En la última campaña electoral del 2016 la candidatura de Keiko Fujimori generó una fuerte oposición por un amplio sector de la ciudadanía. Las movilizaciones, la disputa de las ideas (políticas, mediante los piquetes informativos y la discusión a través de las redes sociales) y sobre el sentido común (que es el resultado de percepciones sobre un determinado orden social moralmente aceptado), formaron parte de una contracampaña antifujimorista que estuvo dirigida, organizada y convocada por La Coordinadora Keiko No Va. Actualmente ésta coordinadora política se mantiene con una agenda que le permite tener presencia y participación en la política local.
Aparentemente se trataría solo de un movimiento de oposición, una suerte de hacer la política desde lo anti, es decir, “estar en contra de”. ¿Se puede hacer política solo desde lo anti? ¿Esta coordinadora forma parte de un movimiento político orgánico o solo es parte de los hechos coyunturales? ¿Es un movimiento sin antecedente alguno? ¿Y por qué aún se mantiene? Veamos.
La Coordinadora Keiko No Va es el resultado de una serie de momentos y experiencias políticas producto de determinadas coyunturas, en donde el fujimorismo se percibió como una amenaza al orden democrático gubernamental del país.
Entre el 2007 y el 2009, después de la sentencia a Fujimori a 25 años de prisión (2009), que implicaba la etapa de la extradición y el juicio (2007), muchos colectivos y ONGs vinculados a los DDHH crearon una corriente de indignación y oposición contra Fujimori en función de los principios de justicia y dignidad. El activismo fue una característica, mediante plantones, propaganda y vigilias. Entre las organizaciones que participaron de aquel entonces vinculadas a los DDHH se encontraban la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), la Coordinadora Contra la Impunidad (CCI), el Comité Malpica y una serie de movimientos y colectivos actualmente desaparecidos como el Movimiento Todas Las Voces (MTLV), Acción Crítica, El Colectivo (conformado por estudiantes y egresados de Bellas Artes), el Movimiento por el Poder Popular (MMP), Integración Estudiantil (IE) y demás.
En el 2009 tras el anuncio de Keiko Fujimori de postular a la presidencia de la república, por un lado; y los sucesivos pedidos de indultar a Fujimori, por otro, generaron y mantuvieron viva la indignación contra el fujimorismo. Esa corriente de indignación y de discusión generó en el interior de las redes sociales la aparición de una serie de plataformas virtuales identificadas bajo el rótulo de No a Keiko (NAK), sus participes fueron identificados como los activistas del NAK; entre los participantes de esas plataformas virtuales, Jota Hurtado es reconocido como uno de los iniciadores de la discusión virtual. En su momento ellos (los de NAK) tenían por objetivo principal incidir políticamente en la ciudadanía, solo desde el espacio virtual, mediante un claro y apasionado discurso antifujimorista en contra de la anunciada candidatura de Keiko Fujimori, a la que percibían como una real amenaza del retorno del fujimorismo.
En 2011 una vez iniciada la contienda electoral, la oposición al fujimorismo pasa de las redes a la coordinación para sumarse a la movilización bajo la consigna “Fujimori nunca más”. A partir del mes de abril, este movimiento fue liderado por la CNDDHH y una serie de actores políticos como la CCI y diversos activistas que se fueron sumando a lo largo de la campaña. Gabriel Salazar Borja, historiador de profesión, fue el responsable de la campaña que impulsó la CNDDHH. El trabajo que realizó la CNDDHH consistió en coordinar reuniones en su local institucional con diferentes colectivos y agrupaciones políticas que se sumaban al evento, como la CCI, los activistas del NAK, MTLV, Mujeres Resistencia, el Colectivo La Ruiz, Mujeres Dignidad, IE, Socialismo Justicia y Participación, La Unidad (los tres últimos fueron organizaciones estudiantiles de la UNMSM, solo IE se encuentra actualmente activo) y demás organizaciones. Por aquel entonces el rostro más visible fue el de Rocío Silva Santisteban, como representante de la CNDDHH, empero el trabajo en las redes por parte de los activistas del NAK (que producían materiales visuales antikeiko para su difusión) y el activismo en las calles de los anteriormente mencionados fue medular.
El trabajo del movimiento Fujimori Nunca Más se concentró en la movilización nacional del 26 de mayo bajo el lema “Por justicia y dignidad, Fujimori nunca más”. El modus operandi y la agenda que enarbolaron los ubicó como un movimiento vinculado a los derechos humanos a pesar de que se levantaron otras consignas y que otros colectivos o agrupaciones políticas intentaron ampliar la agenda. La CNDDHH no solo coordinaba las reuniones, también proporcionaba gran parte del material de propaganda y lo distribuía a nivel nacional (a través de sus 78 organizaciones), costeaba el alquiler de los equipos de sonido para los eventos y se encargaba de los permisos. Asimismo, cada colectivo u organización política elaboraba su propio material y lo difundía, mediante piquetes informativos, en diferentes mercados de los barrios de la ciudad de Lima. Como parte de un trabajo amplio, y en muchas ocasiones manteniendo cierta autonomía táctica, el activismo político de muchos estudiantes de las universidades públicas (UNMSM, UNAM, UNFV, UNE) y privadas (Ruiz de Montoya, PUCP) formaron parte de ese movimiento. Una vez concluida la campaña electoral, el movimiento se dispersa, y solo se vuelve a activarse ante la amenaza de un posible indulto a Fujimori a principios del 2012. En lo sucesivo el movimiento termina por disolverse.
Durante la campaña electoral del 2016, hechos como la derogación de la candidatura de César Acuña y la tacha a Julio Guzmán, despertaron la amenaza del retorno del fujimorismo debido a que se estaría despejando el camino para que el fujimorismo pueda ganar en primera vuelta, a pesar de que las candidaturas de izquierda se encontraban divididas y fraccionadas o que las demás candidaturas representaran el continuismo de derecha. En ese escenario se suman una serie de colectivos y agrupaciones políticas a la Coordinadora Keiko No Va que ya desde el mes de febrero venía trabajando y acumulando fuerzas de oposición al fujimorismo. Las organizaciones que impulsaron esta coordinadora fueron el Foro Juvenil de Izquierda (FJI) y la CNDDHH, ambos le dieron el soporte político, y también el trabajo político del Movimiento Voz Socialista (MVS) que los acercó a organizaciones sindicales que les permitió ampliar no solo su red sino también su agenda, pasar de los derechos humanos a un cuestionamiento sobre la economía-política que representaba el fujimorismo. Durante la primera vuelta la coordinadora logró la participación de una serie de colectivos y organizaciones sociales y políticas como la CCI, el Frente Amplio, la CGTP, el SUTEP, la Federación de Petroleros, la Federación Textil, la Federación de Trabajadores Telefónicos (FETRATEL), Ágora Popular, IE, FEPUC y demás. Durante la segunda vuelta se sumaron a la coordinadora una serie de partidos, algunos sacados de la carrera electoral como el Frente Amplio, a nivel de juventudes, y Todos por el Perú (liderado por aquel entonces por Julio Guzmán, conocidos como los “jóvenes morados”). Asimismo, la apuesta por el “voto crítico” que significaba apoyar la candidatura de PPK, generó una serie de discrepancias internas en función de principios vinculados a la izquierda, razón por la cual organizaciones como Ágora Popular e Integración Estudiantil se alejaron de la coordinadora.
2. Organización y miembros
La Coordinadora Keiko No Va cuenta con dos comisiones de trabajo: La comisión de organización y la comisión de prensa. La comisión de organización es la encargada de la coordinación de todos sus miembros y es ella quien le da el soporte orgánico y la orientación política. Por otro lado, La comisión de prensa es la encargada de todo el contenido y la elaboración de los mensaje políticos que se emplean para sustentar y difundir la propaganda política.
En la comisión de organización destacan los liderazgos de Jorge Rodríguez Ríos, antropólogo, miembro del FJI; Gabriel Salazar Borja, historiador, miembro de la CNDDHH; Sandra De La Cruz, arqueóloga, miembro del FJI; Jorge Bracamonte, historiador, secretario ejecutivo de la CNDDHH; Lorena Chavarri, dirigente de la Federación Textil; Carlos Rodríguez, dirigente de FETRATEL; Carmen Amaro, miembro de la CCI y Bertha Fuentes, miembro del MVS. Conjuntamente con ellos trabajan las vocerías estudiantiles, voceros como Miguel Burgos Olavarría (UNMSM), Sebastián De Los Heros (UARM), Belén Elías (PUCP) y Fabio Portocarrero (UNI) y activistas independientes como Alex Quispe.
En la organización de prensa destacaron los activistas del NAK. Pero también el trabajo fue colectivo y amplio, realizado por una serie de colectivos y personajes que se sumaron como Piquete Fotográfico, Colectivo Dignidad (Polo Blanco, representado por Jareth Solís), Las Cholas Audiovisuales, el apoyo de Walter Hupiu (fotógrafo de La República) y Paco Moreno (Diario Uno). Asimismo, como parte del desarrollo de la prensa y difusión, el apoyo de agrupaciones culturales como el Bloque Hip Hop y movimientos juveniles como la Zona 2 (Villa El Salvador, Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores) y de la Zona 9 (Pueblo Libre, Jesús María, Lince y Breña) fueron complementarios.
Los espacios de organización de esta coordinadora fueron los locales de la Federación Textil, del FETRATEL, de la CNDDHH y del Foro Salud.
El financiamiento de la coordinadora proviene de dos fuentes, una de ellas es la ayuda económica que le brinda la CNDDHH, la otra es producto de la autogestión de sus miembros, y consiste en realizar colectas durante las asambleas o a través de sus colectivos o agrupaciones políticas de donde provienen o también participan. La administración de esos fondos lo realiza una comisión encargada para la logística.
3. Propuesta política
Por la naturaleza de la coordinadora que conjuga el espacio juvenil, el sindical y el socio-político (en donde se ubican los movimientos sociales), De acuerdo a sus protagonistas, la Coordinadora Keiko No Va hizo una lectura de la situación política de aquel entonces y evaluó cómo enfrentar la nueva candidatura del fujimorismo. Para eso se vieron en la necesidad de crear un espacio institucional que pueda no solo canalizar el descontento ciudadano contra el fujimorismo, sino también organizar a las demás organizaciones sociales y políticas opuestas al fujimorismo. Para la coordinadora, el discurso de los DDHH se había agotado frente al “nuevo fujimorismo” que insistentemente Steven Levitsky presentaba. Por eso, se tuvo que ampliar la agenda de los DDHH y cuestionar otras ideas fuerzas que sostienen la desigualdad del modelo económico, “entonces enfatizamos la idea de que la candidatura del fujimorismo fue la causante de las desigualdades que generó la aplicación de las políticas de los 90. Y esa candidatura (la de Keiko), iba a dar el poder a un gobierno que seguiría aplicando esa misma política de desigualdad, como por ejemplo, los despidos masivos, la preservación y defensa de la inestabilidad laboral y una serie de hechos y casos productos del modelo económico”, sostiene Jorge Rodríguez.
El objetivo a corto plazo fue evitar el triunfo del fujimorismo en el gobierno. Luego se plantearon no regalar el espacio político a la derecha y enfatizar la idea-fuerza que el triunfo de PPK fue un voto contra Fujimori y además recordarle al nuevo gobierno que hay compromisos pendientes con diferentes sectores de la sociedad civil que apoyaron la candidatura de PPK.
A largo plazo y en función de los hechos, la coordinadora pretende generar un frente social amplio en el que confluyan todas las luchas y disputas sobre el modelo económico y sus consecuencias sociales y políticas en la población en general. Como, por ejemplo, remarcar que la corrupción es parte del modelo neoliberal, debido a que no sólo formó parte de una determinada empresa (El caso Obredecht) sino que al parecer es un mecanismo para mantener el orden económico. Los últimos gobiernos, sostienen los de la coordinadora, que continuaron con el modelo neoliberal no se oponían a las reformas de cambio por cuestiones tecnocráticas sino por cuestiones pecuniarias muy particulares: Corrupción.
Para lo último, son conscientes de que llegará un momento en que la coordinadora deje de existir, en la medida que el fujimorismo deje de ser una amenaza o formen parte o apoyen a una alternativa diferente de cambio y de una convocatoria amplia. “Si el fujimorismo no fuera una amenaza, este espacio (la coordinadora) habría cumplido su tiempo. Sin embargo, vemos que el fujimorismo sigue siendo una amenaza para el país. El fujimorismo pretende a partir de esta coyuntura, producto del caso Odebrecht, pretende generar una crisis tal en donde ellos puedan llegar al poder o minar de manera directa y grosera al gobierno en función de sus intereses (…) El fujimorismo pretende hacerse del poder corrupto, eso es un peligro y continua siendo una amenaza. Esta coyuntura (la corrupción) no es solo del fujimorismo sino del modelo económico, y ahí vemos un peligro, que la transición democrática al entrar en crisis culmine en una salida política conservadora. Y contra eso estamos peleando ahora”, sostiene Gabriel Salazar.
4. Situación actual o la tercera fase
La primera fase sería el antecedente que generó a la coordinadora antes del 2016; la segunda fase, el proceso de la campaña para evitar que gane el fujimorismo; y la tercera fase, toda la actividad post electoral en un nuevo escenario y con un nuevo gobierno. Por eso, de acuerdo a la estrategia de la coordinadora se pretende ganar espacios de incidencia en el nuevo gobierno, disputar no sólo mediante movilizaciones sino también mediante el cuestionamiento a las ideas que representa el fujimorismo en el orden económico, es decir, hacer ver que el fujimorismo sigue ejerciendo poder político y que muchas de las medidas del nuevo gobierno son el resultado de una determinada correlación de fuerzas en el que no solo el fujimorismo influye sino que en algunos casos también determina. Por eso, participaron y participan de movilizaciones como “Ni un sol menos”, “La ley universitaria”, la captura del BCR y la actual campaña contra la corrupción.
Actualmente (*), la Coordinadora No a Keiko, conjuntamente con la CCI, los activistas del NAK, Integración Estudiantil, partidos como Tierra y Libertad y la agrupación Nuevo Perú vienen conformando la Coordinadora Contra la Corrupción, bajo el lema de campaña “Corrupción nunca más”.
Etiquetas: [Sociedad] Fecha Publicación: 2015-08-05T20:08:00.001-07:00
“¡Nacimos para convertir los sueños en realidad!”
(Afiche soviético)
Tras mucho esfuerzo ideológico y político, los liberales han logrado identificar al socialismo del siglo XX con ideas que se han vuelto lugares comunes y que circulan como monedas corrientes como el estatismo, el autoritarismo y el totalitarismo. Incluso ciertos liberales, cual narcisos jactanciosos por verse siempre la cara, no reparan en distinciones, ni matices, ni contextualizaciones, simplemente para ellos el socialismo es una mera ideología funesta que pretende volver al pasado.
¿Pero cuál pasado? Si el socialismo siempre ha sido una pretensión sobre el futuro. Tal intención se la puede encontrar tanto en el socialismo utópico (Owen, Babeuf, Fourier, Considerant, Blanc, Cabet) así como en el socialismo científico (Marx & Engels). Pensar en la posibilidad de la transformación del mundo en función de la justicia social siempre ha caracterizado y animado a los socialistas. Empero, sólo el socialismo científico ha postulado y defendido ideas como la posibilidad material de abolir la propiedad privada y la desaparición gradual de las clases sociales para acabar con la explotación del hombre por el hombre. Tales pretensiones no tienen nada que ver con el pasado, ni mucho menos con el presente (de explotación laboral para la gran mayoría de los trabajadores de todo tipo), sino con el futuro.
En su vertiente más vulgar, ciertos liberales, o simplemente derechistas, tienden a identificar al socialismo con la pobreza y la carestía cristiana o con la apuesta por una “vida bucólica” precapitalista; incluso son tentados a reproducir y enfatizar, sin saber en realidad de qué va el asunto, que el socialismo es un discurso mítico que le tiene un “horror a la historia” (Mircea Eliade). Las exégesis culturalistas por encontrar en el socialismo una vertiente judaica y milenarista no pasan de ser simples referencias sobredimensionadas de manera tendenciosa, pero no sobre los hechos políticos y culturales que comprenden al socialismo, sino sobre los propios temores de esos exégetas que insistentemente denostan al socialismo.
El socialismo es una ideología política propia del mundo moderno. La posibilidad de transformar revolucionariamente el mundo fue una consecuencia del avance y del desarrollo de la ciencia. La conquista del mundo de la naturaleza, implicaba la transformación de la sociedad en su conjunto. Por eso el socialismo nace como la posibilidad real de transformar revolucionariamente el mundo a partir de su base material, a saber, el trabajo. El cuestionamiento a las condiciones materiales del trabajo fue el acicate para la crítica filosófica que pergeñó el socialismo. Ideas como “la planificación y la distribución de la riqueza que produce el trabajo humano”, fueron parte de los programas socialistas, asimilados no sólo por ser una exigencia política y coyuntural, sino por ser una exigencia moral y universal. Esa universalidad moral, que en fondo es práctica, generó la exigencia de una organización política para una clase, a saber, la clase obrera. Tal clase dio origen al pujante movimiento obrero internacional. La práctica política del movimiento obrero fue necesaria y eminentemente clasista, en la medida que pretendió el poder del Estado (“Trabajadores al poder”). Históricamente el socialismo fue la expresión ideológica de la clase obrera, tras una larga tensión con el anarquismo.
A lo largo del siglo XX, mediante el socialismo científico se logró construir el primer Estado dirigido por la clase obrera en alianza con el campesinado, a saber, el Estado Soviético. La construcción del socialismo fue políticamente planificada y aislada económicamente por el mundo capitalista. Tras los años y el avance pujante del socialismo se conformó un bloque socialista. El bloque socialista se caracterizó por su apuesta hacía el futuro: La conquista del Cosmos a través de la ciencia. Precisamente a través de la conquista del cosmos se puede identificar algunas de las ideas-fuerza que caracterizan al socialismo científico y que permiten demarcarlo tajantemente de las ideas del socialismo utópico y del liberalismo.
A continuación véase algunos afiches de los tantos que uno puede encontrar en la web.
Afiche 1: “¡Nacimos para convertir los sueños en realidad!”. El autor es un tal Viktorov, elaborado el 09 de mayo de 1960. En este afiche se lee una de las consignas más contundentes del socialismo soviético. En el afiche aparece una nave espacial soviética, en cuya base el símbolo distintivo de las clases trabajadoras la sostiene, a saber, la hoz del campesino y el martillo del obrero. La intención es clara, el producto del trabajo de las clases trabajadoras se alza hacia los confines del cosmos convirtiendo en realidad los sueños de la humanidad. Esos sueños que caracterizó a los albores de las antiguas civilizaciones, el saber qué hay más allá de los cielos y las estrellas. Con el socialismo, ya no son los antiguos astrónomos vinculados a la élite del poder que descubren y guardan esos secretos al mirar a los cielos, sino que ahora es el esfuerzo de los trabajadores, de esos millones de hombres y mujeres que trabajan en el campo y en la ciudad quienes hacen posible recorrer y conocer el cosmos.
Traducción de la leyenda: ¡Nacimos para convertir los sueños en realidad!
Afiche 2: “¡Hacia el cosmos!”.En el afiche se ve a un obrero dando un gran salto hacia el espacio. El mensaje es contundente, con el socialismo la clase obrera es la que conquista el espacio, a saber, son los trabajadores. En el socialismo la figura imponente del obrero se realza en la medida que es él su artífice y su protagonista. Con el socialismo la hazaña de la humanidad tiene rostro de un trabajador acerado por el duro trabajo.
Traducción de la leyenda: ¡Hacia el cosmos!
Afiche 3: “¡Hacia el sol! ¡Hacia las estrellas!”. Al igual que el anterior se ve a un obrero, pero esta vez es él quien lanza los cohetes que van a recorrer el espacio. Con el socialismo la figura del obrero se representa a partir de su papel protagónico, a saber, es él quien está detrás de la conquista del espacio. En el socialismo el protagonismo de tal gran hazaña se encuentra en las manos de los trabajadores.
Traducción de la leyenda: ¡Hacia el sol! ¡Hacia las estrellas!
Afiche 4: “¡De modelos de estudiantes a modelos de naves espaciales!”. El afiche muestra el papel que cumple la importancia y la enseñanza de la ciencia en el desarrollo de la conquista del espacio. Con el socialismo no solo la educación resulta siendo un derecho universal para el pueblo trabajador, porque es el Estado dirigido por los trabajadores quienes sostienen una educación pública para sus hijos, sino porque se trazan objetivos claros en función del desarrollo de la ciencia. En el socialismo, la ciencia forma al niño para ser un hombre. Con el socialismo el conocimiento científico deja de ser un conocimiento de élites o de quienes solo pueden costearlo para ser un bien de la humanidad mediante su divulgación y su enseñanza universal.
Traducción de la leyenda: ¡De modelos de estudiantes a modelos de naves espaciales!
Afiche 5: “¡Acelerar el progreso y la técnica es una exigencia!”. El afiche muestra el fundamento del socialismo en la ciencia y la tecnología. El progreso tiene bases materiales. La ciencia asegura la transformación de la sociedad en función de aplicación técnica en la vida de la nueva sociedad que se lanzó a la conquista del espacio. En el socialismo la actividad intelectual es planificada y desarrollada en función del bien de la nueva sociedad y de la humanidad.
Traducción de la leyenda: ¡Acelerar el progreso y la técnica es una exigencia!
Afiche 6: Sin título. En estos afiches se ve a dos de los protagonistas de la conquista del espacio durante el socialismo soviético, a saber, Yuri Gagarin y Valentina Tereshkova, quienes fueron el primer hombre y la primera mujer en el espacio. El mensaje es claro, en el socialismo la igualdad social entre el hombre y la mujer no sólo es parte de un mero discurso sino que se hace realidad. Las nuevas condiciones materiales y la nueva política educativa permiten una nueva educación y formación en igualdad de condiciones entre el hombre y la mujer. Incluso se estimula la formación científica de la mujer para que junto al hombre logre las mismas hazañas en función del desarrollo de la ciencia y en bien de la humanidad.
Carteles de homenaje a los cosmonautas pioneros Yuri Gagarin y Valentina Tereshkova.
Primer hombre y primera mujer en el espacio.
Afiche 7: “¡Abriremos mundo lejanos!”. En el afiche se muestra a una pareja que representa a la nueva humanidad que mira hacia el espacio expresando una gran confianza en el futuro de la era espacial. Mediante el socialismo se construye el futuro de la humanidad de cara al desafío del descubrimiento del espacio. En el socialismo los trabajadores confían en lo que pueden hacer mediante su trabajo. Trabajo que posibilita el desarrollo de la ciencia y la posibilidad de conocer otros mundos.
Traducción de la leyenda: ¡Abriremos mundos lejanos!
Etiquetas: [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2015-05-31T17:13:00.000-07:00
“(...) la biografía de la utopía andina no está al margen de la lucha de clases.”
“(…) la biografía de la utopía andina ha estado frecuentemente asociada a la historia campesina en el Perú”. (Alberto Flores Galindo. Buscando un Inca)
En 1990 murió Alberto Flores Galindo, uno de los más brillantes intelectuales marxistas que tuvo el Perú. La leyenda y consigna que acompañó su despedida fue: “Bajo las banderas de la utopía andina”. La Utopía Andina fue en su momento la forma ideológica de replantear el debate político e intelectual en el interior de la izquierda peruana, a saber, entre Democracia y Socialismo.
Históricamente, el debate intelectual y político entre Democracia y Socialismo generó aquella diferencia figurativa de dos grupos de intelectuales de izquierda, a saber, entre Zorros y Libios. Los Zorros, fueron vistos y valorados como moderados por su apuesta por la democracia, apuesta pública que fue expuesta en su revista de referencia arguediana El Zorro de Abajo(de ahí el apelativo); mientras que los Libios fueron vistos como los radicales por su apuesta insistente por el socialismo. Alberto Flores Galindo fue parte de este último grupo.
En sentido estricto los Libios criticaron la derechización gradual que mostraban y justificaban los Zorros. Asimismo, en el plano ideológico y práctico, hubo un tema sobre el que la polémica entre ambos grupos llamó mucho la atención, a saber, la insurgencia armada. Precisamente ese tema es el que en su momento generó dos grandes polémicas: una, entre Nelson Manrique y Sinesio López; y, la otra, entre Alberto Flores Galindo y Carlos Iván Degregori. Por una serie de razones la segunda ha despertado una mayor curiosidad e importancia porque lo que se discutía puso fin a aquella discusión y a la división de los intelectuales entre Libios y Zorros (los Libios terminaron convertidos en Zorros, a excepción de Alberto Flores Galindo; y los Zorros se derechizaron siguiendo el derrotero por el que habían apostado); y sobretodo, se canceló toda polémica en el interior de la izquierda intelectual. Tal vez esa sea una de las razones por las que la izquierda en el Perú se encuentra alejada de toda polémica en su interior.
Del debate que animó la izquierda intelectual entre Democracia y Socialismo, se pasó al debate entre Democracia y Utopía Andina, situación que para Carlos Iván Degregori (quien participó de ese debate) fue una manera de empobrecer el debate. Lo curioso de tal empobrecimiento es que ahora resulta siendo inexistente cualquier debate en el interior de la izquierda porque si sólo se levanta la bandera de la Democracia, no hay nada que se le oponga, a menos que se piense que se puede abrir un debate entre Democracia y Democracia, como sucede actualmente cuando se adjetiva a la democracia (sea el rótulo que lleve) para convencerse de que hay un cambio posible.
Es conocida y acusada la crisis de la izquierda peruana, ya sea a nivel de organización política o a partir de su producción intelectual. Los intelectuales orgánicos que tenía la izquierda no sólo dejaron de ser orgánicos o envejecieron abrazando una moral derrotista y escéptica (y en algunos casos, cínica), sino que no hubo el recambio generacional necesario porque se canceló todo debate interno que lo anime. Y esa cancelación del debate al interior de la izquierda tiene que ver con lo que pasó en el debate entre Democracia y Utopía Andina.
La Utopía Andina en su momento fue animada por Alberto Flores Galindo y Manuel Burga, ambos historiadores e intelectuales de izquierda. Empero fue Alberto Flores Galindo quien sostuvo atrevidamente una interpretación polémica sobre la historia de las luchas de liberación en función de la Utopía Andina. Ideológicamente, la Utopía Andina es una manera de entender las raíces históricas desde donde puede brotar el socialismo en el Perú. Mediante la Utopía Andina, el socialismo no resulta siendo algo ajeno al Perú, culturalmente hablando, sino cercano, ya sea en sueños, alegorías o mediante pesadillas.
La apuesta por el socialismo en el Perú no sólo pasaba por asentar una organización política que pudiera llevarla a cabo sino también por encontrar raíces culturales en donde se asiente como condición de posibilidad. Esta vertiente en la reflexión marxista en el Perú ya venía siendo planteada desde José Carlos Mariátegui, el detalle es que no floreció en su momento, ni fue retomada sino hasta Alberto Flores Galindo.
Cuando Alberto Flores Galindo publica Buscando un Inca(1986), libro en el que se encuentra expuesta la Utopía Andina, se le acusó de muchas cosas, entre otras de mesiánico y de pasadista. Lo cierto es que la Utopía Andina desde un punto de vista general es el horizonte cultural por el que transcurre la historia política en el Perú desde abajo, socialmente hablando, en función de las relaciones de dominación; y, analíticamente, expresa la estructuración ideológica de las tensiones en la historia de la lucha de clases en el campo, a saber, las luchas campesinas. El derrotero que describe Flores Galindo sobre las luchas campesinas, en función de la Utopía Andina, fue cuestionado en su momento como parte de una serie de incongruencias que cometió debido a su orientación culturalista y dualista sobre lo andino, tan presente aún en algunos intelectuales que se reclaman o no de izquierda.
Las críticas sobre lo último vinieron, como no podía ser de otra manera, del sector de los Zorros, a saber, del antropólogo Carlos Iván Degregori. En el ensayo Del mito mariateguista a la utopía andina(1989), Degregori replica una serie de conclusiones sobre lo andino y sobretodo el quid del asunto, la exégesis sobre el derrotero histórico de la insurgencia armada, como parte de la Utopía Andina. Por eso la crítica a la Utopía Andina se focaliza a la segunda mitad del siglo XX, porque hasta ese periodo histórico todo va bien, los problemas surgen después. La revolución como una inversión del mundo, la focalización de los casos que dan pie a las demás secuencias históricas, la sustitución y la reducción de datos empíricos por la conjetura y la imaginación, la relación entre el economicismo y el voluntarismo, la polarización entre la tradición y la modernidad y demás, son una serie de observaciones que no han tenido replica aún por parte de los Libios.
Como la insurgencia acabó, muchas ideas que se expusieron en aquel debate dejaron de tener sentido o simplemente ya no llaman la atención. Una respuesta a Degregori la pudo dar Flores, no se dio por la historia ya conocida, Degregori no publicó su crítica porque Flores convalecía de una mortal enfermedad. Hace algunos años falleció Degregori y el texto de esa polémica se ha hecho público. ¿Qué se puede recoger de ese debate?
Recoger ese debate tiene implicancias. No sólo porque se evaluaría la historia del movimiento popular que aún sigue dando la pelea (como en Cajamarca y Tía María, por ejemplo), sino también sobre el rumbo que está tomando. Asimismo, permitiría romper el silencio de oponer a la democracia, la misma democracia, a saber, “cambiar algo para que nada cambie”.
Algo que pasa desapercibido en las reflexiones intelectuales de izquierda es la visión de clase de los mismos intelectuales de izquierda, hecho que uno puede encontrar en muchos de ellos, ya sea en Alberto Flores Galindo o en Degregori. Esto tiene importancia para dejar de lado las mistificaciones (como la cholificación, lo indígena y demás) y las reflexiones (enfocados por la otredad de “un nosotros diverso”) que elaboran los intelectuales cuando pergeñan algunas ideas sobre lo andino y lo popular. Evidentemente tal observación apunta a un serio cuestionamiento sobre la reproducción ideológica de la izquierda, que actualmente se ve fuertemente influenciada por la ideología liberal en todos sus matices.
La Utopía Andina básicamente es un acercamiento a lo popular, en función de su historia, su reproducción cultural y sus luchas. Las banderas de la Utopía Andina se encuentran lejos de todo socialismo utópico o mágico, son banderas concretas. En el campo y en la ciudad hay banderas que ya han sido levantadas y merecen una discusión al interior de la izquierda. Al parecer abrir ese debate implica necesariamente levantar las banderas de la Utopía Andina.
“Desde Kursk y Oriol en esta guerra hemos avanzado
Llegamos hasta la misma puerta del enemigo
Así es camaradas, lo hicimos
Algún día recordaremos esto y no lo creeremos
Pero aún necesitamos una victoria más
¡Una para salvar al pueblo!
¡El precio no nos detiene!”
(Necesitamos una victoria, canto militar del Ejército Rojo de la URSS [1]
[Haga play en la canción Necesitamos una victoria (Нам Нужна Одна Победа) y proceda a leer el artículo] El pasado 09 de mayo se cumplieron los 70 años del triunfo del Ejército Rojo de la Unión Soviética sobre la Alemania Nazi. El 09 de mayo fue el día de la victoria, el día que posibilitó la paz en el mundo y el fin de la guerra. La hazaña de los soviéticos no tuvo y aún no tiene parangón en la historia militar de la humanidad: La movilización de todo un pueblo multinacional y multicultural en la defensa de la patria, cuyo costo humano fue la pérdida de 20 millones de soviéticos (en su mayoría civiles). La guerra que libraron los soviéticos contra la Alemania Nazi fue una guerra de defensa y de liberación de los pueblos y de la patria que históricamente han llamado La Gran Guerra Patria (1941-1945). En su momento, tal hecho fue reconocido en el mundo. Empero, los festejos por los 70 años de aquel triunfo se circunscribieron sólo a los países que conformaron la URSS, mientras que el resto del mundo quedó en silencio. Los llamados “aliados” no se hicieron presente en los festejos que se llevaron a cabo en la Plaza Roja de Moscú, ni se pronunciaron al respecto.
Traducción de la leyenda: Nuestra Bandera - La bandera de la victoria! Autor: Víctor Ivanov 1943
Ese silencio no es casual y se compagina con el odio que fundamentaba al imperialismo de la Alemania Nazi, a saber, dejar en el olvido de la historia de la humanidad todo lo que represente a la Unión Soviética. Un odio al carácter de clase de su gobierno popular (obrero y campesino), a su bandera roja, a esa histórica bandera que representa la unidad de los trabajadores del mundo (la hoz del campesino y el martillo del obrero) que flameó en el día de la victoria. Ese silencio se compagina con aquel otro que silencia el papel del Ejército Rojo en el rescate de los judíos de los campos de concentración de Auschwitz en Polonia. El papel del Ejército Rojo fue fundamental en la liberación de los pueblos que fueron ocupados y diezmados por el imperialismo alemán como Polonia, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia, Noruega, Hungría, Austria y Checoslovaquia.
Después del fin de la guerra, en el llamado mundo occidental la propaganda anticomunista (macarthista) soslayó el papel fundamental que cumplió el Ejército Rojo en la liberación de los pueblos. Y al parecer tal hecho sigue manteniéndose hasta nuestros días. En la enseñanza de la historia se minimiza el papel del Ejército Rojo de la URSS, por obvias razones ideológicas, así como se reproduce insistentemente, a través de la literatura y sobre todo a través del cine, que el papel de los aliados (Inglaterra, Francia y los EE.UU) fue determinante en la guerra, incluso desde hace muchos años se exagera un llamado día “D” para opacar al frente oriental en el que combatieron los soviéticos, y lugar en el que se decidió el fin de la guerra.
«El Triunfo de la Madre Patria Victoriosa». Pintura de Mijaíl Ivánovich Jmelko (1949)
En el cuadro se ve al Ejército Rojo arrojando los estandartes nazis ante los pies del mausoleo de Lenin en la Plaza Roja. Imagen tomada de aquí pulse Para ampliar la imagen pulseaquí
Un hecho que también pasa desapercibido es la reproducción ideológica. La propaganda que desplegaron los soviéticos a través de carteles que figuraban la defensa de la patria así como los himnos que entonaban el Ejército Rojo fueron fundamentales, no sólo para acerar la moral del hombre soviético sino también para divulgar al mundo entero sobre el carácter de liberación que cumple el socialismo en bien de la humanidad. Muchos de los carteles no sólo hacían hincapié en el valor de los soldados sino también del valor de las mujeres soviéticas, quienes tuvieron que hacerse cargo de la defensa y la economía del país. Los campos roturados para el trabajo agrícola tuvieron que ser ocupadas por ellas, la industria militar fue posible por el papel que ellas desempeñaron en su interior (ellas fabricaron las municiones y el armamento), así como la movilización de miles de mujeres para realizar grandes zanjas, que comprendían muchos kilómetros, para asegurar la defensa de las ciudades. La movilización de las casi adolescentes voluntarias en el frente de batalla como enfermeras, fue la prueba de fuego de aquellas muchachitas que tenían que cargar con el cuerpo de los heridos que pesaban entre 80 y 90 kilos, mientras que ellas oscilaban entre 45 y 55 kilos de su peso. Asimismo, las guerrillas que brotaban en las fronteras de la patria estaban también compuestas por las hijas del pueblo soviético, que codo a codo junto a los hombres no escatimaron en ofrendar sus vidas en defensa de la patria socialista. A continuación véase algunos de esos carteles:
Traducción de la leyenda: Un tractor en el campo de cultivo es lo mismo que un tanque en el campo de batalla!
Traducción de la leyenda: Sólo el país donde los hombres y las mujeres tienen igualdad de derechos va a ganar! Mujeres, empezad a trabajar en el lugar de los hombres y haced la línea de combate más fuerte!
Traducción de la leyenda: Integrate a las brigadas de enfermeras del Frente. Un soldado necesita tu ayuda!
Traducción de la leyenda: Larga vida a las camaradas de armas!
Traducción de la leyenda: Prometimos a nuestros heroicos maridos forjar sus armas y trabajar día y noche para romper un récord para ayudar a la línea del frente!
Traducción de la leyenda: Todo por la victoria! A la primera línea mujeres soviéticas
Por otro lado, el ejército de la Alemania Nazi se preciaba de ser la mejor expresión de los “superhombres” (emulando a la “bestia rubia” de Nietzsche). La supremacía de la raza aria fue insuflada por esa ideología racista. Orgullosamente los nazis se consideraban superiores al resto del mundo, empero en el día de la victoria su ejército de arios fue vencido por su antípoda, a saber, el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos de la Unión Soviética, un ejército popular, multinacional y multicultural, compuesto por todas las nacionalidades que conformaron la URSS como los rusos, ucranianos, lituanos, bielorrusos, moldavos, letones, estones, georgianos, armenios, azerbaidzhanianos, kajazianos, uzbekos, kirguizianos, tadzhikianos, turkmenianos y demás nacionalidades. Tal hecho, culturalmente es muy significativo y frecuentemente pasa desapercibido, empero es importante recordarlo para echar por tierra toda ideología racista, colonialista y pro-imperialista que justifica la opresión y dominación de los pueblos en función de la supuesta superioridad racial y cultural del occidente burgués y blanco.
