También debo ser mal padre porque hay cosas que no quiero trasmitirte y legarte: los miedos, las culpas, el resentimiento, una variedad de emociones inútiles y fatuas que solo te caracterizarán como alguien con menos valía. Tampoco puedo (y así pudiera) llenarte de propinas, ni regalos, procurar llevarte a lindos lugares, comprarte todo lo que quieras, aunque parezca mezquino, sino - al menos - a pesar de que soy poco cariñoso darte un abrazo, un beso, un aliento y un consuelo, y más aún hacerlo (adivinarlo, intuirlo o adelantarme) cuando más lo necesitas.
También creo que soy mal padre porque no quiero enseñarte lo que sé, quiero más bien que descubras por ti misma con mis experiencias y las tuyas que hay que tener cautela con la gente, que hay que defender lo que uno cree y está convencido y que hay que pelear por la justicia y nuestra fe hasta con la propia vida.
No creo que sea buen padre, porque no deseo que creas que soy el mejor papá, ni un superhéroe, al contrario quiero que conozcas mis fracasos, mis tristezas, mis desventuras, mis debilidades, mis descalabros.
Por eso es que quizás en el futuro no me recuerdes como un gran padre, del quien sientas dependencia (que es lo que menos deseo). Pero me gustaría que alguna vez comprendas que no tienes que relacionarlo con el amor, porque puedo descubrir que ser mal padre no significa que no te ame o no te tenga cariño, y aunque físicamente te pareces mucho mí no quisiera que como persona lo sea.
Soy mal padre porque no quiero que seas la mejor, la número uno, menos aún una persona exitosa (porque esa es una palabra inventada por este sistema de vida para frustrar a la gente) sino que seas tú, sólo tú, sin que te compares con nadie porque eres única, razón suficiente como para amarte y ser feliz.
Preferiría que no seas tan inteligente
pero que seas tú misma y sepas gratificarte a pesar de las penurias, que te
aburra la intelectualidad y la cultura pero que seas libre y feliz, que nada te
conmueva si eso te evitará algún dolor, que llores sólo cuando te resulte útil,
en ese caso que nada te contenga, que no compartas las cosas que no quieras si
eso te complace y que controles a plenitud todos tus sentimientos. Prefiero que
sigas siendo pobre pero feliz, y plena a que vivas en holgura, que veas que
todo eso es relativo, que en esta vida subimos y bajamos como en un juego.
Asimismo desearía que no te interesen los deportes si encuentras otra afición que te deslumbre y te haga más sana, o que no leas libros (incluso mis artículos, ensayos, novelas y demás escritos) si desarrollas alguna creatividad que te engrandezca. Cualquier padre desearía de que sus hijos saquen algo de ellos, yo que soy mal padre prefiero que no.
Es muy probable que mi desarrollo intelectual me haya traído muchos dolores. Asimismo muchas de mis emociones me han dañado demasiado y quizás mi afición deportiva sólo se haya convertido en un atenuante de mis neurosis. Me hubiera gustado ser un niño libre y normal, no lo fui como quise, y por eso no quisiera experimentes lo mismo, porque aprender las cosas cuando se es adulto es mucho más complicado y duro, pero no quiero ocultártelo, quiero que me veas como soy, con mis grandes defectos y pocas virtudes, con mis contradicciones, con mis miserias, sabiendo que aún con éstas he sufrido y sudado la gota gorda para conseguir ser feliz.
No quiero que seas “alguien” en la vida porque ya lo eres, ni una profesional de cartón porque los títulos no te garantizan nada, ni los reconocimientos te proporcionan autoestima, ni las instrucciones o ciencias la vida. Anhelo que veas esas cosas solo como un aditivo que te podría ayudar a sobreponerte a las crisis o un valor agregado para compartir con tus semejantes. El mejor logro en esta vida no está en la inteligencia ni en la capacidad de hacer dinero o conseguir estatus sino en usar para ti misma la mejor arma que dispones: tu propia mente, y si la usas siempre a tu favor aunque no tengas todo lo anterior habrás aprendido a vivir día a día con bienestar e integridad, aquella que no te la quita nadie ni siquiera la mismísima muerte.
Debo ser mal padre porque no podré evitar responderte como quisiera, ni arreglar el mundo para ti, ni cambiarlo, ni siquiera un poquito, sino decirte siempre la verdad por más terrible que sea, sobre todas las cosas: la vida, la muerte, la realidad actual, tu pasado, el mío, aunque esto signifique decepcionarte.
Debe ser por eso que sea mal padre porque no espero lo mejor de ti, yo sé que así como eres ya tienes un valor inestimable, que puedes enriquecer si comprendes por ti misma que no tenemos que ser mejor ni peor que alguien, sino diferente, aunque fallemos y nos caigamos muchas veces. Por eso no quisiera levantarte cuando te caigas, ni recogerte cuando fracases – sí, una vez más insisto: soy mal padre- prefiero más bien enseñarte a caer para que tú misma, aunque yo no esté te puedas levantar y sobreponerte.
Y quizás me duela más la incertidumbre de saber si conseguiré al menos eso. Probablemente soy tan mal padre que ni lo logre.
Comentarios
Espero leer mas articulos tuyos y tu nene es hermosa.
D.L.