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Fecha Publicación: 2023-09-21T08:29:00.001-07:00

LOS 450 AÑOS DEL MONASTERIO DE LA CONCEPCIÓN EN EL PERÚ Y SU FUNDADORA INÉS MUÑOZ

José Antonio Benito

El Monasterio de la Concepción celebró 450 años de su llegada al Perú, bajo la Orden de la Inmaculada Concepción con una solemne eucaristía celebrada por Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y concelebrada por Monseñor Norberto Strotmann, Obispo de Chosica, en la Catedral de Huaycán el pasado 16 de setiembre del presente 2023. Les comparto información acerca de la fascinante trayectoria histórica de su fundadora y celebro el jubileo de tan fecunda institución. Agradezco el libro entregado “Breve historia del Monasterio de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de la Ciudad de los Reyes, 1573-2023” (Monasterio de la Concepción de Lima, 2023, 50 pp), cuya autora es la Dra. Liliana Pérez Miguel, burgalesa en Perú, docente en la PUCP, quien ha investigado como nadie sobre la institución y la fundadora como puede comprobarse en su excelente tesis doctoral adaptado a libro "Mujeres ricas y libres". Mujer y poder: Inés Muñoz y las encomenderas en el Perú (s. XVI). Sevilla (2020):  Editorial Universidad de Sevilla (Colección Americana, n.º 72).

 

Inés Muñoz nació en Castilleja del Campo (Sevilla), alrededor de 1510.  De origen campesino, no sabía leer ni escribir[1]. Se casó en primeras nupcias con Francisco Martín de Alcántara, natural de Castilleja del Campo y hermano materno de Francisco Pizarro; los dos se unieron a la expedición de Pizarro con destino a Panamá, y posteriormente Perú, que partió de Sevilla el 26 de enero de 1530. Durante el largo y penoso trayecto en barco fallecieron las pequeñas hijas de la pareja, Ángela y Bárbola.

Tras su llegada a Panamá, Inés y su esposo se establecieron en la casa de Francisco Pizarro y le apoyaron en varias labores hasta que en 1530, Francisco Martín de Alcántara se unió a la expedición del futuro conquistador del Perú. Inés Muñoz permaneció en Panamá hasta que su esposo regresó en busca de refuerzos para la conquista. Fue entonces, que Inés le acompañó a Perú convirtiéndose en la primera española casada que entraba en dichas tierras.

El 18 de Enero de 1535, doña Inés estuvo presente en la fundación de la Ciudad de los Reyes- actual ciudad de Lima. Ella y su esposo participaron en el primer reparto de solares realizado pocos días después de la fundación de la ciudad adquiriendo, de este modo, el estatus de pobladores. La pareja ubicó su casa principal en una esquina contigua a la casa del Gobernador Francisco Pizarro.

Desde su llegada a Perú, doña Inés percibió la carencia de elementos básicos imprescindibles en la vida cotidiana tales como el trigo, el aceite, o los animales de crianza habituales en las tierras de Castilla. Quizás, empujada por la necesidad, o por su deseo de asegurar y mejorar su estancia en el nuevo continente, introdujo varios de estos elementos. Así, según narra el cronista Bernabé Cobo, Inés Muñoz, habría sido la primera en introducir el trigo en el Perú, alrededor del año 1535. También es considerada la responsable de la introducción de la mayor parte de las frutas españolas en el Perú y de los primeros olivos. Dichos árboles y plantas debieron estar ubicados en la denominada “Huerta Perdida” que albergaría, además de los citados olivos, higos, melones, naranjas, pepinos, duraznos y otras frutas desconocidas hasta entonces en el Perú. Tales aportes figuran en la cartela que corona un retrato de doña Inés, que actualmente se encuentra en el Monasterio de la Concepción de Ñaña.

Tras su llegada al Perú, su esposo fue beneficiado con varias encomiendas por parte del ya gobernador Francisco Pizarro. Gracias a sus encomiendas, don Francisco Martín y a su esposa llegaron a ser una de las personas más acaudaladas y privilegiadas de la Ciudad de los Reyes. Incluso Inés Muñoz adquirió el derecho a utilizar el título de  doña, algo muy significativo ya que ponía de relieve su nuevo elevado estatus.

Doña Inés fue la responsable de la crianza y educación de los hijos mestizos del marqués Francisco Pizarro, de modo especial  a partir del 26 de Junio de 1541, cuando su cuñado -Francisco Pizarro-, y su esposo -Francisco Martín de Alcántara-, fueron  asesinados por la facción rival de los almagristas, en el contexto de las guerras civiles del Perú. En ese trágico momento, doña Inés tuvo el valor de recoger los cadáveres de su marido y de su cuñado y los llevó a enterrar a la iglesia sin la ayuda de ningún español “por el miedo que tenían a Diego Almagro el Mozo”. Asimismo, en un intento de proteger la vida de dos de sus sobrinos- doña Francisca  y Gonzalo Pizarro-, los escondió en un convento. Pocos días después, el 12 de Julio de 1541, doña Inés compareció junto con el pequeño Gonzalo Pizarro de apenas seis años de edad, ante el Alcalde y Concejo de la Ciudad de los Reyes en posesión del testamento cerrado y sellado de Francisco Pizarro, exigiendo su apertura y cumplimiento de sus mandas. Asimismo, como tutora temporal de sus sobrinos y viuda, exigía justicia por los crímenes acaecidos y protección para el pequeño Gonzalo, a su entender el único y legítimo heredero de Francisco Pizarro. Tras ser desestimada su petición y ante el evidente peligro que corrían permaneciendo en la Ciudad de los Reyes, doña Inés huyó con los niños con destino a Tumbes en la costa norte del Perú.  Para ello vendió las pocas joyas que había logrado rescatar tras el ataque en Lima. Una vez en Quito, pudo reunirse con el Licenciado Vaca de Castro que había llegado por encargo del Emperador Carlos V para pacificar el territorio. Tras unirse a su séquito regreso de nuevo a la Ciudad de los Reyes.

Tras el asesinato de su esposo heredó sus encomiendas, como la del Valle del Mantaro, donde estableció en 1545 el primer obraje del Perú conocido como “La Sapallanga”. Hacia 1545, doña Inés contrajo segundas nupcias con don Antonio de Ribera, conocido miembro del Cabildo y Caballero de la Orden de Santiago, Procurador General de los Encomenderos,  dos veces alcalde de la Ciudad de los Reyes, y curador de doña Francisca Pizarro  desde 1547 a 1553.Fruto de este matrimonio fue su hijo Antonio de Ribera “el Mozo”, quien heredó sus encomiendas, contrajo matrimonio en dos ocasiones y falleció tempranamente y sin descendencia.

Inés Muñoz introdujo en el Perú el trigo, los olivos, las naranjas, los melones, las higueras, los melocotones y toda suerte de hortalizas, pues aunque llegó al Perú como conquistadora, salió de Sevilla como campesina y acabó de monja en Lima.

Tras la pérdida de su único hijo legítimo, su madre, tomó la decisión de fundar un Monasterio en advocación a Nuestra Señora de la Concepción, con el objetivo de servir a Dios y de ayudar a las hijas de conquistadores pobres que estaban tan abandonadas. El  2 de Julio de 1573, a la edad de 80 años aproximadamente, se presentó ante el Arzobispo Fray Jerónimo de Loayza, expresándole su deseo de instituir un Monasterio “en el que ella misma se había de encerrar”, logrando la fundación el 15 de Septiembre de 1573. Tomaron el hábito las dos fundadoras, ella misma y su nuera María de Chávez, con once jóvenes más. Ella profesa el 8 de diciembre de 1582 de manos de santo Toribio, quien también fue testigo de su testamento poco antes de su muerte. Dos años después, en 1584, fue elegida abadesa hasta su muerte en 1594. Sobre su sepulcro se grabó esta elocuente inscripción: “Este cielo animado de breve espera/ depósito es de un sol que en él reposa/ vel sol de la gran madre generosa/doña Inés de Muñoz y de Rivera”.

El Monasterio de la Concepción fue dotado de un numeroso patrimonio compuesto por las casas que la fundadora tenía en la plaza principal, la denominada “Huerta perdida” y varias propiedades en las afueras de la Ciudad de los Reyes. Además Doña Inés al realizar la dotación reservó la renta del obraje de “La Sapallanga” para el mantenimiento del Monasterio.

El monasterio se ubicó en unas casas del centro limeño de propiedad de su fundadora Inés Muñoz de Ribera, en lo que hoy es la tercera cuadra de la avenida Abancay. Con los años, gran parte de la propiedad fue expropiada para construir el Mercado Central (1847) y un siglo después dio paso a la ampliación de la misma avenida Abancay (1947), perdiendo su edificación original y muchos de sus bienes muebles artísticos.

El monasterio se trasladó a la localidad de Ñaña, distrito de Lurigancho, el 12 de diciembre de 1984. Gracias a las gestiones de la Abadesa Sor María Mercedes de San José, quien vino como misionera desde su tierra de Cestona (Guipúzcoa, España), pertenece actualmente a la Diócesis de Chosica.

El primero de enero de este año las MM. Concepcionistas recibieron la Bendición apostólica de manos del Papa Francisco y la Orden de la Inmaculada Concepción, y su actual Abadesa Norah Gaona Obando, recibió el 18 de enero de 2023, en la 124 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Peruana, la medalla de oro “Santo Toribio de Mogrovejo” por sus 450 años de presencia al servicio de la Iglesia en el Perú.

La Catedral San Andrés de Huaycán estuvo repleta de fieles durante la Sagrada Eucaristía de celebración por los 450 años de fundación del Monasterio de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora, presidida por Monseñor Miguel Cabrejos, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y concelebrada por Monseñor Norberto Strotmann, Obispo de Chosica; el Padre Guillermo Inca Pereda, Secretario General de la CEP, y sacerdotes de dicha Diócesis.

Buena oportunidad para dar gracias por tan singular don y unirnos en oración para que el Señor las siga bendiciendo con nuevas y santas vocaciones.

Bibliografía

COBO, Bernabé, Historia de la Fundación de Lima, Biblioteca de Autores Españoles, Obras del Padre Bernabé Cobo de la Compañía de Jesús II, Estudio Preeliminar y Edición del P. Francisco Mateos.

PEREZ MIGUEL, Liliana Encomenderas en Perú en el Siglo XVI. El caso de Doña Inés Muñoz como pobladora, encomendera, fundadora y abadesa en la conquista e inicios del virreinato, Tesis doctoral, Universidad de Burgos, 2014. Liliana Pérez Miguel "Mujeres ricas y libres". Mujer y poder: Inés Muñoz y las encomenderas en el Perú (s. XVI). Sevilla (2020):  Editorial Universidad de Sevilla (Colección Americana, n.º 72)

https://www2.ual.es/ideimand/ines-munoz-de-ribera-emigrante-a-indias-h-1510-h-1594/

ROSTWOROWSKI, María, Doña Francisca Pizarro, una Ilustre Mestiza. 1534-1598, 3ª ed, Lima, IEP, 2003.

VARGAS UGARTE, Rubén, Un monasterio Limeño, Lima, Sanmarti, 1960.

VVAA (Amaya Fernández, Margarita Guerra y otras) La mujer en la conquista y la evangelización en el Perú. Lima 1550‑1650 PUCP‑UNIFE, Lima 1997, (Biografía de Inés Muñoz, 599-602)

https://dbe.rah.es/biografias/98502/ines-munoz

https://es.wikipedia.org/wiki/In%C3%A9s_Mu%C3%B1oz_de_Ribera

https://elmontonero.pe/columnas/ines-munoz-conquistadora-gourmet-y-beata

https://sevilla.abc.es/cultura/sevi-ines-munoz-conquistadora-monja-clausura-202106190205_noticia.html

https://noticias.iglesia.org.pe/cientos-de-fieles-celebraron-los-450-anos-del-monasterio-de-la-concepcion-en-la-catedral-de-huaycan/

Retrato de doña Inés Muñoz de Ribera como abadesa del Monasterio de la Concepción de la Ciudad de los Reyes como abadesa del Monasterio de la Concepción de la Ciudad de los Reyes. Realizado aproximadamente en 1599, por el pintor Mateo Pérez de Alesio. Fuente: AHMCL



[1] Nunca llegaría a escribir el pretendido diario que sin investigación precisa se le ha querido atribuir. Agradezco la puntual corrección a la Dra. Liliana Pérez, quien ha investigado el asunto con precisión. 

 


Fecha Publicación: 2023-09-17T14:30:00.000-07:00

EL SANTUARIO DE POMALLUCAY Y SANTO TORIBIO MOGROVEJO

José Antonio Benito

La denominación de Pomallucay, proviene de dos voces en quechua Poma= Puma (animal felino) y Llocay= Trepar, en consecuencia y con el paso del tiempo adoptó la denominación de Pomallucay que significa trepado sobre el puma. Se ubica en el pueblo ancashino de Pomallucay, distrito de San Luis, provincia de Carlos Fermín Fitzcarrald. Eclesiásticamente, pertenece a la jurisdicción de la Diócesis de Huari, por medio de la parroquia de San Luis. Se localiza a 20 minutos de San Luis, 1 hora de Chacas, y a 5 horas de Huaraz.

Visitaba el Santo la zona para celebrar el Sínodo de Piscobamba, cuando se hospedó cerca del lugar actual del santuario del Señor de Pumallucay y que en aquel tiempo era ocupada por una laguna con totorales. El Santo mandó que los peones amarraran las acémilas cerca de la laguna, donde había monte y pasto en el sitio llamado Yanapoma. Cuando, al día siguiente, los arrieros bajaron a por las acémilas no las encontraron sino sus restos devorados por los pumas.  Cabe señalar que este animal es conocido también como león andino o puma concolor (nombre científico), es el segundo felino más grande de América y el cuarto en el mundo, después del león, tigre y jaguar, caracterizado por ser ágil, huidizo, silencioso y fuerte, evitan enfrentamientos con animales y personas; los machos pueden alcanzar los 100 kilogramos de peso, mientras que las hembras llegan hasta los 64 kilogramos; es capaz de realizar saltos de hasta 6 metros de distancia, mientras que los verticales llegan a superar los 10, esto gracias al gran tamaño de sus patas traseras; no ruge, emite sonidos muy parecidos al de un ronroneo, sus patas delanteras tienen 5 dedos cada una, mientras que las traseras solo cuentan con 4 dedos cada una.

Al enterarse del grave perjuicio, Santo Toribio, en unión de los pobladores buscó afanoso a los animales que ubicó dormidos tras el opíparo banquete proporcionado por las mulas del Santo.  El santo arzobispo no permitió que los enardecidos pobladores  matasen a los felinos, sino que se acercó a los pacíficos pumas, los acarició, y como si fuese un milagro, los feroces pumas se comportaron como gatitos indefensos. El Prelado, amante de los animales, los bendijo y amansó cargando todo su equipaje en sus lomos como si de dos mansos borricos se tratase.

También cuenta la tradición, que el Cristo de la mirada triste fue traído por los españoles y dejado en abandono en un oconal (lugar húmedo o parcialmente anegados o pantanoso) posteriormente encontrado por un poblador, que, según él, se le aparecía en sus sueños y le mencionaba  que le construyan una iglesia. Su apariencia generó un sentimiento religioso muy importante, por lo que la comunidad de ese entonces decidió construirle una capilla techada con ichu y posteriormente  decidieron trasladarlo, cuenta que constantemente regresaba al mismo lugar de siempre, tras muchos intentos al fin el Señor de Pomallucay decide quedarse en su capilla.

Al llegar a Pomallucay, lo primero que se observa es la inmensa e imponente cúpula que da la bienvenida a todos los visitantes, la estética del santuario es realmente impresionante. En su interior se observa el techo, las columnas, vitrales y los trabajos en madera con el sello único de los trabajos realizados por la familia Don Bosco que contó con la iniciativa de su fundador el querido P. Hugo de Censi, que quiso dotar al santuario de lo mejor de la arquitectura renacentista, evocando la  basílica San Pedro de Roma en el Vaticano. Fue construido entre 1995 y 1997 por voluntarios de la Operación Mato Grosso y vecinos del lugar, liderados por el párroco de Chacas, Ugo de Censi y el obispo de HuariDante Frasnelli. El plano y parte de la dirección arquitectural, por quien fuese obispo de Huari, arquitecto Ivo Baldi. Todo el trabajo de maderaje y decoración fue llevado a cabo por los artesanos y alumnos de la Escuela Taller Don Bosco, así como por obreros calificados de las provincias cercanas y voluntarios italianos.

Fiel a su estilo caritativo, construyó la Casa Santa Teresita, lugar donde muchos jóvenes, realizan trabajos de voluntariado y cuidan a los más necesitados, ancianos, discapacitados y a personas de escasos recursos económicos.

La festividad principal se inicia el 14 de setiembre, fecha especial para muchos feligreses que asisten a la fiesta del Cristo crucificado, provenientes como romeros de diferentes pueblos y provincias de Pomabamba, Mariscal Luzuriaga, Carhuás, Huaraz, Yungay, Asunción, Huari, de los poblados de Carlos Fermín Fitzcacrald. De igual modo, peregrinan en los días de la Semana Santa. Los devotos inician la romería en Acorma y culminan en el propio Santuario de Pomallucay con la celebración de una misa multitudinaria y una gran escenificación de la vida, pasión y muerte de Jesús de Nazaret.

En sus instalaciones funciona el Seminario de Pomallucay, fundado en 1995. Es uno de los seminarios salesianos más importantes del Perú, cuyos sacerdotes egresados son puestos en misión en BoliviaBrasil, y diversas provincias peruanas.

Existe una tradición vinculada con el Santo, cerca de Piscobamba, en el lugar llamado Yishpaj  por haber hecho brotar buena agua de una parte muy alta para regar el valle de Llacma o Gagananin. Como el Santo se dirigiese a pie de Pomallucay a Piscobamba y subiese fatigosamente en pleno sol de Llacma a Llumpa, se encontró con una mujer que llevaba un cántaro de agua. El prelado le solicitó por amor de Dios un poco de agua para sus acompañantes y para él mismo; la mujer se negó debido al mucho sacrificio que le costaba por traerla de un lugar muy lejano. Los caminantes reanudaron resignados la marcha y volvieron a encontrarse con otra mujer que accedió a la petición de calmar su sed. Santo Toribio, conmovido por la bondad de la mujer, le dijo: Desde ahora no tendrás que seguir sufriendo por tu agua y con el báculo golpeó la roca de donde brotó instantáneamente agua para beneficio de todos los moradores de la zona.

FUENTES:

https://perudesconocido.pe/ancash/carlos-f-fitzcarrald/pomallucay-san-luis-ancash.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Santuario_del_Se%C3%B1or_de_Pomallucay

GALBUSERA, Ambrogio: "El Melancólico Rostro- Pomallucay" (1996). Edición de la Prelatura de Huari.


Fecha Publicación: 2023-09-15T14:54:00.000-07:00

P. Fr. José de Figueroa, OSA (Lima 1626-1705)(1)

José Antonio Benito

Sacerdote agustino, natural de León de Huánuco. Conocemos por el proceso de beatificación de santo Toribio que declaró el 11.5.1690, que sus padres fueron Bernabé de Castañeda y Figueroa y María Samilla, 64 años, que fue maestro de profesos, subprior, maestro de novicios en la Recolección de Nuestra Señora de Guía , tres veces provincial, cuatro de novicios en el convento grande y prior del dicho convento de la Recoleta, visitador del convento de Huánuco, prior de Potosí, vicario provincial de aquella provincia, maestro graduado por Teología Pontificia de San Ildefonso de Lima. Se proclama devoto de Toribio Mogrovejo, sobre todo al ser testigo de la curación milagrosa del Licenciado D. Antonio de Ávila, presbítero, que sirvió para que la hermandad del Refugio de enfermos incurables se cambiase con el nombre de Casa del Refugio hospital del Beato Toribio Mogrovejo[2].

En la espiritualidad de la orden agustiniana del protomártir peruano Fray Diego de Ortiz y el siervo de Dios prelado Agustín López de Solís, destaca por su celo caritativo  fundando una cofradía de clérigos seculares y el hospital del Refugio, de acuerdo con una  revelación de Cristo Pobre, que le dijo "tú eres mi refugio en esta tribulación", lo que le llevó a fundar el hospital Refugio de Incurables. La aparición de Cristo Pobre al siervo de Dios Fray José de Figueroa se halla en el tercer tomo de la Crónica Agustiniana escrita por el religioso de la Orden en aquella misma época del suceso, Fray Juan Teodoro Vázquez.

Refiere el citado cronista que habiéndose llamado al Padre Maestro Fray José de Figueroa, siervo de Dios, para que auxiliase a una mujer del pueblo que se encontraba en el último trance de la vida, acudió presuroso al desempeño de su ministerio; y al retirarse de la habitación escuchó lastimeros quejidos que salían de un muladar inmediato. Acercóse el sitio y vii tendido en ese asqueroso suelo a un hombre joven aún, a quien preguntó prontamente y apenado: ¿qué le pasa hermano de mi alma?

-Mi gran pobreza contestó afligido el enfermo, y la calidad de mis males que son incurables, me han colocado en este desamparo, y no se me permite otro lugar de reposo.

Anegado en lágrimas el buen sacerdote ofrecióle al desdichado sujeto, entre palabras de consuelo, todo lo que pudiera necesitar; y al ver que por la suma debilidad en que se hallaba y los agudísimos dolores que padecía, no podía caminar, lo levantó con sus brazos y sin sentir el peso de la carga llevólo a su Convento, y cariñosamente lo puso en su propia cama. Preparó en seguida agua para lavarle los pies, suponiendo que los tuviese desaseados, pero al descubrirlos los vio más limpios y blancos que la nieve, y en cada empeine una llaga bermeja y resplandeciente».

Abrasado en las llamas de puro y ardiente amor, el religioso levantó la cabeza para ver el rostro del enfermo, y éste con tierna y dulcísima Voz le dijo: "Tú eres mi refugio en mi gran tribulación, tal es la que padecen los pobre enfermos incurables, que son los que más vivamente representan en este mundo mis trabajos" Y seguidamente desapareció[3].

Según la crónica agustiniana de Fray Juan Teodoro Vázquez, Fray José sale a las calles a «solicitar limosnas para los pobres» con autorización de sus Prelados; compra una silla de manos y con dos robustos jornaleros, se dedica a recoger los enfermos que no se curaban en sus casas y no tenían fuerzas para acudir a los hospitales; conduce a enfermos que recogía hasta «un lugar destinado a sus alivio.  La campanilla que hacía sonar «penetraba lo más retirado de las Casas y tenía por eco el clamor de muchos dolientes desamparados»

Se estimaba en la Ciudad imposible de hacer el Refugio, en razón de su costo elevado y la carencia de rentas del religioso agustino. Sin embargo al P. Figueroa confiaba que «Dios moverá el corazón a un caballero muy rico para hacer esta obras». Llega a sus oídos que el rico comerciante don Domingo de Cueto estaba muy enfermo, «el último vale de su vida». El P. Figueroa visita a Don Domingo y le pide en su lecho de enfermo, que si quiere sanar se acuerde de sus pobres enfermos. En nueva visita, tres días después, el P. Figueroa estimula su decisión para visitar juntos ocho días después, la obra de los enfermos; cesa la calentura ética de don Domingo, ingiere alimentos sólidos y se recupera notablemente, con asombro de los médicos y personas que lo rodean.

También ingresaron al Refugio de Incurables numerosos llagados y paralíticos por mediación del P. Figueroa. Escribe el P. Vázquez que «c𝑢𝑎𝑛𝑡𝑜 𝑝𝑜𝑛í𝑎 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑠𝑖𝑒𝑟𝑣𝑜 𝑑𝑒 𝐷𝑖𝑜𝑠. 𝐴𝑙 𝑝𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑏𝑟𝑎𝑠𝑎, 𝑙𝑜 𝑠𝑜𝑙𝑡𝑎𝑏𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑓𝑢𝑒𝑠𝑒 𝑐𝑎𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑎𝑑𝑜, 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑢𝑒𝑔𝑜𝑠». Parece que su frase predilecta convertida en slogan de la Casa era "amemos mucho a Dios". saludo   

Uno de los prodigios conocidos fue evitar el suicidio de una negra soltera que había quedado embarazada sin estar casada y veía ningún futuro esperanzador por lo que quería quitarse la vida con un cuchillo. Al verla el P. José la increpó  y le dijo: "María, entrégame ese cuchillo que llevas oculto". Había conseguido descubrir el arma sin verla y de esta forma pudo impedir el acto criminal.[4]

Se cuenta de él el don de profecía pues ocho meses antes del terremoto de 20 octubre 1687, el Venerable religioso profetizó los dos grandes sismos y que causarían graves daños a Ia Ciudad

De la popularidad y santidad de nuestro protagonista da fe el Diario de Noticias 1700-1705 de LIMA que le dedica una significativa nota con motivo de su muerte el 15 de noviembre de 1705 y su entierro el 18 :

"Enterróse este día en su convento de San Agustín el gran siervo de Dios y venerable Padre Maestro Fray Joseph de Figueroa, natural de la ciudad de Huánuco, de más de 80 años de edad, conocido y venerado en Lima por el padre del Amor de Dios, porque así lo enseñaba a todos y les encendía los corazones con sus exhortaciones continuas en la santa capilla del Santo Cristo de Burgos y en todas partes donde entraba; grande padre de pobres y fundador del Hospital del Refugio para los incurables; de heroicas virtudes, eximia caridad, humildad profunda y mortificación portentosa; ilustrado y favorecido con singulares maravillas del cielo. Estuvo 4 días su venerable cuerpo tratable y flexible, desde el día 15 a las 3 de la mañana, en que murió, hasta el día 18 por la tarde, en que fue su entierro, expuesto a la veneración del gran gentío que concurrió a verlo y a tocar reliquias. Asistió a su depósito la Real Audiencia y todos los tribunales, y celebró los oficios del venerable deán y Cabildo. Concurrencia igual el día 26, en que predicó a sus honras el M. R. P. M. fray Francisco de Figueroa, con especialísimo acierto y elección en la ponderación de sus virtudes y favores"[5].



[2] AAL, Sección Causas Canonización. Tomo XVII: Santo Toribio, ff. 300-302v  

[3] Miguel RABÍ CHARA Hospital Refugio de Incurables Santo Toribio de Mogrovejo de Lima" Evolución Histórica

[4] Rafael SÁNCHEZ-CONCHA B., Santos y Santidad en el Perú Virreinal, V&E, Lima, 2003, p.219

[5] FIRBAS, P. P., RODRÍGUEZ GARRIDO, J. A. (Eds.) (2017). Diario de noticias sobresalientes en Lima y Noticias de Europa (1700-1711), Volumen 1 (1700-1705). Instituto de Estudios Auriseculares. http://hdl.handle.net/11354/1671 p.51 p.2


Fecha Publicación: 2023-09-14T14:38:00.001-07:00

P. Miguel de Ribera (1600-1680)

Sacerdote oratoriano o filipense, nace en Trujillo. Atraído por el señuelo de la plata de Potosí, viajó hasta la rica ciudad del Alto Perú. Desengañado del mundo material, se dirige a La Paz donde siente el llamado de Dios y de ingresar en el Seminario como sacerdote. Tras su ordenación presbiteral dirige un colegio de primeras letras. Gracias a su voz privilegiada y excelentes dotes musicales fue invitado por su amigo el Padre Agustín Negrón, canónigo de la catedral de Lima, para ser director de canto de la catedral.

Entra en contacto con el venerable jesuita P. Francisco del Castillo a través de la Escuela de Cristo y despierta en él un celo ardiente por servir al prójimo, repartiendo los mil pesos que recibía como sueldo entre los más necesitados. Lleva una vida austera y penitente, acogiéndose al hospital de San Pedro para sacerdotes. Fue allí donde conoció al padre Alonso Riero de Pastrana que desde 1671 estaba en proceso de fundar el instituto de San Felipe Neri en el Perú, uniéndose al mismo. Años más adelante, el arzobispo Monseñor Juan de Almoguera (1674-1676) les otorga la licencia para vivir en comunidad. El Padre Miguel se siente identificado con el carisma y la espiritualidad de los oratorianos, especialmente por el cultivo de la música sagrada, la prédica y el apostolado de la confesión. Será en este ministerio en el que destacará el P. Ribera ya que destinará toda la mañana a atender a todo género de personas, especialmente a las más desorientadas; de hecho su biógrafo Francisco Antonio de Montalvo refiere que atendía con "mayor aplicación al consuelo de los más pobres indios y despreciados negros". Ello no quita para que otros muchos, aventajados en virtud como el propio arzobispo Juan de Almoguera, lo eligieran también como confesor y director espiritual. Tras el almuerzo compartía sus alimentos con los pordioseros y por la tarde visitaba conventos de religiosas o beaterios. Como otro san Felipe Neri, fundador de su congregación, gozaba con los niños a quienes catequizaba con simpatía. Al anochecer retomaba el ministerio de la confesión y dedicaba largo tiempo a la adoración eucarística. Sensible a la problemática ciudadana logró la reconciliación de dos familias que se odiaban a muerte.

Partió para la patria celestial el 1 de febrero de 1680.

La Congregatio Oratorii Sancti Philippi Nerii es una sociedad de Vida Apostólica conformada por sacerdotes seculares y seglares que viven en común, sin votos religiosos, iniciada por san Felipe Neri, en las inmediaciones de la iglesia romana Santa María in Vallicella. El papa Gregorio XIII la erigió en 1575 con la bula «Copiosus in misericordia Deus», y su característica es que sus sacerdotes tienen el compromiso de seguir el modelo fundado por san Felipe Neri. Popularmente conocido como el santo de la Alegría y Apóstol de Roma nació en Florencia (Italia) el 21 de julio de 1515 y falleció el 26 de mayo de 1595 en Roma; fue canonizado en 1622.

La fundación se llevó a cabo en San Girolamo, en Roma, donde sus discípulos se reunían para la instrucción espiritual mediante conferencias. En 1564 se hizo cargo de la iglesia de los Florentinos, donde sus discípulos sacerdotes celebraban la Misa y predicaban cuatro sermones diarios, intercalados con himnos y devociones populares. El trabajo de once años en San Juan demostró que la nueva congregación necesitaba una iglesia propia y vivir bajo una regla definida. Obtuvieron del Papa la iglesia de Santa María in Vallicella, hoy conocida como la Chiesa Nuova, donde la congregación fue erigida por Gregorio XII el 15 de julio de 1575. La nueva comunidad debía ser una congregación de sacerdotes seculares viviendo bajo obediencia, pero sin ningún voto que los atara. Otra característica del instituto fue el hecho de que cada casa era independiente.

La regla, una recopilación de la forma de gobernar de San Felipe, no fue escrita sino hasta diecisiete años después de su muerte, y fue finalmente aprobada por Pablo V en 1612. La admisión a la congregación también se realiza por elección y el candidato debe ser "natus ad institutum," tener entre 18 y 40 años de edad y tener los suficientes ingresos como para mantenerse. El noviciado dura tres años y es probablemente así de largo para probar firmemente la vocación a un instituto sin votos. Concluyendo los tres años, si el novicio es aprobado, se convierte en un padre trienal y miembro de la congregación, pero no tiene voto electivo sino hasta que cumple sus diez años. La expulsión se realiza por una mayoría de dos tercios de los votantes. A ningún miembro se le permite aceptar cualquier dignidad eclesiástica. Se establecieron también regulaciones para el vestir, modo de vida en la comunidad y para el refectorio. El instituto tiene tres objetivos: oración, predicación y los sacramentos. "Oración" incluye un cuidado especial en la realización de los oficios litúrgicos, estando los padres presentes en coro en las fiestas principales, así como acudir a las devociones populares diarias. Los "Sacramentos" implican su frecuente recepción, la cual había caído en desuso en tiempos de la fundación del Oratorio. Para este propósito, uno de los padres debe haber siempre en el confesionario y todos estar presentes para confesar en vísperas de fiestas. La forma de dirección como fue enseñada por San Felipe es ser amable, más que severo, y las faltas muy graves deben ser tratadas indirectamente. "Una vez que un poco de amor logra entrar en sus corazones," dice San Felipe, "el resto vendrá solo."

La "Predicación" comprende cuatro sermones diarios. Los sermones en el oratorio eran discursos simples y familiares; el primero una exposición de algunos puntos de la lectura espiritual que había precedido, y por lo tanto impromptu; el siguiente sería sobre un texto de la Sagrada Escritura; el tercero sobre historia eclesiástica y el cuarto sobre vidas de los santos. Cada sermón duraba media hora, al cabo de la cual sonaba una campana y el predicador se callaba de inmediato. La música, si bien popular, era de alto nivel. Palestrina, un penitente del santo, compuso muchas de las laudes que se cantaban. Su excelencia excitó la admiración de los extranjeros. John Evelyn en su diario, el 18 de noviembre de 1644, habla de sí mismo como embelesado con el sermón de un niño y los servicios musicales del Oratorio de Roma. Animuccia, maestro de coro en San Pedro, asistía constantemente para guiar el canto. En cercana conexión con el Oratorio está la Hermandad del Pequeño Oratorio, una confraternidad de clérigos y laicos, primero formados por los discípulos de San Felipe, quienes los juntaban en su cuarto para oración mental y Misa los domingos, visitaban en turno un hospital diario y se disciplinaban en los ejercicios de la pasión los viernes. Hacían juntos la visita de las siete casas, especialmente en tiempo de carnaval y su devoción y actitud de recogimiento convirtieron a muchos.

Poco después, en 1681 viajó el P. Alonso Riero a Madrid y a Roma para lograr la aprobación de la congregación, tal como había sugerido el nuevo arzobispo don Melchor de Liñán y Cisneros. Será una Real Cédula de 1683 la que permite agregar el Hospital de San Pedro al Oratorio y el Papa Inocencio XI quien autoriza la erección del Oratorio en Lima y la adjudicación del hospital al mismo. Aunque el Hospital siguió decayendo en picado, la Congregación del Oratorio se mantuvo; el arzobispo les dio licencia para vivir en comunidad observando dichas constituciones, siendo él, el primer prepósito de diez y seis compañeros que se le asociaron en el local que ocupaba el hospital de clérigos, el cual tomaron a su cargo en 1684.

Fuente:

SÁNCHEZ-CONCHA B., Rafael Santos y Santidad en el Perú Virreinal, V&E, Lima, 2003, p. 209-211.

MONTALVO, Francisco Antonio de Vida del venerable padre Miguel de Ribera, sacerdote de la congregación del Oratorio de la ciudad de Lima, ilustrada con las sentencias espirituales de su glorioso patriarca S. Phelipe Neri […] Imprenta de Nicolás Ángel Tinassio, Roma 1683 


Fecha Publicación: 2023-09-13T16:26:00.000-07:00

VENERABLE VICENTE BERNEDO, APÓSTOL DE CHARCAS

1.      Un muchacho navarro

2.      Fray Vicente Bernedo, dominico

3.      Estudios y sacerdocio

4.      Primeros ministerios

5.      Cartagena, Bogotá, Lima

6.      En Potosí, Villa Imperial y «pozo del infierno»

7.      Recogimiento inicial

8.      Estudio y pobres

9.      Fraile predicador con fama de santo

10.  Doctrinero en la parroquia india de San Pedro

11.  Misionero itinerante

12.  Retiros largos y resurrecciones

13.  Los chiriguanos, sueño imposible

14.  Teólogo y escritor

15.  Siempre el mismo

16.  Éxtasis final y muerte

1.      Un muchacho navarro

En Navarra, las rutas del Camino de Santiago que vienen de Francia, una por Roncesvalles, y otra por Aragón, se unen en un pueblo de un millar de habitantes, Puente la Reina, que debe su nombre al bellísimo puente por el que pasan los peregrinos jacobeos. Allí, junto a la iglesia de San Pedro, en el hogar de Juan de Bernedo y de Isabel de Albistur y Urreta, nace en 1562 un niño, bautizado con el nombre de Martín, el que había de llamarse Vicente, ya dominico. Son seis hermanos, y uno de ellos, fray Agustín, le ha precedido en la Orden de Predicadores.

Conocemos bastante bien la vida del Venerable «fray Vicente Vernedo Albistur» -así firmaba él- a través de los testigos que depusieron en los Procesos instruídos a su muerte. Se perdieron los procesos informativos realizados en 1621-1623 por el arzobispo de Charcas o La Plata, pero se conservan los demás procesos (Pamplona 1627-1628, Potosí 1662-1664, La Plata 1663, Lima 1678).

Contamos también con una Relación de la vida y hechos y muerte del Venerable religioso padre fray Vicente de Bernedo, compuesta hacia 1620 por un dominico anónimo que convivió con él; y con las antiguas biografías publicadas por los dominicos Juan Meléndez (1675) y José Pérez de Beramendi (1750), así como con los excelentes estudios recientes del padre Brian Farrely, O.P., vicepostulador de su Causa de beatificación, que son la base de nuestra reseña.

De 1572 a 1578, aproximadamente, Martín estudió humanidades en Pamplona. Hay indicios bastante ciertos de que a los diez o doce años hizo «voto de castidad y religión», a la muerte, que le impresionó mucho, de un tío suyo capitán. A los dieciséis años de edad, fue Martín a estudiar en la universidad de Alcalá de Henares, y ya entonces, en el colegio universitario en que vivió, se inició en una vida de estudio y recogimiento. Recordando esta época, poco antes de morir, declaró con toda sencillez que «aunque en su mocedad y principios había tenido terrible resistencia, rebeldía y tentaciones en su carne, había vencido ayudado de Dios con ayunos y penitencias». Una vez que descubrió la inmensa fuerza liberadora del ayuno y de la penitencia, les fue adicto toda su vida.

2.      Fray Vicente Bernedo, dominico

Tenían los dominicos en Alcalá de Henares dos casas, el Colegio de Santo Tomás y el convento de la Madre de Dios. En éste, fundado en 1566, y que vivía en fidelísima observancia regular, tomó el hábito en 1574 Agustín Bernedo. Y cuando Martín fue a estudiar en Alcalá, allí se verían los dos hermanos, y el pequeño sentiría la atracción de la comunidad dominicana. El caso es que en 1580 ingresó Martín en la Orden.

Los dominicos entonces vivían con un gran espíritu. A partir de la Observancia aceptada en España en 1502, y de la que ya dimos noticia, habían acentuado rigurosamente la pobreza, característica originaria de las Ordenes mendicantes, las penitencias corporales, y la dedicación a la oración, con una cierta tendencia eremítica, en cuanto ella era compatible con la vida cenobítica y apostólica. Taulero, la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis, así como los dominicos Savonarola y Granada, eran para ellos los maestros espirituales preferidos.

Dedicados los dominicos principalmente al ministerio de la predicación, dieron mucho auge a las cofradías del Rosario y del santo Nombre de Jesús. Por otra parte, su formación intelectual venía guiada por la doctrina de Santo Tomás de Aquino, declarado Doctor Universal en 1567.

En este cuadro religioso floreciente, Martín Bernedo hizo en 1581, el 1 de noviembre, su profesión religiosa, y adoptó el nombre de Vicente. Vino así a tomar el relevo de otro gran santo dominico hispano-americano, San Luis Bertrán, que había muerto en Valencia el 9 de octubre de ese mismo año. Uno y otro, como veremos, ofrecen unos rasgos de santa vida apostólica muy semejantes. Los dos venían de la misma matriz sagrada, la fiel Observancia dominicana.

3.      Estudios y sacerdocio

La renovación de la Orden de los Predicadores, y el auge de la doctrina de Santo Tomás, trajo consigo un notable florecimiento de teólogos dominicos, como el cardenal Cayetano en Italia, Capreolo en Francia, o en España Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Domingo Báñez. Cuando fray Vicente Bernedo pasó a Salamanca, donde siguió estudios hasta 1587, encontró a esta universidad castellana en uno de sus mejores momentos, y pudo adquirir allí una excelente formación intelectual. Fue discípulo del gran tomista Báñez, y también probablemente del famoso canonista Martín de Azpilcueta, «el Doctor Navarro», tío de San Francisco de Javier. Compañeros de fray Vicente fueron por aquellos años salmantinos los dominicos Juan de Lorenzana y Jerónimo Méndez de Tiedra, y este último sería más tarde el Arzobispo de Charcas o la Plata que le haría el primer proceso de de canonización.

En 1586 llegó el día en que fray Vicente pudo escribir a su casa esta carta dichosa: «Señora Madre: por entender que Vuestra merced recibirá algún contento de saber (que ya bendito Dios) estoy ordenado sacerdote, he querido hacerla saber a Vmd. como ya me ordené (gracias a mi Dios, y a la Virgen Santísima del Rosario, y nuestro Padre Santo Domingo) por las témporas de la Santísima Trinidad».

4.      Primeros ministerios

En el convento de Valbuena, en las afueras de Logroño, parece ser que en 1591 tuvo ministerio fray Vicente. Consta que predicó en Olite y que allí estableció una cofradía del Rosario. Se sabe por un testigo del Proceso de Pamplona (1627) que fray Vicente «hizo en este reino de Navarra muchas cosas que dieron muestras de su mucha virtud, religión y cristiandad, como es predicar la palabra de Dios en esta Villa de la Puente y en el valle de Ilzarbe, fundando en varios lugares de dicho valle cofradías de nuestra Señora del Rosario».

Predicaban por entonces los dominicos todo el Evangelio de Cristo a través de los misterios del santo Rosario. Un testigo del Proceso potosino, el presbítero Luis de Luizaga, afirmó que fray Vicente «le enseñó a rezar el rosario del nombre de Jesús», en el que se rezaba una avemaría en lugar del padrenuestro, y en lugar del avemaría se decía «ave, benignísimo Jesús».

Sabemos que en 1595 estaba fray Vicente en el convento de la Madre de Dios, de Alcalá. Para esas fechas ya había muerto su hermano mayor, en la expedición de la Armada Invencible, y su hermano dominico, fray Agustín. No quedaban ya más hermanos que Lorenzo, fray Vicente y Sebastiana. Y fue entonces cuando fray Vicente -en el convento madrileño de Atocha, donde había muerto el padre Las Casas treinta años antes- se inscribió en una expedición misionera hacia el Perú. Pasó a las Indias en 1596 o 1597, sin que podamos precisar más la fecha y la expedición.

5.      Cartagena, Bogotá, Lima

Cuando fray Vicente llegó al puerto de Cartagena, vió un una ciudad fuertemente amurallada, de altos contrafuertes, al estilo de Amberes o de Pamplona. El Obispo, fray Juan de Ladrada, era el cuarto pastor dominico de la diócesis, y todavía estaba viva en la zona el admirable recuerdo de San Luis Bertrán. Poco tiempo estuvo allí fray Vicente, pues en seguida fue asignado como lector, es decir, como profesor a la Universidad del Rosario, en Santa Fe de Bogotá.

Esta importante ciudad de Nueva Granada tenía Audiencia, contaba con unos seiscientos vecinos y con cincuenta mil indios tributarios. El convento dominico del Rosario, fundado en 1550, pronto tuvo algunas cátedras, y en 1580 fue constituído por el papa como Universidad. Allí estuvo el padre Bernedo un par de años como profesor.

En 1600 fue asignado a Lima, hacia donde habría partido a pie, pues esto era lo mandado en las Constituciones actualizadas de 1556: «Como ir en cabalgadura repugne al estado de los mendicantes, que viven de limosnas, ningún hermano de nuestra Orden, sin necesidad, sin licencia (cuando haya aprelado a quien acudir) o sin grave necesidad, viaje en montura, sino vaya a pie». Así pues, el padre Bernedo se dirigió a pie, por la cuenca del río Magdalena, y a través de un rosario de conventos dominicanos -Ibagué, Buga, Cali, Popayán, Quito, Ambato, Riobamba, Cuencia y Loja-, llegó hasta Lima, la Ciudad de los Reyes.

En 1600, la Archidiócesis de Lima era en lo religioso la cabeza de todo el Sur de América, pues tenía como sufragáneas las diócesis de Cuzco, Charcas, Quito, Panamá, Chile y Río de la Plata. En aquella sede metropolitana, en el III Concilio limense de 1583, se habían establecido las normas que durante siglos rigieron la acción misionera y pastoral en parroquias y doctrinas. Fray Vicente sólo estuvo en Lima unos cuantos meses.

Tenía entonces 38 años, y las edades que entonces tenían los santos vinculados a Lima eran éstas: 62 el arzobispo, Santo Toribio de Mogrovejo, 51 San Francisco Solano -que cinco años más tarde iba a producir en la ciudad un pequeño terremoto con un famoso sermón suyo-; 21 San Martín de Porres, 14 Santa Rosa de Lima, y 15 San Juan Macías, que llegaría a Lima quince años después.

6.      En Potosí, Villa Imperial y «pozo del infierno»

Largas jornadas hizo fray Vicente, descansando con sus hermanos dominicos en Jauja, Huamanga -hoy Huancavelica- y Cuzco, caminando luego por aquellas tierras altísimas, hacia Copacabana, una doctrina de la Orden junto al lago Titicaca, y Chuquiabo, donde en 1601 se fundó el convento de La Paz, y siguiendo después hacia el convento de San Felipe de Oruro, para llegar finalmente al de Potosí.

Desde Cartagena de Indias había hecho un camino de 1.200 leguas, es decir, unos 7.000 kilómetros, mucho más largo que aquel otro viaje en el que acompañamos a San Francisco Solano desde Paita hasta el Tucumán. Por fin el padre Bernedo ha llegado al lugar que la Providencia divina le ha señalado, para que en dieciocho años (1601-1619) se gane el nombre de Apóstol de Charcas.

Potosí, a más de 4.000 metros de altura, fundada en 1545 al pie del Cerro Rico, o como le decían los indios Coolque Huaccac -cerro que da plata-, era ya por entonces una ciudad muy importante, llena de actividad minera y comercial, organizada especialmente a raíz de la visita del virrey Francisco de Toledo, en 1572, y de las célebres Ordenanzas de Minas por él dispuestas. En torno a la Plaza Mayor, hizo erigir Toledo la Iglesia Matriz, las Cajas Reales y la Casa de Moneda.

Contaba la Villa Imperial con conventos de franciscanos, dominicos, agustinos, jesuítas y mercedarios, situados en las manzanas próximas a la Plaza Mayor. Había varias parroquias «de españoles», trece para los indios que se agrupaban en poblaciones junto a la ciudad, y una «para esclavos», es decir, para los negros. Entre la ranchería de los indios y el Cerro se hallaba la tarja, casa en la que se pagaba a los mineros su trabajo semanal. En las minas los indios, obligados al trabajo por un tiempo cada año, según el servicio de mita o repartimiento, o bien contratados por libre voluntad -los llamados mingados-, laboraban bajo la autoridad del Corregidor, del alcalde de minas, de tres veedores y de ocho alguaciles o huratacamayos.

Por esos años en Potosí, a los treinta años de la fundación de la ciudad, las condiciones laborales de las minas eran todavía pésimas. Y también aquí se alzaron en seguida voces de misioneros y de funcionarios reales en defensa de los indios.

En 1575 tanto el arzobispo de Lima, fray Jerónimo de Loaysa, como el Cabildo de la misma ciudad elevan memoriales sobre la situación del trabajo en las minas (Olmedo Jiménez, M., 276-278). Unos años después, en 1586, Fray Rodrigo de Loaisa escribe otro memorial en el que describe así el trabajo minero de los indios, concretamente el que realizaban en Potosí: «Los indios que van a trabajar a estas minas entran en estos pozos infernales por unas sogas de cuero, como escalas, y todo el lunes se les va en esto, y meten algunas talegas de maíz tostado para su sustento, y entrados dentro, están toda la semana allí dentro sin salir, trabajando con candelas de sebo; el sábado salen de su mina y sacan lo que han trabajado». Cuando a estos pobres indios se les predica del infierno, «responden que no quieren ir al cielo si van allá españoles, que mejor los tratarán los demonios en el infierno... y aún muchos más atrevidos me han dicho a mí que no quieren creer en Dios tan cruel como el que sufre a los cristianos».

El mismo virrey Velasco, en carta de 1597 al rey Felipe II, le pide que intervenga para reducir estos abusos, y denuncia que los indios vecinos de Potosí son traídos a las minas «donde los tienen 2, 4, 6 meses y un año, en que con la ausencia de su tierra, trabajo insufrible y malos tratamientos, muchos se mueren, o se huyen, o no vuelven a sus reducciones, dejando perdidas casa, mujer e hijuelos, por el temor de volver, cuando les cupiere por turno [la llamada mita], a los mismos trabajos y aflicciones y por los malos tratamientos y agravios que les hacen los Corregidores y Doctrinantes con sus tratos y granjerías». Nótese que alude también a los abusos de los sacerdotes encargados de las Doctrinas. En efecto, poco antes ha señalado «la poca caridad con que algunos ministros de doctrina, particularmente clérigos, acuden a los que están obligados». Los culpables de todas estas miserias tenían todavía ánimo a veces para defenderse con piadosas alegaciones, como las escritas por Nicolás Matías del Campo, encomendero de Lima, en 1603, en su Memorial Apologético, Histórico, Jurídico y Político en respuesta de otro, que publicó en Potosí la común necesidad, y causa pública, para el beneficio de sus minas. En este engendro «maquiavélico», como bien lo califica hoy el padre Farrely, el sutil encomendero se atreve a alegar que «ni la deformidad de la obra se considera, cuando se halla sana, santa y recta la intención del operante». Sic.

7.      Recogimiento inicial

En este mundo potosino, extremadamente cruel, como todo mundo centrado en el culto al Dinero, ¿qué podía hacer el padre Bernedo, si quería conseguir que Cristo Redentor, el único que puede librar del culto a la Riqueza, fuera para los indios alguien inteligible y amable? Comenzó por donde iniciaron y continuaron su labor todos los santos apóstoles: por la oración y la penitencia.

En aquellos años el convento dominico de Potosí tenía unos doce religiosos, y el recién llegado fray Vicente, antes de intentar entre los indios el milagro de la evangelización, quiso recogerse un tiempo con el Señor, como hizo San Pablo en Arabia (Gál 1,17). Durante dos años, según refiere la Relación anónima, «tuvo por celda la torre de las campanas, que es un páramo donde si no es por milagro no sabemos cómo pudo vivir». De allí, según Meléndez, hubieron los superiores de pasarle a un lugar menos miserable, a una celda «muy humilde, en un patiecillo muy desacomodado».

Y allí se estuvo, en una vida semieremítica, pues «amaba la soledad, de tal suerte que lo más del día se estaba en su celda encerrado haciendo oración, y si no era muy conocido el que llamaba a su celda no le abría». Un testigo afirmó que «todos los días se confesaba y decía misa con grandísima devoción». También «la devoción que tuvo con nuestra Señora y su santo rosario fue muy grande, el cual rezaba cada día y le traía al cuello». Igual que en San Luis Bertrán, hallamos en el Venerable Bernedo el binomio oración y penitencia como la clave continua de la acción apostólica fecunda.

Fray Vicente, concretamente, no comía apenas, por lo que fue dispensado de asistir al refectorio común. «Su comida -dice el autor de la Relación- fue siempre al poner el sol un poco de pan, y tan poco... que apenas pudo ser sustento de la naturaleza. En las fiestas principales el mayor regalo que hacía a su cuerpo era darle unas sopas hechas del caldo de la olla antes que hubiese incorporado a sí la grosedad de la carne... Certifican los que le llevaba el pan que al cabo de la semana volvían a sacar todo, o casi todo el que habían llevado, de donde se echa de ver lo poco que comía, y lo mismo afirman los que en sus casas le tuvieron en los valles», cuando comenzó a misionar, donde «los de aquella tierra no le conocieron más cama que el suelo».

Fue siempre extremadamente penitente, como se vió -sigue diciendo el Relator- «por los instrumentos de penitencia que nos dejó: dos cilicios uno de cerdas que siempre tuvo a raíz de las carnes, y un coleto [chaleco] de cardas de alambre que el Prelado le quitó en la última enfermedad de la raíz de las carnes, cuatro disciplinas cualquiera de ellas extraordinarias con que todas o las más noches se azotaba. La una más particular es una cadena de hierro de tres ramales, limados los eslabones para que pudiesen herir agudamente; unos hierros con que ceñía su cuerpo que le quitaron de él por reliquias los seculares que en su última enfermedad le visitaron». Y es que «siempre se tuvo por gran pecador», y con razón pensaba que no podría dar fruto en el apostolado si no mataba del todo en sí mismo al hombre viejo, dejando así que en él actuase Cristo Salvador con toda la fuerza de su gracia.

8.      Estudio y pobres

El fámulo del convento, Baltasar de Zamudio, dijo que algunas veces que acudió a la celda de fray Vicente vió «que tan sólamente tenía una tabla y sobre ella una estera en que dormía, sin otra más cosa que unos libros en que estudiaba». Oración y estudio absorbían sus horas en ese tiempo. Lo mismo dice el presbítero Juan de Oviedo: «Siempre [que] entraba en la celda del siervo de Dios padre maestro fray Vicente Vernedo, siempre le hallaba escribiendo algunos cuadernos... y otras veces lo hallaba rezando hincado de rodillas».

Como veremos, era fray Vicente muy docto en Escritura y teología, y en su labor docente de profesor escribió varias obras. Pero no por eso se engreía, sino que «era muy humilde y pacífico con todos los que le comunicaban -según Meléndez-, y los hábitos que tenía eran muy pobres y rotos». Al amor de la pobreza unía el amor a los pobres, y en todas las fases de su apostolado tuvo un especial cuidado por ellos.

Cuando salía a veces a buscar limosna para el convento, «a la vuelta del viaje preguntándole el Prior cuánta limosna traía, respondía con sumisión que ninguna; porque la que había juntado la había repartido entre los indios que había en muchos parajes, necesitados de todo, y más que los mismos frailes, a quienes lo daba Dios por otros caminos... Y esto lo sabía decir con tales afectos de su encendido fervor y celo caritativo, que no sólo dejaba pagados y satisfechos a los prelados, sino contentos y alegres, teniendo su caridad en mucho más que si trajera al convento todas las piñas y barras del Cerro de Potosí».

La testigo Juana Barrientos «vió muchas veces» que cuando «le daba limosna por las misas que le decía, el venerable siervo de Dios iba luego a la portería, y la plata la daba de limosna a los pobres que allí estaban; y así le llamaban todos "el padre de los pobres" por grande amor y caridad». Y Juan de Miranda declaró que «lo poco que tenía [fray Vicente] lo daba de limosna a los pobres que a él acudían, y no teniendo qué darles se entristecía mucho y los consolaba con oraciones, encargándoles mucho a todos no ofendiesen a su Divina Majestad».

Sin embargo, como refiere Meléndez, «no era pródigo y desperdiciado, que bien sabía cómo, cuándo y a quién había de dar limosna; porque la misma caridad que le movía... a liberalidad con sus prójimos, le había hecho profeta de sus necesidades...; y así en llegando a su celda algunos de los que gastan lo suyo y lo ajeno en juegos y vanidades, y andan estafando al mundo, a título de pobreza, respondía ingenuamente: "Perdone, hermano, que no doy para eso"; y por más que le instaban y pedían significando miserias y necesidad, se cerraba respondiendo que no daba para eso; y esto pasó tantas veces, que llegaron a entender que por particular don de Dios, conocía los que llegaban a él por vicio, o por necesidad».

9.      Fraile predicador con fama de santo

Por lo que se ve, en estos años de recogimiento casi eremítico, fray Vicente apenas salía de su celda como no fuera a servir a los pobres. Pero también salía, como buen dominico, cuando era requerido para el ministerio de la predicación. Predicaba con un extraño ardor, con una exaltación que, concretamente al hablar de la Virgen, le hacía elevarse en un notable éxtasis de elocuencia, hasta perder la noción del tiempo: «Sucedió en una ocasión -cuenta Meléndez- que predicando el venerable en una de las festividades de nuesta Señora, se explayó de tal manera en sus encomios, que de alabanza en alabanza, se fue dilatando tanto que predicó cinco o seis horas de una vez, con pasmo de los oyentes».

Ya por estos años el padre Bernedo tenía fama de santo, hasta el punto, dice el presbítero Juan de Cisneros Boedo, que «no salía de su celda, porque en saliendo fuera del convento no le dejaban pasar por las calles porque todas las personas que lo veían se llegaban a besar la mano y venerarle, y huyendo de estas honras excusaba siempre salir de su celda».

Y otro presbítero, Luis de Luizaga, añade que «si alguna vez salía era por mandado de los prelados a algún acto de caridad, y entonces procuraba que fuese cuando la gente estaba recogida, porque todas las personas que lo veían luego se abalanzaban a besarle las manos y venerarle por santo».

10.  Doctrinero en la parroquia india de San Pedro

Se acabaron, por fin, los años de vida recoleta. Por los años 1603 a 1606, probablemente, fue fray Vicente doctrinero de la parroquia de San Pedro, la más importante parroquia de naturales que en la zona del rancherío tenía el convento potosino de Santo Domingo. Hubo de aprender el quechua para poder asumir ese ministerio pastoral, según las disposiciones del Capítulo provincial dominicano de 1553 y las normas de los Concilios limenses (1552, 1567 y 1583). Y es sorprendente comprobar, ateniéndonos a los testimonios que se conservan de estos años parroquiales, cómo el padre Bernedo en este tiempo continuaba sus oraciones y penitencias con la misma dedicación que en sus años de recogimiento.

Así, por ejemplo, un minero del Cerro Rico, Juan Dalvis, testificó que «siendo niño de escuela se huyó de ella y se fue a retraer a la iglesia de la parroquia del señor San Pedro... y allí estaba y dormía con los muchachos de la doctrina, donde estuvo ocho días, y en este tiempo conoció allí al siervo de Dios, el cual decía su misa muy de mañana, y como este testigo no podía salir de la iglesia le era fuerza el oír misa, y con la fama que el siervo de Dios tenía de hombre santo se la llegaba a oír este testigo con más devoción, y siempre que le oyó su misa le vió este testigo patentemente y sin género de duda que el siervo de Dios, antes de consagrar y otras veces alzando la hostia consagrada, se suspendía del suelo más de media vara de alto, y así se estaba en el entre tanto que alzaba la hostia y el cáliz, y a esto, con ser la edad de este testigo tan tierna, quedaba admirado porque no lo veía en otros; y el olor que el siervo de Dios despedía era muy extraordinario porque parecía del cielo, y de noche veía que dormía en la sacristía de la parroquia sin cama ni frazada ni otra cosa que le cubriese más que su hábito, y que todas las noches se disciplinaba con unas cadenas que este testigo conoció eran por el ruido que hacían, y que lo más del día y de la noche se pasaba en oración hincado de rodillas».

Fray Vicente, como Santo Domingo de Guzmán o como San Luis Bertrán, no sabía ejercitar otro apostolado que el enraizado en la oración, al más puro estilo dominicano: contemplata aliis tradere. Después de todo, éste es el modo apostólico de Cristo, que oraba de noche, y predicaba de día (Mc 6,46; Lc 5,16; 21,37).

