jueves, 30 de junio de 2011

Le Cordon Bleu

Su perfección burla mi inelegancia incesante. Verla siempre en clase crea en mí una esperanza fantástica que alborota mis ilusiones, me hace soñar como cualquier escritor que diseña su mejor novela. Ya quisiera hablarle. Ya quisiera llevarla conmigo. Ella es el modelo inmejorable de lo que más deseo. Es tanta la obsesión, que no dejo de contarle a mis amigos lo bella y noble que puede llegar a ser una persona.

Alguna vez me sonrió, se acercó mientras venía iluminando la vereda mojada por la lluvia. Estaba preciosa como siempre con un chaleco blanco acolchonado y una caffarena celeste. Poco a poco iba aproximándose, y a medida que avanzaba, también de a pocos se enfoscaba mi lógica, se ennegrecía mi razón.

No, no seas tonto, no te acomodes el cabello. Párate bien. Hazte el distraído. No te olvides que no la conoces, ella no existe para ti. No la saludes, deja que ella lo haga. No metas la pata Rodrigo, quédate quieto nomás. Relájate. Eso es, muy bien. Ahora respira profundo. No la mires, tú no sabes que ella está llegando. ¡No! ¡No voltees idiota! ¿Acaso estoy discutiendo conmigo mismo? ¿Tan loco estoy? Cállate y hazme caso. Súbete el cierre cautelosamente. Ahora quítate los lentes. ¡Apúrate! ¡Ya está llegando! Ay no… Ya está aquí.

-Hace calor, ¿no? –le dije en pleno invierno-.

Típico de mi torpeza. Así es como se descontrola uno cuando está enamorado (es la excusa que utilizo para justificar mis constantes errores). Me sentí tan desubicado, tan inepto, tan absurdo; en pocas palabras, me sentí como siempre. El tiempo pasaba, y sin contestarme empezó a hacer gestos con sus manos como diciendo ¿qué mierda hablas? Ahí es donde aparece su sonrisa, en medio de sus muecas aniñadas que volvían más cobarde mi corazón. En ese momento lamenté mi idiotez e intenté hablarle de nuevo, pero mucho rato fui interrumpido por sus carcajadas. Dejo de reír y me flechó por siempre con su mirada.

-Yo muero de frío, estoy empapada por la llovizna, de hecho creo que me voy a resfriar –dijo con tanta delicadeza y seguridad-. ¿Me prestas tu casaca? –agregó-.

Estupefacto quedé. A mi mente solo venían dibujos que alguna vez hice de ella e imágenes de gente besándose (como en las películas antiguas). Inventé un mundo junto a ella con dos bellas niñas (iguales a ella), con una casa grande, ella cocinando una rica merienda para cenar en familia, todos juntos viajando a las playas deleitosas del Caribe; en fin, inventé todo. No sabía adónde mirar, mis manos sudaban y mi cuerpo transpiraba como algún asmático sin su inhalador. Aseguro que fue la peor hiperhidrosis que haya existido alguna vez..

-No tienes que preocuparte –dijo Rebeca-, igual…algo abrigada estoy.

Rápidamente, sin pensarlo dos veces, le arroje mi casaca quedándome con un polo indefenso dispuesto a tener neumonía con tal de que se la quede. Algo sentí, no sé qué, pero fue la mejor corazonada que haya experimentado cuando se colocó mi atuendo, y me agradeció carismáticamente.

-¿Eres el único que ha llegado? –preguntó Rebeca y le contesté un sí con la cabeza-¿Siempre vienes a esta hora? –nuevamente moví la cabeza simulando un sí-¿Te sientes bien? –agregó-

¿Me parece o se está angustiando por mí? ¿Por qué le interesaría saber si estoy bien o no? Ya háblale, la estás cagando, estás siendo el mismo tarado de siempre. Invítala al cine o a comer, pero ¡dile algo! Ya sé, pregúntale si hizo la tarea. Pero, ¿Qué tarea? No sé, cualquiera, la que tú quieras ¡Pero háblale!

Llegaron sus amigos de gastronomía y no pude decirle nada. Se notó claramente que les gustaba Rebeca cuando se acercaron corriendo pasmados por la iluminación que ella brindaba. Terminó dedicándole toda su atención y apartándome al rincón de los ignorados. Otra vez perdí, otra vez la cagué, otra vez me devolvieron al mundo que pertenezco: la imaginación.

6 comentarios:

  1. Interesante. Debes mejorar en tu dominio, te pierdes mucho al hablar de Rebeca

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  2. ohh que curioso! mhh primero cuando la veas venir piensa en algo gracioso o que no te agrade asi cuando ella este frente tuyo no tendras esos nervios o mejor ten algo en la mano yo juego con mi anillo por que eso de los nervios es ahhhhwww a mi siempre me daba taquicardia cuando veia o se me acercaba el chico que me gustaba asi que decidi evitarlo o moriria de un infarto jajaj tu no hagas eso yo lo hago porque soy timida a comparacion de rebeca ell a tiene la autoestima y la seguridad mas alta que tu para poder pedirte tu casaca no... vamos no te quedes como un bobo sin hablar vence los nervios bye

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  3. perdon, tienes facebook? como apareces? gracias...
    att: Katherine.

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  4. Eres un buen escritor, me imagine toda la escena al detalle. -maale

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  5. tipaso jaja buena muy buena americo

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