Los nazis pretendieron acabar con la Unión Soviética porque en su momento la URSS representó la esperanza de los pueblos del mundo y el gran sueño de la humanidad por un mundo mejor. Los nazis fueron vencidos, y posteriormente la Unión Soviética desapareció. Según los liberales estamos en un mundo libre. Orgullosamente tales sujetos reproducen ideológicamente que “a este mundo nadie lo cambia, los sueños por un mundo mejor al mundo capitalista son sólo rezagos de utopías trasnochadas, el único cambio real y posible es la libertad del individuo, es decir, de uno mismo”. Tal ideología liberal en el fondo comulga, a través de su silencio, con el neocolonialismo que ejercen los países capitalistas sobre el resto del mundo. Por eso recordar el Día de la victoria sobre el nazismo reafirma la exigencia moral y práctica de que aún “necesitamos una victoria”, tal como cantaba el Ejército Rojo de la URSS en plena guerra liberando a los pueblos del yugo imperialista de los nazis.
Definitivamente, necesitamos una victoria…
Traducción de la leyenda: Adelante! La victoria está cerca!
Juan Archi Orihuela
Lunes, 25 de mayo del 2015.
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[1] La letra completa del himno que recuerda el Día de la Victoria.
Necesitamos una victoria
(Himno de Guerra)
Aquí las aves ya no cantan
Aquí los árboles ya no crecen
Sólo nosotros, hombro a hombro,
brotamos de esta tierra.
Luces… y vueltas en el planeta
y sobre nuestra tierra, el humo.
Eso significa que necesitamos una victoria más
¡Una para salvar al pueblo!
¡El precio no nos detiene!
¡Esperamos el fuego de la muerte!
¡Y eso no nos da miedo!
¡Las dudas se disipan en la noche cuando avanza…
¡El décimo!
¡Nuestro décimo Batallón!
En el campo de la muerte sólo escuchamos
el grito de las órdenes
Y el cartero se vuelve loco buscando entre nosotros
Salen cohetes rojos
Golpes de metralla que no descansan
Eso significa que necesitamos una victoria más
¡Una para salvar al pueblo!
¡El precio no nos detiene!
¡Esperamos el fuego de la muerte!
¡Y eso no nos da miedo!
¡Las dudas se disipan en la noche cuando avanza…
¡El décimo!
¡Nuestro décimo Batallón!
Desde Kursk y Oriol en esta guerra hemos avanzado
Llegamos hasta la misma puerta del enemigo
Así es camaradas, lo hicimos
Algún día recordaremos esto y no lo creeremos
Pero aún necesitamos una victoria más
¡Una para salvar al pueblo!
¡El precio no nos detiene!
¡Esperamos el fuego de la muerte!
¡Y eso no nos da miedo!
¡Las dudas se disipan en la noche cuando avanza…
¡El décimo!
¡Nuestro décimo Batallón!
P.S.
El himno Necesitamos una victoria se sigue interpretando en los tiempos de paz en Rusia así como en los demás países que conformaron la Unión Soviética. A continuación algunas interpretaciones contemporáneas.
La novela Todas las Sangres (1964) de José María Arguedas es una de esas novelas que ha alcanzado más resonancia por la mención de su título que por la lectura de su contenido. Tal hecho responde en parte a la sobrevaloración que ha alcanzado su autor y que en sentido estricto no tiene nada que ver con las letras, sino con la empatía que genera su vida doliente y desventurada, representada y rememorada siempre como si fuera el compendio de la vida doliente y trágica del hombre andino. Empero, Arguedas siempre fue un misti [1]. Ideológicamente éste misti ha sido resignificado y presentado como una suerte de redentor cultural, por quienes vienen reproduciendo insistentemente el paternalismo por otros medios.
Pero ¿qué es “todas las sangres”? como novela es un relato sobre la descomposición del latifundio andino, presentado como una gran tragedia. En esta tragedia andina, el capital (como mecanismo local y universal) y el movimiento campesino (como descontento espontáneo y local) se recrean a través de una serie de voces contrapuestas. Por su naturaleza, el poder del latifundio es recreado en función de las relaciones del trabajo servil y de una ideología de dominación que la sostiene. Asimismo, la concepción mágica y señorial del mundo semifeudal, presente a lo largo del relato, convierte la fatalidad que caracteriza a la vida de los personajes en una esperanza incierta. Y ¿qué sentido adquiere la figuración de “todas las sangres” en la novela? Simplemente como un referente orgánico y volitivo que permite vincular la extracción de clase (o de casta) de los diversos personajes de la novela a un todo continuo y palpitante, plagada por una serie de contradicciones explícitas o tácitas. La sangre o las sangres en un mundo feudal o semifeudal es lo que permite la reclasificación social de los sujetos como voces colectivas (un pueblo), cuya concreción es determinada en función de una estructura de poder colonial. En la novela la estructura del poder semi-feudal es cuestionada desde su inicio. A largo del relato, el cuestionamiento a esa estructura de poder se focaliza y personifica, no obstante esa voz disidente que la cuestiona (la de Demetrio Rendón Wilka) termina por legitimarla.
Para muchos Todas las Sangres es, además de una gran novela, un manifiesto insistente contra la injusticia que emana del mundo semifeudal. Al respecto, un historiador como Alberto Flores Galindo, consideraba que en ésta novela Arguedas recrea su apuesta por la revolución social. En las antípodas de esta percepción y valoración positiva, la doxa de Mario Vargas Llosa acentúa la idea de que el esquema marxista de la lucha de clases orienta y articula la estructura de ésta novela; y, por ende, pierde su calidad literaria en comparación de sus anteriores relatos. A pesar de tales juicios contrapuestos por su valoración, lo cierto es que la novela se aleja de la redención cultural, ideológicamente concebida como democrática, y se acerca a la idea de la confrontación para mantener el orden de dominación del latifundio. Al respecto, el final de la novela es aleccionador y tan diáfano, antes de inmolarse el protagonista (Rendón Wilka) anima y ordena que el común (los campesinos serviles de la hacienda) se arrodille ante el nuevo misti (el hijo recién nacido de Don Bruno Aragón de Peralta) para conservar la hacienda como corresponde a su legítimo heredero. Así el héroe de la novela termina abogando por el mantenimiento del orden semifeudal, cuyo restablecimiento no debe oponer resistencia del común porque las fuerzas del cambio son fuerzas telúricas (no humanas), tal como se recrea al final de la novela.
Pero si la novela tiene una orientación ideológica patente por su contenido ¿cuál es la ideología de todas las sangres como discurso fuera de la novela? La ideología de todas las sangres que insistentemente se reproduce es la ideología de la diversidad cultural concebida como un hecho redentor.
La redención cultural que animan y reproducen muchos de aquellos ideólogos de “todas las sangres” es el resultado de una serie de exégesis sobre lo andino y lo popular que se encuentra presente en la narrativa de J.M. Arguedas. Muchas de esas ideas parten de un hecho, a saber, la migración del campo a la ciudad. Puntualmente, la idea-fuerza que se ha elaborado al respecto es la siguiente: el Perú es un país de todas las sangres. Ideológicamente, si el Perú es de Todas las sangres, el Perú tiene todas las identidades (culturales).
Frecuentemente, el tema de las identidades llama mucho la atención a cierto pequeño sector intelectual carente de ella. Este sector intelectual insistentemente apela a reflexiones, muchas de ellas trilladas y llena de lugares comunes, sobre la identidad y la pertenencia local del llamado Otro para compaginar sus deseos y temores frente a lo nacional (el Perú). Tal propensión siempre tiende a exhalar un tufillo mistificante cuando se trata de pergeñar algunas ideas sobre la cultura popular. La retórica que reproducen siempre oscila entre la pose panglossiana y una visión fatalista de la historia del Perú. Asimismo, en ellos es común encontrar ese afán exagerado por sintonizar con el ideal progresista. “No hay país más diverso”, “el Perú como una patria antigua”, “sigo siendo” y demás frases sueltas de Arguedas, cuando son enfatizadas por ellos, ya sea mediante la escritura o en los discursos de salón, cumplen la misma función que las frases tributarias de un texto de autoayuda. Incluso desde la antropología, uno de aquellos se animó a proponer el “paradigma arguediano en antropología”.
Lo que caracteriza a esta ideología de la diversidad cultural no es sólo su retórica exagerada sobre lo popular y lo tradicional (imaginado también como lo no-occidental) sino su intención redentora. Tan similar a los deseos de un personaje de ficción arguediano, a saber, Bruno Aragón de Peralta. Por eso quienes reproducen esa ideología, que se asemeja a la actitud de un misti redentor como lo fue el mismo Arguedas, pretenden idealmente mantener los rezagos del mundo semifeudal, recreándolos como parte de lo tradicional o lo cultural. La diversidad de las culturas en el Perú, para tal orientación ideológica se encuentra bullente, hirviente (tal como lo mistificó en su momento también Arguedas). Así, los hombres y las mujeres que hacen posible esa diversidad cultural (focalizado principalmente en el mundo popular) serían actores que se caracterizan por resignificar constantemente sus identidades (identidades múltiples). Esta visión literaria es la expresión ideológica de cierto sector intelectual liberal que en el fondo no escatima su añoranza por la vida semifeudal, “aquellos tiempos del abuelo y la hacienda en que las diferencias eran claras, mientras que ahora son ellos (el Otro) quienes cambian, resignifican sus identidades”.
En el Perú, la otredad no sólo es el discurso ideológico que pretende una hermenéutica del sujeto, como en determinados espacios intelectuales se piensa y se enseña, sino también es un discurso que tiende a mistificar la vida social del mundo contemporáneo, correspondiente a una estructura de clases (como es el mundo moderno), a partir de una añoranza semifeudal o colonial sobre la cultura. La ideología de todas las sangres, tal como se reproduce actualmente, es tributaria de ella. Socialmente, Todas las sangres es la añoranza retórica de los nuevos mistis o de aquellos que quieren ser mistis en el Perú.
Juan Archi Orihuela
Lima, 21 de mayo del 2015.
P.S.
Sobre la figura de José María Arguedas: Pulse Aquí
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[1] El misti o los mistis en el Perú fueron aquellos sujetos "blancos" que política y económicamente formaron parte de la clase dominante en la vida rural de los Andes hasta la Reforma Agraria de 1969. Tal calificativo formaba parte de la clasificación cultural y política de las relaciones semifeudales en el Perú. La relación conflictiva entre mistis e indios se encuentra también presente en la narrativa de J. M. Arguedas.
Etiquetas: [Historia] [Sociedad] Fecha Publicación: 2015-05-18T21:18:00.002-07:00
Un día como hoy, el 18 de mayo de 1781, José Gabriel y Micaela murieron tras ser torturados de la manera más cruel. Ambos eran esposos y conformaron una familia junto a sus tres hijos, dos de los cuales fueron aniquilados ese mismo día. Ellos fueron los líderes de la mayor insurgencia armada que remeció la estructura del poder colonial del imperio español a fines del siglo XVIII.
José Gabriel Condorcanqui Noguera (Tupac Amaru II) y Micaela Bastidas Puyucahua o simplemente José Gabriel y Micaela, como pareja resumían todas las contradicciones étnicas que el colonialismo insistentemente separaba y demarcaba durante el siglo XVIII. De acuerdo a las clasificaciones del colonialismo, José Gabriel era “muy blanco para ser indio y muy indio para ser español”; mientras que Micaela era “muy india para ser negra pero no tan india porque tiene algo de negra”.
A pesar de esas clasificaciones coloniales, ellos resumen muy bien lo que la mayoría de los peruanos somos en el presente. Por eso, si algo de sentido tiene la retórica de la identidad histórica, en esa pareja, metafóricamente hablando, se encuentran nuestros rostros, nuestra identidad como nación. Como pareja, ellos expresan el papel histórico de ser los padres de nuestra patria. El mestizaje cultural tiene bases materiales en la cuestión étnica, cuya concreción es histórica y se debate en función del poder.
Lejos de todo pachamamismo telúrico que linda con retóricas metafísicas, ésta histórica pareja lideró una de las mayores insurrecciones armadas durante el colonialismo para cambiar las injustas condiciones materiales a partir de su base económica: abolición de las encomiendas, la destrucción de haciendas, la abolición de la mita, la abolición de la esclavitud, la destrucción de obrajes y chorrillos. En suma, romper las relaciones de dominación colonial. Tal hecho, frecuentemente es obviado porque podría generar cuestionamientos prácticos al neocolonialismo que sujeta aún al Perú y lo mantiene en su dependencia, que no sólo es económica. Por eso recordar la hazaña que dirigieron José Gabriel y Micaela no se debe reducir al martirio que sufrieron en el cadalso.
Asimismo, cabe anotar, que el movimiento que dirigieron José Gabriel y Micaela no fue indianista como frecuentemente se le califica por una serie de hechos productos de la guerra, como por ejemplo el desborde de la rabia del campesinado indígena desatada con tanta crueldad en Tungasuca, Calca, Pisac y demás. O, simplemente, cuando se observa y enfatiza la cuestión numérica. El ejército insurgente que organizaron, además de la gran masa del campesinado indígena, tuvo entre sus filas a criollos empobrecidos y a negros, liberados tras la proclamación de la abolición de la esclavitud por José Gabriel. La unidad de las castas, colonialmente hablando, fue un proyecto muy atrevido, no solamente por la sumatoria que ello implicaba sino por la dirección que mostraba. Hubo criollos y negros que no sólo conformaron batallones de asalto, sino que también dirigían de manera dual junto a los indios. La consigna era clara, a saber, “el poder colonial oprime tanto a blancos (criollos para la época), negros e indios”.
Políticamente, José Gabriel y Micaela no sólo se atrevieron a desmontar al emperador, sino que encararon la necesidad de canalizar y organizar el descontento del pueblo. Ellos incansablemente llevaron hasta donde les fue posible la organización y la insurgencia popular contra el colonialismo. A pesar de la derrota, el derrotero histórico que siguió el Perú aún tiene deudas mal pagadas frente al colonialismo, a saber, la cuestión étnica en función del poder.
Juan
PS.
La retórica de la diversidad cultural, no encara lo que José Gabriel y Micaela encararon, a saber, la cuestión material del poder ¿Quiénes mandan en el Perú?
Escena de la película "Tupac Amaru" (1984) de Federico García Hurtado. En la escena se encuentran José Gabriel y Micaela.
Etiquetas: [Poder] [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-07-20T08:38:00.001-07:00
“(…) la mentalidad política del hombre depende, ante todo, no de la información que éste obtiene directamente de sus experiencias e impresiones, sino de la información que se obtiene indirectamente __ a través de los periódicos, la radio, otros hombres, etc. __ y de que esta última constituya la base de formación de dicha mentalidad”
(Gueorgui Arbatov)
La presencia de la información en la reproducción de la sociedad se ha convertido en un rasgo del mundo contemporáneo. El avance del desarrollo económico que ha cobrado un gran impulso en la segunda mitad del siglo XX tiene que ver en gran medida con el desarrollo de la información. Las consecuencias y la importancia de la información en la economía mundial han sido vistas por algunos sociólogos como parte de una economía informacional y global (Castells), fenómeno que se inició en el último cuarto del siglo XX.
La economía informacional y global se caracteriza porque existe una relación estrecha entre el proceso económico y el desarrollo tecnológico, lo cual ha permitido un mayor procesamiento de la información para acelerar las operaciones económicas del mundo. Pero el procesamiento de la información no se circunscribe sólo a las operaciones económicas y a las entidades financieras, sino también a las distintas instituciones sociales en el que se reproduce la vida cotidiana, ya que la ingente información a la que uno puede tener acceso está disponible mediante el uso de dispositivos móviles, cuyo uso se ha convertido ya en fenómeno masivo [1]. Para esto, el servicio de Internet permite a sus usuarios acceder e intercambiar información desde distintas partes del mundo; y, a la vez, permite interactuar en tiempo real con otros usuarios mediante las redes sociales. Toda esta serie de intercambios de información forma parte del mundo virtual, que paralelamente al mundo real se frecuenta e interactúa, no sólo para estar informados sino también como un pasatiempo que ocupa el tiempo de ocio y que ya forma parte de la interacción social. Empero, ¿la información que propalan los medios de comunicación es una descripción de los hechos o forma parte también de la reproducción de la ideología?
1. La información política.
La información política que reproducen los medios de comunicación[2]se convierte en un amplio conjunto de mensajes que se trasmiten de manera intencional en relación a la tensión política. La tensión política es una situación de hecho y de poder. El poder político no sólo le da un sentido al orden social sino que tras la escenificación del poder el orden se reproduce también a partir del discurso político. Precisamente en la reproducción del discurso político, la información que se trasmite comprende una serie de mensajes previamente elaborados. Por eso la elaboración de la información no es de ninguna manera un reflejo de los hechos sino un ordenamiento de los mismos, en función de la orientación que le da quienes son dueños de los medios de comunicación. Es decir, la información que tales o cuales medios de comunicación trasmiten y divulgan en función de determinados hechos tienen un referente empírico, es decir, lo que sucedió; empero, la manera de informar sobre lo que sucedió, varía de acuerdo a cómo se elabora el discurso y cómo se fija la imagen, Por ejemplo los titulares sobre un mismo hecho noticioso varían de acuerdo al énfasis que le pone tal o cual medio de comunicación, debido a la orientación y a la defensa de implícitos intereses que representan esos medios en la sociedad.
Portada de algunos diarios peruanos el día 17 de julio del 2013. En las portadas de la prensa escrita en el Perú, así como en muchas parte del mundo, se expresa muy bien la defensa de los intereses económicos con un claro carácter de clase. Hecho tan congruente a la política como un hecho social. Imagen tomada del Blog Grancomboclub ver quí Pulse
La información que se trasmite y divulga a través de los medios de comunicación tiende a connotar la realidad. La connotación de la realidad se debe al sentido del orden que adquiere la realidad cuando se trasmite la información, que en muchos casos es muy distinto a lo que otro medio trasmite sobre lo mismo. Pero la connotación de la realidad no significa que exista un problema de percepción o de interpretación sobre los hechos, sino que se debe a la reproducción del poder que ejercen los medios de comunicación sobre el orden social. El poder de los medios de comunicación no radica sólo en el poder económico que representa por ser una empresa comunicativa, sino también en el poder de la imagen y el discurso que connota la realidad. Cuando los medios de comunicación tienden a representar el orden social lo hacen en función de la información que reproducen. Por eso en buena cuenta, la reproducción de la información tiende a ser la reproducción de un orden que constantemente se connota, debido principalmente a la manera cómo se reproduce la política en función de los medios de comunicación. Tales rasgos que caracterizan a la información y que reproducen los medios de comunicación forma parte de aquello que Giovanni Sartori llama la video-política.
2. La video-política y sus consecuencias.
La video-política es un rasgo de la política contemporánea, básicamente consiste en que la política se encuentra pautada por el poder que ejercen los medios de comunicación audiovisual en el espacio público. Puntualmente, la video-política es la política televisada, es decir, cuando la política se subordina a la imagen televisiva se vuelve video-política. La subordinación de la política a la imagen televisiva es un hecho posible de ser corroborado, debido a que si tal o cual hecho político no es trasmitido por la televisión, pierde su capacidad de impacto o, en su defecto, simplemente nunca “existió”. Un síntoma de tal relación subordinada a la imagen televisiva es aquella afirmación que reproducen muchos políticos: “si no sales en televisión, simplemente no existes”. Tal exigencia es muy acentuada, sobretodo, durante el periodo electoral en el que los candidatos tienden a hacer lo que sea por salir en televisión y en los demás medios de comunicación. En función de la información, la video-política genera las siguientes consecuencias: la política como espectáculo, la banalización de la política y la indeterminación de lo público y lo privado.
La política como espectáculo es un rasgo muy acentuado por la televisión en el mundo contemporáneo. Ya sea durante la campaña electoral, así como durante el curso del gobierno, la política al ser trasmitida y elaborada en función de la imagen televisiva se vuelve un espectáculo constante. Al respecto, durante las campañas electorales es usual ver a los candidatos participar de una serie de programas televisivos que tienen que ver con el entretenimiento, la risa y la nota jocosa; en muchas de estas situaciones los políticos se exponen y se convierten en parte del show mediático, espacio en el que compiten por ser el más carismático. El carisma es un elemento básico para generar la empatía con los demás, pero cuando se exige en función del espectáculo televisivo resulta siendo algo evidentemente forzado y sobretodo actuado. La actuación es parte de la construcción de la imagen del político, pero la sobreexposición en función de la imagen jocosa cumple otra función, a saber, que las aspiraciones políticas que se divulgan (las promesas electorales) sean una prolongación del espectáculo. Esta imagen se verá reforzada luego cuando los políticos hagan caso omiso de sus promesas electorales. Pero la política como espectáculo no sólo se elabora mediante la imagen televisión, sino también mediante la prensa escrita y radial, como una prolongación de la anterior, en la medida que reelabora sus titulares en función de la exposición televisiva, hecho muy frecuente cuando se propalan y difunden opiniones y exabruptos en que han incurrido algunos políticos.
La banalización de la política es una consecuencia de la política como espectáculo. Cuando la política se hace espectáculo, la información que los medios enfatizan se encuentra en función del sensacionalismo. El sensacionalismo es la exageración de la nota periodística en donde los aspectos secundarios o nimios del hecho noticioso se acentúan y forman parte de la información. Por eso la información sensacionalista se ha convertido en sinónimo de exageración. Más aún, mediante el sensacionalismo se identifica lo mediático con el impacto del momento; o en su defecto, con la nota periodística que se elabora para distraer a la opinión pública. Por eso la distracción es parte de la banalización de la política. Cuando la política se banaliza la información tiende a formar parte más de lo anecdótico y afectivo; hasta el grado de que los rumores y las sospechas pueden convertirse o considerarse como parte de la información. Pero ¿por qué se banaliza la política? La política se banaliza porque cuando se exageran los hechos noticiosos, muchos de ellos pierden su condición informativa para trocarse en simples mensajes afectivos. De ahí que en la banalización de la política los hechos políticos sean percibidos como un juego de pasiones sin sentido o de afectos encontrados y enfrentados. En la banalización de la política, la imagen de los políticos se construye entre lo cómico y la impostura; lo cómico, porque los políticos se verán exigidos a formar parte de un show en el que deben hacer todo lo posible para llamar la atención; y, la impostura, porque la imagen del político será el resultado de una relación inversamente proporcional entre lo que dicen y lo que hacen.
La indeterminación de lo público y lo privado en la política contemporánea es una de las consecuencias de la banalización de la política. Cuando la política se banaliza todo puede ser considerado parte de lo público por el simple hecho de llamar la atención en función del espectáculo. Por eso es frecuente que la vida privada de algunos personajes públicos sea divulgada a través de los medios de comunicación con total desfachatez. La imagen de la desfachatez y los discursos políticos desenfadados, casi siempre se acentúan desde lo privado, convirtiendo a lo público en mero reflector de afectos y tensiones privadas. La soltura y la cotidianidad que caracteriza al discurso privado, se ha convertido en un rasgo y en una exigencia del discurso político que se reproduce a través de los medios de comunicación. La exigencia del espectáculo que ha banalizado la política contemporánea, ha posibilitado que ciertos asuntos privados sean considerados como parte de lo público. Además, es frecuente observar a través de los medios de comunicación cómo se pasa de un hecho funesto (por ejemplo un accidente con muchas víctimas) a un hecho divertido (por ejemplo a una excentricidad de tal o cual personaje público) para reforzar la orientación sensacionalista que tiene lo privado. Tal rasgo ha influenciado en el discurso político en la medida que la función del lenguaje informativo pasa a segundo plano y en su lugar la función expresiva del lenguaje cobra relevancia en la comunicación.
3. La información y el conocimiento.
Tales consecuencias que caracterizan a la video-política ha hecho que la información que se reproduce a través de los medios de comunicación no sea lo mismo que el conocimiento. El conocimiento implica la comprensión sobre los hechos tras un proceso de razonamiento; mientras que la información no es más que una serie de nociones sobre hechos muy puntuales, sujeta siempre a la situación y al momento en que ha surgido. Muchas veces la información es el resultado de una acumulación de nociones, mas no de una relación de hechos. Por eso, como bien observa Giovanni Sartori, “la información no lleva a comprender las cosas: se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no comprenderlas”. Empero las informaciones son variadas y de distinta índole, a saber, no es lo mismo informarse sobre cuestiones frívolas o de sucesos que tienen un simple valor cotidiano, narcisista o egotista (como por ejemplo lo que abunda en las redes sociales como el facebook, y en la información del espectáculo), que informarse sobre cuestiones de interés nacional o local (la información política). Lo último, si bien es cierto, cobra una gran importancia en el espacio público en la medida que anima la opinión pública, así como expresa la tensión del espacio político y nos acerca al discurso de los políticos, no debe ser confundido como si a través de esa información pudiéramos conocer sobre los hechos políticos. Muchas veces la información que se reproduce sobre la política, además de ser nociones del momento, son también la expresión de una serie de luchas por informar frente a la desinformación.
4. La desinformación como parte de la información política.
La desinformación no es sólo la falta de información sobre tal o cual suceso, sino que es el resultado de aquella abrumadora información, muchas veces exagerada y tendenciosa, sobre determinados hechos políticos. La abrumadora información tendenciosa y banal forma parte de la video-política. Por eso la desinformación es también una consecuencia del hecho comunicativo, que se encuentra muy presente en el espacio público en la medida que los grandes intereses del poder político se vean afectados de acuerdo a la coyuntura política. En este escenario los medios de comunicación también juegan un papel similar a los políticos en el espacio público, a saber, la lucha por posicionar y defender sus intereses mediante un discurso sobre el orden. Generalmente la defensa de un orden pasa por mantener y reproducir una sola línea de información, que no es más que la expresión de la información oficial y gubernamental; y, a su vez, tiene la pretensión de convertirse en la expresión mayoritaria de la opinión pública. El riesgo a que conlleva la defensa de un determinado orden es que la información oficial ayude a la desinformación sobre el orden. Un síntoma que evidencia una situación de desinformación es aquella información que se sustenta en lugares comunes y trillados sobre el orden (actualmente acentuar la defensa de la democracia y el Estado de Derecho son lugares comunes muy frecuentes que reproducen muchos de esos ideólogos); asimismo, aquella información que se emplea para desinformar frecuentemente soslaya o censura la opinión de los opositores al orden. En tal situación la desinformación cumple una función como parte de aquella la lucha por el poder de la imagen y el discurso; y, por ende, forma parte también de la cuestión de poder.
Generalmente se subraya el papel que cumplen los medios de comunicación en la sociedad, cuando se pretende sustentar la naturaleza y la importancia de la información; empero, se minimiza el papel de los medios de comunicación cuando se aborda el tema de la desinformación. En función de la comunicación política, ambos fenómenos deben ser tomados en cuenta para entender no sólo los mensajes que asumen y reproducen los sujetos políticos en determinadas coyunturas, sino también para trazar coordenadas que nos permitan entender hacía donde apuntan las intenciones de los sujetos políticos; asimismo, establecer la relación entre ambos fenómenos comunicativos, nos permitiría acercarnos a aquellos cambios que modifican la correlación de fuerzas en el espacio político.
Tanto la información así como la desinformación, comprenden una serie de mensajes sobre el orden. La información básicamente apunta a dar cuenta sobre el funcionamiento del orden; mientras que la desinformación, a mantener la reproducción del orden. Cuando uno medianamente se encuentra informado reconoce cómo funciona el orden. Tal condición permite que la reproducción de la política no sea ajena a las impresiones que uno se hace sobre la vida social. Asimismo la información adquiere un valor en el espacio político porque su manejo permite orientar e influenciar sobre la opinión pública, ya que la información ayuda a legitimar la práctica política de quienes ejercen alguna representación política. Si los sujetos políticos tienden a luchar por posicionarse sobre el espacio político, el discurso político tiende a orientar la información desde el espacio público. Por eso el espacio público se convierte en el escenario en donde también se disputa la hegemonía por la información. Tal situación ha hecho que los medios de comunicación se encuentren en franca competencia, entre unos y otros, para mantener y sostener el orden. Pero también existen aquellos medios de comunicación que han sido llamados medios alternativos porque muchas veces disienten de la orientación que toman los grandes medios de comunicación masiva. La información que reproducen los medios alternativos se caracteriza por revertir el grado de desinformación en el espacio público.
Frecuentemente la desinformación en el espacio público tiende a naturalizar el orden, porque suspende y aleja todo cuestionamiento sobre el orden. Sumado a ello, el desinterés, como un rasgo de la desinformación, tiende a convertir la información en un cúmulo de datos circunstanciales y sin importancia. A la larga la desinformación consolida un único relato, a saber, “todos los relatos son iguales” o “todos los mensajes son iguales”. Tal indeterminación sobre los hechos políticos tiende a mantener el orden, porque si todo se encuentra indeterminado, no tendría sentido distinguir los discursos políticos, unos de otros, porque en el fondo todos serían más que lo mismo. Esto políticamente indicaría que el cambio es imposible y, por ende, el orden se mantiene. Por eso una de las formas para mantener el orden es la desinformación.
La reproducción del orden a través de los medios de comunicación es muy significativa y muy sutil, ya que no se circunscribe sólo a la reproducción de los hechos noticiosos, sino que abarca también toda la clase de información que divulga. Desde aquella imagen banal, animada por la publicidad, hasta aquella imagen magnánima que embelesa por las mercancías que representa, hay una constante, a saber, familiarizar la imagen con la reproducción de la vida cotidiana. Por eso, en función del orden, toda información resulta siendo intencional en el espacio público. Esa intencionalidad en función de su orientación pública es eminentemente política porque lo que se informa, tanto como aquello que no se informa, ayuda a mantener y reproducir un determinado poder. La reproducción del poder en función de la información es un rasgo que caracteriza a los medios de comunicación porque ellos también ejercen un determinado poder, a saber, el llamado Cuarto Poder.
Políticamente hablando, los medios de comunicación considerados ya como Cuarto Poder no son nada neutrales porque la reproducción de la información que propalan responde también a la coyuntura y al cálculo político que frecuentemente periodistas y medios realizan antes de divulgar tal o cual información. Por eso un estudio sobre los hechos ideológicos en la sociedad contemporánea debe determinar la orientación política hacia donde apunta la información que reproducen los medios de comunicación.
Juan Archi Orihuela
Lima, 20 de julio del 2014.
Notas
[1] Los dispositivos móviles son aparatos pequeños que tienen la capacidad de procesar y almacenar información en una memoria limitada, asimismo se encuentran conectados permanentemente o eventualmente a una red. Entre ellos se encuentran el teléfono móvil, la Laptop (“computadora de mano”), el Black Berry, el IPhone, la Tablet y demás.
[2] Además de la prensa escrita, actualmente los medios de comunicación se han diversificado en lo audio-visual, no sólo la televisión forma parte de ella sino también la red informática que brinda el Internet mediante una series de servicios para interactuar en el mundo virtual, a saber, las redes sociales (facebook, twitter y demás), los correos electrónicos, los blogs, las páginas webs y una serie de medios alternativos para intercambiar información de diversa índole que se ha venido almacenando y reproduciendo ilimitadamente ya sea en textos, audio, imágenes o video. Tal ha sido ese impacto e incremento de usuarios en el mundo que muchos medios de prensa se han visto obligado a hacer uso de los mismos. Por ello la comunicación en el mundo contemporáneo se encuentra en expansión acelerada a través del mundo virtual. Pero no toda información que reproducen tales medios informa al lector sino todo lo contrario.
Etiquetas: [Cultura] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-07-11T08:38:00.000-07:00
“Con la fuerza de mi pueblo
podemos ser muy felices.
Para no medrar lo ajeno
buscaremos en nuestras raíces.”
(Carlos Falconí)
A mediados del siglo XX apareció en el Perú la lírica andina, una de las más bellas expresiones culturales que se ha producido en nuestro país. Musicalmente hablando, actualmente la lírica andina es la mejor expresión del canto y la música del ande que aún se aferra a sus raíces tradicionales. Empero, en sentido estricto la lírica andina no es música popular, ni tampoco es tan tradicional; su difusión siempre ha se ha circunscrito a un espacio de élites (provincianas, pero élites al fin de cuentas). Antaño fueron ciertas élites vinculadas a la hacienda, ya sea a raíz de su descomposición o por la añoranza que sentía un sector desclasado que se aferraba a un pasado idílico; hogaño son las clases medias bajas y urbanas que valoran o se encuentran valorando y conociendo la lírica andina, como si fuera un hermoso perfume en medio de tanta podredumbre anti-estética.
Empero en los rincones populares del gusto estético, la lírica andina sigue siendo ajena y distante, a pesar de que cierta lírica andina parte y se nutre de la tradición y de los valores del pueblo (andino y campesino). Estéticamente la lírica andina es una música que tiende a reelaborar el legado popular del ande (huaynos, harawis, aya takis, huaylías, wawa pampay y demás) en función de la belleza que alcanza los diversos grados y cadencias de las voces agudas y femeninas.
Sylvia Falcón, antropóloga e interprete de la música de coloratura, desde hace algunos años viene cultivando, con encomiable profesionalismo, la lírica andina. A diferencia de otras intérpretes de la lírica andina, Sylvia destaca por dos razones: Por cercanía familiar, ella se encuentra vinculada a la tradición andina de la que forma parte, por eso hay autenticidad en su canto, hecho tan palpable cuando uno escucha las canciones de sus discos Killa Llupsimun o Inkario; y, a su vez, como antropóloga tiene la ventaja de conocer y apreciar la tradición andina en función de su concreción cultural y estética. Tales razones le han permitido expresar límpidamente, y sin impostura alguna, el sentimiento popular que exige la música del ande; y, sobretodo, alcanzar y expresar muy bien la belleza que caracteriza a la música de coloratura.
Sylvia Falcón no sólo rescata la música popular y tradicional del ande (canciones como Busco tus ojos, Tantarchay, Inti llupsimun, Huascaran, Suray Surita y Paras,son buenos ejemplos al respecto), sino que eleva la belleza del canto y la música del pueblo a un nivel estético tan valorable, actualmente inalcanzable por otra interprete del canto andino. Empero la lírica andina, a pesar de los esfuerzos de Sylvia, se encuentra aún distante del gran público popular. Obviamente, Sylvia no ignora tal situación, por eso su empecinada apuesta por sentar las bases de la lírica andina en las raíces de la tradición popular del ande. Gran reto el de Sylvia si aún lo andino-popular es identificado, por quienes ignoran su valor cultural e histórico, con la acción hortera y el canto monocorde. Por ese derrotero arguediano, Sylvia cuando canta muestra la belleza de la cultura andina, dándole el brillo y el garbo que posee. Incluso el quechua es más dulce y sonoro cuando canta Sylvia.
Por otro lado, la lírica andina personifica a quien lo cultiva. El caso de Sylvia Falcón no es la excepción. Una comparación puede ayudar a entender aquel asunto. En los relatos andinos la personificación de la mujer forma parte de las fuerzas de la naturaleza, un ejemplo al respecto es la wayra warmi [mujer de viento]. La wayra warmi es una fuerza que encanta por la belleza de su voz, generalmente se presenta como una bella mujer a aquel viajero que se ha perdido por las extensas e ignotas pampas andinas. De igual manera, cuando uno escucha a Sylvia Falcón pareciera que se encuentra frente a una wayra warmi porque embelesa tanto cuando canta.
Tartarchay kichkachay [Espinita del Tantar]
(Huayno tradicional de Parinacochas)
Tartarchay kichkachay morado sisascha [Espinita del Tantar de flores moradas]
Amalla tipallawaychu qalachakichaypi [no hinques mis pies porque estoy descalza]
Pobrella kaspaymi waqchalla kaspaymi [Porque soy pobre, porque soy huérfana]
“El discurso ideológico se escinde de todas las formas de la práctica social, para encarnar la generalidad del saber y ejercer la coacción de la persuasión”
(Claude Lefort)
La interculturalidad es uno de aquellos términos que circula como moneda corriente en ciertos espacios e instituciones públicas o privadas que apuntan a elaborar una propuesta de solución frente a una serie de problemas que supuestamente se fundamentan en la cultura. Sin embargo como su uso cotidiano tiende a ser de carácter oficioso y retóricamente oenegero (considerado como una panacea en ciertas ONGs), se obvia que tal concepto se entronca con cierta orientación posmoderna que tiende a enfatizar y a justificar la ideología y la retórica de la alteridad (o también divulgada como otredad) [*].
La literalidad del término interculturalidad no es más que “el estar entre culturas”, la referencia empírica de su denotación, a saber, la situación intercultural que se enfatiza en muchos países que se han constituido en función del colonialismo, ha perfilado una gruesa idea retórica sobre el ser culturalmente diferentes y diversos. Esto, sumado a los conflictos políticos de carácter militar que periódicamente se desencadenan por el reordenamiento económico a nivel mundial, permite suponer (y hasta cierto punto aceptar) que la situación contemporánea de la política, en cuyo espacio opera el ejercicio del poder, se encuentra animada por aquella idea que el politólogo Samuel Huntington ha divulgado ideológicamente como “El choque de civilizaciones” o parafraseado como “choque de culturas”, a saber, la cultura occidental enfrentada a la cultura no-occidental.
Sin embargo, el efecto de tal exageración sobre los hechos políticos de manera tendenciosa, adquiere cierto eco como política de Estado en países como el nuestro en que se pretende afrontar el problema del orden social a través de lo que se viene llamando como educación intercultural. A pesar de las buenas intenciones sobre tal programa, la interculturalidad reclasifica y pauta una práctica política que se encuentra en consonancia con lo que Hobsbawm nominó como “la democracia liberal representativa”. Es precisamente en el ámbito de esta universalidad política que se debe entender lo que es la interculturalidad, a pesar de que quienes animen su reproducción enfaticen su particularidad como un hecho de la más preclara democracia ideal.
1. La interculturalidad y la cultura reificada.
En la reflexión filosófica, la metafísica es una reflexión sobre aquellas entidades que se encuentran más allá de la experiencia. Entre las entidades metafísicas que ha llevado a reflexión a muchos filósofos, se encuentran las ideas sobre la justicia, el bien, el amor, el alma, la libertad y demás. A su vez, desde la tradición alemana en filosofía, la cultura (concebida como espíritu) ha sido objeto de interesantes reflexiones que ha generado toda una corriente llamada “filosofía de la cultura”. Sin embargo, el derrotero que ha seguido tal corriente ha hecho muchas veces caso omiso a la antropología como ciencia, que a lo largo del siglo XX ha logrado su institucionalización y sobre todo ha generado conocimientos al respecto de los fenómenos sociales universalizados analíticamente como culturales.
Lejos de seguir una “filosofía de la cultura”, lo interesante de aquel asunto es reconocer que la interculturalidad es tributaria de la noción de cultura a partir de una relación conmutativa, a saber, el “estar entre culturas”. Pero el “estar entre culturas” no sólo supone la condición óntica del hombre como productor de cultura, como si esta fuese una suerte de herramienta pragmática medianamente racionalizada, sino que la condición de la existencia misma del hombre es la condición de posibilidad de toda cultura. De ahí que si a la cultura se le sustrae en su universalidad la condición existencial del hombre, se tiende a la reificación de la misma cuando pretende referir hechos particulares. Tal tentativa ha sido fuertemente cuestionada, a mediados del siglo XX y con cierta invectiva sarcástica, por el gran antropólogo británico Radcliffe Brown, que al respecto de los estudios de los “contactos culturales” espetaba lo siguiente:
“En lugar del estudio de la formación de nuevas sociedades compuestas, se suponía que teníamos que observar lo que está sucediendo en África como un proceso en el que una entidad llamada cultura africana entra en contacto con otra entidad denominada cultura europea u occidental, dando lugar a una nueva entidad… que se describe como la cultura africana occidentalizada. Todo esto me parece una fantástica reificación de abstracciones. La cultura europea es una abstracción, como lo es la cultura de cualquier tribu africana. Encuentro que es más bien una fantasía tratar de imaginar a estas dos abstracciones entrando en contacto y dando lugar a una tercera”. (Citado por White 1975: 147) [Las cursivas son mías].
Pero la reificación de la cultura no sólo se produce cuando se pretende estudiar los procesos coloniales, como si fueran entidades estacionarias, bajo el rótulo de “contactos culturales”, sino que tácitamente es lo que también acaece en el discurso de la interculturalidad. Me explico, la interculturalidad supone la interrelación de diversas culturas in situ e in tempore. Muchas de tales culturas referidas retóricamente se ajustan al dualismo de la cultura occidental y el de cultura no-occidental; lo último, fenoménicamente es diverso; pero su diversidad se ha establecido a partir del dualismo geopolítico entre un centro y una periferia, espacios en el que es posible establecer la hegemonía cultural en el centro y la resignificación de diversas culturas en la periferia. A su vez, la reproducción cultural en tales espacios periféricos sindica políticamente la producción de “culturas periféricas”, cuya reproducción institucional se ha concebido y observado como una fase anterior u opuesta al capitalismo. Esto quiere decir que tales culturas son concebidas como la suspensión de la universalidad de la reproducción cultural de occidente. Ya que en función de tal retórica, el proceso de occidentalización, por más universal que sea, aún no ha concluido. Por eso quienes asumen tal retórica, asumen y están convencidos que el Estado-nación ha perdido cierta funcionalidad operativa en la constitución de la ciudadanía.
Pero lejos de toda reificación, durante el siglo XX, la cultura se ha circunscrito al ámbito de estudio de la antropología cultural como una entidad posible de análisis a partir de su reproducción institucional. Puntualmente la cultura es una abstracción que refiere condiciones generales de la reproducción de la vida social a través de ciertas pautas institucionales. Es decir, las prácticas humanas que se reproducen al interior de una institución (ya sea la familia, la religión, el estado entre otros) objetivan relaciones sociales que configuran formas de hacer y de pensar. Aquellas formas, cuya reproducción es particular, permite la comparación de los hechos culturales en función de su reproducción institucional porque su reproducción depende exclusivamente de la producción material de sus condiciones de existencia. Condiciones que han sido comunes, más no iguales, a lo largo del derrotero histórico de las sociedades humanas.
2. La diversidad cultural, la multiculturalidad y la interculturalidad.
Actualmente se enfatiza como un rasgo de gran importancia en la vida social la diversidad cultural. No es que la diversidad cultural sea un fenómeno nuevo, sino que su énfasis responde a una situación de hecho que políticamente ha sido acentuado. La forma de organización política en gran parte del mundo contemporáneo es la democracia que apunta a reproducir la ideología liberal con todo lo que ella implica. Sin embargo, en países como el nuestro y en parte en Latinoamérica, la constitución del Estado-nación en función de esa democracia no ha logrado la reclasificación social de toda la población mediante la constitución de la ciudadanía. Tal hecho ha generado que se enfatice la reproducción ideológica frente al problema del orden.
La reproducción de toda ideología se encuentra en función de un contexto, actualmente la universalidad de la mercancía, que figurativamente se ha nominado como globalización, exige que la reproducción de la vida cotidiana permuta a partir de sus diferencias. El dato empírico de las diferencias de toda índole ha sido acentuado exageradamente por la antropología posmoderna, orientación que ha permitido trocar la condición abstracta de la cultura por su concreción empírica. Por eso en tal retórica la diversidad cultural ha adquirido una condición de facto. Pero tal condición se presenta de manera situacional y limitada por aquello que se ha convenido en llamar la multiculturalidad.
La multiculturalidad es la idea-fuerza de la universalidad de la diferencia. Su reproducción no sólo se circunscribe al ámbito de la vida cotidiana, sino que abarca también a la generalidad de prácticas que se desenvuelven a través de las instituciones sociales. Por ende la multiculturalidad es la situación objetivada en el que se encuentran las culturas, cuya reproducción no necesariamente depende la una de la otra, ya que la determinación histórica juega un papel muy importante en su concreción.
El caso más emblemático de la multiculturalidad es, en función de la determinación histórica, el proceso colonial. La colonización del mundo es un fenómeno de la modernidad, ya sea que se presente como su antecedente o como su negatividad (en sentido hegeliano), que ha pautado la reclasificación de la vida social entre sociedades colonizadoras y colonizadas. Las sociedades colonizadoras por su ejercicio político tienden a la conformación de un patrón cultural hegemónico. Mientras que en las sociedades colonizadas, la forma política de la dominación tendía a mantener la diferencia de la reproducción de la vida entre los colonos y los nativos. Por ello, muchas de las sociedades colonizadas durante el proceso de la modernidad son actualmente consideradas como sociedades multiculturales.
Pero si la multiculturalidad es la referencia de la diferencia entre culturas, la interculturalidad, como “el estar entre culturas”, se presenta como un principio normativo, dado por la alteridad.
3. La alteridad y la interculturalidad como ideología.
La alteridad es un supuesto filosófico que ha cobrado su importancia debida en los enfoques fenomenológicos y post-estructuralistas en la antropología. Consiste, en gruesas líneas, en enfatizar la exigencia empírica de la relación cognoscitiva (entre el antropólogo y el nativo) a partir de imperativos morales a priori. Estos imperativos operan bajo cierta normatividad preconcebida entre lo que se cree conocer (la diferencia) y lo que se intenta conocer (la identidad) a partir de la interacción social. La interacción social estaría mediada por el lenguaje, considerado como un eje vectorial que permite indicar heurísticamente las múltiples interacciones de lo empíricamente dado a un nivel determinado de abstracción; de ahí que la exigencia emic,en la elaboración de las etnografías al respecto, recurrentemente enfatice el lugar específico de la enunciación.
Además, mediante la alteridad se intenta explicitar la construcción social del objeto para desobjetivar (no cosificar) las relaciones cognoscitivas entre el antropólogo y el llamado Otro, así como sortear la relación entre la producción del conocimiento y el problema del orden social. Esto se ampara por un lado, en el imperativo metodológico de la llamada antropología cognitiva, bajo el dualismo de lo etic y lo emic y, por otro, en lo que ellos llaman “la crítica política del signo” que animan los postestructuralistas. En función de esta orientación, las investigaciones anteriores a la alteridad sería la construcción de un objeto (el primitivo, el salvaje o el tercer mundista) sobre el que no se ha reparado que es un producto de una determinada metodología etic y de cierta hegemonía política (considerada como tendenciosa) presente en la mediación del lenguaje. Por ello anticiparse a la construcción social del objeto permite la particularidad fenoménica y discursiva de lo emic, como si fuera el mayor valor de cambio en la construcción social del objeto; y, a su vez, reconocer insistentemente la hegemonía política de tal o cual entidad permitiría demarcar el espacio social para una mejor operatividad en la investigación, según estos ideólogos.
Siguiendo a tal ideología, anticiparse a la construcción social del objeto mediante la alteridad es lo que ha permitido que el Otro sea considerado como un otro culturalmente diferente al antropólogo a partir de su constitución óntica. Más aún, radicalizando el asunto, actualmente en la antropología posmoderna se ha asumido que la pregunta antropológica ya no recae estrictamente en la diversidad cultural o en la construcción de un sujeto opuesto a la civilización o a la llamada cultura occidental, sino en el dualismo categorial de la igualdad y la identidad. Es decir, qué elementos culturales en común comparten los hombres y cómo se establece la identidad cultural a partir de la resignificación de los cambios en el mundo contemporáneo, esa sería la tarea de la antropología (obviamente posmoderna).
Uno de los cambios culturales a nivel mundial es lo que sus ideólogos llaman la desterritorialización de la reproducción cultural. Sucintamente, la circunscripción de una determinada área territorial ya no permite identificar la correspondencia directa de su reproducción cultural en particular, como sucedía en los inicios de la expansión colonial. Ya que los fenómenos universales de la migración, tanto interestatal como local, (de una ingente población procedente de los países periféricos hacia los llamados países centro o de los espacios agrarios hacia la urbe de un país determinado) ha fortalecido las relaciones productivas sub-asalariadas de la fuerza de trabajo de los migrantes. Bajo tales condiciones económicas, la reproducción cultural ha permutado a través de la lógica de la mercancía de un cierto localismo a su reproducción desterritorializada. Es decir, un culto, culturalmente aceptable, ante la imposibilidad de su reproducción en su lugar de origen, es reproducido por sujetos sociales que forman parte de una colonia migrante conectada a través de redes laborales. En aquellos espacios la reproducción cultural resignifica la alteridad a través del consumo de la mercancía.
La mercancía ha desterritorializado la reproducción cultural in situ. De ahí que “el estar entre culturas” se ha convertido en la situación fenomenológica del sujeto contemporáneo. Pero la condición de la interculturalidad no sólo se establece en una situación de reproducción cultural, sino que esta se circunscribe en una situación política particular, a saber, la democracia.
4. Los imperativos de la democracia y la interculturalidad.
La democracia como una determinada forma de gobierno apunta a la reproducción de la ideología liberal; históricamente ha posibilitado la expansión del proceso de occidentalización. Desde la antropología, se considera que la occidentalización es el proceso cultural de la expansión de occidente a partir de la combinación de cuatro elementos estrechamente vinculados, a saber, la economía de mercado, la producción en masa industrial, la democracia parlamentaria asociada a un régimen pluripartidista y la ideología de los derechos humanos (Godelier). Esto indica que en sentido antropológico el mundo se encuentra actualmente ya occidentalizado, por la operatividad de tal o cual elemento ya mencionado, lo cual no quiere decir que sea culturalmente homogéneo. Sin embargo, este indicativo analítico permite operativamente considerar la existencia de pueblos “no-occidentales” en la actualidad, sólo como una diferencia analítica mas no como una situación de hecho.
Ahora bien, la democracia realmente existente supone la división y la autonomía de los poderes del Estado a partir de un régimen pluripartidista. Sin embargo, bajo tal régimen la representatividad de la ciudadanía carece de la operatividad de un demos organizado. En el sentido de que la ciudadanía participe y se represente en función de su situación política real (defensa de intereses particulares y nacionales). Sumado a ello, en países como el nuestro la constitución de la ciudadanía se ha determinado preferentemente bajo la antinomia raza-trabajo. A nivel mundial el libre mercado ha acentuado tal división mediante el abaratamiento de la mano de obra no calificada de un gran sector sub-asalariado (mediante el sub-empleo que consiste en el trabajo eventual y sin beneficios laborales) y la constitución de una sub-ciudadanía (en el que existen sujetos políticos tangencialmente incorporados tras los procesos de instauración del capital financiero).
La condición de la sub-ciudadanía, es un fenómeno político presente en casi todos los países dependientes económicamente de las grandes entidades financieras establecidas en los países del centro dominante. La capacidad operativa de la sub-ciudadanía reproduce formas de organización política regionales asentadas en espacios dependientes a partir del cual intentan generar y conectar los espacios políticos de la democracia. Esto ha generado que el problema del orden social se encare mediante una de las instituciones, aún efectivas, del Estado-nación, a saber, la educación.
A través de la educación (específicamente mediante los programas de educación intercultural) se postula que la interculturalidad es el principio de normatividad que posibilita la constitución de la ciudadanía mediante la ampliación de los espacios de la democracia liberal representativa. Esto, en gruesas líneas, es la finalidad de la educación intercultural, cuyo derrotero busca la formación de ciudadanos con la capacidad suficiente para operar en condiciones competitivamente horizontales, para así alcanzar la representatividad del caso en los espacios públicos.
Tal normatividad reproduce imperativos de carácter político, a saber, el diálogo, la toleranciay la defensa de la diversidad. Mediante tal triada actualmente se articulan muchas de las respuestas que intentan resolver (o afrontar) ideológicamente el problema del orden social.
El diálogo que se postula es el diálogo interculturalque busca encontrar puntos en común, para que la constitución de la ciudadanía se consolide en una representatividad heterogénea a través de ciertos sujetos voceros de lo que culturalmente se ha llamado minorías étnicas. Por ello el imperativo del diálogo intercultural se circunscribe a la capacidad política que tienen los sujetos que tangencialmente se han incorporado al Estado-nación mediante la educación. Muchos de tales sujetos, en la medida que se van incorporando al espacio político de la democracia liberal, reelaboran su historicidad y reinventan la reproducción de su tradición, en aras de producir cierto capital cultural que pueda ser ofrecido como mercancía en el mercado del turismo y en los proyectos que auspician los organismos no gubernamentales (ONGs).
Históricamente, el dialogo intercultural como un imperativo normativo es reciente. El problema que intenta resolver el diálogo intercultural es cómo cambiar los espacios en el que se reproduce la imposición del Estado a espacios de concertación, antes que se conviertan en espacios de confrontación.
La tolerancia como imperativo político permite que la tan mentada libertad del individuo sea funcional a los diferentes espacios sociales que se articulan a las nuevas reglas del juego político (neoliberal). Es decir, la tolerancia se anima y se acepta porque hay una censura tácita. Me explico, actualmente se vende la fútil idea de que la política se regula sólo en función del diálogo (para que nada cambie). Al respecto hay una idea-fuerza que ha posibilitado articular y producir una serie de ideas en función de tal ideología, a saber, "la ideología de la no-violencia". En función de tal ideología surgen aquellos defensores de la democracia liberal que se encuentran convencidos, hasta que sus intereses de clase no se vean amenazados, que la democracia es el mejor sistema de gobierno. Empero en la política internacional, tales ideólogos no escatiman en aplaudir o desentenderse del ejercicio político militar de los grandes Estados capitalistas cuando invaden países con el pretexto de la libertad y la democracia. De ahí que no sea nada fortuito que muchos de esos ideólogos presenten el enfrentamiento político contemporáneo como si fuera una película holliwoodense, a saber, la lucha entre una democracia liberal-tolerante y el autoritarismo-fundamentalista.
Es así como la tolerancia adquiere cierto valor que debe ser alcanzado para no ser descalificado como autoritario. Ya son conocidas las simplificaciones que se suele hacer al respecto en el juego político. Muchas veces el contrincante acusa de fundamentalista al oponente por el simple hecho de defender ciertas ideas en los espacios públicos. Tal rasgo anima no sólo la censura, sino también la autocensura. Asimismo, la imagen del supuesto fundamentalista se recrea y enfatiza como una suerte de chivo expiatorio para ocultar las razones del proceder de la política internacional, que en el plano militar resulta siendo la más intolerante posible.
La defensa de la diversidad es el último imperativo que se reproduce al interior de la interculturalidad. Pero la defensa de la diversidad no se circunscribe sólo al aspecto cultural, sino que tiende a rayar con la exageración y con el absurdo. Al respecto, muchas de las prácticas cotidianas y pueriles (llamadas y defendidas como asuntos privados) se han ido politizando a lo largo de estos últimos años a partir del dualismo de la identidad y la diferencia. Por ejemplo, la ideología de género desde hace muchos años viene animado el paroxismo de la victimización de la mujer, el relativismo cognitivo y la sofistería en función de la diferencia.
La reclasificación social a partir de nociones como diferenciae identidad en relación a un otro fenoménico, ha permitido generar ciertos ejes sobre el cual gira la situación de la multiculturalidad, bajo la percepción fenomenológica. Uno de aquellos ejes a partir de la diferencia es considerar la reproducción de culturas diferentes como fenómenos particulares que se producen a partir de la comunicación social y la expresión individual. De ahí que se identifique una serie de diferencias sustraídas de su reproducción institucional a partir de su inmediatez orgánica y reactiva, a saber, la sexualidad, las emociones, las experiencias religiosas o metafísicas, las expresiones artísticas; o, en su defecto, ante la articulación de la institucionalidad política, surge el efecto de convertir en nativo a toda práctica social considerada como diferente, muchas de ellas ambiguamente clasificadas y nominadas como tribus urbanas o culturas emergentes.
En lo que respecta a la cuestión de la identidad cultural, esta se enfatiza más como un imperativo ético que como un concepto analítico, a partir del cual se reclasifican las relaciones sociales en función de un nuevo sentido que valide la autonomía de la vida cotidiana. Precisamente aquí ocurre lo más forzado de tal ideología, se considera la reproducción de la vida cotidiana como el hecho arbitrario sobre el cual el individuo reclasifica su existencia social en función del trabajo o el desempleo, la sexualidad, las creencias, la información y el consumo de las mercancías. Según sus ideólogos, las conexiones de aquellos hechos, de acuerdo a su simplicidad o a su complejidad, permiten clasificar ciertas identidades tenidas como culturales. Pero tal pretensión discursiva, producto de un análisis en particular, pretende su universalidad cognoscitiva a raíz, no de un redescubrimiento de la variedad cultural en el mundo tras los cambios económicos e históricos, sino debido a las limitaciones operativas de la ciudadanía tras la pérdida de la hegemonía política de los estados-nación sobre los espacios políticos. Por eso no casual que en esta situación muchos de esos ideólogos animen el voyeurismo, el pansexualismo, el cinismo y el hedonismo, tan frecuentes de identificar en la reproducción de la vida cotidiana y pública.
Finalmente, cabe no olvidar que los deseos, temores y los estados de ánimo, animan toda ideología. La intercultauralidad es sin lugar a dudas tributaria de tales exaltaciones, muchas veces desapercibidas por los que la animan.
Juan Archi Orihuela
Lima, 30 de junio del 2014.
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[*] Este escrito lo presente como ponencia en un coloquio en el año 2010. La bibliografía que la acompañaba ha sido obviada.
Etiquetas: [Antropología] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-06-29T10:17:00.001-07:00
Una muliza allá por los años ochenta, cuya letra manifestaba un hondo compromiso político de aquel entonces, tenía un estribillo recitado antes de la fuga, que decía: “Con el Huaytapallana no desmayaremos en nuestra lucha. ¡Huancayo, para todo el Perú!” [1]. Culturalmente hablando, la mención al Huaytapallana tiene un sentido posible de ser conocido en función de la reproducción del fenómeno del ritual. La invocación al poder del Huaytapallana por sí solo no expresa ningún tipo de ritual. No obstante, la invocación no es nada fortuita ya que su significación forma parte de una determinada concepción mágico-religiosa del mundo llamada e identificada como la cultura andina.
Los hechos que se describen a continuación ocurrieron durante los días 25 y 26 de diciembre del año 2009. La elaboración del texto se basa en un informe de campo que hice y en los datos que se encuentran consignados en un cuaderno de campo que data de aquella fecha en el que participe de aquel ritual.
Al atardecer en el interior de cuatro viviendas, unas cinco familias en la ciudad de Huancayo se disponen a velar la mesa que se será ofrecida al Huaytapallana. La mesa forma parte del ritual andino, en ella se depositan los elementos que se ofrecerán al día siguiente a tan respetada divinidad del panteísmo andino de la región del centro del Perú.
Una de las mesas se dispone de los siguientes elementos: 1 botella de vino, 1 pequeño panetón, 4 naranjas, 4 manzanas, un puñado de trigo, pasas, quinua, maní (todos ellos embolsados separadamente), 4 cajas de medicamentos y un plato de dulces en cuyo centro se encuentra una cruz de plomo encerrado por un círculo, llamado igualmente mesa. Una vez elaborada la mesa, sobre un papel celofán color rojo que cubre una manta tendida en el suelo, se encienden cuatro velas sobre una pequeña tabla. Enseguida se vela la mesa chacchando coca [2] con la tocra [3]. Antes de encender las velas se prepara un coca quinto (quinto de coca, que consiste en la selección cuidadosa y respetuosa de unas cinco hojas de coca “redondas”) y se lo deposita, con todo el respeto reverencial, en la mesa. Cuando las velas se han derretido __que al decir de uno de los participantes “tiene que lagrimear todo”__ se recubre toda la mesa con el papel celofán y se lo guarda en un rincón de la casa.
Al día siguiente, 26 de diciembre, los participantes esperan la movilidad que los llevará al Huaytapallana, en esta ocasión es una pequeña “combi” de color rojo, que ha sido contratada para esperarlos en el mercado mayorista de Huancayo a las 7: 00 am. Sin embargo, la partida se inicia a las 8: 00 am., cuyo trayecto hacia el Huaytapallana dura aproximadamente 2 horas. El camino que va hacia Cochas y sobre todo desde Palian es una carrozable. Todo el trayecto es ascendente y tras el paso, cruzando la ex-hacienda Acopalca, uno puede observar los extensos pastizales en el que pasta el ganado vacuno y camélido (llamas y alpacas).
Antes de llegar al lugar indicado, y cuando ya se observa imponente el nevado del Huaytapallana, a media hora de camino, una parte del grupo de los participantes del ritual bajan de la movilidad y se disponen a pedir permiso al gran Apu Huaytapallana. El permiso consiste en armar un coca quinto y sostenerlo con las dos manos en actitud de ruego y oración. Luego con el humo del cigarro (inca) se dispone a dar bocanadas al quinto de coca, pero esto se realiza a cubiertas, es decir, la oficiante (que en esta ocasión es una mujer llamada Mercedes y que ahora en adelante se dirigirá a todos los participantes a través de una relación de compadrazgo, a saber, “madrinas” y “padrinos”) cubre con una manta, en este caso con su casaca, la cabeza y las manos que llevan el quinto de coca de los participantes, mientras lanza una oración al nevado. Enseguida se coloca el quinto de cocasobre una roca, la cual es sostenida o cubierta por otra muy pequeña, para que el cerro pueda verlo. Una vez realizado este paso preliminar, se disponen a partir rumbo a una de las lagunas del Huaytapallana.
La laguna es conocida como Lansuntay, es enorme, de aguas verdeadas como el zafiro; junto a ella se erige imponente el gran nevado, que por el intenso sol, viene vertiendo pequeñas caídas de agua o trozos de hielo considerables. Por sus orillas se encuentran una serie de piedras pequeñas superpuestas (las apachetas), unas tras otra, en ese espacio los participantes se disponen a saludar al cerro, mediante el armado de quintos de coca y cubriéndolas con bocanadas de humo de cigarro mientras se mira a lo alto del nevado, luego el quinto se cubre con pequeñas rocas. Enseguida se chaccha una parte de la coca, que se ha llevado, y se sigue fumando, antes de iniciar un pequeño recorrido ascendente a las faldas del cerro, junto al nevado. Luego de media hora de camino cuesta arriba, cuyo camino es pedregoso, se llega al lugar indicado en donde se realizará el pagapu (pago al apu o al gran cerro). En aquel lugar se asientan y abren las mesas que cuidadosamente se han elaborado para presentárselas al Apu Huaytapallana. Son cinco mesas las que se abren en esta ocasión.
El lugar indicado es una suerte de terraza pedregosa en el que se encuentra varias “capillas” de piedra (ya elaboradas por quienes anteriormente han realizado pagapus), unas quince aproximadamente. Las capillas son de piedras truncadas, en su interior se forma un pequeño orificio, algunas son de enormes piedras, con suficiente espacio para encender las velas, mientras se reza. Las capillas se encuentran contiguas, unas se encuentran cerca de las demás y otras algo distantes. Antes de encender las velas, éstas son pasadas por la frente del quien las va a encender. Esto lo realiza cada participante que ha llevado su mesa o viene acompañando a algún familiar suyo. Cabe indicar que en esta ocasión se encienden nueve capillas. Además, uno de los participantes, cuya esposa enciende sus velas en su respectiva capilla, elabora una pequeña casita de piedra de dos pisos. Tal hecho no tiene nada de curioso o contingente, el contenido del pagapu se encuentra en función de lo que se pide a la divinidad, el año pasado aquella familia pidió el primer piso de su casa, y este año pide el segundo piso, por eso la representación de su “casita”. Luego del rezo en cada capilla, los participantes se sientan juntos al lado de su mesa y empiezan a chacchar coca, que es ofrecida a todos los participantes del ritual.
La coca se recibe respetuosamente juntando las dos manos y, a la vez que se chaccha, se fuma los cigarros botando la bocanada de humo en dirección al nevado. A la par que se desprenden algunos trozos de hielo del nevado, se genera cierta expectativa, por lo inesperado del hecho. Antes de beber el agua ardiente, primero se le da de beber al Apu Huaytapallana rociando un pequeño sorbo en el suelo y sobre las mesas. Al igual que la coca, el agua ardiente es ofrecida entre todos los participantes. Enseguida la oficiante empieza a encender el palo santo para sahumar las mesas entre rezos expresados con gran devoción. A su vez se ofrece la cerveza para beber (en este caso, una de las familias trajo una caja de cervezas para ofrecerla a todos los participantes).
Una vez concluido la bebida, se empieza a juntar todo el “agua florida” que se ha llevado y se lo coloca en un recipiente para rociarlo entre todos los presentes. Luego, cada participante escribe una carta al Apu Huaytapallana, indicándole lo que se desea por el pago. Unos piden salud para algún familiar, otros la suerte en los negocios o su éxito en ellos, algunos como ya se indicó piden una casa para la familia. La carta se deposita en medio de la mesa respectiva. Luego la mesa se envuelve, ya sea en una manta o con papel celofán para ser depositado en el interior del cerro, frecuentemente se deposita junto a las rocas que se han desprendido del nevado. Tales rocas forman, emplazadas una junta a otras, pequeños orificios que cada participante debe escoger para depositar su mesa. La oficiante indica que debe ser tal la elección que ningún pastor se percate de tal hecho. Ya que, al decir de uno de ellos: “Los pastores suelen ser los que destapan las ofrendas de años anteriores, así como los que estamos pagando ahora en unos meses, también hay turistas que sacan lo que dejamos al cerro”. El pagapu consiste específicamente en depositar la ofrenda de la mesa en algún hoyo elegido entre las piedras, y luego cubrirlo con diferentes piedras para disimular su existencia a la vista de los demás. Cuando se cierra el hoyo, unos se cubren la boca con la tierra del lugar, pidiéndole al cerro. En aquel momento el ritual adquiere su mayor solemnidad, caracterizado por el silencio venerable, o como dicen los propios participantes “aquí es donde hay que ponerle más fe”. Esto se traduce a través de los pedidos con suplicio y ruego que realizan los creyentes mirando al imponente nevado. En ese instante los participantes imploran, unos sobre una roca, otros de rodillas en posición de rezo, también unos abrazados, como la pareja de esposos que pide el segundo piso de su casa; una vez concluido tal expectación y llenos de regocijo, los participantes se reúnen en el lugar de las capillas en que presentaron su mesa, para guardar silencio hasta que uno de ellos menciona con voz aleccionadora y reflexiva “en vez de estar alegres, estamos tristes”.
Luego, aproximadamente a las 2: 00 pm., se inicia la “limpia” de cada participante. La limpia consiste en lo siguiente: Por turno cada participante se presenta con su manojo de ruda y dos huevos ante la oficiante, ella presta y solemnemente recibe tales objetos del ritual y empieza a hacer su trabajo; primero, se pide al participante que se despoje de su sombrero y de su casaca, o de algún objeto que lleve puesto, como puede ser un reloj, en seguida, en medio de rezos e imploraciones al Apu Huaytapallana se pasa los dos huevos de cabeza a los pies del participante y al final se pide que el participante sople los huevos tres veces para luego lanzarlos al vacío; segundo, la ruda se pasa por los cabellos y por todo el cuerpo, para al final golpear con el manojo a los pies; antes de acabar tal acción, se pide al participante que exhale y sople tres veces al manojo de ruda que se le ofrece a las narices, una vez hecho esto, igualmente se lo lanza al vacío.
Concluida lalimpia, la oficiante pide a todos los participantes que se pongan de pie, en fila frente a ella. Al abrir una bolsa llena de granos (en el que se encuentran granos de trigo, quinua, así como lentejas, arroz y uno que otro grano de maíz y semillas de habas), la oficiante pide que junten sus manos, o saquen sus sombreros o con sus prendas, y la extiendan para que puedan recibir los granos que ella les irá arrojando entre rezos dedicados al Huaytapallana. Seguidamente, alternando por turnos, abre otra bolsa en el que se encuentra las hojas de las flores (amarillas) e igualmente que los granos los arroja entre rezos. Una vez terminado con los granos y las flores, la oficiante se dispone a rociar con agua florida a los participantes. Augurándoles que sus deseos se cumplirán. Una vez concluido esto, se continúa chacchando la coca, a la par que se fuma y se toma el agua ardiente, que se ofrece a todos los participantes. Antes de partir, la oficiante anuncia que “los que sufren del corazón aspiren profundamente, para que vuelvan limpios. Y los que tienen penas, descarguen sus penas”.
De regreso rumbo a la ciudad de Huancayo, se pasa nuevamente por la laguna, y se pide permiso al Huaytapallana para llevarse, en botellas de plástico, las aguas de la “mama cocha”, y que al decir de los mismos participantes es buena para los familiares enfermos o para asegurar el pago. Durante el trayecto a la ciudad de Huancayo, en el interior de la movilidad se continúa con el chacchado de la coca y los sorbos del aguardiente restante. Una vez llegado a la ciudad, los participantes se despiden, cada uno a sus hogares.
Juan Archi Orihuela
Lima, 29 de junio del 2014.
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Notas.
[1] La canción se llama “El clamor de los humildes”.
[2] Chaccharcoca es llevar a la boca las hojas de coca, cuya acumulación en forma de “bolo” permite la segregación de sus compuestos para que surta efecto.
[3] La tocra es una pequeña barra dulce elaborada a base de las cenizas de los tallos de quinua o cañihua, o también puede ser de cáscaras de habas, endulzadas con azúcar. Al decir de quienes chacchan, “la tocra es el compañero de la coca”.
Hace muchos años era frecuente encontrar a antropólogos peruanos aún interesados en el universo ideológico de los andes. Ahora al parecer hay otras urgencias y sobretodo tal interés ha sido calificado como una prolongación del andinismo. Sobre tal asunto no había reparado en la orientación contundente que ha tomado la antropología en el Perú, mejor dicho en el actual interés de los antropólogos peruanos. Al respecto, una amiga y también colega a quien aprecio y valoro mucho me recordó lo siguiente: “Juan, fenómenos como el ritual y los mitos son temas propios de la antropología clásica. Ahora los antropólogos se interesan más por temas que tienen que ver con el desarrollo y las llamadas políticas públicas y culturales, entiendes”. Lejos de sentirme en el pasado, recordé lo que había recogido hace tiempo (cuando aún era estudiante) y que aún sigo recogiendo, a saber, fragmentos de aquel universo ideológico que aún pervive en los andes.
Tal conversación me animó a divulgar lo que por algunos años vengo recogiendo y que he guardado como joyas de fantasía. La fantasía y la imaginación expresa la sensibilidad de la vida de los pueblos, de eso nohay duda. En el Perú hay un gran clásico al respecto, a saber, el libro Dioses y hombres de Huarochiri, en el que se recogen testimonios que formaron parte de aquel universo ideológico de lo que fue el mundo andino antes de la extirpación de idolatrías durante el siglo XVI.
Ahora ya no hay extirpación de idolatrías desde luego. Empero no está demás recopilar y divulgar una serie de relatos que no sólo forman parte de la cultura andina en función del pasado sino también en función del presente. En consonancia con tal pretensión, a continuación presento algunos fragmentos que he recogido en la comunidad campesina de Huasicancha, allá por el año 2008; fecha en el que aún estudiaba antropología por accidente. El nombre de los informantes los he obviado desde luego.
No está demás anotar, para su comprensión, que la Jarjacha es una entidad ideal maléfica que pretende expresar mediante su representación la censura del incesto. El muki por su parte es aquella entidad ideal que personifica al guardián de los “dioses montañas” (imaginado como un pequeño minero). Sobre los llamados misterios de las lagunas y las fuerzas desconocidas de la naturaleza, lejos de ser meros relatos fantasiosos, se debe reparar en lo que el profesor Fernando Silva Santisteban llamó insistentemente, a saber, formas del pensamiento mágico-religioso que caracteriza aún en parte la mentalidad popular en el Perú.
1. La Jarjacha.
“Esto me pasó en Pachacayo, en el camino a Atarcancha, era de noche y muy silencioso. Viajé con linterna y una radio, y al frente al ver, casi a tres cuadras de distancia veo una luz que bajaba de la parte alta hacia un pampón. Escuche bulla de borrachos, de varias personas de la familia Ramos, guardianes de la sementera, estaban con sus esposas. Me sorprenden, ellos empiezan a gritarme carcar, carcar, hijo de puta, yo les contesto soy el teniente del cercado de Huasicancha; ellos empiezan a lanzar piedras sobre mí, y yo apague (la linterna) y me escape. Ellos seguían buscándome, me estaban buscando, yo cruce para arriba (sic) y por encima aparezco, por encima de la choza de Atarcancha, en la curva me sorprende el ¡carcarcarcar! ¡carcarcarcar! Tuve que correr a pedir auxilio a Marcelino (Guardián de la sementera). Y hacia más bulla (el carcar). Y con una ocsha (fogata) la señora (de Marcelino) me ve, tiene miedo (al verme). Ellos me acusan del carcar, pero yo les digo abajo y arriba he escuchado carcarcar. Esa mañana comentamos, los que vieron, han visto dos llamas blancas, que reflejaban sólo sus ojos brillantes. Su esposa de Néstor Ramos ha visto. Al día siguiente la comunidad de Pachacayo me toma de rehén para comprobar si soy el carcar. Como se separaron dos llamas, en la mañana se presenta una persona, y como me acusaban a mi, yo me defendía ‘¿cómo voy a ser en la noche yo y en uno de mi familia?’ En eso en la pampa le agarramos al señor que vino y luego acepta, si, que ha cometido anteriormente, no hoy día. Con eso él ha pedido disculpas a la comunidad de Pachacayo”.