11.  Misionero itinerante

El padre Bernedo fue hombre de poca salud, según los que le conocieron. Cristóbal Alvarez de Aquejos «vió que el siervo de Dios andaba siempre con poca salud, muy pálido y flaco, y que padecía muchas incomodidades de pobreza, y todas éstas le veía que llevaba con grande paciencia y sufrimiento, resignando toda su voluntad en las manos de Dios». Al menos ya de mayor, según recuerdo de Juan de Oviedo, presbítero, «era muy atormentado de la gota, enfermedad que le afligía mucho».

Con esta poca salud, y con una inclinación tan fuerte al silencio contemplativo ¿podría este buen fraile dejar su convento, o salir del marco estable de su doctrina de San Pedro, y partir a montañas y valles como misionero entre los indios? Así lo hizo, con el favor de Dios, largos años, alternando los viajes de misión con su labor docente de profesor de teología.

En efecto, a partir de 1606 y desde Potosí, fray Vicente salió a misionar regularmente, por el sur hasta el límite de los Lípez con la gobernación de Tucumán, por los valles subandinos de la región de los Chibchas, y al este por la provincia de Chuquisaca, hasta la frontera con los chiriguanos. Contra toda esperanza humana, anduvo, pues, en viajes muy largos, a través de alturas y climas muy duros y cambiantes. Y viajando siempre a lo pobre.

Juan Martínez Quirós recuerda haberle visto en Vitiche, cómo «andaba tan pobremente por los caminos con un mancarrón [caballejo] y una triste frazada con que se cobijaba, y dondequiera que llegaba aunque le daban cama no la quería recibir y dormía en el suelo sin poner debajo cosa chica ni grande». Según un Interrogatorio preparado para el Proceso de 1680, se iba fray Vicente por las zonas indias «pasando grandísimo trabajo en todos los caminos, guardando en todos ellos el mismo rigor, y aspereza, silencio, y pobreza que en su celda, pasando las más de las noches en oración, y teniendo siempre ayunos continuos, y casi siempre de pan y agua, sin querer recibir de nadie otro regalo ninguno más que pan». Predicaba donde podía, fundaba a veces cofradías del Rosario y del Nombre de Jesús en los poblados de indios y españoles, «y a veces -dice el mismo Martínez Quirós- se ponía junto al camino real y viendo que pasaba alguna persona se le llegaba a preguntar con toda modestia y humildad de dónde venía y del estado que tenía, y conforme a lo que le respondía contaba un ejemplo, instruyéndoles en las cosas de Dios y de su salvación».

El padre Bernedo, como sus santos hermanos mendicantes Luis Bertrán o Francisco Solano, aunque misionara entre los indios, llevaba su celda consigo mismo, y evangelizaba desde la santidad de su oración. Y esto lo mismo en la ciudad que en la selva o en las alturas heladas de la cordillera andina.

En los Lípez, concretamente, según recuerdo del minero Alonso Vázquez Holgado, «en su cerro de Santa Isabel, que es un paraje en todo extremo frígido, por ser lo más alto, estaba también allí en un toldo el venerable siervo de Dios fray Vicente Bernedo, de noche; y llamándole los mineros que estaban allí en una casa pequeña, para que se acogiese en ella por el mucho frío que hacía y para darle de cenar de lo que tenían, se excusó cuanto pudo el dicho siervo de Dios, con que no tuvo lugar de que entrase en la casa. Y después, acabado de cenar, salieron fuera algunas personas de las que habían estado dentro, y este testigo se quedó en la casa; y de allí a un ratito volvieron a entrar diciendo cómo habían visto a fray Vicente... de rodillas, haciendo oración, sin temer el frío que en aquel paraje hacía, de que quedaron admirados porque el páramo y frío que allí hace era tan grande que algunas veces sucedió hallar muertas a algunas personas de frío en aquel paraje». A muchos miles de metros de altura, con un frío terrible, orando a solas, de noche, en un toldo... Ésta es, sin duda, la raza de locos de Cristo que evangelizó América.

12.  Retiros largos y resurrecciones

A veces fray Vicente, durante sus travesías misioneras, se detenía una temporada en un lugar para hacer un retiro prolongado. Su «compadre» Pérez de Nava, en el Proceso potosino, comunica este recuerdo:

«Este testigo tenía su casa en el valle de Chilma, provincia de Porco, donde el siervo de Dios estuvo cinco o seis meses retirado en sus ejercicios, y en este tiempo vio este testigo que nunca salió de un aposentillo en que se hospedó, porque se estaba todo el día y la noche en oración y tan sólamente comía de veinte y cuatro a veinte y cuatro horas un poco de pan y agua; y estando en este paraje y casa sucedió que en un río que estaba allí cerca se ahogó un muchacho indiezuelo que sería de edad de tres a cuatro años, y con aquella lástimas sus padres, con la grande fama que el siervo de Dios tenía de hombre santo, se lo llevaron muerto y le pidieron intercediese con nuestro Señor para que le diese vida, y el siervo de Dios movido de piedad, cogió al muchacho y lo entró dentro de su aposento, y todos los presentes se quedaron fuera, y luego dentro de dos o tres horas poco más o menos volvió el siervo de Dios a salir del aposento trayendo al muchacho, que se llamaba Martín, de la mano, vivo y sin lesión alguna, y se lo dió a sus padres diciéndoles que diesen gracias a Dios por aquel suceso, de que todos y este testigo quedaron admirados y con mayor afecto lo llamaban "el padre santo"».

En otra ocasión, probablemente un año antes de morir, el padre Vicente Bernedo, en el valle de Vitiche, resucitó a la señora Francisca Martínez de Quirós, y el proceso informativo potosino de 1663 recogió todos los datos del caso.

13.  Los chiriguanos, sueño imposible

La zona misional más avanzada era la ocupada por los indios chiriguanos, grupo numeroso de la familia tupiguaraní, procedentes del Guayrá o Paraguay. Eran éstos muy aguerridos, y había sometido a los chanes o chaneses, a quienes tenían como esclavos. Por los autores de la época sabemos que eran antropófagos, y también sabía esto fray Vicente, como lo expresa en una carta a Felipe III: «Cuando un chiriguana se enoja, coge un hacha o maca y mata al esclavo; y cuando a una vieja le da gana de comer carne humana matan al esclavo que se le antoja y se lo dan a comer; y cuando muere algún chiriguana natural, o su mujer, o hijo, o hija, matan algunos esclavos para enterrarlos con ellos, demás que en unas tinajas grandes que tienen para este ministerio meten vivos a los muchachos y muchachas e indios mayores y alrededor de la sepultura ponen estas tinajas en cada una un esclavo o una esclava y con la chicha y maíz que les ponen les encierran allí hasta que mueran».

Eran los chiriguanos muy astutos y simuladores, como se vió en varias ocasiones, lo que les hacía aún más peligrosos. Una vez, parlamentando con una expedición de españoles, dijeron que, en tanto los soldados estuvieran con sus arcabuces armados, no podían atender las razones evangelizadoras del padre Rodrigo de Aguilar, que les hablaba en chiriguano. Fray Rodrigo pidió a los soldados que apagaran las mechas de sus armas, y en cuanto lo hicieron éstos, un chiriguana le abrió en dos la cabeza al dominico de un golpe de macana. Este bendito mártir, el padre Rodrigo de Aguilar, era precisamente el confesor del padre Bernedo.

Pues bien, fray Vicente intentó en varias ocasiones evangelizar a estos chiriguanos terribles, internándose muy adentro por sus zonas, más allá del Río Grande. Sufría mucho de verles cerrados todavía al Evangelio, y también le afligía mucho la suerte de quienes caían en sus manos. Pero lo mismo que Santo Domingo no pudo pasar a evangelizar a los cumanos, a pesar de su deseo, tampoco pudo fray Vicente llevar adelante su heroico proyecto. Otros hermanos suyos dominicos lo intentarían, animados por su ejemplo. En todo caso, este impulso suyo sostenido hacia los chiriguanos, es una confirmación de lo que aseguran, según Meléndez, los testigos que le conocieron: «Fueron grandísimas las ansias que tuvo de padecer martirio... Faltó al ánimo el martirio, pero no al martirio el ánimo».

14.  Teólogo y escritor

Fray Vicente, que traía una excelente formación bíblica y teológica de las universidades de Alcalá y de Salamanca, tuvo el grado de lector, y en las Indias ejerció como profesor de teología primero en Bogotá (1598-1599), y posteriormente, ya asignado a Potosí y alternando con sus viajes misioneros, ejerció la docencia en la próxima ciudad de La Plata, o Chuquisaca (1609-1618), en el Estudio General que allí tenían los dominicos desde 1606.

Aque fraile tan orante, que ya en su celda primera de Potosí estaba «siempre escribiendo cuadernos», tenía una muy considerable erudición teológica, y dejó escritos no sólo una serie de sermonarios y cartas, sino también unos comentarios a la Suma Teológica de Santo Tomás -al estilo de Báñez, con cierta originalidad a veces-, junto con «pareceres innumerables», como dice él mismo en su carta de 1611 a Felipe III.

Estos pareceres, que se escribían por iniciativa propia o en respuesta a consultas oficiales, eran sentencias, cuidadosamente argumentadas, sobre cuestiones candentes del momento. Era norma de aquella Provincia dominica que ningún religioso «que no fuese, o hubiese sido lector o graduado» dictara pareceres. El padre Bernedo, en una prosa más bien pesada y farragosa, muestran en estos escritos un espíritu lúcido y ardiente, atento a las cuestiones de su época, atrevido y duro a veces en la expresión, como cuando arremete contra ciertos jueces poco escrupulosos, que medran con sus granjerías. A éstos les llama a la restitución: y «si no lo hicieren, escribe, con la plata que llevaron o mejor decir sin ella se irán al infierno».

15.  Siempre el mismo

Durante este último decenio, junto a sus labores docentes y sus viajes misionales, también ejercía fray Vicente, como buen dominico, el ministerio de las predicaciones festivas y ocasionales. Recogeremos sólamente un testimonio, el del maestro pintor Miranda, que según su declaración,

«conoció al siervo de Dios tiempo de cuatro años antes de que muriese, y siempre reconoció en él una vida ejemplar y santa, porque siendo este testigo mayordomo de la fábrica de la parroquia del señor San Pedro, que es de religiosos del orden de Predicadores [y de la cual fray Vicente estuvo encargado unos años], vio que el siervo de Dios fue a la parroquia a decir un novenario de misas a la Virgen en la Candelaria, el cual tiempo asistió en la sacristía, donde dormía y estaba todo el día, y que no tenía cama ni otra cosa alguna más de que dormía en el suelo, y este testigo, como tal mayordomo de la fábrica y que estaba todo el día en la parroquia, le asistía y servía, y así vió lo referido y que todo su sustento era de veinte y cuatro a veinte y cuatro horas dos huevos duros sin querer recibir otra cosa de sustento por tenue que fuese; y que con la grande opinión y fama que tenía de santo acudían a él los indios de la parroquia que estaban enfermos que sus hijos estaban ya desahuciados y sin esperanza de vida, y el siervo de Dios con mucho amor y caridad los recibía y consolaba, y vió este testigo en muchas ocasiones que con sólo una bendición que les echaba sanaban y se iban con entera salud dando gracias a Dios y aclamando en voces altas: "El santo padre nos ha dado salud", y esto era muy público y notorio en toda esta Villa».

Y sigue informando: «Todo el tiempo que el siervo de Dios asistió en la parroquia de San Pedro, este testigo le ayudaba la misa que decía sin perder ninguna, y que en ellas le veía que antes de consagrar, y otras veces habiendo ya consagrado, se suspendía del suelo más de media vara en alto, y así se estaba un gran rato, de que este testigo y todos los circunstantes quedaban admirados y dando gracias a Dios de tener en esta Villa un religioso santo y de tan loable vida. Y asimismo vió este testigo todas las noches las pasaba en oración, hincado de rodillas y a ratos en parte oculta se disciplinaba. Y estando haciendo oración una noche en la iglesia, vió este testigo que el siervo de Dios también estaba suspendido del suelo más de media vara. Y todo lo referido lo veía este testigo porque, como tiene dicho, le asistió como mayordomo de la fábrica, pues dormía dentro de la iglesia, con que tenía particular cuidado en reparar en las acciones del siervo de Dios».

16.  Éxtasis final y muerte

Permite Dios a veces que hombres santos tengan intenciones que no coinciden con las divinas, y así ellos, que han mostrado con frecuencia dotes proféticas de discernimiento respecto de otras personas, yerran en alguna cosa sobre sí mismos. El 1 de enero de 1619 escribe fray Vicente una carta en la que manifiesta su intención de pasar a España con objeto de hacer imprimir allí sus escritos, y para ello obtuvo licencia del provincial y consiguió limosnas para costear el viaje y para editar sus libros. Pero el 10 de agosto de ese mismo año cayó enfermo. El autor anónimo de la Relación potosina, testigo directo, narra con todo detalle cuanto presenció aquellos días:

Aún celebró misa el día 13, pero sufrió un desmayo y apenas pudo acabarla. Hubieron de llevarle a su celda, «donde se estuvo el siervo de Dios recostado sobre la misma tabla en que dormía cuando sano, vestido todo éste. No bastaron con él razones ni ruegos a que se dejase desnudar ni para que tomase otra cama, hasta que el padre prior se lo mandó por obediencia, y luego sin replicar como obedientísimo consintió que le desnudásemos y que le pusiésemos sobre un bien pobre colchón que se tomó de la cama de otro religioso».

Próximo a la muerte, seguía siendo el mismo de siempre. «Su silencio fue el mismo que tuvo en salud, pues jamás habló si no fue respondiendo entonces sólo lo necesario, o en cosas precisas a las necesidades naturales o edificativas de sus hermanos. Y a los seglares que le visitaban su paciencia fue rarísima, que jamás se quejó ni aún dió señal por donde pudiésemos colegir que tenía algún dolor».

Siempre observante, procuró guardar las normas del ayuno, y hasta la misma víspera de su muerte rezó las Horas litúrgicas y se confesó diariamente con toda devoción. «El viernes [16] viéndose muy afligido y cierta ya, a lo que entendemos, su partida, al padre prior y algunos religiosos de este convento, entre los cuales por mi dicha me hallé yo, y con notable encogimiento, humildad y vergüenza, nos dijo que por la misericordia de Dios nuestro Señor y con su gracia, había guardado hasta aquel punto el precioso don de la virginidad». También confesó, para honra de Dios y de la Orden dominicana, que «hacía muchos años que se conservaba limpio sin mancha de culpa mortal, y preguntado si esto era así, por qué frecuentaba tan a menudo el sacramento de la penitencia, respondió que por los veniales, que era insufrible carga, y por el respeto que se ha y debe tener a la presencia de Cristo nuestro bien en las especies sacramentales del Altar... También declaró el insaciable deseo que reinaba en su alma de padecer martirio por su ley o su fe».

«El sábado [17] a poco más de mediodía le dió un parassismo, a nuestro parecer, que en realidad de verdad no fue sino rapto que él tuvo abstraído de los sentidos por espacio de media hora, poco más, que fue el tiempo en que el convento hizo la recomendación del alma según y como en el Orden se acostumbra. Tiróle el padre prior del brazo, y con esto volvió en sí, y dijo a su confesor que el padre prior despertándole le había quitado todo su bien; y en confesión le dijo y declaró que en aquel tiempo que estuvo sin sentidos había visto a la Santísima Trinidad, a la Virgen Sacratísima nuestra Señora y a nuestro glorioso Santo Domingo, que le habían consolado y animado». Y el lunes 19, poco después de que, convocada la comunidad, se hiciera la recomendación de su alma, «la dió él con extraña paz y serenidad a Dios cuya era».

Las exequias fueron las de un santo reconocido como tal por todos, desde el Cabildo de la ciudad hasta el último niño. «Los más no le sabían más nombre que "el padre santo de Santo Domingo"». Un año y cuatro meses después, poco antes del Proceso que se le inició, trasladaron sus restos para colocarlos bajo el altar de una capilla, donde mejor pudieran ser venerados. El arzobispo Méndez de Tiedra, su antiguo compañero de Salamanca, el Cabildo, Comunidades religiosas, caballeros y pueblo, asistieron al solemne acto, y «le hallaron tan incorrupto como si en aquel mismo día acabara de morir».

A comienzos de 1991 la Iglesia reconoció públicamente las virtudes heróicas del Venerable siervo de Dios, religioso de la Orden de Predicadores, fray Vicente Bernedo, navarro de Puente la Reina.

José María Iraburu: Hechos de los Apóstoles en América

https://hispanidad.tripod.com/hechos27.htm


Fecha Publicación: 2023-09-11T05:13:00.000-07:00


FRANCISCO GONZÁLEZ LAGUNA (1729-1799) CAMILO DESCUBRIDOR DE LA
GONZALAGUNIA 

José Antonio Benito

 En la reciente ponencia de Víctor Peralta en Lima, el pasado 6 de septiembre del 2023, en el Museo de Pueblo Libre, tuve conocimiento de este fraile camilo que tanto aportó a la botánica del Perú  llegando a ganarse el nombre de una planta en su nombre la gonzalagunia dependens.

 Les comparto datos biográficos y académicos de tan singular religioso y científico. Juan Bromley en su clásica obra "Las viejas calles de Lima" al referirse a la calle "Buenamuerte" (cuadra 8.ª del jirón Áncash) dirá de él: "Perteneció también a esta Orden de Agonizantes, el padre Francisco Gonzáles Laguna, eminente botánico y hombre de ciencia, miembro de la Sociedad Amantes del País, colaborador de El Mercurio Peruano y fundador del Jardín Botánico" (p.215)

 

1.      https://dbe.rah.es/biografias/33865/francisco-antonio-gonzalez-laguna

2.      https://repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/handle/123456789/53072/francisco%20gonzales%20laguna.pdf?sequence=1&isAllowed=y Artículo publicado en Lima, a 23 de noviembre de 1936 con el título "R. P. FRANCISCO GONZALES LAGUNA PRESTIGIOSO BOTANISTA DE FINES DEL SIGLO XVIII" por Fortunato L. Herrera.

3.      Tomás Fernández Moreno  6.2.- PADRE FRAY FRANCISCO GONZÁLEZ LAGUNA (Presbítero, naturalista, botánico, historiador y escritor) PERSONAJES ILUSTRES, RELEVANTES Y DESTACADOS DE MORAL DE CALATRAVA Página 82 - https://esquinademauricio.es/personajes-ilustres-y-relevantes-del-siglo-xviii/

 

Nació en Moral de Calatrava (Ciudad Real), 13.VIII.1729 y falleció en Lima (Perú), 28.II.1799. Religioso Camilo, teólogo, botánico, historiador, juez, consultor y calificador del Santo Oficio.

Perteneciente a una familia humilde pronto  emitió sus votos en Madrid el 16 de agosto de 1745 y después se trasladó al colegio-convento que los ministros de los enfermos tenían en Alcalá de Henares para cursar Filosofía y Teología.

En 1753 fue destinado a Lima. Según el botánico F. L. Herrera en el "Libro de Introito ordinario y extraordinario de la casa de Nuestra Señora de la Buena Muerte" comienza a figurar entre los sacerdotes el año de 1754, cuando fue nombrado maestro de novicios y poco después ocupó el puesto de secretario provincial. Su carrera eclesiástica siguió en continuo ascenso, siendo nombrado viceprovincial en 1760 y prefecto de Lima un año después (1761-1767). Una vez en la curia ocupó los cargos de examinador sinodal, consultor, calificador y juez extraordinario del Santo Oficio. Participó como autoridad de su Orden en el VI Concilio Provincial de Lima, convocado por el arzobispo Parada (1772). Al final de su vida (1770-1776) fue provincial de la Orden

A partir del año 1760 se dedicó con pasión al cultivo en la campiña limeña de plantas exóticas, utilizables en la medicina, alimentación e industrias. Además llegó a acumular una preciosa colección de plantas ornamentales, cuyo cultivo trató de difundir en los jardines particulares de la localidad. Estableció el intercambio de semillas con países extranjeros y laboró con tesón infatigable por el mejoramiento y desarrollo de la agricultura nacional.

Otra de las actividades del P. Gonzáles Laguna fue la recolección de especies de Mineralogía, Paleontología y Zoología, procedentes de las diferentes regiones del país con las que logró formar un incipiente Museo de Historia Natural, muy concurrido por todos los hombres ilustrados del Perú. Tan solo en conchas marinas, madréporas y corales una colección de más de cuatrocientos ejemplares. Muchos objetos raros y curiosos del mismo los envió a España para acrecentar el Gabinete de Historia Natural de Madrid, entre ellos una muela fósil procedente de Tarija "que pesaba cinco libras y además, faltándote algunos retazos de raigones".

Según Manuel de Mendiburu, como botánico, colaboró en los trabajos de la Facultad de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima) con los mejores naturalistas, Ruiz, Pavón, Dombey, Pineda y Haenk, entre otros. Por aquel tiempo se quería crear un Jardín Botánico en Lima. De hecho, en 1783 intento, sin éxito, introducir la botánica, como enseñanza, en la Universidad de San Marcos de Lima.

El botánico Hipólito Ruiz con el que colaboró para la elaboración de su Sistema Vegetalium Florae Peruvianae et Chilensis dijo de él: "Es sujeto trabajador, docto y favorecedor de los aplicados; infatigable promotor de las ciencias y las Convento de la Buena Muerte de la Orden de San Camilo. Lima (Perú) artes, de cuyo estudio, auxilio, dictamen, favor y generosidad nos valimos durante nuestra residencia en el Perú..."

El nuevo Virrey, Gil de Taboada, había mostrado interés por la creación de una institución  en 1791, junto con Juan de Falla para la fundación del Jardín Botánico de Lima en la Universidad Nacional de San Marcos en una heredad contigua al Hospital de San Andrés,.

Se sabe que en Setiembre de este año nuestro biografiado se encontraba en el fundo San Rafael de Gualcara de la provincia de Cañete preparando terreno para una plantación de Cedros en grande escala como medio de fomentar en el país la industria forestal.

Tres años más tarde, en 1794, el P. González Laguna publicó un trabajo en el "Mercurio Peruano" defendiendo la creación de un Jardín Botánico dirigido hacía el intercambio de plantas con otros países, pues decía: "ahora tenemos plantas de partes muy remotas como Asía, Nueva España o Europa".

Formó y dirigió un huerto terapéutico, que la orden de los Camilos mantenía en el convento, por lo que fue comisionado junto a los jóvenes Juan José Tafalla (botánico) y Francisco Pulgar (dibujante) para ayudar a los botánicos expedicionarios que llegaban al Perú y a Chile como: Heulande, Molina, Humboldt y Bompland.

En sus artículos de vulgarización de Botánica, para los que se sirvió en gran parte de los estudios del botánico Dn. Luis Nee, ( 1). se manifiesta un entusiasta admirador de las doctrinas del inmortal C. Linneo, a quien califica de "Príncipe de los sexualistas". En una comunicación dirigida a la Sociedad Académica Amantes del País" de Lima, el P. Gonzáles Laguna expone que todas las maderas que se hacen uso en esta capital en la ebanistería, construcciones e industria naviera son adquiridas, a grandes costos, en el extranjero, proponiendo poblar los valles de la Costa con árboles maderables que satisfagan dichas necesidades. A tal fin, pasa revista todas las maderas finas que por entonces se importaban al país y en vista de su experiencia propia y el éxito obtenido de los primeros ensayos, recomienda como el más ventajoso el cultivo del Cedro Peruano (Cedrela fissils Vell.) originario de las montañas de Huánuco.

En su apoyo cita los siguientes casos: "Yo mismo que vi plantar los primeros al P. Fray Joaquín Gómez en esa Recolección de San Francisco, los he visto cortados y labrados de ellos un retrato para su iglesia, una cajonería para su Secretaria y otras piezas de escultura. En la Hacienda Casablanca de los Padres Agonizantes de este valle el hermano Francisco Pérez tiene labrados varios muebles de uno que el mismo ayudó a plantar entre otros que viven muy frondosos; y en el intermedio han dado muchos aquilones para leña".

En su opúsculo "Necesidad de la Historia Natural Científica"[1]  da a conocer  el estado de los conocimientos que se tenían en las postrimerías del siglo XVIII sobre las riquezas naturales que atesora el suelo peruano en los tres reinos de la naturaleza, a la par que trata de despertar el interés por el estudio de la Historia Natural, tan poco cultivado en España como en sus Colonias de América. Divide su trabajo en cuatro partes: en el primero trata del origen, desarrollo e importancia de las ciencias naturales; en el segundo de la Gea. con orientación esencialmente nacionalista; en el tercero de la Flora y en el cuarto de la Fauna, con especificación de los animales útiles y perjudiciales al hombre. Aboga por que el curso de Historia Natural debe incluirse en el plan de estudios de los colegios y universidades, del Virreinato.

 

En su "Memoria de las plantas extrañas que se cultivan en Lima, introducidas en los últimos 30 años hasta el de 1794, consigna alrededor de doscientas veinte especies aclimatadas en los jardines y alrededores de la capital, procedentes en su mayor parte del extranjero y las restantes de diversas zonas del territorio nacional. En su enumeración prescinde de la clasificación sistemática, y las agrupa ateniéndose únicamente al lugar o país de su origen. Acompaña a los nombres vulgares unas veces el nombre genérico y específico, otras tan solo el genérico y finalmente omite las sinonimias científicas en más de setenta especies. La nomenclatura empleada es la clásica de Linneo. Precede a este catálogo, un erudito comentario sobre el interés puesto por los soberanos de los países europeos, desde la más remota antigüedad, en la adquisición de plantas industriales exóticas, para su aclimatación en sus respectivos territorios; así como la difusión de las propias en sus colonias de ultramar.

Fue entonces cuando esbozaron el proyecto del Jardín Botánico de Lima, que vería la luz para ser inaugurado hasta 1810, fecha en la que ya había fallecido el P. González Laguna. Durante los anteriores años trabajó como corresponsal colaborador del Jardín Botánico de Madrid y en 1794 publicó un libro con todas las plantas que había introducido en el Real Jardín Botánico. Por este motivo y en su honor, los botánicos Ruiz, Pavón y Dombey le pusieron el nombre a una planta medicinal del Perú la "gonzalagunía" y el botánico Person le dedicó el género "Gonzalea". La Gonzalagunia es un género con 60 especies2 de plantas con flores perteneciente a la familia de las rubiáceas.3

En 1789 escribió una elación de un ictiolito o pez petrificado encontrado en las inmediaciones de Acarí (Arequipa) (había sido encontrado el año anterior), trabajo que mereció ser publicado en el tomo XVIII del Memorial Literario instructivo y curioso de la corte de Madrid. 

Otra de sus grandes pasiones fue la escritura. Escribió varios libros e infinidad de artículos como colaborador de revistas y periódicos de la época. De hecho el padre Rubén Vargas lo ponderó como historiador en su Historia del Perú. 

A finales de 1790 funda en Lima, junto con otros intelectuales, el periódico "Mercurio Peruano" (1791-1795), publicación que insertaba el pensamiento de la corriente reformista peninsular, que se abría al incipiente liberalismo europeo, pero desde las creencias tradicionales. El Padre Francisco González Laguna firmaba todos sus artículos y colaboraciones con el seudónimo de "Thimeo".

También fue socio colaborador de la Sociedad Literaria "Vascongados" y fundador de la asociación "Amantes del País. Entre sus varios artículos merece mención especial el titulado "Proyecto sobre la internación y Población de los Andes de la provincia de Guamalíes" cuya conquista había causado anteriormente muchas pérdidas de vidas.

 Aparte de las citadas, cabe citar entre sus obras más conocidas:

 - "Carta de edificación de la ejemplar vida y santa muerte del Padre Martín de Andrés". Lima 1770. Edición italiana Roma 1777

- Carta de edificación de la exemplar vida y santa muerte del M. R. P. Dr. Martín de Andrés Pérez [...], Lima, 1770; Edición italiana Roma 1777. –

- Disertación médico-moral de la disciplina que ha observado la iglesia en la administración del Santo Sacramento de la Extremaunción. Sevilla 1779. (Tratado de bastante mérito por la doctrina y noticias que contiene) –

- El celo sacerdotal para con los niños no nacidos, Lima, 1781 (tratado dogmático moral dedicado a los obispos de América). Contiene un apóstrofe latino "Ad sacerdotes circa heroica parvulorum salutem periclitantium". Esta obra está considerada como el primer tratado de obstetricia, introduciendo temas como la operación con cesárea, los cuidados de la lactancia y la elaboración de una cartilla para la educación de parteras, con normas y principios morales; fijando así las primeras pautas para la formación científica, técnica y profesional de la Obstetricia).

D. «Francisco González Laguna, Agente Comisionado del Real Jardín Botánico» [de Lima], informa a D. Antonio Porlier el envío de cinco barriletes con plantas vivas embarcados en la fragata «La Princesa» 1790 http://simurg.urici.csic.es/view/9918115893104201/d-francisco-gonzalez-laguna-agente-comisionado-del-real-jardin-botanico-de-lima-informa-a-d-antonio-porlier-el-envio-de-cinco-barriletes-con-plantas-vivas-embarcados-en-la-fragata-la-princesa

 

Francisco Antonio González también fue conocido como benefactor de la Casa de Niños Expósitos de Lima en la administración de Tomás Arendilla.

Murió en Lima el 28 de febrero de 1799, a los sesenta y nueve años de edad.



[1] Mercurio Peruano. tomo X. Nos. 316 al 319.- 12 al 21 de enero de 1794, pp. 25-58.

 


Fecha Publicación: 2023-09-07T14:20:00.001-07:00

150 AÑOS DE LA MUERTE DE BOLÍVAR[1]:

SU TRAYECTORIA A LA LUZ DE LA FE, UNA ENSEÑANZA Y UN EJEMPLO

(Homilía del P. Armando Nieto Vélez[2] en el Sesquicentenario de la muerte de Bolívar. Catedral de Lima, 17 de diciembre 1980.[3])

Hace 150 años, en la amargura del destierro, entre la ingratitud y la incomprensión de los hombres, más fortalecido y consolado por los auxilios religiosos, falleció el Libertador Simón Bolívar.

Aquel batallador incansable, que había ofrecido a la América hispana su juventud, su fortuna, su genio y su gloria, entregaba su alma a Dios, después de haber perdonado a sus enemigos y exhortado a la unión con memorables palabras: "Mis últimos votos -dijo- son para la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro"

El paso de los años -desde aquel melancólico mediodía en la quinta de San Pedro Alejandrino de Santa Marta- ha cumplido su obra de decantación y serenamiento. La Historia ha plasmado ya, con trazos indelebles, al monumento del recuerdo, del homenaje y de la gloria al artífice mayor de la libertad y la integración de los pueblos de América. Desde esta Catedral limeña, una especial coincidencia añade a la fecha de hoy la nota del recogimiento y la oración. El primero de marzo de 1825 el congreso Constituyente del Perú promulgó el decreto que mandaba celebrar el 17 de diciembre de cada año exequias solemnes "por los defensores de la libertad, que murieron en las jornadas de Junín y Ayacucho". En los considerandos del decreto se expresa cuán necesario es "tributar a los ilustres campeones que perdieron sus vidas gloriosamente por la salud de la Patria, un homenaje de agradecimiento conforme a las sagradas instituciones de la religión que profesa la República".

Cuando el 17 de diciembre de 1830 ocurrió el tránsito de Bolívar a la eternidad, muchos pensarían -al comparar las fechas- en un caso fortuito o, como suele decirse, en una ironía del destino. Los cristianos preferimos hablar de circunstancia providencial. Porque aquellas exequias prescritas en que han venido a asumir un doble y profundo significado: reúnen en el recuerdo y en la oración a aquellos americanos que ofrendaron su vida en los campos peruanos de batalla, y al jefe y gobernante insigne que hizo posible la última y definitiva campaña de la libertad de América y entrevió para nuestros pueblos un destino de integración continental.

No se trata de hacer el elogio del héroe de América, sino más bien de colocar la trayectoria general de su vida a la luz de la fe y deducir de esa contemplación una enseñanza y un ejemplo.

Hay en su existencia algo que lo incluye en las palabras de Jesús la noche de la Última Cena: "Nadie tiene mayor que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15, 13). Y en verdad que quien puso su vida al servicio de una justa causa es acreedor al reconocimiento de los hombres y a la memoria de la posteridad.

Renunciar a una vida cómoda y tranquila y al bienestar del descanso; abrazar riesgos y sacrificios para legar a las futuras generaciones patrias libres y soberanas, en las que se pudiese desarrollar en paz un proyecto de vida en común en un ambiente de justicia, armonía y libertad, es un programa que ennoblece la existencia; y a él se consagró Bolívar con íntima certeza, sin desánimo, a pesar de obstáculos y adversidades, que no le faltaron ni en los días de sus campañas más gloriosas ni en las horas tristes y desoladoras del exilio.

Aunque educado en un ambiente racionalista, no renegó nunca de la fe recibida en el bautismo. Consecuente con ese legado de sus padres, le escribe al Obispo de Mérida: "Nada deseo tanto como emplear las facultades que me ha concedido el pueblo en mantener la dignidad de la Iglesia y propender a sus mejoras". Y a Páez le dice: "Mi plan es apoyar mis reformas sobre la sólida base de la religión" y" sostenerla como una de las más fuertes barreras que pueden oponerse al torrente de las pasiones anárquicas".

Hubo voces en esa época que le sugirieron fomentar la creación de una Iglesia autónoma americana, separada de Roma, en vista de la fuerte influencia de la monarquía española en la Santa Sede. Pero Bolívar, como prudente estadista, prefirió mantener intacto el vínculo de las nuevas repúblicas emancipadas por él con el Romano Pontífice. Esta decisión guarda coherencia con lo sostenido en su primer discurso de Angostura, en el que proclamó que a su pueblo "·nada puede segregarlo de la comunidad de la Iglesia Romana".

Sinceramente creemos que quien así hablaba no lo hacía por oportunismo o por calculada táctica. Es el caudillo que exige sin respeto humano sus sentimientos religiosos en plena campaña y en los afanes de la administración; que se esmera por que a sus ejércitos no les falten capellanes; que se arrodilla en las gradas de la iglesia venezolana de Trujillo para reverenciar la cruz que le ofrecía el Obispo Laso de la Vega, que ve la mano de Dios en los triunfos de Junín y Ayacucho; que se esfuerza por restaurar la jerarquía eclesiástica en las nuevas repúblicas y en reanudar la comunicación con la Sede Apostólica. "Los descendientes de san Pedro han sido siempre nuestros padres, por la guerra nos había dejado huérfanos, como el cordero que bala en vano por la madre que ha perdido. La madre tierna lo ha buscado y lo ha vuelto al redil: ella nos ha dado pastores dignos de la Iglesia y dignos de la República".

Coincidiendo con la doctrina que la Iglesia habría de exponer claramente en el Concilio Vaticano II, el Libertador reconoció que la Iglesia y el Estado son sociedades autónomas, cada una con plena soberanía en el ámbito que le es propio. Por eso, aún cuando se hallara absorbido por los preparativos de la campaña de Junín y noticiado de la presencia en Chile del Vicario Apostólico Ponceños Giovanni Muzi, dispuso que su Ministro General, José Faustino Sánchez Carrión, le escribiera en los siguientes términos, el 13 de julio de 1824: "El infrascrito Ministro General tiene la honra de saludar a VSI en nombre de S.E. el Libertador, encargado del alto mano de la República del Perú y de transmitir a VSI los votos de su más distinguida consideración y respeto, como a representante del Vicario de Jesucristo en uno de los Estados independientes de Sudamérica; manifestando al mismo a VSI los ardientes deseos que animan a SE de entrar en relaciones con la Cabeza de la Iglesia, por demandarlo urgentemente la salud espiritual de estos pueblos, el estado de orfandad a que se hallan reducidas sus iglesias y el espíritu de fidelidad a la doctrina ortodoxa depositada en la Religión santa que profesa la República. Su Excelencia, además, considerando los derechos del santuario, al paso que está comprometido en cimentar la independencia de la nación y asegurar su libertad bajo las formas que ella misma se ha decretado, desea vivamente que su régimen espiritual se determine conforme a los cánones, y que se arregle un Concordato sobre todos aquellos puntos que podrían causar alteraciones entre ambas potestades, por no reconocerse otra base respecto de ellas que las de un convenio explícito, en consecuencia de la variedad de la disciplina eclesiástica, de lso diversos usos y prerrogativas de los Estados y sobre todo de, la necesidad que compele a los miembros de una misma comunión de procurar y sostener entre sí la más cordial armonía".

He ahí, pues, cómo en la mente de Bolívar existe la necesidad de que los miembros de una misma religión procuren y mantengan entre sí la más cordial armonía. Y esbozó como cauce de entendimiento y cooperación entre la Iglesia y el Estado la norma concordataria, a la que nuestro país y la sede Apostólica han llegado recientemente, después de cuatro siglos de Patronato.

Con la misma lucidez de espíritu con que quiso adoptar un estilo nuevo en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, supo el Libertador hacer compatibles los procesos paralelos del nacionalismo y de las integraciones supranacionales, que hoy preocupan a los dirigentes de nuestros pueblos. Complejo problema, en verdad, que no puede ser resuelto sin atender simultáneamente a la visión de nuestro pasado histórico y a los grandes intereses de nuestro continente, que no puede continuar formando por unidades nacionales insolidarias y antagónicas.

El arduo proyecto de la organización política de los nuevos Estados suscitó también la honda reflexión del Libertador. Trató de conseguir caminos institucionales que pudieran conducir a nuestras jóvenes repúblicas hacia la justicia y la libertad, sin caer en los riesgos siempre acechantes de la anarquía y del despotismo. Los hombres de América estamos hoy convocados a dar cima a tarea tan ímproba, que sigue siendo, como en las horas de agonía de Santa Marta, horizonte ideal, anhelo sublime, confortadora esperanza.

Vuelve ahora nuestra imaginación hacia la quinta de San Pedro Alejandrino, donde yace consumido por la fiebre el Libertador de cinco  naciones. El Obispo Esteves se encarga de hacerle saber su estado de gravedad. Bolívar oye al prelado con tranquilidad y resignación, y luego se apresta debidamente para el trance final. El 10 de diciembre de 1830 redacta su testamento: "Hallándome gravemente enfermo pero en mi entero y soberano juicio…, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad…y en todos los misterios que cree, profesa y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica, apostólica y romana, bajo cuya creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte…, hago, otorgo esta mi última disposición testamental". El Libertador pudo recibir con lucidez los santos sacramentos; y un día como hoy, hace 150 años y a los 47 de su edad, expiró. Eran la 1 y 7 minutos de la tarde.

En el histórico recinto de esta Catedral, evoquemos ante el altar del Señor, en la celebración eucarística, al gran americano que supo estimar la fe católica como el más preciado tesoro de las naciones; que no la consideró incompatible con la libertad, el desarrollo y el progreso; y hagamos votos para que nuestros pueblos sean siempre fieles al Evangelio de Cristo.



[1Al hilo de la magnífica muestra del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú por los 200 años de la presencia de Bolívar en el Perú les comparto la ilustrada homilía del recordado P. Armando Nieto con motivo del Sesquicentenario de la muerte del Libertador pronunciada el 17 de diciembre 1980 en la Catedral de Lima. Adjunto foto de la maqueta preparada por Victorio Macho para el túmulo de granito gris pulimentado con las tres estatuas yacentes de mármol. A la izquierda situó la enérgica figura del padre, don Juan Vicente Bolívar, que viste atuendo militar y sostiene sobre su pecho la espada convertida en cruz. A la derecha, la estatua de la madre de Bolívar, doña María Concepción Palacios. Sobre su vientre, el escultor puso una simbólica corona de laurel, glorificando a la mujer que le dio vida. En el centro, la dulce y juvenil efigie de la esposa, María Teresa Rodríguez del Toro, cuyo rostro tiene una angelical expresión. A los pies de los tres bultos yacentes, a medio arrodillar un enjuto y expresivo desnudo en bronce, una figura que en difícil escorzo y dramática actitud (de hinojos y con los brazos tendidos sobre el túmulo) que simboliza al Espíritu de Bolívar. http://angelmartineztorija.com/?p=2603

[2]BENITO, J.A. "P. Armando Nieto Vélez, S.J. (1931-2017). Trayectoria académica y biobibliografía" Revista Histórica, Tomo L, Lima , 2021, pp.53-121. Fue Presidente de la Academia Nacional de Historia del Perú. Desde 1975 fue miembro de la Sociedad Bolivariana del Perú.

[3] Publicado en Enero 1981, nº 30, Boletín del Arzobispado de Lima (pp.8-10).


Fecha Publicación: 2023-09-07T13:11:00.001-07:00

"El Genio. Bolívar en el Perú" es la exposición que rinde homenaje al General Simón Bolívar con motivo de conmemorarse el bicentenario de su llegada al Perú.  La muestra comprende objetos personales y familiares, conmemorativos y retratos así como documentos suscritos y relacionados con el Libertador. Como el nombre y motivo central se toma de la escultura del gran artista palentino Victorio Macho, les comparto algunos detalles para apreciarla. Hay un Boceto en terracota del Monumento a Simón Bolívar (en Caracas) en la Colección Capa, Madrid y que se expone en la muestra.

Me da mucho gusto conocer que mi célebre y admirado escultor del Cristo del Otero de Palencia y del busto de Unamuno,  en los doce años que residió en el Perú –en el Museo Bolivariano de la Magdalena Vieja (hoy Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú) modeló los bustos del presidente Prado, del doctor Graña, Luis Miró Quesada, Alberto Jochamowitch, Julio C. Tello, músico Erick Kleiber, Salvador Madariaga, León Felipe y Andrés Segovia, así como el  monumento de Grau y la cabeza de Bolívar. Escribe: "Vivía con mi madre y mi hermana Josefina en el hotel Bertolotto, situado frente al mar Pacífico. Celebré en la inolvidable Lima –donde tantos amigos tengo- una gran exposición de mis obras. Di dos conferencias en la Universidad, conviví fraternalmente con los simpáticos limeños y…cuando perdí a mi madre y a mi hermana, me casé con Zoilita Barros Conti, hija del eminente caballero y doctor óscar C. Barros. Por todo ello, este mi corazón de castellano leal siente el nombre orgullo de tener dos patrias: una, mi España, y la otra, la que descubrí en el Perú" (p.54)

 📌Lugar: Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, Plaza Bolívar, Pueblo Libre

📆Fechas: Exposición abierta al público del 5 de setiembre al 17 de diciembre de 2023

🕘Horario: 9:00am a 7:30pm.  INGRESO LIBRE

 

La escultura formó parte de un magno proyecto de 1945 por parte de Vicente Lecuna y el artista y que no se llevó a cabo totalmente. Sería una obra de grandes magnitudes (alrededor de 50 metros) que se realizaría en el Calvario – hoy Ezequiel Zamora- y de la que el artista solo logró realizar la cabeza del Libertador. El escultor Macho murió en 1966 sin ver realizado este proyecto. Roldán Esteva-Grillet, en el año 1983, en ocasión del Bicentenario del Libertador, Alfredo Boulton contactó a la viuda de Victorio Macho, Zoila Barros Conti, y consiguió que se fundieran cinco ejemplares de la cabeza modelada por el artista. Uno de estos ejemplares se colocó en la Plaza de los Museos de Caracas, los otros fueron donados a los demás países bolivarianos, como fue el caso del Perú en la plaza de Pueblo Libre.

Parece que la escultura -al ser expuesta en la plaza de los Museos de Caracas- levantó una gran controversia, por lo acentuado de la expresión, el gesto de la boca y de las cejas. Recibió motes y sobrenombres por parte de los caraqueños y de los medios en general. La cabeza había sido concebida para una figura cuerpo completo, montada sobre un caballo, a una altura del piso de más de cincuenta metros, y no es de extrañar que los rasgos y expresiones fueran un tanto exageradas. Así se aprecia en la de Pueblo Libre que ha sido motejado popularmente como "El Libertador Cabezón".

En la Plaza la cabeza se encontraba a unos cinco metros de distancia del observador y la escala de la plaza no se correspondía con el tamaño de la escultura. Posteriormente fue trasladada a la Plaza Caracas (plaza que había sido inaugurada en 1983), un espacio mucho más grande y amplio, y la escultura fue colocada sobre una base de considerable altura. En 2008 la plaza sufrió reformas, entre ellas la realización de un pedestal más alto para la escultura.

Esta escultura había sido concebida para un Bolívar sin su uniforme de General, de torso desnudo, montado en un caballo rampante; se trata de una cabeza de alrededor de tres metros de altura, que representa al Libertador Simón Bolívar. El rostro se presenta mirando hacia la izquierda, con la boca entreabierta, las cejas elevadas y el cabello ondulante. Si bien no es la representación tradicional y ceremonial del héroe, lo presenta de manera más idealizada, e incluso, relajada. Esta sería una pieza donde el Libertador cabalgaría desnudo, de manera tal que según Macho, se equiparaba a los semidioses griegos, Prometeo en concreto, levantando una antorcha para robar el fuego de los dioses y dársela a los humanos.

Junto con el proyecto frustrado del Bolívar del Ávila de Alejandro Colina (1947), duramente criticado por la escala, la desnudez y la ubicación, tal como señala Roldán Esteva-Grillet en «Bolívar versus Macho» (1982), el Bolívar desnudo (1963), de Rodrigo Arenas Betancourt en la Plaza Bolívar de Pereira (Colombia), y el monumento funerario a la Familia Bolívar (1952, Catedral de Caracas), realizado también por Victorio Macho, en el que el espíritu de Bolívar se representa como una figura desnuda que llora la pérdida de sus seres queridos, Bolívar El Genio ofrece una imagen de Simón Bolívar que ha causado polémica y que tal vez nos permite entrever una lectura del tema a mediados del siglo XX, la imagen del héroe desnudo, más cercana a la idealización de los semidioses griegos que a la tradicional imagen cívica o militar. Espíritu, héroe o semidios. La imagen desnuda de Bolívar no dejó de causar controversias en su momento.

FUENTES:

https://www.facebook.com/MNAAHP

https://iamvenezuela.com/2016/01/bolivar-el-genio-de-victorio-macho/

 


Fecha Publicación: 2023-08-30T20:33:00.000-07:00

 P. Juan María Chouvenc CSsR (1876-1932), sacerdote redentorista, natural de Le Velay, en Saboya.

Hizo voto de dedicarse en cuerpo y alma a la evangelización de los indios de los Andes.

Proveniente de la católica Francia se definía como "montañés, hijo de aquellas comarcas abruptas y ásperas, ilustradas por las andanzas misioneras del gran apóstol san Francisco de Regis", de carácter fuerte y voluntad tenaz pero a decir de los indios huantinos "dulce como la carne de la tuna". El mismo confirmaba jocoso "tres años estuve de consejero municipal, seis de párroco, nueve de rector y montañés de Auvernia toda mi vida".  Impregnado por el espíritu de las Cruzadas recibió de su madre el espaldarazo misionero "no olvides que te llamas Juan María: es el nombre de dos principales personajes presentes al pie de la cruz".

 En 1903 desembarcó en el Callao, atraído por la idea de evangelizar en las serranías de Ayacucho. En Lima se dedicó a cultivar el castellano y el quechua, que llegó a dominar a la perfección y dejó de ellos un diccionario en seis tomos titulado Diccionario castellano-kechwa, kechwa-castellano, dialecto de Ayacucho [por] Pedro Clemente Perroud [y] Juan María Chouvenc (Ayacucho, 1970).

 En Huanta encontró la tierra de promisión con que soñara en su juventud. Su clima benigno y su encantador paisaje, no obstante, ocultaban una gran miseria moral: "ignorancia y abandono espiritual de la masa indígena, indiferencia y hostilidad hacia la Iglesia de parte de no pocos mestizos y blancos. El trabajo en los domingos, las uniones ilegítimas, el adulterio, el al­coholismo, los hijos creciendo a la ventura…". Contra todo ello luchó y venció, a pesar de los ataques y las calumnias, "con la protección de Dios y, no es de más decirlo, con la fidelidad de los indios".( Juan María Lienhart CSSR, El Perú, tierra de santos, Lumen, Lima, 1962, p. 177 y 182-183).

 

Vino en compañía del P. José María Porret, ingeniero, médico, nacido en la Saboya.

 


Fecha Publicación: 2023-08-24T08:49:00.001-07:00

BERZOSA MARTÍNEZ, Raúl Inteligencia pastoral en clave de sinodalidad CPL, Barcelona, 2020, 213 pp

 

El tema no es nuevo para el autor como nos advierte en su "breve y necesario prólogo", pues ha convocado y celebrado sínodos en sus diócesis de Burgos y Oviedo, asamblea sinodal en Ciudad Rodrigo y participó en la jornada de convivencia y diálogo en la sede misma del CELAM, Bogotá a inicios del 2019.  El objetivo del libro es bien claro, compartir su bagaje teológico y experiencia pastoral para secundar y reforzar la cuádruple llamada de conversión a la que os invita el papa Francisco: personal, pastoral, institucional y cultural. "La sinodalidad está siendo básica para redescubrir el misterio que la Iglesia es, en clave de comunión y misión, y para ser fieles a lo que el Señor, por su Espíritu, pide a esta Iglesia que peregrina en este nuevo y convulso siglo XXI" (p.8).

El primer capítulo y "punto de partida" centra la obra: «¿De qué habla el Papa Francisco cuando habla de sinodalidad?». Constata que nos encontramos en "un nuevo momento eclesial", señala algunas claves para comprender su novedad en forma de decálogo (periferia, la iglesia como figura multicultural y poliédrica, en salida, diálogo y encuentro, Roma en comunión con las iglesias locales, discernimiento ignaciano y reflexión filosófica, eclesiología desde y para la misión, dignidad de la persona frente al pensamiento único de la globalización, eclesiología bautismal y sinodal).  El Papa Francisco redescubre la sinodalidad desde la comunión y la misión como certeramente comenta el autor al brindarnos 20 puntos que la caracterizan en la constitución apostólica "Episcopalis Communio" sobre el sínodo de los obispos. Se nos comparte la iluminación dada por el Papa a tres realidades sinodales locales significativas: Alemania, Italia y la Amazonía.

En el segundo capítulo nos plantea "algunas cuestiones que deben profundizarse": La interrelación entre colegialidad, sinodalidad y complementariedad en relación con el diálogo entre católicos y ortodoxos, la relación entre sinodalidad y carismas en la Iglesia, o si cuando se habla de llamada a la sinodalidad se refiere a una refundación o a una transformación. Clarifica la diferencia entre sinodalidad (participación de los fieles) con colegialidad episcopal (comunión propiamente jerárquica), aunque sea ésta una forma de sinodalidad en cuanto comunión entre iglesias particulares locales y de todas las iglesias en la iglesia universal, única iglesia de Cristo.

El tercer capítulo estudia el documento fundamental de la Comisión Teológica Internacional de 2018, presentando la teología de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia y desafío profético para  este tiempo. Aporta las "bondades" del emblemático término, enfatizando tratarse de un "Kairós", su presencia en la escritura, tradición e historia. Más adelante,  se explican sus diversos sujetos, estructuras, procesos, acontecimientos, y niveles (regional y universal), así como la relación entre la sinodalidad con el ecumenismo y con la diaconía sinodal, para encuadrar la sinodalidad como un caminar juntos en la parresia del Espíritu, que cuenta con una sincera conversión, una diaconía social, un camino ecuménico. De hecho, quizá  el apartado más interesante sea el de «la conversión para una sinodalidad renovada», en el que, entre otras cosas, se dice que «todos los miembros de la Iglesia están llamados a vivir en la comunión de la gracia recibida en el Bautismo y llevada a cumplimiento por la Eucaristía: el tránsito pascual del yo entendido de manera individualista al nosotros eclesial, en el que cada yo, estando revestido de Cristo (cf. Gal. 2,20), vive y camina con los hermanos y las hermanas como sujeto responsable y activo en la única misión del Pueblo de Dios. De aquí brota la exigencia de que la Iglesia «llegue a ser la casa y la escuela de comunión. Sin conversión del corazón y de la mente, y sin un adiestramiento ascético en la acogida y la escucha recíproca, de muy poco servirían los mecanismos exteriores de comunión, que podrían hasta transformarse en simples máscaras sin corazón ni rostro». (p.128).

El cuarto capítulo -con gran realismo- reclama la necesidad de aterrizar y contextualizar la sinodalidad en la Iglesia particular, sobre todo a través de las conferencias episcopales, los sínodos diocesanos y las mismas parroquias. Con ojo avizor señala -en "lo que no es un sínodo ni sinodalidad"- 15 sofismas o engaños que los caza fantasmas de herejías vienen incendiando en las redes. A continuación aporta como mazazos precisos de lo que sí es un sínodo y experiencia sinodal: gran asamblea eucarística de todo el Pueblo de Dios que expresa la comunión para la misión; ejercicio de episcopalidad; mediación privilegiada para la renovación y aplicación del Vaticano II y la dinámica de una nueva Evangelización en clave de misión, como Iglesia de puertas abiertas y hacia las periferias.

Entre las numerosas sugerencias que generosamente nos comparte de su rico fichero, subrayo su "¡aviso para navegantes!" en el que nos alerta de peligros y tentaciones en este proceso sinodal: la rutina, el individualismo, el desencanto, la nostalgia del pasado, la hostilidad hacia "los otros", el resentimiento con quienes han abandonado o no caminan a nuestro ritmo, la búsqueda de chivos expiatorios, cerrarse en el grupito, la crítica destructiva, el resentimiento personal o colectivo… Igualmente, nos brinda un material muy práctico para charlas, reuniones, acerca de la historia de los sínodos diocesanos antes y después del Vaticano II, claves de la sinodalidad de la vida consagrada y laical en el marco de la iglesia particular…

Fiel a su sentido práctico y pedagógico, nos ofrece una "parábola final o imagen de una iglesia sinodal, contextuada en una iglesia particular" , tomando el ejemplo de una orquesta que va a ejecutar un concierto: "Por honestidad, decencia y coherencia, fuera de los momentos de interpretación orquestal, cada músico debe ensayar y preparar con mimo su partitura, para no improvisar y ser, así, un buen profesional, dando lo mejor de sí mismo . ¡Qué importantes tienen que ser los momentos de intimidad con el Señor!" p.180.

El quinto y último, a modo de breve epílogo, se titula «Vino nuevo en odres nuevos», y tras referir nuevas realidades y eventos del ejercicio de la sinodalidad como los referidos a la Amazonía -REPAM, CELAM Y CLAM- concluye que «el Papa Francisco está abriendo iniciativas nuevas, con incidencia en lo teológico-eclesial, en lo canónico, y en lo pastoral-evangelizador. La inteligencia pastoral, en decidida clave sinodal, se abre a originales, creativas y fecundas propuestas» (p.198).

Culmino agradeciendo el gran esfuerzo del autor por darnos lo mejor de su sabiduría teológica y celo pastoral de modo tan completo y sintético, claro y práctico. Hasta la selecta bibliografía final y cuidada edición invitan a publicitar la obra como medio seguro y atractivo de preparar el inminente sínodo de la sinodalidad.

José Antonio Benito 


Fecha Publicación: 2023-08-17T15:38:00.001-07:00

Sebastián Martín Quimichu, el devoto de Nuestra Señora de Cocharcas

José Antonio Benito

Comparto estos datos sobre el protagonista del culto a Nuestra Señora de Cocharcas, al hilo del simposio internacional por los 400 años de su santuario,18-20 de agosto 2023. La actividad organizada por la diócesis de Abancay reúne a un conjunto de especialistas que vienen investigando sobre esta festividad mariana desde el campo de la historia, antropología, arqueología y arte. El evento comprende charlas, jornadas culturales, visita al archivo histórico y el traslado en procesión de los restos del benefactor Sebastián Kimichi. https://www.facebook.com/santuariococharcas.peru

Sebastián Martín Quimichu nació en el pueblo de San Pedro de Cocharcas hacia 1574[1]. En1590, con veintitrés años, durante la vigilia de la fiesta del patrón del pueblo, con fogatas, quema de castillos y cohetes, un compañero suyo, accidentalmente, le atravesó la muñeca con una penca de maguey encendida. El dolor fue intenso y la herida incurable.

Avisado por una india palla, de nombre Inés, le habló que en el Collao había el santuario famoso de Copacabana donde la Virgen María manifestaba su bondad en mil y una peticiones. Lo primero que hizo Sebastián fue consultar su plan con el Padre Gregorio Cisneros, su confesor. Éste lo animó a ponerse en marcha y así enrumbó, feliz y sin mayores preocupaciones. Sin pausa y con prisa el buen hombre se trasladó a Copacabana cargado de esperanzas. Iba a pie y siguiendo una vieja ruta transitada por viajeros desde tiempos inmemoriales.

Allí encaminó sus pasos, lleno de fe, a implorar a la Virgen la curación de su mano inerme con la promesa de si curaba, traería una réplica de la imagen para su pueblo. A dos kilómetros y medio del pueblo de Pucará, buscó alojamiento en un tambo. Durante la noche sintió que le despertaban y al incorporarse vio, con sorpresa, que la herida estaba curada totalmente y, como vestigio del milagro, sólo quedaba la marca de la cicatriz. Con el corazón rebosante de gratitud, recorrió los dos Km. que le faltaban para llegar al santuario. Lleno de alegría, se postró ante la imagen de Nuestra Señora y se determinó en comprar una imagen de la Virgen, réplica de la de Copacabana. Tito Yupanqui el escultor, había realizado varias réplicas de la imagen. Todo marchaba de maravilla, pero y ¿el dinero para comprarla?

Viajó a la ciudad de la Paz y solicitó autorización del Sr. obispo para pedir limosna en su diócesis. Logró, por fin, reunir la cantidad suficiente: 210 pesos. Regresó a Copacabana y compró la imagen a Tito Yupanqui, escultor de la imagen de Nuestra Señora de Copacabana, que le había encargado el clérigo Hernando Camargo, venido de Tucumán, quien no pudo llevársela pues había fallecido en Chuquiabo. El prior del convento de Copacabana, perspicaz, le retuvo la imagen porque no había pedido autorización para recaudar dinero. El asunto llegó hasta el obispo de La Plata a quien, Quimichu, expuso su pena y angustia. Se le dio autorización y el buen prior del convento no sólo le devolvió la imagen, sino que permitió que pasara la noche en el camarín junto a la imagen de la de Copacabana.

El regreso a san Pedro de Cocharcas fue apoteósico. Durante el camino se le unían muchas personas que cantaban y rezaban; no faltaron velas y las flores más exquisitas de los alrededores; retama, rosas, flor de amancay, cantutas, clavelinas, azucenas, alhelíes y jazmines. El más entusiasta era Sebastián Quimichu quien "a voz en cuello cantaba mil alabanzas y loores a la Virgen soberana".

Uno de las liras que frecuentemente entonaba Quimichi a la Virgen de Copacabana era este canto:

Señora, enjuga mi llanto

¿No es tu siervo rendido,

Que te pide adolorido,

Metigues su cruel quebranto?

Del Redentor madre pura,

Quiéreme como a tu hijo,

Con ese amor tan prolijo,

Con ella sin par ternura.

De aflijidos pecadores,

Eres refugio seguro,

Que con amor santo y puro,

Les colmas de tus favores.

Te pido sin gloria vana

Seas mi estrella bienhechora,

Y me guía protectora

María de Kopakawana.

La venerada imagen estuvo dos meses en Cayara hasta que se terminara la capilla.

El día 12 de septiembre de 1598 -según algunos autores- se trasladó la imagen a su capilla. Sin lugar a dudas, el santuario de Cocharcas llegó a ser uno de los más famosos de Sudamérica. La devoción a Nuestra Señora de Cocharcas de Lima se extendió rápidamente por Lima, el valle de Jauja, Sapallanga y Orcotuna (venerada desde el año l680)

Posteriormente financió la construcción del Santuario actual, volviendo al Alto Perú con su primo Tomás Camascusi. Fue cantor en la Compañía de Jesús del Cusco. El resto de su vida será sacristán, cantor y tesorero  el santuario. Siempre se vinculó con los pastores como obispos y sacerdotes, especialmente con los curas doctrineros que siempre necesitaban ayudantes como Sebastián.  

Murió en Cochabamba alrededor del año 1600 con fama de santidad. Sus restos mortales fueron traídos a Cocharcas y actualmente reposa en la Capilla de Pinitenciaría del Santuario.

FUENTE:

-https://www.diocesisdeabancay.org/inicio/94-vida-del-bienaventurado-sebastian-quimichi

-Apuntes del P. Esteban Puig

-Angela María Concha Pacheco "El santuario de Cocharcas y las funciones eclesiásticas que otorgaba a la población indígena, siglo XVII" https://enfoquescusco.wordpress.com/tag/sebastian-quimichi/#_ftn11



[1]Señala Angela María Concha, en https://enfoquescusco.wordpress.com/tag/sebastian-quimichi/#_ftn11, que su ascendencia cacical por línea materna, está vinculada a etnias originarias del lugar, dado que el apellido Astohuaraca hace referencia a una estirpe mítica de élites indígenas de la cultura denominada Chanca. Astohuaraca  proviene de los "generales" o "guerreros" Chancas como Tumay Huaraca y Hastu o Astu Huaraca que ocuparon el valle del río Uramarca; este valle después fue descrito por Cieza de León como valle del río Vilcas (actualmente es conocido como río Pampas). 


Fecha Publicación: 2023-08-08T12:58:00.001-07:00

Don Zacarías González Domínguez ( Salamanca 11 feb./1923 - Alicante 4 oct./2003)

 

Fue mi profesor de dibujo en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de EGB en Salamanca, en el curso 1976-77.

Compré uno de los libros sobre su cuadros y me lo dedicó autografiándomelo con afecto. Se lo regalé a Antonio Valadés.

Como todos los genios estaba dotado de una personalidad muy propia, singular, única. Disimulaba su timidez con su simpatía y visceral ironía que provocaba la hilaridad en quien se atrevía a dialogar con él.

Cada alumno debía tener un blog como herramienta de trabajo. El primer día de clase nos dejaba pintar lo que quisiéramos y no nos corregía nada. El segundo día y hasta el final nos mostraba diferentes contenidos (retrato, bodegón, paisaje, perspectiva…) con una maestría realmente ejemplar y dejándonos con la boca abierta por su evidente habilidad; después de esa primera fase, comenzábamos a desarrollar nuestros trabajos y él  se paseaba por toda la sala de clase, observando nuestra tarea y corrigiendo y enseñando con paciencia y sus infaltables comentarios entre irónicos y sarcásticos.

De vez en cuando nos hablaba del valor que le daba a la belleza y a la perfección de sus obras y cuánto le costaba desprenderse de sus cuadros cuando alguien se lo compraba. ¡Vaya que era como amputar algo íntimo de su ser y sentía que lo había perdido!

Yo sentía por él un gran afecto y -debido a la confianza- me resultaba gozoso el saludarle cuando me lo encontraba por la calle. Recuerdo que le entregué un volante para la Vigilia de la Inmaculada y Rosario de la Aurora organizados por el Movimiento Santa María; él me los acogió con respeto y gratitud.

Al enterarme de las distinciones y premios le escribí felicitándole y me lo agradeció. De igual manera hice en algunas navidades y me correspondió.

Casi todos los alumnos éramos conscientes de contar con un artista sobresaliente e incomprendido entre pobres alumnos de Magisterio. Pero como todos los dones lo recibíamos con gratitud y orgullo. Cada clase nos sorprendíamos con la presencia de un humanista, creativo, maestro, a lo Miguel Ángel, Velázquez, Dalí. Don Zacarías, pintor, gracias.  

José Antonio Benito (Lima 8.VIII.2023)

https://casamuseozacariasgonzalez.com/biografia/


Fecha Publicación: 2023-08-05T06:33:00.000-07:00

GARCÍA JULIÁ, P. Eugenio

Notas históricas.  Parroquia El Santísimo Salvador de Pachacámac (Gráfica Biblos, Lima, 2016, 116 pp)

Cuenta con el prólogo del célebre y recordado P. Armando Nieto, SJ, quien destaca la consulta minuciosa del autor en el Archivo Arzobispal de Lima y el registro de un párroco ilustre, Bartolomé Herrera en 1840.

En la presentación el autor da cuenta de su propósito de investigar cuantas fuentes ha tenido a su alcance, de archivo y bibliográficas, para "ofrecer al pueblo de Pachacámac una breve guía histórica de lo más relevante de la Parroquia El Santísimo Salvador" (p.7)

La primera fecha consignada es el 10 de enero de 1533, momento en que llegan los primeros españoles cristianos al valle y santuario andino de Pachacámac. El primer encomendero fue Juan de Maldonado y Buendía. Al año siguiente, 1534, Pizarro otorgó a Nicolás de Ribera la encomienda del pueblo de Malanay, en Pachacamac y se tiene noticia del primer convento franciscano y mercedario. En 1552 llegan los agustinos. Será en 1573 cuando se forma la reducción de indios en el pueblo de San Salvador con el repartimiento de indios entregado a Francisco González de Cepeda y Juan de Villafuerte.

En el acápite "doctrina de San Salvador de Pachacámac" se define el término como "superficies de tierras con sus habitantes, que encargaron a un cura residente para la evangelización de los indios, con la colaboración de órdenes religiosas" (p.9), se indican los oratorios anexos (Quilcay, Manchay, Cieneguilla, Venturosa, Mamacona y san Pedro de Lurín) y las ocho capillas: Lúcumo, Pueblo Viejo, Atocongo, Pacta, Caringa, Cacicasgo, Chamaure y San Juan.

En "descripción del templo" apenas se enumeran los preciados elementos de su fachada, torres campanarios, bóveda, retablos de las naves laterales (Virgen del Carmen y Cristo de la Agonía) y un reluciente retablo barroco, felizmente restaurado, que amerita la descripción de un experto en arte y que cuenta con un inventario de 1850 en el anexo 10.

El cuerpo del libro lo forma una cronología exhaustiva de datos alusivos a la fecha, lugar, asunto distribuidos por siglos (XVI, XVII, XVIII, XIX, XX, XXI) basados en la investigación de archivo (sobre todo el Arzobispal de Lima) y los aportados por los historiadores básicos, José Matos Mar, José Portugal Mendoza, María Rostworowski, P. Enrique Fernández.  La obra es un gran aporte para la historia reciente pues brinda datos de primera mano hasta el 11 de enero del 2014 en que se registra la llegada del Instituto Secular "Cruzada Evangélica". Por el "Libro de las Visitas" sabemos que santo Toribio lo visitó en 1598, confirmando a 125 y a 26 en el 1604.

 

El último capítulo da un listado de sacerdotes y religiosos que atendieron la parroquia durante los siglos XX y XXI, culminando con el propio autor, P. Eugenio García, misionero de Mallorca.

Al final se incluyen 143 anexos documentales de gran valor como el 1 acerca de la Cofradía de san Miguel de 1644, otros vinculados con las cofradías y las visitas pastorales, una interesante relación de feligreses que habían cumplido con el mandamiento de confesión y comunión pascual de 1759

Resalto como mérito de la publicación la abundancia de fotos y atractivo formato que lo convierten en obligado recuerdo de cuantos se interesan por el rico patrimonio cultural y espiritual que se custodia en la renovada parroquia que ahora celebra el jubileo de sus 450 años.  


Fecha Publicación: 2023-07-28T09:47:00.000-07:00

¿Cuál es la verdadera filiación de la Beata Ana de los Ángeles Monteagudo?
Dante E. Zegarra López

A propósito que hoy recordamos 421 años del nacimiento de la Beata Ana de los Ángeles Monteagudo, encontramos que en muchas ocasiones no se la recuerda con su verdadera filiación.
Este desaguisado tiene como autor el sacerdote agustino Alfonso de Cabrera y Sosa, quien recibió el encargo del obispo Antonio de León escribir la biografía de la hoy Beata Ana de los Ángeles.
Su trabajo lo tituló "Vida y milagros de la venerable Madre sor Ana de los Ángeles Monteagudo que floreció en el grato paraíso de virtud en el Monasterio de la gloriosa Virgen Santa Catalina de Siena en la ciudad de Arequipa"
El tuvo en sus manos los documentos del Proceso Informativo, como base para escribir la biografía de la Madre Monteagudo, pero no realizó ninguna investigación adicional, de allí que, iniciando su trabajo, en el Libro I, Capítulo I, Patria de la venerable Madre, en su segundo párrafo en el folio 8 dice: "Y sus padres fueron Sebastián de Monteagudo natural de Villanueva de la Xara en el reino de España y doña Francisca Ponce de León"
El grave error de llamar a la madre de la Beata como Francisca Ponce de León, se sigue arrastrando y que lo repiten por lo menos en 63 mil páginas WEB, pese a que desde 1936, se conocía la filiación correcta de la madre de sor Ana de los Ángeles.
En ese año monseñor Santiago Martínez Cornejo, un destacado genealogista, publicó su obra "Fundadores de Arequipa". Él, al escribir sobre Juan Ruiz de León en la página 211 señala que "Dejó dos hijos: Francisca Ruiz de León y Juan Ruiz de León. La primera casó con Sebastián de Monteagudo, natural de Villanueva de La Jara…"
Por otro lado, en la Carta de Arras y Dote que suscribe Sebastián de Monteagudo al momento de su enlace señala que tiene "Ligítimo matrimonio con Francisca Rruiz de León mi esposa hija natural de Joan Rruiz de León difunto y de Ana Palla…"
Años más tarde, Sebastián de Monteagudo en su primer testamento, suscrito antes de viajar a España declara: "Item, declaro que soy casado y velado en paz de la santa madre Iglesia con Francisca Rruiz de León y que en ella tengo un hijo e una hija llamados Francisco de Monteagudo e Mariana de Monteagudo y la susodicha queda preñada al momento". Este documento pasó por ante el Escribano García Muñoz el 1 de febrero de 1597.
En su último testamento, Sebastián de Monteagudo, dado de puño y letra el 2 de enero de 1616, en una de sus cláusulas señala: "y cumplido y pagado este testamento y las mandas y legados en el contenido en el remanente que quedare de mis bienes derechos y acciones dexo y nombro por mis universales herederos a los dichos Francisco de Monteagudo y doña Mariana de Monteagudo y doña Catalina de Monteagudo y doña Ana y doña Juana y doña Inés y doña Andrea y Sebastián de Monteagudo mis hijos legítimos y la dicha doña Francisca de León mi mujer para que los ayan y hereden igualmente…"
En el último documento que firmó la madre de la Beata Ana de los Ángeles, el 19 de abril de 1633, vendiendo unas casas a favor de Melchor Maldonado y que figura a fojas 491 del protocolo del Escribano Diego de Silva, ella se identifica como Francisca de León viuda de Sebastián de Monteagudo.
Para mayor abundancia de información sobre el tema está el Decreto que admite la introducción de la Causa de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios Ana de los Ángeles Monteagudo, suscrito en 1913 por el cardenal Antonio Vico, Prefecto de la Congregación de Ritos.
En un párrafo del Decreto escrito en latín señala: "Haec Dei ancilla, ineunte saeculo XVII, anno 1602, Arequipae nata, honestos divitesque parentes Sebastianun Monteagudo et Franciscam de Leon sortita est."
Este párrafo traducido al castellano señala: "Esta sierva de Dios, nacida en Arequipa a principios del siglo XVII, en 1602, nació de los honorables y adinerados padres Sebastián Monteagudo y Francisca de León".
Basados en todos estos documentos publicamos desde 1985 a la fecha cinco libros donde rescatamos la verdadera identidad de la madre de la hoy Beata Ana de los Ángeles Monteagudo y por ende de ella.
 Los libros "Monasterio de Santa Catalina de Sena de Arequipa y Da. Ana de Monteagudo, Priora", "Arequipa en Blanco y Negro", "Visita guiada al Monasterio de Santa Catalina", "Diccionario Histórico Biográfico de Personajes de Arequipa" y, "Bienhechora de Almas. Sor Ana de los Ángeles Monteagudo. Una vida de virtudes heroicas" señalan en sus páginas la real identidad de doña Francisca Ruiz de León o Francisca de León como firmó en los documentos en los últimos años de su vida.
Señalado esto, no hay explicación para que más de 63 mil páginas WEB alojadas en la red de redes, sigan difundiendo una información falsa a todas luces, identificando a la Beata, como Ana de los Ángeles Monteagudo y Ponce de León y a su madre como Francisca Ponce de León.
La difusión del error cometido por Alfonso de Cabrera muestra una tendencia a tratar los temas históricos sin verificación documental, que se sigue hasta la actualidad y que muchos historiadores de biblioteca repiten.
En 1501 el famoso cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, siendo gobernador del reino de Castilla dicto normas para establecer la identidad de las personas. Estas estuvieron vigentes hasta mediados del siglo XIX. Según ellas, cada persona tendría el apellido de su padre de forma obligatoria después de su nombre de pila.
El uso del apellido materno se comenzó a utilizar a fines del Siglo XVIII, inicialmente por las principales familias en afán de conservar su linaje.
La idea adoptada por algunos historiadores de aplicar las normas de identificación actuales, a personajes de otras épocas muestran una falta de sensibilidad histórica muy grave.
Después de lo señalado, dejamos establecido que la identificación de la Beata arequipeña es Ana de los Ángeles Monteagudo y la de su madre: Francisca Ruiz de León o Francisca de León.

Fecha Publicación: 2023-07-27T18:07:00.001-07:00

Gracias a las facilidades del MALI pude visitar la muestra en la primera semana en que fue inaugurada. Aunque la recorrí en una hora, tengo el propósito de volver para profundizar y gozarla de a poquito ya que su gran contenido y creativa presentación exigen un recorrido detenido y atento.

Como indica el prospecto, la muestra Los incas. Más allá de un imperio, es una exposición dedicada a explorar la historia de los incas, desde sus orígenes y la formación del Tahuantinsuyo hasta la inserción de sus descendientes dentro de un nuevo orden virreinal. De igual manera, presenta algunos ejemplos de su legado en la sociedad peruana contemporánea a través del arte, el diseño y la cultura viva.

Incluye una selección de más de 250 objetos arqueológicos y obras de arte procedentes de colecciones públicas y privadas, muchas de ellas nunca exhibidas. Destaca un conjunto representativo de textiles de tradición inca y virreinal, así como el llamado "jarrón de Vilcabamba", pieza recuperada en el sitio de Espíritu Pampa, considerado como el último reducto de la resistencia inca.

El rico y variado acervo del legado inca, examinado bajo un enfoque multidisciplinario, permite construir narrativas en torno a la pregunta central sobre el mundo de los incas.

Asimismo, se presentan recursos audiovisuales que permiten explorar temas como la expansión del Tahuantinsuyo, la importancia y vigencia del sistema vial o Qhapaq Ñan, el sistema de registro de información en quipus, el origen y distribución del quechua como lengua utilizada por los incas en su proceso de expansión, el legado tecnológico aplicado a la producción agrícola, así como varios sitios arqueológicos que podrán ser apreciados desde el aire. Particularmente valoro el esfuerzo pedagógico en presentarnos en atractivos mapas. Destaca el mapa de cuatro metros de altura diseñado digitalmente y tallado en madera, con corte computarizado, en el Laboratorio de Fabricación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo PUCP. 

Particularmente me ha interesado el apartado "incas coloniales" -me parece más apropiado el término "virreinal"- que muestra la "síntesis viviente" integradora de la peruanidad forjada por la mezcla biológica y cultural del mundo indígena y el mundo hispánico, como muestran de modo elocuente las imágenes expuestas.  

Como una muestra complementaria se presenta Imagen de piedra. Lo inca en la fotografía, ca. 1900 -1940, curada por Natalia Majluf, en la Sala de Fotografía y Dibujo (Sala 21).

La muestra puede verse en las salas temporales 1, 2 y 3 (primer piso), sala 29 (segundo piso) del MALI, desde el 21 de junio hasta el 26 de noviembre de 2023.

 

https://mali.pe/portfolio-item/los-incas-mas-alla-de-un-imperio/


Fecha Publicación: 2023-07-20T10:51:00.000-07:00

https://www.youtube.com/watch?v=_1ZKfM1sv_s

http://olivaresdejucar.blogspot.com/2008/12/el-padre-florentino-alcaiz.html

 

Alcañiz García, Florentino. Torrubia del Castillo (Cuenca), 14.III.1893 – Lima (Perú), 13.VIII.1981. Jesuita (SI), fundador de las congregaciones religiosas de las Misioneras Hijas del Sagrado Corazón de Jesús y de las Celadoras del Reinado del Sagrado Corazón de Jesús.

Nacido en el seno de una familia sencilla que vivía de un molino de su propiedad sobre el río Júcar, muy pronto se manifestó en él una fuerte inclinación a la vida contemplativa, al punto que quiso ingresar en la Orden de los Cartujos. Pudo más, sin embargo, el impulso del apostolado y el 12 de octubre de 1908, a los quince años, fue aceptado en la casa noviciado que los jesuitas tenían en Granada y que era conocida casualmente como la Cartuja. Como novicio conoció y trabó amistad con el mexicano Miguel Pro, futuro mártir de la persecución religiosa callista. También entró en contacto con la doctrina escatológica del milenarismo (la interpretación literal del capítulo XX del Apocalipsis), enseñada entonces por el padre Ramón Orlandis Despuig (SI) y más tarde por el insigne escriturista padre Ramón Rovira (SI) y que iba a tener un lugar preponderante en su pensamiento teológico.

La extraordinaria capacidad intelectual demostrada por el maestrillo Florentino Alcañiz hizo que sus superiores lo enviaran a Roma, donde se doctoró en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana, obteniendo las máximas calificaciones y el título de Maestro Agregado. Su tesis De autografo Tractatus inediti Card. Ioannis de Lugo "De Anima" fue considerada una contribución importante a las ciencias sagradas.

Por esa misma época publicaba su obra clave en escatología: Ecclesia patristica et millenarismus (La Iglesia Patrística y el Milenarismo), de la cual haría una importante glosa décadas más tarde el teólogo y escritor argentino padre Leonardo Castellani.

Ordenado sacerdote y hecha la profesión en la Compañía, pasó a enseñar en varios teologados jesuitas; tanto en España (Granada) como, más tarde, a partir de 1932 (cuando la Segunda República expulsó a los padres de España), en el extranjero (Cerdeña y Bélgica).

Paralelamente, se dedicó a difundir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tan propiamente jesuítica y que había hecho suya con gran fervor en sus años de noviciado, fruto de lo cual fue el libro por el que el padre Alcañiz es más conocido: La devoción al Corazón de Jesús, la mejor exposición histórica y ascética que se ha escrito en español del tema, parangonable al clásico francés La dévotion au Sacré-Coeur. Doctrine, histoire del padre Jean-Vincent Bainvel (SI).

Terminada la Guerra Civil, regresó a Granada, en cuya Facultad de Teología fue profesor. En esta misma ciudad tuvo trato espiritual con Carmen Méndez, con quien fundó en 1942 la congregación de las Misioneras hijas del Corazón de Jesús, aprobada por el arzobispo (más tarde cardenal) Agustín Parrado y García. El padre Alcañiz fue también inspirador de otra fundación: la de las Celadoras del Reinado del Corazón de Jesús, establecida por la religiosa salmantina Amadora Gómez Alonso y que recibió la aprobación canónica en abril de 1949 del obispo de Cuenca, monseñor Inocencio Rodríguez Díez.

Solicitó a sus superiores pasar a América para difundir la devoción al Sagrado Corazón entre los católicos del Nuevo Mundo. Escuchado que fue, le enviaron al Perú. Puso su cuartel general en Lima. Desde la capital peruana desplegó una red de apostolado, yendo de pueblo en pueblo, a través de los Andes y llegando incluso a cruzar fronteras: el Ecuador, Colombia y Bolivia se beneficiaron también de su palabra fácil, amena, entrañable y estimulante.

Ningún obstáculo era infranqueable para el padre Alcañiz. Se cuenta incluso que en los lugares donde no encontraba sitio para pernoctar, dormía en algún nicho vacío del cementerio.

Al tiempo, era un asiduo lector de la Sagrada Escritura, de la que sacaba muchos argumentos no sólo para su predicación, sino también para la reflexión teológica, en lo cual cumplió a la letra los deseos del Concilio Vaticano II, que quería una fundamentación más bíblica y menos especulativa de la Teología Católica. Fruto de sus largas horas de sumergimiento en la Palabra de Dios fue una serie de libros divulgativos bajo el título de "Destellos bíblicos": El Padre Celestial, El Espíritu Santo, Psicología de la Virgen, San José, Los pequeños en la Biblia, El acto de caridad. En cada uno de ellos desarrolla con un orden lógico cada asunto, analizando lo que la Biblia dice al respecto con sencillez, lo que hace accesible a todos los públicos un discurso que no deja de ser rigurosamente teológico.

Estas obras fueron impresas —con la licencia de su buen amigo monseñor Mariano Jacinto Valdivia, obispo de Huaraz en los Andes peruanos— por las Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, a las que había hecho establecerse en Lima, donde también tenían casa las Celadoras.

Un grave accidente sufrido en medio de sus andanzas andinas —y que a punto estuvo de costarle la vida— acabó abruptamente con su apostolado itinerante.

Sus superiores le acabaron destinando al Colegio de la Inmaculada de Monterrico en Lima, donde se dedicó a las confesiones de los estudiantes y al estudio asiduo de las más diversas cuestiones.

Investigó el fenómeno de las apariciones marianas, mostrando un verdadero entusiasmo por las presuntas manifestaciones de Garabandal (en un momento llegó incluso a adherir a las supuestas apariciones de El Palmar de Troya, pero se retractó humildemente).

Profundizó en la mariología, llegando a proponer la "irredención" de la Virgen (su exención no sólo de la culpa sino del débito) y la consiguiente corredención plena con Jesucristo. Continuó con sus investigaciones escatológicas y llegó a escribir un compendio comentado (inédito) de La Venida del Mesías en gloria y majestad, conocida y controvertida obra que el ex jesuita chileno padre Manuel Lacunza publicó, a principios del siglo xix, bajo el seudónimo de Juan Josafat Ben Ezra y en la que defiende abiertamente el milenarismo.

El padre Alcañiz intentó fundar una nueva congregación inspirada en el anacoretismo de los padres del desierto y la experiencia cenobítica: los Cartujos del Padre Celestial, en dos ramas: masculina y femenina. La experiencia no prosperó al dispersarse los primeros adeptos y optar algunos por otras órdenes ya establecidas.

Hacia el final de sus días, volvió a la misa tradicional (hoy forma extraordinaria del rito romano).

Sus últimos años los pasó en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Miraflores (Lima). El 13 de agosto de 1981, se sintió repentinamente indispuesto y, tras breve agonía, murió con fama de santidad, a la edad de ochenta y ocho años, siendo enterrado en el cementerio de la casa jesuita de ejercicios espirituales Villa Kostka en Huachipa (Lima).

 

Obras de ~: Ecclesia Patristica et Millenarismus. Expositio historica, Granada, apud Méndez Caro, 1933; De autografo Tractatus inediti Card. Ioannis de Lugo "De Anima", Madrid, 1936; La consagración personal, Granada, Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, 1951 (20.ª ed.); La devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Importancia, consagración personal, 5.ª ed. aumentada, Granada, Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, 1957; El Corazón de Jesús en el Evangelio. Meditaciones, Granada, Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, 1958 (2.ª ed.), 10 vols.; Cartas de Santa Margarita María preparadas para la meditación, Granada, Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, 1958, 2 vols.; con L. Castellani, La Iglesia patrística y la Parusía, Buenos Aires, Paulinas, 1962; Destellos bíblicos, 6 vols.: El Padre Celestial; El Espíritu Santo; Psicología de la Virgen; San José; El acto de caridad; Los pequeños en la Biblia, Granada, Lima, Huancayo, Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, 1965-1966; Los Solitarios, Lima, Publicaciones de los Solitarios, 1972; El Gran Misterio de Garabandal, Lima, Publicaciones de los Solitarios, 1974.

 

Bibl.: R. Vargas Rubio, El Padre Alcañiz. Gran apóstol del Corazón de Jesús en el siglo xx, Jaén, 2007 (en prensa).

 

Rodolfo Vargas Rubio y José Martín Brocos Fernández

https://dbe.rah.es/biografias/114312/florentino-alcaniz-garcia

 

Florentino Alcañiz García (Torrubia del Castillo14 de marzo de 1893-Lima13 de agosto de 1981) fue un sacerdote jesuita español, misionero en el Perú y fundador de tres congregaciones religiosas, las Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, las Celadoras del Sagrado Corazón y los Cartujos del Padre Celestial.1

Biografía[editar]

Florentino Alcañiz García nació en Torrubia del Castilloprovincia de Cuenca (España), el 14 de marzo de 1893, en el seno de una familia campesina. Desde niño sintió el deseo de abrazar la vida contemplativa, en la Orden de los Cartujos. Sin embargo, al conocerla Compañía de Jesús, ingresó al noviciado jesuita de Granada. Sus superiores lo enviaron a Roma, donde se doctoró en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana. Ordenado sacerdote, se dedicó a la enseñanza en primero en Granada, y luego, a cauda de la expulsión de los jesuitas de España, en 1932, en Cerdeña y Bélgica.1

La espiritualidad de Alcañiz estaba muy ligada a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús, al que le dedicó muchas letras, especialmente un libro, La Devoción al Corazón de Jesús, que según la crítica católica, es una de las mejores exposiciones históricas y ascéticas que se haya escrito en español sobre el tema.2

Cuando terminó la guerra en España, regresó a Granada, y fue profesor de la Facultad de Teología. Allí conoció a Carmen Méndez, con quien fundó la congregación de las Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, en 1942.3 Contribuyó en la obra de Amadora Gómez, para la fundación de la Congregación de las Celadoras del Reinado del Corazón de Jesús, en 1949. Ese mismo año fue enviado por sus superiores como misionero a Perú, donde se dedicó a la propagación del culto del Corazón de Jesús en Lima, como predicador, fue invitado a dirigir conferencias y sermones a lo largo y ancho del país, y fuera de él, llegando incluso a ColombiaEcuador y Bolivia. Además, aprovechó la estancia en la nación latinoamericana para establecer las congregaciones por él fundadas.1

A causa de un accidente que le impidió continuar con su obra apostólica, sus superiores lo destinaron al Colegio de la Inmaculada de Monterrico en Lima. Durante ese tiempo fundó la Congregación de los Cartujos del Padre Celestial. Sus últimos días los pasó en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Miraflores, donde murió el 13 de agosto de 1981.4 Su cuerpo descansa en el cementerio de la casa jesuita de ejercicios espirituales en la Villa Kostka en Huachipa.

Referencias[editar]

1.    ↑ Saltar a:a b c Pettinati, 1974, col. 470.

2.     Horn, Ramón. «Consagración al Sagrado Corazón de Jesús»www.santisimavirgen.com.ar. Consultado el 27 de mayo de 2016.

3.     Arquidiócesis de Sevilla, s.d., p. 56.

4.     Vargas, 2010, voz Alcañiz García, Florentino.

Bibliografía[editar]

·         Arquidiócesis de Sevilla (s.d.). Vida Consagrada.

·         Pettinati, G. (1974). Guerrino, Pelliccia; Rocca, Giancarlo, eds. Dizionario degli Istituti di Perfezzione (en italiano) I. Roma: Edizione Paoline.

·         Vargas, Rodolfo (2010). «Alcañiz García, Florentino». En Real Academia de la Historia, ed. Diccionario Biográfico Español III. Madrid. ISBN 978-84-96849-59-4.

https://es.wikipedia.org/wiki/Florentino_Alca%C3%B1iz_Garc%C3%ADa


Fecha Publicación: 2023-07-20T03:25:00.001-07:00

CUANDO EL DEÁN VALDIVIA REIVINDICÓ A SANTO TOMÁS DE AQUINO EN AREQUIPA

José Antonio Benito Rodríguez, FTPCL

El Papa Francisco nombró al prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santosel cardenal Marcello Semeraro, enviado especial a la celebración del 700 aniversario de la canonización de Santo Tomás de Aquino, el pasado 18 de julio en la Abadía de Fossanova. En una carta en latín, el Papa Francisco ha recordado la figura de Santo Tomás de Aquino como un "hombre de iglesia", sacerdote y médico que compartió su "inmensa sabiduría espiritual y humana" a través de oraciones y escritos.

Del 28 de enero de 2023 al 28 de enero de 2026 se celebrará el triple jubileo de la canonización, muerte y nacimiento de Santo Tomás de Aquino. Con tal motivo, la Penitenciaría Apostólica ha concedido la indulgencia plenaria "a los fieles bien dispuestos que participen en las celebraciones eucarísticas organizadas por la Familia Dominicana en sus iglesias y colegios con motivo del jubileo de la canonización y muerte de Santo Tomás de Aquino (del 28 de enero de 2023 al 28 de enero de 2026), así como a los fieles que peregrinen a las iglesias, santuarios y oratorios bajo su advocación".

Con el deseo de sumarme a tan gozosa propuesta, les comparto un interesante artículo publicado en 1879, en Arequipa, por parte del célebre Deán Valdivia y que lleva por título "Ojeada rápida a la Suma Teológica y a otras obras del Angélico Doctor Santo Tomás" ( Revista Católica de Arequipa, números 433, 434 y 435)

El fin era bien claro, salir al paso de lo que había dicho un intelectual peruano de la época: "Ha dado ocasión a que se escriba esta ojeada el haberse dicho por una persona respetable progresista, 'que las obras de Santo Tomás eran ya antiguas, pues habían pasado más de 600 años desde que se escribieron: que ellas fueron muy buenas para la edad media, pero que dejaban ya mucho que desear para la época actual".

Para desmentir tal aserto sin fundamento, el Deán aporta datos biográficos y bibliográficos, analizando sus obras y concluyendo que "Santo Tomás, que estudió la Biblia siempre en ayuno e hincado y a san Agustín siempre de rodillas, fue un compendio del saber de todos los grandes filósofos y de los Padres y sabios que le precedieron. El estudio de la Suma de santo Tomás es, pues, la obra que proponemos a la juventud y a los sacerdotes, a los profesores y a los católicos que se propongan batir los errores de las sectas impías que se han combinado y para reducir a polvo todas las opiniones y todos los sistemas, sin que se pueda decir que las obras de santo Tomás fueron solo buenas para la Edad Media y no para la época actual...Todos los soberanos pontífices, desde que él empezó a enseñar hasta que murió, lo honraron y le dieron pruebas de su estimación. Alejandro IV escribió al Canciller de la Iglesia de París por haber acordado la licencia de enseñar a un sujeto como Fr. Tomás, tan recomendable por los tesoros de ciencia y de doctrina que Dios había puesto en él. Urbano IV le encargó la composición de un tratado sobre los errores de los griegos. Clemente I le ofreció el Arzobispado de Nápoles que no lo admitió.

La Universidad de París, habiéndose dividido a propósito de los accidentes eucarísticos todos los doctores se convinieron en someterse al juicio de santo Tomás y así sucedió sin discrepar ninguno de su decisión...Las Universidades de Salamanca, Alcalá, de Bolonia, de Nápoles, de Padua y de Turín, han reconocido y seguido a santo Tomás por su Doctor y Maestro. Las universidades de Alemania, restauradas en su mayor parte por dominicanos, adoptaron la doctrina de santo Tomás.

Tan luego como la fe penetró al Nuevo Mundo, el Papa Inocencio XI publicó una bula en 23 de julio de 1681 para la fundación de una Universidad en Quito, en la cual prescribió que los profesores enseñaran la doctrina de santo Tomás, como tan conforme a la tradición, a los santos Padres y a los decretos de la Iglesia universal.

El célebre Padre Annato, en su aparato a la Teología positiva, dice: "En toda la tierra los teólogos en sus escuelas, los predicadores en las cátedras del Espíritu Santo, los directores de conciencias en sus confesionarios, los religiosos de casi todas las órdenes en sus claustros, los eclesiásticos de todos los rangos, todas las congregaciones, todos los colegios, todas las facultades de teología, todo el mundo, en una palabra, ha militado y combatido bajo los estandartes del Doctor Angélico, para confundir el error y para reducir a polvo a los enemigos de la Religión".

Entendemos perfectamente por qué el Papa Pablo VI, en la carta Lumen Ecclesiae" de 20 de noviembre de 1974, dirá que es "el más santo entre los doctos y el más docto entre los santos". De igual modo, san Juan Pablo II, tomista de excepción, lo cita profusamente en sus encíclicas, particularmente en "El esplendor de la verdad" y en "Fe y razón" (octubre 1998): "la Iglesia ha propuesto siempre a santo Tomás como maestro de pensamiento y modelo del modo correcto de hacer teología. Como dijo Pablo VI: El punto capital y como el meollo de la solución casi profética a la nueva confrontación entre la razón y la fe, consiste en conciliar la secularidad del mundo con las exigencias radicales del Evangelio, sustrayéndose así a la tendencia innatural de despreciar el mundo y sus valores, pero sin eludir las exigencias supremas e inflexibles del orden sobrenatural »(n.43).

No podemos olvidar los dos deliciosos mensajes del Papa Benedicto XVI el 2 y 16 de junio del 2010, en los que culminaba: "La profundidad del pensamiento de santo Tomás de Aquino brotaba —no lo olvidemos nunca— de su fe viva y de su piedad fervorosa, que expresaba en oraciones inspiradas, como esta en la que pide a Dios: «Concédeme, te ruego, una voluntad que te busque, una sabiduría que te encuentre, una vida que te agrade, una perseverancia que te espere con confianza y una confianza que al final llegue a poseerte».: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20100602.html

Ojalá se haga realidad en la Iglesia y en el mundo los deseos manifestados por el Papa Francisco al convocar este gozoso jubileo: "Con gran alegría del alma y gozo espiritual, hemos aceptado los diversos proyectos de la Iglesia para honrar dignamente el celo del más ilustre Doctor de la santidad y el estudio de la sagrada doctrina".


Fecha Publicación: 2023-07-14T16:51:00.001-07:00

Salmantina Ludivina Cobaleda, sierva de san José, cumple cien años en el Perú

Nace en Salamanca un 17 de julio del año 1923 en el seno de una familia donde se vive la fe y el amor. Es la menor de una familia numerosa de 11 hermanos. En este ambiente, el Señor llama a seguirle a su hermano Jesús Cobaleda, en la Compañía de Jesús y a Ludi, Sierva de San José.

Su vocación misionera le llevó a soñar con venirse a Latinoamérica, y se cumplieron sus sueños. Argentina, Chile y Perú dan fe de su entrega alegre y generosa en servicio de las personas más necesitadas.

Varios servicios de acompañamiento y animación en la Congregación han ocupado parte de su vida y hoy nosotras, tenemos la suerte de compartir contigo Ludi esa fecunda vida.

Le damos gracias a Dios y te lo damos también a ti, por tu respuesta fiel a ese buen Dios, que quiso regalarte esta vocación de servicio sin fronteras".

La homilía resultó muy familiar y participativa ya que Nino, nuestro amigo jesuita que presidía la celebración, nos hizo participar con anécdotas y situaciones de la vida de Ludivina muy sugestivas por reflejar su personalidad recia y tierna a la vez. Después de renovar los votos, Ludivina ofreció una vasija simbolizando su confianza en el amor del Alfarero, "Gracias por moldearme para amar como Jesús en Nazaret. Con el pan y el vino te presento los cien años de vida que hoy celebramos. He saboreado que todo es presencia y gracia tuya. Así deseo que, como yo, toda la humanidad descubra que tu proyecto y camino de vida son la fuente de nuestra alegría y felicidad".

Y nos unimos también a la acción de gracias que Ludivina hizo con el Salmo 136 recordando las maravillas que obró Dios en su vida en estos 100 años; todas y todos los presentes lo confirmamos afirmando "porque es eterno tu amor".

 Las Siervas de san José son un grupo de mujeres consagradas que, centradas en el seguimiento de Jesús de Nazaret, viven una espiritualidad encarnada, profética y transformadora, y una misión que se expresa en el compromiso con la promoción y evangelización del mundo trabajador pobre privilegiando el trabajo de dignificación de la mujer. 

 Son una Congregación multicultural que trabaja en red y comparte su Carisma, vida y misión con la sociedad, en estrecha colaboración con laicas y laicos josefinos. SuLa institución nace en Salamanca, el 10 de enero de 1874, de la mano de Bonifacia Rodríguez y Francisco Butinyà i Hospital, en el humilde taller de Bonifacia para la promoción y evangelización de la mujer trabajadora, en un momento en que las opciones laborales para las mujeres eran muy limitadas y llenas de dificultades.

El trabajo se convierte así en un elemento constitutivo de la misión a realizar por las mujeres que van entrando a formar parte del taller. Desde la experiencia creyente, la oración se hace compañera de camino del trabajo y, hermanados, se busca dar sentido al esfuerzo diario y dignidad al espacio laboral.

Su estilo de vida sencillo, solidario y comprometido, trabajo con la mujer, sensibilidad hacia el cuidado de la creación y la fraternidad vivida en nuestras Comunidades-Taller son fuerza profética del Carisma, que convoca a nuevas mujeres a unirse a su proyecto de vida.

Como decía un poeta anónimo, "la vida se vive, no se escribe", pero es necesario hacer un esfuerzo por traducir y compartir tantas emociones y sentimientos vividos acompañando a nuestra hermana Ludivina en su cumpleaños centenario.

Alcanzar un año más de vida es sin duda motivo de celebración, pero cumplir 100 años es centuplicar la alegría y el agradecimiento, más aún, al verla tan sabia, lúcida y con ganas de vivir a tope como está nuestra hermana. 

Esperábamos con ansias y una no disimulada expectativa que llegase el 17 de junio. Es de un valor incalculable tener la oportunidad de estar acompañando a Ludivina en este viaje de la vida en fecha tan memorable. Es por eso que para esta celebración tan entrañable preparamos todo tratando de respetar los deseos de la cumpleañera: una celebración íntima y sencilla… "no está mi cabeza para mucha algarabía".

La víspera de su cumpleaños la comunidad educativa del Colegio "Patrocinio de San José" se reunió para expresar a Ludi el cariño y agradecimiento por su testimonio de amor y entrega. Las hermanas de la Casa Provincial la acompañamos en este encuentro lleno de cariño y Ludivina compartió lo que significaba para ella el poder vivir este cumpleaños en el Perú y concretamente en Lima a la que siempre había soñado volver.

En la tarde, luego de la cena, Ludivina nos comparte su vida, la llamada a ser SSJ y, sobre todo, cómo desde niña sentía la misteriosa atracción por América Latina… Nos confía que toda su vida fue dejarse llevar por la profunda fuerza de vida de Dios que es AMOR.  La radical seguridad con que llenó su vida. la fue moldeando para amar como Jesús en Nazaret.

Gracias, querida Ludivina, estos momentos de compartir en intimidad tu confianza absoluta en Dios, nos traen a la memoria las palabras de Jesús para los momentos de lucha y de confrontación: "No teman, pues ustedes valen más que muchos pajarillos" (Mt 10,31).

Al día siguiente, sábado 17 de junio, durante gran parte del día, Ludivina recibió felicitaciones de familiares, amistades y hermanas prácticamente de todo el mundo; y al caer la tarde, se cierra la celebración con broche de oro acompañando a Ludivina en la Eucaristía, unidas en la alegría y acción de gracias por su vocación a la vida, al amor fiel, porque, como dice el Salmo 32, 22 "Tu amor, Señor, nos acompaña. Esa es nuestra certeza"

El grupo de misioneros salmantinos formado por el P. Mateo Bautista, camilo, P. Alfonso Francia, salesiano, P. Benito García, claretiano, P. José Luis Calvo, diocesano y párroco en Nueva Rinconada, con servidor, José Antonio Benito, laico, nos acercamos a felicitarla y pasamos un rato familiar entrañable con la Hna. Ludivina Cobaleda, la primera de la foto por la izquierda, junto al P. Alfonso; y otra salmantina, Hna. Obdulia Matías, de 90 años...¡STO LAT! ¡Que cumplas cien años con gozo y santidad!

https://familiajosefina.org/cumpleanos-centenario-de-nuestra-hermana-ludivina-cobaleda-garcia/


Fecha Publicación: 2023-07-02T03:47:00.001-07:00

Mons. Cabrejos Vidarte comentó durante su saludo que Francisco es el Papa de la misericordia, de la eclesialidad, de la sinodalidad y del ecumenismo. Con él han adquirido especial relevancia temas como la urgente renovación eclesial y la vocación misionera de la Iglesia, el diálogo interreligioso, el rol actual de los laicos y especialmente de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, la sustentabilidad del desarrollo humano integral y con su permanente llamado al servicio de los pobres.

REAFIRMAMOS NUESTRA FE EN JESUCRISTO, NUESTRA FIDELIDAD A LA IGLESIA Y AL PEDRO DE HOY, EL PAPA FRANCISCO (29 de junio de 2023)

Hermanos y hermanas:

Agradezcamos a Dios por esta gran Celebración Eucarística, presidida por el Sr. Nuncio Apostólico, por las intenciones y salud del Santo Padre, el Papa Francisco en este día en que conmemoramos la Solemnidad litúrgica de San Pedro y San Pablo. En esta celebración también reafirmamos nuestra fe en Jesucristo, nuestra fidelidad a la Iglesia y al Pedro de hoy, el Papa Francisco.

Según los evangelios, la confesión de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" sucedió en un momento decisivo de la vida de Jesús, cuando se dirigía a Jerusalén para someterse a la muerte en cruz, resucitar y ascender a los cielos, cumpliendo así, su misión salvífica. Después de la confesión de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 15-16). Jesús pronuncia la declaración solemne que define, para siempre, el papel de Pedro en la Iglesia: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19). La responsabilidad conferida por el Señor a Pedro está arraigada en la relación personal que el Jesús histórico tuvo con él. Esta posición de preeminencia que Jesús confirió a Pedro se constata también después de la resurrección, en muchos pasajes evangélicos: Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos (Jn 21, 15-19)

La piedra, las llaves, atar-desatar

Las palabras de Jesús se basan en tres símbolos con resonancias bíblicas: La Piedra, las llaves y el atar y desatar.

El primer símbolo: La piedra, también realzado por el juego verbal con el nombre de "Pedro". Muchas veces en el Antiguo Testamento se canta a Dios como la roca inquebrantable y segura, la fortaleza inexpugnable, el pico rocoso infranqueable por las fuerzas del mal. El Sal 18: 2-3 dice: "Te amo, Señor, mi roca, y fortaleza, mi refugio, mi Dios, Tú, mi roca, a quien me acojo, mi escudo y baluarte, mi poderosa salvación ".

En el Nuevo Testamento sólo Cristo y Pedro reciben este apelativo: "La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la piedra angular. Aferrándose a Cristo, una piedra viva, rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa ante Dios; nosotros también somos considerados como piedras vivas para la construcción de un edificio espiritual" según Lc. 20,17-18 y 1Pe 2,4-5. Jesús constituye a Pedro en la misión que le era propia: lo hace signo visible de unidad y firmeza, haciéndolo participar de su función de piedra fundamental y decisiva ("nadie puede poner otro fundamento que el que ya existe, que es Jesucristo», 1 Co 3, 11).

El segundo símbolo:  las llaves, hace referencia claramente a la responsabilidad de participación en la tarea y realidad de Cristo. Ahora bien, las llaves de una casa, de una ciudad, de un tesoro son el signo del poder confiado a una persona en el ámbito administrativo, jurídico. Pedro se convierte así en el camino a través del cual Cristo comunica visiblemente su palabra, sus dones de salvación y su presencia al interior de la historia

El tercer símbolo: atar y desatar, una terminología de origen legal que en el judaísmo indicaba el acto legal de prohibición y permiso y que refleja la responsabilidad encomendada a Pedro como guía en la moral y en el perdón de los pecados.

Se trata de una misión en la que participan todos los apóstoles, como recuerda el mismo Cristo resucitado:  "Recibid el Espíritu Santo: a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes les retengan, les quedan retenidos". (Jn 20.22-23 También Jesús le dice a Pedro: "Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca" (Lc 22, 32). La oración de Jesús, es el límite puesto al poder del maligno, es la protección a la Iglesia. Esta oración es a la vez promesa y Misión. Esta oración salvaguarda la fe de Pedro y en ella, la fe de la Iglesia, por ello el sensus fidei ecclesiae.

La tarea de Pedro consiste pues en no dejar que la fe en Jesús se debilite, sino que se fortalezca siempre, ante la cruz y ante todas las contradicciones del mundo, hasta que el Señor vuelva.  El Señor no ruega sólo por la fe personal de Pedro, sino también por su fe como servicio a los demás. Y esto es exactamente lo que quiere decir con las palabras: "Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos" (Lc 22, 32).

Hermanos y hermanas, así lo entendió la Iglesia y así lo retrató san Jerónimo (S. V) cuando dice: "He decidido consultar la cátedra de Pedro, donde se encuentra la fe que la boca de un Apóstol exaltó; vengo ahora a pedir un alimento para mi alma donde un tiempo fui revestido de Cristo. Yo no sigo un primado diferente del de Cristo; por eso, me pongo en comunión con tu beatitud, es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que sobre esta roca está edificada la Iglesia" (Cartas I, 15, 1-2). Por eso el Papa, el Pedro de hoy, sigue siendo la piedra de Cristo, sigue abriéndonos la puerta de la casa de Dios, sigue ofreciendo la alegría del perdón e indicando el camino de la salvación. Y su ministerio Petrino se derrama en la Iglesia, obra en el cuerpo visible e histórico de Cristo y nos guía hacia Cristo, piedra angular sobre la que se levantará la Jerusalén celestial.

LOS DIEZ AÑOS DEL PAPA FRANCISCO

Hermanos y hermanas: En este momento de la historia, lleno de expresiones de escepticismo y de dudas, pero también rico en el deseo de Dios, reconozcamos en el Pedro hoy, El Papa Francisco, nuestra misión común de testimoniar juntos a Cristo nuestro Señor y reconozcamos la gran labor pastoral que está haciendo el Santo Padre. Por eso me permito recordar:

El Papa Francisco, primer Pontífice latinoamericano en la historia de la Iglesia católica, nos ha entregado importantes Encíclicas, exhortaciones y otros documentos importantes para la Iglesia. Por eso, acompañar al Papa Francisco en su Magisterio es una tarea de principal importancia, dada la relevancia que ha adquirido la fuerza e identidad católica sobre todo en el continente latinoamericano y en la Iglesia Universal.

1.           El Papa Francisco ha cumplido diez años como Pastor Universal. Un Papa que, a sus 86 años, ha conducido a la Iglesia con fortaleza y sabiduría, a pesar que han sido tiempos de incertidumbre y dolor, marcados por la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, la crisis económica mundial, y al interior de la Iglesia, la bofetada y el dolor de los abusos sexuales. El Pedro de hoy, Francisco, ha enfrentado los problemas con valentía, humildad, sabiduría y firmeza, buscando que la Iglesia sea cada vez más trasparente, misionera y anunciadora de vida nueva y esperanza.

2.           En estos diez años han sucedido encuentros, viajes, escritos y gestos cargados de simbolismos realizados por un Gran Pastor, de renovación y reestructuración. Y han habido momentos de silencio para el debido discernimiento.

3.           Ha celebrado Misas multitudinarias, como la de su viaje a Filipinas en que participaron cerca de 7 millones de personas,  igual que en Brasil y Perú, y una Adoración Eucarística  y Bendición Urbi et Orbi en aparente soledad, como aquella celebrada en medio de la lluvia en la plaza de San Pedro, en la que oró por las víctimas del coronavirus en el momento más duro de la pandemia.

4.           El Papa Francisco ha escrito tres encíclicas: "Lumen Fidei", "Laudato si" y "Fratelli tutti". También ha escrito otros 11 documentos importantes, como constituciones y exhortaciones apostólicas, la más importante sin duda ha sido, Evangelii gaudium, su primera exhortación apostólica y una verdadera hoja de ruta sobre su pontificado; pero también Amoris Laetitia, Christus Vivit y Querida Amazonía, entre otras muy importantes.

5.           Asimismo, llevó a cabo la reforma de la curia romana a través de la constitución apostólica Praedicate Evangelium y un nuevo enfoque del Sínodo y la Sinodalidad con Episcopalis Communio.

6.           A pesar de tener dificultades en sus rodillas y necesitar un bastón para caminar y silla de ruedas para movilizarse, el Papa no ha frenado su actividad: trabaja intensamente en el Sínodo de la Sinodalidad y preparando el Jubileo de 2025 (Peregrinos de la Esperanza), y planifica algunos viajes que se sumarán a las ya 40 visitas internacionales que ha realizado en su pontificado, entre ellas, a 10 países africanos, a 18 países asiáticos, a 20 dentro de Europa y 12 al continente americano.

7.           El Papa Francisco es el Papa de la misericordia, de la eclesialidad, de la sinodalidad y del ecumenismo. Con él han adquirido especial relevancia temas como la urgente renovación eclesial y la vocación misionera de la Iglesia, el diálogo interreligioso, el rol actual de los laicos y especialmente de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, la sustentabilidad del desarrollo humano integral y con su permanente llamado al servicio de los pobres.

8.           Hoy sus principales fuerzas las dirige a la construcción de la anhelada paz, no solo en Ucrania, sino también en otras regiones de los diferentes continentes.

9.           Finalmente, una vez más recemos por el Papa Francisco y agradezcamos a Dios por su Ministerio Petrino.

+ Miguel Cabrejos Vidarte, OFM

Arzobispo de Trujillo

Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

 

https://noticias.iglesia.org.pe/solemnidad-de-san-pedro-y-san-pablo-el-papa-francisco-conduce-la-iglesia-con-fortaleza-y-sabiduria/


Fecha Publicación: 2023-06-30T06:23:00.000-07:00

En la mañana del sábado falleció en Lima, a los 85 años de edad, Giovanni Salerno (1938-2023), sacerdote siciliano que llegó a Perú en 1968 como misionero y allí fundó los Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo. Fue velado en Cuzco, lugar donde se encuentra la casa madre de la obra, hasta la celebración, en la semana que entra, del funeral por su alma. En los últimos días se había agravado su situación, ya delicada por diversas patologías, con la infección que partiendo de la pierna había llegado a los órganos vitales.

"Los muchos pobres y niños que ha guiado al cielo lo reciban ahora en las moradas eternas e intercedan por su alma", imploraba la congregación al dar a conocer su fallecimiento.

Expansión por todo el mundo

Los Misioneros Siervos de los Pobres fueron bautizados por Juan Pablo II en 1986 como Opus Christi Salvatoris Mundi [Obra de Cristo Salvador del Mundo], que pasó a ser su denominación oficial. Constan actualmente de 150 misioneros de quince nacionalidades, que sirven a un millar de niños a través de escuelas gratuitas, comedores, dispensarios médicos y talleres profesionales.

De ellos, 15 son sacerdotes, 2 diáconos, 11 seminaristas mayores y 17 seminaristas menores, además de una comunidad contemplativa formada por dos sacerdotes y dos hermanos, un centenar de hermanas y una comunidad de doce familias de matrimonios misioneros.

 

Tienen media docena de fundaciones en Perú, y asimismo en Hungría (Centro de Acogida Gitana de Budapest), CubaMéxicoItalia y España, donde en 1990 abrieron en Ajofrín (Toledo) un seminario para la formación de su rama masculina, acogidos por el entonces arzobispo primado de España, el cardenal Marcelo González Martín.

Entregado a los pobres

El padre Salerno nació en Gela (Sicilia) en 1938, estudió Teología en el seminario de Monreale (Palermo) y fue ordenado sacerdote en 1961. En 1968 llegó como misionero agustino a la región andina de Apurímac, en Perú. Impresionado por la situación de abandono de aquellas comunidades, e inspirado en la encíclica Populorum Progressio que había publicado el Papa Pablo VI el año anterior, decidió fundar los Misioneros Siervos de los Pobres para entregarse a todos los que allí padecían hambre, enfermedades e injusticias.

 

Fundó el dispensario médico Madre Rosa Gattorno, inspirado en la religiosa italiana Ana Rosa Gattorno (1831-1900), beatificada en el año 2000. Tras quince años entregado a ese trabajo, el padre Salerno fundó en 1982 el Hogar-Nido Santa Teresa, y en 1986 dio los primeros pasos para el establecimiento de la actual congregación y recibió la bendición para ella de Juan Pablo II.

La aprobación definitiva llegó en 2011, coincidiendo con el cincuentenario de su sacerdocio, día que él festejó celebrando la misa tradicional por ser, dijo entonces, la misa de su ordenación.

El padre Salerno pasó medio siglo en Perú en esa misión, reconocida tanto en el propio país como en su patria de origen, donde en 2021 el presidente Sergio Mattarella le concedió el título honorífico de Cavaliere [Caballero]. Había regresado a Italia, ya anciano y enfermo y casi ciego, y estuvo dos años acogido en la parroquia de San Antonio de Padua, en Palermo, pero no pudo estar mucho tiempo lejos de su obra y regresó a Perú hasta el momento de su muerte.

Su obra más conocida es la Ciudad de los Muchachos para niños pobres y huérfanos, que encontraban en ella posibilidades de formación profesional y universitaria, además de una familia.

En el espíritu del Kempis

El padre Salerno aprovechó siempre sus grandes dotes como comunicador para difundir su obra y cumplir los fines de los Misioneros Siervos de los Pobres, que ellos mismos definen: "Aumentar la santidad de la Iglesia sirviendo a los demás" y procurar "la salvación eterna de los pobres". Su regla de vida espiritual es la Imitación de Cristo de Fray Tomás de Kempis y los fundamentos de su vida religiosa son "la Cruz, el silencio, la humildad y, sobre todo, la obediencia": "Contemplando a Cristo, obediente al Padre, queremos ser fieles al Magisterio de la iglesia hasta en los más pequeños detalles", añaden.

https://www.religionenlibertad.com/personajes/114944486/muere-giovanni-salerno-misioneros-siervos-pobres-tercer-mundo.html

Obra en la que da testimonio de su vocación y misión: Giovanni Salerno, S.P.T.M. "Misión andina con Dios. Los siervos de los pobres del tercer mundo". EDIBESA, Madrid 2004, pp.271

 

"El Señor me eligió como asno para cargarlo sobres los caminos estrechos de la Alta Cordillera".

Los recuerdos, agrupados en la parte I, ilustran la espiritualidad del Movimiento

La II son algunos pensamientos del Padre que definen la espiritualidad de la que quiere impregnar el espíritu y el corazón de sus discípulos.

La III presenta los textos de las primeras cartas dirigidas a los Misioneros mientras gestaba y maduraba su fundación:

"Queridos hijos: si les he escrito estos recuerdos de mi vida, no es para hablarles de mi pobre persona. Aunque haya hecho muy poco, se las he recordado para que ustedes puedan aceptar con alegría los sacrificios que conlleva el Evangelio, el evangelizar a los pobres siguiendo el carisma de nuestro Movimiento. Querer ser misioneros sin enfrentar sacrificios es una ilusión. Deben de veras amar la vida misionera con todos los sacrificios que ella implica si quieren llevar el Evangelio a los más lejanos y ser fieles al carisma de los Siervos de los Pobres del Tercer Mundo" p. 22


Fecha Publicación: 2023-06-29T17:41:00.001-07:00

LA PERUANIDAD DE VÍCTOR ANDRÉS BELAUNDE EN EL BICENTENARIO

José Antonio Benito Rodríguez, FTPCL, historiador

 

Amigos: Les comparto alguna de las ideas expuestas en el reciente Foro sobre "Víctor Andrés Belaunde y la Peruanidad como punto de encuentro" en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima, el 27 de junio del 2023, organizado por el Círculo de Ciencia Política
y el Instituto de Estudios Social Cristianos (IESC). https://www.ulima.edu.pe/pregrado/derecho/agenda/seminario-victor-andres-belaunde-la-peruanidad-como-punto-de-encuentro

 

A punto de venir de modo permanente para el Perú en 1994 recibí de José María Salazar Belaunde en Madrid un preciado ejemplar de Peruanidad. No pudo brindarme mayor regalo. Ha sido el umbral para entrar en este maravilloso país. El que me llevó a conectar con el Instituto Riva Agüero y el Instituto de Estudios Social Cristianos, institución la primera fundada por Víctor Andrés Belaunde  y la segunda nacida al calor de sus ideales.

En mi gozosa estancia en su tierra arequipeña (1994-1999) pude leer algunos de sus artículos juveniles en la prensa arequipeña, gran parte de su obra y dirigir un seminario en el Instituto del Sur.

Pocos peruanos como el universal Víctor Andrés supo adentrarse con tanta hondura en la entraña misma del País, la Patria, el Estado del Perú profundo, y al mismo tiempo fue el embajador cosmopolita del Perú. Él estudió "la peruanidad" con pasión. No sólo la definió ("conjunto de elementos o caracteres que hacen del Perú una Nación y un Estado") sino que supo  comprometerse científicamente con su problemática, llevando a la más alta cumbre diplomática, la ONU, la honrosa representación de Perú. La peruanidad de Víctor Andrés Belaunde tiene perfiles bien definidos. Si la peruanidad es la realización de la síntesis viviente que la integra "el destino del Perú es continuar realizando esa síntesis. Ello da un sentido primaveral a nuestra historia"  En el vibrante y lúcido epílogo de su obra cumbre, Peruanidad, escribirá que este concepto "supera al hispanismo puro y al indigenismo puro." Si el primero prescinde del factor espacio, el segundo lo hace del factor tiempo. Tanto uno como otro se integran en la peruanidad:

a) Telúricamente, por la influencia del paisaje o del medio físico

b) Biológicamente, por el cruce de sangre

c) Económicamente, por la necesidad de la producción que une en toda empresa a empleados y dirigentes

d) Políticamente, por la influencia del régimen republicano que ha suprimido las barreras de color en las esferas burocráticas y sociales

e) Religiosamente, por el catolicismo, cuya liturgia modela las mentes más altas como las más sencillas y primitivas.

En el Discurso pronunciado con motivo de celebrarse las bodas de plata de la Universidad Católica, en 1942, volverá a proclamar que la peruanidad es un hecho, una vivencia; es una e indivisible, integral. "Síntesis viviente de la tierra y de la raza aborigen, y de la raza y la cultura hispano-católica, la peruanidad exhibe con orgullo sus dos herencias y no acepta que se las disminuya ni se las tergiverse. La gloriosa sombra del incario se prolonga en el virreinato y es nuestra misión perpetuarla en la república".

Víctor Andrés siempre sumó, nunca restó. A fuer de ser realista, fue siempre optimista. "La peruanidad es una síntesis comenzada pero no concluida. El destino del Perú es continuar realizando esa síntesis. Ello da un sentido primaveral a nuestra historia".  Así entendida, la "peruanidad" es un proyecto de utopía indicativa: la postulación de una solidaridad en marcha, la convicción de un somos, un podemos y debemos ser. Su "Síntesis viviente" es una simbiosis de valores culturales y espirituales, lejanos y cercanos, con sus mitos, tradiciones y costumbres, que se remoza constantemente por su propio impulso vital y con un destino propio, personal.

Como afirma Ricardo Cubas en Víctor Andrés Belaunde y el debate intelectual en torno a la realidad peruana  529 (2016): 27-37 Belaunde emprendió un original estudio de la realidad peruana desde un punto de vista católico que reconoció que una comprensión del proceso de mestizaje entre las herencias india, africana e hispana era esencial para desarrollar un plan nacional para el Perú moderno. En un país como el Perú donde tantos temas sobre su identidad requieren aún ser afrontados, representó un esfuerzo original para reconciliar el conflicto racial y para reevaluar su herencia histórica

Cada época requiere personas que aciertan a responder los problemas y desafíos del momento. Después de los duros años de la covid-19 en que Perú se ha visto sumido en intgerminables crisis es tiempo de abrirse a nuevos horizontes. El Papa Francisco en su visita al Perú nos dejó un potente mensaje: Unidos en la Esperanza. En el libro de Austen Ivereighn "Soñemos juntos" (Roma 2020) nos brinda un rayo de luz: " Los corazones han sido puestos a prueba. La crisis ha suscitado en algunos un coraje y una compasión nuevos".

El 2021 pasará a la historia como el año del Bicentenario problemático. Siempre se ha dicho que el Perú es más grande que sus problemas y al presentar este nuevo libro lo podemos afirmar con claridad. La Peruanidad es la única respuesta orgánica, adecuada y completa que la patria demanda. Por esta razón, agradezco el empeño del editor, Francisco Bobadilla, quien desde hace 14 años ha apostado por su entusiasta contagio de reflexionar en profundidad y de modo renovado sobre el Perú total, el que fue la pasión de vida del maestro Víctor Andrés Belaúnde. Su fruto ha sido el libro La Peruanidad en el Bicentenario Ensayos de comprensión (Yachay-legal, LIMA, 2021) de 417 páginas.

A los treinta años de mi estancia en el Perú, me siento muy complacido al ser convocado para este necesario proyecto de hacer vivo y operante, actual y renovado el formidable libro de "Peruanidad" con el motivador asunto de la santidad y la peruanidad, los santos forjadores del Perú. La realidad de la permanente religiosidad en la historia del Perú, como patria, nación y estado, se hace evidente en aquellos peruanos que la vivieron de modo pleno y ejemplar, como fueron los santos.

Su editor, Paco Bobadilla, nos motiva: "Cada generación, asimismo, ha de buscar las respuestas adecuadas para asumir los retos que la convivencia humana plantea de tiempo en tiempo. El Perú sigue siendo una promesa abierta a múltiples caminos cuyos cimientos están constituidos de una riquísima historia, en la que se encuentran todas las sangres de la multisecular cultura peruana. Descubrir esas raíces y configurar el presente y futuro del país sigue siendo un reto fascinante para cada generación. El Bicentenario es fiesta de la peruanidad, aquello que nos identifica como peruanos: singulares, iguales y diferentes, a la vez. Somos una comunidad de personas, historia milenaria, tradiciones, costumbres, promesas... Seguimos de pie y, cruzado el umbral del Bicentenario de la Independencia, ofrecemos estos ensayos de comprensión como una propuesta a las preguntas que una y otra vez nos interpelan: ¿quiénes somos?, ¿qué nos identifica?, ¿cómo nos insertamos en el concierto mundial globalizado? La mirada pasa rápido de la ominosa cadena y se proyecta, más bien, hacia el horizonte preñado de esperanza".

 


Fecha Publicación: 2023-06-24T16:51:00.001-07:00


LA IMAGEN DE SAN PEDRO EN EL ALTAR DE LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA DE MAGDALENA EN PUEBLO LIBRE

 

En vísperas de la fiesta de San Pedro, primer papa, les comparto algunos datos acerca de una de las imágenes que se veneran en mi Parroquia de Santa María Magdalena de Pueblo Libre celosamente atendida por los Agustinos Recoletos.

En uno de los libros del Archivo Parroquial se contiene el inventario de la Iglesia realizado en 1758: "Razón de lo que se le ha entregado al Licenciado Don. José Jacinto de Alcedo cura interino de la Doctrina de la Bendita Magdalena":

Primeramente. Una Iglesia con siete altares uno grande y seis pequeños todos dorados con sus aras.  ALTAR MAYOR. Primeramente un trono de Nuestro Amo con una Custodia de Plata dorada esmaltada y su velo de glase Nuevo Con sobrepuestos de Plata, y dos ramos de flores de mano. Seis nichos grandes con seis bultos, el uno  principal de Nuestra  Señora y los Cinco de la Bendita Magdalena, San Pedro Apóstol, San Francisco de Asís, San Gonzalo, y Santo [Francisco]  Solano- Ocho [nichos] pequeños con ocho bultos embutidos, el uno de San Joaquín, Santa Ana-San Miguel, San Cayetano, San José, Santo Domingo, San Agatón y San Benito. Dos ángeles".

Según el historiador del arte Rafael Ramos Sosa[1] el 9 de mayo de 1589, don Pedro Chumbichanan "cacique de Guasca, reducido en el pueblo de La Magdalena" como representante de su ayllo, contrató con Diego Sánchez -pintor de imaginería- una escultura de san Pedro de unas dos varas de altura sin incluir la peana y que sería en madera de cedro "todo él dorado y estofado y encarnado y encima la capa labrada de azul y encima del oro con la ropa de la manera que entre nosotros está concertado conforme a cierta figura que está en casa de mí, el dicho Diego Sánchez, que es un modelo del mismo san Pedro".  La entrega sería para la cercana fiesta del santo y los honorarios 300 pesos de plata corriente; la peana tallada y dorada tendría "una mano en alto".

La figura en clara composición frontal mantiene un fuerte contraposta de caderas mitigado por el manto que lo envuelve y cruza en diagonal sobre el abdomen. Al mismo tiempo adelanta su pierna derecha y retrasa la izquierda, postura un tanto forzada y tensa pero firme, visible en el gesto del rostro como en el ademán de adelantar el brazo derecho exponiendo las dos llaves símbolo de la suprema autoridad que ostenta. El otro brazo se adhiere al cuerpo recogido con la mano y sosteniendo con la mano el libro de los Evangelios. A excepción del brazo que se adelanta, la figura mantiene un claro sentido de bloque unitario característico de estatua clásica, concepto escultórico y tipología recuperados en el Renacimiento.

La túnica ajustada al tórax y el amplio escote dejan de ver la potente estructura anatómica del pecho, clavículas y arranque del cuello. Bajo la túnica asoman recios pies con sandalias, mostrando la opción iconográfica de interés histórico, preocupación del momento en los círculos artísticos más cultos y que se agudizaría con los años, la del modesto pescador convertido en Sumo Pontífice.

La cabeza, de facciones recias con prominente nariz de ancho tabique nasal y un entrecejo turgente y tenso, que define el gesto y postura general de firmeza como correspondía a una de las columnas de la Iglesia. Sus rasgos son propios de un idealismo renacentista, sin evocar modelos físicos próximos y concretos de la realidad circundante. La tradicional cabeza calva, a pesar de la disconformidad de teóricos y predicadores, se mitiga por un mechón de pelo justo en medio, donde acaba la frente y comienza la caja craneal, cerrando el eje y simetría del rostro. Su barba corta y densa, que al igual que el pelo está definido con la forma propia del Renacimiento, a base de mechones y bucles en masas independientes de rancio sabor pétreo.

Estilísticamente puede encuadrarse en las formas del manierismo" pp.490-491


Fecha Publicación: 2023-06-20T08:52:00.001-07:00

Revista Teológica Limense

Vol. LVII – N° 1 – 2023

(pp. 105 – 124)

 

 

benedicto xvi y el soplo de aparecida

Dr. José Antonio Benito Rodríguez

Resumen

El presente estudio analiza, desde una perspectiva histórica, la presencia y el aporte del Papa Benedicto XVI a la V Conferencia General del episcopado latinoamericano y del Caribe, realizada en Aparecida, en el año 2007. Lo que dijo e hizo Benedicto XVI se inserta en un contexto histórico, el de la Iglesia en América Latina en los últimos 30 años. Un contexto al que no es ajeno el actual Papa, quien tuvo un importante papel en Aparecida.

Abstract

This study analyzes, from a historical perspective, the presence and contribution of Pope Benedict XVI to the V General Conference of the Latin American and Caribbean Episcopate, held in Aparecida, in 2007. What Benedict XVI said and did is inserted in a historical context, that of the Church in Latin America in the last 30 years. A context to which the current Pope is no stranger, who played an important role in Aparecida.

 

 

 

 

A medida que pasa el tiempo, lo verdadero parece que se torna más real y transparente. Es lo que sucede con los autores clásicos, las obras universales, que como el buen vino van mejorando su sabor con el paso del tiempo. Y también, en la historia de la Iglesia, con los santos padres y doctores, así como los concilios, sínodos y las asambleas eclesiales. La persona del presente artículo como de toda la revista es Benedicto XVI, la asamblea, el acontecimiento, Aparecida. Quiero rescatar la singular aportación del teólogo y papa, auténtico doctor de la Iglesia de nuestro tiempo, al suceso decisivo de la Iglesia americana, Aparecida. Cabe destacar tanto su presencia física con el decisivo discurso de inauguración como el sucesivo magisterio en distintas ocasiones. El mayor fruto: el rico magisterio sembrado en la V Conferencia del CELAM para América -desde lo que Methol Ferré llama "iglesia fuente"[1]- ha fructificado en el gozo de evangelizar de la Iglesia en salida regentada por el primer papa latinoamericano de la Historia, Francisco, quien fue relator principal de Aparecida.

1.     "Fue un acierto que nos reuniéramos allí"

El viernes 11 de mayo de 2007, Benedicto XVI entraba en Aparecida. Una ciudad de más de 8000 habitantes, que alberga el santuario de la patrona del Brasil, Nuestra Señora de Aparecida, en el que se venera La Virgen negra, que fuera hallada por unos pescadores en las aguas de Porto Itaguaçu. Por primera vez, llegaba a estas tierras marianas el teólogo que se convirtió en papa. Un hombre de una tremenda profundidad espiritual, agudo intelecto especulativo y exquisita sensibilidad estética. Ese que se retraía ante las multitudes y era un experto en la delicadeza del trato personal. El que supo ser vanguardia en la renovación teológica conciliar, y custodio de la tradición durante el pontificado de Juan Pablo II y dio testimonio de la honda impresión causada en él:

De un modo muy particular me conmovió la estatuilla de la Virgen. Algunos pobres pescadores, que repetidamente habían arrojado en vano sus redes, sacaron la estatuilla de las aguas del río, y después, por fin, se produjo una pesca abundante. Es la Virgen de los pobres, que se hizo también pobre y pequeña. Así, precisamente mediante la fe y el amor de los pobres, se formó en torno a esta figura el gran santuario, que, haciendo siempre referencia a la pobreza de Dios, a la humildad de la Madre, constituye día tras día una casa y un refugio para las personas que rezan y esperan[2].

Como señalase Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas, la primera de las "Grandes líneas de «Aparecida»" es "recomenzar desde Cristo"[3]. Desde la introducción, el documento nos invita a centrarnos en lo fundamental, que es el encuentro personal con Cristo: "A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona[4], que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva" (AP nº 12).

Benedicto XVI daba así inicio a la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM). En diciembre del 2007, en su mensaje a la Curia Romana, Benedicto XVI afirmaba:

Aparecida decidió lo correcto, precisamente porque mediante el nuevo encuentro con Jesucristo y su Evangelio, y sólo así, se suscitan las fuerzas que nos capacitan para dar la respuesta adecuada a los desafíos de nuestro tiempo… Fue un acierto que nos reuniéramos allí y elaboráramos el documento sobre el tema: "Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida".

2.     La "mayoría de edad" católica de américa

La experiencia de las cuatro anteriores conferencias del CELAM (Río de Janeiro, Medellín, Puebla y Santo Domingo) explicitaba una distancia entre el sentir de la Iglesia europea y el de la latinoamericana en la que no siempre hubo comprensión y confianza. Sin embargo, contra toda expectativa, la presencia de Benedicto XVI no hizo más que legitimar y motivar el camino de la Iglesia en América Latina, a la cual señaló riesgos y oportunidades. En cierta medida me recuerda el reto que Juan Pablo II planteó a Europa desde Santiago de Compostela[5]:

Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las. otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No te enorgullezcas por tus conquistas hasta olvidar sus posibles consecuencias negativas. No te deprimas por la pérdida cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis sociales y culturales que te afectan ahora. Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo. Los demás continentes te miran y esperan también de ti la misma respuesta que Santiago dio a Cristo: «lo puedo».

Desde la creación del CELAM en 1955 y la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL) en 1958 por el papa Pio XII, las iglesias locales del continente americano se han acercado más a Roma generando un proceso de madurez y autocomprensión que ha incentivado la valoración de su propia identidad. Desde que Pablo VI llegó a Medellín con motivo de la II Asamblea General del CELAM en 1968 se fueron estrechando los vínculos de la Iglesia de América con el Papa, llegando a favorecer una auténtica identidad que incrementaba su madurez y personalidad propia.

Particularmente decisiva será la presencia del Papa Juan Pablo II desde aquel discurso inaugural de la III Conferencia de Puebla (1979) donde recabó la verdad sobre el hombre, sobre Cristo, sobre la Iglesia, hasta sus orientaciones luminosas sobre la Teología de la Liberación, bien a través de los decretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe; hay que rescatar –además– sus intervenciones ordinarias (presentación de embajadores y discursos a los obispos en visita ad limina, alocuciones a la Pontificia Comisión para América Latina, los mensajes al CELAM, palabras a grupos de peregrinos, saludos a personalidades... Fundamentales son sus visitas –cerca de 20– al continente.

La Pontificia Comisión para América Latina tiene como tarea principal "examinar de manera unitaria las cuestiones doctrinales y pastorales que conciernen a la vida y al desarrollo de la Iglesia en América Latina". En contacto permanente con el CELAM, los organismos episcopales nacionales, la CLAR y otras instituciones católicas internacionales y movimientos que operan en la región, hace de nexo de unos y otros. Otra función es aconsejar y ayudar a las iglesias particulares en América Latina y estudiar las cuestiones referentes a la vida y progreso de las mismas. Dos documentos Instrucción Libertatis Nuntius (Sobre algunos aspectos de la "teología de la liberación") 6-VIII-84 y la Libertatis Conscientia (Sobre la libertad cristiana y la liberación) 22- III-86, son decisivos a la hora de clarificar la verdad teológica y la práctica pastoral.

Con motivo del V Centenario de América, el propio Papa animó la celebración con una novena de años que conllevó toda una serie de iniciativas (congresos académicos, pastorales, cursos, talleres, asambleas) tendentes valorar el don recibido de la evangelización    y a responder al desafío de la vocación y misión; al respecto, se       creó la fundación "Populorum progressio" para colaborar con todos         los que "conscientes de la dolorosa situación de los Pueblos latinoamericanos, desean contribuir a su desarrollo integral, haciendo que la doctrina social de la Iglesia encuentre una aplicación justa y oportuna".

El Dr. P. Pedro Hidalgo Díaz, recreando y actualizando su tesis doctoral al calor del evento de Aparecida, nos obsequia una bella y sugestiva reflexión sobre "Juan Pablo II y Aparecida. Vigencia del pensamiento de Juan Pablo II para América"[6]. En la misma nos indica la huella evidente del Papa en "el evento, en el documento y en el estilo pastoral que esa Conferencia propone a América Latina y el Caribe" (p.180) proponiendo seis temas programáticos: La Iglesia al servicio del encuentro con Cristo, la comunión eclesial, la opción preferencia por los pobres y promoción humana, el evangelio de la familia y de la vida, los jóvenes como realidad y promesa, María como Señora y Madre de América. De igual manera, "lo que Aparecida dice de la santidad, de la cultura de la vida, del cuidado del medio ambiente, de la evangelización de la cultura, de los medios de comunicación social, de los nuevos areópagos, podría encontrar también su correlato en las enseñanzas de Juan Pablo II" (Ibídem).

Esta identidad cristiana de América la registra con precisión en el documento postsinodal Ecclesia in America.

El mayor don que América ha recibido del Señor es la fe, que ha ido forjando su identidad cristiana. Hace ya más de quinientos años que el nombre de Cristo comenzó a ser anunciado en el Continente. Fruto de la evangelización, que ha acompañado los movimientos migratorios desde Europa, es la fisonomía religiosa americana, impregnada de los valores morales que, si bien no siempre se han vivido coherentemente y en ocasiones se han puesto en discusión, pueden considerarse en cierto modo patrimonio de todos los habitantes de América, incluso de quienes no se identifican con ellos (n.14).

El periodista A. Metalli nos comparte su diálogo con el intelectual católico Methol Ferré quien, a la muerte de Juan Pablo II y la inminencia del cónclave, predijo la elección de Ratzinger -Benedicto XVI y vaticinó la de Bergoglio- Francisco como lógica evolución de lo que él denominaba iglesias reflejo y de iglesias fuente, o de "iglesias protagonistas" e "iglesias receptoras" de protagonismos externos a ellas. Se basaba en la reflexión del teólogo brasileño Henrique Claudio de Lima Vaz, deudor a su vez de otro jesuita, Henri de Lubac, quien fue el primero en establecer la diferencia entre unas y otras, utilizando el primer término, iglesia reflejo, para designar aquellas iglesias que están más determinadas por otras iglesias que por ellas mismas, y el segundo, iglesia fuente, para aquellas que encuentran dentro de sí mismas las fuentes de su propia renovación[7]. La Iglesia se estaba deseuropeizando y mundializándose pero desde el aporte del liderazgo latinoamericano. Methol Ferré, al igual que su discípulo -también uruguayo- Guzmán Carriquiry estaba convencido de que la Iglesia latinoamericana era efectivamente la más madura para asumir el liderazgo de la Iglesia universal porque era la más antigua de las iglesias no europeas y con la fuerza necesaria para asumir un liderazgo mundial, gracias precisamente a esta identidad cristiana[8].

No está de más recordar que muchos de los gestos del Papa Juan Pablo II, al igual que su magisterio contaron con la asesoría y el beneplácito de su fiel colaborador. Incluso el propio Cardenal Joseph Ratzinger fungió en ocasiones como legado o enviado especial del propio Papa.

3.   En la escuela de María

Aparecida destaca por ser la Conferencia General del CELAM más mariana. En primer lugar, tiene su sede en un santuario mariano, el tiempo abarca el arco de dos fiestas marianas -13 de mayo, virgen de Fátima y 31 de mayo, Visitación de María- y es la que contiene más acápites sobre el tema, tanto dogmáticos como pastorales.

J. R. Ochoa sintetiza su magisterio en mostrar a María como  "la perfecta y primera discípula de Cristo, a la vez que la gran misionera de los pueblos latinoamericanos y caribeños, la que los acompaña y comparte cercanamente su historia evangelizándolos y ayudándolos a vivir como discípulos y misioneros"[9].

La presencia de Benedicto XVI deja huella evidente tanto de su tierna devoción mariana como de su consistente mariología. El Papa no sólo rezó el rosario con los obispos y el pueblo fiel, sino que compartió oraciones marianas y regaló magistrales textos en el discurso al final del rezo del santo rosario, el 12 de mayo de 2007, en las vísperas de la inauguración de la Conferencia; en la homilía pronunciada en el santuario de Aparecida con ocasión del VI Domingo de Pascua, y el discurso inaugural de esta Conferencia, ambos realizados el 13 de mayo de 2007; el mensaje final a la Conferencia pronunciado el 29 de mayo de 2007 y, finalmente, el texto de Aprobación del Documento Conclusivo con fecha del 29 de julio de 2007.

Al concluir el rezo del Rosario, el Papa manifestó su gran gozo al comunicar que la razón primordial de su visita y el mensaje principal era invitar a todos -discípulos y misioneros- a "permanecer en la escuela de María:

María santísima, la Virgen pura y sin mancha, es para nosotros escuela de fe destinada a guiarnos y a fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con el Creador del cielo y de la tierra. El Papa ha venido a Aparecida con gran alegría para deciros en primer lugar: Permaneced en la escuela de María. Inspiraos en sus enseñanzas. Procurad acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, por mandato divino, os envía desde lo alto. Pidamos a la Madre de Dios, Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, que cuide la vida de todos los cristianos. Ella, que es la Estrella de la evangelización, guíe nuestros pasos en el camino al reino celestial:

Madre nuestra, protege la familia brasileña y latinoamericana. Ampara bajo tu manto protector a los hijos de esta patria querida
que nos acoge.

Tú que eres la Abogada ante tu Hijo Jesús, da al pueblo brasileño paz constante y prosperidad completa.

Concede a nuestros hermanos de toda la geografía latinoamericana un verdadero celo misionero irradiador de fe y de esperanza.

Haz que tu llamada desde Fátima para la conversión de los pecadores se haga realidad y transforme la vida de nuestra sociedad.

Y tú, que desde el santuario de Guadalupe intercedes por el pueblo del continente de la esperanza, bendice sus tierras y sus hogares. Amén[10].

En el trascendental discurso inaugural, al trazar los elementos fundamentales de la religiosidad popular y las claves de la evangelización iberoamericana ponderó:

la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales. Cuando la Virgen de Guadalupe se apareció al indio san Juan Diego le dijo estas significativas palabras: "¿No estoy yo aquí que soy tu madre?, ¿no estás bajo mi sombra y resguardo?, ¿no soy yo la fuente de tu alegría?, ¿no estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?" (Nican Mopohua, nn. 118-119)[11].

Al concluir su permanencia no pudo dejar de "invocar la protección de la Madre de Dios y Madre de la Iglesia sobre vuestras personas y sobre toda América Latina y el Caribe. Imploro de modo especial a Nuestra Señora -bajo la advocación de Guadalupe, Patrona de América, y de Aparecida, Patrona de Brasil- que os acompañe en vuestra hermosa y exigente labor pastoral. A ella confío el pueblo de Dios en esta etapa del tercer milenio cristiano. A ella le pido también que guíe los trabajos y reflexiones de esta Conferencia general, y que bendiga con abundantes dones a los queridos pueblos de este continente. (DI, Conclusión)[12].

En el momento central del evento, en la celebración eucarística, se refirió a María como, madre y maestra:

El lugar es el santuario nacional de Nuestra Señora Aparecida, corazón mariano de Brasil: María nos acoge en este cenáculo y, como Madre y Maestra, nos ayuda a elevar a Dios una plegaria unánime y confiada…

Ahora demos espacio a la palabra de Dios, que con alegría acogemos, con el corazón abierto y dócil, a ejemplo de María, Nuestra Señora de la Concepción, a fin de que, por la fuerza del Espíritu Santo, Cristo pueda "hacerse carne" nuevamente en el hoy de nuestra historia.

Que la Virgen María alcance para América Latina y el Caribe la gracia de revestirse de la fuerza de lo alto (cf. Lc 24, 49) para irradiar en el continente y en todo el mundo la santidad de Cristo[13].

Encontramos en este texto una reflexión muy querida para Benedicto XVI, siempre que comenta el tema de la Encarnación o el nacimiento virginal de María:

«[…] hay dos puntos en la historia de Jesús en los que la acción de Dios interviene directamente en el mundo material: el parto de la Virgen y la resurrección […]. Ambos son un escándalo para el espíritu moderno […] pero se trata de saber […] que Dios es Dios, y no se mueve solo en el mundo de las ideas» [14].

4.     Vigencia de Aparecida, 15 años después

En su docilidad espiritual y profundidad intelectual, el Papa Benedicto XVI valoraba y celebraba la vida de la Iglesia americana: "Del encuentro de esa fe con las etnias originarias ha nacido la rica cultura cristiana de este continente expresada en el arte, la música, la literatura y, sobre todo, en las tradiciones religiosas y en la idiosincrasia de sus gentes, unidas por una misma historia y un mismo credo, y formando una gran sintonía en la diversidad de culturas y de lenguas".

De igual manera, Benedicto XVI conocía bien las reflexiones teológicas y los procesos históricos latinoamericanos. No era un improvisado. Durante el encuentro, señaló características particulares y desafíos propios de la Iglesia de esta región. Desde el ámbito social, político y cultural, hasta la fisonomía espiritual de nuestros pueblos, dando un lugar especial y relevante a la religiosidad popular: "La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos".

Más adelante, el Papa volverá al documento en su encuentro con la Curia siete meses después:

El Documento de Aparecida concreta todo esto hablando de la buena nueva sobre la dignidad del hombre, sobre la vida, sobre la familia, sobre la ciencia y la tecnología, sobre el trabajo humano, sobre el destino universal de los bienes de la tierra y sobre la ecología, dimensiones en las que se articula nuestra justicia, se vive la fe y se da respuesta a los desafíos del tiempo […] Ese mismo Documento nos dice que el discípulo de Jesucristo también debe ser "misionero", mensajero del Evangelio. También aquí surge una objeción: ¿es lícito también hoy "evangelizar"? ¿No deberían, más bien, todas las religiones y concepciones del mundo convivir pacíficamente, tratando de hacer juntas lo mejor para la humanidad, cada una a su modo? [...] Ciertamente, no conviene hacerse falsas ilusiones: no son pequeños los problemas que plantea el laicismo de nuestro tiempo y la presión de las presunciones ideológicas a las que tiende la conciencia laicista con su pretensión exclusiva de la racionalidad definitiva. Nosotros lo sabemos, y conocemos el esfuerzo que exige la lucha que afrontamos en este tiempo. Pero también sabemos que el Señor mantiene su promesa: "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Con esta alegre certeza, acogiendo el impulso de las reflexiones de Aparecida a renovar también nosotros nuestra comunión con Cristo, salimos con confianza al encuentro del nuevo año. Salimos a su encuentro con la mirada materna de la Aparecida, de Aquella que se definió "la esclava del Señor". Su protección nos da seguridad y nos llena de esperanza[15].

A 15 años de la celebración de la Asamblea del CELAM en Aparecida y en los días de su partida para la eternidad me parece pertinente evaluar su repercusión en Aparecida como se ha formulado desde el CELAM, señalando diez grandes enseñanzas a partir de su mensaje inaugural:

1.     Culturas y diálogo: "Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta".

2.     Economía y equidad: "La economía liberal de algunos países latinoamericanos ha de tener presente la equidad, pues siguen aumentando los sectores sociales que se ven probados cada vez más por una enorme pobreza o incluso expoliados de los propios bienes naturales".

3.     No excluir a Dios: "Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de 'realidad' y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas".

4.     Misión de la Iglesia: "La Iglesia tiene la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de este continente que, en virtud del bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo".

5.     La tesis fundamental del cristianismo: "La primera afirmación fundamental es, pues, la siguiente: sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano. La verdad de esta tesis resulta evidente ante el fracaso de todos los sistemas que ponen a Dios entre paréntesis".

6.     Conocer a Dios en Cristo: "De aquí la importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad. Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad".

7.     Iglesia y política: "El respeto de una sana laicidad -incluso con la pluralidad de las posiciones políticas- es esencial en la tradición cristiana. Si la Iglesia comenzara a transformarse directamente en sujeto político, no haría más por los pobres y por la justicia, sino que haría menos, porque perdería su independencia y su autoridad moral, identificándose con una única vía política y con posiciones parciales opinables. La Iglesia es abogada de la justicia y de los pobres precisamente al no identificarse con los políticos ni con los intereses de partido".

8.     Sociedad justa: "Las estructuras justas son, como he dicho, una condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal".

9.     El compromiso del cristiano: "La vida cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en las virtudes sociales y políticas[16]".

10.  Centralidad de la opción preferencial por los pobres: "La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión:         el encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal, encuentro          con los hermanos, un acto de convocación, de unificación, de responsabilidad hacia el otro y hacia los demás. En este sentido, la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza".

5.     Repercusión de Aparecida en el Papa Francisco

El cardenal Bergoglio tuvo un rol fundamental en la confección del Documento Final de Aparecida. Tal es la importancia de este documento, que el ahora papa Francisco suele entregarlo a mandatarios latinoamericanos, con el objeto de que sean coprotagonistas de un nuevo orden social en Latinoamérica, basado en la dignidad del ser humano y la justicia[17].

El pasado 3 de noviembre del 2021, solemnidad de San Martín de Porres, en la Facultad Teologica dell'Italia Centrale (Florencia) el sacerdote peruano Miguel Carpio Vargas presentó la tesis de doctorado titulada "Hacia una antropología de la vida relacional en Aparecida". En el estudio se evidencia la circularidad receptiva entre Aparecida y el Papa Francisco desde dos momentos: la contribución de Bergoglio a Aparecida, y la contribución de Aparecida al pontificado de Francisco. La triple contribución bergogliana fue: diaconal, ontológica y antropológica.

