La pelota no se mancha, pero hoy tiene un crespón de luto.
Pero se ha ido también el Maradona hecho mito, el fenómeno que representó
los genes de millones de argentinos, el Tótem de un pueblo futbolero y el
escudo de su propia bandera. El Diego Maradona de varias vidas que era un titan
en la cancha y contagiaba de su valentía, el capitán de barcos a la deriva,
pero que peleaba contra sus propios fantasmas, el de posturas torcidas, que era
amado y vilipendiado, el de grandeza futbolística y de irreverencia consumada. Ese
Maradona contestatario que tuvo que sortear rivales en la cancha como en la
vida misma, aquel que hizo de su pensamiento una arenga perpetua.
Al futbol le pinta la tristeza y su sollozo tiene un manto de melancolía.
Se hace gloriosa la leyenda de la “Mano de Dios” y la cabalgata épica para
desparramar tanto inglés y hacer que el mundo futbolero cuelgue en un hilo en
aquel memorable gol del siglo. En el aire flotan los recuerdos tristes de la
pobreza extrema de Villa Fiorito y los deseos cumplidos de “cebollita” para
debutar en primera y ganar el mundial. El balón cierra sus ojos y una lágrima
traviesa que discurre por su esférico semblante cae al césped de ese estadio que
explotaba cuando aparecía en el túnel y que hoy luce desamparado, frio y en un silencio
sepulcral.
Era la hora del AD10S Diego, gambeteaste a la muerte y la sometiste a
tu voluntad, la humillaste con un caño monumental y alguna pirueta bestial que
te hizo sentir omnipotente. Pero este día tenía que llegar, el tiempo y los
errores fueron ese rival al que no pudiste eludir y las vivencias anodinas te
pasaron la factura. La muerte te encontró en soledad y tan lejos de tu sangre y
hasta de aquellos que buscaron vivir a tus costillas y te hicieron creer que
eras el Dios midas que debía solventar sus más oscuras miserias. Jamás
entendieron que eras tan mortal como cualquier ser humano, pues la vida misma
se encargó de hacerte tan grande en la cancha como débil en la razón.
Era la hora del AD10S Diego, la angustia de tus últimos días solo
reflejaban que necesitabas encontrar la paz en tu alma y en tu corazón.
AD10S barrilete cósmico, nunca supimos de que planeta viniste, solo que te
hiciste mortal para darle alegría a la gente, nos dejaste un legado de futbol
en la mente y jamás sabremos a que planeta te fuiste.
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