2. El muki.
“Todos mis compañeros de la mina que han hecho trato con el muki les ha ido bien. El trato consiste en darle su coca, cigarros y trago, con eso el muki se alegra, contento se pone, trabaja duro. Si tú haces trato, rápido encuentras mineral, él te trabaja todo y tú solo vas sacando, sacando el mineral y te haces plata. Yo buscaba hacer trato, una vez ahí, en el fondo, lo vi, me vio y el condenado corrió, cuando lo iba a alcanzar placj se convierte en agua, en un charco pequeño, tres veces he querido agarrar al muki, y en agua se ha convertido”
“El muki usa su lamparita y lleva su cuernito. Los varones mayores no ven al muki. El hijo del minero hace amistad con el muki. Juegan el cristal (esferas de cristal), y el quien gana da un cristal, el pequeño (muki) siempre ganaba y el cristal que ganaba era oro. Al intentar agarrarle, quien lo agarra, le da facilidad al minero, el trabajo resulta más suave”.
3. La laguna.
“Yo te voy a hablar no lo que me han contado, sino lo que yo he pasado (vivido). Cuando tendría unos veinte años así, un amigo me hablaba tanto, de que en la laguna del cerro Huacravilca, una de las más grandes, salía un negro, yo le decía estas cojudo como va a salir un negro, a ver vamos. Salimos a caballo, llegamos en la mañana a eso de las once, esperamos tras unos arbustos, y nada, ya pasaba el tiempo, y yo le decía, ya vez no sale nada, y en eso de la laguna aparece ... y mi amigo asustado me dice mira el negro, yo le digo oye cojudo eso no es un negro, es un robot, así todo de metal. Yo también me asuste claro, no vaya ser que de sus ojos va a disparar, y zas nos fuimos. Después, ya luego que me casé, nacieron mis hijos, después que volvía de Lima, será cuando tendría treinta y tantos, voy al cerro y al llegar una luz, como te digo, ahora como ves más, casi no se podía ver nada por la luz, y eso que recién iba a amanecer. Yo conversando con los que pastean por ahí me dicen si en las noches aparecen luces, como círculos, rápidas y de frente desaparecen en la laguna. Ahora, hace unos meses, también he ido nuevamente a Huacravilca, a la laguna, fui con mi caballo, me puse mi alforja de cancha y mis papas, y llegue cerca de la laguna, escuche un ruido, mi caballo se puso a mover asustado, y en eso se cae mi alforja al agua y sups, desaparece en el agua, como plástico quemado se deshizo, se achicharro, yo dije, no me quedo aquí, y rápido me fui con mi caballo. Ahí en la laguna hay algo, una base o algo, no sé. Porque como se puede quemar algo en el agua. Y no ha sido una vez”.
4. El cerroHuacravilca.
“El cerro Huacravilca confunde los caminos con su neblina, ahí vive el ujujuy un pájaro que vuela cerca de las lagunas, porque son muchas las lagunas. Ellas empiezan a botar todo lo que entra a sus aguas. Pero eso no es nada raro, sino que tiene una puerta principal hecha entre las rocas, para ingresar tienes que hacer un lancusho (pago en coca, cigarro, naranja, pasas, maní y vino). Ahí dicen que hace años unos ingenieros topógrafos entraron en la puerta y no han salido, se han desaparecido, a la fecha ni siquiera la minería no intenta. Por eso yo digo, ahí hay algo, qué será, miedo hay, pero todos van al cerro porque tiene flores que se cortan para el Santiago, y para llegar a ellas se va por un camino estratégico”.
5. El runapagapu.
“En Cercapuquio se enterraron personas, no de la zona sino de la selva, todos varones. Mi padre me cuenta cuando era perforista allá en la mina. Luego del pago recién se puede explotar. Ah el pagapu es en frutas como humanos. Mira a las carreteras se tiene que pagar para que transiten abundancia, también en puentes se paga para que sostenga el puente. Y para que no se endiable la grasa del humano, el pagapu sirve para que la obra funcione, es decir, las carreteras dan accidente. Los accidentes en la carretera son próximas y por ello falta pagapu en ese lugar. ¿Por qué? porque la parte del maligno es dominante al humano. Nos hace ver visiones. Si un ómnibus va de frente al abismo es rara vez, el maligno domina con el sueño al conductor. El mal aire existe en sus lugares fijos, llámese por decir en un lugar en plena subida o en una curva. Su relación es con el chacho. Parece mentira pero es cierto. Que utilizas para dominar, este se utiliza la coca, cigarro, caña, naranja”.
6. El antimonio.
“Hay un cerro medio molturado, en donde se puede dar la vuelta con facilidad. Según la historia, de mi esposa sus abuelos Nazario de la Cruz. Mi esposa a la edad de ocho o diez años cuenta en que había un ruido de una criatura, parece como si se estaba acercando, eran a eso de las siete u ocho de la mañana. Entonces, que cuenta, el ruido de una criatura que se acerca, cada vez es más fuerte. Y luego se esfuerza ella y grita a correr. A media cuadra para dar la vuelta ataca en la parte hoyada. Puede ser el antimonio donde puede haber tapada y desaparecer. El abuelo le dijo en esa parte siempre ataca porque hay un niño enterrado por aborto o así nomás (sin bautizar)”.
7. La tapada.
“Generalmente las tapadas aparecen como ganados, ovino o burro, y te confunde, varias veces se ha aparecido en el camino y luego al voltear no hay ningún animal. La tapada aparece en las grietas, cuando hay luna aparece en esos días y en esos días está por cuando está por desaparecer, en esos días aparece las “presentaciones” de las ovejas. Yo vi una que ardía de candela de color azul que se estira desde abajo y arde. Cuando uno se acerca a las tapadas le puede dar el chacho, porque hay antimonio, un mal aire y ya fuiste. Y si uno ha sacado la tapada, el pagapu puede ser con ovino o con una mesa. Esta consiste en manzana, naranja, maní, pasas, pisco, vino, coca, cigarro y el ancusho (es el que paga)”.
Etiquetas: [Poder] [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-05-12T17:54:00.001-07:00
I
En la política es frecuente encontrar una serie de imágenes y discursos que se elaboran para legitimar ciertas ideas sobre el poder. Muchas de las ideas sobre el poder se encuentran estrechamente vinculadas a la práctica de quienes ejercen el poder de manera institucional. Sin embargo, en la medida que se generaban cambios en la organización política y social, muchas de las ideas sobre el poder han ido variando históricamente. En las sociedades pre-capitalistas, básicamente las ideas sobre el poder oscilaban entre la naturalización del orden que generaba el poder (el orden natural) y la personificación del poder en el gobernante (asociado generalmente a lo divino o lo sagrado); en la sociedad capitalista, por el contrario, ideológicamente el poder tiende a ser concebido más como un hecho convencional (la idea del Contrato Social apuntó a ello) y enfrentado al individuo (el individuo frente al Estado es parte del discurso que acentúa la noción ideológica de la libertad). Empero, históricamente la concreción del poder se focaliza en una gran entidad relacional, no personalizada, a saber, el Estado (El Estado moderno burocratizado). Asimismo, empíricamente el ejercicio del poder que se reproduce a través del Estado tiene una constante, a saber, su escenificación.
La escenificación del poder ocurre en todas las sociedades humanas y se realiza de manera institucional. Tal escenificación comprende una serie de momentos y de sujetos que la hacen posible. Entre los momentos de la escenificación del poder se encuentra el ordenamiento de la ceremonia, la producción de imágenes, la resignificación de símbolos y la reproducción de un discurso. La ceremonia es la actividad pública principal en el que se escenifica el poder, el desarrollo de la misma está dirigida por quienes cumplen funciones alrededor de la institución que la oficia; la ceremonia puede durar uno o más días, lo importante de ella es que no sólo focaliza y anima las expectativas del grupo, sino que posibilita su reconocimiento público para la legitimación del poder mediante la acción. La producción de imágenes forma parte de la escena, principalmente consiste en evocar e identificar imágenes en la representación de la escena con quienes la espectan. La resignificación de símbolospermite dar el sentido a lo escenificado. Mientras que la reproducción del discurso apunta a la legitimación del poder escenificado mediante la palabra.
En la estructura del Estado los sujetos que participan de la escenificación del poder generalmente son los sujetos políticos que la ofician, así por quienes la espectan, a saber, gobernantes y gobernados. Tales sujetos son quienes animan las conmemoraciones y las manifestaciones, fenómenos que cumplen una función asociado al discurso, a saber, la legitimación del poder. Las conmemoraciones agrupan y focalizan la atención de gran parte del grupo; en las sociedades antiguas o premodernas, el cambio de mando o la asunción de un nuevo jefe, que simbólicamente se escenificaba por el cambio de la envestidura del gobernante, eran eventos sagrados; en las sociedades modernas los aniversarios de la patria o el día nacional son eventos que concitan la expectativa y la afirmación identitaria de un pasado en común. Es decir, mediante las conmemoraciones, la historia, entendida como aquel pasado que permite una identificación entre los miembros expectantes de la escena, es vivida y actualizada para dar sentido al grupo. Por su parte las manifestaciones frecuentemente se han caracterizado por un gran despliegue humano de voluntades organizadas para la escena, asimismo la objetivación de la acción y la potencia constituyen el poder escenificado; de acuerdo al tipo de organización estatal (ya sea una república, monarquía o imperio) la movilización del poder en escena cobra determinadas dimensiones de fastuosidad.
En función de la escenificación del poder, en el mundo moderno los políticos son quienes no sólo animan la escenificación de la misma, sino que se caracterizan por reproducir una serie de imágenes y discursos para legitimar sus acciones en el espacio público. Esa búsqueda de legitimación permite al político convertirse eninterlocutor válido para la acción política. El espacio de la política se caracteriza por tensiones y frecuentes enfrentamientos entre los sujetos que luchan por el poder, ya que se disputan su posicionamiento para ejercer el control del Estado. En esa lucha por posicionarse sobre el espacio político, el político se recrea y forma una imagen que se encuentra muy vinculada a sus pretensiones y a la función que cumple, a saber, el liderazgo político y la representación política. Tomando en consideración el papel que cumple la reproducción de toda ideología, tal pretensión y función será asimilada, por quienes participan del espacio público, como parte de la expectativa que generan los deseos y los temores. Asimismo tales percepciones ejercerán cierta influencia en el político para que reelabore, reafirme o acentúe nuevamente su imagen. La decodificación de aquella imagen que se recrea alrededor del liderazgo político forma parte de la constitución de la ideología por otros medios.
II
El liderazgo político es una de las funciones más preciadas a las que aspira todo político. El reconocimiento del liderazgo que puede ejercer todo político no sólo atrae la admiración y el respeto de sus seguidores, sino que también acarrea una serie de simpatizantes, así como de detractores u opositores, eventuales o constantes. El liderazgo político se alcanza como parte de un proceso de formación del político o surgen de acuerdo a las coyunturas que se dan en el espacio político. Las cualidades del político para ejercer el liderazgo se compaginan con los fines o los propósitos que buscan tales o cuales organizaciones políticas. No todos los políticos pueden o llegan a ser líderes de su organización, la gran mayoría participa como miembros activos, siendo animadores o divulgadores del ideario de su organización, así como de la imagen que se recrea alrededor del liderazgo.
Empero, la representación política si es una condición generalizada de la actividad del político, es decir, todos representan a alguna organización fuera de ella. En parte la representación política es lo que anima la lucha en el espacio político, a saber, cada grupo lucha por ser el más representativo (posicionamiento político). Mientras que los liderazgos se circunscriben al grupo de simpatizantes, la representación política pretende alcanzar mayores dimensiones de aceptación y de arraigo en el espacio público. Por eso hay políticos que son representativos a nivel local, regional y nacional. En realidad el liderazgo y la representación se encuentran muy vinculados, a tal punto que forman parte de las percepciones que muchos se hacen de los políticos. Entre las imágenes que frecuentemente identifican a los políticos en el mundo moderno se encuentran: la imagen del político radical, la del político moderado y la del político conservador.
La imagen del político radical es la imagen asociada al cuestionamiento del orden, ya sea mediante la ruptura de la legalidad o mediante el cambio radical contra el orden. Entre los rasgos que hacen posible la construcción de aquella imagen radical se encuentran, la valoración que se tiene sobre el discurso “anti” y “la práctica populista”. Los discursos “anti”, es decir, “el estar en contra de”, han sido orientaciones muy frecuentes de muchos grupos opositores al orden, las imágenes que se han recreado durante el siglo XIX y a lo largo del siglo XX se encontraban asociadas a los grupos de izquierda que estaban estrechamente vinculados a los movimientos de masas y a los insurgentes (mediante la lucha armada), grupos que pretendían cambiar violentamente el orden. Durante el presente siglo, tras el proceso de la imposición del neoliberalismo (la globalización), aquella imagen del político radical ideológicamente se identifica y nomina como el “antisistema”. Por eso decirle “antisistema” a un político, hecho muy recurrente en el espacio político, cumple una intención clara, a saber, su descalificación mediante la identificación con tal imagen. Asimismo, la “práctica populista”, al ser identificada con aquella pretensión de resolver las necesidades inmediatas de las mayorías, genera ciertaalarma porque azuza temores que ven amenazada la institucionalidad del orden; la alarma por la práctica populista, a su vez, tiende a reducir la imagen del político radical con el autoritarismo. Tal situación permite entender por qué la decodificación que frecuentemente se hace de la imagen del político radical, animada exageradamente por sus opositores, tiende a inclinar y acentuar la censura como un mecanismo para capitalizar su rechazo.
La imagen del político moderado se encuentra asociada a la concertación y a las reformas que no trastoquen la institucionalidad del orden. Generalmente esta imagen es valorada como positiva. Si en el campo político impera la polarización, la imagen del político moderado pretenderá representar la mesura y la alternativa frente a la polarización. En una campaña electoral es frecuente que los votos de los indecisos se inclinen por la imagen del político moderado. Más aún la imagen del político moderado frecuentemente se fortalece cuando se enfatiza el respeto por la institucionalidad que sostiene al orden. Por ello la decodificación de esta imagen tiende a ubicar a los políticos en el centro. En las disputas que se establecen sobre el poder, la imagen del político moderado tiende a ser identificadocon el buen funcionamiento del orden, es decir, es la imagen que pretende sólo hacer “ajustes” necesarios a la política actual para que todo funcione sin inconvenientes, ni sobresaltos.
La imagen del político conservador es la imagen que se encuentra asociada a la continuidad y la preservación del orden. Esta imagen identifica al político con lo tradicional y lo moralmente aceptado. En muchos países en que la religión aún juega un papel muy importante en la imagen pública, como por ejemplo el credo católico que es hegemónico en el Perú, la imagen del político conservador se identifica acentuadamente con la moral religiosa. Al respecto tales políticos siempre se arrogan la defensa de la moral y de las buenas costumbres, y sobretodo enfatizan su condición de ser creyentes y respetuoso de la fe. Es frecuente ver en la imagen del político conservador una claradefensa del orden (la propiedad privada) como la cuestión principal de su agenda.
A la par de las imágenes que identifica a los políticos en el espacio público, también el discurso se encuentra estrechamente vinculado. En principio los discursos políticos no son más que la expresión de la tensión que acaece en el espacio político y cumplen una función identitaria, en la medida que permite su identificación; y comunicativa e instrumental, porque permite influenciar sobre los demás. La elaboración de los mismos, refuerza las anteriores imágenes que los identifica. Entre los discursos que frecuentemente elaboran los políticos se encuentran los discursos radicales, los discursos moderados y los discursos conservadores.
III
Los discursos radicales principalmente apuntan al cuestionamiento del orden y a su transformación como una necesidad urgente. El público principal a quien va dirigido tal discurso está comprendido por las grandes mayorías descontentas con el orden. El discurso radical da esperanzas a quienes ya han perdido toda esperanza. Lo que anima a este discurso es la posibilidad de la transformación de la sociedad en su conjunto. En el discurso radical todo es cuestionado, mordaz e irónicamente. En función de la historia de un determinado país, el discurso radical pretende ser la voz de quienes no han tenido voz en la historia de ese país. Frecuentemente este discurso apela insistentemente a cuestionar frontalmente el continuismo y la disfuncionalidad del orden, valorado como un orden injusto. El discurso radical tiende a polarizar el espacio político en la medida que genera cierta resistencia entre sus opositores, quienes no pierden la oportunidad de señalar que tal discurso es una amenaza al orden. Es frecuente que los discursos radicales adquieren una mayor resonancia cuando el sistema político se encuentra con problemas de representatividad.
Asimismo el discurso radical que algunos políticos reproducen, muchas veces se enciende debido a que responde a un real descontento de cierto sector del electorado y de la población en general. Por eso los discursos radicales casi siempre son discursos de oposición, con el detalle de que esa oposición se inclina preferentemente por cambiar el orden. En parte los discursos radicales en la política no son más aquellas propuestas postergadas o aquellas promesas incumplidas que otros políticos han dejado de lado cuando han asumido cargos gubernamentales. La acumulación de las promesas incumplidas es el caldo de cultivo de los discursos radicales a partir de una disyuntiva bien marcada: todo o nada.
Los discursos moderados que frecuentemente se escuchan se caracterizan por hacer hincapié en las reformas necesarias para mantener el orden. La defensa de la institucionalidad política es uno de los rasgos que caracteriza a los discursos moderados; para tal efecto,es frecuente en estos discursos la apelación a la necesidad de concertar con las fuerzas de oposición. El enfoque que anima estos discursos se orienta al consenso y a la formalidad representativa. El consenso en estos discursos se vuelve casi en un imperativo para estar en el centro. El centro, políticamente hablando, para este discurso es el ideal de la política. “La política como centro” se convierte en un ideal para este discurso que no sólo expresa la moderación de una fuerza política, sino también la expectativa de quienes quieren cambios a partir de reformas que no alteren el orden. Por eso los discursos moderados expresan, insistentemente, evitar todo tipo de polarización en el espacio público.
Asimismo estos discursos encuentran una mayor recepción y empatía en la clase media; no obstante, también cuentan con la aceptación de aquellos que se encuentran indiferenciados y procedentes de distintas clases sociales. En tiempos electorales, estos discursos tienden a captar la atención de los indecisos y de aquellos que “quieren vivir sin problemas”. Es decir, alejados de la problemática que implica la política. Entre las ideas que comprenden estos discursos se encuentran la tolerancia, el diálogo y la concertación (significantes que forman parte de una orientación ideológica para mantener el orden).
Los discursos conservadores que algunos políticos reproducen se caracterizan por defender el orden apelando insistentemente a los valores y a la tradición. El orden para los discursos conservadores no sólo se refiere al orden de la ley, sino también al orden moral. El orden moral para estos discursos se sustenta en las instituciones familiares y religiosas. En el discurso conservador, la familia es el referente y la fuente de apelación para legitimar y defender los asuntos públicos. Por la orientación que toma, este discurso es la expresión del continuismo del orden. El público al que va dirigido este discurso generalmente es aquel público que está satisfecho con el orden. En este discurso, los cambios si no apuntan exclusivamente a reformas mínimas que permitan la funcionalidad del orden, son vistos como hechos subversivos. La defensa del orden que se encuentra en estos discursos representa la defensa de la sociedade incluso, para los ideales conservadores más exacerbados, sería la defensa de la humanidad civilizada. Al respecto, durante el siglo XX, frente a la amenaza del comunismo, los discursos conservadores se arrogaban la defensa de “la civilización cristiana y occidental”; durante el siglo XXI, frente a la amenaza del “terrorismo internacional”, los discursos conservadores hablan de un supuesto “eje del mal”.
Tales discursos, así como las imágenes que las acompañan, forman parte de la constitución y la reproducción de la ideología. Históricamente la reproducción de la ideología política se ha objetivado a través de una serie de formas: la retórica, las declaraciones, la columna periodística, el debate, los mensajes y los manifiestos.
La retórica de los políticos se caracteriza por persuadir a un gran público a partir de frases y discursos plagados de invectivas, lugares comunes y máximas generales sobre el orden moral. La intencionalidad persuasiva de la retórica de los políticos se hace patente en la entonación de la voz, que oscila entre la consternación y la exageración; y en la gesticulación corporal, que oscila entre una actitud ceremonial y hasta desafiante. La voz consternada de los políticos es muy recurrente cuando quieren comunicar algún compromiso frente a sus oyentes; asimismo, insisten en ello para trasmitir la responsabilidad a todos sus oyentes para que se unan y participen de su organización.
La exageración reiterativa que caracteriza a la retórica política es la forma que se emplea para llamar la atención sobre el escenario que recrean. Por contraposición, también en la retórica política los políticosminimizan aquellos hechos que le sean perjudiciales a sus fines. Por su parte, la actitud ceremonial que acompaña la retórica de los políticos es parte de la escenificación del poder que ejercen a partir de su imagen; la elocuencia o la seriedad con la que trasmiten sus mensajes serán dosificadas en función del escenario. Muchos de los políticos que se precian de ser “buenos políticos” manejan, al igual que los actores, el dominio escénico. Precisamente los discursos que anteriormente he anotado se decodifican a través del dominio escénico que hace el político. Sin embargo, muchas veces en función del dominio escénico, por ejemplo cuando los políticos participan de mítines proselitistas, el discurso tiende a ser desafiante. El manejar una retórica desafiante le permite al político mostrarse como un actor luchador y dispuesto a encarar la responsabilidad de lo que dice. Cuando las tensiones de la política se expresan en la campaña electoral o en los debates, el desafío retórico genera muy buenos réditos a la causa del político y a la organización que lo anima.
Las declaraciones de los políticos son aquellas declaraciones breves que los políticos frecuentemente dan a los medios de comunicación y se sujetan a la circunstancia y al momento de su enunciación. Muchas de las declaraciones de los políticos adquieren el impacto que alcanzan en el espacio político cuando la prensa insistentemente lo enfatiza de acuerdo a la coyuntura política. Muchas de las declaraciones afines, y que son dadas por distintos políticos, cuando son emitidas a través de los medios de comunicación pasan a formar parte de la opinión pública o, en muchos casos, a partir de ellas se va formando la opinión pública; y las declaraciones que resultan contrapuestas entre ellas, dadas por distintos políticos, generalmente son capitalizadas en el fragor de la disputa. También las declaraciones son utilizadas por los demás adversarios políticos para mellar su imagen cuando se contraponen a lo que anteriormente declaraban o pensaban.
Las columnas periodísticas que escriben los políticos generalmente son para opinar sobre un asunto público o polemizar sobre el mismo. En las columnas que escriben los políticos uno puede encontrar la orientación de su discurso, así como parte de su ideario que tácitamente o explícitamente se comunica. Aunque si bien actualmente no son muchos los políticos quienes escriben, los que pueden hacerlo se convierten con cierta frecuencia en los ideólogos, como sucedía en el siglo XIX y parte del siglo XX. Muchas de las columnas periodísticas que elaboran los políticos se publican, y si no pueden hacerlo a través de los grandes medios de comunicación lo hacen mediante su prensa alternativa, a saber, revistas, páginas electrónicas. Aunque actualmente la polémica escrita entre políticos no tiene la resonancia que tenía antes, los que polemizan no dejan de lidiar por el manejo del discurso y por representar una corriente de opinión en pugna con las demás.
El debate en que se enfrascan los políticos eventualmente surge debido a las declaraciones que anteriormente han dado a la prensa o suscrito mediante un artículo de opinión. Aunque el debate se circunscribe al intercambio y a la contraposición de opiniones, la finalidad no es sólo el esclarecimiento del tema, sino mostrar ante todo que el oponente no tiene recursos para sostener lo que sostiene. Por eso los debates son la punta de lanza que se enfila en medio de la tensión política; por un lado reluce el discurso que maneja cada sujeto político; y por otro, anima la disputa política. Los debates que forman parte del proceso electoral, son los debates más representativos de la escena política porque no sólo son los lideres políticos quienes debaten cara a cara en un escenario concertado, sino porque ahí se tocan los temas que han encendido la campaña electoral y movilizado o animado voluntades; asimismo, las expectativas y la atención que generan son altas y masivas porque tiende a inclinar el voto de los indecisos. También en tales debates los discursos que se exponen ayuda a ensalzar la imagen de los políticos que lidian.
Los mensajes que emiten los políticos son breves y se diferencian de acuerdo a los medios en que son emitidos. Los mensajes televisivos se caracterizan por su mayor difusión y porque en ellos el manejo escénico (imagen y discurso) se sujeta a la brevedad de la emisión. Los mensajes radiales se caracterizan por el énfasis que se pone al discurso, en el que la retórica es su rasgo más sobresaliente. Por el contrario, actualmente los mensajes vía twitter, que se ha convertido en uno de los medios más empleados por los políticos para emitir sus mensajes, se caracterizan por la interacción virtual. El twitter tiene la ventaja de interactuar con los seguidores de uno, esto genera que un mensaje político desencadene una serie de mensajes sobre el mismo. Por eso es frecuente ahora que los políticos vía twitter opinen constantemente sobre el acontecer local, nacional e internacional. El mensaje de opinión constante vía twitter ha logrado una importancia tal que los grandes medios de comunicación están siempre pendientes de ellos.
Los manifiestos que elaboran y suscriben los políticos forman parte del discurso oficial que emite cada organización política. En los manifiestos se encuentran los puntos e ideas que organizan y orientan las pretensiones de los políticos. Asimismo los manifiestos son llamamientos públicos que tienen por objetivo aunar las voluntades de los que no sólo simpatizan con la organización política sino sobretodo que va dirigida a la ciudadanía en general. Los manifiestos son el gran discurso que da sentido a la organización política, en ella se encuentran no sólo los grandes lineamientos, sino una determinada concepción sobre la sociedad y la política. Históricamente, los líderes políticos en los manifiestos han dejado expuestas sus credenciales ideológicas.
Reparando en todo lo anteriormente mencionado, la reproducción de la ideología no se encuentra ensimismada en un grupo, como frecuentemente se piensa sobre tales o cuales ideologías espetadas como dogmáticas, sino todo lo contrario, a saber, forman parte de una disputa por el poder. Tal disputa es un fenómeno político que desde hace muchos años se ha convenido en llamar la lucha ideológica. Por eso el análisis de la lucha ideológica de una determinada sociedad, en función del orden, permite entender, y a mi juicio explicar,muchos de los fenómenos políticos que acaecen en la reproducción de la vida social [1].
Juan Archi Orihuela
Lima, lunes 12 de mayo del 2014.
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[1]Es frecuente leer o escuchar insistentemente sobre tales o cuales fenómenos políticos como si fueran actos irracionales, premodernos, ahistóricos y demás calificaciones ideológicas negativas. Al respecto hay una diferencia manida entre violencia y política desde una orientación ideológica particular sobre la sociedad que se asienta en función del “deber ser” y la “democracia”. Lo cierto es que históricamente y culturalmente los fenómenos políticos distan mucho de aquellapretensión aristotélica del “bien común”. Por el contrario, el estudio de los fenómenos políticos en su concreción, tanto material como ideal, nos permitiría explicar una serie de momentos cómo se encuentra organizada y estructurada la sociedad. Tal reconocimiento es lo que anima a la ciencia de la sociedad.
Etiquetas: [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-05-09T10:20:00.000-07:00
Uno de aquellos términos que se encuentra estrechamente vinculado a la manera cómo concebimos la vida social es la política. Todos tenemos ideas o adquirimos algunas ideas sobre la vida social. Muchas de aquellas ideas son producto de ciertas percepciones generadas a partir de nuestra interrelación con los demás. Cuando aquellas ideas son expuestas mediante el discurso frecuentemente es posible de que sean identificadas o calificadas, por nuestros interlocutores, como ideas políticas a pesar de que no tengamos nada que ver con alguna organización de esa índole. Frecuentemente nos negaríamos de buenas a primeras a aceptar tal calificativo, ya sea en alguna discusión sobre temas referidos a los asuntos públicos o en una simple conversación amical, porque pensaríamos que se nos descalifica para invalidar lo que hemos dicho; o, simplemente, nos resultaría muy exagerado y hasta tendencioso tal calificativo. Frecuentemente la manera a la que muchos apelan para evitar tales calificaciones es recusar que su intensión (actos y discurso) no es nada política porque consideran que lo que dicen y hacen no tienen nada que ver con ella. Por eso en esa situación tan cotidiana la política tiende a adquirir una connotación negativa.
Empero la política también tiene una connotación positiva, como por ejemplo, cuando se concibe a la política como la posibilidad de ordenar o resolver ciertos problemas sociales. Empero, tal afirmación ha generado ciertas exageraciones y apelaciones arbitrarias, a saber, que “todo es política” o “todos somos políticos” porque así supuestamente lo dijo Aristóteles bajo la idea del “animal político”; o, en muchos casos, tal propensión resulta siendo muy inconsistente, debido a que es frecuente afirmar de buenas a primeras que la política es lo que “meparece” o “debería ser”. Tales connotaciones, tanto negativas o positivas, que se aceptan en función del discurso, muchas veces impide la comprensión y el uso apropiado de tal término. Una manera para evitar tales connotaciones es comprender que la política no sólo es discurso sino que también es un hecho social. Ambos aspectos se encuentran estrechamente vinculados; no obstante es necesario observarlos por separado.
I
La política como discurso comprende todas aquellas ideas que constituyen y se reproducen para legitimar, orientar, reflexionar y sobretodo para actuar normativamente en función del orden social, ya sea para mantenerlo o para cambiarlo de acuerdo a las condiciones históricas y sociales en el que el sujeto se desenvuelve y reproduce tal discurso. Históricamente, ha sido la filosofía quien ha orientado la reflexión sobre la política. Muchos de los postulados que sostienen a la política como discurso son producto de una determinada reflexión filosófica. Por ello, históricamente su etimología de raíz griega refiere una determinada forma de pensar y de organizar la sociedad.
La política debe su nominación a una institución griega, a saber, la πόλις[Polis].La πόλις griega aparece en el siglo VII a.c. y llega a su fin de manera gradual con la expansión imperial que los griegos macedónicos habían iniciado, bajo la dirección de Alejandro, por toda la Hélade y parte del llamado mundo oriental. Culturalmente para los griegos el mundo oriental era lo no-griego, a saber, lo bárbaro (lo extranjero). En tal contexto histórico, Aristóteles fue uno de aquellos pensadores del mundo antiguo que reflexiona sobre la manera cómo se organizan los hombres para vivir y para sostener el mundo que les permite mantener un determinado orden social. La política, que se deriva o emana de la πόλις, aparece con Aristóteles como discurso a raíz de una interesante descripción y comparación de las diversas formas, grados de relación y las maneras cómo se encuentran organizados los hombres para reproducir su existencia en grupo. Una de aquellas reflexiones a que llega Aristóteles para entender el orden social de la πόλις es la idea delζῷον πoλίτικoν [zóion politikon] cuya traducción tan divulgada como “animal político” ha dado pie, por una serie de razones históricas y culturales, para concebir al hombre como un “sujeto político”, tal como se suele pensar de manera contemporánea.
La πόλις griega fue ante todo una forma de organizar y ejercer el poder; perseguía como objetivo alcanzar y mantener la autonomía del grupo frente a las demás πόλις. Tal organización comprendía y reproducía rasgos culturales que no se encontraban en ninguna otra forma de organización entre sus contemporáneos. Entre los rasgos culturales que identificaba a la πόλις se encontraba el λóγος[Logos], término que tenía muchas acepciones entre las cuales frecuentemente se traduce como palabra, pensamiento o razón. El λóγος o la palabra posibilitó entre los griegos la constitución de un pensamiento profano en la medida que el conocimiento concebido y guardado anteriormente como arcano quedaba al descubierto para todos los interesados. La consecuencia más inmediata de la palabra o pensamiento profano fue la apertura pública de los asuntos que sostienen y dan sentido a la πόλις. Así la discusión en público que ejercían los hombres, sobre temas referidos al poder y al orden de las cosas, se llamó diálogo porque se enfrentaban y competían dos logos. Frente a tales cambios se sumaba la idea de la δίκη [Dike] que ha sido traducida como justicia. Históricamente la δίκη o la justicia para los griegos se encontraba asociada al orden que emanaba de la naturaleza como una necesidad y su presencia requería y exigía que se cumplan determinadas funciones para mantener el orden. En la πόλις el orden ya no emanaba de un soberano, como prefiguraban las antiguas mitología vinculadas a los dioses, sino que correspondía al νόμος [nomos] es decir a la ley que debía ejercerse por δίκη o justicia. Tal fue el impacto de aquel cambio que el νόμος o la ley adquirió una autonomía prescriptiva que los hombres debían respetar para mantener el orden. Tales cambios permitieron que la idea de ἰσονομία [Isonomia], que nace del pensamiento geométrico, cobre un gran sentido para buscar y mantener un orden perfecto (como el círculo que es considerada como perfecta entre las figuras geométricas). Por eso en laπόλις se exigirá que todos sean iguales ante la ley.
Si se reconoce la constitución cultural e histórica de la πόλις, uno puede observar que la idea sobre la política de raigambre aristotélica que se ha mantenido hasta nuestros días,alude tan sólo a la función que ejerce el hombre cuando vive en comunidad; y, por eso, se ha convenido en identificar al “animal político” como un ser eminentemente social [1]. No obstante, para que tal idea se asiente con todo el significado de la socialización que tiene hoy en día, ha sido necesaria una serie de asimilaciones y modificaciones que ha ampliado la noción de la política hasta tal punto que ya dejó de tener, en sentido estricto, alguna referencia con el sentido que adquiría o se derivaba de la πόλις.
Los latinos (romanos) al organizarse a través de la civitas [ciudad], concibieron la política, análogamente como los griegos pero sin los elementos culturales que los caracterizan, a saber, como asuntos de la ciudad. Por eso el sujeto del mundo latino que participa, vive y ejerce ciertos poderes que se amparan en derechos y que son conferidos por la ciudad (del cual emana el orden social), será llamado ciudadano. Antropológicamente hablando, el ciudadano latino cumple la misma función del “animal político” griego, empero los factores culturales que lo animan son diferentes; por ende, la forma como se encuentran organizados es distinta. La manera cómo se encuentran organizadas ambas instituciones, la πόλις y la civitas, no son mas que una determinada forma de gobierno. Por una serie de cambios históricos y culturales que tienen que ver con la lucha por el poder en lo que será llamada Europa, las formas de gobierno fueron consideradas e identificadas con la política. Asimismo mediante la hegemonía de la teología medieval hubo una tendencia de personificar en toda Europa a la política a través de sus gobernantes como el centro del orden.
Posteriormente la constitución de los Estados modernos dio paso a aquella distinción, que se ha mantenido aún en el presente, entre el Estado y la sociedad. La separación entre ambos tiene una clara connotación orgánica (el cuerpo) que intenta acentuar la función de quienes lo componen (los miembros) como producto de una clara división en el ejercicio del poder. Así quienes ejercían el poder para mandar a los demás pasaron a formar parte del cuerpo político; mientras quienes obedecían para mantener el orden social, formaban parte del cuerpo social. La complejidad que adquiría la reproducción del poder en el Estado moderno permitió identificar la idea del soberano con la figura del Estado, cuyo poder ya no radicaba en la voluntad de una persona sino en la voluntad de quienes conformaban el cuerpo social, a saber, el pueblo. La idea de la voluntad general vinculada al pueblo, que en teoría es la expresión de la voluntad del cuerpo social, dio pie a buscar y a ejercer mecanismos de legitimación del poder mediante la elección general. El resultado de tal forma de gobierno que gradualmente se ha ido imponiendo y reproduciendo en el mundo entero, ha sido llamada como la democracia moderna. Muchos de los ideólogos que animan la democracia moderna son quienes han insistido en aquel asunto, a saber, la democracia moderna como una prolongación de la idea de la democracia que ejercieron los griegos mediante la πόλις (como por ejemplo la idea de la igualdad ante la ley).
Así, a través del discurso, la idea de la política implica una serie de momentos históricos y rasgos culturales que se han ido manifestando progresivamente hasta pretender ser universales. Esa pretensión universal de la política como discurso se encuentra ineludiblemente plagada de orientaciones que apuntan sólo al“deber ser”. Desde un punto de vista cognoscitivo el “deber ser” da pie a una serie de ideas contrapuestas, afines o distintas; y, que se reproduce, en algunos casos, como antagónicas porque en sentido estricto expresan la manera ideal de cómo se desea que se organice la sociedad (muchas veces alejada de la realidad). Por eso la política como discurso tiene limitaciones de orden conceptual, no sólo porque se ignora (adrede en algunos casos) o pasa por alto la reproducción cultural y las condiciones históricas que la constituyen, sino porque muchas veces se encuentra acuciada más por establecer una normatividad local y circunstancial. Por el contrario, el enfoque de la política como un hecho social permite entender su real constitución histórica, lo que no quiere decir que se niega la política como discurso, sino que la incorpora para su elucidación.