Diaconal, porque Bergoglio como presidente de la Comisión de Redacción del documento conclusivo alcanzó los consensos básicos del entero y plural episcopado latinoamericano, a manera de un "director de orquesta" que supo armonizar en una unidad las diferentes perspectivas. Ontológica, en la asunción creativa del método ver -juzgar- actuar a partir de la mirada teologal del discípulo misionero sobre la realidad que nunca puede ser aséptica, sino desde el primado de la fe, presupuesto indispensable para una verdadera hermenéutica. Antropológica, debido a la acentuación de la alegría como característica humana necesaria para la evangelización que nace del encuentro con Cristo como característica indispensable del anuncio. De hecho, si Bergoglio contribuyó con Aparecida, se puede decir que Aparecida contribuyó con Bergoglio en un relanzamiento creativo de sus líneas principales, sin la pretensión de exportar el modelo misionero latinoamericano, sino que la Iglesia asuma su misión de manera inculturada. Por esto, se identificó sobre todo tres grandes aspectos de Aparecida que influencian el magisterio de Francisco: la piedad popular, la conversión misionera de la Iglesia y algunos aspectos antropológicos. El gran "acierto" de Aparecida es el dar una respuesta a la crisis actual provocada por el "cambio de época" de la "globalización", y "crisis antropológica"- donde el hombre es pura contingencia y hedonismo, se presenta un cristianismo integral de la vida humana.

Su programática exhortación postsinodal Evangelii gaudium contiene hasta 13 menciones del documento de Aparecida; su mensaje central de lanzamiento de la misión continental para sacudir a los propios fieles de  su indiferencia como discípulos y misioneros estará presente en todo su pontificado[18]. Como ideas fuerza cabe destacar su propuesta de "vivir en un nivel superior, pero no con menor intensidad" (EG 10) y que fundamenta en el texto de Aparecida "«La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad" (Ap 260). Una perla sobre el apostolado nos la brinda la expresión de Benedicto XVI en la homilía de inauguración: "La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción". Su típica expresión "Iglesia en salida" EG 15 es el eco de la propuesta de Aparecida «no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos» (Ap 548). Más cerca de nuestros días, Benedicto XVI, en América Latina, señaló que se trata de un «precioso tesoro de la Iglesia católica» y que en ella «aparece el alma de los pueblos latinoamericanos»[EG 122]. Cita también a su antecesor al indicar que la Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción» (EG 14)[19]. EG 14.

Cuando nos habla de su propuesta de "vivir en un nivel superior, pero no con menor intensidad" (EG 10), remite a que «La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás» [Ap 260].

De igual manera, cuando denuncia "la mayor amenaza" de la Iglesia (EG 83) acude a Ratzinger para aclarar que «es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad»[20]. Al referirse a la devoción o religiosidad cita también a Benedicto XVI quien la señala como «precioso tesoro de la Iglesia católica» en la que «aparece el alma de los pueblos latinoamericanos» [EG 122].

Me sorprende el evidente paralelismo mostrado en la entrevista concedida al vaticanista Andrea Tornielli en febrero de 2012 al preguntarle sobre el significado de "evangelizar en un contexto como el de Latinoamérica"; el entonces Cardenal Bergoglio adelantará lo que hoy es programático, gracias a Evangelii gaudium:

El contexto es el emanado de la quinta conferencia de los obispos de Latinoamérica que se celebró en Aparecida en 2007. Se nos ha convocado a una misión continental, todo el continente se encuentro en estado de misión. Se han hecho y se hacen programas, pero, sobre todo, está el aspecto paradigmático: toda la actividad ordinaria de la Iglesia se ha orientado hacia esa misión. Ello implica una tensión muy fuerte ente centro y periferia, entre la parroquia y el barrio. Hay que salir de uno mismo, ir hacia la periferia. Hay que evitar la enfermedad espiritual de la Iglesia autorreferencial, cuando lo es, la Iglesia enferma. ES cierto que al salir a la calle, como nos pasa a todos los hombres y a todas las mujeres, puede haber accidentes. Pero si la Iglesia permanece encerrad en sí misma, autorreferencial, envejece. Y entre una Iglesia accidentada que sale a la calle y una Iglesia enferma de autorreferencialidad, no tengo ninguna duda: prefiero la primera"[21].

6.     Conclusión: Que Aparecida no desparezca

El reciente documento del Celam Nuestras deudas con Aparecida (mayo 2022) quince años después recoge las "cosas nuevas" surgidas después de Aparecida en diferentes campos: antropología, sinodalidad, participación de la mujer en la Iglesia, realidades propias de América Latina y el Caribe, política y economía, ecología, ciencia, tecnología, comunicación e información global, diálogo ecuménico e interreligioso. Entre las principales contribuciones de Aparecida, nacidas del llamado del Espíritu, señala el rencuentro fecundo con el Evangelio de Jesucristo y por nuevas formas de expresión eclesial. Podemos considerar que el gran logro de Aparecida es haber recuperado el sentimiento de una Iglesia continental con características propias, portadora de un camino original y con capacidad de hacer contribuciones sustantivas a la Iglesia universal: misión y evangelización de la cultura; Iglesia que incluye el desarrollo humano integral, ambiental y socialmente sostenible; Iglesia con una pastoral que asume la opción preferencial por los pobres; Iglesia que piensa en nuevas formas de hacer política, para el bien común[22]. No en vano, el principal relator de Aparecida, Mons. Jorge Bergoglio, es ahora el Papa Francisco. Él mismo afirma que «Aparecida es un tesoro cuyo descubrimiento todavía está incompleto», puesto que abre la reflexión teológica a nuevas perspectivas y futuras profundizaciones. De hecho, él mismo también prefirió la celebración de una Asamblea Eclesial -I Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe- en la que estuviese todo el Pueblo de Dios presente, que una nueva Conferencia del CELAM.

Y así fue. Durante 4 días, del 21 al 28 de noviembre, se reunieron en la sede de la Conferencia Episcopal Mexicana delegados de las diócesis de América Latina y del Caribe, algunos online, otros en persona. Entre los asistentes, 5 cardenales enviados desde el Vaticano por el Papa Francisco: Marc Ouellet (Pontificia Comisión para América Latina y Congregación para los obispos), Mario Grech (organizador del Sínodo de la Sinodalidad), Charles Maung Bo (cardenal de Birmania y presidente de la Conferencia Episcopal de Asia), Jean Claude Hollerich (presidente de los obispos europeos), y Oswald Gracias, cardenal arzobispo de Bombay. Con ellos, otros funcionarios vaticanos como el secretario del Dicasterio de la Comunicación, Lucio Ruiz y varios laicos y teólogos, además de muchos obispos latinoamericanos.

Tal como redactaron en su manifiesto final, les unió "el deseo de reavivar el espíritu de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, realizada en Aparecida en 2007, en sintonía con las anteriores Conferencias Generales y teniendo en el horizonte el Jubileo Guadalupano en 2031 y el Jubileo de la Redención en el 2033". Aparecida en 2007 pedía una "conversión decididamente misionera, para someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de la vida" (Documento de Aparecida, 366). Para los reunidos en esta asamblea, esa conversión significó hacer sinodalidad. "Con gran gratitud y alegría reafirmamos en esta Asamblea Eclesial que el camino para vivir la conversión pastoral discernida en Aparecida, es el de la sinodalidad. La Iglesia es sinodal en sí misma, la sinodalidad pertenece a su esencia; por tanto, no es una moda pasajera o un lema vacío. Con la sinodalidad estamos aprendiendo a caminar juntos como Iglesia Pueblo de Dios involucrando a todos sin exclusión, en la tarea de comunicar a todos la alegría del Evangelio, como discípulos misioneros en salida". El documento, con fecha de 27 de noviembre, pide a Dios y a la Virgen "que con valentía y creatividad lleguemos a ser una Iglesia en salida, sinodal y misionera que el Señor espera de nosotros, porque todos somos discípulos misioneros en salida"[23].

Dr. José Antonio Benito Rodríguez

Doctor en Historia
Profesor principal de la Facultad de Teología
Pontificia y Civil de Lima



[1]    Según el teólogo brasileño Henrique de Lima Vaz, las "iglesias reflejo" están más determinadas por la teología y la vida de otras iglesias que por ellas mismas, mientras que las "iglesias fuentes" encuentran en sí mismas las vertientes de su propia renovación. Él considera a las iglesias de los países centrales, sobre todo noratlánticos, sobre todo europeos, como iglesias fuente. Fuente quiere decir donde se genera vida espiritual, teológica, pastoral; que se irradia en las iglesias del Sur, dentro de ellas, la Iglesia latinoamericana; éstas son Iglesias periféricas respecto de esos centros, como reflejos que reflejan; es decir, que muestran lo que se ha generado en otros lados.

[2]    https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2007/december/ documents/
hf_ben-xvi_spe_20071221_curia-romana.html

[3]    17 noviembre 2007 ZENIT.org

[4]    La feliz y reiterada expresión la emplea Benedicto XVI en Deus caritas est n.1 y tiene todo el marchamo del carisma de don Luigi Giussani fundador de Comunión y Liberación:https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/
hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est.html

[6]    EL CONTINENTE DE MI ESPERANZA. Juan Pablo II y la Nueva Evangelización de América. Lima; San Pablo 2011, 219 pp.

[7]    BESADA, Maria Victoria El pueblo De Dios en América Latina. Estudio sobre la visión histórica de Alberto Methol Ferré https://www.academia.edu/83701063/
El_pueblo_De_Dios_en_Am%C3%A9rica_Latina_Estudio_sobre_la_vision_hist%C3%B3rica_de_Alberto_Methol_Ferr%C3%A9

[8]    "A 12 años de la muerte de Methol Ferré, el filósofo uruguayo que vaticinó la elección del papa Francisco". https://www.infobae.com/sociedad/2021/11/15/a-12-anos-de-la-muerte-de-methol-ferre-el-filosofo-uruguayo-que-vaticino-la-eleccion-del-papa-francisco/

[9]    OCHOA GONZÁLEZ, José Refugio: La mariología del Documento Conclusivo de Aparecida Disertación de Licenciatura, Facultad de Teología, Universidad de Comillas, Madrid, 2018 p.9. https://repositorio.comillas.edu/jspui/bitstream/11531
/34428/1/DEA000203.pdf

[11]    https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2007/may/documents/
hf_ben-xvi_spe_20070513_conference-aparecida.html

[12]   https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2007/may/documents/
hf_ben-xvi_spe_20070513_conference-aparecida.html

[13]   https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-
xvi_hom_20070513_conference-brazil.html

[14]   Joseph Ratzinger, La Infancia de Jesús, 4ª ed. Barcelona: Planeta, 2012, pp. 62-63.

[15]   https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2007/december/
documents/hf_ben-xvi_spe_20071221_curia-romana.html

[16]   Selección del Dr. Fernando Vásquez Rodríguez. https://adn.celam.org/10-grandes-ensenanzas-de-benedicto-xvi-en-aparecida/

[17]   https://es.zenit.org/2013/06/25/gracias-a-bergoglio-el-documento-de-aparecida-mas-que-un-texto-es-una-realidad/#:~:text=El%20cardenal%20Bergoglio%20tuvo%
20un,santuario%20de%20Aparecida%20en%20Brasil

[18]   https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/
papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html

[20]   Ratzinger, Situación actual de la fe y la teología. Conferencia pronunciada en el Encuentro de Presidentes de Comisiones Episcopales de América Latina para la doctrina de la fe, celebrado en Guadalajara, México, 1996, publicada en L'Osservatore Romano, 1 noviembre 1996. Cf. V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe, Aparecida 12.

[21]   Jorge Bergoglio. Francisco. La vida, las ideas, las palabras del Papa que cambiará la   Iglesia. Barcelona; Plaza & Janes, 2013 pp. 180-181.


Fecha Publicación: 2023-06-15T12:41:00.001-07:00

FERNÁNDEZ VALLINA, E.-HEREDIA SORIANO, A. (coords.), Los santos en la Universidad de Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca 2022, 270 pp.

Aunque toda la ciudad de Salamanca se funde y confunde con su Universidad y ésta la abraza y vivifica, siempre se adivinan los latidos que perfilan su corazón institucional. Y nadie ha amado tanto ni ensanchado su razón como los santos que han aprendido y enseñado en su alma máter. Convenido el año 1218 como el de su fundación por el rey Alfonso IX de León y considerada como la más antigua de las universidades hispanas existentes, sus más de ocho siglos de historia a sus espaldas, le dan autoridad para hacer vigente su lema: "Salamanca enseña". Sus aulas han visto casi de todo y por ellas han pasado personalidades de todo tipo y de todos los ámbitos, léase Unamuno, Nebrija o Fray Luis; Hernán Cortés, Vasco de Quiroga o Palafox; Vitoria, Mogrovejo o Martínez Compañón.

En el presente volumen, la Universidad de Salamanca recoge la biografía de quince personas que tienen el título de Santidad o están cerca de serlo como homenaje y reconocimiento por su contribución a la historia del Estudio mayor charro. Sus coordinadores -con motivo de su presentación en los medios- reconocen la importancia de una obra pionera que pretende ser un "reconocimiento que la Universidad les hace porque ellos le dieron relevancia a la USAL". Se trata de la biografía de quince personajes que "tuvieron una inteligencia extraordinaria y fueron predicadores insignes, escritores y pioneros en muchos aspectos. Los santos también son héroes, héroes cristianos, pero héroes al fin y al cabo, Este libro refleja la intrahistoria de la Universidad. Entramos en los vericuetos de la USAL y de su historia por un lado desconocido".

Y no puedo por menos de alegrarme al contemplar que dedican un capítulo -más que merecido- a santo Toribio Mogrovejo, redactado por el Dr. Enrique Cabero Morán, profesor titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, quien ha visitado el Perú para escribirlo y aporta valiosos testimonios del año 2012, en el que las universidades salmantina y San Marcos se hermanaron por la investidura como doctor honoris causa de uno de sus maestros.

Presenta la obra su vicerrector de relaciones internacionales Efrem Yildiz quien califica a los santos como "ejemplos de contemplación y entrega al estudio" (6-7), enfatizando que son un ejemplo a seguir porque "aun siendo hombres y mujeres sencillos, desprendían una fuerza interior extraordinaria y arrolladora que los convirtió en personales especiales, escogidas, separadas y apartadas para cumplir una misión indefinida…para alcanzar la santidad por su ejemplo de vida entrega al estudio y la contemplación"

El "Preámbulo" corre a cargo de Emiliano Fernández Vallina, quien pondera que se trata de "un homenaje de la Universidad y a la Universidad" por haber sido capaz engendrar en sus aulas "los afanes y la forja de unos hombres excepcionales por su valía, unos espíritus extraordinarios que, formados en las aulas salmantinas y respirando los aires académicos, supieron dar al mundo lo mejor de sí mismos y muestras de una humanidad inmejorable, unida de modo muy diverso en cada vida concreta a los más altos dones sobrenaturales" ( (8-13). Nos brinda un resumen de la obra señalando "los aspectos irrenunciables que han de exponerse en las andanzas detales santos", por ejemplo de santo Toribio "su talento para la gestión, sus continuos e increíbles, por lo cuantiosos, viajes pastorales, su actuación como jurista, sus dotes de organización, su adelantada promoción de las lenguas indígenas, sus promociones culturales, su creativa evangelización" (p.11). Enfatiza también cómo más de uno tuvo intención de llevar al nuevo continente la fuerza de la evangelización, ir a ultramar a esparcir la misión a ellos confiada, aunque solo a dos de ellos les fue posible consumar su ministerio en la ansiada América. Por último, señala los rasgos comunes a los santos como "una cercanía, un talante próximo a la gente del pueblo, su amor y su acción concretísima a favor de los pobres, de lso desvalidos, de los enfermos, de los necesitados. Con la mayor sinceridad nos indica que "sin asomo alguno de confesionalidad ni proselitismo, se sentirían completamente satisfechos si las páginas que siguen pudieran ofrecer caminos, ideas, deseos de ser como esos santos, amadores de Dios, caritativos con lo semejantes… Y es que, durante mucho tiempo ser reconocido como santo fue el reconocimiento más importante que podía conseguir una persona, por lo que estos quince personajes son "un grupo de personas que más allá de su fe han desarrollado acciones como pocas y han conseguido un reconocimiento internacional.

Enrique Cabero Morán nos habla "Sobre el cielo de Salamanca" (14-15) rescatando el rol de la Real Capilla de San Jerónimo como la propulsora de esta obra desde el 2018 "bajo el cielo de Salamanca" de Fernando Gallego -siglo XVI- y la pintura del "Juramento de la Purísima Concepción" (1763) de Francesco Caccianiga.

Se trata de 14 hombres y una mujer, Santa Teresa de Jesús, que, aunque no fue ni profesora  ni alumna, forma parte de la Universidad de Salamanca como miembro de su claustro. Comparto los nombres de los santos elegidos con una breve síntesis, así como el nombre y apellidos de sus autores.

1. San Juan de Sahagún (1430-1479), por Emiliano Fernández Vallina (USAL);

Juan de Sahagún llegó a Salamanca con 25 años y comenzó sus estudios en la Universidad de Salamanca hacia 1457 y 1458. Desde entonces, su nombre siempre estuvo ligado a la ciudad charra, de la que es patrón. Fue beatificado por el papa Clemente VIII en 1601 y canonizado por el papa Alejandro VIII en 1691. Famosos son sus logros en la capital salmantina, donde consiguió apaciguar el enfrentamiento entre Los Bandos y, con sus oraciones, librar a la ciudad de la peste del tifus negro. Recordados son también sus dos milagros: elevar el nivel del agua de un pozo para salvar a un niño que se había caído en él y detener a un toro bravo que se había escapado por las calles de la ciudad. Dos calles recuerdan estos acontecimientos: Pozo Amarillo y Tentenecio.

2. Santo Tomás de Villanueva (1486-1555), por Francisco Javier Campos (OSA. R. C. Universitario de El Escorial);

Tomás García Martínez ingresó en la Orden de San Agustín de Salamanca en 1516 y fue profesor de la USAL, consejero y confesor de Carlos I. Tuvo éxtasis místicos en misa cuando rezaba los salmos. Fue canonizado en 1658 por el papa Alejandro VII.

3. San Pedro de Alcántara (1499-1562), por Salvador Andrés Ordax (UVA); 

Estudió leyes en la Universidad de Salamanca, aunque tomó el hábito en 1515. Fundó el convento más pequeño del mundo y fue muy querido por todos los fieles de los lugares que visitó. Fue beatificado por el Papa Gregorio XV en 1622 y canonizado por Clemente IX en 1669.

4. San Juan de Ávila (1500-1569). Doctor de la Iglesia, por Mª Jesús Fernández Cordero (UPCO);

Fue un sacerdote y escritor muy influyente en su tiempo. Llegó a Salamanca en 1514 para estudiar leyes, aunque lo dejó a los cuatro años debido a su devoción. Fue beatificado en 1894 por el papa León XIII, mientras que en 1946 Pío XII lo declaró Patrono del clero secular español y Pablo VI lo canonizó en 1970. Además, fue declarado Doctor de la Iglesia en 2012 por el papa Benedicto XVI.

5. San Alonso de Orozco(1500-1591), por Teófilo Viñas Román (OSA. Monasterio de El Escorial); 

Es otro de los grandes escritores místicos del Siglo de Oro y también fue estudiante de la Universidad de Salamanca. Contó que comenzó escribir tras un sueño en el que la Virgen le ordenaba que escribiera. Fue nombrado beato por el papa León XIII en 1882 y canonizado por Juan Pablo II en 2002.

6. Santa Teresa de Jesús (1515-1582). Doctora. de la Iglesia y honoris causa por la Universidad de Salamanca, por Mª Jesús Mancho (USAL); 

Santa Teresa es, sin duda, una de las grandes místicas de su tiempo y una mujer pionera en su vida. Aunque no pisó las aulas de la Universidad de Salamanca, forma parte de su claustro y es la primera mujer nombrada Doctora Honoris Causa en la institución académica salmantina hace ahora cien años.

7. San Juan de Ribera(1532-1611), por Antonio Carreras Panchón (USAL

Estudiante de la Universidad de Salamanca, fue uno de los personajes más influyentes de su tiempo, en el que se produjo la Contrarreforma de la Iglesia católica. Fue beatificado en 1796 y canonizado por el papa Juan XXIII en 1960.

8. Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606), por Enrique Cabero Morán (USAL); 

Estudió en la Universidad de Salamanca, de la que también llegó a ser profesor de Leyes. Además de sacerdote, arzobispo y misionero, fue designado como inquisidor general de Granada. Fue beatificado en 1679 por el papa Inocencio XI y canonizado en 1726 por el papa Benedicto XIII.

9. San Juan de la Cruz (1542-1591). Doctor de la Iglesia, por Elena Llamas Pombo (USAL).

Es, junto con Santa Teresa, cumbre de la mística cristiana y cuyos poemas se han convertido en obras cumbre de la literatura española. Fue estudiante de la Universidad de Salamanca, beatificado en 1675 por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII en 1726. Además, en 1926 Pío XI lo proclamó Doctor de la Iglesia Universal.

10. San Simón de Rojas 1552-1624), por Pedro Aliaga Asensio, (OSST. Roma.)

Destacó por su intelecto como estudiante de la Universidad de Salamanca, donde también llegó a ser profesor al hacerse cargo de las clases de Marcos de Sepúlveda durante su ausencia. Fue un gran devoto de la Virgen y fundó la Congregación de los Esclavos del Dulcísimo Nombre de María para el servicio de pobres y enfermos de Madrid. Fue beatificado por Clemente XIII en 1766 y canonizado por el papa Juan Pablo II en 1988.

11. San Miguel de los Santos(1591-1625), por Isidoro Murciego (OSST. Roma); 

Este trinitario es reconocido por sus experiencias místicas. Estudió teología en la Universidad de Salamanca en torno a 1614, donde vivió una de sus experiencias místicas más reconocidos. Según cuentan, asistía a una clase del maestro Antolínez cuando dio un grito y entró en éxtasis. En ese momento quedó elvado del suelo sobre la cabeza del resto de alumnos durante más de un cuarto de hora. Su profesor dijo: "Cuando un alma está llena del amor de Dios, difícilmente lo puede ocultar". Fue canonizado por el papa Pío IX en 1862.

12. Juan de Palafox y Mendoza(1600-1659), por Antonio Heredia Soriano. (USAL);

Otro estudiante de la Universidad de Salamanca que se convirtió en un hombre influyente en su tiempo. Fue obispo en Tlaxcala, en la Nueva España, donde destacó por sus esfuerzos en proteger a la población indígena.

13. Marie-Joseph Lagrange (1855-1938), por Ricardo de Luis Carballada (OP. Salamanca); 

Fue un teólogo francés que llegó a Salamanca tras la expulsión de los dominicos del país galo. Aquí fue estudiante de la Universidad de Salamanca y, posteriormente, fue destinado a Jerusalén para participar en la fundación de la Escuela Bíblica.

14. Juan González Arintero (1860-1928), por Manuel Ángel Martínez Juan (OP. Salamanca);

 

Sacerdote y teólogo, fue estudiante de la Universidad de Salamanca entre 1881 y 1886. Su trabajo contribuyó a la restauración de los estudios místicos en España a comienzos del siglo XX y destacó por conciliar la fe y los postulados científicos.

15. Beato José Polo Benito (1879-1936), por Mercedes Samaniego Boneu (USAL).

Clérigo y escritor salmantino, fue el promotor del viaje de Alfonso XIII a Las Hurdes en 1922. Fue catedrático de la Universidad de Salamanca y realizó una intensa actividad intelectual y periodística. Fue condecorado con la Cruz de Oro del Santo Sepulcro de Jerusalén y beatificado por el papa Benedicto XVI en 2007. La calle Deán Polo Benito recuerda su figura en el callejero de la capital charra.

Ni son todos los que están ni están todos los que son. Baste recordar al Beato Álvaro de Córdoba o al , dominico o Tata Vasco de Quiroga de Madrigal…Pero quiero felicitar a mi alma mater por esta empeñosa iniciativa de homenajear a modo de orla sobresaliente a destacados miembros de su comunidad universitarios, profesores y alumnos, que han alcanzado la cima de los valores humanos y cristianos, con una merecida matrícula de honor en el rubro de la santidad. Sus biógrafos han buscado lo mejor de las fuentes de archivo y bibliografía, compartiéndonos acabadas semblanzas biográficas, que sin ser artículos científicos ni hagiográficos nos trazan lo mejor de sus vidas, las claves de su vocación y misión, su aporte académico, vital, espiritual. Su esmerada edición, tipografía, ilustración, facilitan la lectura ya de por sí sabrosa por su sustancioso contenido y atractivo estilo. Gracias


Fecha Publicación: 2023-06-15T05:07:00.000-07:00

MÁLAGA NÚÑEZ ZEBALLOS, Alejandro

Jesuitas en el Sur Andino. Santidad - Espiritualidad - Educación – Economía Surandino Editores E.I.R.L., Arequipa, 2023, 329 pp
ISBN 978-612-47967-5-3

 

Los 450 años de la Compañía de Jesús en Arequipa ha motivado el presente homenaje a "esos religiosos que con su tenacidad y conocimiento se distinguieron y aportaron en diversos campos a la sociedad colonial peruana y altoperuana" como indica el editor en la contraportada.

La presentación corre a cargo de Johannes Meir quien destaca en los Jesuitas como norma espiritual, apostólica y pastoral su "peregrinación, misión y provecho de las almas" en fidelidad con el Papa y que fue el Perú, en 1568, quien recibió a los Jesuitas en América Pp. 9-10).

El primer artículo se debe a Alexandre Coello de la Rosa quien se refiere a "El frustrado camino hacia la santidad: el padre jesuita Diego Martínez (1542-1626), revisión actualizada de su obra "El pregonero de Dios. Diego Martínez, SJ, misionero jesuita del Perú colonial (1543-1626)" (Valladolid, 2010), 11-39

Guillermo Calvo Ayaviri "Ecos de la memoria documental jesuítica en Sucre, Potosí y Tarija", específicamente en el Archivo Nacional de Bolivia, el Archivo-Biblioteca Arquidiocesanos Monseñor Miguel de los Santos Taborga y el Archivo Histórico. Casa Nacional de Moneda, 40-84

Jimmy Martínez Céspedes: "Un ´siervo de Dios´ en la ciudad de Arequipa: El proceso de beatificación del jesuita Gonzalo Báez (1676-1682)", nos da a conocer el valiosísimo documento "Expediente sobre autos practicados por la información de la vida, milagros y muerte del honorable Gonzalo Baes, Coadjutor temporal de la Compañía de Jesús, que murió en dicho colegio" (BNP. Manuscritos, B 275, Arequipa 84 ff). Figuran cuatro anexos: Cronología del proceso de beatificación. Relación de testigos (16) en el proceso ordinario. Interrogatorio del proceso [25 preguntas]. Testimonio del padre Juan Alonso de Cereceda.  85-126

José Antonio Benito: "Los ejercicios espirituales de San Ignacio y la evangelización del Perú" El presente estudio busca recoger la mayor información acerca de la práctica de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio en la historia del Perú, a partir de las Casas donde se practicaban, los medios usados para motivar su práctica y su vivencia en el día a día, los libros elaborados y meditados, los principales predicadores y ejercitantes. 127-156

Gustavo Valcárcel Salas: "El Colegio San José de la Compañía de Jesús de Moquegua". Se centra en la presentación del donante, José Hurtado de Ichagoyen y la trayectoria seguida por el colegio, tanto en su fase específicamente jesuítica como en la gestión franciscana -tras la expulsión de los jesuitas en 1767- y a partir de la Independencia cuando cambia de nombre-Colegio San Simón- sobre las bases bolivarianas hasta constituirse en el Emblemático I.E. Simón Bolívar.   157-188

Mauricio Peñaranda Funes: "Potosí durante su extrañamiento en 1767". Nos da cuenta de las posesiones agropecuarias jesuíticas en el momento de la expulsión -1767- como base de un sistema económico mercantil ejemplar. Tras su extrañamiento, la Junta Municipal de Temporalidades dará curso al embargo de los bienes mediante el inventario y subasta de las posesiones expropiadas que ponen en vitrina el poderío y talante de la Orden. 189-216

Alejandro Málaga, coordinador de la edición, quien también nos comparte un preciso trabajo  "La economía de los jesuitas de Arequipa, antes de su expulsión". Análisis sus rentas, haciendas, fincas, chacras, tiendas, producción vitícola, pisco, olivas, así como el análisis de sus censos y los nuevos propietarios tras su expulsión.  217-267

Hélard André Fuentes Pastor: "Ricardo Cappa Manescau: polémica, aversión y resistencia a los jesuitas en el Perú, 1885-1887". Se analiza la vida del célebre y polémico hispanista, el discurso anti jesuítico de los años 1885-1887, al hilo de la polarización doctrinal en los círculos sociales y culturales del país, especialmente de Ricardo Palma, 268-302

Por último se presentan tres documentos emblemáticos acerca del arraigo de la Compañía de Jesús en la historiografía regional de Arequipa: 303-326

Los jesuitas en la Annua de la Provincia del Pirú del año 1578, de José de Acosta. Los jesuitas en el Suelo de requipa convertido en cielo de Ventura Travada y Córdova, 1750. Inventario de la hacienda san Xavier y una viña llamada pago de Tacar, ambas en el valle de Vítor, 1767. Por Karol Yarasca, Juan Martínez y Alejandro Zenteno.

Mi gratitud al editor de tan excelente iniciativa por convocarme para formar parte de este equipo de once historiadores de ocho instituciones académicas para brindar este merecido homenaje a la Compañía de Jesús por su decisiva presencia en la vida económica, social y cultural del Surandino, especialmente en Arequipa. 

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