viernes, 27 de junio de 2008

Hoy caminaba, digo, iba pensando, pero en qué. Una puta oficina y dos imbéciles, el uno agazapado sobre sus papeluchos y el otro, el otro con un sandwich debajo de la mesa, los dedos grasientos. Lleva estos mismos dedos largos ineficaces hacia su cabeza, se ablonda la cabellera, es un peluquín, sus dientes son de acrílico.

No, no puedo seguir así, todo esto apesta. Y me acuerdo de Chinasky ese si que era un hijo de p... Pero sólo eso, un simple hijo de p... Sin embargo lo leo y me hace sonreír.

Todo esto no es más que una mala broma. Encima hay quienes se desgañitan hablando del calentamiento global y de la desigual distribución de las riquezas. Pero les dices pedo y lloran, son unas niñas engreídas no aceptan el más mínimo asomo de locura, quieren todo blanquito limpiecito, son hinchas de Ghandi de Krishnamurti. Pero que mierda hacen para que las cosas cambien, nada ni un poquito de nada.

Y me canso y pienso que el buen Yorch tenía toda la razón, el mundo es de los proles, sólo ellos tienen la vitalidad, el empuje. Pero están embrutecidos, dopados, domesticados.

Hay que despertarlos y que ellos se encarguen. Después de todo nuestra vida no puede ser más miserable de lo que ya es... ¿O sí?

1 comentario:

Luis dijo...

Hola Ricardito. Espero que estés bien. Lo que me agrada con tu congruencia y tu gran Sinceridad; tu texto es muy expresivo, Me agradó mucho.

Te mando un abrazo

Saludos

Luis