II
Un hecho político: Cartel Soviético, 1941. Una obrera representando a la Madre Patria. Tomado del libro: "La Gran Guerra Patria de la Unión Soviética" Para ampliar la imagen pulse aquí
La política como un hecho social no necesariamente se corresponde al discurso hegemónico sobre la política de raíz aristotélica; o, a todas aquellas reflexiones interesantes que se han dado al respecto, como por ejemplo la idea teleológica tan en boga de asumir que la política busca el “bien común”. Históricamente es con el renacimiento que se piensa la política a partir de las relaciones de fuerza, dejando a un lado lo que debe ser la política o hacía donde debe apuntar la misma, para acercarse a la manera cómo acaece en el mundo social. Con las reflexiones de Maquiavelo se inicia todo un giro yse marca un derrotero para entender la sociedad en función del ejercicio del poder. Precisamente hasta el siglo XVI, siglo en el que aparece El Príncipe de Maquiavelo en 1513, se identificaba a la política con el ejercicio del poder que ejercían los gobernantes en el mundo en aras de un buen gobierno. Es decir, se consideraba la normatividad y el orden de un gobierno como la mejor expresión del arte de la política, concebida como un saber práctico; saber práctico que muchas veces no pasaba de ser un deseo opuesto a la realidad; mientras que la alteración y la ruptura del orden se concebían como anomalías que afectan al buen vivir.
Las luchas intestinas que se generan por la imposición del poder en el interior de un gobierno, como lo fue la Florencia de la época de Maquiavelo, permitió al autor del El Príncipe repensar la política en función del poder, específicamente como una lucha por el poder. Los consejos que Maquiavelo le da al príncipe apuntan todos ellos a luchar y a mantener el control del poder mediante la fuerza. Precisamente la fuerza (como una relación social institucionalizada por las fuerzas armadas)es la que explícitamente tiende a imponerse históricamente hablando, paramantener el orden social que sostienen y legitiman los gobiernos en el mundo.
Tal reflexión sobre la lucha para mantener un determinado orden social dio pie para enfocar el mundo social en función de sus tensiones y conflictos. El orden que los discursos sobre la política habían acentuado hasta ese momento, no sería más que el resultado de un proceso en la reproducción del poder que ejercen los hombres para organizarse. Por eso toda organización social en el fondo no es más que el resultado de un largo proceso de lucha, que acaece no sólo porque los hombres lidian por ambiciones desmedidas, sino para elaborar y por mantener un determinado patrón que regule las diferencias sociales y culturales que resultan siendo antagónicas. Buena parte de las ciencias sociales han seguido el derrotero de la filosofía social (aquella que reflexiona sobre la sociedad y la política) y en determinados momentos han demarcando sus diferencias con ella a través de la comparación y el análisis histórico y cultural. Por eso la política no se circunscribe sólo a un determinado discurso, sino que se asienta en la reproducción del poder y en la manera cómo los hombres se organizan sorteando una serie de conflictos y problemas que muchas veces son resueltos de manera temporal para luego estallar periódicamente.
Así es como la política como un hecho social se reproduce en distintos niveles porque relaciona una serie de instituciones sociales en el que se reproduce el poder. El discurso de la política que frecuentemente toma en cuenta sólo a la πόλις griega como el modelo ideal de la misma (a pesar de que esa matriz cultural es ya inexistente), soslaya la manera cómo los hombres se han organizado de distintas maneras y en diferentes momentos históricos a lo largo de la historia de la humanidad. Siendo la constante histórica del referente de lapolítica, el ejercicio del poder y la reproducción de un determinado orden que se originapara resolver una serie de conflictos; asimismo los conflictos no son sólo internos, sino también externos y muy frecuentes con otros grupos humanos. Tales hechos forman parte de la política. Todos aquellos conflictos que han acaecido en muchas sociedades del mundo comparten algo en común, a saber, que las relaciones de fuerza, objetivadas en conspiraciones, invasiones, insurrecciones, guerras y demás, han sido ejercidas para resolver el problema del orden, mediante la instauración de un nuevo poder para mantener un nuevo orden social. Políticamente el problema del orden responde a la reproducción del poder. El poder, socialmente hablando, es lo que permite la fundamentación de la política como discurso, así como el conocimiento de la política como un hecho social.
El poder básicamente es una relación social objetiva que se ejerce ante todo como una relación de fuerza. Socialmente las relaciones de fuerza han generado relaciones de dominación, explotación y sujeción para normar la vida de los hombres en función de las instituciones que han ejercido un control en la reproducción de la vida social. Muchas de las relaciones de poder son intencionales y se objetivan material e idealmente. Su reproducción generalmente exige la constitución de una serie de relaciones que articulan una jerarquía. Toda jerarquía necesariamente anima la reproducción de un discurso que sea aceptada. Por eso, el poder en una sociedad se reproduce a partir de dos relaciones, a saber, las relaciones de fuerza (violencia) y la reproducción de su legitimación (discurso). Todo orden social tiende a ser legitimado por un discurso que no sólo pretende sostenerlo, sino sobretodo el naturalizarlo para evitar así cualquier tipo de cuestionamiento al orden social. Las relaciones de fuerza tienden a ser periódicas y focalizadas porque siempre desgastan a la sociedad; en cambio todo discurso que pretenda la legitimación del poder exige una reproducción permanente.
Analíticamente, la reproducción del poder en las diversas sociedades humanas comprende la constitución de dos espacios, a saber, el espacio privado y el espacio público. En el espacio privado básicamente se reproducen las relaciones de poder en el interior de la vida doméstica que sostiene y fundamenta a la familia. Tal espacio resulta siendo privado porque las relaciones sociales de sus miembros se encuentran sujetas a la necesidad de su reproducción interna, es decir, las relaciones parentales son las que vinculan entre sí a sus miembros. Asimismo, los vínculos que cohesionan a sus miembros son eminentemente afectivos; y de ellos dependerá la formación de lealtades que serán eminentemente jerárquicas. Los afectos que cohesionan el espacio privado depende de la empatía que despiertan entre sus miembros. Frecuentemente el espacio privado se caracteriza porque impera la necesidad y la normatividad coactiva en su reproducción. Además, en el espacio privado quien ejerce la hegemonía de la fuerza y expresa la autoridad sobre los demás es reconocido como el “jefe de familia”; generalmente tal función es asumida por el padre; no obstante, debido a su ausencia o a su incompetencia tal función lo asume otro miembro de la familia. Y si hay un rasgo que pueda resumir la reproducción del espacio privado sería aquella sentencia muy conocida y divulgada, a saber, “todo queda en familia”.
El espacio público, por su parte, se caracteriza porque las relaciones de poder se vinculan y se prolongan a partir de un centro de poder. La centralidad del poder se constituye a partir una institución que ejerce la representación del grupo en función del orden. Culturalmente la representación del poder y su centralidad se encuentra focalizada en instituciones que han cambiado a lo largo de la historia, como por ejemplo las jefaturas, los reinos y los Estados. A tales instituciones se les llama instituciones políticas y los sujetos que participan de tales instituciones se les reconoce como los sujetos políticos por antonomasia. Asimismo, en el espacio público los discursos sobre el poder se codifican y descodifican en función de una serie de tensiones que tienen que ver con el manejo del discurso y con la potencia de la fuerza colectiva que emana del conjunto de los miembros que lo componen. Empero la participación en el espacio público de los miembros que componen una sociedad en su conjunto ha sido un proceso gradual y ha estado sujeto a loscambios históricos que tienen que ver con la cuestión del poder.
La importancia que ha adquirido el espacio público en la sociedad contemporánea se debe ala constitución de los Estados modernos que no sólo ha despersonalizado el poder y la autoridad y la ha vuelto laica, sino que se ha constituido bajo el principio de la ciudadanía. La ciudadanía es una condición política-jurídica que adquieren todos los miembros que forman parte de un país que se organiza mediante un gobierno nacional, para que ejerzan derechos y cumplan deberes determinados. Los derechos son facultades que se adquieren para tener el amparo del poder del Estado, el uso y la exigencia de ellos se ejerce en el espacio público. Los deberes, por su parte, forman parte de la exigencia normativa que establece el poder del Estado para regular el funcionamiento de las instituciones sociales ynacionales; ya sea mediante el cuidado, la contribución y la preservación de los bienes de la nación o mediante la participación en la defensa nacional, los deberes deben cumplirse sin desacato alguno porque forman parte del orden moral y posibilita la convivencia social. Tanto derechos como deberes se ejercen y se cumplen en el espacio público y son condiciones necesarias para que el orden social en una sociedad moderna alcance su equilibrio. Asimismo, las relaciones sociales que se reproducen en el espacio público son relaciones formales que apuntan a la convivencia social. Si el espacio privado se caracteriza por lo familiar y lo afectivo, el espacio público se caracteriza por la formalidad institucional y el desafecto.
Muchas de las libertades que concede el poder del Estado moderno a los miembros de un gobierno nacional se ejercen en el espacio público. Por eso, el espacio público también se convierte en un espacio de disputa y de discusión, así como de la lucha por el poder. En el espacio público uno puede encontrar los medios para informarse y comunicarse no sólo con quienes son allegados a uno, sean estos cercanos o lejanos, sino también con quienes forman parte del gran público nacional e internacional. Muchos de los cambios sociales que han acontecido en la sociedad contemporánea tuvieron al espacio público como el escenario de múltiples disputas por la hegemonía del discurso y de la práctica política. La lucha por esa hegemonía es eminentemente política porque se encuentra estrechamente vinculada a la capacidad de ejercer el poder en la sociedad. El ejercicio del poder ha exigido a los hombres, que participan del espacio público y que lidian por alcanzar lahegemonía política, organizarse en grupos de interés. Las diversas organizaciones políticas que han nacido en el seno de la sociedad moderna expresan precisamente los intereses colectivos de sus miembros. Históricamente muchas de aquellas organizaciones que han aparecido en el escenario del espacio público, a saber,los sindicatos, los partidos, las confederaciones, los movimientos sociales, los colectivos y demás, han sumado voluntades, adhesiones, simpatías y hasta han encendido pasiones, entre quienes no forman parte orgánica de su organización. Tal condición de apoyo y hasta de identificación (que no necesariamente implica la participación en tal o cual organización) permite hacer funcional uno de los mecanismos que sostiene el orden de lademocracia representativa, a saber, las elecciones generales. Las elecciones generales no es sólo el mecanismo que permite la participación de la ciudadanía para elegir a sus representantes mediante el voto universal, sino también es la clara expresión de la disputa por el poder que se realiza en el espacio público.
Si uno repara en la política como un hecho social reconocerá que ésta no se agota en el discurso, ni mucho menos se reduce a simples valoraciones que frecuentemente se le endilga (sean estas negativas y positivas), sino que tiene que ver con un fenómeno social de mayor dimensión que acaece en el espacio público en función de la reproducción del poder. Más aún, en consonancia con tal enfoque, fenómenos como las guerras adquieren sentido si se observa que son una prolongación de la política por otros medios, como muy bien anotó y observó en su momento Clausewitz. Ahora bien, el poder no sólo se legitima mediante el discurso interpretativo sobre el orden social, sino también sobre el conocimiento que anima la producción de la sociedad en su conjunto. Por eso la política además de ser empíricamente una lucha por el poder (material) a través de la fuerza, también es la legitimación de un orden en función de su cuestionamiento material e ideal.
Juan Archi Orihuela
Arequipa, viernes 09 de mayo del 2014.
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[1] En la traducción que realiza Manuela García Valdés en la edición de Gredos sobre aquel pasaje conocido del libro la Política de Aristóteles, se puede observar elsentido contemporáneo que adquiere el término πόλις para su comprensión: “De todo esto es evidente que la ciudad [πόλις] es una de las cosas naturales y que el hombre es por naturaleza un animal social [ζῷον πoλίτικoν], y que el insocial por naturaleza y no por azar es un ser inferior o un ser superior al hombre (…) La razón por la cual el hombre es un ser social [ζῷον πoλίτικoν], más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano” (Política 1252b9-10).
Etiquetas: [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-04-23T22:02:00.000-07:00
Lucien Sebag se suicidó a la edad de 31 años (el l 9 de octubre de 1969). Tal hecho aciago me pareció el final más honesto de un hombre que lidiaba no sólo con ideas (teoría), sino con una determinada práctica política en función del conocimiento. Entre otras razones recuerdo mucho a Sebag porque uno de sus libros me animó a estudiar antropología como un complemento de la filosofía. Sebag era filósofo y por accidente se hizo antropólogo. Saber que un joven brillante, filosóficamente hablando, como Sebag consiente su propia muerte no es ningún síntoma de una irreverencia con la vida, sino la expresión de su más consecuente compromiso.
Cuando uno es estudiante, la primera pregunta que le suelen hacer es por qué eligió lo que estudia. Aún recuerdo las respuestas que dieron mis compañeros de carpeta, casi todos (por no decir todos) enfatizaban la diversidad cultural de nuestro país para ser congruentes con la elección de la antropología. Cuando llegó mi turno para responder pensé en Sebag, en su muerte y en su intento por replantear el estructuralismo a partir de una seria reflexión que tiene que ver con las consecuencias del conocimiento y la vida de uno mismo (praxis). Pero al final guardé silencio sobre Sebag, por pudor y por otras razones que no vienen al caso, y recordé una respuesta que dio Eduardo Gonzáles Viaña cuando le preguntaron por qué se hizo escritor: “Cuando uno esta enojado consigo mismo se hace psicólogo, cuando está enojado con la sociedad se hace sociólogo y cuando uno se encuentra enojado consigo mismo, con la sociedad y con el mundo, se hace profeta, revolucionario o escritor”. Animoso repetí esa respuesta pero cambié lo último (lo de profeta y revolucionario) y enfaticé: “se hace antropólogo”. Sin embargo, en el fondo tal respuesta, lejos de ser irreverente, es una respuesta límpidamente afectiva que evade las consecuencias del conocimiento.
En cierto discurso de muchos antropólogos se ha convertido en lugar común aseverar que la cultura es lo más importante que posee el hombre y los pueblos. Más aún si uno se encuentra vinculado a las letras o al arte, la exigencia sobre el conocimiento de la cultura es mayor (así como su valoración afectiva), pero en el fondo esa exigencia no es más que una manera de evadir toda consecuencia al respecto de lo que se piensa y de lo que se hace. Por eso es muy común leer en diferentes escritos el ya manido elogio a la cultura, como si fuera un mero discurso metafísico. Enunciar que “todo es cultura” al parecer se ha convertido en una suerte de embrujo del lenguaje que muchos antropólogos han cometido y siguen cometiendo. Más aún, hay cierta tendencia en subrayar que la vocación por la antropología nace cuando uno se siente comprometido con la cultura (incluso hay quienes se autodenominan unos defensores de la cultura). Tal hecho se asemeja a tal o cual credo. Empero se debe reparar en un gran detalle, una cosa es la creencia sobre tal o cual entidad (material o ideal) y otra muy distinta es el estudio sobre tal o cual entidad. Parafraseando una respuesta dada por Borges, al respecto de si creía o no en los mitos, se puede anotar lo siguiente: los antropólogosno creen en la cultura, pero se interesan por conocer qué es; por el contrario, hay mucha gente que cree en ella, pero no le interesa en lo más mínimo en conocer qué es. La creencia radica en la significación particular y afectiva que uno le da a las cosas, siendo el punto de partida y de llegada el mismo; no obstante, el conocimiento apunta a otros fines, que en algunos casos se encuentran opuestos al punto de partida.
Nuestro contacto con el mundo es eminentemente afectivo, de eso no hay duda. Empero también existe la necesidad de racionalizar, en función de las circunstancias históricas, una serie de elementos y acontecimientos que nos afectan y que posibilitan nuestra praxis en el mundo. La historia de la civilización es el mejor ejemplo cultural al respecto porque nos ayuda a comprender la historia de la ciencia tan necesaria para animar la búsqueda del conocimiento. Precisamente en esa búsqueda del conocimiento se debe circunscribir la vocación. No obstante, la vocación que se anima frecuentemente se encuentra vinculada a su idealidad (aquella serie de ideas que nos hacemos de las cosas en función del deseo), situación tan similar al deseo que uno siente por una mujer cuando se enamora, empero ese afecto no apunta a su materialidad (condición empírica que posibilita la concreción de los hechos en el que participan los sujetos), en muchos casos la soslaya. Es decir, ¿nos enfrascamos tan sólo en conocer lo que deseamos a partir de su idealidad o apuntamos a su materialidad? Lo primero es tener vocación. Lo segundo es asumir un compromiso porque genera consecuencias sociales y prácticas.
¿La antropología tiene consecuencias prácticas? Si uno repara en la historia de la antropología en el Perú verá que no cabe la posibilidad de hacer un “elogio a la mochila” tan entusiasta como si fuera un adolescente desubicado, sino todo lo contrario. La historia de la antropología está vinculada a la colonización. En el Perú tal historia se encuentra vinculada al neocolonialismo y a su sujeción gradual al imperialismo. La intervención de los Estados Unidos en el Perú encontró en la antropología su mejor carta para jugar a la democracia y a la modernización. Otra cosa muy distinta es que muchos antropólogos se crean ese juego a partir de su vocación por la cultura (hace muchos años el “rito de iniciación” de todo joven antropólogo peruano consistía en ir a una comunidad campesina). Lo que fue y significó el proyecto Vicos (1952-1962) es contundente al respecto de la ingerencia de los EE.UU en el Perú. Frente al problema del orden (su cuestionamiento práctico) siempre hay una respuesta práctica e institucional desde el Estado (aunque cabe reparar que tal respuesta la da otro Estado a través de una política interestatal nada solidaria, ni mucho menos neutralmente cultural). Actualmente la agenda sigue siendo la misma pero con otro rótulo, a saber, el estudio del otro. La otredad como discurso ideológico se enfatiza a partir de la tan manida identidadhasta llegar al paroxismo de la diferencia. Los malabarismos de aquella retórica son aceptados complacientemente por muchos sujetos que se arrogan el pretendido "pensamiento crítico" asi como el tan manido "pensar diferente". Los “nuevos saberes” y cierta pretensión por "pensar desde el sur" también apuntan a ello [1].
Frente a tal propensión retórica, cabe observar si lo que nos anima de la antropología es la vocación o el compromiso. Tal disyuntiva no es nada gratuita. La vocación anima el ingreso a las aulas y muchas veces se queda sólo en ellas porque se concluyó una etapa (la formación). Por el contrario, el compromiso se encuentra, ineludiblemente, fuera de las aulas y apertura nuevas etapas en la vida de uno mismo y de los demás.
Juan Archi Orihuela
Lima, 23 de abril del 2014.
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[1]Asimismo, cabe anotar que la antropología no tiene nada que ver con ciertos discursos ideológicos que circulan como si fuera lo novedoso en las ciencias sociales, a saber, una nueva versión de la pseudociencia: los estudios culturales, los estudios de género, el pachamamismo, la ideología queer y demás sofisterías.
Etiquetas: [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-04-11T15:54:00.002-07:00
I
Uno de los sujetos públicos que participa en la reproducción de la política son los políticos. Muchos tenemos ideas sobre lo que son los políticos a partir de lo que hacen y que frecuentemente conocemos a través de los medios de comunicación masiva. Los vemos a diario en los noticieros como sujetos capaces de opinar sobre todo, modulando el mismo tono de voz y repitiendo casi las mismas frases oficiosas. Incluso, en función de tal percepción, muchos piensan que los políticos son meros sujetos de comedia. Empero, los políticos no tienen nada de cómicos sino todo lo contrario.
El político participa de la política. Tal hecho a pesar de que resulta siendo una perogrullada implica algunos detalles de fondo. En sentido estricto los políticos, tal como los conocemos dedicados exclusivamente a la política, surgen con la modernidad,específicamente como parte de la representación del poder que se ejerce desde la ciudadanía; y, de modo general, como parte del proceso de la constitución de los Estados modernos. Eso no quiere decir que anteriormente no hayan existido sujetos que hayan cumplido funciones políticas. Todo lo contrario. Lo que sucede es que hay diferencias muy resaltantes entre el político de una sociedad contemporánea y de masas y los sujetos políticos de las demás sociedades estamentales y precapitalistas. Muchas de esas diferencias tienen que ver con una evidente cuestión sobre la forma cultural de la sociedad; así como con una compleja cuestión de relaciones de poder que organiza a la sociedad.
Históricamente los políticos han formado parte en la constitución del poder estatal en muchas sociedades, aunque sin ser llamados como tales, es decir, como políticos. De acuerdo a la función que cumplían en la estructura social del poder, formaban parte de la clase gobernante, ya sea como miembros, vinculados por el parentesco o por el patrimonio económico que se sustentaba en la propiedad y el control de la tierra; o, como auxiliares que frecuentemente eran servidores exclusivos o los colaboradores más cercanos de la clase gobernante. Estos últimos, en las sociedades con escritura formaban parte de los llamados letrados; funcionarios éstos que gozaban de cierto prestigio, aunque, claro, siempre subordinados a los gobernantes. Muchos de los gobernantes en el mundo antiguo fueron señores de la tierra, como figurativamente lo fue Odiseo en la Grecia heroica, así como los orejones incas en el mundo andino, los faraones en el Egipto antiguo o los reyes persas en el oriente y demás. Específicamente, la concentración de la tierra y las luchas por su control y su repartimiento, animaron la vida pública de todos los gobernantes en las sociedades precapitalistas.
La identidad entre gobernantes y políticos fue muchas veces de manera tácita; o, en algunos casos, fue explícita. En función de la historiografía, una sociedad esclavista como la romana tenía instituciones políticas muy próximas al mundo contemporáneo, como por ejemplo los partidos, que expresaban determinados intereses de sectores militares y de los señores de la tierra; así como políticos, que formaban parte del senado y eran miembros de las familias o representantes de las mismas que concentraban el poder de la tierra. Asimismo, a pesar de que la vida política de la Roma antigua se caracterizaba porque sus miembros políticos se enfrascaban en sendos discurso públicos través de la oratoria, éstos no dejaban de ser los mismos gobernantes que legitimaban su poder en función del poder de la tierra.Durante el medioevo europeo el poder que emanaba de la acumulación y concentración de la tierra no varió, aunque no obstante la forma de la organización fue distinta, a saber, la aparición de principados y reinos que habían sustituido el esclavismo por la sujeción de los campesinos, así como sus familias que heredaban sus deudas, al trabajo de la tierra. Frecuentemente los principados se enfrascaron en luchas intestinas durante todo el medioevo por la demarcación y apropiación de la tierra. Tal situación de conflicto generó un clima de inestabilidad en el interior del gobierno de los príncipes que exigió que muchos de ellos, al decir de Max Weber, procuraran “hacerse de un equipo de auxiliares dedicados por completo y exclusivamente a su servicio, es decir, que tuvieran en ese servicio su ocupación principal”. Así surgieron funcionarios dedicados exclusivamente a los asuntos del príncipe, es decir, a dar ciertas pautas para el gobierno. Entre los principales sujetos que ayudaron a los príncipes en el control del Estado mediante su profesionalización estuvieron, los clérigos, los humanistas, la nobleza cortesana y los juristas. La profesionalización que alcanzaron éstos especialistas posibilitó que en la estructura del orden se demarque los asuntos del Estado separado de los asuntos sociales, es decir, la cuestión política se identificó exclusivamente con el manejo y el control del Estado a través del gobierno; mientras que la cuestión social se circunscribió a la reproducción y a la naturalización de las desigualdades que se originaban por las consecuencias de la economía en la reproducción de la vida social.
Con la revolución francesa, a fines del siglo XVIII, la problemática sobre la cuestión social cobra una gran importancia y se verá expresada en el cuestionamiento a la naturalización de las desigualdades sociales en función de la igualdad que permite la razón humana. Políticamente con la revolución francesa se inicia todo un proceso de transformación social que cambió el orden estamental del mundo feudal, por el orden de la movilidad social propio del mundo capitalista. La democratización gradual de la sociedad que impulsó la revolución francesa convirtió al espacio político en el hegemónico de todo el espacio público. Muchas de las discusiones políticas, en función de la correlación de fuerzas en el interior del Estado, pasaron a ser discusiones públicas,sobre el que ya no fue necesario ser un especialista para emitir opinión alguna al respecto. Así muchos que anteriormente fueron súbditos al participar del espacio político tendrán la posibilidad, de ahora en adelante, de convertirse en gobernantes. Tal rasgo, socialmente hablando, aceleró la participación de un ingente número de personas que ahora reclamarán no sólo las urgentes necesidades básicas para la subsistencia, sino también, la llamada ciudadanía. La constitución de la ciudadanía, a su vez, exigió la organización de amplios sectores de la población civil en aras de alcanzar una representatividad en el gobierno y el parlamento. Todos aquellos hechos permitieron que se generaran condiciones socioculturales para que surjan los políticos en el mundo moderno.
Bajo el principio de la igualdad y la representación, en el mundo moderno el espacio político pasó a ser ocupado tanto por la burguesía, que había alcanzado a ejercer el poder tras el triunfo de la revolución francesa, así por quienes también provenían de clases que históricamente habían sido postergadas, empobrecidas y desposeídas de toda riqueza. La movilidad social permitía todo ello, aunque claro de manera individual. Sumado a ello, con la apertura de la educación pública, como una conquista gradual y con diferentes ritmos de acuerdo a las condiciones que exigía cada país, las discusiones sobre la cuestión social alcanzaron una gran resonancia sobre el espacio público. Si bien es cierto que desde el espacio público se dan libertades para los sujetos participen del espacio político, mediante los diferentes mecanismos de representación y de acción colectiva, la conversión de indistintos sujetos en políticos, quienes frecuentemente convierten una situación eventual de la política en una acción imperativa y social, se regirá en función de dos actitudes, a saber, el “vivir de” y el “vivir para” la política.
Los políticos del mundo contemporáneo se caracterizan por hacer de la política una profesión. La profesión de la política es eminentemente práctica y su experiencia sesujeta a la lucha por el posicionamiento de algún lugar del espacio político; desde el cual el político emite y reproduce discursos y ejerce cierto poder. El posicionamiento para el político es necesario porque el poder que constante o periódicamente ejercerá, se encontrará estrechamente vinculado a la reproducción del poder estatal en su conjunto. La reproducción del poder estatal si bien se ejerce enfunción del gobierno y a través de las distintas instituciones gubernamentales y sociales que forman parte del Estado, también se reproduce desde sus márgenes, manteniendo una tensión constante frente al orden y mediante la reproducción de discursos contestatarios que cuestionen el orden. Por eso el político en función del orden, “vive de la política” o “vive para la política”, tal disyuntiva no es excluyente, porque para ambos la política se vuelve una necesidad, pecuniaria o existencial, pero necesidad al fin de cuentas.
Cuando el político “vive de la política”, la convierte en un medio para ganarse la vida. Tal uso frecuente de la política, empleado por los políticos que provienen de los sectores empobrecidos o por aquellos que no cuentan con algún oficio que solvente sus necesidades y aspiraciones, forma parte de la movilidad social por otros medios. Pero el vivir de la política no es producto sólo de la necesidad, sino también de la ambición personal que se anima y acrecienta a partir de la experiencia de vida que genera el mundo contemporáneo. La consecuencia de la política como un medio de vida, a su vez, expresa uno de los rasgos más acentuados en la profesionalización de la política, a saber, la expresión de un interés particular. Una de temas tan recurrentes que los políticos frecuentemente reproducen a través del discurso, para legitimar su práctica, es aquella conocida contradicción, a saber, la contradicción entre los intereses particulares y los intereses generales. El político que vive de la política siempre enfatizará en público, como un imperativo de fe, que los intereses generales son la expresión genuina de la política y de su práctica política. Frecuentemente la exageración y la voz engolada son los rasgos de aquellos que viven de la política. Asimismo tales sujetos frecuentemente se construyen un personaje a la medida de sus aspiraciones. Por eso muchos de tales políticos frecuentemente lidian, además de sus rivales de turno, consigo mismo.
Por otro lado, cuando el político “vive para la política” frecuentemente es porque el político hace de la política una razón de su existencia. El derrotero que frecuentemente han seguido estos políticos ha sido el martirologio personal y la entrega constante, a tiempo completo, dedicado a la política; ellos frecuentemente exigen un gran sacrificio a sus seguidores para seguir el ideario que los une, para así asegurar el cumplimiento del programa que se hayan propuesto. En muchos casos, para estos políticos el orden moral que persiguen se sostiene mediante la pureza de los ideales que defienden paralegitimarse entre sus seguidores. Asimismo la entrega y la dedicación que le ponen a sus actos públicos, muchas veces se confunde con la expiación de culpas personales. Pero el vivir para la política no es sinónimo de recogimiento, sino de entrega. Esa entrega que frecuentemente expresan estos políticos no se encuentra exenta de excesos desatados por sus pasiones. Las pasiones que encienden estos políticos emanan de la militancia y la organización que se reproduce en el espacio político y tiende a impactar en el espacio público sólo en función de determinadas coyunturas: procesos electorales, persecución política, movilización y demás.
II
Pero los políticos no sólo se diferencian por la manera cómo conciben y ejercen la política, a pesar de que tales actitudes se entrecruzan con cierta frecuencia, sino también por una serie de ideas que los motivan. Las ideas que motivan a los políticos forman parte de las ideologías políticas; el discurso de muchas ideologías políticas se basa enenunciados performativos [1] y comprenden una serie de significantes que tienen cierto sentido en el mundo contemporáneo, a saber, ideas como la justicia, la libertad, la patria, el bien común, la democracia y demás. A pesar de que algunas ideologías políticas no sean discursos orgánicos o tan elaborados, sino que se encuentran más próximas a las impresiones de sentido común, tales ideologías se compaginan con eldiscurso pragmático; todo discurso pragmático en el fondo responde al pragmatismo como una ideología, que frecuentemente tiende justificar la práctica de los políticos que viven de la política. Pero las ideologías políticas que los políticos elaboran y reproducen no son sólo discursos, sino concepciones sobre la sociedad en su conjunto [2].
El político como sujeto se caracteriza también por la función de representación. La aparición de los políticos en el espacio público frecuentemente responde a determinadas coyunturas políticas, como por ejemplo la proximidad a los procesos electorales, los procesos de reformas institucionales, las revoluciones sociales, la defensa nacional y demás. La representación es el rasgo que permite diferenciar al político ocasional del político profesional. En la práctica todos podemos ser políticos ocasionales en la medida que cumplimos con un deber o un derecho que exigimos en el espacio público; mientras que los políticos profesionales son aquellos que representan o forman parte de una organización política. Las organizaciones políticas, tal como se ha perfilado en el mundo moderno, presentan ciertos grados de relación en función de las demandas y espacios que ocupan en el espacio político. Por eso las distintas organizaciones políticas que aparecen frecuentemente en la sociedad, ya sea periódica o eventualmente, muchas veces se organizan en relación al poder del Estado.
El poder del Estado se reproduce en toda la sociedad. El espacio público frecuentemente se convierte en el espacio en el que se percibe y se asienta el poder del Estado; sin embargo, el espacio político, que forma parte del espacio público, es un espacio de confluencia y de disputa por la hegemonía de distintas organizaciones políticas de una sociedad. En el espacio político las demandas, las aspiraciones, los discursos sobre el poder y el orden no sólo adquieren su sentido, sino que permite la cohesión de los miembros de una determinada organización política. Entre las organizaciones políticas que comprenden y participan del espacio político se encuentran, los partidos políticos, los sindicatos, los movimientos políticos, los frentes políticos, los colectivos y demás.
Los partidos políticos son organizaciones políticas que se caracterizan por tener una ideología política en particular; tal ideología no sólo los identifica y distingue de los demás partidos, afines o contrarios; sino que también les permite mantener la cohesión entre sus miembros, llamados y reconocidos como partidarios o militantes. Frecuentemente son estas instituciones políticas quienes se sujetan a las normas electorales para participar de los procesos electorales periódicamente. Los partidos aparecen y desaparecen de la escena política, debido a las pugnas internas o por factores externos que tienen que ver con los cambios en la política nacional; las pugnas internas en el interior de los partidos cuando son irresolubles frecuentemente genera la formación de otros partidos (compuesto por el sector opositor o disidente). Hay partidos políticos que se han mantenido a los largo del tiempo, por décadas, éstos son llamados partidos históricos; asimismo los líderes de éstos partidos son considerados y reconocidos como líderes históricos. En el interior de los partidos no sólo se eligen a los representantes de la organización sino que se forman los políticos profesionales. En teoría los partidos permiten el sostenimiento y la regulación del poder representativo en toda democracia moderna. No obstante hay partidos que en función de su cuestionamiento al orden, pretenden subvertir el orden social o resultan siendo una amenaza para el orden; por eso, se han dado casos en que algunos partidos políticos han sido prohibidos [3].
Los sindicatos son organizaciones políticas organizadas en función de la actividad que desempeñan sus miembros, frecuentemente en relación al trabajo, al oficio o a la actividad profesional. Esta organización se encuentra estrechamente vinculada por su origen a la actividad económica. La participación política en el interior de un sindicato se sujeta a la necesidad de la representación. En un sindicato no prima la cuestiónideológica entre sus miembros, lo cual no quiere decir que no exista o que el gremio no se identifique con una determinada ideología política, sino la identificación y la defensa del interés corporativo. Los miembros de un sindicato se constituyen en sujetos políticos que de acuerdo al nivel de organización y al poder de movilización que despliegan en determinadas coyunturas.
Los movimientos políticos son organizaciones civiles que aparecen en función de una agenda política específica y coyuntural. Los miembros que componen y participan de un movimiento político proceden de diversas organizaciones civiles y de diversas clases sociales; entre quienes componen un movimiento político se encuentran los partidos políticos, los sindicatos, las instituciones educativas, las comunidades, ONGs, diversas organizaciones populares autogestionarias o incluso personas sin filiación política alguna. Los movimientos políticos en función de su agenda política tienen una capacidad mayor de movilización que un gremio o un partido político. En los movimientos políticos lo que prima no es la pugna entre movimientos, sino la acumulación de fuerzas entre sus miembros afines. Un movimiento político siempre está abierto al espacio público y a su crecimiento, muchas veces producto de la indignación que se generaliza en muchos sectores de la sociedad o a una decidida participación política más amplia de las demás organizaciones políticas que la componen. Los movimientos políticos no se sujetan a la coyuntura electoral, van más allá de ella.
Los Frentes Políticos son organizaciones amplias y de mayor dimensión, tanto por el número en la composición de sus miembros, así como por su presencia y la capacidad de organización que alcanza, ya sea regional o nacional. Los Frentes Políticos se generan desde el espacio político para impactar e influir en todo el espacio público, debido a la necesidad de unir las fuerzas políticas afines entre ellas para luchar mancomunadamente contra un adversario en común. Asimismo los Frentes Políticos al estar sujetos a las coyunturas históricas generalmente expresan el grado de polarización de los intereses de un país o desde el interior de una región. Muchos de los Frentes Políticos se organizan para la movilización y la participación en los procesos electorales. Los que participan de un Frente son miembros del Frente, más no militantes, porque el Frente no es un partido político a pesar de que cumpla el papel de un gran Partido en el proceso electoral. Los Frentes que participan de un proceso electoral casi siempre tienen que encarar y lidiar con el problema de su unificación. Muchos Frentes luego del proceso electoral atraviesan por frecuentes rupturas o por su completa disolución [4].
Los colectivos son formas de organización política menores, tanto por el número de miembros que lo componen, así como por su capacidad de organización, frecuentemente focalizada en una determinada ciudad o en tema de interés público. Los miembros de los colectivos son llamados activistas, y a diferencia de los militantes de los partidos políticos, su participación es flexible, ocasional, periódica y carecen de una ideología política definida. Los activistas de los colectivos, reciben el apoyo e incluso el financiamiento de terceros (miembros de otros colectivos o entidades no gubernamentales fuera del país). Las relaciones en el interior de los colectivos tienden o pretenden ser horizontales entre sus miembros porque no cuentan con una estructura organizativa definida. Incluso cada activista puede pertenecer por su cuenta a uno o más colectivos a la vez.
En función de la organización a la que pertenecen o debido a la frecuencia de su participación en el espacio público en general, los políticos en el mundo contemporáneo se ven exigidos a hacer uso de un cierto discurso ideológico. La capacidad que tenga un político de reproducir y manejar un determinado discurso ideológico le permitirá no sólo lidiar con sus adversarios ocasionales, sino también legitimar su práctica y capitalizar su legitimidad. La producción de discursos sobre la cuestión social y la elaboración de una imagen sobre su persona en particular, permitirán al político mantener cierta presencia en el espacio político. Para que el político adquiera cierto posicionamiento en el espacio público es necesario que ejerza el cálculo político sobre lo que se dice y sobre lo que hace en el espacio público. Y como la relación es frecuentemente tensa en los espacios políticos, el cálculo político se convierte en el mayor reto para el político como sujeto. Por eso el discurso y la práctica que reproduce el político muchas veces se orienta por el cálculo.
Sin el cálculo, el político está condenado al fracaso. La historia esta plagada de muchos casos al respecto. Empero, cabe también observar que quienes han sobresalido en la política han hecho suya de manera práctica la siguiente máxima: “cabeza fría y corazón apasionado” (Nietzsche).
Juan Archi Orihuela
Buenos Aires, viernes 11 de abril del 2014.
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[1] Los enunciados performativos son aquellos enunciados que no se limitan a describir el hecho, sino que pretender realizar el hecho al ser enunciado. Los discursos políticos que tienden a cuestionar el orden o al opositor de turno, pretenden actualizar los hechos que cuestionan, para así generar una acción entre sus oyentes.
[2] Las ideologías políticas que nacen con la modernidad se organizan en función de tres troncos ideológicos, asaber, las ideas liberales, las ideas conservadoras y las ideas socialistas. Todas aquellas ideas nacieron con la revolución francesa y se caracterizan y diferencian por la idea del cambio social. Ya sea para mantener el orden (las ideas conservadoras), para cumplir con las reformas (las ideas liberales) o para radicalizar los cambios (las ideas socialistas) muchas de ellas se originaron debido a una concepción general de la sociedad. Cada una de ellas ha generado, mediante la disputa del discurso, una serie de ideas afines o tributarias del siglo XIX, y que se ha asentando gradualmente durante el siglo XX.
[3] En el Perú, un partido político e histórico como el APRA fue prohibido, perseguido y nuevamente incorporado al orden durante el siglo XX.
[4] Cabe observar la diferencia que existe entre un Frente Político y una Alianza Política. La Alianza Política no es más que el acuerdo entre partidos políticos y organizaciones políticas para participar exclusivamente de un proceso electoral. Una vez transcurrido el proceso electoral, la Alianza se renueva o se disuelve por mutuo acuerdo. A diferencia de los Frentes, las Alianzas no se generan para encarar un enemigo en común en el espacio público, por eso no animan ninguna gran movilización, sino para competir con cierta ventaja de un proceso electoral.
Etiquetas: [Poder] [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-04-08T19:40:00.001-07:00
Históricamente los regímenes políticos mantienen y expresan un determinado orden social que constantemente se tiene que legitimar. El cuestionamiento al orden es parte también de la política y en la medida de la fuerza de su impacto, no sólo como discurso sino también como práctica política, permite que el orden se regule o incluso se transforme. La regulación y la transformación del orden forman parte de la dinámica de la política como un hecho social. En esa dinámica, los sujetos políticos cumplen un papel muy importante porque son precisamente ellos quienes orientan y pautan una serie de discursos que van a formar parte de la legitimación del orden; o, en su defecto, de su cuestionamiento. Entender la legitimación política del orden implica necesariamente conocer el cuestionamiento al orden.
Frecuentemente el cuestionamiento al orden en las sociedades modernas se genera porque su reproducción se asienta sobre poderes que vulneran o ponen en riesgo a ciertos sectores de la sociedad. No obstante, no todos aquellos que forman parte de este sector vulnerado cuestionan el orden, ya que tal cuestionamiento es gradual e incluso se encuentra disperso y fragmentado por todo el espacio público.De acuerdo a la forma de organización y a la capacidad de movilización de aquellos sectores de la sociedad, se articulan discursos y animan prácticas para cuestionar al orden. Si tal hecho ocurre, en el espacio político gradualmente se reorientarán las correlaciones de fuerza que aún mantienen el orden. Esto no quiere decir que el orden político de buenas a primeras se modificará, sino que la tensión que anteriormente era tácita, ahora será explicitay de sentido común en el interior del espacio político. Para que no ocurra un desbalance o alguna modificación abrupta que ponga en riesgo al orden, se legitimará constantemente el poder que sostiene al orden político. Tras esa dinámica de cuestionamiento y de legitimación se encuentran los sujetos políticos.
Todo cuestionamiento a un orden político es en principio un cuestionamiento moral. Por eso el orden cuestionado es valorado y sentido como un orden injusto. La consecuencia moral de tal cuestionamiento anima el deseo hacia un orden justo. Por eso los discursos que cuestionan el orden no pueden soslayar o dejar de insinuar alguna propuesta de cambio frente al orden valorado como injusto. El cuestionamiento al orden oscila frecuentemente entre el deseo utópico y la confrontación práctica. El deseo utópico anima la capacidad de imaginar una alternativa al orden injusto, mientras que la confrontación práctica anima la organización y la movilización en conjunto de todos aquellos que cuestionan al orden. Cuando la confrontación práctica adquiere fuerza y una mayor dimensión, el mecanismo frecuente para restablecer el orden es la contención mediante la fuerza que ejercen las Fuerzas Policiales o las Fuerzas Armadas como parte de los aparatos represivos del Estado. Pero la contención de la fuerza muchas veces no se encuentra exenta de abusos y excesos, y que en vez de contener el descontento lo animan. Para evitar que el descontento se generalice ciertos sujetos políticos que defienden el orden tienden a minimizar los daños y los excesos e incluso proceden a descalificar constantemente a quienes cuestionen el orden. Tal reacción forma parte de la legitimación del régimen.
A partir del constante cuestionamiento al orden, su legitimación adquiere una necesidad en función del poder. Es decir, todo poder necesariamente tiene que ser legitimado. La legitimación del poder forma parte de la tensión de la política. Pero la legitimación del poder al que me refiero es aquel poder político que se reproduce en el mundo contemporáneo y tal como acaece se asienta en regímenes democráticos y no-democráticos.
La legitimación de los regimenes políticos es un fenómeno que tiene que ver con la constitución del poder del Estado y la forma gubernamental. Como la democracia pretende ser la forma gubernamental hegemónica en el mundo cabe observar su legitimación.
El poder del Estado en los regímenes democráticos se ejerce mediante la división de poderes, a saber, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, como un mecanismo para alcanzar un equilibrio en el ejercicio del poder estatal; los dos primeros, se renuevan mediante elecciones universales; mientras que el tercero, goza de autonomía para impartir la ley. Todo ejercicio del poder del Estado moderno tiene que ser legítimo, la legitimidad la adquiere mediante su forma gubernamental. Toda democracia, como una forma gubernamental, adquiere su legitimidad mediante el sufragio universal, es decir, los gobernantes son elegidos por la mayoría de los ciudadanos en elecciones libres. Así los gobiernos democráticos son legítimos o no. Sin embargo, la legitimidad del gobierno no asegura la legitimidad de todo el orden político que se asienta en el Estado, porque los gobiernos son transitorios; y más aún, si consideramos que toda legitimación responde en el fondo a toda forma de cuestionamiento sobre el orden que representa el gobierno, la legitimación será una constante a partir del Estado. Por eso constantemente el poder del Estado tiene que legitimarse mediante una serie de mecanismos que tienen que ver con su constitución ideal y material.
El poder del Estado en las sociedades modernas se sustenta en dos relaciones materiales e ideales, a saber, la fuerza y el consentimiento. La fuerzacomprende el ejercicio de la violencia que se encuentra monopolizado por el Estado para mantener el orden; la fuerza se asienta en las instituciones militares y en las instituciones policiales como parte de la estructura del Estado, cumpliendo una eminente función represiva. Mientras que el consentimiento es la expresión de una estructura ideológica que posibilita asentir el orden como un hecho natural y sobretodo incuestionable. El consentimiento es el resultado de los aparatos ideológicos del Estado; en su estructura, comprende todas aquellas instituciones y sistemas de la sociedad (como las instituciones religiosas, educativas, familiares; el sistema jurídico; el sistema político; la prensa y los circuitos culturales) que reproducen el discurso del poder legítimo del Estado, y por eso cumple una clara función ideológica. Pero, a su vez, el consentimiento del poder no es algo que viene de fuera de la sociedad, sino que se encuentra dentro de la sociedad porque se reproduce en todas las instituciones sociales que comprenden el orden social. De ahí que resulta muy difícil cuestionar el orden y sobretodo reproducir una práctica y un discurso que cuestione el orden; ya que una cosa es cuestionar el orden, mediante el discurso y la acción colectiva, y otra muy distinta es oponerse eventualmente al orden de manera individual. Es frecuente oponerse al orden sin que se le cuestione, porque esa oposición aún no deja de reconocer la legitimidad del orden. Cuando se desconoce la legitimidad del orden, la oposición eventual que se tiene frente al poder deja de ser individual y se vuelve un cuestionamiento colectivo y práctico. Ese cuestionamiento se da en el espacio público y es el que pone en tensión al espacio político.
En función de la estructura del Estado, la legitimación de los regímenes políticos es un hecho ideológico. Es un hecho ideológico porque aceptamos y reproducimos una serie de “ideas-fuerza” que nos resultan siendo incuestionables. La reproducción de esas “ideas-fuerza” (entre las que se encuentra la idea de la “patria”, de la “democracia”, del “desarrollo”, de la “historia”, de la “tradición” y de demás) sólo tiene sentido y función cuando se defiende el orden que se pretende legitimar. Los regímenes políticos desde su instauración y su cese se encuentran constantemente escenificando el poder en el espacio público. Por eso todo régimen político en su estructura gubernamental comprende una serie de usos simbólicos que los identifica y anima la celebración de fechas conmemorativas para hacer sentir su presencia. Entre los usos simbólicos que caracterizan a los regimenes políticos se encuentran todas aquellas imágenes que animan los políticos gubernamentales, así como el uso frecuente de los colores del partido de gobierno en casi todos los eventos públicos que auspicia el gobierno (Hecho frecuente en nuestro medio político).
Luego de los procesos electorales se inicia un nuevo régimen, es decir, un nuevo gobierno.El régimen político que nace de las urnas comprende dos bloques políticos, a saber, una fuerza política oficialista que legitimará necesariamente el orden; y una oposición, que cumplirá con fiscalizar al nuevo régimen y, a su vez, capitalizará el descontento sin poner en riesgo el orden. En los espacios políticos hay políticos que reproducen discursos sobre el orden y mantienen ciertas imágenes que los identifican (conservadores y moderados), no obstante, no son ellos precisamente quienes legitiman al régimen, sino sobretodo el sector oficialista. El sector oficialista es el que frecuentementeminimiza los cuestionamientos cuando se vuelven conflictos sociales; asimismo son ellos quienes tienden a justificar los excesos del gobierno o quienes se hacen de la vista corta frente a los actos de corrupción. Por su parte la oposición, de acuerdo a la correlación de fuerzas, es decir, si encuentra o no réditos políticos, se sumará a la legitimación del nuevo régimen. Pero como en esos bloques políticos los sujetos políticos proceden de distintas filiaciones políticas, a excepción de los oficialistas, la legitimación surge como producto de un cruce de percepciones y sobre todo de motivaciones, frente al orden. Entre las percepciones se encuentra la estabilidad social y la amenaza al orden; y entre las motivaciones se encuentran la permanencia en la política.
La percepción sobre la estabilidad social es producto de los cambios o la continuidad que el nuevo régimen impulsa o mantiene. Es frecuente que se perciba la estabilidad social como el buen funcionamiento de la política económica que dicta el gobierno de turno. Por eso la política económica es muy importante al respecto, ya que muchas de las tensiones políticas se deben a la orientación que puede tomar la conducción de la misma. Asimismo cabe observar que la estabilidad social se encuentra asociada a la suspensión o a la invisibilización de los problemas que hacen posible el cuestionamiento al orden. Esto no quiere decir que aquella percepción sea una percepción equivocada de la realidad, sino que como forma parte del hecho ideológico tiene un fin práctico, a saber, legitimar; por eso se tiende a minimizar o acentuar uno de sus aspectos que permita la justificación del régimen. Tras esta percepción se encuentra la idealización del orden como parte fundamental de la política. La política percibida como algo estable y duradero permite que el poder sea legitimado mediante la reproducción de una estabilidad procedente de una percepción macro.
La percepción de una amenaza al orden surge a partir del conflicto que anima todo cuestionamiento político frente al orden. Las movilizaciones sociales de cierto sector de la población que reclama derechos y denuncia los abusos del poder, así como la confrontación directa que genera el conflicto (como parte de la lucha de clases), alarma a quienes defienden el orden que sostiene al nuevo régimen. La amenaza al orden tiende a polarizar el escenario político; y, a su vez hace que los sujetos políticos tomen partido frente al orden, ya sea de manera explicita o implícita.La amenaza al orden puede ser una situación coyuntural, así como algo permanente que encuentra su equilibrio cuando se llegan a acuerdos entre las partes en conflicto. Asimismo frente a la amenaza al orden es frecuente que los políticos tiendan a apelar insistentemente a ciertas ideas-fuerza que el Estado reproduce a través de sus aparatos ideológicos, a saber, “la unidad nacional”, “la nación” y demás; y, en función del régimen democrático,se tiende a apelar a discursos que legitiman a la democracia, a saber, “la defensa de la institucionalidad”, "el estado de derecho", "la ciudadanía", el “diálogo”, el “consenso” y demás.
Por otro lado, lo que motiva a muchos políticos a legitimar el orden es la permanencia en la política. Muchos políticos aspiran a mantener su permanencia en la escena política y en función de ella se perciben como candidatos en potencia. Si bien es cierto que en las campañas electorales los políticos se exponen con mayor frecuencia en el espacio público, en lo que va del periodo gubernamental harán lo posible para exponerse, aunque no todos lo logren, frente a las cámaras. Por eso son frecuentes las declaraciones que los políticos insistentemente brindan a los diversos medios de comunicación sobre cualquier tema.Elganar algunos réditos en cuanto a imagen y representación será la motivación más recurrente. En la escena política, tal actitud refuerza la idea de que los políticos no hacen nada desinteresadamente, sino siempre de manera intencional y calculada. La percepción del cálculo político y la intencionalidad de las acciones políticas al ser expuestas a través de los medios de comunicación masiva, se convierte en una prolongación de la legitimación del orden. Con tal hecho el círculo de la legitimación política se cierra.
Etiquetas: [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-02-22T09:37:00.001-08:00
“El segundo riesgo consiste en que para evitar lo anterior [la represión] la izquierda prosiga asimilándose cada vez más al orden establecido, olvide el carácter de clase de la dominación, la violencia que se esconde tras el consenso, confunda al liberalismo con la democracia y al socialismo con la modernización, para constituirse en el partido de la ley y el orden: Terminar así defendiendo todo aquello que quiso cambiar” (Alberto Flores Galindo).
Desde algunos meses el Frente Amplio de Izquierda en el Perú ha nacido, sus gestores: algunos partidos y organizaciones políticas de izquierda. La reacción no se ha hecho esperar, sus opositores y detractores de toda laya, declaran al unísono que ese Frente está condenado al fracaso, aún así el Frente Amplio sigue. Muchos de éstos opositores proceden de aquellos sectores medios que se caracterizan por ser moderados o conservadores, entre quienes se encuentran desde liberales hastafuribundos macartistas. Al parecer a ellos les urge, más que a nadie, aleccionar y exhortar sobre cómo debe ser la izquierda en el Perú, con recetas que van desde imaginar una “izquierda moderna”,hasta exigir que la izquierda en el Perú sea una “izquierda liberal”, en suma, una izquierda descafeinada.
Al margen de las invectivas contra la izquierda, el tema de la unidad reposa sobretodo en su identidad. Y al parecer eso no ha sido encarado aún, tal vez por eso la orientación tan neutral o centrista de quienes conforman el Frente. En la reproducción de la vida cotidiana, el Frente Amplio suena a un gran espacio sin pasado, ni identidad, en donde uno puede ingresar sin compromiso alguno, simplemente para ir a candidatear debido a la coyuntura o porque no hay otro espacio. Por el contrario, Izquierda Unida suena a compromiso, a una identidad, a un pasado, a una tradición, de la que no se puederenegar, si de mantenerse en la izquierda se trata, ni mucho menos ignorar. Ya que la Izquierda Unida, al margen de esos dirigentes que lo echaron todo a perder, tuvo arraigo popular, fundamental para todo proyecto político de izquierda.
Pareciera que el nombre Frente Amplio tiene la intención, o expresa el síntoma, de sustraer y obviar el pasado de la izquierda en el Perú y alejarla de las clases populares, para ganarse la simpatía de una clase media “limeñísima” que siempre la verá y sentirá con recelo, así haga lo que haga para caerle bien; y, sobretodo, parece una estrategia para evitar las admoniciones, las críticas arteras, la censura, y la insistente descalificación que la derecha y todos los opositores a la izquierda espetan con ojeriza. La derecha y los opositores liberales siempre van a descalificar a la izquierda, haga lo que haga, por eso es absurdo pretender caerle bien a esos opositores.
La izquierda se caracteriza entre otros rasgos, según Leszek Kolakovski, por mantener insistentemente una utopía. En función de ella uno participa y se organiza. La Izquierda en el Perú tiene en su pasado elementos que hacen posible la resignificación de una utopía, a saber, tiene un himno y una bandera que la identifica. Por más colores que use la izquierda actualmente en el Perú, como si fuera un pavo real, para negar su pasado rojo, será tratada (mejor dicho maltratada) como lo más nefasto de la política peruana. Por eso la Utopía sería que la izquierda peruana que se esta agrupando nuevamente retome orgullosamente su nombre y sus símbolos, a saber, Izquierda Unida.
La bandera de la Izquierda Unida en el Perú es histórica y corajudamente conocida: Una bandera roja con las iniciales IU (Izquierda Unida). Si la izquierda peruana levanta esa histórica bandera no sólo reencontrará su dimensión utópica que ha perdido sino sobretodo reafirmará su compromiso con las luchas populares que se dan en el Perú y en Latinoamerica (que ya ha girado a la izquierda). Asimismo, el himno original debe sintonizar con el presente y el sentir de las clases populares que están dando la pelea en el interior del país. Parte de la utopía radica también en su reinvención. Me permito una modificación utópica a la letra de ese himno histórico.
Himno de Izquierda Unida
Despierta que el pueblo ya marcha
Mira la lucha de los pueblos
en las calles, las plazas y lagunas
en los andes, la selva y en la costa.
Siente el corazón de los pueblos
Ya renace la esperanza.
Prenda esa luz de esperanza, compañero.
Prenda esa luz de esperanza, compañera.
La unidad en la lucha esta primero.
Todos los pueblos reclaman: La unidad popular
porque la patria reclama: Un gobierno popular.
Despierta que el pueblo ya marcha
Con la Izquierda Unida venceremos
Ahora todos juntos levantemos
la bandera de la lucha de los pueblos.
Ahora todos juntos levantemos
la bandera de la izquierda en los pueblos.
La letra del himno original se encuentra en el siguiente enlace:Pulse
Etiquetas: [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-02-17T19:56:00.004-08:00
“(Hoy) la soledad se esconde tras un teclado”
(José Mujica)
Al parecer hay rasgo que tiende a caracterizar la vida social contemporánea, a saber, la relación impersonal de los sujetos. La producción de los sujetos actualmente se encuentra estrechamente vinculada al sentido del espacio virtual en el que suelen interactuar de manera anodina. En el espacio virtual el sujeto se encuentra expuesto a una intensidad de sensaciones visuales (imágenes) que asimila como parte de su constitución existenciaria. En tal condición, su existencia se encuentra estrechamente vinculada a la reproducción de las imágenes de la que forma parte. El caso de la red social Facebook es sugerente al respecto porque acentúa, como ningún otro medio, la reproducción de la imagen en el mundo virtual. Esas imágenes que se reproducen en el mundo virtual no sólo embelesa y distrae sino que tiende a soslayar las relaciones cara a cara en el mundo real. La consecuencia de tal hecho, para decirlo de manera nietzscheana, en el mundo virtual el hombre tiende a ser sólo un ojo.
El atractivo del Facebook, además de ser un pasatiempo banal o “comunicativo” __de acuerdo a las necesidades e intereses del usuario__ es que genera la sensación de que el sujeto se percibe como un personaje o, en todo caso, es el sujeto quien hace de “su vida en imágenes” unpersonaje. Lejos de negar las ventajas muy significativas que tiene para la comunicación contemporánea, lo que uno puede constatar en el mundo virtual es que la recreación de aquellos personajes (propiamente dicho son los “perfiles”) responden a un único sujeto: El sujeto narcisista. El sujeto narcisista del mundo virtual es aquel que cuenta su vida en imágenes y espera ser reconocido por ese acto tan insignificante. El sujeto narcisista es parte de la nimiedad y la mediania a la que considera algo gracioso. Aquel sujeto narcisista goza mediante la exposición de su vida cotidiana (enfatizando muchas veces sus miserias y “alegrías”) a través de fotografías (que revelan parte de su cansina existencia) o por frases que eventualmente se le ocurre para presentarse como un ser desfachatado e irreverente, evidenciando a su vez una clara tendencia al cinismo contemporáneo. Asimismo, tal sujeto se encuentra dispuesto a opinar sobre todo como una suerte de opinólogo censor que frecuentemente amonesta, corrige, se “apena”, se indigna y hasta incluso suelta confidencias para aparentar lucidez mientras que en el fondo (evidentemente) se mofa de los demás a la distancia para sortear la soledad que caracteriza su existencia.
El sujeto narcisista del mundo virtual objetiva su existencia a través de deseos propios de un niño grande. La vida fuera del mundo virtual carece de gracia alguna para este sujeto (al parecer la vida del mundo real le resulta siempre aburrida) por eso se esfuerza para hacer de ella una gran mofa para animar su día (y el de sus “amigos”); o, en su defecto, muestra su indignación, miedos y traumas sobre lo que se comenta en el día a día como si detentara un gran valor (para que lo sepan todos sus “amigos”). Al parecer el sujeto narcisista del mundo virtual quiere llamar la atención fuera de la realidad porque se concibe como un sujeto que excede a la realidad.
Las alegrías y desventuras que eventualtemente expone el sujeto narcisista en su “perfil” son las situaciones más frecuentes que tiene para presentarse como un ser sensiblemente humano mientras se deshumaniza (horas y días) frente a la pantalla de su computadora (ordenador). La libertad que enarbola este sujeto, como una necesidad debido a un gran vacío en su existencia, es esa burda libertad de expresión que caracteriza al mundo virtual, a saber, la libertad que emana de la nadería y el absurdo. El sujeto narcisista en el mundo real es uno más entre otros, pero en el mundo virtual su vida adquiere un valor (voyeurista) para sus amigos y para quienes pueden interactuar virtualmente con él (o ser vigilado). Este narcisista se presenta y recrea su vida en imágenes (a través de su perfil y su album fotográfico) como si fuera la vida de un rock-star, a pesar de que su vida sea tan prosaica y tan común como la de cualquier fan "enamorado"; empero, igual expone su vida como si fuera algo importante frente a sus "amigos" y contactos. Este hecho hace que el sujeto narcisista se contemple a través de una vigilancia consentida. Frecuentemente los demás saben lo que el sujeto narcisista ha hecho, donde ha estado y con quien se encuentra, intima o se relaciona. Esa exposición abrumadoramente exagerada que tiende a ser pública en el mundo virtual es una prolongación de cierta patología aceptada como algo normal, en la medida que todos hacen lo mismo. Si en la televisión el morbo se convirtió en una mercancía visual, en el mundo virtual esa mercancía se consiente y confunde como si fuera un acto de libertad.
Pero esa tendencia narcisista se acentúa porque hay un sujeto voyeurista. La tendencia a mirar lo que los amigos o contactos del facebook hacen, es la lógica ineludible de tan mentada red social. Por eso todo usuario del facebook en el fondo es o tiende a ser un voyeurista. La pantalla ha sustituido a la ventana y al cerrojo que antes entusiasmaba al voyeurista. Más aún, ahora nadie puede censurar al voyeurista porque todos hacen lo mismo. Cuando todos miran en el mundo virtual, la banalidad de la imagen convierte a la morbosidad en una necesidad. La condición posmoderna no radica sólo en el fin de los metarrelatos, como aseguran sus defensores liberales de toda laya, sean éstos convictos o no confesos, sino sobretodo en confundir la anormalidad como algo normal.
Mediante el facebook uno se entera de la reproducción de la vida pública (y también privada) de sus “amigos”. Es decir, uno se hace voyeurista. Tal vez por eso cuando se encuentran en el mundo real aquellos sujetos no tienen mucho de que hablar porque ya saben lo que han visto. La necesidad de enterarse sobre lo que sucede en ese micro mundo virtual es tan mórbida que linda con la nadería. Nadería que se celebra jocosamente. Al respecto los comentarios y las opiniones que uno encuentra en el mundo virtual (específicamente en los llamados “muros”) patentizan aquella banalidad que acicatea al voyeurista. Por eso muchos vouyeristas confunden el mirar como si fuera el actuar. Los llamados “memes” (imágenes que se recrean para llamar la atención o satirizar a tal o cual sujeto) son la mejor expresión de que la banalidad es tan mórbida y sobretodo cínica.
El voyeurista del mundo virtual confunde su soledad como si estuviera interactuando socialmente. Mientras más amigos virtuales agrega, más solo se encuentra. Mientras más mira, más se envilece. Mientras más vigila, más preso se siente. Mientras más comenta, más ansioso se vuelve. Este sujeto no tiene parangón en la historia de la humanidad. La tendencia al voyeurismo es tan normativa en el mundo virtual que nadie se cuestiona tal condición. Incluso hay una tendencia entre los voyeuristas a conservar la realidad del instante. Para el voyeurista la realidad puede ser dudosa y hasta compleja pero la imagen del mundo virtual no lo es (es jocosa, exagerada, falsa e incluso la considera como algo real).
Figurativamente hablando, el voyeurista y el narcisista forman parte de las dos caras de una misma moneda que circula en el mundo virtual. Uno no puede estar disociado del otro. Son como el macho y la hembra. No se puede entender a uno sin el otro. Más aún, la condición de la tendencia exagerada de uno de ellos depende de la reproducción sutil del otro sujeto.
Asimismo en el mundo virtual la suplantación es también una constante. Los perfiles falsos abundan [1]. Los troles o trolls (sujetos que se esconden tras el anonimato de un perfil falso) son parte de aquella tendencia cínica que caracteriza al mundo virtual ya plagada de narcisos y voyeuristas. A pesar de que exista una diferencia de fondo entre unos y otros, la frivolidad, la impunidad, la exageración y el desparpajo cínico los une. Si ya los jóvenes se muestran tan cínicos y desfachatados en su perfil o por sus comentarios frívolos; los viejos (aquellos que posan junto a su menor hija o como Indiana Jones en busca de aventuras), que también abundan en el facebook y emulan el cinismo y la frivolidad de los jóvenes, resultan siendo tan patéticos.
Todos son o pretenden ser ocurrentes en el facebook para que ese espectáculo tan mórbido de mirarse los unos a los otros (vigilarse) continue. Al parecer en el mundo virtual del facebook, la imagen (que anima la sorna y el comentario estúpido) es el soma que toman millones de personas a diario en el mundo para mantenerse estúpidamente contentos, tan similar como en la novela El mundo feliz de Huxley [2].
Juan Archi Orihuela
Lunes, 17 de febrero del 2014.
_______________
[1] Al respecto, yo no tengo cuenta alguna en el facebook, empero me han creado una cuenta y un perfil falso (que no me pertenece) en tan mentada red social. Tal hecho lo tomaba como algo anecdótico, pero que de aquí a un tiempo me resulta siendo desagradable porque ese sujeto (hombre o mujer o lo que sea) al hacerse pasar por mi, ha generado malos entendidos en el mundo virtual con personas que conozco y son precisamente ellos quienes me han comentado sobre tal impostura.
[2] En parte este artículo es una prolongación de este otro texto que escribí hace algunos años, llamado Las fotografías narcisistas y el neovoyeurismo. Ver aquí pulse
PS.
Tengo algunos amigos que tienen su cuenta en el facebook a quienes aprecio y valoro, así como también tengo algunos conocidos, colegas y demás. Los primeros, mis amigos, de seguro sabrán comprender la honestidad intelectual acerca de lo que escribo. Los otros, los conocidos, tal vez tomen las ideas que se vierten en el escrito como algo personal u ofensivo. No está demás anotar que mi escrito no tiene ninguna ojeriza personal, ni mucho menos ofende a nadie en particular.
Etiquetas: [Literatura] [Sociedad] Fecha Publicación: 2014-01-11T18:17:00.000-08:00
“Para mi no existe en la vida nada más terrible que quedar fuera de combate.”
(Carta de Pável Korchaguin a su hermano Artiom, p. 430).
En la literatura soviética uno no encuentra historias de sujetos carcomidos por el nihilismo, desesperados por nimiedades o sujetos superficiales y derrotistas, a partir del cual se sobrevalora lo absurdo y la banalidad hasta lindar con el paroxismo, nada de eso. Asimismo, en la narrativa soviética nunca la neurosis y las taras de tal o cual personaje de ficción se enfatizan tanto como si fuera un valor positivo, ni mucho menos son el indicio de la supuesta complejidad y contradicción de la vida social y humana. Por eso si uno medianamente puede comparar la literatura soviética y la literatura no-soviética, la primera fue una vuelta de página a todos esos valores culturales e históricos que reproducía y aún reproduce la segunda. En términos culturales, la literatura soviética expresó los valores de una nueva sociedad en formación y en evidente contradicción, por su contenido, con el liberalismo como ideología y práctica.
Reparar en lo último ayuda a valorar el talento que caracterizó a muchos de los escritores soviéticos durante el siglo XX; y, a su vez, estimula a conocer la impresionante producción de esa literatura en el que uno encuentra otro tipo de humanismo y sobretodo otra perspectiva del mundo.
Las novelas soviéticas frecuentemente se han caracterizado por recrear relatos vívidos,que se asientan en la historia y en la realidad a partir de la experiencia de vida, la inventiva y la imaginación de sus autores. Un buen ejemplo al respecto es la novelaAsí se templó el acero (1935) de Nikolái Ostrovski, que sin lugar a dudas es un fresco palpitante de vida y de un nuevo humanismo. El contundente título de la novela compendia muy bien la historia que recrea en sus más de cuatrocientas páginas, templadas también por el palpitar del relato y la emoción que genera en el lector.
Así se templó el acero es una novela sobre la experiencia de vida de su protagonista principal, un joven komsomol (miembro de la Juventud Comunista) llamado Pável Korchaguin, quien participa de la constitución del poder soviético en Ucrania. La novela tiene diferentes ritmos y se encuentra dividida en dos partes.
En la primera parte se recrea la lucha por la instauración del poder soviético en Ucrania desde Shepetovka, ciudad ucraniana fronteriza a Polonia. La Guerra Civilentre los revolucionarios y los contrarrevolucionarios, poco a poco irá hilvanando las historias de vida de los personajes que aparecerán en la vida de Pável Korchaguin, quien tras una serie de hechos (como la represión que desata el ejército blanco contrarrevolucionario contra el pueblo, cometiendo abusos y animando progroms contra los judíos pobres; así como el abuso que muestran contra el pueblo los atamanes, caudillos del viejo poder ya degenerados en el bandalismo) ingresa a las filas de los bolcheviques, específicamente forma parte del komsomol [La Juventud Comunista]. Ya en el komsomol, Pável se moviliza en los frentes de batalla del Ejército Rojo, así como sus amigos más cercanos, muchachos todos ellos procedentes como él del seno del pueblo trabajador (obrero y campesino), como Seriozha Buszhak (quien llega a ser el Presidente del Comité Local de la Juventud Comunistade Ucrania). Empero, muchos de sus jóvenes compañeros que ingresaron al komsomol de Shepetovka, su ciudad natal, morirán en la horca por la represión que desatan los contrarrevolucionarios, pero será una muerte con dignidad, a saber, cantando la Varshaviankafrente a sus verdugos.
“Cuando se encontraban cerca de la horca, Valia comenzó a cantar. Nunca he oído una voz semejante: tan sólo quien va a la muerte puede cantar con tal pasión. Valia entonó la Varshavianka, sus camaradas la secundaron. Los gendarmes de a caballo les azotaban con las nagaikas; les pegaban con rabia ciega. Pero ellos parecían no sentir los golpes. Los derribaron y los arrastraron hasta la horca, como si fueran sacos. Leyeron rápidamente la sentencia y comenzaron a ceñirles los lazos al cuello. Entonces nosotros rompimos a cantar:
Arriba, parias de la tierra… (p. 209-210).
Tal muestra de valor y fortaleza se comprende si uno repara en las razones prácticas que mueve a muchos komsomoles que hicieron posible que el poder soviético se mantenga. El caso de Zharqui es aleccionador al respecto, frente a la juventud estudiantil de Shepetovka menciona lo siguiente:
“Mi apellido es Zharki, me llamo Iván. No conocí ni a mi padre, ni a mi madre; vivía sin el amparo de nadie; como un mendigo, dormía tumbado junto a las vallas. Pasaba hambre y nadie me daba albergue. Vivía como un perro, no como vosotros señoritos mimados. Y cuando llegó el poder soviético, los soldados rojos me recogieron. Una sección entera me prohijó, me vistieron, me calzaron, me enseñaron a leer y escribir y, lo que es fundamental, hicieron que me sintiese un ser humano. Por ellos me hice bolchevique y lo seguiré siendo hasta la muerte. Sé bien por qué se lucha: por nosotros, por los pobres, por el poder de los obreros”. (pp. 176-179).
En la segunda parte se relata las dificultades que genera la construcción del socialismo en la nueva República Socialista Soviética de Ucrania. Pável Korchaguin ya tiene 18 años y se encuentra ya formado como un preclaro líder komsomol, curtido en tan breve tiempo en el frente de batalla y por el extenuante trabajo partidario. Así como Pável son muchos los jóvenes que van a formar parte de la joven guardia que oxigena la estructura partidaria de los comunistas soviéticos, movilizados por todo el país. El relato toma un nuevo escenario, a saber, las fronteras del país ucraniano. Es decir, en los límites del poder que exige situaciones límites se recrea el sacrificio de quienes sostienen y defienden el nuevo poder obrero, a saber, la Juventud Comunista.Es ahí donde cobra sentido el titulo de la novela. Los komsomoles han sido movilizados para construir vías ferroviarias a pesar de las adversas condiciones de trabajo y la lucha contra el tiempo. En la escena del relato, Zhujrái al inspeccionarlas dificultades del trabajo de los komsomoles menciona lo siguiente:
“__ No hace falta ningún mitin. Aquí no hay a quién agitar. Tenías razón, Tokariev, al afirmar que no tienen precio. He aquí donde se templa el acero.
Los ojos de Zhujrái, con admiración y orgullo grave y cariñoso, se fijaron en los que cavaban la tierra. Aún hacía poco, parte de aquellos muchachos habíase erizado, con el acero de sus bayonetas, en la noche de la víspera de la sublevación. Y ahora les dominaba un único afán: el de llevar las arterias de acero de los rieles hasta las ansiadas riquezas de la leña, fuente de calor y de vida” (p.288). [La negrita y cursiva es mía].
Para Ostrovski el esfuerzo y el sacrificio de los komsomoles, que se movilizan por todo el país, expresa cómo se templa el acero, acero también del que se forja el espíritu revolucionario de su juventud que quiere ser útil a su pueblo a pesar de las limitaciones físicas e históricas de la cual ha surgido, como muy bien lo expresa la vida del protagonista del relato, quien poco a poco va a convalecer de una enfermedad incurable. Al parecer, frente a la muerte inminente todo esta perdido, pero no. Para un komsomol, como Pável Korchaguin, no todo está perdido, aún se puede ser útil al país y al pueblo por el que se lucha. Por eso cuando le asaltan los intentos del suicidio, Pável reflexiona para sí lo siguiente:
“¡Todo esto es heroísmo novelesco, hermanito! Siempre y en todo tiempo, cualquier idiota puede pegarse un tiro. Es la salida más fácil y cobarde de la situación. ¡Si te es difícil vivir, pégate un tiro! ¿Pero has probado a vencer tú esta vida? ¿Has hecho todo para romper el cerco de hierro? ¿Te has olvidado acaso de cómo en Novograd-Volinski os lanzasteis al ataque diecisiete veces en un día y, a pesar de todo, lo tomasteis? Guarda la pistola y no se lo cuentes a nadie. Aprende también a vivir cuando la vida se hace insoportable. Hazla útil” (p. 448).
Lo último, el aprender a vivir cuando la vida se hace insoportable no es una simple exhortación vacía o un dicho preñado de impostura, porque lo dice alguien que durante toda su vida no la ha tenido nada fácil. Para Pável las cartas siempre han estado en contra y a pesar de eso ha seguido jugando, burlando incluso a la muerte muchas veces. Pero ahora le queda poco tiempo, el trabajo físico queda definitivamente cancelado. El trabajo intelectual, requiere esfuerzo y se resuelve por ello: decide ser escritor. Sededica al estudio con gran ímpetu y cuando poco a poco va perdiendo la visión, empieza a escribir su novela que el lector está por terminar de leer.
