jueves, 2 de diciembre de 2021

Refugio

He tenido que volver porque me ahogo, ya no aguanto, me harté. No es cosa pequeña pero en cierta perspectiva qué cosa no es pequeña. Estas son palabras de consuelo.

Porque llamaría a alguien pero a quién llamar. El grito primordial en medio del bosque, durante el primer terror, de qué sirve aquí. Nadie me va a salvar.

Ni mirar afuera, ni hablar con nadie. Nadie me va a salvar.

Es aquí todo o nada. Me digo no es así, me dicen (incluso) no es así. Pero yo lo sé, es todo o nada.

La persona de la que dependo parece hartarse. Quién la culpa. Me deja fuera de posición, pero qué reclamar. Los días deparan nuevas decepciones, nuevas ansiedades.

Y se trata de insistir e insistir e insistir. Tengo un hueco en el corazón. Dependo de una serie de sombras, conciliábulo de enes revisando expedientes. De eso depende el resto de mi vida.

La alternativa es permanecer, ir rodando de cabo a rabo, envejecer cerrando los ojos. ¿Es tan malo eso? ¿No soy yo el problema?

Olvidar, olvidar. Descansar. Cerrar de plano todos los folios. Renunciar. Convencerme de que hay honor en el fango.

Mütter! Mütter! Gedenke mein!


No hay comentarios: