viernes, 3 de febrero de 2017

Wow. Hace meses que no escribo;

No creo que sea mala idea retomar el hábito de bloggear, así que aquí voy.

Mi 2016 fue un año neutral. Y por neutral no me refiero a que no haya pasado mucho, sino mas bien pasaron tantas cosas buenas como malas; asi que lo que se escribió la mano izquierda se borró con la derecha. Neutral.
He aprendido tanto de mí. Me conozco muchísimo más, y creo que es la primera vez que he dicho algo así sobre mi misma.
He descubierto quien soy. Lo admirable, lo despreciable, lo lo que quiero cambiar, lo que forma parte de mí.
Quiero ser libre. En verdad libre. Se qué es lo que me ata y no me deja ser yo misma; pero no todo se puede soltar de una. Poco a poco (des-pa-cito jajaja).

En otro tono, ahora pienso demasiado en mi futuro. Cuando hay tráfico, pongo waze; sabiendo que me llevará por las rutas menos transitadas, principalmente por zonas residenciales. Y me pongo a pensar cuando quiera comprar un departamento, o tal vez una casa, cómo podría pagarla, si tendría hijos qué sería lo que convendría más... con estacionamiento para visitas, por favor. Formar una familia. Mi esposa. Si fuese departamento, que sea frente a un parque. ¿En qué zona? ¿Me mudaría después?
Tantas variables, tantas decisiones, solo una vida.
Quiero un hogar. Quiero amar, quiero estar perdidamente enamorada. Quiero una vida.

No sé si esto sea muy cliché. No sé si sea exactamente lo que la sociedad me ha impuesto que haga, no lo sé. Quizá. Pero hace 2 años ninguno de estos pensamientos rondaban mi cabeza. ¿Habré madurado? El solo pensar en hijos me hacía sentir repulsión. Será que mi vida ahora tiene más sentido, supongo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario