domingo, 14 de marzo de 2010

Y ME LA DEVOLVIERON…

- ¿Y qué harás entonces? – Orlando continúa dándole forma al muñeco de hielo que hacíamos a raíz de la caída de nieve en Dallas.

Ambos nos encontrábamos en el lago artificial cerca de los apartamentos.

- No lo sé – confieso colocándole las ramas secas al muñeco que harán las veces de brazos. En realidad no quiero pensar en el tema, tampoco deseo platicar del asunto con Orlando, pero es imposible él me ayudó tanto en el transcurso de ésta historia que no puedo hacerlo a un lado.

Habían pasado tres semanas que no sabía nada de Raquel y Amanda. No me creía el clásico cabrón que se vanagloriaba por tener a dos mujeres a la espera de una decisión. Al contrario, me tenía sumergido en una escalofriante angustia.

- Quizás debería dejar que ambas rehagan sus vidas y yo la mía.

- No wey, eso seria cobardía, es como tomar el camino más fácil y hacer felices a todos. Tú al igual que una de ellas mereces ser feliz – su mirada la tiene clavada en mi rostro y difícilmente puedo evadir su comentario -. Seamos claros y directos, en una esquina tenemos a una vieja que un día se levantó de la cama te mandó a chingar a tu madre, sorry pero así fue y regresó arrepentida porque el wey por quien te dejó hizo lo mismo con ella. Y en la otra esquina tenemos a una chaparrita que declama con madres. Buena onda, un poco directa con sus comentarios y sin querer te ayudó a salir de ese pozo donde estabas sumergido y no sólo eso, también ayudó a Raquel. Dos mujeres dentro del ring y sólo una sale.

- No seas mamón, esto no es broma.

- No estoy bromeando, simplemente te estoy facilitando las cosas. Y hay algo que quiero que sepas – me toma del brazo para que su comentario sea tomado en serio -, que no me inclino por ningún de ellas. La decisión la tienes tú para bien o para mal y yo te apoyaré así la vuelvas a regar otra vez.

- Gracias por tus palabras de aliento.

- Para eso estamos brother – responde sarcásticamente colocando al muñeco el sombrero viejo que había encontrado en mi cuarto.

Terminado el muñeco aparecen unos niños que empiezan a jugar alrededor y nosotros decidimos caminar. A pesar que la nieve cubre gran parte de la ciudad no se siente frío como para no salir de casa y la prueba es la cantidad de personas que vemos alrededor del lago.

- A propósito desde que te conozco nunca te he visto con una novia estable – Orlando me mira de reojo sorprendido.

- No solo tú has sufrido en esta vida – responde y baja su mirada por unos segundos -. Poco antes de conocerte estaba enamorado de una gringa. La amaba wey, era mi universo hasta que un día decidió regresar con su ex novio, y yo hecho un pendejo la seguía. Veía como ese cabrón le metía la mano. Le lloré, le supliqué que regresara conmigo, pero nunca lo hizo. Al pasar el tiempo me volví a encontrar con ella, pero ya no fue igual. Estaba sola, arrepentida, pero yo si la mandé a chingar a su madre y fin de la historia – sus últimas palabras sonaron ahogadas y pude ver unos ojos brillosos. Sin querer abrí la herida de mi mejor amigo.

- Creo que nos caería bien unas cervezas – le dije palmeándole el hombro y Orlando no puso objeción.

No entraré en detalles en cómo terminamos esa noche, porque no es de importancia en esta historia. Pero a la mañana siguiente estaba otra vez frente al espejo tratando de encontrar solución a mi dilema.

Tomé mi suéter celeste y salí de los apartamentos, quería despejar mi mente y terminé en un starbucks mezclado entre tantos estudiantes sumergidos en sus laptops. Deambulé por las calles con mi vaso de café tratando de acabar con esta maldita agonía, tratando de sopesar los recuerdos, y en todas salía la imagen de Raquel.

Otra vez estoy en mi apartamento mirándome al espejo dándome cuenta que muchas de mis facciones habían cambiado, que ya no era el mismo Jacob de hace ocho meses, que también mi entorno había cambiado, no frecuentaba a los mismos amigos, ya no era un adicto al trabajo y lo mismo sucedía con la mujer que siempre aparecía en mi mente.

Vuelvo a salir a la calle, Orlando aún no se recupera de la noche anterior, me lo dice con una voz quejumbrosa, así que decido comer solo.

Ingreso al restaurante y Virna, una de las meseras me conduce a una de las pocas mesas vacías. Lo curioso de este local es que es un restaurante latinoamericano, pero la mayoría de sus comensales son americanos. Saludo a algunos conocidos y a los meseros que son viejos amigos.

Virna me trae la carta y mientras decido por un platillo en especial siento que la señora que esta al frente mío no deja de observarme. Calculo que sobrepasa los cincuenta años, viste un vestido blanco que le da un aire fresco a su persona, pero lo más curioso es que me parece haberla visto en otro lugar.

Alzo la mano para saludarla con nerviosismo y regreso la mirada a la carta cuando siento que ella se levanta de su mesa y se acerca a la mía.

- ¿No eres tú el muchacho del blog, ‘devuélveme a mi chica’? – la pregunta me saca de cuadro. Sus cabellos blancos y largos se menean ligeramente por una corriente de aire que había ingresado cuando la puerta fue abierta.

- Creo que si – respondo.

- Cómo crees que sí. Lo eres, ¿si o no? – su voz suena más enérgica.

- Si lo soy.

Sin mi consentimiento trae su plato y se siente a mi lado.

- Me llamo Rosaura, soy mexicana de nacimiento, casada tres veces y espero que ésta sea la última por el bien mío y de mi nuevo marido – sonríe con una aire juvenil -. Y cambia esa cara. Que es muy simple explicarte de cómo sé lo de tu blog. Soy amiga de Gabo, el responsable de ‘Letra y Música’. Una vez nos encontramos por casualidad en un starbucks y me comentó algo de sus amigos y saltaste tú con tu blog – retoma su comida y pide otro jugo de naranja -. He estado en los últimas reuniones de ‘Letra y Música’ y fue cuando le puse mayor atención a tu blog porque estás contando algo real y como puedo ver seguro que aún no decides con cuál de las dos te quedarás.

Mi silencio le da la razón.

- Sabes que a veces no necesitas conocer a la persona toda una vida para saber si es un hijo de puta o un santo. Basta con leer parte de su vida como sucede contigo, eso incluye tu manera de escribir, tu estilo y la forma. Y ahora que te veo de cerca me doy cuenta que no me había equivocado – vuelve a sonreír.

Le digo a Virna el plato que quiero y Rosaura continúa comiendo con una familiaridad que me sorprende. Actúa como si fuéramos viejos amigos.

- ¿Entonces muchacho ya decidiste?

- Todavía no – mi voz suena apagada y un escalofrió recorre mi cuerpo. Siento vergüenza por la respuesta. Ella deja escapar un suspiro. Observa a su alrededor, la mayoría de las mesas están ocupadas por americanos lo que le da cierta confianza para seguir hablando.

- No quiero entrometerme en tu vida. Si regresas con Raquel, esta bien. Llegó arrepentida y según he leído es por quién más te inclinas a pesar que Amanda tiene lo suyo y me encanta como esa ratoncita declama. Entonces aquí viene la pregunta. Antes de dar el paso final ¿y ya te perdonaste a ti mismo?

- ¿Cómo?

- Vamos hijo, fácil es perdonar a alguien, en éste caso a Raquel, pero ¿ya te perdonaste a ti mismo? Eso significa que olvidarás todo lo que pasó con ella y nunca le reclamarás el por qué se fue de tu lado alguna vez, que le tendrás confianza. Y eso es perdonarte. Sacar de tu mente esos demonios que te atormentan hasta este momento y si no puedes es mejor que la dejes ir – una llamada inesperada a su celular rompió el ambiente, se levantó y no regresó a la mesa. Virna se acercó muy sonriente a recoger sus cosas.

- Se ve que te llevas bien con la hermana del dueño – me dice.

- ¿Qué?

- Si, la señora Rosaura es todo un caso. En realidad es la verdadera dueña del local, pero como siempre anda por aquí y por allá no nos llama la atención su llegada como sus inesperadas salidas.

De regreso al departamento la llamada de Orlando me trae a la realidad.

- Wey recuerda que hoy ‘Letra y Música’ cumple seis años y toda la banda estarán allá en Detapas, sé que es posible que no vayas, pero sólo te lo recordaba.

- Gracias bro… a propósito qué fue del problema que me comentaste de que no podías recuperar el texto de la entrevista a la modelo para la revista.

- Nada wey, pero no hay problema, empezaré otra vez de cero y creo que quedará más padre. A veces las cosas salen mejor así, escribiendo todo de nuevo. Wey te dejo tengo otra llamada.

No necesité ponerme por enésima vez frente al espejo para tener todo claro.

Esa noche llegué pasado las diez al restaurante, el espectáculo inició mucho antes. El lugar estaba abarrotado de gente. Orlando con mis demás amigos ocupaban las sillas de la barra. Gabo iba de un lugar a otro, tratando de saludar a todos y alentar a los artistas, y entre toda la gente pude ver a Rosaura que compartía la mesa con quien debía ser su actual esposo. Ella al verme no pudo dejar escapar una sonrisa justo cuando Amanda subía al escenario para demostrar el por qué siempre se llevaba los mejores aplausos de la noche.

4 comentarios:

  1. sorpresa no! me gusto mucho los capitulos anteriores y es q en este dejas muy en claro tu decision por amanda sobre todo cuando hay alagos para ella por parte de orlando y la señora del restaurante, te soy sincero no entiendo si este es el final.
    pense en q habria lagrimas y sexo fuerte pero no paso nadaaaaa

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  2. Yo no lo creo así, los halagos puedes ser muchos, pero si tu ya tienes algo decidido así te hablen mal de esa persona no harán cambiar tu decisión.
    Y si es el final, lo queria asi, porque era como volver a empezar con ella. Respecto al sexo, bueno desde que inicie este relato crei conveniente no incluir escenas de sexo, pero en la siguiente, que ya estoy por sacar.
    Gracias por tu comentario.
    Edwin

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  3. ummmmmmmmmmm no me gusto para nada ese final, te me caiste justo en la etapa final,crei k aun faltaba otro pero por el comentario del chico creo k es la final en fin es tu historia y tu lo cuentas como kieras. tu cunada.

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  4. No sera que tomaste el final como algo personal y no como una ficcion que es?

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