miércoles, 23 de marzo de 2022

K

 

Bueno K, no te preocupes, no contaré nada de lo que me contó tu mamá que de niño te gustaba que te pusieran enemas, así que hay va.

Con esta letra puedo referirme a varias personas, incluso a mi esposa, cuyo nombre empieza con la misma (puede pensar que por fin voy a escribir algo sobre ella), pero no es así.  Varias veces he escrito sobre mis amigos de infancia, ya cite a Wantoo, ahora es turno de otro integrante de esta fraternidad. Solo voy a referirme a él como K.

Como a todos los demás, lo conocí en primer año de primaria (lo que ahora es segundo grado) en un colegio del barrio donde crecimos, teníamos 7 años y recuerdo perfectamente el día que lo conocí. Ingresó al colegio cuando las clases ya habían comenzado, llegó con su madre y la profesora lo presentó a la clase y lo ubicó en la carpeta al lado mío. Incluso recuerdo nuestra primera conversación, totalmente intrascendente,  de niños de esa edad. Con esto no quiero decir que haya quedado anonadado o su presencia fuese impactante, solo que mi memoria es muy buena, pero si me lleve una grata impresión.

Del grupo de amigos que formamos éramos Wantoo, K, R (de quien trataré después) y yo. Pero dentro de este grupo se formaron por afinidad otros subgrupos, Wantoo y R, y K y yo.

Como mencioné anteriormente, cada uno aportó alguna característica a los demás. Sobre Wantoo ya había mencionado que gracias a él me intereso por la literatura y el cine, el aporte de K es más complejo. Desde siempre mostró gran interés por la historia y la cultura general. Sus padres (al igual que los míos) le compraban enciclopedias (recuerden que no existía la internet) y con ellos hacíamos competencias sobre quien encontraba alguna información sobre cualquier tema que se nos ocurriera.

Otra característica me hizo más afín a él fueron sus gustos musicales, similares a los míos (por lo menos en esa época), muestra afinidad por las bicicletas y las caminatas. Fue él quien me llevó al grupo scout y creo que me acompañó en todos mis campamento, y por lo tanto, protagonista de muchos de los relatos de éste blog. Fue quien me llevó a casa en mi primera borrachera y mi confidente (y aún lo es aunque él no lo sepa).

Fue (es) el bajista del grupo.

Recuerdo un hecho hace como veinte años. Por entonces, mi enamorada (quien ahora es mi esposa) quedó embarazada (obviamente yo tenía que ver en el asunto). Me fue más fácil enfrentarme a mis padres y la madre de ella que a K, no sabía cómo decírselo. Pasaron varios días hasta que él se enteró por otros amigos. Me buscó y me dijo todo lo que un buen pata puede decir en esa situación. Creo que recién después de hablar con él sentí como que ya podía enfrentarme a las nuevas circunstancias.

Él es simplemente, un pata de toda la vida.

Oye K, ya que estás leyendo esta vaina, por qué no te vienes a mi casa y nos tomamos unas chelas, trae tu bajo y hacemos algo de bulla.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario