibernética que hoy por hoy constituía su brazo derecho. Entonces, ante la atenta mirada de sus subalternos, se dio el lujo de cerrar los ojos un instante...
Una llave entra en el cerrojo y gira para liberar el seguro, entonces una puerta de madera sede y un padre ingresa a su hogar.
Entonces una niña que pintaba con crayolas en una mesita de madera se pone de pie de golpe y con una gran sonrisa en el rostro dice: –Papi! Es papi! –y corre a los brazos del padre.
Está ligeramente cansado, fue un día extenuante, pero eso no detendrá una sonrisa al ver a su pequeña, ni mucho menos impedirá la reciba con los brazos abiertos y una sonrisa en los labios.
El la toma entre sus brazos y la abraza, llenando sus almas de aquello que sólo puede dar una familia.
Entonces una segunda vocecita los interrumpe: –Pa! –el hombre gira y una mujer se acerca llevando un niño en sus brazos, todavía no articula bien las palabras, pero sabe quien ha llegado y quiere aunarse a la fiesta.
El papá no es indiferente y cargando a su hija se acerca, besa a su pequeño hijo y los abraza a todos, no hay mejor bálsamo para un alma cansada que el abrazo de aquellos que amas...
Se oyen unas risitas de niños, felices, y quedan grabadas. Para siempre.
–Capitán? –vuelve a interrumpir la acuciante voz del primer oficial –órdenes Señor.
No hay ningún sonido, sólo las notificaciones de equipos electrónicos y sistemas operando, en el centro de la sala, gráficas, simulaciones, vectores se despliegan en armonía, se analiza la nueva información, se recalcula y se muestran los nuevos valores.
La computadora ya lo sabe, obtuvo la orden directamente de la mente del capitán, son segundos en los que la energía es derivada a los sistemas auxiliares y los potentes motores del crucero se preparan para la marcha.
–Avancen –sentencia la voz del capitán y deja sentir en su tono una sutil mezcla de locura e ira.
Los motores rugen y la nave sale disparada violentamente a la formación enemiga, en lo que puede clasificarse como la maniobra más arriesgada y menos eficiente posible, pero que sabrán las inteligencias artificiales lo que es un alma herida. Nunca podrán entender la dimensión y el peso de una mente decidida y principalmente furiosa.
Entonces los interminables enjambres se arremolinan en el espacio, cerrando la trampa de forma octogonal, cercando su metálica presa.
–10 unidades, 9 unidades, 8 unidades para impacto Señor –alcanzó la voz sintética.
–Corrige trayectoria, despliega nueva ruta de embiste tras alcanzar al enemigo –ordenó el capitán
-Armamento sugerido cargado –marcó el holograma
–Despliegue a discreción
La nave que no dejaba de acelerar apagó completó su aceleración y comenzó a refulgir, la luz rebota en la superficie de los escudos por lo que básicamente se hace invisible a la vista; sin embargo, no puede engañar a los instrumentos, los campos magnéticos siguen siendo detectables y la influencia de su gravedad sigue deformando el espacio. Pero es demasiado tarde, el enjambre a penas y puede imaginar, si es que puede hacerlo, que está a punto de ocurrir.
La nave reinició con su aceleración hasta que una estela se dibuja en sus lados, como si estuviera atravesando materia sólida en lugar del frío vacío del espacio, pero esta vez, es reconocible, visible y palpable, de alguna manera, la nave se encuentra envuelta en llamas, pero el fuego no se produce en el espacio, por lo que se concluye que la nave no está envuelta en fuego, sino en plasma.
El enjambre se lanza al ataque, todos a la vez, cómo un sólo ser vivo, pero su avance se ve dramáticamente detenido y la inteligencia no tarda en comprenderlo pero ya es tarde y comienza a desintegrarse en las proximidades de la vorágine cósmica.
Sin embargo, el que ardan no impide se estrellen contra el casco de la nave, por lo tanto, es una apuesta y se pone en juego todo. Aguantará el escudo, seguirá produciéndose el plasma o las miriadas de naves lograrán penetrar el casco y ponerle fin a esta brillante maldición a la mitad del espacio.
Pero esta vez, parece que la muerte tiene preferencias y el capitán no fue invitado a cenar.
La nave emerge de una suerte de catástrofe plasmático, con el casco brillante, pues ha perdido sus capas exteriores de protección, pero íntegro.
No hay más asombro que el que refleja el rostro de la propia tripulación, quizá estan más sorprendidos de seguir con vida, luego de semejante estrategia.
-Computadora, mapa y recuento –ordenó el capitán y entonces se volvió a redibujar el espacio inmediato, la nave, los restos de la flota enemiga y las posibles trayectorias de vuelo, luego se cargaron las estadísticas, situación de combustible y la cantidad de munición restante. La maniobra había exigido mucho más de lo que el casco podía ofrecer y había consumido poco más de la mitad del combustible de la nave, pero había funcionado, el plasma había reaccionado con la composición química y minerales existentes en la zona inmediata de la nave y había producido una inmanejable y mortal marea de plasma que finalmente terminó de arrasar al enjambre entero.
-Señor, tenemos una transmisión del puesto XIJ-2119 –comunicó un joven oficial
–En pantalla –ordenó el capitán –Era un llamado de emergencia, la señal recibida tenía poca información sobre el mensaje original, pero los metadatos de la señal, indicaban ubicación, distancia, origen de petición, tipo de ayuda requerida y nivel de peligro, suficiente para tomar una decisión y el capitán no se hizo esperar.
–Rumbo a XIJ-2119, potencia plena!
–Capitán, nuestra reserva de combustible no nos permite completar esta trayectoria
-Computadora, recalcula
-Si, Capitán –y comenzaron a cargarse trayectorias en la representación holográfica.
–Telemetría confirma Capitán, pero podemos usar una inconsistencia en la zona de despliegue. –respondió rápidamente otro oficial.
–Porcentaje de viabilidad?
–78% capitán, es nuestra mejor posibilidad con el ahorro máximo de núcleos de combustible.
-Considerando una posible evacuación, autorizo salto usando la ruta B propuesta -señaló el capitán
-Calculo completo, Telemetría confirma cálculos
-Inicie traslación, tiempo estimado de llegada?
–18.043 minutos capitán -respondió la computadora
-Será mejor que vayan por un café y algo de comer, las traslaciones degeneran la renovación celular, lo saben no?
-Con todo respeto capitán, después de las cosas que hemos visto, creo que el café será insuficiente. –entonces el primer oficial, se pasó una mano por la cabellera, mientras suspiraba profundamente.
Entonces el capitán salió de la sala de control.
Y la nave giro sobre su eje horizontal brevemente antes de hacerse muy pequeña y desaparecer, porque todos los saltos tienen que ver con traslado de materia a través de un medio que en este caso es el propio espacio.
El capitán salió del centro de mando
Los oficiales tenían un par de minutos, la regla dicta que ninguno se mueve de sus estaciones, pero a estas alturas de la experiencia, una taza de café era una taza de café.
Entonces dos oficiales iban conversando
–Tu crees que el capitán quiera matarnos?
-Bueno, yo -comenzó a responde el otro cuando alguien intervino y dijo:
-No quería matarlos, quería liquidarlos a ellos y esa estrategia fue lo único que se me ocurrió en ese momento. –dijo mientras pasaba por su costado de regreso al centro de mando.
–Y si quisiera matarme, lo haría sólo!– zanjó el capitán y siguió caminando dejando totalmente helados a los oficiales en el pasadizo.
-Bueno, yo creo que no, no quiere matarnos –terminó de decir el segundo oficial
Siguieron andando rumbo al puente, algo perplejos pero de alguna forma con un sentimiento de hermanos, como dos niños que acaban de ser reñidos.
-Alguna vez habías visto una maniobra semejante?-preguntó el primero
-Jamás en mi vida entera compañero, es más, creo que no está en los manuales -respondió el segundo y algo asombrados siguieron andando
-Vamos por un café
-Vamos!
El capitán entró al puente y tomó su asiento, las gráficas y estimaciones se seguían disparando en la representación holográfica.
-Señor, Análisis de Frecuencias completo –Y se desplegó la información en el centro de la sala
-Aplique filtro de emociones y códigos de emergencia –precisó el capitán y los datos se agruparon en esferas que representaban el tipo de comunicación por urgencia y con colores el tono de la comunicación, donde la mayoría de esferas eran rojas y brillantes.
-No se ve bien capitán, retransmitiendo análisis a la flota -intervino el primer oficial
-Confirmo
-Tiempo de llegada 4.021 minutos capitán - comunicó la voz artificial- quiere que corra una simulación de las situaciones probables identificadas?
-Confirmo, muestra diagnóstico de la nave, resalta daños, averías y funcionamiento por debajo del promedio - entonces una pequeña representación apareció frente al capitán, mostrando a la propia nave en un modelo tridimensional interactivo, donde se reflejaban las zonas de la nave con mayor desgaste, no era sorpresa, varios sectores de la nariz y de la base se encontraban en rojo. Lo tendría en cuenta para desarrollar estrategias, después de todo es crucial saber que herramientas se encuentran disponibles para poder usarlas de la mejor manera.
-muestra inventario y canales de suministro de munición -
-A la orden capitán - y una serie de números y líneas aparecieron en la estructura de la nave, identificando las armas disponibles, tubos de lanzamiento, sensores y lentes de la nave.
Entonces el capitán comenzó a manipular su holograma, urdiendo una estrategia que le permita seguir funcionando, de alguna forma consideraba la nave como un ser vivo y consentía hacer ciertas modificaciones a la propia estructura de la nave.
El resto de la tripulación se encontraba en sus estaciones de batalla, alertas, mientras que en el puente principal, los oficiales revisaban todos sus sistemas, asimilaban la nueva información recibida y planeaban en sus mentes que hacer ante la inminente batalla.
-Saliendo de pliegue capitán, en T+20, y comenzó una cuenta ascendente.
-Abre un canal a la nave -indicó el capitán
-Tripulación, aquí su capitán, hemos recibido una llamada de emergencia del puesto XIJ-2119, está bajo ataque, nuestra prioridad es asistir las labores de rescate... necesito que cada uno siga desempeñándose ejemplarmente, como hasta ahora. Prepárense para la batalla.
-T-10 capitán
-En pantalla - y un marcador comenzó su cuenta final
-Escudos a plena potencia -ordenó el primer oficial
-Comunicaciones Aseguradas, capitán -informó un oficial
-Iniciando maniobras, desplegando sondas señuelo -ordenó el primer oficial
La información de los posibles escenarios, en base a la información recopilada mostraba una zona de guerra total. El análisis temporal de las comunicaciones capturadas, frecuencia y contenido mostraban una eficiencia decreciente de la defensa del 8.5%, por lo que podía interpretarse aún había personal luchando.
El análisis del contenido de las comunicaciones hablaban sobre grandes daños a los soportes vitales, sistema de armas y motores principales, la urgencia era inmediata.
-Saliendo del salto - informó la computadora.
Al instante, 5 cruceros de batalla completamente equipados emergieron de la nada, justo en el frente de batalla e increiblemente todos estaban tras las líneas enemigas. Entonces los 5 cruceros comenzaron a dispensar destrucción a mansalva, misiles, rayos, lasers y proyectiles, todo en aparente caos. Uno sólo podía ver inmensas moles plateadas escupiendo luces en la oscuridad, montañas de muerte que hacían un despliegue llamativo y sólo eso.
Pero de pronto, 4 naves enemigas, 2 destructores y 2 fragatas, fueron alcanzadas por misiles salidos de la nada, irrastreables y grandes bolas de fuego aparecieron y desaparecieron en el absoluto silencio de la noche estelar.
-Impacto capitan, 4 naves deshabilitadas -informó un oficial de telemetría
-Utilicen los AMP cuando se acerquen los escuadrones
-desplegando escuadrones de drones, trayectoria confirmada
-desplegando cazas, objetivo fijado
-desplegando unidades Nitro, objetivo fijado
-desplegando unidades de rescate y salvamento
-Necesitamos llamar más la atención, motores al 100%
-Señor, los escudos!
-Información en pantalla, fijar rumbo a cruceros enemigos
-Señor se advierte un cambio de trayectoria en escuadrones enemigos
-Desplegando unidades de defensa estacionaria
-Casco asegurado en sectores inferiores, B22 y B33 estables.
-Artillería, quiero que deshabiliten esa estación anillo lo más pronto posible! -ordenó el capitán
-Si capitán, corrigiendo
La nave iba equipada con 2 torretas que disparaban proyectiles de carga cinética, un vestigio de guerras pasadas, pero sumamente útiles contra unidades estáticas como estaciones de mando o satélites. Las torretas dispararon su carga silenciosa que rápidamente alcanzo grandes velocidades hasta convertirse en puntos luminosos que en vertiginosa carrera se estrellaron contra la estación enemiga, perforando grandes daños en el enemigo.
-Impacto Señor! -informó artillería -iniciando recarga
-Nuestras unidades de rescate tendrán que atravesar esos escuadrones de drones, tenemos que deshabilitarlos para poder completar el rescate, llamaremos la atención de las unidades pesadas y le dejaremos el trabajo libre a los Nitro
-Daños Señor!, artillería reporta armas principales dañadas, ya no podemos disparar
-Situación anillos!
-45%, sigue operativa Señor -confirmó un oficial del puente.
-Velocidad de embiste, fijen ruta a esa estación -ordenó el capitán señalando con el dedo un punto en su mapa que se resaltó.
Un silencio incómodo inundó el puente, entonces el primer oficial dijo -confirme orden capitán
-Confirmo!, escudos al máximo, unidades phalanx abandonen posiciones de defensa, oficial coloque todas las unidades con fuego muerto al frente de la nave -ordenó mientras manipulaba furiosamente una representación tridimensional del campo de batalla.
Entonces, varias unidades mecanizadas empezaron a desplazarse en el casco de la nave y tomaban posición alrededor de la nariz de la nave, recibieron sus instrucciones y con la precisión que sólo una máquina puede mostrar concentraron su fuego hacía algún punto indeterminado frente a la nave.
-Ingeniería reporte daños severos en los motores auxiliares, Señor -señaló un oficial de ingeniería, asustado, pero concentrado.
El análisis del enemigo mostrará áreas débiles en nuestra posición, concentrarán su poder allí, pero el despliegue que estamos promoviendo no se mostrará en sus análisis, no sabrán que estamos en camino hasta que estemos sobre ellos... -pensó astutamente el primer oficial y dirigió una mirada inquisitiva al capitán.
-Phalang desplegados Señor, iniciando maniobras de ataque.
-Confirmado, corrigiendo punto de emisión. -señaló el primer oficial
la nave dio un brusco giro y quedó apuntando a la estación con forma de anillo.
-Iniciando maniobra final, potencia plena -ordenó el capitán y todas y cada uno de las unidades estacionadas en el casco comenzaron a descargar toda su munición sobre la estación de batalla a medio destruir, mientras tanto los motores empujaron al crucero hasta colocarlo en punto de colisión.
Repentinamente, escuadrones enemigos, como furiosas abejas, comenzaron a castigar los escudos de la nave, esto debilitaba la resistencia y ponía en riesgo el éxito de la maniobra, pero llamar a alguna de las fuerzas desplegadas sería restar solidez a las operaciones en curso, así que tendrían que apañárselas como pudieran.
-Fijando objetivos, cañones de Iones listos Señor! -informó frenéticamente el artillero
-Carga completa! -respondió el capitán
Quedaremos expuestos Señor! -repuso el primer oficial
-Los escudos deben reconstituirse en segundos, pero necesitamos ganar ese tiempo Ya, Fuego! -Y el operador de artillería presionó el botón, instantáneamente 6 proyectiles luminosos salieron despedidos de cañones ubicados bajo el casco inferior de la nave, siguieron rutas complejas y estallaron a no mucha distancia de la nave, produciendo ondas de impacto que barrieron todo el escenario de batallas.
Todas las naves enemigas en el radio de la explosión quedaron flotando a la deriva, las naves señuelo, de las cuales sólo quedaba 1, desapareció instantáneamente y la nave principal quedó flotando como una inmensa montaña de metal quemado a mitad del espacio entre escombros y naves muertas, si no reiniciaba sus sistemas lo antes posible, se volvería parte de la chatarra espacial que ahora flotaba a la deriva en derredor.
Era estremecedor ver a través de una ventana, la basta inmensidad del vacío contrastaba con la destrucción que la deshabilitación electrónica había producido, nada con vida aparente se movía, sólo distantes destellos, pequeñas naves estrellándose y fragmentos flotando en una silenciosa danza mortal.
De pronto, se encendió la luz del puente, pues lo primero en volver son los sistemas de respaldo vital, sistema de gestión en línea! -señaló un oficial -Sistema de armas operativo! -señaló el artillero
–Sistema de defensa en línea! -señaló otro oficial.
-Escudos frontales a plena potencia! Corrijan ruta y motores a tope -fueron los primeros reactores en encenderse y también la primera nave en volver a la vida, comenzó a tomar una trayectoria recta hasta la estación que perpleja discernía su destino y distinguía como una gruesa oscuridad iba ocultando las estrellas del firmamento y continuaba acercándose.
Mientras tanto, en la estación enemiga, la perplejidad era palpable, era como si cada una de las personas pudiera sentirlo y en silencio contemplara su fortuna, su nave no respondería a los comandos ni podrían responder a tiempo, estaban congelados. A punto de ser embestidos, de pronto súbitamente, volvió la luz.
-Toda la energía a los escudos! -Gritó el almirante a cargo y presurosos oficiales intentaron reunir sus mermadas fuerzas en resistir aquel oscuro muro, cual noche profunda, que se cernía sobre ellos para sumirlos en el profundo sueño de los derrotados.
Pero era inútil, el crucero había alcanzado velocidad suficiente para ser peligroso, ya sea destruido o no. Y la munición disparada desde esta había terminado de destruir cualquier esperanza de resistencia, los impactos eran contados directamente en el casco.
Ninguno de los escuadrones desplegados tuvo tiempo para responder a la urgencia que se estaba desatando. Y aquellos que pudieron percibirlo en sus visores, sólo podían contemplar, en breve y angustioso silencio, semejante desenlace.
El crucero impactó de lleno en el costado de la estación, produciendo una gran destrucción, sólo para emerger del otro lado, junto a cientos de escombros, grandes y pequeños, que salieron despedidos al silencio.
Es difícil imaginar que pasó por la mente de los oficiales de aquella estación, segundos antes del impacto, habrían aceptado su destino o se habrían aferrado a luchar por sus vidas... me inclino a pensar que lucharon por sus propias vidas, porque la guerra no tiene bando y que hasta el último segundo lucharon con fiereza y no serían olvidados.
-Escuadrón Nitro reportándose, operaciones concluidas, reactores deshabilitados Señor.
-Unidades de rescate, misión completa, iniciando salto a zona segura -y rápidamente, 4 naves de rescate iniciaron un salto llevándose a todos los sobrevivientes de la estación de avanzada.
-Computadora, status - ordenó el capitán
-Sistemas en línea, integridad al 20% capitán, recomiendo un pliegue táctico. -sugirió la voz artificial.
-Misión cumplida, a todos los escuadrones, inicien repliegue a zona segura -respondió el capitán
Y los oficiales del puente comenzaron a a coordinar a sus equipos, los cuales, con presteza comenzaron a acoplarse a la nave principal, abandonando toda batalla y toda desolación.
-Repliegue completo, Señor
-Inicie salto a zona segura.
-Si, capitán - y la nave, que flotaba libremente, se reorientó y tras un breve resplandor, desapareció en el espacio, llevando consigo una mezcla de sentimientos y una revalorizada apreciación por la vida misma.
El capitán se dejó hundir en su asiento, tapó su rostro con su sombrero y dijo:
-Mañana no hay que venir a trabajar. - Y el primer oficial se rió brevemente antes de decir: -A la orden, capitán.
Caminaba a su trabajo como cualquier otro día, hizo una parada en una tienda y se compró un café y una empanada, estaba algo tarde así que sólo pagó y salió de la tienda. Como cualquier otro ciudadano se desplazaba rápidamente, miraba antes de cruzar la pista, esperaba cambiase el semáforo y daba pase a las personas de mayor edad.
Entonces a mitad de la pista mientras pasaba... todo se congeló.
No lejos de allí, en una casa en un tercer piso, un horno microondas comenzaba a dar pequeños saltitos, el niño de la casa, el único que estaba en la cocina tomando desayuno para irse al colegio, lo notó, se bajó de la silla y se acercó con su pan en la mano al microondas, casi podía jurar que se había movido y lo miraba detenidamente.
El niño no podía verlo, pero exactamente detrás del microondas, pasando los azulejos y el muro, en la calle, completamente oculto de la vista, se esconde un mundo oscuro en una dimensión paralela.
Una furiosa entidad intentaba entrar a nuestra realidad y luchaba frenéticamente por expandir el único acceso que había encontrado, era tan sólo un agujero de 1 milímetro, pero era más que suficiente y utilizaba todas sus fuerzas para forzar su entrada, pequeñas vibraciones volvieron a tocar al microondas y el niño sintiendo una inquietud dijo:
—mamá —dijo alzando la voz
—que pasa, ya terminaste? —gritó la mamá desde algún lugar de la casa
Entonces el pequeño agujero, de naturaleza irreal, teórica, comenzó a ceder a las fuerzas que con ira perforaban su entrada, era cuestión de segundos y alcanzaría salida, entonces el muro se rajó... El niño que seguía atentamente los movimientos del microondas, sintió una especie de golpe en el muro y se asustó, soltó el pan que cayó en el aire... pero sólo cayó unos centímetros antes de quedar totalmente quieto, congelado en el aire, en medio de la cocina y nada en aquella estancia se movía, ni había sonido alguno.
La criatura notó este cambio al otro lado del muro y dejó de golpear. De pronto, desde el horizonte un muro rojo que alcanzaba el cielo se venía sobre él a toda velocidad, como una gran ola que no ves a tiempo, y lo barrió todo, la calle, los autos, la casa, la criatura y siguió avanzando hasta perderse tras unos edificios lejanos.
Entonces la criatura lo supo, algo no estaba bien, se soltó de la pared y cayó 3 pisos hasta el suelo, como un animal que presiente algo, era como si una esencia en el aire le indicara que algo había salido terriblemente mal. Miro lo que pudo haber sido su salida, ya no había nada allí, era un muro cualquiera, sin agujero, y la ira recorrió cada uno de su nebuloso ser. Encontraría al responsable y lo destruiría, comenzó a avanzar por la calle, como un cruel sunami, volcando autos, postes, bancas, hidrantes, lanzando adoquines, ladrillos y pedazos de vereda y pista. No sabía que buscaba pero había algo que venía por la calle, así que siguió su vorágine de destrucción. Grandes trozos de pista caían en los autos, motos, casas, ventanas, como si un pequeño tornado hubiera azotado sin piedad la calle.
Entonces unos pasos se acercaron por la misma pista, era el mismo hombre de hace un momento y caminaba directamente a la tormenta, no llevaba nada en las manos, tan sólo caminaba, azotado por el viento. Y entonces, viendo al fin a su objetivo, a aquel que le había robado su única salida, la furia comenzó a correr hacia aquel hombre. Y justo cuando se lanzaba a alcanzarlo, todo su fantástico ser se estrelló contra algo, como si un muro transparente hubiera aparecido justo frente a él, fue como si un bus a toda velocidad se estrellara contra un macizo muro de concreto, la cosa permaneció allí, reticente a renunciar y comenzó a estrellar todo cuanto estuviera en su alcance contra el muro, pero nada lo atravesaba, el muro era inexpugnable.
El hombre levantó lentamente sus manos hacia la cosa y como quien sacude sus manos, extendió sus dedos apuntando a la cosa, la cual recibió un fuerte impacto de algo invisible que lo lanzó por los aires unos cuantos metros hasta estrellarse con un bus que estaba en la pista, la furia comenzó a girar sobre si, despedazando el bus y lanzando trozos directamente al hombre, pero sucedería lo mismo, todo se estrellaba contra el muro, sin importar que tan alto lo lanzara, sin importar que tan pesado era lo que lanzaba, entonces el hombre con las palmas abiertas, las bajó violentamente. Al hacerlo, el bus y la criatura sobre ella fue aplastado contra el suelo por algo masivo y plano, como si un muro invisible hubiera descendido directamente sobre él, empotrándolo al suelo y destruyendo todo lo que estaba cerca, el impacto fue tan fuerte que la vereda quedó ni velada a la pista levantando pedazos.
Entonces el hombre alzo las manos al cielo y sobre ellos un agujero pequeño apareció de la nada y se hizo inmenso hasta abarcar todo el cielo, y comenzó a absorberlo todo, comenzando por la tierra, piedras, ladrillos, bicicletas, motos, autos, pedazos de techos, árboles, pedazos del bus, todo comenzó a elevarse, incluso aquella cosa que se retorcía, entonces agitó lo que parecían tentáculos para asirse a cosas en el suelo, pero estaba siendo absorbido por completo hasta que no hubo a que aferrarse y continuó elevándose rápidamente hasta entrar en el agujero por completo, no sin luchar, como si estuviera siendo devorado por la oscuridad insondable del vacío. Entonces el hombre bajó bruscamente sus manos y tan pronto como apareció el agujero, se fue reduciendo y descendiendo más y más, hasta hacerse del tamaño de una pequeña esfera que el hombre recibió con las palmas abiertas hasta desaparecer totalmente en unas cuantas chispas.
Pero la calle era una desgracia y toda la zona donde había sucedido esta batalla estaba destruida; empero, reinaba el silencio. La persona no reparó en ello, simplemente dio media vuelta y regresó por donde había venido, hasta el cruce peatonal 3 cuadras abajo. Sorteó escombros hasta tomar la misma posición que tenía hace un momento. Y al volver, había una taza de café, una empanada y una mochila, suspendidas en el aire. Entonces el joven se deslizó la mochila al hombro, agarró como pudo la empanada con los dientes y juntó sus manos, como a punto de aplaudir y todo lo rojo del ambiente empezó a retroceder y pronto se retrajo hasta la casa donde volvió a aparecer el pan en el aire y el mismo niño, retrocedió más y todo lo destruido volvió a ser lo que era antes, la calle volvió a llenarse de autos, el bus destrozado y aplastado volvió a su lugar, lleno de gente, y aquel espacio continuó retrocediendo hasta que apareció un borde, totalmente liso, como un muro que volvía y del cual aparecieron cuatro costados. Era un cubo gigante que se iba reduciendo y que se hizo pequeño hasta caber en la mano del hombre, que lo atrapó entre sus manos desnudas y en un suave aplauso desapareció. Y al hacerlo, el tiempo volvió a avanzar, el semáforo peatonal siguió sonando y el café cayó al suelo, un pequeño sacrificio, sólo aquel hombre lo sabría, pero siguió caminando, terminó su empanada y continuó su camino hacia el trabajo con total normalidad. Sólo era un día cualquiera.
No muy lejos de allí, el niño siguió mirando el microondas, ya no vibraba, entonces la madre entró a la cocina y le dijo: —Ya? apúrate que ya viene la movilidad!, que estas haciendo ahí perdiendo el tiempo, recoge tu pan! —y el niño, medio extrañado, recogió su pan, se encogió de hombros y continuó su desayuno. Todo continuó en la absoluta tranquilidad del día a día y nadie nunca supo los sucesos que tomaron lugar instantes atrás.
Su nombre era Marianna, era alta y simplemente hermosa, verla por primera vez hacía que uno hinchara pecho y comenzara a soñar.
Recuerdo cuando apareció en mi clase, acababa de ingresar a esta empresa y estaba en clases de capacitación, era una fábrica de software y los clientes con los que trabajaba eran muy exigentes, por tanto los estándares que seguían eran rigurosos y sus productos, de última tecnología.
Yo, emocionado por esta gran oportunidad, prestaba mi total atención a los cursos, exposiciones y documentación, le ponía ganas, como se suele decir y en medio de mi lucha personal por enfocarme, por el rabillo del ojo veo que aparece esta señorita que en sólo un par de segundos, cambió mi perspectiva de ser un gran profesional a convertirme en su imaginario y potencial compañero de vida.
Mariana simplemente llegó a nuestro piso y lo puso de cabeza, dudo que algún chico de aquel grupo de capacitación no notará semejante aparición y todavía llamó más mi atención cuando el expositor pidió recibamos con atención a la Ingeniera Mariana, del equipo de Transacciones y Operaciones, sobra decir que pidió atención, cuando ya la tenía toda.
Entonces, la cautivante Marianna cargó una diapositiva y comenzó su exposición describiendo las operaciones y tareas que desarrollaba dentro del equipo de Transacciones, luego explicó la importancia del lenguaje COBOL y los parámetros de funcionamiento de algunos sistemas que se manejaba en la empresa. Debo confesar que aparte de lo hermosa que era, ver que trabajaba a un nivel tan complejo, a mi personalmente me deslumbraba y atraía más.
Mariana era una chica normal, honesta, sincera, no se complicaba en sus explicaciones, dominaba su campo de especialización y era criminalmente hermosa. Sonreía tontamente y se metía en tu corazón con una facilidad que asustaba.
Fue gracioso que cuando terminó su exposición de apenas 20 minutos, recibiera una ovación por parte del auditorio, supongo que era de esperarse.
Luego de este episodio, no pude interactuar con Marianna durante un tiempo, me destinaron a un equipo diferente, pero desde aquella presentación, yo, literalmente construía realidades donde aquella semidiosa y mi humilde persona tenían una relación, y no me refiero a un mero encuentro físico, no, yo imaginaba seriamente la posibilidad de ser algo para ella.
Recuerdo que, lo que más me gustaba de esta señorita era que ella no usaba este superpoder, no era pretenciosa, no cautivaba adrede, no era coqueta y ese desconocimiento de su potencial de daño la hacía, a mi parecer, incluso más atractiva de lo que realmente era.
Según podía apreciar, era amiguera, conversaba con varias personas y siempre estaba ocupada, la veía todos los días buscar agua caliente y prepararse un café, por lo que según parecía, era friolenta. En varias oportunidades la vi con chalina y un par de veces hasta con guantes, y es que la oficina donde estábamos, de altas ventanas, era particularmente frío.
Un par de veces me topé con ella, pero dramáticamente no sabía que decirle, en mi cabecita me preguntaba, qué de interesante tenía yo para decirle, qué le interesaba, cuáles son sus gustos, no tenía nada, ni la menor idea y gracias a ello, mis intentos de acercarme, que ya de por si eran escasos, se redujeron aún más.
Dudo siquiera que Marianna haya reparado en mi existencia, sólo podía contemplarla allí, inalcanzable, como cuando una polilla admira un potente foco led y soñar. Temía además, que al acercarme, pudiera simplemente arder en llamas. Y era verdad, no sabía nada de ella y es que el trabajo que realizábamos en realidad no daba muchas oportunidades de saber de otras personas, interesarse en ellas con tal nivel de presión era ciertamente difícil, y si a eso le añades que yo no era precisamente un actor de novela, pues, me convertía en un candidato firme al olvido.
La miraba reír en la distancia e intentaba escuchar qué le decían, qué la hacía reír, quería hacerlo yo, pero sólo escuchaba cosas de otras personas, de cosas a las que yo no tenía alcance, o recursos o supiera siquiera que existían. Y es que había una diferencia, Mariannita tenía 5 años más que yo y aunque eso no afectaba mis fantasías de tener una relación, me hacía replantearme seriamente cuales eran nuestros objetivos de vida, me hacía entender las diferencias e incompatibilidades aparentes en gustos e intereses, y también me aterrizaba la figura de que, iniciado algún tipo de contacto de mi parte, fuera rechazado por ser simplemente un chibolo enamorado que no tenía más que ofrecer. Y es que, comenzando, yo no era particularmente... solvente, mi sueldo no era competitivo y con esa limitante las opciones que yo podía ofrecerle se reducían a una salchipapa y quizá una gaseosa. Sé que es un poco pretencioso pensar que todo lo que una persona puede ofrecer se limita al tamaño de sus posibilidades económicas y en cierta forma, tienen toda la razón, especialmente si Marianna era todo aquello que yo decía que era.
La verdad era que, yo, no creía que tuviera oportunidad alguna, así de simple. Y al no creerlo, no me adentraba en el campo de lo milagroso, no alcanzaba aquella tierra prometida que sólo los valientes logran arrebatar.
Pero entonces, un día cualquiera, cuando ya había perdido toda esperanza, me pasaron una fotografía, era la mismísima Marianna y estaba disfrazada de un famoso personaje femenino del anime. Y aquí es donde me doy cuenta que, yo también soy un otaku, que tenemos algo en común y que podemos hablar de algo al fin! Sólo un momento de brillantez, antes de caer nuevamente en cuenta que, aproximarme para tener una conversación de animes era un reto. Cómo lograr semejante proeza, si tan sólo tuviéramos el medio de conectar sin tanto ambiente de trabajo, una pausa podría lograr el inicio de muchas cosas y en mi cabecita las preguntas se arremolinaban y comenzaban a tomar formas ideas locas, ideas valientes e ideas descabelladas. Y también, debo admitir, fuertes pensamientos contendientes. De pronto me vi sumergido en una pequeña e invisible batalla mental, podrían las fuerzas de la relación basada en el interés común del anime ser suficientes para derrotar al estigma de la diferencia de edad? Considerando mis endebles capacidades financieras, tendríamos nosotros algún futuro juntos? Y es que, si bien contaba con algo de experiencia ya que mi ex-enamorada tenía 3 años más que yo, esto me recordaba que habían ciertas diferencias identificables, por lo que, con Marianna definitivamente pasaría algo similar, habrían diferencias. Lo que no lograba determinar en mi cabecita era, cuales serían las dimensiones de estas diferencias? podrían derrotarse? podrían aceptarse?
Y así, inmerso en inmensas dudas, mayormente debidas a la falta de confianza, alicaída economía y la diferencia de edad, me quedé contemplándola, inalcanzable, como si flotara a voluntad en medio de las estrellas y yo, estuviera varado en un asteroide que va a la deriva.
Recuerdo haberme quedado mirándola pasar por su habitual café e imaginar en silencio en que clase de hombre me convertiría si tuviéramos una relación, o dicho de otra forma, que clase de hombre debería ser yo para al menos despertar alguna clase de interés. No pude evitar pensar en alguien fundamentalmente con dinero, bien vestido, de cuidado aspecto y elegante porte; creo humildemente que en el aspecto intelectual si daba la talla, pero en lo demás, aún estaba en pañales. Recientemente me había redescubierto a mi mismo y no hace mucho había recibido una nueva oportunidad de seguir adelante en la vida, había alcanzado verdad, derribado ilusiones y había, con todas mis fuerzas, decidido cuidar mi corazón.
Y en ese escenario de cambios y más cambios, me planteaba la idea de alcanzar a la ideal, a la que buscaba desde que tenía uso de razón, a la compañera, a la ideal... me preguntaba si esta señorita podría ser ella, pero cómo descubrirlo sin mediar valentía, cómo lograrlo y no morir en el intento. Estaba totalmente consciente que, enamorarse, fantasear, implica pintar un cuadro sobre otra persona, como establecer una pantalla invisible sobre la que nosotros pintamos nuestras ilusiones, deseos, esperanzas y expectativas. Y estaba consciente de que el amor, o al menos el amor que yo pretendía alcanzar iba más allá de unas cuantas situaciones románticas, buscaba un amor real, real con todas sus letras, de la clase por el que tienes que luchar, no el que engancha sino el que sostiene, el que influye, el que se añeja y le da verdadera razón al compromiso, al coraje, hablo de un amor pleno y real.
Pues muchas veces vemos a una persona y nos gusta, queremos estar con ella, nos preguntamos como lograrlo, argumentamos, buscamos, cambiamos, hacemos mil cosas, pero no nos paramos a pensar si realmente podemos estar con esta persona, sin sobrepensar en las distintas realidades, diferencias y economía, esta diferencia por sutil que sea tiene un costo, se nota mayormente en la edad, pero es un poco más profundo que ello y tenemos que hacernos seriamente la pregunta, puedo estar con esta persona? Y aunque parezca simple, es una pregunta compleja por que te obliga a detenerte a pensar cuando uno simplemente no quiere detenerse a pensar, al menos yo no quería pensar, por que sabía la respuesta y sabía la respuesta porque durante años había sabido que quería y ahora, en los últimos años de mi vida, había aprendido a refinar mi búsqueda, sabía que quería y sabía que estaba buscando...
Y Mariannita, aunque era bella en múltiples formas, no tenía aquello que yo buscaba, y eso era lo que me detenía realmente de dar el salto, de propiciar encuentros, de hallar conversación, de entrometerme intencionalmente en su vida. Era claro ahora, yo no estaba decidido por ella, por tanto, no fui por ella. Con esto no quiero decir que, de haber querido podía ir por ella y conquistarla, no, con esto quiero decir que si bien mi corazón podía enamorarse, si bien mis cálculos podían animarme, yo, no iba a saltar a la piscina sólo por eso. Yo sabía que es lo que quería y Mariannita no era ella... no era la ideal.
Entenderlo me costó todo y sinceramente, me dio paz.
Era la paz que te da entender tus actos, era la paz que te permite vivir con tus decisiones.
Era la paz que te permite simplemente aceptar, soltar y seguir avanzando.
Y así, un jueves cualquiera pude conversar con Mariannita sin miedo, casualmente coincidimos en el café y tuvimos una breve charla, amena... Era como siempre, buena amiga y bella... nos despedimos y simplemente seguí adelante, a seguir buscando. Mariannita se quedó preparando su café y mirando aquel extraño flaco de conversación interesante, y en silencio, subrebticiamente y sin decírselo a nadie, tuvo un ligero y genuino interés.
-FIN-
Información de último minuto: Observatorios de la NASA, Unión Europea, así como varios puntos de investigación alrededor del mundo confirman un comportamiento inusual en nuestro sol, se prevee que las llamaradas solares alcancen la tierra el próximo 3 de diciembre, es decir en 3 días.
Ampliaremos la información conforme se vayan produciendo —la presentadora hace una pausa mientras recibe una hoja y mira nerviosa el prompter, entonces continúa: —La noticia que ha impactado a millones de personas ha producido una serie de enfrentamientos entre las fuerzas del orden y numerosas sociedades civiles, personas de toda clase, rango, estatus salen a las calles, la noticia en directo, adelante Marcos, dime que está pasando.
—Buenos días Vannia, en directo desde la plaza de armas de Lima donde las fuerzas del orden han desplegado un cordón de efectivos policiales y a fin de mantener a raya a los manifestantes que se vienen congregando en las inmediaciones de la plaza principal. Asimismo, mediante comunicado oficial, el presidente de la nación dará un mensaje a toda la ciudadanía hoy a las 8 pm... —de pronto, el humo comienza a alcanzar al periodista, quien toma un pañuelo y se cubre el rostro para poder respirar, entonces se empieza a ver personas correr en el fondo, huyendo de los gases lacrimógenos —Tenemos que retirarnos Vannia, esto se ha puesto muy... —entonces se corta la transmisión y volvemos a ver a la presentadora quien entra en escena recibiendo una hoja y volviendo a ver el Teleprompter para luego continuar —Nos informan en estudio que hemos perdido la comunicación, esperamos se encuentre bien... —Suspiró, ordenó sus papeles y continuó diciendo: —Esta situación se repite en varias capitales del mundo, donde millones de personas están saliendo a las calles y causando desmanes —entonces entra en escena varios vídeos de capitales del mundo, mientras la presentadora continua: —como en Japón, donde miles de personas se agolpan a los templos o viajan a las montañas para ponerse a salvo, en Italia, miles se congregan en la plaza mayor de San Pedro para orar y atender a las palabras que del sumo pontífice, que en su mensaje llama a abrazar la fe y hacer las pases con sus seres queridos.
Sin embargo, esta situación no se repite en países como Alemania, Suiza, Moscu, Francia y España donde se ha declarado toque de queda y los gobiernos han desplegado sus ejércitos para controlar a la población. Similar situación se repite en casi toda Sudamerica donde países como Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Colombia y México han adoptado esta misma medida y se espera que el presidente Martínez proclame el toque de queda a partir de hoy...
Entonces, alguien apaga el televisor con el control remoto y lo lanza sobre una mesa, donde hay varias otras cosas típicas de las mesas familiares, como jarras, azucareras, sal, servilletas. Luego, la misma figura reaparece llenando una maleta con ropa, enseres de limpieza y un par de cuadernos, lleva prisa pues apenas y revisa que está guardando. Luego colocándose la mochila al hombro coge un par de cosas más y llena una botella con agua de la jarra de la sala, la cierra y coloca en su mochila. Cerró la puerta con llave y bajó las escaleras que dan a la calle, en la calle, no había nadie, eran las 10 am, así que caminó hasta el terminal, no necesito llegar, habían varios autos saliendo de la ciudad, intentaría tomar un bus, sino una VAN o un auto, algo que lo lleve a la ciudad donde estaba su familia.
Finalmente encontró un bus, que agarró al vuelo y subió, el bus comenzó su viaje, todo parecía normal, a pesar de saber que en unos días, todo podría desaparecer, el bus viajó todo el trayecto hasta estar cerca a la ciudad, donde una fila interminable de autos, buses camiones y otros automóviles estaban detenidos, era un caótico embotellamiento, todos querían salir y todos quería entrar a la vez de aquella convulsionada ciudad, pero a donde correr, a donde huir, sólo se podía ver gente asustada apurando el paso.
Dios sabe donde irían. Entonces se bajó del bus, se puso su mochila, un gorro y continuo su viaje a pie, eran sólo unos cientos de kilómetros, pero de nada le serviría quedarse en el bus, no avanzaría más, así que continuó... pronto, muchas personas estarían andando justo como él, por aquí y por allá podían verse pequeñas unidades del ejército, de 5 a 10 soldados, plenamente equipados y parapetados sobre un par de autos blindados y tanques, la situación había llegado a tanto? se preguntó en silencio mientra continuaba su viaje...
En el camino encontró a varias personas, ancianos, jóvenes, niños con sus padres, mascotas de todo tipo y aparentemente personas de toda profesión, ciclistas, motorizados, así también encontró varias motos abandonadas al borde del camino, algunas realmente caras, pero todas sin combustible, siguió caminando hasta que llegó a una parte de la vía que era descendente, y como nadie más lo había intentado, pensó que podría cortar camino por el abismo que se extendía a sus pies... después de todo, podría ahorrarse un par de kilómetros si simplemente bajaba con cuidado, así que lo intentó... los primeros pasos de la pendiente fueron lo más difíciles, pero luego encontró que el terreno se nivelaba y que no necesitaba más apoyo que sus buenos ojos para ver donde pisar terreno firme.
Cuando volteó encontró que muchas personas lo habían seguido y ahora había un nuevo camino, no era fácil al comienzo, pero podía cruzarse con cuidado y empeño que la juventud y adultez podían ofrecer. Cuando llegó a la vía principal se volvió a unir al grupo de viajeros, eran las 3 de la tarde, el paisaje había cambiado un poco y se podía ver que entraban a un valle, en cuyo comienzo había un peaje, o bueno, hubo un peaje, ahora sólo habían restos calcinados de lo que eran oficinas de control vehículos, no quiso imaginarse que pasó aunque no era verdaderamente difícil lograrlo.
Pasó con los ojos muy abiertos porque aún habían bomberos luchando contra las llamas, valientes hombres que aunque el mundo estuviera ardiendo, continuaban con su labor. Siguió andando, hasta que llegó a un puente donde varios autos estaban atrapados sin poder avanzar ni salir, sus dueños tiempo hacía que habían abandonado los vehículos, pero permanecían allí testigos de una espera que pudo hacerse eterna.
(...)
Durante 2 días el papá caminó y caminó hasta llegar a la ciudad, la gente corría, no llevaban nada y pensó que tal vez no era necesario que llevase algo tampoco, así que tiró su mochila, después de todo, sólo eran cosas y siguió andando —tengo que llegar —se decía mientras avanzaba, quedaba poco tiempo.
(...)
Llegó a la casa y encontró a todos asustados, sus dos hijos corrieron a sus brazos, luego su esposa y se abrazaron, los tres días habían pasado y las noticias en la televisión eran alarmantes, decidieron apagar la televisión hace mucho tiempo y entonces comenzó.
Salieron todos al patio de la casa y vieron como en la suprema distancia, los montes nevados de la cordillera simplemente desaparecían en lo que parecía una brisa dorada que barría todo en la distancia, tan sólo fueron segundos y donde antes estaba una cadena montañosa con sus montes nevados ahora sólo se veían columnas de humo que se levantaban hasta el cielo, sin duda alguna esa dorada y mortífera brisa se acercaba, hubo un temblor y todos se estremecieron, se abrazaron, los niños comenzaron a llorar de miedo, quién no lo tendría frente a la ineludible certeza del final, era un espectáculo sobrecogedor, la creación misma estaba dejando la existencia para sumirse en los recuerdos...
Entonces el padre, se arrodilló, tomó a sus dos pequeños y los vio directamente a sus ojitos llorosos y dijo: —no tengan miedo, aquí está papá —la niña quería voltear y seguir viendo lo que se aproximaba, pero el padre trajo a si su rostro y le sonrió, entonces dijo: —te amo hijita, eres la niña más maravillosa que existe y estoy muy feliz de ser tu papá —la niña lo miró y medio en susto quiso decir algo, entonces el papá continuó —no tengas miedo, eso que viene es sólo un viaje, una luz que va a venir a nosotros, pero te prometo que estaremos juntos, aquí, los cuatro, siempre, no estarás sola, no te dejaremos sola, aquí estoy yo, tu mamá, tu hermanito, contigo y todos juntos vamos a entrar a esa luz... no temas.
—Acarició sus cabellos y le sonrió con genuina felicidad, entonces brotó una lágrima y dijo: —te prometo que cuando la luz se vaya, estaremos juntos y vamos a reír, vamos a bailar, vamos a estar todos juntos, tu, yo, tu hermanito, tu mami, los abuelitos y vamos a cantar... ok? —Si papi dijo la niña y lo abrazó fuertemente. Entonces miró a su pequeño hijo, todavía estaba aprendiendo a hablar pero sabía que entendía todo lo que le decía, así que le dijo mirándolo —eres un niño valiente, un campeón, mi hijo, te amo mucho y estoy muy feliz por ser tu papá, no tengas miedo, ven aquí, a mis brazos, ven, estamos bien, estaremos bien todos, tranquilo —y el niño abrazó a su papá, hundiendo su rostro en un abrazo.
Entonces la mamá los abrazó también y los cuatro se abrazaron fuerte mientras aquella luz iba incrementando, el papá le dio un beso a su esposa y le dijo: —eres la mejor esposa, te amo mucho, eres más de lo que podría haber merecido, siempre te he amado y siempre te voy a amar —la esposa no dijo nada, sólo sonrió y dijo: —los amo mucho, eres un buen esposo —besó nuevamente a su esposo y luego besó la cabeza de sus hijitos. El papá podía ver la dorada brisa acercarse, ya había barrido kilómetros de ciudad y se acercaba a ellos con una velocidad tal, que pronto serían alcanzados, sólo eran segundos, entonces el papá se encontró tenso, y no quería transmitirles eso a sus hijos, así que se relajó y rió a propósito, fuerte, sonoro, una risa completamente ajena a lo que le estaba pasando al mundo, sus hijos lo miraron y les dijo: —no tengas miedo hijito —le sonrió graciosamente —no tengas miedo hijita, aquí estamos todos juntos —le sonrió y se abrazaron fuerte los cuatro —no volvió a levantar la mirada para ver lo que quedaba del horizonte.... sólo dijo —Gracias Dios, has sido bueno, has sido muy bueno, nos has cuidado y nos has dado tanto... La luz fue incrementando y como si todo esperase una última frase suya, afirmó: —Gloria a Dios... Entonces la luz finalmente se hizo presente y como un rayo, los alcanzó.
Que les pasó a sus cuerpos, a su casa, a la ciudad, que le pasó al planeta, tu lo puedes imaginar, pero esta no es una historia de eso, es una historia de lo que pasó después que la luz los envolvió.
El papá, estaba un poco confundido, no sabía que estaba sintiendo, así que abrió los ojos y vio todo blanco, como si una densa neblina se expandiera en todas direcciones, no había horizonte, entonces bajó la mirada y encontró allí a su familia, sus pequeños, sonrió y lloró, sonrió y los abrazó más, agradeció, agradeció y finalmente con alegría y lágrimas dijo: —Abre tus ojos hijita, abre tus ojos hijito, mira, mira donde estamos! —la esposa también había abierto los ojos y los 4 miraban a todos lados, asombrados, dónde estaba su casa, donde estaba la luz, entonces notaron sus ropas, blancas, de lino, cómodas y se vieron a si mismos, limpios, felices, juntos.
¿Dónde estamos papi? —dijo la pequeña mientras los miraba con ojos sorprendidos. Pues era verdad, su papá le dijo que no tengan miedo, que estarían bien y así fue!
Estamos en el cielo hijita —respondió el papá y le dio un besito en la frente —En el cielo? —Si! —dijo el papá y la mamá sonreía y agradecía entre lágrimas.
Vamos a conocer a Jesús, papi? —dijo la pequeña sosteniendo su vestidito blanco
—Si hijita, vamos —respondió el papá mientras miraba a su hijito y le decía: —vamos Hijito, vamos a pasear —el niño sonrió y se alegró.
Se incorporaron los cuatro y pronto empezaron a aparecer más personas como ellos, todos vestidos de blanco, y salidos de la nada empezaron a aparecer árboles, montes, pastos, un cielo azul y vieron personas que se acercaban, entonces el niño dijo:
—Abuuuu y los cuatro vieron que los abuelitos y los tíos estaban allí y se acercaban a ellos, la niña corrió y la abuelita también corrió a su encuentro, se encontraron y abrazaron entre sonrisas, los abuelos alcanzaron al niño que corría a ellos y lo levantaron en el aire y lo abrazaron, atrás quedaron los dolores y cansancio, todos se reunieron y se abrazaron, estaban felices y a su alrededor la misma escena se repetía, familias enteras se encontraban y reencontraban, entonces el papá notó una potente luz y no lo podía creer, la Luz estaba en un monte y era un persona, y lo supo.
—Papi, quién es ese hombre —dijo la niña, señalando la fuente de luz.
—Ese es Jesús hijita y nos está esperando, vamos? —respondió el papá con una sonrisa y aún sorprendido continuó: —Si!, vamos a conocer a Jesús —Y miró a todos que acababan de darse cuenta de lo que significaba y de la mano de sus padres y junto a sus abuelos los niños y su familia comenzaron a caminar hacia aquella figura que abría los brazos y brillaba más que el mismo sol...
Todas las personas comenzaron a caminar hacia la luz, tan clara y cálida, no dañaba la vista sino que daba gusto, te llenaba, era como si nos cargara de poder, pero no íbamos por el poder, íbamos porque sabíamos quién era y verlo llamarnos nos hacía correr...
Era la esperanza personificada, llamándonos a las respuestas, llamándonos a su encuentro.
Entonces se levantó de los restos del edificio, los que cayeron pesadamente alrededor suyo. Dirigió una fría mirada al cielo, limpió la sangre que salía de sus labios y saltó directamente al cielo, hacía algún punto no visible. Voló directamente a la nada hasta que una figura apareció en el camino, sorprendida. Y quedó sorprendida cuando aquel que saltó se abalanzó sobre él propinándole un tremendo golpe, golpe que lo lanzó a unos edificios abandonados, atravesándolos todos y provocando su desmoronamiento.La figura en el aire permaneció allí, el aire movía sus ropas hechas jirones y su cabello ocultaba su rostro. Estiró su brazo al vacío y un humo negro se extendió desde la palma de su mano, un humo ralo que fue haciéndose consistente hasta formar una larga espada negra. Entonces, donde los edificios terminaban de derrumbarse, una explosión terrible lanzó todo por los aires y en el centro estaba aquella forma, tenía 4 brazos fornidos, cuernos y profería una gran cantidad de gritos. Saltó directamente al ser que flotaba, sediento de sangre y lleno de ira cuando de pronto se vio cayendo al vacío, en muchas partes, ni siquiera llegó a alcanzar la figura y su vida ya se iba discurriendo mientras caía. Que había pasado, cómo lo hizo, no se percibía movimiento alguno en él, pero mientras caía, notó que la forma ya no tenía una espada en sus manos. Cayó pesadamente, y sus restos destrozaron algunos techos.
La cabeza rodó tras un muro y quedó tendida de lado viendo una ventana, cuya luz se iba oscureciendo en la muerte, seguía preguntándose que había pasado cuando de pronto, oyó pasos y unos pies descalzos, se acercaban suave, confiadamente y decididos, como quien se acerca a un insecto, indefenso y nauseabundo. Hizo un esfuerzo y levantó la mirada, lo que le quedaba de vida se terminaba ya cuando lo vio, era la misma figura del cielo, pero ahora él lo miraba desde abajo, más abajo de lo que le hubiera gustado admitir y quiso decirle algo, cuando una fría hoja metálica atravesó su cráneo hasta salir por el techo de la planta inferior poniéndole fin a la luz que percibían sus ojos. Volvería al descanso? no, esta vez se sumergiría en el olvido.
De pronto, la fría hoja se evaporó como humo negro en el viento y los pies descalzos dieron unos pasos mas antes de también desaparecer en la noche y el silencio.
La primera vez que vi uno de esos seres, yo estaba en mi trabajo y aún no termino de creerlo.
Visto bien, no había nada raro en lo que estaba viendo a no ser porque había un tanque rotoplas andando, tenía los fierros de su base como si fueran sus piernas y brazos.
Repentinamente se levantó de donde estaba y comenzó a caminar en los techos de las casas que estaban al lado de mi oficina. Yo estaba en un cuarto piso y tenía una gran ventana frente a mi escritorio y lo vi, caminó lentamente y se acercó a la cornisa, supongo yo que a ver pasar los carros y se quedó allí, con los brazos posados sobre el muro de una casa, simplemente mirando la calle, los autos pasar, la gente, como si fuera un viejo que se levanta después de agarrar calor para ver la calle.
Imposible que fuera, se movió, era un tanque de 700 litros, que giraba como cual cabeza, para mirar bien todo lo que sucedía en la calle, eran las 3 y 25 de la tarde, en un día claro y no había duda, no estaba soñando, ni alucinando siquiera y nadie se daba cuenta, en la calle todos seguían apurados en sus vidas, nadie levantó la vista y nadie vio nada inusual que contar, pero yo si lo vi y seguí mirando mientras aquello contemplaba la vida pasar, casi como una persona
No era un comportamiento inusual, sin mencionar que estamos hablando de un ser humanoide de poco más de 3 metros de altura, cuyo cuerpo está hecho de fierros y su cabeza de un rotoplas y que aparentemente estaba vivo.
Que se haya levantado a ver las cosas en la calle denotaba inteligencia y que sepa exactamente donde pararse denotaba familiaridad, entonces pensé que tal vez no era la primera vez que lo hacía, aunque nada más se movió aquel día.
De pronto, se soltó del borde y comenzó a regresar sus pasos hasta que llegado a un techo con varias macetas y plantas, simplemente se "sentó", y bueno, volvió a la forma normal que conocemos, al costado de un asiento de jardín y así sin mas, en el total silencio del desconocimiento la vida continuó su curso.
Que sería aquello y quién creería mi absurda historia.
Entonces llegó el turno de la figura mortal, dirigió una sonrisa a su familia y soltó la mano de su esposa. Oscura figura, empequeñecida por el lugar donde se encontraba, dio pasos cortos, humildes y se acercó lentamente. Se detuvo frente a un ser de luz enorme sin facciones, quien de alguna forma le devolvía la mirada y aguardaba.
Y ante la mirada inquieta de la figura mortal, el ser de luz, con voz profunda y calmada le dijo:
—Bienvenido hermano, te voy a devolver tu forma verdadera —y levantó una mano hacía la pequeña figura, ofreciéndosela.
Por la mente de la figura pasaron varias cosas, pero de todas ellas, la pregunta que lo asaltaba era:
—¿Verdadera forma? No entiendo. —dudó por un segundo pero aún así extendió su propia mano y tocó brillante mano del ser de luz, entonces preguntó: —Qué pasará conmigo? ¿Qué pasará con mis recuerdos, con lo que soy ahora?
Y la voz calmada respondió: —Tu, seguirás siendo tu, sólo te devolveré los recuerdos que voluntariamente olvidaste al partir.
Entonces, la figura oscura asintió con la cabeza, la brillante criatura de luz no irradiaba otra cosa que no fuera paz y la figura en un acto de inusitada confianza, cerró los ojos y tocó la mano extendida.
De pronto, visiones sin fin empezaron a correr en sus pupilas, pastizales, lagos, campos abiertos, cielos extraños, colores desconocidos, mundos diferentes, universos, estrellas, formas fantásticas, destellos danzando en la oscuridad, fuego y finalmente un cielo estrellado, infinito por donde se mirara.
Parpadeó y una lágrima recorrió sus mejillas, parpadeó un segundo más y se encontró contemplando sus propias manos, pero no las reconoció.
Se volvió a su familia que lo seguía con atención, intrigados en lo que pasaba y ligeramente asustados.
La pequeña figura mortal tenía una mirada ensombrecida por un suave tinte de tristeza, pero salpicada ademas con un ligero tono de poder, pero tras parpadear nuevamente los volvió a mirar con los mismos ojos de amor de siempre, y dejando que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro, los tranquilizó.
Entonces la pequeña figura mortal extendió sus brazos al cielo, como levantando una alabanza, dio un sonoro suspiro, cerro sus ojos y comenzó a brillar como el mismo ser de luz a su costado. Y comenzó a crecer como un pequeño brote que sale de la tierra y se desarrolla velozmente hacia el cielo.
De pronto, debajo de sus brazos extendidos apareció otro par de brazos que también se extendían al cielo, mientras se estiraba hasta alcanzar el mismo porte que el ser de luz. Ya no era posible ver sus facciones ni mucho menos identificarlo con la figura mortal que hace momentos era, ahora sus rasgos y el resplandor que emitía, era diferente, era como apreciar el desarrollo de las alas de una mariposa que acaba de emerger, y con su suave brillo, como midiendo su propia potencia, comenzó a flotar.
La familia sorprendida no sabía que pensar, ni mucho menos entender que estaba pasando frente a ellos, cuando de pronto el primer ser de luz les dijo: —Tranquilos —y habiendo llamado su atención, en tono dulce añadió: —Tu esposo sigue siendo tu esposo, su padre sigue siendo su padre, sólo ha vuelto a ser lo que era antes— y mientras la familia procesaba sus palabras continuó: —miren, ya está volviendo.
Entonces el nuevo gigante de luz comenzó a encogerse rápidamente hasta desaparecer en una nube de luz salida de la nada, de donde salió caminando el mismo hombre mortal que hace momentos se había transformado, llevaba ropas blancas y levantando sus brazos los llamó diciendo:
—Tranquilos, aquí está papá, aquí estoy —y al instante, corrieron a abrazarse, aún con preguntas en sus corazones pero gustosos del reencuentro, ya habría tiempo para las explicaciones, pero ahora tocaba el gozo, el abrazo, la sonrisa, la alegría, la alabanza, la más pura y absoluta Gratitud.
Estar juntos lo era todo y el ser de luz les sonrió.
Hola papá, cómo estas? El tiempo y la vida nos ha separado un tanto y ahora que veo a mis propios hijos crecer, me veo más como creo que te vías a ti mismo y voy entendiendo algunas cosas que estoy seguro en su momento entendiste.
Como el "siempre te voy a amar hijo" que yo mismo le digo a mis hijos, pero ahora comprendo, ahora te comprendo.
Pasa el tiempo y nos hacemos más distantes de nuestros propios padres, en lo que vamos convirtiéndonos en padres de nuestros propios hijos. Y ellos, en la inmensidad de su mirada no tienen ojos ni sentimientos para otro ser más maravilloso que su padre, a quien extrañan, a quien anhelan, a quien quieren aplastar, con quien quieren jugar hasta quedar dormidos de cansancio.
Y ese pequeño conocimiento, si dejas que toque tu ser, te mostrará que no es tiempo de jugar cartas, que atrás quedó el tiempo de perder el tiempo, que tu vida ya no es sólo tu vida, en lo que te vas volviendo la sombra de tus hijos, su sueño de futuro, su anhelo y no puedes simplemente ir por ahí prometiendo aquello que no puedes cumplir, es preciso, como padre, abrir camino, sentar las bases, pelear y ser violento en alcanzar aquello que sólo tú, en tu posición de padre, puedes conseguir.
Y así es la vida, muchas veces, independientemente de los recursos, será negra, será gris o será de algún color nada placentero y necesitas pararte allí, plantar cara y mostrar por qué recibiste el título de papá, sólo mira sus rostros, sólo mira la esperanza de su corazón, si fallas tú, si falla tu corazón, quién consolará el suyo, quién más podría ser el papá todopoderoso, quién más podría ser el héroe o el villano, quién más podrá tomar la responsabilidad del papel principal, quién más podrá levantar la voz, extender las manos, curar las heridas, lastimar, quién más les enseñará la misericordia, el asombro, las sonrisas y la vida misma.
Quién más tomará sus manitos y las envolverá en la promesa de un futuro para ellos...
Quién más sino su padre, por eso hoy que te enardece el corazón, recuerda que no es quien fue nuestra sombra, sino aquellos de quienes hoy formamos parte, aquellos que algún día no te necesitarán porque podrán volar, aquellos por los que vale la pena ser valientes, ser ejemplo, tener fe y luchar, aquellos en quienes hoy, escribes su futuro.
Siempre te voy a amar, y más aún...
Mi pequeño valiente!
Abrazó fuertemente a sus hijos, los miró atentamente a cada uno y dio la vuelta.
La oscuridad se cernía sobre todo lo que amaba con voraz impaciencia. El mar, había perdido su marea y la tranquilidad de sus aguas arrebataba las esperanzas más brillantes. El viento huía y un rumor se expandía inquietantemente.
—Esperanza, donde quiera que te escondas, muestra tu rostro— pensó en silencio contemplando el abismo.
Entonces se volvió y sostuvo las manos de sus hijos y arrodillándose lentamente los miró a los ojos diciendo: —Te amo hijita— y tras unos segundos —Te amo hijito— Estaban asustados y llorosos, entonces forzó una sonrisa irracional y les dijo: —Papá se hará cargo, tranquilos, ok?.
Y fue instante suyo, breve, lo que demora el caer de una gota de rocío.
Entonces los soltó suavemente y se puso en pie, dio un paso hacia atrás y enfrentó al abismo, todo su ser comenzó a flotar directamente al vacío, estaba literalmente parado en el aíre, puños cerrados, ojos bien abiertos. Una brisa extraña y lastimera emanaba de él, de sus manos, de sus ojos, todo su ser estaba exento de lógica, se había despedido de lo único que lo hacía humano y ahora se dirigía a hacer lo más humano que en sus miles de años de vida había hecho.
Se lanzó directamente a la amenazante oscuridad, quería mostrarles algo a sus hijos, que no lo perdían de vista. Quería mostrarles como un adulto se hace cargo de aquello que los excede, lo que hace un padre cualquiera.
Aunque él no fuera algo particularmente común, ni antes, ni ahora y lo que hacía era simplemente ilógico.
Extendió los brazos y tomó los extremos de los cielos, como si se tratara de óleos pintados en una pared invisible y simplemente los arrancó de su lugar... Un grave murmullo, una luz enceguecedora, un sonido vidrioso y derrepente ya no había nada, ya no estaba allí, ni el padre, ni la distorsión, tan sólo el cielo azul, infinito, limpio, puro, un atardecer inocente y sin memoria.
Los niños parpadearon confundidos, no había nada donde hace momentos su padre abrazaba la oscuridad, arrancándola del espacio tiempo y desapareciendo en el susurro de una nueva realidad.
La luna y las nubes, nuevamente en el cielo danzaban distantes marchando a la noche, los niños tomados de las manos se incorporaron y regresaron a casa, sus cabecitas estaban limpias y se sentían extraños, conmovidos hasta las lágrimas pero de alguna manera consolados, sentían que faltaba algo, pero simplemente no podían recordar que era.
Su mamá los recibiría con un cálido abrazo y todos juntos compartirían una lágrima y quizá algo de comer.
Se llamaba Maritza, debo decir que había algo especial en esa chiquilla y siendo honestos, me encantaba.
La conocí en el curso introductorio al primer ciclo que mi universidad estaba desarrollando, en el cual para variar yo era el delegado de clase, así que básicamente tenía todos los nombres, números celulares y direcciones electrónicas de todo el grupo. Fue realmente fácil saber quien esta chiquita, sólo tenía que fingir que necesitaba completar sus datos y creo que así fue como lo hice, le pregunté su nombre y celular para tenerlo en mi lista, que dicho sea de paso, ya estaba completa, y listo, contacto completo.
Maritza era una de esas chicas que imaginas con un libro en sus manos, y efectivamente, el día que la conocí tenía uno en sus manos, El Retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. Recuerdo verla ahí, acomodada en una banca, simplemente leyendo, perdida en las letras de tan fantástica novela y me fascinó. Ciertamente había un encanto especial a su alrededor, casi como elaborado espontáneamente, era como ver la lluvia a través de una ventana y encontrar patrones y diseños en las simples gotas que se deslizan. Curioso es que, no me llamó la atención su apariencia física, era bonita si, pero había algo particular en su manera de ser, de hablar, de responder, ella cuestionaba, meditaba sus preguntas y casi siempre iban por el lado filosófico.Yo por otra parte, estaba totalmente embelesado y como jovencito sano y nuevo en las artes de conquista, intentaba responder cualquier pregunta que pudiera formular, especialmente si tenían que ver con temas de existencialismo, propósito, maneras de ver la vida, etc.
Debo mencionar que en este punto de mi vida, yo intentaba alcanzar una propia definición de la vida y una filosofía funcional para mi día a día, mientras tanto, Maritza meditaba los pensamientos que filósofos más maduros que yo pronunciaron cientos de años atrás. Supongo que encontraría algunas respuestas, ya que no se despegaba nunca de las máximas y dichos de los sabios de antaño.
Maritza sinceramente me impresionaba, las conversaciones que teníamos eran seriamente enriquecedoras, me motivaba a pensar, a meditar e incluso a inventar filosofías que no había reparado a considerar hasta ese momento. Recuerdo que era una época emocionalmente violenta, como todo jovencito era propenso a las ilusiones y en algunos casos hasta alucinaciones. Solía pensar que tenía todas las respuestas a todas las preguntas. Nada más lejos de la realidad y es que a estas alturas de la vida, confieso que en realidad no sabía nada y recién me estaba conociendo a mi mismo.
Pero bueno, luego de hacernos amigos en la universidad, seguimos frecuentándonos por las tardes, de alguna manera, no, sé exactamente como pasó, yo insistía e insistía, la buscaba, era totalmente intencional y hasta descarado. Sabía que no había forma de quedarme en su foco de atención lo suficiente así que simplemente insistía con ella y aparentemente, algo en mi cara le daba risa y me permitió acercarme. Que habría visto en mi, nunca lo sabremos.
Y así comenzó nuestra amistad, inusual, la princesa inalcanzable y el pícaro astuto. Recuerdo que ella rentaba una habitación en el cercado de la ciudad, en un 3er piso que tenía vistas a la calle, así que yo, me paraba en la vereda de su frentera y gritaba un par de veces: "Maritzaaa!" hasta que aparecía por su ventana y me hacía una señal de que ya estaba bajando. Lo curioso es que ambos teníamos celulares.
Maritza era una chica normal, no común y yo la encontraba sumamente interesante. Creo que era algo así como una rival intelectual pero que a la vez me atraía, interesante no? Recuerdo que tenía una mirada particular, levantaba la cabeza, se corría el cerquillo de cabellos, te miraba y seguidamente sonreía. Y con ese simple gesto se metía en lo profundo de tus pensamientos y causaba estragos, como un pequeño huracán que nadie ve venir.
Yo creo que era un don, tan sólo verla allí, sentada al atardecer, leyendo un viejo libro, hacía en en mi interior aparecieran sentimientos encontrados, y hasta desconocidos, uno simplemente quería saber quien era esa chica, saber qué estaba leyendo, querer estar a su lado, cosas así, estaba enamorado y quizá hasta perdido.
Solamente había un problema con esta encantadora damisela, y es que, ella entraba en tu corazón, pero uno no entraba en el de ella, al menos yo no lo logré. Y hasta ahora no sé si realmente me vio, o mejor dicho, no sé si realmente haya reparado en mis elocuentes intenciones, en mis evidentes pretensiones, en mi historia particular.
Y ahora, con algunas canas encima pienso que para ella quizá yo sólo haya sido uno de esos libros divertidos, los fáciles de leer, aquellos con los cuales puedes compartir un momento ameno, pero nada serio que pueda ser un material de estudio, ni algo que pueda definir el color de una vida juntos y mucho menos un prospecto de fondo para una historia futura. Quizá tan sólo fui una revista de variedades para su alma cautivante, un pequeño entretenimiento antes de entrar a temas más solemnes, más significativos. Sin embargo, para mi, al menos durante un verano con sus noches, me fue todo, alegría y tristeza, esperanza y vida, experiencia y juventud.
Me fue un recuerdo de verano.
Yo, vivía, en la luna, ella era mía y yo era suyo.
El tiempo pasaba y repentinamente nos vimos sumergidos en un círculo de ilusiones y rápidamente olvidamos lo que era la realidad, absortos en una comodidad hiriente que siguió así por mucho tiempo, hasta que un día, mi lado de la tierra estalló.
Flotando en el vacío quise volver a casa, así que tome todos los pedazos que pude e intenté usarlos para lanzarme hacía aquello que guardaba mis últimas esperanzas.
Y empecé, lancé mi primer pedazo de vida, donde mi existencia había durado por años y quizá hubiera seguido más y más en el tiempo irresoluto, pero no lo permitiría, allá fueron a lo lejos los pedazos de mi felicidad encapsulada, abrillantada de desconocimiento y envenenada de inmadurez...
Aquellas partes no dejaron de brillar hasta perderse en el vacío de la noche.
Pero luego, con dolor, tomé los pedazos que quedaban y los lancé... esta vez conseguiría llegar a la Luna y podría verla, así que me desprendí con furia de los últimos años, recuerdos, amistades, contactos, títulos, todo al vacío, todo a la lejanía y salí disparado hacía mi objetivo, sabría realmente si teníamos un futuro y si todo valía la pena.
Al llegar, o mejor dicho, al estrellarme levanté una pequeña nube de polvo, pero comparado con la inmensidad de mi destrucción, esto era nada.
Me levanté y busqué con la mirada, esperaba encontrarla viniendo por mi, pero eso no pasó, me puse en pie y deambulé en aquella blanca tierra baldía, mi corazón latiendo en mi mano y mis sueños en forma de rosa en la otra. Y de pronto, tras una colina, la pude ver... Era ella, el fin del viaje, el anhelo, la esperanza, el susurro.
Pero sus ojos no dijeron que esperaba verme.
Sangré aquella mirada, pero seguí adelante y bajé la colina, hacía ella.
Sólo podía caminar y preguntarme si me estaba viendo, o si Yo era sólo parte del paisaje... Ya estaba perdido cuando me acerqué, a duras penas y podía pensar en otras cosas que no fuera caer a sus pies, pero el destino tenía planes muy diferentes.
Extendí mi mano y le ofrecí la rosa, ella la tomó entre sus manos, pero de pronto dejó de verla y volteó por completo a la noche. Entonces echó a andar buscando un nombre que no era el mío... soltó la rosa... y cayó lentamente al polvo para dejarla allí y sumergirse en la oscuridad, buscando un nombre diferente al mío.
Lo había sabido, lo entendía y no quería creerlo.
No era yo a quien esperaba.
Corrí tras ella, pero ni siquiera volteó a verme.
Entonces comprendí que no tendría un futuro, ni ahora, ni nunca.
Así que me reí, y reí con esa risa que significa desolación, con esa risa que ponen los villanos cuando son derrotados, me reí entre lágrimas como nunca me había reído en toda mi existencia, estaba acabado, rechazado, fui ignorado, fui olvidado allí en el frío silencio.
Entonces caminé hasta el borde de la misma luna, y volteé a verla, pero sólo la encontré buscando en la oscuridad, me despedí, me hubiera gustado decir que volteó en el último momento y que al menos recordó quien era, pero no, no lo hizo, no había nada allí para mi, ni el adiós.
Por tanto, levanté mi corazón y lo estrujé hasta que se deshizo como hojas secas en el viento, saqué mi espada de su empuñadura, la levanté al cielo y la clave en la tierra con un grito, al instante unas fisuras recorrieron todo el terreno donde me había detenido y lo desprendió al vacío donde caí llevado por el olvido para no volver jamás.
Algo me llevé aquel día.
Hace mucho tiempo existió ella, la recuerdo escuchando una canción, ocupada en sus propios asuntos, libre y esclava, cargaba un secreto que no podía confesar, pero amaba y en toda ley era íntegra, inocente, femenina, amiga sincera, y quizá mucho más, mucho mucho más.
La recuerdo bien, como si hubiera sido ayer. Tan sólo una gota de sus pensamientos era suficiente para despertar ecos, imágenes, pensamientos, era complejo, quizá y el esclavo realmente era yo. La vi vivir buscando, la vi vivir bailando una canción que sólo sonaba en sus oídos, y hoy quiero contarte la historia de Lya, la luna ilusoria.
Recuerdo que gracias a ella, nació IIkaryo, como una especie de broma literaria de Ícaro, que voló cerca del sol y que cayó del cielo, sólo que, en este caso sería IIkaryo, quien volaría cerca a la luna y quien caería. Lo que ni IIkaryo ni yo pudimos imaginar fue que en realidad no encontraríamos una luna que tocar, por eso la llamé la Luna Ilusoria, porque estaba allí pero en realidad no se quedaría. Quizá hice mal en acercarme, si tan sólo hubiera mantenido mi distancia, pero no podía quedarme donde estaba, era mi última esperanza y sin embargo fue mi buena muerte. Gracias a ella, IIkaryo y su misión de vida, obtuvo la pasión que necesitaba para existir por si mismo.
Con el tiempo y las coas que pasaban con Joa, fui encontrando en Lya una buena amiga, una confidente, alguien con quien en un principio no había hablado más de lo necesario, pues a pesar de conocernos por tanto tiempo, años sino, nunca habíamos tenido una conversación que pudiéramos llamar formal, menos siquiera extensa. Pero de pronto y sin aviso, comenzamos a conversar, y su charla fue amena, interesante, honesta, amable e infantilmente pura, peligrosamente pura.
Lya se convirtió rápidamente en alguien de confianza, en quien podía depositar mi corazón y entregar mis confidencias. La distancia que existía entre ambos, pues vivía en otra ciudad, más el tiempo que nos conocíamos, nos concedía el apartado de "casi hermanos" para hablar conversar, planificar, y a veces hasta pedir opiniones sobre nuestros puntos de vista y lo que queríamos hacer. Eramos amigos en toda ley y sinceramente, no buscábamos más. Cargados de nuestros propios asuntos, nos dedicábamos al cotilleo y chismerio, a la gracia, a la simpatía, al consejo de amigos.
Me gustaría decir que no había nada entre nosotros, me gustaría decir que al menos de mi parte no había nada de lo que pudiéramos avergonzarnos, era mi mejor amiga. Pero allí estaba Joa, y honestamente no tenía ojos para nadie más, quizá eso también me impedía darme cuenta que mi trato, mi comportamiento iba alimentando algo que la propia Lya no era capaz de advertir, o quizá si, quién sabe.
Y un día, tuve una pelea con Joa, una de las grandes, uno de los grandes finales infelices, una de esas que te hace pensar si seguir en la carrera o tirar la toalla. Olvidé mencionar que Lya y yo eramos paisanos, promoción de colegio, de la misma tierra natal y casualmente como yo también bajaba por esas fechas a su casa, así que nos encontramos para conversar, y nos íbamos al mejor lugar que mi tierra tiene para ofrecer, sus playas, caminar por las playas, sentir la brisa, gritar en el rompeolas, caminar descalzo, disfrutar la arena y el aislamiento... Sólo que en aquella oportunidad, y quizá sin darme cuenta, la playa no era exactamente lo que estaba disfrutando, sino la compañía.
Era sentarme en la arena, Lya a mi lado y contemplar el atardecer, enfrascados en una charla sin fin con los temas de la eternidad justo frente a nosotros, el mundo era nuestro y la juventud también, quizá y hasta nos amamos sin saberlo. Tal vez debí escuchar mi corazón, y quedarme en aquella playa a su lado, quizá y hasta hoy seguiríamos contemplando ese atardecer. Tomé su mano, como nunca pude volver a hacerlo, y caminamos lejos de esa playa que nos acogió, allí escondidos pudimos ser libres de lo que dirían nuestros otros amigos, ocultos de algo que pudiera malinterpretarse (como solíamos decirnos) o tal vez, ocultos de nosotros mismos, donde aún podíamos ser lo que intentábamos ser, amigos, amigos en riesgo de ser algo más, amigos que sin querer iban entregando sus corazones en una ilusión que no tendría futuro y donde una de las partes, sino ambas, iba temiendo un triste desenlace...
Jamás olvidaré esos segundos de duda, la incertidumbre de elegir el destino, el anhelo de retener el tiempo en esa mirada, en su presencia. Recuerdo que allí, me sentí obligado y casi perdido me forcé a seguir andando, lo sabía, podía verlo en el claro de sus ojos, en ese brillo indescriptible en los que tantas veces entregué mi más puro corazón, podía sentirlo en sus palabras, directamente a través de mi alma, y me gustaría decir que me detuve, que tomé sus manos y que encontró una respuesta. Pero no pasó así, tomé fuertemente su mano y seguí caminando... tenía que detenerme, lo sé, pero no lo hice.
No lo hice.