jueves, 2 de febrero de 2012

“Para abrirte al mundo el intercambio es una buena opción” (Daniel Ausejo)

Quiero compartir con ustedes una pequeña entrevista realizada por dos comunicadoras y grandes amigas de Colombia, durante mi visita a tierras cafeteras. 

clip_image002Por María Constanza Jiménez y Jessica Alejandra Pérez

La UNAB y Bucaramanga son hoy y hasta noviembre el hogar de Daniel David Ausejo Bueno. Un joven peruano de 20 años, que se ‘arriesgó’ a vivir un nuevo reto en su vida personal y profesional, en un país del cual sus únicas referencias eran: narcotráfico, violencia e inseguridad.

Tres meses en Bucaramanga le dan argumentos suficientes a este estudiante de Ciencias de la Comunicación para recomendar a los universitarios a realizar intercambios que les permita conocer su profesión desde otro enfoque a través de nuevos métodos de aprendizaje.

Daniel tiene claro que su paso por la facultad de Comunicación de la UNAB ha sido productivo y enriquecedor. De su experiencia, se lleva nuevos conocimientos y métodos de investigación que espera compartir con sus compañeros de la universidad San Martín de Porras, en su natal Lima.

¿Qué lo motivó a hacer un intercambio?

Fueron varios factores. Un intercambio es muy bueno porque aparte de que ves otra cultura también puedes ampliar conocimientos, sacar provecho de estar en otro país, aprender muchas cosas. No era tampoco algo que tenía planificado sino que era algo que me parecía interesante hacerlo.

¿Por qué hacer un intercambio en Bucaramanga?

Bueno, en realidad yo no sabía que iba a ser con Bucaramanga ni por acá. Solo me dijeron que era Colombia. Fue toda una odisea para llegar hasta acá.

¿Cómo fue el proceso para aplicar al intercambio?

Primero era inscribirme, entonces te inscribías y ponías tu nombre y tu promedio. Sólo había dos vacantes y parte del convenio era que la universidad nos cubría el hospedaje más no el alimento, ni el trámite para poder sacar todo el papeleo. La convocatoria fue muy masiva, se habían inscrito cerca de cien estudiantes, entonces lo que hicieron los profesores fue descartar por promedio. Los que tuvieron más alto el promedio, unos 10 o 15, pasaron a entrevista con el director de la Escuela y con la responsable del área de relaciones públicas, que para dato extra es colombiana.

La deliberación de la decisión duró casi como un mes. Con cinco amigos, que también se presentaron a la entrevista, estábamos preocupados porque no sabíamos si nos iban a seleccionar. Hasta que un día, un viernes por la tarde la responsable del área me llama y me dice que he sido escogido para irme a Colombia.

¿Cuál fue su primera impresión al llegar a Bucaramanga y a la UNAB?

La primera impresión que yo siento al bajar del avión es calor y un clima seco, porque yo vengo de una ciudad húmeda y fría.

En realidad, pensé que la universidad era más grande, pero al llegar lo que más me sorprendió fue la hospitalidad y el hecho de que la universidad este mezclada con la naturaleza. Ese ambiente es chévere. También me llamó la atención que la UNAB no tenga puerta de entra ni salida, esto la hace una universidad libre que es finalmente el concepto de universidad. La universidad debe construir el conocimiento de manera libre, para mí esa es su finalidad.

Del riesgo a venir al riesgo de quedarse

Daniel David se sumó al ‘riesgo’ de viajar a un país vendido con el imaginario de violencia e inseguridad. Hoy, tres meses después de llegar a Colombia, afirma que esta idea dio un giro de 180 grados.

¿Qué referencias tenía de Colombia?

Colombia igual a: droga, narcotráfico, inseguridad, violencia, secuestro. Me decían: “ten mucho cuidado con las motos negras que te puede secuestrar, robar o matar”.

Y el estigma que nosotros tenemos de los colombianos es Bogotá o la selva, que está cerca de Perú, que es igual a FARC. Pero eso ha estado cambiando y eso se debe a los gobiernos que le han estado haciendo frente a los narcotraficantes.

¿Cuánto cambió ese imaginario?

Fue un giro de 180 grados, desde mi punto. Es un país que yo lo he aprendido a reconocer, que se parece mucho a Perú porque tiene muchos recursos naturales. La gente peruana también es bien hospitalaria, como acá, que tratan muy bien al turista.

Lo que me sorprende del colombiano es que ha aprendido a sobrevivir y a convivir con la violencia. Le ha hecho frente y ha sabido vender a su país con este eslogan: “El riesgo es que te quieras quedar”, y yo lo he comprobado. Eso es lo que me sorprende, como un país ha aprendido a convivir y a no perder su esencia y hacerla atractiva.

Y cuando se acabe este ‘riesgo’ ¿Qué se llevará de Colombia?

Me llevo el modo de investigación, la profundización, la calidez del colombiano y la formalidad. Y una cosa que no pensé que fuera a lograr acá y que lo conseguí fue en mi tema para la maestría. Pero lo más importante y lo que aconsejo a los estudiantes, especialmente a los de esta carrera, es que si pretendemos ser comunicadores sociales competitivos es necesario aprender de otras experiencias y no quedarse solo con un concepto, con un solo modo de ver la vida. Sí tú pretendes ser un comunicador competitivo debes abrirte al mundo, y para abrirte al mundo el intercambio es una buena opción.

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