jueves, 16 de octubre de 2008

El periodista que se hizo escritor

El día en que Alberto Fuguet llegaba a Lima con motivo de la última Feria del Libro, este servidor se impresiono tanto que de inmediato verifico las fechas de su llegada, buscaba desesperado el calendario de actividades y busco en su billetera la cantidad de capital con el que contaba para ir en su búsqueda, busco en diversos medios los lugares donde estaría, incluso dio aviso a sus conocidos que él vendría. ¿Por qué tanta desesperación en encontrar a Fuguet? A sinceridad, porque es quien tiene la culpa de lo que pasa hasta en este momento que se escriben estas líneas.

Ha llegado con sus manos ocupadas, en una posee un libro y en la otra un resaltador con el que subrayará lo más importante de la prosa que al parecer va leyendo. Si algo lo identifica en el momento es la gorra oscura que tiene puesta y un bordado color blanco donde figura la palabra “Writer” (en español Escritor). Profesión que lo catapultó al exito y lo convirtió en uno de los precursores de la denominada Nueva Narrativa Chilena. Ese es Alberto Fuguet, quien llegó a Lima con historias bajo el brazo y como no, reencontrarse con sus lectores.


Antes de comenzar se sienta y fijamente este servidor lo observa, es hora de actuar, piensa. Fuguet lo observa, se presentan mutuamente y el escritor cruza los brazos, el periodista coloca la sinceridad sobre la mesa, "Señor Fuguet, por su culpa estudio periodismo". Con una sonrisa y la apreciación total del instante pide disculpas y luego sonríe, nunca pensó que una novela suya generaria en el estudiante el impulso a estudiar periodismo, eso lo sorprende, lo alegra y asi comienza la entrevista inolvidable acerca de un poco más su historia.

Santiaguino neto, amante de su Chile en aquel entonces que tuvo que abandonar cuando su familia decidió trasladarse a Los Ángeles en Estados Unidos, donde se crió inculcándose bajo el idioma inglés y el contexto estadounidense. Un niño que al crecer, específicamente a los 13 años sus padres decidieron volver a Chile, entre el nefasto gobierno que en aquella época encabezaba el dictador Augusto Pinochet. “Fui un exiliado al revés, porque mi país sufrió la dictadura y mucha gente se fue, mis padres acordaron que volviéramos entonces, muchos se iban mientras nosotros volvíamos”, declara.

El periodismo, las calles de Santiago, la prensa amarillista y otros asuntos mas fueron el eje primordial para la novela bandera de Fuguet, “Tinta Roja”. La historia de Alfonso, el protagonista de la obra y el mundo de la prensa amarillista en las calles de Chile está basada en las anécdotas del mismo Fuguet a su ingreso al mundo de los diarios. Esta novela generó en muchos las ansias de estudiar periodismo, sobre todo los que tenían como meta escribir para el entretenimiento del público. Sin embargo, Fuguet no se imaginaba lo que provocaría, “No pensé que el libro generaría ello, si creí que era para que los estudiantes puedan divertirse, pero nunca que pueda dirigir a una profesión”, manifiesta sorprendido.

Fuguet ya no es tan escritor como antes, ahora su mundo se ha volcado al género cinéfilo. Luego de la presentación de su cortometraje “El ataque de las hormigas asesinas”; llegó su salto a la dirección de películas en pantalla grande realizando la producción “Se arrienda”. Esta película donde también escribió el guión, narra la historia en torno a lo que pasa cuando no se cumple lo soñado en la vida, “Se forma con esa frase. Yo ya había escrito guiones antes, aunque mi idea era ser director; no estaba muy interesando en realizar cosas que he escrito, pero de todas maneras mi idea era dirigir o morir”.

El tiempo corre, ya está oscureciendo la tarde y llega el momento de acabar la entrevista, no sin antes ponerse nuevamente la gorra y referir sus palabras hacia este país, “Le estoy muy agradecido al Perú porque me tomo en cuenta, fue el primer país que me trajo como escritor, en general sería como tres o cuatro casualidades o motivos”. Fuguet luego de tantas profesiones que tiene, él mismo respondería que simplemente es «un narrador, porque creo que todo se completa, el periodismo, el cine, la literatura, todo se conjuga y todos los ríos llegan ahí”, finaliza.

Se acomoda la gorra, sonríe ante su entrevistador, coge nuevamente ese libro con el resaltador y se aleja hacia otra de las mesas del lugar donde publico lo espera, ese hombre que sin querer se hizo culpable se fue sin un juicio, sin un documento que lo amerite como culpable, simplemente con un veredicto, un gracias por parte de un admirador el cual espera nunca olvide.

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