Reconociendo la historia del relato, Así se templó el acero es una novela cargada de una gran emoción humana por la vida y por el compromiso social. El compromiso, la solidaridad, el trabajo colectivo, el esfuerzo y el sacrificio para alcanzar algo, la lucha colectiva (y no individual), son ideas y valores que se encuentran presentes a lo largo de la novela. Si hay lectores, y definitivamente los hay, a quienes aquellos valores tan humanos que se encuentra en la novela de Ostrovski les parece una burda exageración, y por ende les resulta reprobable, es porque simplemente se encuentran lejos de todo humanismo.
Es cierto que hay lecturas y lecturas, por ejemplo uno puede rescatar de la novela la imagen de un Pável Korchaguin que lucha como lucharía cualquier sujeto que quiera salvar su pellejo, como ocurre frecuentemente, pero no, Pável es bolchevique. Asimismo uno puede ver en Pável sólo las desgracias que padeció y padece al final del relato, es decir, ver en Pável algo así como a una criatura desventurada, pero no, Pável expresa la dignidad del hombre que no se vence ante la adversidad: Pável es un komsomol.
Pável siempre ha tenido todo en contra, así como hay millones de hombres y mujeres en el mundo que también la tienen todo difícil, y a pesar de eso ha seguido pa´lante hasta templarse como el acero. Pero templarse como el acero no es un acto individual sino social y colectivo. En la novela el acero se templa mediante valores tan diáfanos y humanos como la solidaridad, la lealtad y el compromiso. Ser leal, solidario y comprometerse, tal vez suene raro en estos tiempos posmodernos. Por eso, aunque resulte exagerado, leer en estos tiempos (tan cínicos y hedonistas) a Nikolái Ostrovski es también una manera de conocer y acercarse a esos valores (si es que uno no los conoce o le son ajenos a su vida) o de reencontrarse con ellos (si uno los ha perdido).
Así se templó el acero no sólo es una novela histórica-testimonial para el deleite y el ocio intelectual, sino ante todo es una apuesta moral ante la vida, a saber, la lucha por una nueva vida y por una nueva sociedad.
Durante el siglo XX, la guerra como un fenómeno histórico y eminentemente político ha acentuado su reproducción ideológica hasta tal punto que ha permitido establecer y diferenciar su naturaleza. Si bien las guerras que se ejercen y desatan en función de la expansión y la dominación de los pueblos ha sido la constante de la historia de la humanidad, también las hay aquellas que se declaran para defender y liberar a un pueblo. Las primeras son las guerras de agresióny de dominación (interestatal o imperialista) y las segundas son las guerras de defensa y de liberación (nacional y popular).
La llamada Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue una guerra de agresión imperialista. Al respecto la Alemania Nazi, consentida y animada por las potencias de occidente que le permitieron avanzar hacia el este, no sólo pretendió dominar el mal llamado mundo occidental bajo el poder del Tercer Reich, sino sobretodo aplastar al socialismo y al movimiento popular e insurgente en el mundo. Por eso la agresión a la URSS (en 1941) fue esperada y calculada por las potencias imperialistas. Pero los cálculos fallaron, los soviéticos aplastaron a los nazis no sólo en territorio soviético sino incluso los “corretearon” hasta Berlín (en el que le dieron una gran paliza a ese ejército nazi que orgullosamente se preciaba de ser el mejor del mundo), no sin antes liberar a su paso a los pueblos que los nazis habían sometido (Polonia, Rumania, los Balcanes, Checoslovaquia y Hungría). Que duda cabe, históricamente el Ejército Rojo de la URSShizo posible que la guerra acabe.
La movilización de un pueblo que toma las armas siempre se encuentra acompañada de una clara reproducción ideológica que le permite cohesionar al grupo que se resuelve a luchar. Los himnos y los cánticos han cumplido tal función ideológica a lo largo de la historia de la civilización. Durante el siglo XX tal hecho no fue la excepción, ante la agresión nazi (1941) en el interior del Ejército Rojo se compone el himno llamado La Guerra Sagrada;himno que fue entonado a lo largo de lo que los soviéticos han llamado La Gran Guerra Patria (1941-1945), a saber, una guerra de liberación nacional y antiimperialista. Lejos de todo macartismo, el himno La Guerra Sagradaes uno de los himnos de guerra más sentidos de la historia en la defensa de la patria, tan evidente por su letra firme y resuelta contra la agresión y la opresión del enemigo, entonado por un canto estruendoso, así como por la convicción y el sentimiento que emana de su música.
El himno La Guerra Sagrada esta compuesto por cuatro estrofas y un potente coro que acompaña a cada estrofa.
La guerra sagrada
1º:¡De pie enorme país!
¡De pie hacia la guerra a muerte!
¡Contra esa oscura fuerza fascista!
¡Contra esa horda criminal!
Coro:¡Que nuestra ira
los azote como una gran ola!
¡Esta es la guerra del pueblo!
¡Es una guerra sagrada!
2º¡Lucharemos contra los opresores!
¡Contra los fascistas
violadores, bandidos,
y contra los verdugos del pueblo!
Coro: ¡Que nuestra ira
los azote como una gran ola!
¡Esta es la guerra del pueblo!
¡Es una guerra sagrada!
3º¡No desafíen sus negras alas
a volar sobre nuestra Madre Patria!
¡No desafíen pisar
nuestros vastos campos!
Coro: ¡Que nuestra ira
los azote como una gran ola!
¡Esta es la guerra del pueblo!
¡Es una guerra sagrada!
4º¡Pongamos una bala en la frente
de los parásitos fascistas!
¡Hagamos un fuerte ataúd
para tal raza!
Coro:¡Que nuestra ira
los azote como una gran ola!
¡Esta es la guerra del pueblo!
¡Es una guerra sagrada!
Aquí puede escucharse el himno La Guerra Sagrada entonado por el coro del Ejército Rojo.
II
Tal como se entona en el coro de aquel himno histórico, para los soviéticos la lucha contra el fascismo fue La Guerra del Pueblo. A los 30 años de aquel triunfo, en 1975 la Editorial Progreso de Moscú publicó el libro El comandante inquebrantable en el que uno puede encontrar una serie de relatos sobre La Gran Guerra Patria muy interesantes que permiten comprender, entre otros detalles de la guerra, por qué el himno La Guerra Sagrada calo tanto en el corazón del pueblo soviético.
El libro El comandante inquebrantable está compuesto por 15 relatos de escritores soviéticos que participaron en la guerra, ya sea como corresponsales de guerra o como soldados. Por eso el material literario es valioso porque son los testigos directos quienes escriben sobre los hechos de la guerra (y más aún si recordamos que todos los escritores soviéticos se adscriben al realismo literario). En general el libro tiene diferentes ritmos de lectura debido a los relatos, los hay emocionantes y palpitantes, así como los testimoniales e informativos.
El primer relato, que a su vez le da el nombre al libro, es El comandante inquebrantablede Iván Isakov. En breve, Isakov narra la historia de un comandante retirado que pese a encontrarse desahuciado por la tuberculosis insiste, hasta lograrlo, en enlistarse en la guerra. También se encuentran algunos fragmentos de la novela Ellos lucharon por la patriade Mijail Sholojov; sobre esa novela anote algunas ideas aquí pulse. Seguidamente el relato Un batallón de a cuatro de Leonid Soboliev es la historia de un puñado de paracaidistas y marinos soviéticos que logran resistir el embate alemán en una isla ocupada por los alemanes. Soboliev recrea una de esas historias heroicas y palpitantes por el sacrifico y la solidaridad que hay entre los camaradas y sobretodo cuando uno se encuentra cerca de la muerte. Cuando el soldado Negreba se encuentra con uno de sus camaradas heridos, Soboliev narra lo siguiente:
“__ Misha… dame el tiro de gracia… No podré salir de aquí…
Negreba se fijó en su rostro cadavérico y se dio cuenta claramente de que allí, en aquel matorral, iba a encontrar su propio fin: él sólo no podría transportar a Leóntiev a través de la línea del frente, pero tampoco podría dejarlo abandonado y cumplir su ruego” (p.68).
En el relatoLas manos de Nikolái Tíjonov se recrea el sacrificio de un chofer que lleva gasolina a una de las ciudades asediadas por los nazis. Durante el trayecto tiene que evitar que la gasolina se derrame debido a una grieta que se ha abierto en el tanque, empero sus manos se estropean por la gasolina.
Por su parte Vladim Kozhévnikov en su relato La muchachita que marchaba delante narra la historia del deber y la disciplina que asume una joven muchacha que anteriormente ha sido vejada, así como toda su aldea, por los nazis. Incorporada al Ejército Rojo como guía de los cuerpos de información, demuestra gran prudencia al no dejarse inclinar por la venganza natural cuando pasa cerca de su aldea nuevamente durante una misión.
Volando hacía el sol de Mijail Deviatiev & Anatoli Jorunzhi es un relato verídico por el que pasó su mismo autor: un grupo de prisioneros soviéticos escapan de un campo de concentración nazi robando un avión bombardero enemigo. Las pericias para encender elavión y surcar el vuelo hacia territorio patrio tienen sus riesgos, ya que puede ser confundido con el enemigo por sus propios camaradas. La tensión de este relato es vivido y expectante.
La bandera escrita por Valentín Katáiev es una historia de arrojo y coraje de un grupo de soviéticos rodeados por los nazis, quienes le han pedido rendición mediante el izamiento de una bandera blanca. Los soviéticos a sabiendas de que los nazis le superan en número izan la bandera, pero la bandera roja. Durante el enfrentamiento armado, Katáiev escribe:
“En aquella terrible hora postrera ninguno de ellos pensaba en la vida. El problema de la vida ya había sido resuelto. Ellos sabían que morirían. Pero sucumbiendo querían aniquilar el mayor número de enemigos. En eso consistía su misión de combate.” (p.128).
El relato Somos hombres soviéticos de Borís Polevói recoge la experiencia de una joven muchacha ucraniana que se infiltra en los altos círculos nazis como traductora, misión que le permite recoger información que brinda al Ejército Rojo. El papel que cumple como traductora hace que presencia la tortura de los prisioneros soviéticos, frente a los cuales se siente impotente de ayudarles porque sino fracasaría su misión. Pero hubo hecho que la marcó, a saber, presenciar la muerte de un teniente soviético molido a golpes que no se doblegó ante el enemigo, ni delató a sus camaradas, por el contrario dio una férrea respuesta que sostenía tal coraje: “Somos hombres soviéticos”.
El puente de Piotr Proskurin narra el sacrificio de seis dinamiteros al cumplir su misión. Asimismo, en Hacia donde el sol se pone de Andréi Platónov se recrea la historia de los zapadores que habilitaban caminos para que pase el Ejército Rojo. Veinticuatro horas en la vida de un explorador de Vladímir Kárpov se recrea la misión de un infiltrado en territorio ocupado por los nazis, la tensión es palpitante para el lector. Un apellido inmortalde Konstantin Simonov la historia del zapador Artémiev es muy aleccionadora.
El testimonio de Vasili Subbotin en algunos fragmentos de su libro Como se acaban las guerrases muy aleccionador históricamente hablando porque además de ser testigo presencial de la caída del Tercer Reich, relata detalles de la toma del Reichstag y como los alemanes son vencidos en el mismo Berlín, escondidos muchas veces como ratas.
Mención aparte merecen dos relatos del libro. Uno de ellos es El hospital de Ereméievkade Serguei Smirnov; en este relato se recrea la astucia de un abogado incorporado al Ejercito Rojo, quien al ser prisionero burla a los alemanes fungiendo ser médico y descendiente alemán, por parte de madre, para sacar ventajas de la guerra y ayudar a sus camaradas. Mediante su treta consigue abrir un precario hospital para atender a los heridos de la guerra, muchos de ellos inválidos, a quienes cura ocultando a los alemanes su mejoría para que reinicien un ataque sorpresa. La historia de aquel héroe es verídica como muchos de los episodios narrados en el texto.
Por último, El vino tinto de la victoria de Evgueni Nosovrelata el fin de la guerra desde un hospital, cuyos convalecientes, soldados heridos muestran las consecuencias de la guerra y sobretodo el jubilo del fin de la guerra. Al respecto Nosov relata lo siguiente:
“La gente no podía quedarse a solas con su alegría entre cuatro paredes y, seguramente por eso, acudía al hospital, para estar cerca de quienes guardaban estrecha relación con la guerra y con la victoria. Alguien vio desde abajo a Mijái asomado a la ventana, la voz de una joven gritó: “¡Ahí va!”, y en el marco de la ventana apareció, volando, un ramo de flores. Mijái, olvidado de que no tenía manos, tendió hacia las flores sus muñones, pero no las alcanzó, claro…
__¡Queridos, queridos! __ sollozó una mujer que había visto a Mijái__ ¡Cuánto habéis sufrido, queridos! ¡Cuanta sangre habéis vertido!...
(…)
De pronto, una orquesta, llegada no sabíamos de donde, se puso a tocar:
En pie, país inmenso
En pie, al mortal combate…
El tambor parecía llevar el compás de un paso grávido y fuerte:
Que la noble furia
Bulla como una ola…
Voces humanas fueron abriéndose paso por entre el preciso sonar de los instrumentos de viento; luego, la melodía la entonaron otras voces, al principio con inseguridad, desacordes, pero luego fueron encajando y, como si se alegrasen de que la canción les saliera ya bien, cantaron unánimes, vibrantes y fervorosas, dando salida a los restos de la furia y la ira. Una voz femenina, muy alta, dominaba el coro, y parecía que lloraba a gritos:
Es la guerra del pueblo…” (p.241).
Comprender esa emoción que sentía todo un pueblo que lucha en defensa de su patria, con gran coraje, sin vacilaciones, y sobretodo con dignidad ante la agresión imperialista, debió ser uno de los hechos más impresionantes y sentidos de la historia del siglo XX. Por eso el himno La Guerra Sagrada emociona tanto por su significado histórico. Retomando el final del relato, para sentir esa voz femenina que "parecía llorar a gritos", la siguiente interpretación actual puede ayudar en algo.
Etiquetas: [Literatura] [Sociedad] Fecha Publicación: 2013-12-31T12:05:00.001-08:00
La literatura soviética estuvo en gran parte marcada por la guerra. La misma revolución socialista comprendió una insurgencia armada que se resolvió internamente mediante una guerra civil entre los revolucionarios y los contrarrevolucionarios (1918-1920). Asimismo cuando la expansión imperialista del nazismo durante la llamada Segunda Guerra Mundial llegó a la URSS, la guerra fue el tema urgente e ineludible de la producción literaria de los escritores soviéticos. Ante la agresión imperialista del nazismo, los soviéticos respondieron con una guerra defensiva a la que históricamente han llamado La Gran Guerra Patria (1941-1945). Precisamente muchos de los hechos que acaecieron en La Gran Guerra Patria fueron recreados por la literatura soviética.
Tal rasgo que caracterizó a la literatura soviética respondía a la ineludible condición del escritor. Muchos de los escritores soviéticos fueron al frente de batalla en defensa de la patria socialista, ya sea como corresponsales de guerra o como soldados del Ejército Rojo de la URSS. Por eso muchos de los escritores conocían de cerca, en función de la experiencia, los horrores de la guerra y el heroísmo de los que luchan en la línea de fuego.
Mijail Shólojov fue corresponsal de guerra durante la Gran GuerraPatria, su novela Ellos lucharon por la patria (1942) fue escrita en pleno avance del ejército nazi hacía la región de El Don. Por eso su novela tiene el mérito de ser un relato vivo por los hechos que relata (y no sólo los hechos de la guerra, sino también de la vida cotidiana), un relato muy sentido sobre el sentir del soldado soviético que orgullosamente se siente rojo, a saber, comunista; pero sobretodo es una novela reflexiva. Lo último llama la atención porque la guerra no da tiempo para pensar sino tan solo para actuar.
En la novela es posible distinguir dos momentos, a saber, antes de la guerra y durante la guerra. En el primer momento, se recrea parte de la vida del ingeniero agrónomo Nikolai Semionovich Streltsov a través de una serie de problemas familiares por el que pasa (problemas con la esposa, con la dirección del Koljoz; y el repentino encuentro con el hermano que estuvo preso injustamente durante el periodo de las purgas, sospechoso de ser contrarrevolucionario) y cuando al parecer los problemas se disipan estalla la guerra. En el segundo momento, el relato recrea, en un escenario de trincheras, la defensa heroica que realiza una columna del Frente del Don para evitar el avance de la agresión imperialista del nazismo a Stalingrado en 1942. En general, en la novela no hay grandes batallas, sino una tenaz resistencia de un grupo de hombres en defensa de la patria.
Históricamente se sabe que los nazis lograron llegar a Stalingrado unos meses después (agosto de 1942). Por eso la novela no es un canto a la victoria del pueblo soviético, sino un aliento de resistencia. Frecuentemente los soldados que resisten toda agresión y perecen quedan en el olvido de la historia. Precisamente la novela apunta a mantener en el recuerdo el papel que cumplen los soldados en defensa de la patria. Soldados como Iván Zviáguintsev, Piotr Fedótovich Lopajin, el joven Kochetígov, Nekrásov, Kopitovski, Nikolai Streltsov y el teniente Goloschókov y demás personajes; así como los médicos anónimos o la joven enfermera que ayudaba a levantar a los heridos en el campo de batalla, son para Sholojov los que realmente luchan por la patria y representan la resistencia tenaz ante la agresión imperialista. Personajes todos ellos que expresan una serie de emociones que caracterizaban al pueblo soviético en aquellos duros años de la guerra. El pesar del soldado de extracción campesina y el sacrificio del joven soldado son dos fuertes emociones que se encuentran en la novela.
Al respecto del sentir de muchos soldados que provienen del campo, Sholojov relata lo siguiente:
“En los largos meses pasados en el frente, Zviáguintsev había visto muchas muertes, calamidades y sufrimientos; había visto aldeas destruidas y carbonizadas; fábricas voladas, montones informes de ladrillos y cascotes donde no hacía mucho lucían ciudades; había visto huertos frutales aplastados por los tanques y mutilados mortalmente por el fuego artillero, pero en toda la guerra ese día era la primera vez que veía ardiendo trigales granados en una enorme extensión de la estepa, y le invadió la tristeza. Caminó largo rato tragándose sin querer los suspiros; sus ojos secos miraban atentamente a los dos lados en la luz crepuscular, a los campos negros como el carbón incendiados por el enemigo, y alguna vez arrancaba junto a la cuneta una espiga de trigo o de cebada, pensando en cuanta riqueza del pueblo se estaba perdiendo inútilmente en la guerra implacable a todo lo viviente, que hacía el alemán.” [p.119].
Y ante el sacrificio de los jóvenes soldados en el frente de batalla (como por ejemplo el joven Kochetígov), soldados mayores como Lopajin con gran pesar lamenta lo siguiente:
“¡Era todo fuego ese muchacho! Un verdadero secretario del Komsomol [1], como no había otro en el regimiento. ¿Qué digo en el regimiento? ¡En la unidad más grande! ¡Y como incendió el tanque! Este ya le había aplastado, enterrándole medio cuerpo; le había machacado todo el pecho… Le brotaba sangre de la boca, yo mismo lo vi, y él se incorporó en la trinchera, muerto ya, con el último aliento, y lanzó la botella… ¡Lo incendió! (…) ¡Aún no había tenido tiempo de vivir, acababa de echar las plumas, pero tenía un corazón de águila! ¡Fíjate de lo que ha sido capaz, de que heroísmo, eh! Y yo… Cuando ante mis ojos matan a estos muchachos de dieciocho o diecinueve años me dan ganas de llorar, hermano… ¡De llorar y de matar sin piedad a esa canalla alemana! No, hermano, si muero yo es completamente distinto; soy perro viejo, ya he olisqueado la vida por todas partes, pero cuando sucumben gentes como Kochetígov, mi corazón no resiste, ¿entiendes? (…)” [p.172].
Y asimismo, el valor de las jóvenes mujeres que asisten a los heridos en pleno campo de batalla es sentido con gran preocupación por el soldado Zviáguintsev (quien fue ayudado por una de ellas), sentimiento que se asemeja a lo que siente un padre por su hija:
“¡Si es una criaturita, una criatura! Debería acudir aún con sus libros a la última clase de la escuela, a aprender álgebra y aritmética, y aquí la tienes pasando miedo bajo el inaguantable bombardeo, desgarrándose el vientre, llevando a rastras hermanos nuestros…” [p.191].
Pese a la agresión y al avance del ejército alemán, en la novela quienes luchan por la patria no pierden las esperanzas de que tanta agresión al pueblo soviético acabará y será contrarrestada. La huida al lado este del Don por los civiles (generalmente campesinos koljosianos) expresa la situación crítica de la guerra, incluso las bajas que sufren los soviéticos son preocupantes. Pero la defensa de la patria exige sacrificios y hacia eso apunta la novela.
Sobre la patria hay discusiones que van desde la negación de la misma (como un significante) hasta su esencialización (ahistórica y circunscrita a un imperativo moral). En la novela la patria dista de todo ello, porque la patria la comprenden los hombres y mujeres que producen roturando el campo en los Koljoz, quienes trabajan en las fábricas, quienes estudian en las escuelas, quienes cuidan a los niños y quienes se han enlistado en las filas del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos (nominación completa de la Fuerza Armada de la URSS). Por eso culturalmente hablando, la defensa de la patria en los tiempos de guerra se convierte en la defensa del bienestar del pueblo que le da sentido no sólo a la historia que relata Sholojov sino a la vida social misma.
Juan Archi Orihuela
Martes, 31 de diciembre de 2013.
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[1] El komsomol fue una organización de la juventud comunista de la URSS.
Etiquetas: [Literatura] [Sociedad] Fecha Publicación: 2013-12-19T18:53:00.002-08:00
En el siglo XX hubo una frase muy conocida de Lenin que pretendía animar la unidad y la militancia entre los comunistas, a saber, “hay que cuidar al partido como a la niña de nuestros ojos”. La figura retórica leninista es tan diáfana y precisa que no cabe hacer glosa alguna al respecto. Empero ¿qué implica en los hechos cuidar a “la niña de nuestros ojos”, es decir, al Partido Comunista, más allá de la simple retórica? La novela La niña de nuestros ojos(2010) del escritor peruano Miguel Arribasplata Cabanillas responde figurativamente a aquella interrogante, cuyo título e historia cobra todo su sentido en función de aquella frase leninista.
La niña de nuestros ojos es una novela que sobresale entre todas las que se han escrito hasta el momento sobre la insurgencia armada [1], que acaeció en el Perú entre 1980 y 1992, por su estructura narrativa (se asemeja al rodaje de una película) y por el manejodel discurso político que exige cada uno de sus personajes. Lejos de recrear una historia cansina y descafeinada en función de esa ideología que enfatiza la violencia como un fantasma que sólo aterra y que es llamada y conocida como “violencia política”, Arribasplata recrea al principal protagonista de la guerra insurgente, a saber, el Partido Comunista del Perú desde su escenario principal: la guerra insurgente en el campo.
Toda la novela se desarrolla a lo largo de lo que Mao Tse Tung llamó la guerra popular prolongada, presentada a modo de un rompecabezas que el lector arma al final de la historia. Las comunidades campesinas de Yonán, Yuvé y Challwa se encuentran en ese escenario de disputa entre los insurgentes (Los militantes del Partido Comunista) y la constrainsurgencia (Rondas Campesinas, Fuerzas Armadas y policiales) cuya referencia más próxima es el río Pachachaca (Apurímac). Desde el primer capítulo hasta el último, la guerra de guerrillas empleada por los insurgentes, así como la represión que ejercen tanto las Rondas Campesinas (organizadas y dirigidas por las Fuerzas Armadas), las Fuerzas Policiales y Militares, se encuentran presentes de manera dosificada, generando y asegurando la atención del lector. Asimismo, la novela recrea una serie de contradicciones en el interior de las comunidades campesinas y entre comunidades campesinas aledañas, cuya tensión es originada por hechos que ocurrieron antes del inicio de la insurgencia armada. Por eso en la novela, la vida en el campo (la reproducción de la vida social del campesinado de los Andes) no es llano.
A lo largo de la novela aparecen y se suceden una serie de personajes como Carmen, Medardo, Santiago, Eloy, Hugo,Iván, Rosario, Willy, Pablo, Ernesto, Enrique y demás guerrilleros; así como Nicasio Merma, Casildo Huaroc, Casinaldo Collahua, Adela Chupipoma y demás campesinos; Sergio Cipayo (Jefe de Ronda Campesina), Benedicto Poma (Alias el zorro y jefe de una Ronda Campesina, ronderos apodados “el cuy” y “el chancho”, entre los ronderos; los comandantes Luciérnaga y Lince, el capitán Rafael, el teniente Maquisapa, el sargento Indalecio Iñigo, el guardia Portuguez, el teniente Quispe y el teniente Gaviota entre las fuerzas del orden. Al parecer esta estrategia narrativa tiene por finalidad expresar la dinámica de la guerra al margen del protagonismo de cualquier sujeto, empero es ineludible reconocer el papel protagónico que juega el Partido Comunista a través de su ideología política y de sus acciones armadas.
Con respecto a la ideología política del partido que se recrea en la novela, en el poema Elogio al Partido de Bertolt Brecht hay un verso muy conocido que puede ayudar a entender aquel asunto, a saber, “El individuo tiene dos ojos/el partido tiene mil ojos”. Mutatis mutandis, el Partido Comunista del Perú enfatizó, siguiendo la tradición del comunismo internacional y obviamente a Brecht, que “el partido tiene mil ojos y mil oídos”. Pero aquella consigna no sólo es una simple consigna para advertir o amenazar al adversario sino que expresa la condición omnipresente del partido en el desenvolvimiento de la guerra y que permite a los militantes forjarse una moral de vencedoresmediante sus acciones armadas.
Otro gran detalle que uno puede encontrar en la novela es, aunque breve, la historia de vida de algunos de sus personajes antes de ingresar al partido, a saber, hombres y mujeres del pueblo trabajador que más allá de asumir una ideología política los anima una experiencia de vida. Por eso en los pasajes de la guerra que recrea la novela, los militantes oscilan entre deseos humanos y terrenales, así como la capacidad de entrega que se exigen por tener una militancia militarizada. A pesar de que teóricamente en una estructura militarizada no hay posibilidad a cuestionamiento alguno, los partidos comunistas se han caracterizado por ejercer lo que llaman la autocrítica. En un pasaje de la novela, personajes como Medardo y Santiago expresan esa actitud que frecuentemente se ha negado a los militantes de un partido preparado para la guerra. Al respecto Medardo menciona lo siguiente:
“Lo cierto es que hemos caído en una especie de culto al guevarismo, al hechismo, de la acción por la acción. El partido es un dios rabioso y vengador, el presidente Rodrigo tiene que variar la estrategia y la táctica general de la revolución antes de que esto se convierta en noche ineluctable” (p.143).
Asimismo, Santiago enfáticamente menciona en una discusión subida de tono (se le acusaba de ser “desviacionista”, que en jerga partidaria significa que el militante se desvía de la línea que exige la dirección del partido) lo siguiente:
“Siempre hemos sido fieles a la línea y a las decisiones del partido y hemos expuesto muchas veces nuestras vidas en las acciones pasadas. Hemos aceptado morir por la revolución y estamos condenados a eso sin avizarar el futuro rojo, (pero estamos) cayendo en un extremismo militarista y en un mesianismo igual de místico que cualquier religión” (p. 145).
Tales confrontaciones llaman la atención y oxigenan el relato de la novela porque anudan el desenlace de la historia en un escenario muy convulsionado.
Qué duda cabe, Miguel Arribasplata ha escrito una novela muy atrevida, no sólo por su lenguaje y la elaboración de sus personajes, sino porque ha recreado una de las percepciones más silenciadas en el Perú contemporáneo sobre los hechos de la insurgencia armada. Más aún, si uno repara en el macartismo (anticomunismo) que aún se reproduce en los espacios políticos e intelectuales del país (a modo de censura y sobretodo de autocensura), La niña de nuestros ojos, hecha novela, nada contra la corriente.
Juan Archi Orihuela
Lima, 19 de diciembre del 2013.
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[1] En el Perú se han escrito varias novelas al respecto, las hay interesantes (“Rosa Cuchillo” de Óscar Colchado, “Trece días” de Agustín Machuca Urbina,“Ilusiones perdidas” de Ernesto Ramos Berrospi) y también descafeinadas y burdas (“La hora azul” de Alonso Cueto, “Abril rojo” de Santiago Roncagliolo). Asimismo hay libros de cuentos muy interesantes que muestran el talento de sus autores como “Golpes de viento” de Víctor Hernández (en el que el cuento “Cantarina” sobresale por su estructura narrativa) y “Camino de Ayrabamba y otros relatos” del Grupo Literario Nueva Crónica; también los cuentos de Dante Castro son sugerentes al respecto como por ejemplo “Parte de Combate”.
Referencia bibliográfica
ARRIBASPLATA CABANILLAS, Miguel 2010 La niña de nuestros ojos. Arteidea, Lima.
Etiquetas: [Literatura] [Sociedad] Fecha Publicación: 2013-11-03T09:27:00.000-08:00
Mijaíl Shólojov (1905-1984) fue uno de los grandes escritores soviéticos que destacó en el siglo XX. Su producción literaria ha sido reconocida mundialmente en 1965 con un merecido Premio Nobel. Su narrativa se asienta, como no podía ser de otra manera, en el realismo ruso, que a lo largo del siglo XX se caracterizó por estar estrechamente vinculada con la lucha del pueblo ruso y con las transformaciones sociales que generaba la construcción del socialismo. La consecuencia de tal rasgo, culturalmente acicateó el talento de muchos jóvenes escritores que como Shólojov no provenían de las clases privilegiadas que caracterizaba a la Rusia zarista, sino de las clases trabajadoras (obreras y campesinas).
La guerra marcó a muchos escritores soviéticos, Shólojov fue uno de ellos. A los 15 años el joven Mijaíl Shólojov se hizo combatiente y formó parte de una unidad especial del Ejército Rojo (en 1920) cuya misión fue aplastar a la contrarrevolución que había iniciado la guerra civil contra el poder soviético en las estepas del Alto Don. Fruto de aquella dura experiencia fueron los Cuentos del Don (1925) y su monumental novela en cuatro tomos El Don apacible (1928) [La publicación del primer tomo fue en 1928 y los demás aparecieron luego entre 1930-1940].
Shólojov fue hijo de campesinos pobres, procedente de una aldea rural, su familia formaba parte de aquellos grupos cosacos asentados cerca al río Don. Esa cercanía con el campo y con las costumbres del campesino ruso cosaco, se ve muy bien expresada en algunas de sus novelas. Por eso la recreación de la condición social y cultural del campesinado ruso en la narrativa de Shólojov permite que el lector se acerque, por otros medios claro está, a tópicos tan complicados de entender por quienes son ajenos a la vida del hombre en el campo. Entre aquellos tópicos que forman parte de la vida del hombre que rotura la tierra se encuentran: el problema de la tierra, sus condiciones materiales de vida, así como sus deseos, ojerizas, temores y esperanzas. Pero la vida en el campo no es nada idílica.
Como históricamente se sabe, el campo ruso había pasado por una serie de fases económicas que lo habían marcado económica y socialmente tras el triunfo de la Revolución Rusa. La primera fue el "Comunismo de guerra" (1918-1921) que impuso medidas extremas de racionamiento y requisición a la producción del campo. El Estado soviético monopolizó la producción agrícola, incautando la producción del campesinado y dejando sólo lo necesario para la subsistencia de las familias campesinas. A ello se sumaría el trabajo obligatorio, la prohibición del comercio libre y las leyes impuestas sobre el comercio del pan y el grano, medidas que resintieron a la clase campesina, hecho que fue muy bien capitalizado por los contrarrevolucionarios que no dudaron en azuzar esas contradicciones que el nuevo poder generaba. Tales hechos hicieron posible que la guerra civil (1917-1923) que se desató entre los rojos (los revolucionarios) y los blancos (los contrarrevolucionarios), colores con el que se les conocía y diferenciaba a los ejércitos que lidiaron en aquella guerra civil, alcanzara la crueldad que desangró terriblemente al campo ruso. Por eso en 1921 la NEP (La Nueva Política Económica) que impulsó Lenin tuvo como uno de sus objetivos apaciguar esas contradicciones y el descontento generado en el campo. Empero la NEP (1921-1928) creó nuevos problemas al estimular la aparición de una nueva burguesía, y en el campo reforzó el poder y la posición de los campesinos ricos (los kulaks) en desmedro de los campesinos pobres. Luego de esas dos fases se inicia una tercera, a saber, la colectivización del campo comprendido en el Primer Plan Quinquenal (1928-1932). La aplicación del Primer Plan Quinquenal no fue nada fácil para el poder soviético, costó mucho esfuerzo y sacrificio para el país en su conjunto, la experiencia en el campo es prueba de ello.
Sobre esa dura experiencia de la colectivización en el campo trata la novela Campos Roturados cuyo primer tomo se publica en 1932, fecha además en el que finaliza el primer Plan Quinquenal; el segundo tomo se publica tardíamente entre 1954 y 1960, por una serie de razones, durante la Segunda Guerra Mundial una bomba destruye el hogar de Shólojov, perdiéndose así los manuscritos del segundo libro casi concluido, hecho que exige al autor a rehacerlo todo de nuevo, con el mismo ánimo que exige la reconstrucción del país devastado por la guerra. Campos Roturados recrea la experiencia de la colectivización de la tierra. Tal medida tuvo como punta de lanza la necesaria creación de los Koljoz (Granjas colectivas). Muchos de los pasajes que recrea la novela son fruto de la experiencia de su autor como organizador de Koljozes en el Don. Cuando Shólojov asumió la labor de organizador de Koljoz presenció el sabotaje que celosa y secretamente tramaron los kulaks (campesinos ricos) contra el poder soviético, a saber, asesinatos de campesinos comprometidos con el poder soviético, acaparamiento de la cosecha, sacrificio de animales del koljoz, quema de la cosecha, esparcir rumores contra el poder soviético y la confabulación en unión con algunos remanentes de la contrarrevolución zarista.
En gruesas líneas, Campos Roturados muestra una serie de contradicciones que acaecen en la vida del campo ruso, que no se reduce sólo al carácter de clase entre los kulaks (campesinos ricos) y los campesinos pobres o medios, sino que también comprende la rivalidad entre stanitsas (poblados cosacos), ahora organizados en koljoz, la rivalidad interna entre familias campesinas de una misma stanitsa, así como los miedos y recelos del campesinado ante las medidas que el nuevo poder (el poder soviético) ejerce. Todo ello acaece en la stanitsa de Grimiachi Long en el que la inexperiencia de sus dirigentes, jóvenes muchos de ellos, van hilvanando las historias de vida de los miembros que comprenden aquel poblado campesino.
En Campos Roturados la idiosincrasia del campesinado ruso cosaco, que su autor conocía muy bien, es un tema muy bien trabajado, así como la resistencia del campesinado, aferrado aún a la propiedad y carente de organización, ante el cambio que el poder soviético ejercía. Sin lugar a dudas Semión Davídov es el personaje de la novela, obrero de la fábrica de Putilov (en Moscú) es designado para organizar en Gremiachi Long el koljoz. Junto a él se encuentran Makar Nagúlnov (Secretario de la célula del Partido Comunista de Gremiachi Long y ex-combatiente del ejército rojo cosaco que enfrentó la contrarrevolución en el Don) y Andréi Stepanovich Razmiótnov (Presidente del Soviet de Gremiachi Long, joven cosaco, también ex-combatiente del ejército rojo), las historias de ambos personajes le dan oxigeno a la historia en su conjunto porque sus dramas personales hilvanan las demás historias de vida de una serie de personajes que aparecen a lo largo de la novela, campesinos todos ellos que hacen que Campos Roturados diste de ser una mera novela panfletaria y adquiera la belleza que caracteriza a la narrativa de Shólojov. Las historias del ya viejo herrero Ippolit Sidorovich Shali y del abuelo Schukar, son muy sugerentes al respecto, a pesar que ambos personajes no tienen los mismos ritmos. El herrero Shali es callado, serio y muy observador, mientras que el abuelo Schukar tiene un papel muy jocoso y a la vez muy tierno. En el segundo tomo de la novela el abuelo Schukar se lleva las palmas, no porque sea un convencido comunista (ni siquiera el abuelo sabe muy bien qué es ser un comunista) o haga actos heroicos (casi toda su vida se la ha pasado a salto de mata), sino porque se convierte en el personaje que identifica, mediante sus ocurrencias, al pueblo campesino, al cosaco del Don.
Por otro lado, con la lectura de Campos Roturados uno reconoce, parafraseando parte de una canción conocida, que tan "absurdo es suponer que el socialismo es sólo la igualdad y las buenas leyes, el sueño se hace a mano y sin permiso, arando el porvenir con viejos bueyes". Precisamente los viejos bueyes, junto al duro trabajo del campesino, las dificultades por las que pasa toda organización popular, se recrean muy bien en la novela, así como se muestran los errores y los nuevos problemas que genera el poder soviético en el campo. Al respecto, entre otros pasajes, el herrero Shali espeta a Davídov (el presidente del Koljoz) lo siguiente:
"__ Enseño el oficio a un huerfanito. Ningún mozo quiere trabajar en la herrería. ¡El poder soviético los tiene categóricamente mimados! Unos quieren ser médicos, otros, agrónomos o ingenieros, y yo me pregunto: cuando nos muramos los viejos, ¿quién va a hacer botas, coser pantalones y herrar caballos para el pueblo? Lo mismo pasa con mi oficio: no hay forma de conseguir que alguien venga a trabajar a la herrería; huyen del humo de la fragua como el diablo del agua bendita" (Tomo 2, p.143).
Por todo ello, Campos Roturados es una novela muy aleccionadora, históricamente hablando, y también muy reflexiva en diferentes pasajes e historias de vida de sus personajes. Si hay algo que caracteriza a la novela en su conjunto es esa compleja trama humana de quienes han luchado y convivido y conviven aún en la pobreza y la adversidad en la vida del campo; y, sobretodo, se encuentra aquella esperanza que anima la vida de millones de hombres y mujeres del campo que luchan a pulso por una nueva sociedad.
Etiquetas: [Política] [Sociedad] Fecha Publicación: 2013-09-25T18:22:00.000-07:00
Hace algunos días el escritor peruano Dante Castro, autor de libros de cuentos como Otorongo y otros cuentos (1986), Tierra de Pishtacos (1992), Cuando hablan los muertos (1998), Cuentero de monte adentro (2007) y demás, se atrevió metafóricamente hablando a nadar contra la corriente, a saber, emitir una opinión política contraria (y tan necesaria a mi juicio) al ideario que ciertos “liberales de izquierda” pretenden abanderar como si fuera un tema en la agenda de la izquierda en el Perú, a saber, el "matrimonio gay" [Ver Aquí]. La reacción, tan predecible, no se hizo esperar, a saber, la descalificación chirriante, los insultos manidos, así como aquella muletilla de llamar “homofóbico” a Dante Castro. De igual manera sucedió con un reconocido líder como Marco Arana, a quien se le cuestionó de todo y a quien también se le calificó tan sueltamente de “homofóbico”, simplemente porque consideró que sobre esos temas se debe debatir.
Empero, la irritación que generó Dante Castro entre aquellos que se consideran así mismos como ciudadanos justos y correctos, “luchadores” y “defensores de la libertad”, fue una horterada catarsis. Tales descalificaciones al parecer dan un límpido mensaje, a saber, para los “liberales de izquierda” o simplemente liberales (para llamar a las cosas por su nombre) no cabe disentir, ni mucho menos cuestionar, como lo hace Dante Castro, hacia donde apunta, políticamente hablando, tal ideario pretendidamente “libertario”.
Sobre aquel ruidoso caballito de batalla que eventualmente embanderan los liberales de izquierda, a saber, la “libertad”, Dante anota desde el saque y en bloque lo siguiente:
“Dizque en una economía liberal puedes optar por la mercadería que más te gusta. Libre concurrencia desde Adam Smith hasta Hayek. Dizque puedeshacer con tu cuerpo lo que quieras: abortar, mutilarte, consolarte con aparatos para placeres solitarios, cambiar de sexo, etc. Para eso hay ofertas de todo tipo. Y por qué no la legalización de las drogas. Uno debe ser libre para escoger la forma de suicidarse. Hasta a la naturaleza de una persona se le llama "opción sexual" y a los niños les enseñarán en el futuro a que pueden elegir enamorarse de un varón o de una mujer. Dizque en este sistema el interés privado puede más que el interés público. Por lo tanto, el neoliberalismo es el sistema más justo para algunos elementales de la comunidad LGTB”. [Las negritas son mías].
El cuestionamiento a toda ideología pasa por considerar las consecuencias de sus ideas- fuerza. Para el caso de las ideas liberales, esta se encuentra en el significante de la libertad. El neoliberalismo, como ideología, no sólo es una prolongación del liberalismo por otros medios, sino que se compagina muy bien con el sentir y el deseo de ciertos sujetos fachendosos que insistentemente se la pegan de “libertarios”. En lo anotado por el autor de Tierra de Pishtacos, uno puede reconocer cuatro actitudes que orientan aqueldiscurso y práctica “libertaria” en la actualidad: el cinismo (“puedes hacer con tu cuerpo lo que quieras”), el escapismo(“la legalización de las drogas”), el sexismo[entendida en su primera acepción como “atención preponderante al sexo en cualquier aspecto de la vida”] que viene sobrevalorando la volición en función del goce (la llamada “opción sexual”) y el individualismo(“el interés privado”).
Pero no sólo Dante Castro llama la atención sobre aquellos rasgos que comprenden aquel discurso considerado por algunos como “progresista”, sino también sobre lo obcecado que resultan aquellos discursos sobre el género y la etnicidad que frecuentemente uno escucha o lee, casi siempre acompañado de actitudes fachendosas y paternalistas que reproducen sus correspondientes sujetos emisores. Al respecto Dante menciona lo siguiente:
“(…) Allí está Obama y cierta izquierda celebró la elección de un afrodescendiente. Mañana elegirán presidente de EEUU a un gay o una lesbiana y los izquierdistas de shopping center celebrarán como celebraron aquella ceremonia del Oscar en que dos lesbianas se besaron públicamente (…)”.
Asimismo a juicio de Dante, la madeja de los liberales también la ovillan o la enredan las feministas a partir de la llamada “cuota de género”.
“Ya vemos que no se trata de igualdad de derechos simplemente. Pero hay derechos que se pretenden imponer a través del objetivo matrimonial: la cuota de género, por ejemplo. Así como hay que buscar mujeres para cumplir con la cuota de género al inscribir listas congresales, mañana tendremos que buscar gays para completar la cuota LGTB en cada partido. Si no los tienes, los inventas”.
Pero lo que llama la atención de esa actitud “libertaria” e “igualitaria” es un hecho inusual, a saber, la inmunidad que han alcanzado ciertos sujetos frente al cuestionamiento político. Es decir, al parecer nadie puede cuestionarlos o se atreve a cuestionarlos a riesgo claro de ser motejado (ya sea de “homofóbico”, “machista” o “racista”). Por eso la irritación furibunda contra Dante Castro no fue un hecho fortuito. Tal como se reproducen las percepciones en el interior de la política contemporánea los sujetos “gays” gozan de esa inmunidad. Las feministas van por ese camino. Los que enfatizan la cuestión étnica distan de eso, pero ante la insistencia de aquellos sujetos paternalistas que eventualmente ven o denuncian actos de racismo o discriminación, al parecer lo lograrán, aunque claro a través de sus voceros (onegeros y demás).
Para los liberales, que en el fondo conforman el núcleo de la derecha, la izquierda siempre será lo más negativo de la sociedad porque azuza las demandas del “populacho”, como históricamente lo ha hecho durante el siglo XX, ya sea mediante la movilización de masas o mediante la lucha armada; por eso insistentemente los liberales a través de sus voceros mediáticos pide y sobretodo exige a ese núcleo pequeño-burgués “libertario” que ejerce cierta influencia en la izquierda que sean y se comporten como “ciudadanos” (según ellos la izquierda debe ser una "izquierda moderna"). De lo contrario pueden aprender malos ejemplos como en Venezuela, Bolivia y el Ecuador (países en el que los procesos de transformación social han sido impulsados por urgentes demandas populares y por ende tienen un claro carácter de clase, razón por la cual aquellos gobiernos populares son abominados y temidos por los liberales en el Perú y en el continente). De ahí que los liberales abogan sólo por la construcción de la ciudadanía. Incluso no tienen reparos en sostener que la “igualdad” y la “inclusión” se circunscribe sólo a la igualdad ante la ley.
Esos liberales son bien conocidos en el interior de la izquierda, frecuentemente son aquellos que reproducen prácticas paternalistas, ya sea cuando hablan por aquellos que consideran el “otro” o cuando se relacionan con el que llaman el “otro”, pero sobretodo se caracterizan por concebir que la igualdad se encuentra en función de la ciudadanía. Por eso el discurso de la ciudadanía forma parte de su ideario tan manido, así como de su performance del “justo medio”.
Lo cierto es que la “igualdad” mediante la ciudadanía no es nada igualitario que digamos, ni mucho menos es tan “libertario” como se estila leer en muchos discursos cínicos, individualistas y sexistas (aquellos que enfatizan el sexo) porque en el fondo tan sólo expresan una mentalidad adolescente cuando espetan: “yo puedo hacer lo que quiero” o “mi cuerpo es mío y yo decido”.
Pero la crítica de Dante Castro apunta también a la cuestión de clase, medular en su escrito. Desde hace algún tiempo bajo la influencia de esa “izquierda” animada por esos liberales se considera que el clasismo es una forma de discriminación. Es frecuente escuchar o leer ideas al respecto, motejando siempre al clasismo. Y como lo “progre” es luchar contra toda forma de discriminación, “no vale azuzar o enfatizar las diferencias de clase porque te pueden “discriminar” por no ser del pueblo, manyas”. Por eso la agenda política para esa pretendida izquierda se encuentra lejos de los intereses de clase. La lucha de clases para los liberales, ya fue, no existe (Ese siempre fue su discurso). “Ahora somos o podemos ser ciudadanos y así seremos iguales ante la ley”, tal sería ahora el mensaje y parte de su discurso “libertario” e "igualitario".
Por todo ello, encontrar opiniones disidentes como la de Dante Castro en el interior de la izquierda en el Perú es muy saludable porque no sólo son atrevidas sino porque son dichas desde una clara posición política de izquierda. Si bien es cierto que el grueso de su discusión toma como pretexto el manido tema “gay”, los cuestionamientos apuntan a algo más amplio que tiene que ver con una cuestión ideológica de fondo. Para que la izquierda en el Perú no sea un mero cajón de sastre urge encarar esa urgente cuestión ideológica y Dante Castro ya dio un paso al respecto.
Etiquetas: [Sociedad] Fecha Publicación: 2013-06-03T17:41:00.000-07:00
I
La igualdad ha sido uno de los principios que ha fundamentado una serie de discursos políticos durante el siglo XIX. La reflexión racionalista del siglo XVIII sobre la sociedad en su conjunto ha jugado un papel muy importante al respecto, como por ejemplo las reflexiones de Rousseau sobre el problema de la desigualdad (entre los hombres) a partir del origen de la propiedad privada. Asimismo con la ilustración la ratio(razón), al erigirse como ente universal propio de la humanidad, posibilitó pensar la igualdad entre los hombres en función de la facultad racional. Sumado a ello la reproducción del discurso igualitario circunscrita al ámbito jurídico (la igualdad ante la ley) ha sido animada por cierto liberalismo. Su expresión más acabada al respecto es la democracia liberal, aquella que es animada por los liberales y que es hegemónica en el mundo, y que ha logrado constituirse a lo largo de un proceso en el que ha mantenido a regañadientes aquel principio para legitimarse.
Por eso es que uno se ve impelido y sobretodo se ve exigido a aceptar la igualdad no sólo ante la ley. Pero esa igualdad muchas veces se refiere (mejor dicho se entiende e interpreta) a una serie de situaciones que exceden aquel tópico y que en muchos casos se identifica (o es asumido por algunas mujeres) como una competencia que linda con el paroxismo. Desde luego que esas exageraciones igualitarias se exigen para mantener el principio de la convivencia social a pesar de que de facto imperen las mayores desigualdades posibles e inimaginables.
La igualdad ante la ley es una igualdad política y tal como es planteada y animada esa igualdad es una bandera eminentemente liberal. La circunscripción de la igualdad a tal ámbito ha sido una conquista gradual de aquellos que han luchado por estar en aquel espacio, que de por si pauta, apaña y mantiene las demás desigualdades (sobre todo las que se generan por la determinación económica) en la medida que se acentúa, muchas veces exageradamente, la condición volitiva del hombre a través del significante de la libertad.
Precisamente la libertad es aquel significante que en estos tiempos posmodernos se ha acentuado tanto hasta convertirse, si cabe el término, en el axioma de la ideología liberal. Es decir, a partir de la pretendida libertad que se arrogan tales o cuales sujetos, muchas veces de manera fachendosa, se tiende a justificar toda práctica de diversa índole en la reproducción de la vida cotidiana. Por eso es que exageradamente aquel tópico de la igualdad política, medular para cierto liberalismo, se ha trocado en una burda ideología sobre la igualdad entre los sexos fuera del ámbito jurídico. Esa ideología igualitaria frecuentemente es animada por el discurso feminista (que se caracteriza por hacer catarsis de la condición histórica y presente de la mujer como víctima y por acentuar exageradamente la noción de género en la reproducción de la vida cotidiana) y que en el fondo no es más que lareproducción de la ideología liberal por otros medios. Tal discurso ideológico se ha convertido desde hace muchos años en lo que se suele llamar lo políticamente correcto que se reproduce en todo discurso (no sólo político) y que no sólo se elabora para no quedar mal con nadie, sino para evitarse alguna censura o cualquier crítica horterada.
Plantear, exigir o desear, la igualdad entre los sexos no es nada nuevo. Tal igualitarismo es tributario de la igualdad política que se consigue a través de la ciudadanía, a saber, tanto hombres como mujeres son iguales ante la ley. Desde luego que los grados y los mecanismos que permiten esa igualdad varían en función de la organización política y la reproducción del modo de producción. Sin embargo la reproducción económica delmundo capitalista al generar gradualmente condiciones igualitarias de acceso a la producción y al conocimiento, paradójicamente está demarcando las diferencias naturales y culturales que existe entre los hombres y las mujeres. Es decir, en el capitalismo, así como acentuadamente se da en el precapitalismo, los hombres y las mujeres son, a pesar de esa obcecada ideología igualitaria animada por el feminismo, inevitablemente desiguales.
Aceptar la desigualdad entre los hombres y las mujeres no implica necesariamente la sujeción de las mujeres a los hombres, sino reconocer que en el trasfondo de la reproducción social la condición biológica del ser humano genera una serie de pautas necesarias en la concreción de la vida de los hombres y las mujeres. Y precisamente en la concreción de la vida social aquella condición de desigualdad que se establece entre ambos radica el fundamento de una necesaria diferencia, culturalmente hablando. Al respecto el dato empírico de la reproducción de una sociedad como la noruega que ha ampliado el acceso, tanto a hombres como a mujeres, en iguales condiciones a la producción, mediante la educación y el trabajo, es contundente al respecto.
II
Noruega ha sido considerado el país con mayor igualdad en el mundo. La ONU en el 2008 la declaró como tal. El referente igualitario radica en las condiciones igualitarias que tienen tanto hombres como mujeres para acceder a la producción a través de la educación y el trabajo. Al respecto, la discriminación, frecuente en países del Tercer Mundo para orientar y demarcar tal o cual condición de ventaja o desventaja, no tiene ningún asidero en Noruega. Pero la consecuencia de tal igualitarismo ha sido el acentuar las diferencias sociales y culturales entre hombres y mujeres en función de la producción.
En el documental “La paradoja de la igualdad” (2010) se muestra que el discurso igualitario entre hombres y hombres, carece de toda evidencia empírica para sostener aquel manido discurso liberal sobre la igualdad entre ambos. En contraposición a tal discurso liberal, las evidencias y referencias que gradualmente viene arrojando la ciencia permiten sostener lo contrario [1].
La paradoja de la igualdad entre hombres y mujeres parte de un hecho, a saber, según el Informe Oficial “Genero y Sueldos” de Noruega aproximadamente el 90% de enfermeras son aún mujeres, mientras que aproximadamente sólo un 10% de los ingenieros son mujeres. Tal regularidad se presenta desde los años 80. Al respecto el gobierno ha intentado incorporar hombres en enfermería y mujeres en ingeniería, pero todas las medidas que se han tomado e implementado han mantenido con cierta regularidad las cifras mencionadas.
Frente a tal dato contundente de la realidad, personajes como la ex-ministra de infancia e igualdad, Anniken Huitfeldt, no tiene problemas en desmentir que las niñas tengan algunas limitaciones intelectuales para dedicarse a la ciencia y la técnica (que implica los grados de abstracción racional y la complejidad de las operaciones lógicas y matemáticas), porque según el discurso de género tanto hombres como mujeres son iguales. Pero si no son las limitaciones intelectuales las que marcan esa diferencia tal vez sean las motivaciones. Al respecto cuando se le pregunta a unas enfermeras en su centro de trabajo el por qué son pocas las mujeres que trabajan en el área referida a la técnica y a la ingeniería responden que frecuentemente a las mujeres les resulta aburrido aprender tales materias. Y ante la interrogante del entrevistador “¿Pero acaso trabajar con partes de un ordenador y desarrollar sistemas, no es también un desafío interesante?”, una de ellas responde: “si, pero no tanto como encontrar personas cada día y hablar con ellas”.
Evidentemente las motivaciones se encuentran en función de las necesidades y las condiciones que permite todo orden social en el que se desenvuelven y desarrollan lascapacidades que tienen los sujetos. Al respecto en el Centro de Ciencias Naturales de la Universidad de Oslo se investigó por qué hay tan pocas chicas que desean estudiar ciencias. Una de las investigadoras de tal centro, como Camila Schreiner, llevó a cabo una investigación que recoge muestras de 20 países, concluyendo que las chicas de países menos igualitarios (como por ejemplo las mujeres del Tercer Mundo) están más interesadas (aunque no siempre estudian lo que les apremia) en aprender materias técnicas y de ciencias que las jóvenes noruegas, siendo la determinación económica (la inserción al mercado laboral) la que acucia tal decisión (que se trueca en motivación) en aquellos países.
En el caso de Noruega, si los hombres y las mujeres tienen iguales condiciones y libertades para elegir lo que desean estudiar (y no sólo es el deseo sino que efectivamente lo hacen), ¿acaso la diferencia por el interés por la ciencia y la técnica, preferido mayoritariamente por los hombres y en menor número por las mujeres, no radica en una predisposición biológica? El fundamento biológico del ser humano, ineludible para la ciencia, generalmente es soslayado y evitado por quienes animan la igualdad de género. La diferencia no sólo en la estructura somática de ambos es minimizada por el discurso de la igualdad, sino al respecto de cuestiones que tienen que ver con la estructura fisiológica, psíquica y sobretodo con la diferencia cerebral es pasada por alto.
Cathrine Egeland, investigadora de género del Instituto de Investigación Laboral en Noruega, y que ha escrito sobre las elecciones profesionales sobre hombres y mujeres ante la interrogante de si la diferencia entre hombres y mujeres no radicaría en el factor biológico (como por ejemplo la diferencia tajante del cerebro entre ambos), responde lo siguiente:
__ No sé si hay algo de cierto en eso o no [evadiendo la pregunta]. Pero es chocante ver cuanto interés hay en encontrar esas diferencias.
__ ¿Tú no estás interesada en esas diferencias?.
__ No, no. Me interesa muy poquito.
__ ¿Entonces no es relevante ver las diferencias cerebrales para comprender por qué los hombres se hacen más a menudo ingenieros y las mujeres enfermeras?
__ No, no, no eso… No.
Asimismo, Jurgen Lorentzen, investigador de género del Instituto Centro Interdisciplinario de Investigación de Género en la Universidad de Oslo, ante la misma interrogante responde lo siguiente:
__ Hay investigaciones que afirman que los cerebros del hombre y la mujer son distintos.
__ Si. Son investigaciones anticuadas. La mayor parte de esas investigaciones son obsoletas, según demuestran estudios posteriores. La mayoría ya no habla de que elcerebro se configure de formas diversas.
__ ¿Entonces la diferencia entre chicos y chicas es sólo genital?
__ ¡No!, ¡hombre! Los pechos, vello, estatura o masa muscular son otros aspectos. Pero aparte de eso no hay diferencia.
__ Y los sentimientos, las emocione, los intereses.
__ Intereses, inteligencia, capacidad.
__ ¿Son idénticos?
__ Sí, en principio son idénticos.
Frente a tales respuestas (evasivas y sin referencia a algún estudio contemporáneo al respecto) es evidente que aquel igualitarismo que se sustenta en principios (“en principio son idénticos”) anima toda duda y sospecha al respecto. A lo más se apunta a dar cuenta sobre el papel que cumplen ciertos factores sociales en la configuración de aquelladiferencia entre ambos. El mismo Lorentzen menciona lo siguiente:
__ Eso muestra que seguimos inculcando fuertemente los roles de género en los niños y jóvenes. Nosotros nos encargamos de marcar sistemáticamente las diferencias entre niños y niñas desde el primer día.
Sin embargo, tal respuesta que se ha convertido en moneda corriente y que siempre se escucha en todo discurso de género que animan aquel igualitarismo en función de la libertad, tiene poco asidero con la realidad. Hay algunas investigaciones que dejan serias dudas frente a tal aseveración.
Richard Lippa, profesor de psicología, en asociación con la BBC de Londres ha realizado una enorme encuesta a través de Internet, la muestra recogida corresponde a 200000 personas, tanto hombres como mujeres de 53 países, procedentes de continentes como Europa, America (toda America del norte y Sudamérica), África y Asia. A los encuestados se les preguntó, tanto hombres como mujeres, en que les apetecía más trabajar.
__ ¿Y qué se encontró?
__ Hay grandes diferencias. Los hombres se interesan más por ocupaciones relativas a cosas físicas, como ingeniería o mecánica. Y las mujeres están relativamente más interesadas en trabajar con la gente.
__ El motivo de este esquema podría deberse a que las mujeres en el mundo entero son alentadas, por el hecho de ser mujeres, a comunicar a hablar y ser más sociales?
__ Es posible que haya un grado de verdad en esa afirmación. Pero cabría esperar que algo fuese distinto entre todos estos países, si la cultura tuviera una influencia importante en estos temas. Pero el resultado del estudio fue idéntico en los 53 países. En otras palabras: es igual tanto en Noruega como en Arabia Saudita, Pakistán, India, Singapur o Malasia. Es muy grande la diferencia entre hombres y mujeres. Y esta diferencia parece existir en las 53 naciones.
__ ¿Y que cree Lippa que sea el motivo de esas diferencias de género en todas las culturas?
__ Cuando ves resultados como estos, de dos líneas que son casi planas y no cambian en ninguno de los países, es probable que la causa sea biológica.
Por su parte el profesor Trond Diseth, director del área de psiquiatría infantil del Hospital Nacional de Noruega, ha desarrollado un test para saber si existen diferencias de género a temprana edad. Al respecto el mismo menciona lo siguiente:
__ Hemos seleccionado diez juguetes diferentes. Hay cuatro juguetes “femeninos”, cuatro definidos como masculinos, y los dos restantes considerados como neutros. Estos diez juguetes se colocan de manera concreta. Luego observamos al infante y cómo se relaciona con ellos mientras registramos en video. Notamos que hay claras diferencias entre niños y niñas saludables (con edades a partir de los nueve meses), en cuanto a que los niños eligen juguetes masculinos y las niñas, juguetes femeninos.
Frente a la interrogante de si no es el medio el que estaría influenciando la elección de los juguetes, ya que los niños y niñas estudiados tienen entre nueves meses, Diseth responde:
__ Los niños nacen con una clara disposición biológica de género y comportamiento sexual. Después será el entorno, la cultura, los valores y expectativas que nos rodean, los que se encargarán de favorecer o de atenuar esto.
__ ¿Crees que la sociedad puede forzarlo un poco, pero sólo hasta cierto punto?
__ Si, pero no de manera tan decisiva que pueda modificar la identidad inherente y la predisposición de género.
Pero si el estudio de Diseth puede generar cierta duda por la muestra, el estudio de Simon Baron-Cohen, profesor de psiquiatría del Trinity College de la Universidad de Cambridge, que se basa en experimentos con recién nacidos, resulta contundente al respecto. El mismo profesor Baron-Cohen menciona lo siguiente:
__ Investigamos con bebés de un día de edad. Les poníamos a la vista o bien un objeto mecánico o una cara. Y grabábamos cuanto tiempo pasaban los niños observando cada uno de estos objetos. Descubrimos que eran más los niños que miraban el objeto mecánico y las niñas pasaban más tiempo observando el rostro. Incluso desde el primer día de vida. Y esto sucedía antes de que el bebé conociera los juguetes. Antes de haber sido expuestos a las diversas influencias culturales o prejuicios.
Asimismo esas diferencias de intereses surgirían antes del nacimiento del bebé, en el útero materno.
__ Hoy sabemos que hombres y mujeres producen cantidades diferentes de hormonas. Pero en particular la testosterona. Los hombres producen dos veces más testosterona que las mujeres. Y esta hormona (la testosterona) influye en la manera en que se desarrolla el cerebro.
__ Medimos los niveles de testosterona del bebé cuando aún estaba en el vientre y le dimos su seguimiento durante el nacimiento, observando su comportamiento. Encontramos que cuanto más alto era el nivel de testosterona en el niño antes del nacimiento, más lento era su desarrollo del lenguaje en la primera infancia y menos contacto visual establecía, hasta la edad de uno o dos años. Así pues un alto nivel de testosterona está asociado a un desarrollo social y del lenguaje más lento.
__ Entonces, muchas diferencias de género pueden ser el resultado de niveles de testosterona asimétricos. Pero ¿qué pasa cuando un feto femenino recibe demasiada testosterona?
__ Es una condición genética el producir mucha testosterona. Y las niñas con esa tendencia, muestran una mayor preferencia por los juguetes masculinos.
Si los niveles de testosterona en el útero es el factor que produce las diferentes capacidades e intereses, entre niños y niñas, desde el inicio de la vida. La orientación de esa diferencia se mantiene aún en su desarrollo. Al respecto el profesor Baron-Cohen menciona lo siguiente:
__ Dimos seguimiento a estos niños hasta los 8 años, interesados por observar su evolución. Descubrimos que, al crecer, aquellos que poseían más altos niveles de testosterona, tenían más dificultades con la empatía; con reconocer las emociones de otras personas o apreciar sus puntos de vista. Pero también se mostraban más interesados en “sistemas”. En entender cómo funcionan las cosas. De manera que, aún ignorando las grabaciones en video y sólo midiendo su nivel hormonal, puedes predecir su patrón de intereses.
¿Acaso esa diferencia genética entre los sexos y su posterior diferencia de género no es una consecuencia necesaria del proceso de la evolución humana?Al respecto la profesora Anne Campbell, psicóloga evolutiva en Durham (Norte de Inglaterra), considera relevante tomar en cuenta la constitución de la psique, como consecuencia de un largo proceso evolutivo, para entender la diferencia entre hombres y mujeres.Al respecto menciona lo siguiente:
__ Si las mujeres son las que dan a luz, amamantan y crían a los hijos, sería muy sorprendente que no hubiese algún tipo de mecanismo psicológico que les ayudase a cumplir sus tareas, y haciendo que esas labores resultasen placenteras para ellas. Así que rasgos femeninos como la empatía o el evitar confrontaciones peligrosas donde podrían resultar heridas; el evitar la exclusión social que podría alejarlas del grupo; son todas cualidades positivas que les permiten una mayor capacidad de sobrevivir, reproducirse y dejar hijos, que a su vez también puedan reproducirse.
Y sobre la diferencia que existe en función de las motivaciones para elegir tal o cual rama de estudio, menciona lo siguiente:
__ Sabemos gracias a muchos estudios psicológicos que una de las mayores diferencias sexuales se observa si pones a la persona en situación de estrés, diciéndoles por ejemplo: “En media hora les vamos a aplicar unas descargas eléctricas muy dolorosas”. Y preparamos el equipo diciéndole: “Tiene que esperar ¿Desea esperar solo o en compañía de alguien? Las mujeres elegirán estar acompañadas. Comúnmente los hombres bajo estrés “¡Quieren estar solos! ¡No quieren estar con nadie!”
__ Es por eso que las mujeres eligen la enfermería, la medicina, el trabajo social, la enseñanza. Todas esas áreas donde existe el intercambio cooperativo. Donde las mujeres parecen sentirse más a gusto. Por supuesto que hay superposiciones entre sexos. Algunas son enormes. Hay mujeres fabulosas en ingeniería, física o química, etc. Pero en esenciadiría que son intereses típicamente masculinos y menos femeninos.
__ Hoy sabemos que las diferencias de género en algunas áreas son muy importantes. Entonces me resulta difícil creer en esas sutiles diferencias en el tono de voz que utilizamos [se refiere a las mujeres], o la forma de contacto visual y cosas como ésas, pueden llegar a ejercer una gran influencia sobre los intereses, actividades o preferencias que muestran esos niños.
A pesar de la ojeriza a la que puedan llegar aquellos defensores del igualitarismo a través del discurso de género, cuando insistentemente intentan paliar las desigualdades entre hombres y mujeres a través de la “socialización” o, en su defecto, por el factor “cultural”. Anne Campbell menciona de manera contundente lo siguiente:
__ ¿De dónde surgen las diferencias del sistema reproductor entre hombres y mujeres? Estoy segura de que la respuesta de cualquier sociólogo sería: “De la evolución”. ¿Y qué es lo que dirige el nacimiento de las diferencias, lo responsable de la producción de hormonas y de péptidos que mantienen todo esto funcionando? El cerebro humano principalmente, a través del sistema endocrino. Para mí es muy difícil imaginar que la evolución haya operado sobre los sistemas reproductivos sin haber influido absolutamente en el cerebro, el órgano más complejo de nuestro cuerpo.
III
El dimorfismo sexual de nuestra especie. Tomado de aquí Pulse
Si los hombres y las mujeres son ya evidentemente desiguales por el dimorfismo sexual de nuestra especie, la desigualdad social y cultural que se ha generado entre ambos a lo largo de la historia de la humanidad no se debe sólo a la falta de la libertad de la que han carecido las mujeres o debido a la dominación del hombre sobre la mujer (como frecuentemente se sostiene para el caso del precapitalismo), sino a contundentes fundamentos biológicos que se expresan en la reproducción de la vida social a travésde la producción. Incluso en sociedades consideradas como modernas e igualitarias como el caso de Noruega la desigualdad entre hombres y mujeres es inevitable.
Por eso reparar en la diferencia cultural y social, que generalmente se establece en función del llamado “enfoque de género”, no debe obviar el fundamento biológico de la especie, patente no sólo a través del dimorfismo sexual, sino también explicita en la disposición y motivaciones que genera la estructura psíquica. Aceptar la desigualdad entre hombres y mujeres, a pesar de que sea algo tan evidente y de sentido común, no debe llevar a identificar a quien sostiene tal desigualdad, en función de la ciencia, se encuentre a favor del sometimiento de la mujer por el hombre. Como al parecer eso es lo que creen y asumen las feministas y algunos liberales al negar (o ignorar) el factor biológico que establece la desigualdad entre ambos sexos o géneros. En función del discurso de la igualdad de género o la igualdad ante la ley muchas veces se silencia u omite la desigualdad en función de la producción en el que el factor biológico se explicita.
Frecuentemente la recriminación y la censura que pesa sobre aquellos que sostienen ladesigualdad como una necesidad, no sólo natural, sino también social y cultural, entre hombres y mujeres, la ejercen los liberales y las feministas a través de los medios de comunicación en defensa de esa supuesta igualdad. Muchos de tales sujetos que se arrogan la lucha contra esadesigualdad (a la que llaman la desigualdad de género) frecuentemente apuntan a granjearse tal o cual rédito político, si están frente a cámaras o si escriben en los medios de comunicación de mayor circulación nacional o simplemente cuando escriben desde sus blogs, cuya intención evidente es influir en la opinión pública. Es decir, legitimar un discurso ideológico, a saber, el igualitarismo de género vuelto paroxismo. El caso de la España "monárquica" (aún) que ha sido gobernada por esa socialdemocracia, cuyos partidarios y simpatizantes reproducen y expresan límpidamente aquella ideología liberal, es un buen ejemplo hacia donde puede llegar ese paroxismo igualitario.
Asimismo si tales sujetos proceden o se encuentran vinculados al ámbito académico generalmente aceptan tal discurso ideológico, entre otras razones, para incrementar su capital cultural que les permitirá cierto posicionamiento no sólo ideal (como el ganarse algún respeto y cierta admiración) sino también un posicionamiento material (aquel discurso, en función de la agenda política contemporánea, les permite obtener el deseado financiamiento económico para sus programas, su activismo desinhibido y para aquellas investigaciones tan frecuentes que se realizan sobre la desigualdad de género). El haber alcanzado cierto posicionamiento material e ideal permite a aquellos sujetos conducirse sin problemas y sin crítica alguna cuando reproducen tal ideología. En el fondo tales sujetos reproducen aquel discurso ideológico sobre el igualitarismo de género para no desentonar u oponerse a la hegemonía que actualmente ejercen los discursos posmodernos a través del relativismo cultural. Ese relativismo cultural posmoderno, al que se han sumado muchos de ellos y que explicitan mediante su retórica, desde hace algunos años viene pautando los estudios sobre la sociedad, la cultura y la política de manera retórica. O, en algunos casos, muchos de tales sujetos, simplemente aceptan y reproducen tal discurso ideológico para quedar bien con su mujer o con su novia, mientras que en privado y entre amigos no tienen reparos en expresar con sinceridad la exageración y el infantilismo a que llega el igualitarismo de género fuera del ámbito político.
En el discurso de género, en consonancia con la retórica posmoderna, frecuentemente se alude a la “complejidad” (de la sociedad) y a señalar de modo concluyente que “todo es una construcción” (y que al ser enunciada tan sueltamente recuerda metafóricamente la experiencia del albañil) para sostener sus principios (principios liberales). En muchos casos se arrogan la diferencia, tal como la entienden, de la ciencia social para contraponerse a la ciencia en general, a pesar de que la ciencia es una sola en función del conocimiento científico. Y en el peor de los casos no tienen reparos en apelar a la sofistería, a la retórica manida o a la descalificación peyorativa. Al respecto en el referido documental, las respuestas que dan los que animan los Estudios de Género en Noruega, ante la contundencia del enfoque científico, son un buen ejemplo hacia donde apuntan tales estudios. Cathrine Egeland sólo atina a mencionar con evidente nerviosismo lo siguiente:
__ ¿En qué fundamento científico te apoyas para decir que la biología no juega ningún papel en las distintas elecciones profesionales de hombres y mujeres?
__ ¿Mi fundamento científico? Eeeeeh… Tengo bastante de eso que se podría llamar “punto de vista teórico”. Creo que ahí no hay lugar para la biología. O sea, eeeeh… eso, si, yo creo que son las ciencias sociales las que deben refutar el pensamiento basado en que las diferencias humanas son eeeh… si, eso… biológicas pues.
Asimismo el otro investigador en Estudios de Género, como Jurgen Lorentzen sólo atina a la sofistería y a contradecirse a si mismo
__ Pero cuando dices que no hay diferencias innatas entre chicos y chicas que expliquen sus distintos intereses ¿en qué te basas?
__ Tengo que apoyarme en la ciencia para intentar explicar cómo son las cosas y qué relación hay entre ellas. Hasta el momento es incapaz de probar que haya un origen genético en las diferencias de género.
__ ¿No? pero…
__ ¡Aparte del sistema reproductivo!
__ Pero tú no reconoces que estos estudios muestran de alguna manera…
__ No, porque les falta un vínculo, tienen un eslabón perdido
__ Si, pero ¿cómo puedes saber que no es innato? No lo entiendo.
__ No, yo digo, que cuando ellos tengan la certeza.
__ No, tu haz dicho que no hay diferencias innatas importantes en cuanto a sentimientos, intereses y todo eso ¿Cómo sabes que no existen?
__ Digamos que mi hipótesis es que no existan diferencias, porque la ciencia no ha demostrado que haya alguna. Entonces me debo basar en ese nivel de conocimiento.
__ ¿Tú supones que no hay diferencias hasta que se demuestre lo contrario?
__ Si, por ejemplo.
Parte del enfoque científico presentado en el documental sobre la paradoja de la igualdad, recuerda y refuerza lo que ya hace muchos años (en 1973) el sociólogo Steven Goldberg sustentó al respecto de la inevitabilidad del patriarcado. Tal inevitabilidad se sustentaba ensu universalidad como un hecho histórico y cultural, así como el factor hormonal expresado a través de la agresividad, el orden social basado en la diferencia de los sexos, la reproducción del poder en función de aptitudes cognoscitivas estrechamente vinculadas a la determinación del sexo, y la producción de la sociedad en función del conocimiento.
En consonancia con el enfoque científico resulta necesario reconocer y divulgar que asimismo como ha sido y es inevitable el patriarcado, resulta también inevitable, con mayor razón, la desigualdad entre hombres y mujeres en función del hecho biológico expresada a través de la producción y la evolución de la especie.
Juan Archi Orihuela
Lunes, 03 de junio del 2013.
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[1] Ahí los videos para ver el documental completo. O también puede ir a los siguientes enlaces, Parte 1 Aquí Parte 2 Aquí